Año II, Buenos Aires, 1961, N° 3-4
COINCIDENCIAS SINTOMÁTICAS ENTRE CASTRISMO Y TITOISMO
EL CAPÍTULO CONTEMPORÁNEO DE LA LUCHA POR LA LIBERTAD
POLÍTICA AGRARIA EN LA YUGOESLAVIA COMUNISTA
LAS RELACIONES HÚNGARO-CROATAS DESPUÉS DE 1918
PINTORES Y ESCULTORES CROATAS EXILIADOS..
PROBLEMAS NACIONALES DE LA EUROPA CENTRO-ORIENTAL
SOBRE LA NACIONALIDAD DE LOS MUSULMANES EN BOSNIA Y HERZEGOVINA
TRADICIONES BIBLICISTAS CROATAS
TRES MEDITACIONES SOBRE EL COMUNISMO..
LA NAVEGACION MARÍTIMA Y EL COMERCIO MARÍTIMO CROATA
DETENIDOS Y PRISIONEROS POLITICOS EN YUGOESLAVIA
EXPLOTACION DE CROACIA EN FAVOR DE SERVIA
FRACASO DE LAS NEGOCIACIONES ENTRE BELGRADO Y LA SANTA SEDE PARA LLEGAR A UN MODUS VIVENDI
SALARIOS MINIMOS Y EL NIVEL DE VIDA EN LA YUGOESLAVIA COMUNISTA
"LOS CROATAS Y AUSTRIA" - OPINION DE UN POLITICO SERVIO
LA REPATRIACION FORZOSA DE LOS REFUGIADOS EN ITALIA Y AUSTRIA
ERNEST PEZET, COMENDADOR DE LA LEGION DE HONOR
La invitación oficial cursada al dictador comunista yugoeslavo para que visite este año al Brasil y las noticias no confirmadas de que en esta ocasión Tito podría ser huésped oficial y de otros países latinoamericanos, no puede interpretarse como un mero acto de la cortesía internacional relacionado con los esfuerzos por asegurar nuevos mercados y desvinculado de la guerra fría y la crisis cubana. Sobre todo, no cabe tal interpretación después de la evidente desviación de la revolución cubana hacia el comunismo.
Es verdad que la visita del dictador yugoeslavo al Brasil fue concertada antes de haberse agudizado el problema cubano y de haberse agravado la situación en Berlín lo que con otros hechos recientes, prueba que los soviéticos conciben la política de la "coexistencia pacifica" como una forma eficaz de la guerra fría y que hasta hace poco el tan elogiado "espíritu de Ginebra" y "de Camp David" constituye una de aquellas ilusiones peligrosas del Occidente que hicieron posible el ensanchamiento del imperio soviético en Europa y Asia, su penetración en Africa y su aparición amenazadora en el hemisferio occidental. La ampliación de la guerra fría a todos los continentes confirma a posteriori que tenían razón quienes, con sorpresa y desagrado, se enteraron de que un gobierno de procedencia conservadora y de orientación occidental y cristiana se apresta a rendir honores oficiales, en el momento actual, a un odioso dictador comunista.
Mientras los observadores extranjeros se esfuerzan por comprender las vacilaciones del Brasil con respecto a la crisis cubana, debido a las desagradables repercusiones que podrían provocar filocomunistas en el noreste brasileño, económicamente subdesarrollado, la opinión internacional libre, e incluso los correligionarios del presidente Janio Quadros se preguntan extrañados ¿qué interés, en la situación actual, puede tener el Brasil en brindar hospitalidad a uno de los personeros más prominentes del comunismo mundial? ¿Cómo es posible pasar por alto el desagrado de la jerarquía católica que sabe que el Brasil, como el país católico más grande del mundo, no puede sino solidarizarse con la "Iglesia del silencio"? El cardenal de Río de Janeiro declaró que el día de la llegada de Tito sería día de luto y que los católicos no deberían realzar su visita con su presencia, por tratarse de uno de los más sañudos perseguidores de los católicos.
TERROR Y CONTROL COMUNISTA EN CUBA
La visita convenida del dictador yugoeslavo al Brasil se revela como uno de los síntomas de inseguridad, imprecisión y contradicción en los criterios y procederes de los factores políticos y en parte, de la opinión pública de ciertos países sudamericanos frente a la táctica coordinada del comunismo internacional, o sea del imperialismo soviético. El colmo de esta contusión son las reacciones suscitadas a raíz de la degeneración ele la revolución cubana.
La evolución de los acontecimientos cubanos tomó de sorpresa no sólo al público latinoamericano sino, y en sumo grado a Estados Unidos, que soporta la mayor carga y lleva la mayor responsabilidad en la defensa del mundo libre del peligro comunista, de modo que se podía esperar reacciones más apropiadas y sobre todo medidas preventivas más eficaces. Esa sorpresa no es tan sólo el fruto de la convicción arraigada de que las Américas, debido a su distancia geográfica, se hallan fuera del alcance de la intervención soviética directa, sino también se debe al desconocimiento del verdadero carácter y de los sinuosos métodos de la acción subversiva comunista. La estrategia soviética en su lucha por la dominación mundial se basa primordialmente en el encubrimiento de sus objetivos verdaderos, en la confusión y la discordia, tanto de sus adversarios declarados como de su víctima más próxima.
La revolución cubana debiera ser una operación dolorosa destinada al saneamiento político y social de una joven nación americana que sabe valorar la dignidad y la libertad y combatir por ellas. Su copamiento por los comunistas no era inevitable, puesto que la gran mayoría de los revolucionarios cubanos y de sus simpatizantes rechaza al comunismo. Si así ocurrió, cabe atribuirlo al ambiente del optimismo liberal, típicamente americano, a la fe hondamente arraigada en la bondad humana. Debido a esa mentalidad, incluso entre los que se oponen declaradamente al comunismo, existe una tendencia a concebirlo como una forma de la extrema izquierda. Según esa mentalidad, la Unión Soviética sería una de las grandes potencias y nada más. Si está exportando el comunismo y sosteniendo condiciones inhumanas de vida en su imperio, lo atribuyen con benevolencia a los excesos revolucionarios y a las condiciones históricas del desarrollo ruso. En lugar de ofrecer una resistencia enérgica cifran su esperanza en una evolución espontánea e ineludible del bolcheviquismo hacia la democracia, pues la aspiración a la libertad, ínsita en el ser humano, ha de vencer forzosamente. Sin mayores reservas, proyectan las circunstancias y la mentalidad de la sociedad occidental a un área del desarrollo político y social totalmente distinto, donde las tradiciones humanistas brillan por su ausencia a un mundo cerrado herméticamente por la cortina de hierro e inaccesible a las ideas liberales y democráticas del Occidente.
El fracaso de la "invasión" a Cuba para derrocar la actual tiranía, se hace comprensible si se sabe que todo fue planeado dentro de ese clima optimista con respecto al sistema comunista, intrínsecamente pérfido. Era de suponer que los actuales adversarios de Castro, sus ex colaboradores, al decidirse a la acción heroica para liberar a su patria de la opresión comunista y a toda América de un latente peligro, han procedido conociendo a fondo los puntos fuertes y flojos de su enemigo. Lo mismo se podría suponer y para sus cooperadores de la agencia de inteligencia norteamericana especializados en los métodos de combatir al comunismo. Sin embargo, ocurrió que ni unos ni otros tomaron en cuenta cuán opresivo era el terror moral y físico ejercido por un gobierno comunista sobre sus desafortunados súbditos. Desconociendo ese hecho fundamental, organizaron la invasión, seguros de que produciría en el país un levantamiento espontáneo. Además, los comunistas pudieron enterarse con anticipación y tomar todas las medidas represivas. El desenlace trágico no es, pues, sólo la consecuencia de errores políticos y, técnicos sino, en primer lugar, el resultado de la subestimación de un enemigo peligroso y pérfido.
Quienes conciben la lucha política como fair play, suelen ser propensos a no dar mucha fe a los refugiados anticomunistas, si bien les prestan ayuda moral y material. Esperan de los refugiados que se resignen con su derrota, si bien se sabe y se da por entendido que los comunistas jamás juegan limpio.
En ese sentido, son reveladoras las experiencias de nuestros conocidos que, ha tiempo, señalaban a los destacados jefes de la revolución cubana el serio peligro de resultar copados por los comunistas. Esas advertencias fueron tomadas como expresiones de pesimismo y el resentimiento de los exilados anticomunistas. Cobraron, empero, su significado cuando esos revolucionarios cubanos se convirtieron, a su vez, en exilados políticos. Mas ni entonces comprendieron que lo que ocurrió en Cuba, es decir, el copamiento comunista de la revolución de aspiraciones democráticas no es el primero ni el último caso. En lugar de comprender que quienes han experimentado los métodos comunistas podían ver con anticipación lo que planeaban los comunistas en Cuba, se interesaban por saber de dónde sacaban esas informaciones tan confidenciales sobre los designios de Fidel Castro y sus adláteres comunistas.
DISFRACES DE LOS AGENTES DEL IMPERIALISMO SOVIETICO
Idéntico peligro que los revolucionarios cubanos de orientación democrática y sus amigos norteamericanos, corren en la América latina todos los que ignoran el carácter subversivo del comunismo. Mientras los revolucionarios cubanos se ocupaban de la lucha y ponderaban el aporte de los guerrilleros comunistas por su eficacia y vocinglería, no pensaban que se trataba de activistas cuidadosamente seleccionados, quienes fría y premeditadamente ejecutan con sumo cuidado un programa planeado, elaborado en el cuartel general de la revolución mundial comunista, concebido en base a las experiencias recogidas en centenares y centenares de acciones revolucionarias. No advirtieron que ellos integraban un ingente y despiadado aparato, respaldado por el inmenso imperio soviético, que pone todo su enorme poderío y su influencia a disposición de la subversión mundial comunista.
El mayor peligro de comunismo consiste en que, mientras avanza sirviéndose de los métodos de la. guerra psicológica y del activismo revolucionario, no actúa a cara descubierta. Se disfraza de un modo que suele ser el polo opuesto del sistema político y social que proyecta implantar.
En los países en que moviliza las masas contra la dictadura, el comunismo se muestra como el adalid más consecuente y más auténtico de los derechos y libertades democráticos. En realidad, su objetivo es substituir una dictadura por otra.
En los países comunistas no existe el sindicalismo libre, la huelga se considera como un crimen de alta traición, pero la quinta columna soviética en los países libres es el abogado más ruidoso del sindicalismo libre y del derecho irrestricto a la huelga. Exigen la expropiación sistemática de la tierra, sin indemnización alguna a sus legítimos propietarios. La tierra debe ser de los que la trabajan, alegan los comunistas, pero, llegados al poder, la nacionalizan y la tierra se convierte en propiedad del Estado omnipotente. Invocando las libertades democráticas, exigen imperativamente que se otorguen los más amplios derechos democráticos a los grupos de subversión comunista, mientras que bajo los gobiernos comunistas toda expresión del pensamiento libre, las actividades políticas y la crítica más indulgente se enjuician como crimen contra el pueblo. La actividad política le es consentida únicamente al partido comunista, bajo el control omnímodo de su "infalible" jefatura.
Partidarios del materialismo. dialéctico, enemigos ideológicos y perseguidores de la religión, los comunistas, siempre y cuando lo consideren conveniente, se yerguen en defensores de las tradiciones religiosas en el ámbito afroasiático para contrarrestar las influencias de los países cristianos.
Siendo exponentes de los imperialismos coloniales soviético y chino, los comunistas se presentan como los más tenaces campeones del anticolonialismo. Pero el internacionalismo proletario que propugnan no es sino un disfraz del expansionismo agresivo.
Son infatigables en defender a los negros en los países libres, pero, cuando conviene a los soviéticos, incitan los sentimientos xenófobos y racistas. Luchan por el derecho de autodeterminación cuando con eso pueden perjudicar moralmente a su adversario, mas el mismo derecho lo deniegan a millones y millones de seres humanos.
A la vez que fiscalizan los gobiernos en varios países satélites, sostienen categóricamente el derecho de la soberanía absoluta sin ingerencias extrañas, con el único fin de que los gobiernos implantados por la fuerza en los países bajo el dominio comunista puedan sin traba alguna practicar la política represiva y dictatorial.
Invierten cuantiosas sumas de dinero en la propaganda del pacifismo y acusan a la par a los países democráticos de militarismo. Todo ello no es sino la cortina de humo tras la cual se oculta el poder expansionista del ejército rojo.
Puede tomarse por norma que siempre y cuando los comunistas se presenten en su supuesto papel de defensores de los derechos democráticos y nacionales su propósito es engañar y copar a los que colaboran y se hallan con ellos.
En la primera fase de la revolución bolchevique, los declarados agentes soviéticos incitando a la subversión y la revolución, eran menos peligrosos que después, cuando aparecieron nutridas delegaciones diplomáticas y comerciales soviéticas en las capitales del mundo libre y participaron de los debates en los organismos internacionales. Cuando sugerían a Occidente que la coexistencia pacífica era factible y que el bocheviquismo explosivo estaba evolucionando hacia un socialismo democrático, ejecutaban, de hecho, un gigantesco plan de penetración en el que vienen tomando parte centenares de miles de agentes, más peligrosos que las divisiones del ejército rojo.
LAS CONQUISTAS SIN GUERRA
Dos decenios después, el expansionismo soviético adquiere tal dimensión que ni los pesimistas más empedernidos en Occidente pudieron imaginarla, Sin embargo, las victorias y las conquistas soviéticas por un lado y las derrotas y los retrocesos del mundo libre, por el otro, no fueron logrados en las batallas victoriosas del imperio ruso, sino por la conspiración comunista. El comunismo aprovecha con habilidad las circunstancias de que sus adversarios desconocen su verdadero carácter e ignoran la situación interna del imperio comunista. Explota sobre todo los antagonismos nacionales y clasistas que son consecuencia de la crisis social contemporánea. Con esos medios, y sin recurrir a la guerra caliente, los soviéticos lograron sojuzgar y controlar militarmente a una serie de las viejas naciones europeas, más adelantadas que la Rusia misma y donde después de quince años de dominio rojo, hay relativamente menos comunistas que en algunos países libres.
Los métodos comunistas de conquista fueron calculados para explotar con el mayor éxito los conflictos internos del mundo que ellos llaman capitalista. En eso no obstante sus afirmaciones en contrario, no hacían ningún distingo en lo tocante a los bloques ideológicos de los países no comunistas.
Terminado el período de los frentes populares antifascistas, los soviéticos firman bruscamente, en 1959, el pacto con el Tercer Reich, tan necesario a Hitler para poder concentrar todo su poderío militar contra Francia e Inglaterra. Los soviéticos posibilitaron al Tercer Reich la guerra, ya que con el pacto Ribbentropp-Molotov pudieron reincorporar virtualmente al imperio ruso a los países bálticos, repartirse Polonia y anexarse las provincias rumanas de Besarabia y Bucovina.
Cuando luego, atacados por el Tercer Reich, los soviéticos, por el concurso de las circunstancias se trocaron en aliados de Gran Bretaña y de los Estados Unidos y como tales debieron adherir a los principios contenidos en la Caria del Atlántico -uno de los documentos básicos de la ética internacional-, lo hicieron sin vacilar, mas no renunciaron ni por un momento a su programa de conquista y expansión, aprovechando el conflicto fratricida y suicida de las naciones occidentales. Disolvieron el Komintern tan sólo para poder servirse con mayor éxito de las quintas columnas comunistas a los fines imperialistas.
A los estadistas occidentales, y especialmente a los norteamericanos, mientras durante la guerra pasada elaboraban las bases del futuro ordenamiento del mundo les ha pasado algo parecido que a los revolucionarios cubanos de orientación democrática con sus compañeros comunistas. En el fragor de las armas -las bases para la futura paz fueron trazadas suponiendo que la Unión Soviética era un partner aceptable en la realización de los objetivos propuestos. La guerra se terminó, pero la paz - la verdadera paz, definida por San Agustín como tranquilitas ordinis-, tan esperada por la humanidad acongojada, no ha sido establecida. Sobre el mundo se cierne la amenaza de una guerra atómica exterminadora o de la dominación comunista mundial.
La escasa eficacia de la ONU, que fue fundada para resguardar la seguridad colectiva, el fracaso de la política de la coexistencia pacífica, la situación convulsionada del mundo, resultan ser consecuencias primarias de ese craso error según el cual se consideraba factible una fecunda cooperación internacional entre las potencias o bloques de potencias, guiadas por las filosofías políticas opuestas. En la ONU basada en los principios rechazados por los comunistas, los soviéticos, que fueron sus cofundadores, participan con el fin de socavar ese organismo mundial. No puede haber paz en el mundo hasta tanto los gobiernos comunistas y algunos neutralistas no acepten los principios fundamentales del derecho y la moral naturales como base inconmovible de la organización internacional. Hasta tanto la política de la coexistencia pacífica no puede ser otra rosa sino tregua que se transformará en guerra sin epítetos en el momento en que los comunistas, mediante la. subversión y la guerra psicológica, logren dominar el espacio afroasiático, cercando de ese modo a la Europa Occidental y luego, afianzados en Sudamérica, aíslen a los Estados Unidos, su adversario más temido, al que entonces atacarán con perspectivas de una victoria final.
No cabe duda de que la dominación sobre los Estados Unidos y la Europa Occidental constituye el objetivo máximo de la estrategia soviética en su camino hacia la conquista del mundo, mas las primeras víctimas han de ser aquellos paises afroasiáticos y sudamericanos que se revelen incapaces de contener la penetración y la agresión soviética con medios propios, rechazando el apoyo de las potencias occidentales y presten oído complaciente a las voces seductoras de la propaganda neutralista. Los comunistas procuran convencerlos de que no corren riesgo alguno si directa o indirectamente obstruyen las medidas de la defensa común del mundo libre. El Congo es el caso típico de cabotaje de la acción de la ONU. Desde el momento en que los comunistas vieron que esa acción no favorecía la penetración soviética, se empeñan en tornar ineficaz la organización misma. Exigen, por añadidura, de los países pequeños, que en aras de un ilusorio neutralismo entre la esclavitud y la libertad, apoyen las mociones soviéticas tendientes a invalidar el único instrumento existente de control internacional que favorece precisamente a las naciones pequeñas y subdesarrolladas.
A esos fines destructores los comunistas explotan con cinismo los justificados movimientos anticolonialistas que abogan por la emancipación nacional y social de todos los pueblos, y les dan una interpretación deformada, promoviendo los prejuicios y odios nacionales, religiosos, de clase y de raza. Procuran suscitar reacciones desenfrenadas, pues saben perfectamente que únicamente en un mundo enemistado, dividido y empobrecido pueden salir victoriosos.
LA COEXISTENCIA, NO INTERVENCION Y NEUTRALISMO INSTRUMENTOS DE CONQUISTA
La política de la coexistencia pacífica - que los propagadores del neutralismo ideológico, de la famosa tercera posición, toman como justificación de su actitud - es concebida por los soviéticos como obligación de las potencias occidentales a respetar el status quo político y territorial. Eso implica no sólo el reconocimiento de facto de la situación impuesta por el imperialismo soviético a una serie de países, incorporados a ese imperio, sino su aceptación definitiva. Las potencias occidentales deberían no sólo abstenerse de toda acción tendiente a liberar a los países sojuzgados, sino renunciar incluso a formular declaraciones y críticas a la situación creada. Si procediesen de modo contrario, ello implicaría la violación del principio de coexistencia y haría peligrar la paz mundial.
En cambio, los soviéticos tienen derecho a imponer los gobiernos comunistas mediante las acciones subversivas en los países que pasan por momentos de tensión interna. De este modo y en forma gradual, invierten en su favor la relación de fuerzas. Además, sirviéndose de las libertades democráticas, les incumbe el derecho de censurar y criticar todos los aspectos de la vida en los países libres. Llaman "liberación" la imposición de los gobiernos comunistas, mientras a la vez censuran toda tentativa de establecer libertades democráticas en los países bajo el yugo comunista, como obra siniestra de la reacción internacional, del capitalismo monopolista y del imperialismo occidental.
Asimismo, dan una interpretación unilateral a los principios de la convivencia internacional, es decir, de la soberanía nacional y la no intervención, del derecho de autodeterminación política y nacional e inclusive del derecho a la neutralidad.
Difunden y realzan tanto esos principios que se convierten en tabúes políticos para todos los pueblos, salvo para los que estén dentro del bloque comunista. Los pueblos de la Unión Soviética y de los países satélites no tienen ninguna posibilidad de oponerse al imperialismo comunista. Incluso, en los países comunistas plurinacionales, como Checoeslovaquia y Yugoeslavia, la invocación del derecho a la autodeterminación nacional por parte de los eslovacos, croatas, macedonios y eslovenos, se juzga y persigue como crimen de alta traición, al mismo tiempo que se exige con energía la independencia de los territorios africanos más atrasados. Mientras los rusos y los chinos fiscalizan la política de los países satélites, ocupados militarmente, e intervienen con armas en Corea, Hungría, Tibet, Laos, etc., y mientras interfieren en la política de los países libres mediante los partidos comunistas que controlan y financian - estos partidos que el político belga H. P. Spaak definió como milicia civil, tan peligrosa que en comparación con ella las quintas columnas nazis eran boys scout inofensivos-, denuncian al par la acción de la ONU en el Congo como intervención armada del imperialismo occidental. Los soviéticos invocan únicamente el principio de la no intervención, derivado del concepto de la soberanía absoluta para imposibilitar toda ayuda a los pueblos sometidos al yugo comunista, anhelosos de ejercer el derecho de autodeterminación, y sobre todo para socavar las instituciones internacionales existentes y la creación de las nuevas cuyo objeto es asegurar y posibilitar el derecho de autodeterminación y proteger los fundamentales derechos políticos y humanos. Con eso quieren cerrar el único camino que lleva a la paz verdadera con justicia y libertad para todos los hombres y todos los pueblos.
Con la misma finalidad se interpreta el neutralismo que, como concepto y práctica política, es completamente ajeno al mundo comunista. Es consubstancial a los imperios orientales monolíticos no reconocer el derecho a la neutralidad, a menos de verse obligados a ello. Para los soviéticos, la forma normal de convivencia con los vecinos débiles es el sometimiento satélite, doblemente asegurado por la imposición del gobierno de la minoría comunista y por la ocupación militar. La neutralidad se admite únicamente en los países que los comunistas no llegan a dominar. En la situación inversa, esa neutralidad no se respetará jamás.
Por lo tanto, los comunistas conciben y propagan la neutralidad can sólo como una forma de la guerra fría como instrumento de corrosión y aislamiento, tanto en los países miembros del bloque occidental, como en los llamados neutrales que existen como naciones independientes únicamente porque la relación de fuerzas se halla todavía a favor del mundo democrático. Desde el momento que esa relación favorezca al bloque comunista, los países neutrales perderían su independencia interior y exterior.
NEUTRALISMO IDEOLOGICO Y LATINOAMERICA
Unicamente el mundo occidental concibió la política neutral de los pequeños países como una pieza en la política de equilibrio de las potencias. La neutralidad concebida como medida de protección de los países pequeños durante los conflictos entre los grandes puede resultar beneficiosa y justificada. Pero el neutralismo no es eficaz si no es reconocido y respetado por las potencias en conflicto.
Sin embargo, cuando se hallan en juego no sólo los intereses económicos, sino también los altos principios de la convivencia social, la política de neutralidad no puede concebirse en función del egoísmo nacional. No cabe, pues, la neutralidad, la tercera posición, entre dos bloques ideológicos en pugna: el bloque de los países libres y el bloque comunista.
Durante la guerra pasada, Suiza no era neutral desde el punto de vista ideológico y en circunstancias harto difíciles manifestaba su inequívoca orientación democrática.
La tercera posición hoy en día entraña, en cambio, indiferencia y hasta repulsión con respecto a los principios y las instituciones democráticos. La supuesta posición equidistante, asumida por ciertos países latinoamericanos, entre los soviéticos, quienes no respetan los sanos principios de la convivencia internacional porque aspiran al dominio mundial, y las potencias democráticas que por su poderío militar y económico llevan la carga y la responsabilidad principal en la defensa del mundo libre, inclusive de los países neutrales, es un disparate a la vez que substracción a la responsabilidad y el deber, tan perjudicial para todos. El recelo de ciertos países por la posible influencia desmesurada de las grandes potencias, explotado sistemáticamente por los comunistas, puede comprenderse, mas no justifica los pasos demagógicos de ciertos sostenedores de la tercera posición.
Los países que hasta ahora asumían una correcta actitud frente al comunismo, controlando su acción subversiva y negándose a establecer las relaciones diplomáticas y comerciales con los gobiernos comunistas, no pueden justificar un cambio brusco de su política invocando el ejemplo de las grandes potencias democráticas. No cabe duda que esas potencias cometieron errores que resultaron nefastos para todos. Como quedó dicho, la política de esas potencias durante la última guerra se basaba en la premisa equivocada de que los soviéticos, sus aliados circunstanciales, podrían cooperar lealmente en el afianzamiento de la paz mundial. A esa ilusión fueron sacrificados los intereses de los pueblos de la Europa Centro-oriental, víctimas de la ocupación soviética. Esta ilusión está en la raíz del negativo proceso político posterior, incluyendo los recientes acontecimientos en Cuba.
Si los estadistas de las grandes potencias intercambian visitas con Khrushchev, comercian con Rusia y China., prestan abundante ayuda a la Yugoeslavia comunista y tributan los honores soberanos en Londres y París a un oscuro dictador comunista balcánico, eso no quiere decir que los demás países deben imitarlos. Al no proceder como ellos manifestarían su actitud independiente y protegerían a sus pueblos del peligro que implica el intercambio diplomático, comercial, cultural y técnico con los gobiernos comunistas. Es conocido que los comunistas explotan esas relaciones con fines de infiltración, mientras que los beneficios políticos y económicos que los países democráticos puedan obtener son muy problemáticos. El hecho de que ciertos países sudamericanos consideraron oportuno romper sus relaciones con algunos países comunistas, y otros tuvieron que solicitar que se restrinja el crecido número de agentes diplomáticos de los países de detrás de la cortina de hierro, indica que los peligros de la infiltración comunista son reales.
El problema de las relaciones diplomáticas y comerciales entre los gobiernos comunistas y los países donde existe peligro de intromisiones comunistas subversivas, debe plantearse de modo diferente que en el caso de las grandes potencias.
Los países de orientación occidental y cristiana no deben imitar ni a aquellos gobiernos afroasiáticos que no se consideran obligados a defender los valores humanos y los principios de la convivencia internacional, fruto de nuestra civilización occidental. De los países coloniales recientemente emancipados, que por razones de su desarrollo específico no han podido instaurar los regímenes democráticos de tipo occidental, sería ilusorio esperar su identificación ideológica con Occidente. Si bien en la época de la guerra fría todo paso dado en la política internacional beneficia o perjudica a uno u otro bloque, de manera que no cabe hablar de una verdadera neutralidad, pueden comprenderse las ilusiones neutralistas de los países fuera del ámbito de la cultura occidental. Para ellos, la Unión Soviética significa el ejemplo atractivo de una potencia antes subdesarrollada que logró, adoptando la técnica occidental, levantar una poderosa industria prescindiendo del concurso directo de los técnicos, empresarios y capitales foráneos. Ahí donde el hombre es un mero instrumento del poder del Estado y donde los sacrificios exigidos para alcanzar el desarrollo económico carecen de importancia, tales reacciones son concebibles. Sin embargo, el problema se plantea inversamente en los países que están desarrollándose dentro de la sociedad occidental y, por ende, les incumbe la obligación de recurrir a los métodos humanos y a compartir los ideales e intereses solidarios frente a la amenaza común.
"La poca eficacia de los organismos internacionales dedicados a la seguridad colectiva, la salvaguardia de la paz y los derechos humanos, no obsta para no aprovechar sus posibilidades. Una crítica constructiva de esos organismos internacionales resulta siempre provechosa y deseable, y plausibles las propuestas que auspician su perfeccionamiento, tanto más cuanto que los países comunistas hacen todo lo posible para salvarlos y crear en un mundo dividido situaciones tensas y de convulsión, propicias a sus designios de conquista.
En verdad, resulta difícil tornar eficaces las organizaciones universales en que participan tos gobiernos comunistas. Ahora bien, eso no debería impedir que las naciones de fondo cultural occidental no coordinen sus acciones en todos los problemas capitales de la política internacional y se esfuercen por promover, al menos, las instituciones regionales que obrarían dentro de la solidaridad y según los principios de la misma civilización que integran.
Recientemente se dio en ese sentido un paso adelante. Ciertas instituciones europeas ya operan sobre el principio supranacional. Análogas razones y aspiraciones existen en el hemisferio occidental. La OEA posee todas las condiciones para convertirse en una organización eficaz de las naciones libres que comparten idénticos principios de autodeterminación y libertad, de soberanía nacional y de derechos democráticos, que no están en pugna como pretenden los comunistas.
No debe extrañar, pues, que el gobierno comunista cubano insista en que se ventilen sus relaciones con los países vecinos no dentro de la OEA sino ante la ONU. Sostienen que la ONU es un organismo universal y que la gravitación de Estados Unidos en él es menor y, por lo tanto, sus decisiones son más imparciales que en la OEA. Castro rehuye a la Organización de los Estados Americanos, por cuanto en ella se manifiesta la comunidad de criterios de los países miembros, mientras la Organización de las Naciones Unidas carece de tal atributo. Por eso, todo debate sobre la crisis cubana ante la ONU necesariamente resulta estéril en razón de la incompatibilidad de las filosofías políticas y del derecho de veto. En cambio, en la OEA, Castro puede esperar una condena rotunda, ya que los países americanos no pueden compartir la interpretación comunista del derecho de autodeterminación y de no intromisión.
Por lo tanto, los derechos soberanos de los países latinoamericanos no se ven resguardados por una actitud neutralista que, política e ideológicamente, implica la traición de los intereses e ideas propios. Los intereses nacionales y los derechos soberanos de los pueblos americanos encontrarán su protección más eficiente dentro de las instituciones regionales vigorizadas que al par serán la garantía de los derechos y las libertades individuales.
TITO TAMBIEN LUCHO "SOLO POR LA LIBERACION NACIONAL"
En la América latina, por cierto, existe ya unanimidad de criterio cuando se trata de defender el continente de la intromisión soviética. Surgieron ciertas disensiones debido a que el gobierno cubano procura ocultar y encubrir sus vinculaciones ideológicas con los soviéticos. Sin embargo, es sólo cuestión de tiempo para que los países latinoamericanos consideren con criterio unánime el carácter comunista del gobierno cubano. A los que tuvieron la triste ocasión de presenciar la implantación y el afianzamiento de las democracias populares y los regímenes socialistas en los países centroeuropeos, no les cabe la menor duda al respecto.
En apoyo de la tesis de que en Cuba no se implantó un gobierno prosoviético fue citado también el caso de la Yugoeslavia comunista. Se arguye que no obstante el régimen comunista, Yugoeslavia no puede considerarse como u exponente soviético, pues practica una política exterior independiente. Cuba, por analogía, aunque presentara todos los rasgos comunes a los regímenes comunistas, no sería peligro alguno para el continente americano hasta tanto no se compruebe que es un satélite soviético.
No existen ni pueden existir analogías perfectas en el desarrollo histórico de países tan diferentes. Por eso, en el caso de Cuba, en razón de su ubicación geográfica en el hemisferio occidental, lejos de la Unión Soviética, no cabe esperar la igual dependencia satélite que en los países lindantes con Rusia. Así y todo, se dan similitudes sintomáticas entre el comunismo cubano y el yugoeslavo en cuanto a sus métodos de conquista del poder.
Si bien en circunstancias disimiles, tanto Tito como Castro se apoderaron del gobierno como jefes de la guerrilla triunfante. Aunque minoría, los comunistas en ambos países fiscalizaron la acción guerrillera y tomaron parte en la lucha con el único fin de establecer la dictadura comunista. Al mismo tiempo afirmaban categóricamente que combatían la dictadura existente y luchaban por la instauración de los amplios derechos y libertades democráticos. No negaban que participaban en la lucha, pero alegaban que su objetivo era idéntico al de los combatientes democráticos que constituían la mayoría. Los comunistas se contentarían con tal de poder actuar libremente como los demás partidos, una vez finalizada la contienda. Luchaban por la independencia nacional igual que otros grupos patrióticos. En ese sentido existen varias enunciaciones de los jefes comunistas yugoeslavos durante la guerra. José Broz Tito declaró en la segunda sesión del Consejo Antifascista de los Pueblos de Yugoeslavia - cuerpo que se arrogó la función de parlamento provisional, compuesto por representantes de distinto tinte político-, celebrada el 29 de noviembre de 1943:
"Nos han calumniado y siguen calumniando por doquier y según un plan preestablecido. Todos los ocupantes, todos los "Quislings" - los entreguistas, Ios ustachi, los de Nedic, los chetniks de Draza Mihailovic dentro del país y sus amos en el extranjero - decían y siguen diciendo que nuestra lucha de liberación nacional de Yugoeslavia es asunto netamente comunista: bolcheviquización del país, intentos comunistas de apoderarse del gobierno, abolición de la propiedad privada, aniquilación de la Iglesia y de la religión, destrucción de la cultura, etc., etc. Esas calumnias son viejas y remanidas. Surgieron en la cocina de Goebbels y ahora se convirtieron en un argumento uniforme con que los correligionarios de Goebbels están inculcando en la mente de la población de la "nueva Europa" e intentan exportarla fuera de Europa. Sin embargo, son contados los que todavía creen en estas mentiras y menos que nadie los pueblos de Yugoeslavia. Nuestra lucha por la existencia es demasiado sangrienta y costosa y los sufrimientos de nuestros pueblos tan grandes para que alguien pueda, con tales calumnias trilladas, desviarlos del camino de esa grande y gloriosa lucha por la independencia, por un futuro mejor y más feliz. Ya pasaron aquellos tiempos en que un puñado de reaccionarios imputaba, a veces con éxito, tales cosas y designios a los comunistas yugoeslavos para aislarlos del pueblo..." [1].
En el plano internacional, Tito barajaba las mismas cartas. De ese modo logró ilusionar incluso a Winston Churchill en el encuentro que tuvo lugar en 1944 en Bari. Esas maniobras le valieron a los comunistas yugoeslavos cuantiosa ayuda de los aliados.
Ya instalados en el gobierno y protegidos por la Unión Soviética, los comunistas yugoeslavos seguían disfrazándose y a tal efecto en la nueva constitución, promulgada en 1946, insertaron también el derecho a la propiedad privada. Al mismo tiempo y con todos los medios disponibles, confiscaban los bienes, aplicando severos castigos a millares y millares de personas honradas, y no comprometidas, para despojarlas de todos sus bienes.
Ese ocultamiento sistemático del verdadero objetivo y del auténtico carácter de su acción política les era necesario a los comunistas yugoeslavos para granjearse las simpatías de las masas populares y amortiguar el ímpetu de la oposición anticomunista. Huelga recalcar que los comunistas constituían una minoría insignificante, apenas unos cuantos miles de activistas en un país de más de 15 millones de habitantes. La guerrilla que desataron era posible únicamente por haberse servido de los hondos antagonismos nacionales, latentes en el Estado multinacional yugoeslavo. De ese modo se aseguraron el apoyo de las masas servias, en primer lugar de la generación joven, mostrándose como los únicos que podrían restaurar el Estado yugoeslavo, disgregado en 1941, en el que los servios serían de nuevo el elemento dominador. La supuesta lucha contra el ocupador fue un mero pretexto, pues era claro que el desenlace final de la guerra no dependía de las guerrillas balcánicas.
Para calmar a los aliados occidentales, que dieron refugio al gobierno monárquico yugoeslavo, y para eliminar a los guerrilleros nacionalistas servios contrincantes, capitaneados por el general Mihailovic, quien a la vez era ministro de guerra del gobierno yugoeslavo en el exilio, los comunistas encubrían sus designios aceptando formalmente varias transacciones políticas. Exigían únicamente que la nueva Yugoeslavia no integrara un nuevo cordón sanitario antisoviético.
Análogamente, Fidel Castro procura persuadir a la América latina que lucha únicamente por las libertades democráticas y por el progreso social del pueblo cubano. Si enfrenta a los Estados Unidos y recibe la ayuda moral y material del bloque comunista, cabe atribuirlo únicamente a su intransigente lucha contra el monopolio capitalista y el imperialismo yanqui.
Winston Churchill, conocido por su perspicacia política, declaró, a posteriori lamentablemente, que el error más grande que había cometido era el haber apoyado a Tito. Sobre ese caso deberían reflexionar especialmente aquellos políticos que desean aprender de la experiencia ajena.
En virtud de los acuerdos de Yalta, Yugoeslavia era la zona de influencia tanto de Rusia como de los aliados occidentales. Terminada la guerra, el pueblo debería decidir mediante elecciones libres sobre el régimen a instaurarse. Los comunistas tejían con hilos tan finos que accedieron a que la Regencia designase a un gobierno provisorio, integrado incluso por los representantes salidos de las filas de los partidos que antes de la guerra habían puesto fuera de la ley al partido comunista. Mientras tanto, al igual que en Cuba, ejercían un control exclusivo sobre el ejército y montaron una temida policía política tomando una serie de medidas tendientes a cercenar el derecho de autodeterminación, falsear las elecciones, es decir, medidas diametralmente opuestas a lo que afirmaban y prometían. Por actuar en un Estado plurinacional, negaron también el derecho de Croacia, Eslovenia, Macedonia y de numerosas minorías a decidir libremente sobre su destino, si bien, como cortina de humo, en la constitución de 1946 reconocían también el derecho a separación de cada pueblo integrante de Yugoeslavia.
Lo que ocurrió en Cuba después de haber tomado Castro las riendas del poder -persecuciones y fusilamientos en masa, exterminio de los dirigentes políticos de partidos democráticos, juicios sumarios, sentencias de los tribunales populares sin derecho a la defensa, supresión de los partidos políticos y de la libertad de prensa, persecución de la religión, supresión de la libertad sindical, reforma agraria falaz que tiende a la estatización, confiscación de las empresas y bienes, negación de las elecciones libres, implacable terror policial, milicias populares, éxodo en masas, etc. significa una fiel réplica de lo ocurrido en Yugoeslavia cuando Tito y sus adláteres llegaron al poder. Todo eso se desarrollaba con análogo programa, coincidiendo los métodos, "slogans" propagandísticos y los medios represivos y terroristas. Hubo diferencias tan sólo en cuanto al grado, la intensidad y la magnitud de las medidas represivas que en Yugoeslavia eran más drásticas debido al estado de guerra y al apoyo por ese entonces ilimitado de la Unión Soviética.
Existen analogías impresionantes en lo que concierne también a la exportación de la revolución comunista. Castro amenazó convertir a la cordillera de los Andes en la Sierra Maestra; los comunistas yugoeslavos incitaron y sostuvieron las guerrillas en la Macedonia griega, conspiraban contra Austria e Italia. Esas acciones subversivas fueron suspendidas únicamente cuando Tito se vio obligado, a raíz del cisma producido con el Kremlin, a solicitar el respaldo de las potencias occidentales. Tanto Castro como Tito, que fueron apoyados por las democracias occidentales durante su lucha, no renunciaron a las acciones subversivas contra esas mismas democracias. Los comunistas yugoeslavos, sobre todo en la última fase de la guerra mundial, recibieron de los aliados occidentales cuantiosa ayuda en armamento, ropas y víveres, es decir, varios años antes de haber surgido el conflicto con Moscú. La aviación aliada apoyaba las acciones guerrilleras con numerosas intervenciones, e incluso salvó a Tito en 1944 de los paracaidistas alemanes. Los aliados occidentales les prestaron también apoyo político contra el gobierno monárquico, como análogamente respaldaron a Castro contra Batista la opinión pública y los gobiernos de las repúblicas americanas.
Tito recibió subsidio esencial en alimentos, vestimenta y medios de transporte tan pronto terminó la guerra. Es verdad que eso salvó a la población hambrienta de un país en ruinas, causadas principalmente por la acción terrorista y demoledora de los mismos guerrilleros comunistas. Mas, al mismo tiempo, los ayudaron a organizar un numeroso ejército, a montar una vasta máquina represiva, instrumentos esos para consolidar una dictadura comunista y para burlar las promesas sobre la libertad del pueblo.
Es menester señalar esa ayuda de los gobiernos occidentales en vista de los alegatos de que los comunistas cubanos tratarían en forma amistosa a los Estados Unidos si hubieran seguido recibiendo su apoyo moral y material, incluso después de haberse comprobado el carácter comunista del fidelismo. Se va tan lejos en esas hipótesis como para argüir que la orientación de Castro habría sido democrática de haberse dado visto bueno a su política del paredón.
SUPUESTO NEUTRALISMO YUGOESLAVO Y CUBANO
Como argumento contra la intervención en Cuba se alega el caso de Yugoeslavia, país comunista -dicen- mas no exponente del imperialismo soviético. Tales parangones - engañoso tópico- carecen de fundamento, si se toma en cuenta la ubicación geográfica y la orientación inicial, inequívocamente prosoviética, de Yugoeslavia. Los cambios se produjeron cuatro años después de haberse implantado la dictadura comunista y en circunstancias derivadas predominantemente de su posición geográfica y que no son dables en el caso de Cuba. Por lo demás, el conflicto entre Belgrado y Moscú tampoco hoy día reviste carácter ideológico.
Los motivos que provocaron el entredicho entre Moscú y Belgrado fueron una derivación del nuevo curso de la política exterior soviética cuando Stalin abandonó la aparente alianza con los gobiernos democráticos, establecida durante la guerra. Obrando de acuerdo al principio: para la nueva política, nuevos hombres Stalin, con la impasibilidad típica de los déspotas orientales, habla decidido eliminar a los dirigentes comunistas de los países satélites que eran ejecutores de su política anterior de acomodamiento con las democracias occidentales y reemplazarlos por otros, más manejables y dóciles. Esa operación de depuración se realizó adecuadamente en todos los países satélites, donde las órdenes de Stalin estaban respaldadas por el ejército rojo de ocupación. No se cumplieron en Yugoeslavia que, en virtud de los acuerdos entre los aliados, no fue ocupada con pretexto de asegurar el derecho de autodeterminación. Los soviéticos debieron aceptar este temperamento, sabiendo que las potencias occidentales no aceptarían la ocupación soviética unilateral y que, en caso de una ocupación multilateral, prevista para Austria y Alemania, aquellas zonas que ocuparían las potencias occidentales podrían elegir libremente el régimen de gobierno, que a buen seguro no sería el comunista. Incluso se podía esperar que Croacia, en el supuesto caso, recobraría su independencia nacional para asegurar la influencia occidental en los Balcanes e impedir la salida del bloque soviético al Mediterráneo. Sucedió así que los comunistas yugoeslavos, quienes fueron entronizados en Belgrado por el ejército rojo - que luego se retiró del territorio yugoeslavo - y afianzaron su poder gracias a la ayuda occidental, estaban edificando el sistema comunista sin la ocupación rusa. Cuando Stalin, con la crudeza que le era congénita intentó aplicar las medidas que significaban su liquidación política y tal vez física, los dirigentes comunistas yugoeslavos tenían la posibilidad de evitar el zarpazo. Gracias a la ayuda occidental y a la esperanza del pueblo de sacudir el yugo comunista, los dirigentes comunistas yugoeslavos lograron salvar su vida y mantenerse en el poder. Tuvieron éxito también porque el anatema staliniano no fue acompañado con todas las medidas represivas disponibles. Los soviéticos pudieron, en su lucha contra los rebeldes comunistas yugoeslavos, explotar con éxito el descontento de los pueblos y minorías nacionales, sometidos a la dominación de Servia respaldo principal de la dictadura comunista. Los gobiernos comunistas de Hungría, Bulgaria y Albania pudieron organizar con éxito levantamientos populares en las zonas anexadas por Servia. Si los soviéticos no recurrieron a esas. medidas. es muy probable que temían que en definitiva ello redundara en beneficio de los elementos democráticos. De otro modo, no perdían la esperanza de que, con el correr del tiempo, la situación evolucionaría a su favor y conseguirían, sin intervención directa, dominar a los Balcanes y llegar a las fronteras de Italia.
A pesar de todas las disensiones y entredichos con Moscú, más bien de orden personal, Yugoeslavia sigue siendo un país comunista. Sus dirigentes no renuncian al ideario comunista y se consideran intérpretes más auténticos del marxismo-leninismo que Stalin y Khrushchev. Además, Moscú pudo comprobar que Tito resulta un instrumento muy útil para la penetración comunista; allí donde no son posibles las intromisiones directas de los diplomáticos y agentes secretos soviéticos. Cabe dudar seriamente de que los contactos entre Moscú y Belgrado después de la muerte de Stalin estuviesen encaminados a reincorporar a los cismáticos comunistas yugoeslavos al bloque ortodoxo comunista. Eso no será posible hasta tanto gobiernen en Belgrado los dirigentes comunistas actuales. Es verdad que ellos se muestran siempre dispuestos a integrar, hasta formalmente, el bloque comunista, pero a condición de permanecer en el poder. Ahora bien, tal solución contradice las tradiciones de los imperios monolíticos de Euroasia y sentaría un precedente indeseable para el caso de que los soviéticos se viesen obligados un día a retirar sus tropas de los países balcánicos y centroeuropeos.
Por todo ello, el dictador comunista yugoeslavo, quien nunca pensó adherir al bloque occidental, está impelido a buscar una compensación política emprendiendo expediciones de carácter político y turístico por varios países afroasiáticos, con preferencia por los de régimen dictatorial, que por distintos motivos no desean identificarse con el Occidente democrático. Para mantener las ilusiones de un neutralismo político e ideológico en la fase actual de la guerra fría, conviene a los intereses de Moscú y Pekín ese turismo político del dictador yugoeslavo, quien de ese modo sirve más eficazmente a sus fines que de ser uno de los integrantes del bloque comunista.
Por otro lado, Yugoeslavia es neutral únicamente en apariencia. Desde el punto de vista ideológico se identifica con el comunismo soviético. La diferenciación existe tan sólo en los métodos empleados. En lo concerniente a la acción política, la neutralidad de Yugoeslavia es teórica. En los foros internacionales vota casi sin excepción contra las potencias occidentales. Su supuesta neutralidad se manifestó de modo desvergonzado cuando, una vez aplastada la rebelión húngara, entregó a Imre Tagy a los ocupantes rusos. Realiza una intensa propaganda en Africa sobre el neutralismo en vista de que el continente negro cuenta ahora con muchos votos en la ONU. Esas actividades son de interés substancial para la Unión Soviética en momentos que el grupo afroasiático puede desbaratar la mayoría de los votos occidentales en esa organización mundial. Los soviéticos, recurriendo al veto, pueden paralizar el Consejo de Seguridad. Mediante los neutralistas esperan contrarrestar la acción de la Asamblea General.
Además, la Yugoeslavia comunista resulta ser un instrumento excelente de la penetración ideológica del comunismo. Los "slogans" sobre el comunismo nacional que, por otra parte el dictador yugoeslavo niega categóricamente, sirven para sostener la tesis de que las intromisiones comunistas, como la de Cuba, son resultado de la política interna de los países respectivos. Empleando tales "slogans", el comunismo disfrazado de nacionalismo explota cada vez más y con mayor éxito las reacciones emocionales de los movimientos nacionales en Asia, Africa y, lo que es de lamentar, en Latinoamérica también.
La posición de Cuba, es decir, de Castro, en relación a Moscú, difiere fundamentalmente de la posición yugoeslava, debido a la lejanía geográfica y a la ubicación de Cuba en las puertas de los Estados Unidos. Los soviéticos, pues, no pueden ni les conviene el control directo sobre la revolución cubana mediante fuerzas armadas rusas. Cualquier intento de esta índole seria considerado en ambas Américas como razón suficiente para una intervención militar que los soviéticos no podrían impedir, a menos de querer provocar la tercera guerra mundial, lo que no les conviene en este momento y en Cuba. Si quieren provocar la guerra, siempre lo pueden hacer en condiciones más favorables en Europa y en Asia. Por eso no cabe perspectiva alguna de que los soviéticos en medidas para una fiscalización directa del gobierno de Castro o para su eliminación personal.
TITO EN AFRICA Y CASTRO EN AMERICA
De hecho, coinciden los intereses de los comunistas cubanos y los soviéticos en cuanto al curso y la forma de la revolución cubana. Los dirigentes comunistas cubanos se esfuerzan por perpetuarse en el poder y evitar las presiones de las repúblicas americanas, que se tornarían inaguantables en caso de una intervención abierta por parte de Moscú. A los soviéticos les conviene que el régimen cubano alardee ser independiente y de ese modo se mantenga y difunda el comunismo con mayor éxito en el hemisferio occidental.
Por consiguiente, tanto Moscú como Pekín asignan a Castro en la América latina un papel análogo al que desempeña Tito en Asia y Africa. Formalmente independientes, se infiltrarán con mayor éxito en los países que constituyen el campo abonado para la agitación antioccidentalista, explotando los sentimientos xenófobos, las diferencias ideológicas, religiosas y nacionales y los anhelos de paz y progreso. Ambos prepararán el terreno a las acciones subversivas, explotando las dificultades internas sociales y políticas de ciertos países asiáticos, africanos y sudamericanos. Una parte de la responsabilidad recae sobre las potencias occidentales, que afanosas de efectos momentáneos y confiadas en que, respaldando a la Yugoeslavia comunista profundizarían la fisura en el monolítico bloque comunista, no tomaron en debida cuenta todos - los aspectos negativos y contraproducentes de semejante política. En Washington, Londres y París advirtieron a posteriori que Tito no les interesa a los dictadores de Asia y Africa sólo como una figura exótica que logró oponerse a Moscú, sino y en primer lugar como un diplomático que hábilmente oscila en la cuerda tendida entre Moscú y Washington sacando con ese juego pingües beneficios. Consiguió que los gobiernos occidentales le dieran una ayuda superior a dos mil millones de dólares; logró que los gobiernos occidentales abstuvieran de prestar apoyo moral y material a la fuerte oposición contra un Estado que niega no sólo las libertades políticas sino también las nacionales. Con el dinero de los contribuyentes de los países democráticos se tiene el régimen comunista, que hace experimentos descabellados en política económica y difunde la propaganda marxista y neutralista a través de Asia y Africa. Ahora quiere intensificar su actividad antioccidental también en Latinoamérica. En resumen, constituye un ejemplo contagioso de exitosa extorsión.
El ejemplo del dictador Tito puede ser imitado únicamente allí donde no existen tradiciones de nuestra civilización cristiana, pero su ejemplo de chantaje no puede ser seguido por los países sudamericanos, que constituyen la reserva moral y material de Occidente y del mundo libre.
Los Estados Unidos, tras sus experiencias con Tito, se cuidará de repetir el mismo experimento con Castro. El dictador cubano no puede extorsionar a los gobiernos democráticos so pretexto de que después de él vendría otro dictador más allegado a Moscú. De ese modo y por fortuna no existe el peligro de que incluso en el hemisferio occidental se empiece a combatir la influencia soviética ayudando a un gobierno comunista, como sucedió en Yugoeslavia. La influencia del comunismo se puede combatir en la América latina únicamente de modo que no se condicione la ayuda económica a limitaciones políticas. Así quedarían descartadas la tentación y la posibilidad de chantaje según el modelo yugoeslavo, que tuvo repercusiones nocivas en Africa.
Si las repúblicas latinoamericanas se empeñan, en su propio interés, en combatir la influencia soviética, limitando a tal efecto el número del personal diplomático de los países comunistas y precaviéndose de la exportación del fidelismo procomunista, idénticas razones dictan una actitud cautelosa frente al titoísmo. Hablando en concreto, en el caso del proyectado viaje del dictador comunista yugoeslavo al Brasil, resulta difícil comprender qué provecho sacará de ello la gran nación sudamericana, de brillantes tradiciones diplomáticas y de clara orientación cristiana y occidental. Por el contrario, resulta obvio que esa visita podría tener repercusiones desagradables tanto en el Brasil como en los demás países.
El mariscal exótico intercambia con asiduidad visitas con los dictadores de Asia y Africa, pero, hasta ahora, las puertas de la América libre le fueron infranqueables, no obstante todos sus empeños. Es verdad que hace unos años había conseguido que el presidente Eisenhower le invitara oficialmente a visitar a los Estados Unidos, mas, debido a la indignación general que este anuncio suscitó, el dictador comunista yugoeslavo tuvo que renunciar a su ambicioso sueño de verse agasajado en la Casa Blanca. La reacción contra esa visita era espontánea y unánime y se consideraba degradante que una república americana dispensase honores oficiales a quien encarna una dictadura despiadada que pisotea sistemáticamente todos los derechos y las libertades individuales, políticos, nacionales y religiosos. La opinión pública de los Estados Unidos regalase a un gobierno comunista billones de dólares, esperando que el ambicioso dictador debilitaría el bloque comunista, pero no pudo aprobar que se comprasen sus servicios rindiéndole honores oficiales en un país que, por encima de todo, respeta la dignidad y la libertad de la persona humana, y se diese respaldo moral al carcelero del gran justo y mártir que fue el cardenal Stepinac. Por encima de todos los intereses políticos circunstanciales rige una solidaridad obligatoria con los que luchan y sufren por los ideales de la religión y la libertad.
Si la opinión pública de un país que cuenta con mayoría protestante reaccioné tan unánimemente contra los perseguidores comunistas de la Iglesia Católica y el gobierno de Washington supo respetar esa opinión pública, ¿es que el Brasil, país con el mayor número de católicos en el mundo, y su gobierno, que consecuentemente pone de relieve su orientación cristiana, procederá de otro modo?
Por otro lado, el gobierno norteamericano concertó la visita del dictador yugoeslavo como un paso dentro de la gran estrategia occidental en la lucha contra el imperialismo soviético.
Por eso nos adherimos a los prestigiosos representantes de la opinión pública brasileña que todavía abrigan la. esperanza de que dicha decisión sea revisada, sin menoscabo para los beneficios, siempre problemáticos, derivados de la intensificación del intercambio comercial con Yugoeslavia. Cábenos señalar que el comercio exterior yugoeslavo arroja siempre saldos deficitarios. Las propuestas de aumentar el intercambio comercial es una de las formas para conseguir créditos en forma taimada. Se sabe que Yugoeslavia es deudor actual del Brasil.
En resumen, la visita de Tito a cualquier país latinoamericano no puede contribuir al prestigio internacional del país respectivo y de su gobierno, y si en una u otra forma, promueve el avance del comunismo internacional.
Rodolfo N. Luque
La libertad es el estado natural de los seres humanos. La civilización consiste y ha consistido siempre en hacer compatible la libertad de cada uno con la libertad de los demás. La educación de los niños es el encauzamiento de sus deseos y de sus caprichos en normas de convivencia y su preparación para el sistema social, en el cual el derecho y la libertad de cada uno terminan donde empiezan el derecho y la libertad de los demás. El arte de legislar y el de gobernar consiste en establecer y aplicar las normas que hacen posible la paz y la armonía entre las personas.
El legislador, el gobernante y el juez están limitados por su jurisdicción: vecinal, provincial o nacional; además, por sus atribuciones. Pero más allá de los límites nacionales la armonía sólo puede ser lograda por el acuerdo de los Estados soberanos, ocasional o reglamentado por tratados particulares o convenciones generales. Para las relaciones pacíficas entre las personas o entre las naciones, el principio es siempre el mismo: la libertad y el derecho de cada uno están limitados por la libertad y el derecho de los demás.
En esta materia, que podríamos considerar de filosofía política, no se pueden establecer normas absolutas. Ni los hombres ni los pueblos tienen la sabiduría de moderar sus ambiciones; son éstas las que perturban sus juicios y los impulsan a llevarse por delante los derechos y las libertades ajenas. Pero la experiencia enseña que los gobiernos que no respetan la libertad ni los derechos de los gobernadas son los menos dispuestos a contenerse ante los derechos y las libertades de los demás pueblos. Sólo los detiene el temor y se hacen peligrosos cuando se sienten fuertes. Por eso la paz internacional es siempre precaria.
La historia de la humanidad, en cuanto podemos alcanzarla investigando en el pasado, es la historia de las ambiciones de los pueblos fuertes para sojuzgar a los vecinos, y de las ambiciones de los hombres para someter o dominar a sus compatriotas o a sus conciudadanos. Es también la historia de la lucha de los pueblos sometidos por emanciparse o por reconquistar su independencia y de los individuos por recuperar sus derechos.
Los egipcios, asirios, caldeos, persas, griegos y romanos de la antigüedad han sido sucesivamente amos y subordinados de las naciones que eran sus contemporáneas. El turno le tocó a Roma poco antes de la aparición de Cristo y su imperio se prolongó por tres o cuatro siglos más.
En el siglo XX de la era cristiana tenemos todavía imperios conquistadores. Están en la parte oriental de Europa y en el norte y el este de Asia. Profesan el comunismo como una novedad de estos tiempos; pero ni el comunismo es nuevo ni tos imperios orientales de hoy son esencialmente diferentes de los antiguos imperios orientales.
Como los de Egipto, Asiria, Babilonia y Persia, son absolutistas, no reconocen derechos a sus súbditos ni respetan a las naciones vecinas. No son pueblos de sabios, artistas y poetas, como los antiguos griegos, ni tienen el genio de los antiguos romanos que, bajo el absolutismo político, desarrollaron el derecho privado, baluarte de la libertad individual.
Mientras las naciones europeas que se han salvado del absolutismo soviético y los pueblos americanos perfeccionaron las instituciones democráticas y afianzan cada vez más los derechos humanos, los imperios comunistas utilizan los adelantos de la ciencia para reformar la mentalidad de sus súbditos y mantenerlos en el error, en la ignorancia y en la obediencia.
Los tiempos en que nos toca vivir, como los anteriores, que para nosotros constituyen la historia, siguen siendo etapas de la lucha secular de las naciones y de los individuos por la libertad.
Los pueblos griegos, que en los cuatro siglos anteriores a la era cristiana habían alcanzado un maravilloso desarrollo científico, literario y artístico, quedaron convertidos en provincia romana; pero los vencedores se constituyeron en discípulos de los vencidos. Los romanos, a su turno. fueron dominados por pueblos bárbaros del norte de Europa y de la parte occidental del Asia, que tardaron varios siglos en asimilar la cultura greco-latina, para lo cual fue factor decisivo el cristianismo, que actuó más sobre los sentimientos que sobre la inteligencia. La doctrina del amor al prójimo como a sí mismo y de la libertad para elegir entre el bien y el mal, constituyó el fundamento de la nueva sociedad occidental. Esta civilización, que es la nuestra, es lo que parece estar en peligro. En el momento actual están aquietadas las rivalidades de los pueblos cristianos, europeos y americanos; pero algunos de los primeros, al liquidarse la última gran guerra, han quedado atrapados por el materialismo y el despotismo orientales.
Este es el gran problema contemporáneo y no el de la lucha de clases. No hay clases porque haya ricos y pobres, puesto que los primeros pueden arruinarse y no recuperarán la posición perdida, sino por el trabajo y el estudio, es decir, por el empleo de las mismas armas con que en las democracias occidentales los pobres pasan a ser ricos; y cada día vemos cómo los más humildes pueden darse las mismas satisfacciones que los pudientes.
íCuán equivocados están los que predicen que sólo tenemos libertad para morirnos de hambre! Para los que no tenemos libertad es para vivir en la ociosidad.
De nosotros depende si hemos de trabajar gimiendo o si hemos de hacerlo cantando, de modo que los himnos del futuro próximo sean a la vez himnos del trabajo y de la libertad. íQué ellos nos animen en la nueva lucha que formará el capítulo contemporáneo de la lucha por la libertad!
Jure Petricevic
Croacia, como la mayor parte de los países de la Europa Central y del sureste, y como toda Yugoeslavia es un país más bien agrícola-ganadero. En consecuencia, la política agraria de la Yugoeslavia comunista afecta directamente a la mayoría de la población y merece una exposición detenida si se quiere comprobar los efectos del régimen comunista sobre la vida nacional. Las experiencias, resumidas en este trabajo interesan a todos los países con predominante producción agrícola y de modo peculiar a las naciones latinoamericanas, donde los comunistas esgrimen siempre los "slogans" relativos a los problemas agrarios, reclamando una reforma agraria radical y completa y procurando granjearse la simpatías de los trabajadores rurales con ilusorias promesas de entregarles las tierras que cultivan.
I. DISMINUCION DE LA POBLACION RURAL
La población rural en la Yugoeslavia de preguerra representaba más de las tres cuartas partes de la población total. En el censo de la población efectuado en 1931, esa cifra alcanzaba 76% [2]. Después de la guerra, debido a la industrialización apresurada del país, la población del campo disminuye grandemente. Es difícil comparar diferentes cifras relativas a la población rural, por cuanto en su obtención se aplican distintos métodos estadísticos y porque el concepto de qué se entiende por población agrícola no es idéntico en todos los censos y estadísticas. Así, por ejemplo, del censo de la población de 1951 se desprende que de la agricultura vivía todavía el 73% de la población yugoeslava, mientras que según los datos más recientes esta cifra bajó en 1953 al 60% y en 1958 representaba el 56% de la población total[3]. De acuerdo con el informe de Vladimir Bakaric en el VI Congreso de la Liga de los comunistas de Croacia, celebrado a principios del mes de abril en Zagreb, el número de la población agrícola en la República Popular de Croacia era inferior al promedio de Yugoeslavia y alcanzaba en 1958 el 50% de la población total[4].
Durante el V Congreso de la Federación Socialista del Pueblo Trabajador de Croacia, el mismo Bakaric anunció con gran satisfacción "la desaparición de las estructuras patriarcales del campo" puesto que, según los datos de la estadística general, hay en Croacia el 43% de la población rural y de acuerdo con los datos del Instituto de Seguro Social únicamente el 37% de la población total se ocupa de las tareas agrícolas[5].
En las provincias croatas de Bosnia- Herzegovina este porcentaje debido al nivel más bajo de industrialización, es tal vez algo superior al de la llamada República Popular de Croacia.
Como Croacia estaba ya superpoblada bajo el Imperio austro- húngaro y bajo la Yugoeslavia monárquica, la reducción de la población rural, debido a la industrialización sigue hoy un proceso natural. Antes de la primera guerra mundial, el surplus de la población rural emigraba a los países de ultramar, y generalmente no regresaba. La industrialización y el desarrollo de otros renglones de la economía nacional sirven actualmente no sólo para elevar el nivel de vida sino también para emplear el excedente de la población rural en todos los países subdesarrollados, sin distinción de régimen político. Hasta en los países económicamente muy adelantados de la Europa Occidental sigue en disminución el porcentaje relativamente bajo de la población agrícola, pues el desarrollo industrial absorbe el excedente de la mano de obra producido por la racionalización de la agricultura y especialmente por el mejoramiento de la estructura agraria.
La disminución de la población agrícola se produciría en Croacia y en toda la Yugoeslavia en un régimen democrático como un proceso ineludible. Unicamente la influencia del Estado y los métodos de la política económica serían, eso sí, diferentes de los actuales. El actual régimen comunista está formando la industrialización a ritmo acelerado y con métodos inhumanos. Por motivos ideológicos y de prestigio se quiere transformar del día a la noche un país agrícola en industrial. Para realizar este plan se derrochan fondos incalculables sin el control nacional y sin responsabilidad alguna se aplica el trabajo forzado y la mayor parte de los ingresos se invierten a largo plazo. De este modo, el consumo de las masas populares, salvo la clase comunista privilegiada, no es satisfactorio y el nivel de vida continúa siendo bajísimo. Por otra parte, el sector privado de la agricultura -o sea la mayoría- no progresa, más bien lo suprimen y gravan en tal modo que las amplias masas de la población agrícola abandonan el campo, se van a la ciudad y buscan nueva ocupación, que la industria no siempre puede proporcionar.
La política agraria de la Yugoeslavia comunista ha modificando con frecuencia su programa inicial, pasando hasta ahora por distintas fases.
A continuación paso a exponer en forma sintética el desarrollo de la política agrícola- campesina de Yugoeslavia comunista hasta hoy, destacando sus fases principales y señalando las tendencias que se vislumbran para el futuro. Por lo extenso del tema es preciso limitarse a lo esencial.
II. REFORMA AGRARIA
Por motivos psicológicos y de propaganda, el gobierno comunista de Yugoeslavia no abordó inmediatamente el problema de la colectivización de las tierras campesinas. Aprovechando la experiencia soviética y deseosos de granjearse las simpatías de un sector de la población rural, los comunistas llevaron a cabo, en el primer momento, la reforma agraria en virtud de la ley del 23 de septiembre de 1945.
Por esta ley se confiscaban las tierras de los alemanes expulsados o asesinados y de los latifundios superiores a 45 hectáreas, incluidos los bosques, o sea las propiedades que pasaban de 25 a 35 hectáreas de la tierra cultivable; además fueron confiscadas las posesiones de las iglesias y de los conventos, de los bancos, de las personas desaparecidas y las posesiones no pertenecientes a los campesinos. El principio fundamental de esta ley era: "La tierra pertenece a los que la trabajan". A los adversarios políticos les fueron confiscadas incluso las propiedades pequeñas. Toda la tierra confiscada por la reforma agraria lo fue sin indemnización alguna. De este modo se creó el fondo rural, que disponía de 1.560.000 hectáreas, o sea el 6,8% de la superficie agrícola total. No se trataba, pues de liquidar los latifundios, que en realidad no los había en Yugoeslavia sino de medidas contra la propiedad. Con la reforma agraria fueron perjudicados en total 162.171 propietarios, lo que quiere decir que se tendía a la liquidación de la propiedad media por motivos políticos e ideológicos y con el deseo de destruir la economía de la mayoría de los campesinos independientes.
Algo más de la mitad de las tierras confiscadas (51%) se repartió entre los colonos llegados de otras regiones y los campesinos lugareños. De este modo se trasladó del territorio de otras repúblicas a 42.587 familias de los nuevos colonos, integradas mayormente por guerrilleros comunistas de Montenegro. Del territorio de la república respectiva figuraban 23.106 colonos. Esta colonización también, como la que se produjo a raíz de la primera reforma agraria, decretada por el gobierno monárquico después de la primera guerra mundial, revestía carácter inconfundible de la política nacionalista e imperialista servia. La mayor parte de los nuevos colonos fue destinada a Vojvodina.
El 18% del fondo rural creado por la reforma agraria, fue asignado a las propiedades estatales, el 24% a los bosques estatales y el resto destinado a los koljoces, instituciones oficiales, etcétera.
Dicha reforma encerraba principalmente un sentido político. Antes de la guerra eran muy contados los latifundios. Propiedades con superficie superior a 50 hectáreas constituían el 0,4% del total de las propiedades rurales, o sea el 6,7% de la superficie agrícola total. Con la reforma agraria de 1945, los latifundios aportaron al fondo rural tan sólo 235.000 hectáreas, es decir, el 15% de la tierra confiscada. La gran parte correspondiente a las propiedades de los alemanes, o sea 037.000 hectáreas, representaba el 41% [6].
En esta fase, el gobierno comunista favorecía la creación de propiedades rurales para sus partidarios, motivando esta política con el supuesto deseo de mantener la producción agrícola. El ingreso a los koljoces era todavía voluntario y se limitaba a una minoría insignificante de afiliados al partido comunista.
La creación de las cooperativas campesinas de trabajo o koljoces fue sancionada por la ley sobre las cooperativas el 18/7/1949 y complementada por la ley sobre las cooperativas agrícolas del 1/6/1949.
Inmediatamente después de la guerra, todos los sectores de la economía fueron nacionalizados, salvo la agricultura. Sabiendo que los campesinos ofrecerían fuerte resistencia y temiendo por la provisión de alimentos, los jefes comunistas procedieron con cautela. Primero intentaron persuadir a los campesinos de las ventajas de los koljoces sobre el minifundio campesino. Como los campesinos no ingresaban voluntariamente en los koljoces, se decretó en 1948 la colectivización obligatoria, cuyo ritmo se aceleró en 1949. Con estas medidas coercitivas el número de koljoces se elevó, de 1.318 existentes en 1948, a 6.626.
El máximo fue alcanzado en 1950, con 6.835 koljoces. La cifra mayor de las fincas campesinas inscriptas en las cooperativas campesinas de trabajo (koljoces) alcanzaba a 430.000, o sea algo más de la quinta parte de las propiedades campesinas en 1951. La superficie de los koljoces, de las granjas estatales y de las cooperativas agrícolas importaba el 36% de la superficie agrícola total. En total se colectivizó y expropió algo más de un tercio de la superficie agrícola.
A la colectivización de la agricultura se le imprimió un ritmo más acelerado a raíz del conflicto con el Kominform, surgido en 1948, pues los comunistas yugoeslavos querían probar que eran comunistas más ortodoxos que los bolcheviques rusos. Las autoridades tropezaron con una tenaz resistencia, particularmente de los campesinos croatas. La oposición de los campesinos se manifestó, en primer lugar, en la producción reducida, limitándola a sus necesidades, de modo que la oferta menguó tanto que el abastecimiento de la población no rural dependía de la importación las granjas colectivas no cumplieron lo que se esperaba de ellas.
III. DESINTEGRACION DE LOS KOLJOCES EN 1953
Como consecuencia de la crisis económica y de la ayuda occidental, en 1952 se inicia una nueva fase en la política agraria. El gobierno y el partido comunista llegan a la conclusión de que es necesario buscar nuevos caminos para incrementar la producción agraria. Se operó la reorientación de la política agraria, llevada a tal punto que el gobierno, con el decreto del 30/3/1953, acerca de la propiedad y la reorganización de las cooperativas campesinas de trabajo permitió a los campesinos retirarse de esas cooperativas. Los campesinos empezaron a retirarse en masa de los koljoces, creados por la fuerza, y en pocos meses desaparecieron esas cooperativas campesinas de trabajo. Su número, en 1953, ascendía a 1.236, disminuyendo en adelante. A fines de 1956 había registradas en Yugoeslavia 578 cooperativas campesinas de trabajo, la mayoría de ellas en Voïvodina. Los koljoces que quedaron los integran, por regla general, afiliados al partido comunista, quienes antes no poseían tierras. Las granjas del Estado de las cooperativas agrícolas no fueron disueltas. Estas propiedades constituyen actualmente la parte más importante del "sector socialista de la agricultura". Se las favorece en todo sentido y se les presta suma atención.
Para robustecer moralmente el principio colectivista se promulgó el 22 de mayo de 1953 una ley por la cual se expropia la tierra de las granjas campesinas, mayores de 10 hectáreas, con el supuesto fin de impedir la explotación capitalista de la mano de obra rural. Fijando la extensión tope de 10 hectáreas para las granjas campesinas individuales, se logró en realidad la disminución de la producción destinada al mercado. Por la tierra colectivizada los campesinos reciben ahora una compensación, a diferencia de la reforma agraria de 1945. Las tierras confiscadas se destinaban a los koljoces, propiedades estatales y a varias organizaciones e instituciones. Por este medio quedaron expropiadas 200.000 hectáreas de tierra de los campesinos. Era una reforma, como se colige, de proporciones exiguas, tendiente a trabar el desarrollo de los campesinos dueños de sus tierras.
Paralelamente con la disolución de los koljoces y la introducción de una política económica más "liberal" se suprimió la adquisición obligatoria de los productos agrícolas y el racionamiento de los artículos alimenticios. El gobierno empezó con esas medidas, ya en 1951, a retardar la colectivización.
IV. SITUACION DEL AGRO POSTERIOR AL FRACASO DE LOS KOLJOCES
Los jerarcas comunistas yugoeslavos consideraron el dar mayor libertad a los campesinos una medida táctica necesaria, sin haber renunciado a sus planes de crear grandes propiedades socialistas, objetivo final del partido comunista, reiterado con toda claridad. Las concesiones a los campesinos fueron impuestas por la grave crisis alimenticia que amenazaba en su desarrollo a las demás ramas económicas.
El gobierno, al decretar estas medidas, esperaba aumento de la producción en los campos particulares y mejora en el abastecimiento de los artículos alimenticios. Empero, siguiendo en su actitud adversa a los campesinos, tomó nuevas medidas contra la propiedad privada campesina. Disueltos los koljoces, es verdad, tenían más libertad para disponer de sus bienes y de sus productos, pero subsistían las condiciones económico- políticas desfavorables a un desenvolvimiento progresivo y para la mayor producción, que en parte empeoraron.
Al suprimir la adquisición forzosa de alimentos y disolver los koljoces, los comunistas aumentaron substancialmente los impuestos a los ingresos de los campesinos. Los precios de los productos industriales imprescindibles para el campo fueron también aumentados. Con estas medidas anticampesinas el gobierno va tan lejos que en 1956 decretó un impuesto especial a las yuntas y toda clase de vehículo, incluso carros de los campesinos. Los campesinos no podían obtener créditos de los bancos oficiales o de las instituciones crediticias, también controladas por el Estado. Unicamente el sector socialista de la agricultura podía beneficiarse con los créditos y otras ventajas, como ser, la adquisición de máquinas e implementos agrícolas u otros medios de producción. Se hacían cada vez mayores inversiones en las propiedades agrícolas nacionalizadas, en los koljoces remanentes y en las propiedades de las cooperativas agrícolas.
Por esos motivos los campesinos producían para su consumo personal, limitando extremadamente la producción destinada al mercado. La consecuencia era la paralización o más bien el regreso de la producción alimenticia y de las materias primas agrícolas. El abastecimiento de la población se hizo más difícil, y el envío de los subsidios en forma de alimentos de los EE.UU. se incrementó.
El signo característico del abandono de la agricultura por parte del gobierno son las extensas zonas de tierra sin cultivar y la despoblación cada vez mayor de las zonas netamente rurales. Así, en 1955, además de barbechos, había 420.000 hectáreas de tierra arable sin sembrar, o sea el 5,7% del total de la superficie arable en Yugoeslavia. Esas tierras pertenecen a los propietarios particulares y a las organizaciones agrícolas, a las que fueron asignadas por el fondo rural o por el decreto de colectivización, quedando completamente abandonadas. Las autoridades dictan todos los años nuevas disposiciones y reglamentos relativos al cultivo de esas superficies abandonadas, pero sin éxito. Ese fenómeno que surge en el período de una aguda carestía de alimentos, es el resultado típico de la equivocada y malograda política agraria y económica de los comunistas. Dichas superficies no cultivadas abarcan también ahora grandes extensiones, si bien algo reducidas en los últimos años.
Disueltos los koljoces en 1953, la jefatura comunista de Yugoeslavia procuró llevar a cabo la transformación socialista del canjeo por vía indirecta mediante las cooperativas agrícolas generales. Dichas cooperativas, según declaraciones de los principales funcionarios comunistas, deberían constituir el puntal de la vida colectiva en el campo y un instrumento importante para incrementar la producción colectiva en la agricultura. Por un lado, es verdad, se admitió oficialmente el fracaso de la colectivización en agricultura, sin favorecer la hacienda particular, que se toleraba únicamente como mal menor.
Las cooperativas agrícolas generales debían ahora, además de la compra y venta de los productos del campo y de todo lo que necesitan los campesinos, ocuparse en mayor grado de la producción agrícola. A menudo disponen de tierra propia o la toman en arriendo y la cultivan por su riesgo; además, deben coordinar y controlar la producción del sector privado. Esas cooperativas disponen de las máquinas e implementos necesarios, pueden prestarlos a los campesinos a quienes adelantan préstamos a cuenta de la cosecha, les suministran semilla y abono y les brindan consejos técnicos. Según esta tendencia, la cooperativa con el tiempo asumiría la dirección de la hacienda campesina, quedando el campesino como propietario nominal, mientras que la cooperativa decidiría sobre todos los problemas importantes de la organización, producción. y explotación de su propiedad.
En el curso de los años surgieron distintas formas de cooperación entre la cooperativa y los campesinos, quedando claramente definidas dos categorías: 1) La cooperativa ejecuta por cuenta de los campesinos y por la suma convenida ciertos trabajos, cesando toda relación entre ellos una vez cumplido y abonado el trabajo convenido. Según la doctrina comunista, ésta es una relación típicamente comercial entre la cooperativa y el campesino, una forma inferior e incompleta de cooperación; 2) Participación en la producción de la hacienda campesina, en que la cooperativa y el campesino durante el proceso de producción obran en un pie de igualdad y según su participación en el trabajo se reparten los productos recogidos. Con esta forma de colaboración, la cooperativa tiende a controlar y dirigir cada vez más la hacienda privada. En opinión de los comunistas yugoeslavos, tan sólo de este modo es dable promover y desarrollar la producción insuficiente de las haciendas individuales "incapaces".
La nueva política agraria de Yugoeslavia apoya, en primer lugar, la segunda forma de cooperación, convirtiéndola en el centro de gravedad de todos sus esfuerzos.
V. RESOLUCION DE LA ASAMBLEA FEDERAL SOBRE El DESARROLLO EN PERSPECTIVA DE LA AGRICULTURA Y LAS COOPERATIVAS DEL 27 DE ABRIL DE 1957 Y El DESARROLLO MAS RECIENTE
Debido a la relegación del sector rural privado, la producción agrícola seguía siendo baja incluso después de la disolución de los koljoces en 1953. El estancamiento y hasta la mengua temporaria en la producción acarrean mayores dificultades en cuanto al abastecimiento de alimentos a la población creciente y de materias primas a la industria. El bajo ingreso .persistente que se registra en la agricultura aplaza la industrialización y todo el desarrollo económico, mientras que las importaciones cada vez mayores de productos agrícolas crean nuevos inconvenientes para el comercio exterior. De este modo, el aumento de la producción agrícola llegó a ser la preocupación principal de los jerarcas comunistas yugoeslavos, puesto que del éxito en este campo dependía la aplicación de varias medidas de índole económica, social y política. Por eso, la dirección comunista yugoeslava decidió tomar nuevas medidas formuladas en la Resolución sobre el desarrollo en perspectiva de la agricultura y las cooperativas, propuesta por el gobierno y aprobada sin modificaciones substanciales por la Asamblea Popular Federal de Belgrado el 27/4/1957. Con esta resolución se marcó el rumbo y se definió la política agraria para los 5 hasta 7 años subsiguientes. En principio se sigue con la política inaugurada después de la disolución de los koljoces en 1953, con la diferencia, de que ahora se invierten fondos más cuantiosos en promover la agricultura y los métodos para lograr los fines propuestos son más definidos que antes. No obstante, muchos aspectos de esta nueva tendencia quedan confusos e imprecisos.
Tanto en la resolución como en el informe presentado por el representante del poder ejecutivo en la Asamblea Federal, Slavko Komar, fueron subrayados dos factores como causas principales del estado insatisfactorio imperante en la producción agrícola: 1) La industrialización acelerada y, escasas inversiones destinadas a la agricultura; 2) el atraso de la hacienda campesina y su "incapacidad" de ser portadora del progreso rural. La política de precios, el régimen impositivo y crediticio se mencionan de pasada y no son considerados como causas importantes de los fracasos registrados.
El objetivo principal de los nuevos esfuerzos era intensificar y aumentar, en el mayor grado posible, la producción agrícola. El gobierno de Belgrado admitió que ese objetivo no pudo lograrse mediante la colectivización de la agricultura y que tales experimentos tampoco darían resultado positivo en el futuro. Sin embargo, el gobierno se rehusa a promover y alentar la hacienda particular mediante subvenciones, modificando su política de precios, cargas impositivas y créditos, mejorando el suelo, eliminando la parcelación de la propiedad campesina, etc., como ciertos círculos aconsejan, pues en opinión de los dirigentes rojos el objetivo propuesto tampoco puede realizarse por esta vía. Con ello, sostienen los comunistas, se facilitaría el desarrollo capitalista de la agricultura y se preservaría la retrógrada estructura agraria minifundista. Por lo tanto, los puntales y los motores de la modernización del campo deben ser las cooperativas agrícolas socialistas y las empresas agrícolas socialistas (tierras del Estado, propiedades de las cooperativas agrícolas y cooperativas campesinas de trabajo). La mayor importancia se atribuye a la colaboración entre la cooperativa agrícola general y el productor individual. La cooperativa debe coordinar las tierras de los campesinos y su mano de obra con los medios colectivos de producción. Como, según esta concepción, el desarrollo de la agricultura y la transformación socialista del campo constituyen un proceso único e indivisible, la cooperativa agrícola general es considerada como el motor principal del progreso y la colectivización laboral en las zonas rurales. Unicamente en estrecha colaboración y dentro de estas cooperativas agrícolas se puede - arguyen los teóricos marxistas - dar la solución satisfactoria al problema de grandes inversiones de los medios sociales en la agricultura. Este es el punto fundamental de la nueva doctrina agraria del gobierno de Tito.
El objetivo concreto de la nueva política agraria para los 5 hasta 7 años próximos consiste en aumentar la cosecha de trigo en 50% o sea conseguir el promedio de 23 quintales por hectárea. La producción total de trigo debería elevarse en el mismo período a 3,3 millones de toneladas. El rendimiento de maíz por hectárea debería pasar de 14 a 30 quintales. La producción ganadera debería aumentar en 50%. Además, se prevé un aumento considerable de la producción de plantas industriales, frutas, legumbres, verduras, patatas, etc. Durante los 5 próximos años la producción agrícola en general tendría que aumentar en 30- 35% en comparación con el promedio de 1951/55. En las zonas netamente cerealistas el aumento debería alcanzar el 50% y en las tierras e colectivizadas hasta el 100%.
Para conseguir los fines propuestos era preciso invertir enormes sumas de dinero y llevar a cabo varias medidas técnicas. Era previsto, en primer lugar, terminar las obras de avenamiento, canalización y de otros trabajos de mejoramiento del suelo, particularmente en Voïvodina. Las inversiones totales para la agricultura, provenientes de los medios sociales deberían ser dos veces mayores que las sumas invertidas en 1957, que ascendieron a 37 billones de dinares. Para la realización del nuevo programa agrario fue prevista una inversión promedio anual, sacada de los medios sociales, de 82 billones de dinares. El plan prevé también un incremento de tractores de 13.800 unidades que había en 1957, a 40.000. El consumo de los abonos artificiales alcanzaría a 2,2 millones de toneladas, o sea cuatro veces mayor que el consumo de 1956. También se preveía un aumento considerable en la elaboración de los productos químicos destinados a la protección de las plantas, luego la producción de semillas, animales de reproducción, etcétera.
Algunos de esos objetivos, si se toman en cuenta las posibilidades reales, resultan ilusorios. Se duda mucho que la industria del país esté capacitada para multiplicar, en plazo tan corto, la fabricación de tractores y la producción de abonos artificiales.
Una de las medidas más importantes en el conjunto de esa nueva orientación de la política agraria es la decisión del gobierno, tomada el 28/5/1957, de facilitar el otorgamiento de créditos a la propiedad rural individual. Si bien con anterioridad estaban previstos los créditos para el productor individual, el campesino, prácticamente, no conseguía préstamos. Con las nuevas disposiciones, los campesinos, por fin, podían beneficiarse de préstamos para ciertas inversiones y la mejora de su hacienda. Pero, con el correr del tiempo, resultó que, pese a las disposiciones vigentes, los campesinos no pudieron aprovechar en mayor grado los créditos previstos, que casi en su totalidad se volcaban al sector socialista de la agricultura. Todas las inversiones, como asimismo los créditos, provenientes de los medios socializados fueron empleados en el sector agrícola que ocupa apenas un décimo de la superficie total. El régimen impositivo tampoco trajo alivio alguno al sector privado de las propiedades rurales.
Los inconvenientes señalados y los fines netamente políticos e ideológicos de la reforma agraria desalientan la mayor producción del sector privado y defraudan las esperanzas de los campesinos, quienes colaboran en forma restringida con las cooperativas agrícolas generales en el proceso de producción. Lo demuestran los datos estadísticos. En 1958, la superficie labrantía del sector socialista abarcaba 750.000 hectáreas, es decir, algo menos del 10% de la superficie total de labrantíos en Yugoeslavia, de las que el 60% correspondía a las tierras socializadas y sólo el 10% a las tierras de los campesinos, involucradas en el sistema de cooperación. En 1959, la superficie arada del sector socialista alcanzó 1.200.000 hectáreas, constituyendo así el 16% de la superficie arada total, extensión pequeña para asegurar el abastecimiento de la entera población con los alimentos imprescindibles[7].
Por consiguiente, la participación de los campesinos en la producción cooperativa, pese a la propaganda intensa, es ínfima. Todo el sistema político y económico frena y paraliza la evolución natural de la hacienda familiar campesina. Todas las ventajas y los medios dispositivos se vuelcan al "sector socialista" de la agricultura, que en la producción total desempeña un papel secundario. No obstante ello, el Estado y el partido comunista siguen favoreciendo al sector socialista, esperando que cubriría las demandas del mercado y resolvería la crisis agrícola, ejerciendo, a la vez, fuerte presión sobre la propiedad rural privada e imponiendo cargas insoportables a los campesinos, que representan la mitad de la población total. Dichas tendencias se agudizaron en los últimos tiempos.
En 1957, y especialmente en 1959, la producción agrícola aumentó, gracias, en parte a las condiciones climáticas favorables, lo que indujo a los jerarcas de Belgrado a intensificar las medidas anticampesinas.
Antes de referirnos al nuevo curso, cabe pasar revista de las cosechas de trigo en Yugoeslavia durante los últimos años, en comparación con la producción de la preguerra y del abastecimiento del país con trigo, alimento el más importante de las amplias masas populares.
VI. PRODUCCION E IMPORTACION DE TRIGO[8]
Año |
Superficie total |
Rendimiento por hectárea quintales métricos |
Producción total |
Importación |
1934/38 |
2.167 |
11,4 |
2.467 |
- |
Pese al curso zigzagueante de la política agraria yugoeslava la producción de trigo apenas en 1957, 1958, 1959 y 1960, alcanzó y superó la de la preguerra: Si se tiene en cuenta que el rendimiento promedio de trigo en la Europa Occidental varía entre 20 y 40 quintales por hectárea, entonces el rendimiento obtenido en Yugoeslavia en 1959, año récord, o sea 19,0 quintales por hectárea, y 17,3 en 1960, resulta relativamente bajo[9]. La producción de trigo hasta 1959 no pudo satisfacer las necesidades de la población, de modo que Yugoeslavia proveyó el pan a sus habitantes únicamente gracias a la ayuda de los EE.UU. Hasta 1959 los envíos de trigo de los EE.UU. importaban la mitad del consumo total de pan en Yugoeslavia. Lo que quiere decir que la población yugoeslava habría pasado hambre sin esa ayuda. Al mismo tiempo, la Europa Occidental aumenta tanto su producción agrícola después de la guerra que disponía de alimentos excedentes, a pesar del incremento de la población. La abundancia de los productos agrícolas plantea serias dificultades a los países democráticos, mientras que el llamado orden progresista de los gobiernos comunistas está atrasado varios decenios. Todos los países comunistas se enfrentan con idénticas dificultades, inclusive Yugoeslavia.
La cosecha en 1959 fue la mejor en Yugoeslavia de postguerra y por primera vez posibilitó al gobierno comunista abastecer con pan a la población con su propia producción. Aunque el rendimiento de 19,0 quintales por hectárea no es alto, comparándolo con los países de la Europa Occidental y considerando las posibilidades de elevarlo mediante la moderna técnica agrícola (tomando en cuenta las favorables condiciones naturales, resulta ser muy bajo), así y todo significa un progreso. Lo mismo vale para el maíz, que proporciona excedentes exportables. La excelente cosecha de 1959 motivó que el gobierno de Belgrado suspendiese importaciones ulteriores de trigo a título de subsidio de los EE.UU. y anunció que había resuelto el problema de producción y provisión de pan. Como gran parte de los trigales corresponde al sector socialista del campo, más que en otros cultivos importantes, los círculos gubernamentales aprovecharon esta circunstancia para subrayar que en adelante, en cuanto al abastecimiento de pan, no dependen del sector privado del campo, puesto que el sector socialista muy pronto cubriría todas las demandas del mercado. Los campesinos propietarios, por lo tanto, serían dentro de poco innecesarios.
Con respecto a la totalidad de la producción agrícola la situación, sin embargo, no es promisoria. El estado de la producción ganadera, especialmente de carne, dista mucho de ser satisfactoria. En este sector, como en el del trigo y el maíz, se hacen enormes inversiones encaminadas al incremento de la producción. Sin embargo, ni siquiera el problema de abastecimiento de trigo y pan está resuelto definitivamente, pese a la buena cosecha de 1959. Por razones de propaganda, el gobierno de Tito suspendía la importación de trigo norteamericano antes de recoger la cosecha y pudo hacerlo porque las reservas del trigo importado eran grandes.
La producción yugoeslava de trigo tiene deficiencias, disimuladas actualmente por la propaganda que el régimen comunista divulga tanto en el país como en el extranjero, tras una cosecha excepcional. Los comunistas, deseosos de independizarse de los campesinos minifundistas que cultivan la mayor parte de la tierra cultivable y todavía constituyen la fuente principal de los productos alimenticios, recurren a todos los medios para asegurar al sector socialista del campo la mayor participación en la producción destinada al mercado. A tal fin invierten todos los fondos disponibles para adquirir máquinas, ganado, construir casas, silos, etc., para ese sector exclusivamente. Para superar la crisis latente del abastecimiento de pan, se cultivan los trigos italianos de alto rendimiento. Como esas clases de trigo son de calidad inferior, pese a su alto rendimiento, no se cultivan en otros países. Mussolini impuso esas clases de trigo, impulsado por el deseo de hacer autárquica a Italia en cuanto al abastecimiento de pan. Es comprensible que Yugoeslavia también, llevada por la necesidad, intente resolver su problema del trigo de idéntico modo y salir victoriosa en la "batalla del trigo". Empero, sería exagerado e inexacto ver en ese progreso un éxito típico e intrínseco del sistema comunista yugoeslavo, cuando se sabe que el rendimiento promedio de los trigos de alta calidad en los países de Europa Occidental es mucho más alto que el obtenido en la Yugoeslavia comunista.
Además, la producción de trigo en Yugoeslavia adolece de otra debilidad que podría causar una gran crisis. Como es sabido, las variedades italianas de trigo no son suficientemente resistentes para los inviernos ásperos de las zonas trigueras de Yugoeslavia. En los últimos años los inviernos no fueron duros, de modo que la deficiencia señalada de los trigos italianos no pudo manifestarse. En el invierno 1959; 60 apretaron, aunque por breve tiempo, las fuertes heladas, que perjudicaron bastante las variedades italianas de trigo. Según el diario "Borba" del 1 /6/ 1960, la primavera pasada se debió arar de nuevo el 7% de los trigales de Voïvodine, centro de la producción de trigo, debido a las "adversas condiciones climáticas", recalcando el citado diario que "ese fenómeno acarrea gran quebradero de cabeza en algunos distritos". Pese a las advertencias de los técnicos competentes sobre los puntos flojos de los trigos italianos, los círculos oficiales subestimaban ese peligro. Ya tienen dolores de cabeza y, si arrecia el frío, surgirán dificultades insalvables. Por otra parte, hay síntomas de que esas clases de trigos son propensas a distintas plagas en Yugoeslavia, lo que a su vez produce serios inconvenientes.
Por cierto, la propaganda del régimen en torno al autoabastecimiento de trigo fue prematura. En vista de la cosecha excepcional de 1959, Tito se jactaba: "No dependemos más de la gracia del cielo; de si lloverá o no... Hasta ahora recibíamos trigo de los Estados Unidos de América a título de ayuda, pero yo creo que nadie de vosotros se alegra por eso, pues el pueblo yugoeslavo (sic), un pueblo orgulloso, no le gusta recibir permanentemente ayuda de nadie... Tanto más por cuanto incluso en el aspecto político esa ayuda tuvo repercusiones desagradables, de modo que por esos motivos se nos crearon problemas políticos" [10].
Sin embargo, la cosecha de trigo del año pasado no pudo satisfacer las necesidades de la población, viéndose el gobierno en la obligación de solicitar nuevamente de los Estados Unidos 500.000 toneladas de trigo. El 20 de abril último, el embajador yugoeslavo visitó el Departamento de Estado en Washington pidiendo que el pago de los cereales adquiridos se efectúe en la moneda yugoeslava y no en divisas de las que carece la tesorería de Belgrado. Desde el año 1950 al 1959, el gobierno comunista de Belgrado recibió de los Estados Unidos 6.858.379 toneladas de trigo y 247.856 toneladas de harina.
El déficit registrado en 1960 se debe no sólo a la mala cosecha sino también al mayor consumo de harina, debido al insuficiente abastecimiento de la población con carne y leche y a los precios aumentados de todos los artículos alimenticios. Por otra parte, los campesinos se niegan a vender los cereales a razón de la inestabilidad de los precios. El trigo norteamericano hará que el gobierno obligue con mayor facilidad a que los campesinos vendan su trigo a precios bajos. La contribución norteamericana es necesaria, puesto que "el sector socialista" no rindió, es decir, produce con enormes pérdidas que luego el Estado debe enjugar en perjuicio de otras actividades económicas.
Todo esto prueba que el problema del trigo en Yugoeslavia no está solucionado. Sería más real cultivar los trigos de calidad del país que forzar la siembra de otras clases no aclimatadas. Para el cultivo de las buenas clases del país es menester trabajar años y años para obtener buenos resultados, pero menor rendimiento que el trigo italiano. El requisito indispensable para eso sería promover la propiedad privada de los campesinos, único medio de aumentar la producción agrícola en cantidad y calidad. Conforme hemos destacado, Yugoeslavia comunista no tiende a reforzar el minifundio de los campesinos sino, todo lo contrario, procura suprimirlo y liquidarlo con medidas coercitivas y por vía indirecta.
VII. SIGUE LA "TRANSFORMACION SOCIALISTA" DEL CAMPO
Yugoeslavia, a despecho de tantos fracasos sufridos hasta ahora en la producción agrícola, intensifica sus esfuerzos en el sentido de la transformación socialista del campo. Eso se desprende del informe que Eduardo Kardelj, vicepresidente del gobierno yugoeslavo, presentó ante la sesión plenaria del Comité federal de la "Federación Socialista del Pueblo Trabajador de Yugoeslavia" reunida en Belgrado los días 5 y 6 de mayo de 1959, como asimismo de la resolución tomada en esa sesión. Luego, Tito, en su informe leído en el V Congreso de la Federación Socialista en abril de 1960, en Belgrado, destacó de nuevo este curso de la política oficial.
Con lo que queda confirmado que el objetivo final de los jerarcas comunistas yugoeslavos, en cuanto e la política anticampesina y la producción agrícola, es idéntico al de la Unión Soviética. Este objetivo consiste en la socialización de la tierra y, de otros medios esenciales de producción en la agricultura. En ese sentido, la cooperación de los campesinos con las cooperativas se considera sólo corno una fase transitoria necesaria en la transformación socialista del campo. La asociación con las cooperativas implica concesiones a los campesinos después del fracaso de la colectivización y el abastecimiento insuficiente que amenazaban seriamente evolución económica del país.
Al devolver las tierras a los campesinos y aumentar las inversiones, se registró cierto aumento en la producción agropecuaria. Mas, como por razónes políticas y doctrinarias no es deseable que se fortalezca la propiedad campesina, sigue siendo sometida a fuertes presiones. Mediante la intensificación de la producción del llamado sector socialista se quiere resolver el problema de la alimentación y el de los campesinos. Conforme a los planes oficiales, el sector socialista tendría que satisfacer íntegramente las necesidades del mercado, independizándose de los campesinos, que luego se verían obligados a enajenar sus tierras y renunciar a la producción particular. Ese objetivo dista mucho de ser alcanzado y la política que se persigue es muy costosa y arriesgada. Partido y, el Estado quieren asegurar el abastecimiento de la población mediante el sector socialista, entonces deben ampliarlo en gran medida, ya que su capacidad actual no alcanza para ello.
Ahora bien, la ampliación del sector socialista en tal grado significaría tomar en cuenta y responsabilidad exclusiva del Estado la mayor parte de la producción agropecuaria. Lo que a su vez significa invertir tantos fondos y correr tantos riesgos que Yugoeslavia no puede permitirse. Semejante grado ni siquiera lo alcanzó la Unión Soviética, que tiende en los últimos años a ampliar los sovjoces (granjas del Estado). Engrandeciendo el sector socialista sin crear las granjas colectivas, en las que los campesinos correrían con todos los riesgos y las pérdidas, se impondrían una carga demasiado onerosa a los restantes sectores económicos y los resultados serían idénticos a los de la colectivización, con la diferencia de que entonces sería el Estado, en lugar de los campesinos, quien sufriría las pérdidas.
Por otro lado, con el abandono y la ruina de la hacienda privada campesina, surgen para la sociedad, el Estado y el Partido problemas difíciles y peligrosos. Ya ahora la afluencia de los campesinos a las ciudades es tal que la. cuestión de ocupación y vivienda para tanta gente preocupa seriamente a los dirigentes comunistas. Con la aceleración de ese proceso emergen nuevos problemas sociales y políticos, que para el régimen actual podrían resultar más desagradables que los económicos.
Los comunistas persiguen la destrucción de las propiedades campesinas en primer lugar por motivos políticos. El campesinado, económicamente independiente, supone una inquebrantable fuerza política, lo que los comunistas temen. Huelga señalar una medida más reciente, dirigida contra los intereses de la propiedad privada de los campesinos, el decreto ley "sobre la explotación de las tierras agrícolas", sancionado por la Asamblea federal de Belgrado el 16 de octubre de 1959. Por esta ley se autoriza a los Comités populares de municipios y distritos a prescribir la modalidad obligatoria del cultivo de la tierra y la aplicación de las medidas agrotécnicas. Si los productores no observaran las prescripciones establecidas, las tierras respectivas, según dicha ley, pueden ser puestas bajo la administración oficial. La compensación que en ese caso deben abonar los productores ingresa al fondo de inversiones y sirve para la promoción de la agricultura. El propietario de la tierra no cobra, por lo tanto, indemnización alguna. La administración forzosa cesa a pedido del propietario, siempre y cuando éste se comprometa a cultivar su tierra en un plazo determinado, observar las prescripciones establecidas y ofrecer una garantía, cuyo monto y forma fijan las autoridades municipales o distrituales, con la que debe probar su capacidad y solvencia para cumplir con las obligaciones asumidas. En caso de que el productor no cumpla con ellas, el monto total de la fianza ingresa al Fondo de inversiones y se destina al fomento agrícola.
Esas medidas van dirigidas expresamente contra los productores individuales del campo. Entrañan un paso más hacia la eliminación completa de las propiedades campesinas. La administración forzosa de las tierras queda generalmente confiada a las cooperativas agrícolas y, en la práctica, significa para el productor la pérdida de su posesión rural y el traslado obligatorio a la ciudad. Además, no le corresponde compensación por la tierra confiscada.
La misma ley contiene otras medidas perjudiciales a la propiedad privada de los campesinos. Así, por ejemplo, en lo atinente a las irrigaciones de las tierras, el redondeo de los lotes puede practicarse únicamente a beneficio de las cooperativas y otras organizaciones rurales. Eso quiere decir que el campesino, a raíz de las mejoras y el reagrupamiento de las parcelas, no puede redondear sus lotes, o sea disminuir el numero de las parcelas al mínimo o eliminar por completo la parcelación. Los campesinos, pues, incluso en el terreno de mejoras y reagrupamientos, se ven obligados a cultivar su tierra parcelada no racionalmente y con altos costos. Luego se incautan de su tierra y la anexan a las cooperativas agrícolas, aduciendo como argumento "los métodos atrasados de cultivo y la no aplicación de las medidas agrotécnicas prescriptas".
Con dicha ley se modificó también el sistema de arriendo de tierras. El productor agrícola individual, al dar en arriendo su tierra, debe anunciar su oferta en el tablero del comité popular del municipio respectivo. Su tierra puede ser arrendada a otro productor particular si en el plazo fijado no la tomó en arriendo ninguna organización agrícola oficial. Se tiende, pues, a dificultar el arriendo de tierras por parte de los productores individuales.
La ley sobre la explotación de las tierras agrícolas perjudica enormemente al productor privado, al limitar la superficie de la posesión individual a 10 hectáreas. Como a los campesinos no se les conceden mayores créditos de inversión, se dificulta la adquisición de los implementos, máquinas u otros medios de producción, y ellos no pueden modernizar sus métodos ni cultivar sus tierras racionalmente, sino que retroceden y se arruinan cada día más. De este modo el Estado con premeditación y plan fijo, posterga el sector individual de producción, facilita la colectivización por vía indirecta y destruye la existencia de los campesinos independientes y libres.
Brugg/Aarg, Suiza.
Viktor Vida
ELEGIA
I.
Cuando los grillos cantan
suavízanse los muertos en beatitud
escuchando el crecimiento de las hierbas,
la caída de las castañas,
los llamados de la noche...
Esta música emociona lo que yo llamaba
"mi corazón".
Corazón imperfecto.
No toda voz armoniosa retumbaba en él.
Armoniosa voz de los hombres, mis hermanos.
Sé que es de noche por la queja de las aguas
en el jardín; aguas que sollozan.
Y cuando el relámpago ara el cielo desierto,
una gota humedece
los ojos de mi imagen sobre la cruz de piedra.
Temía tanto a la noche... Ser un Angel oscuro.
Mas la vida va siendo en lo alto del árbol de muerte
y todo es un cálido aliento; sueños de vivos y de muertos
y el claro de luna amarillea la tierra,
reflejo de nieve y silencio.
En el cielo profundo: Deus Absconditus
entre flores de hielo.
II
Cuando era joven me despertaba,
iba hacia el espejo. En sus profundidades
reposaba el cuarto luminoso. Y la alboreda polvorienta del verano.
Y nacía la pregunta: ¿También esos ojos serán muertos?
Y posaba las manos sobre la piedra suave. Y las miraba:
¿También esas manos serán muertas?
No soñarán ya entre las hierbas,
no jugarán sus dedos entre rayos luminosos.
Grande ha sido la tristeza de la vida,
y la dicha opaca el no comprendido llamado del cielo.
Aspiración constante.
Todo ha pasado como el otoño. Como la telaraña
en el cielo azul.
Padre, no soy digno de Ti por la inconstancia
de mi amor en la tierra.
Pero te agradezco por la nieve y la luz
que recuerdo.
Buenos Aires, 1960.
Viktor Vida.
LA SEGUNDA MUERTE
Por lunas fenecidas que guiñaban
a escombros bajo nubes escarlatas;
allá con bosques de fuego de verano,
aquí con estuarios de siniestro humo
tu figura no dejó de reflejarse
en el río lento del vivir.
Mas, de pronto, alma, te perdía,
una madrugada entre bastidores
de carcazas y témpanos celosos
rumbo a bahías de la mala suerte.
Flotando en el eje del recuerdo,
sostenida de lágrimas linternas,
tu imagen clara de antaño
por los horizontes se ha ido esfumando.
Relegada a neblinas de sosiego,
dormirás sin días ni estrellas
con leal constancia encendidas,
junto al murmullo casto de la nada,
en trémulas tristezas del otoño.
De ti quizá recordará tan solo
el rito silencioso allá lejos
de besos entre rocas y estaños
de la isla que contigo, vespertina,
también, y para siempre,
ha sido sumergida.
Buenos Aires, 1960. Viktor Vida.
(Estas dos poesías del poeta croata V. Vida, inesperadamente fallecido el año pasado fueron escritas en castellano. Ver: Notas sobre colaboradores.)
Elemer Homonnay
LA DISOLUCIÓN DE LA UNIÓN HÚNGARO-CROATA. EL MALOGRAMIENTO DEL ESTADO CROATA EN 1918
Croacia, tras ocho siglos de convivencia con Hungría, en virtud de la resolución del Sabor (parlamento croata) del 29 de octubre de 1918, disolvió su unión con Hungría, sellada en 1192.
A pesar de ese acto no desaparecieron los factores geopolíticos que habían condicionado dicha unión, como tampoco quedó borrado el hecho de que ella se había mantenido, pese a las numerosas peripecias de una larga historia común de ocho siglos. Por el contrario, la resolución del parlamento croata abrió la puerta a las fuerzas amenazadoras procedentes del Adriático y de los Balcanes centrales, que desde fines del siglo XI venían tratando de cambiar el carácter croata de Dalmacia y obligar a los croatas de la cultura occidental a abrazar el espíritu bizantino, respectivamente[11].
Por un lado Italia se apoderó de Dalmacia, que le fuera prometida por el Pacto de Londres, y por el otro, el ejército servio, avanzando desde el frente de Salónica, cruzó los ríos Drina y Sava y ocupó Bosnia-Herzegovina y Croacia- Eslavonia. En tales circunstancias, el Consejo Nacional de los croatas, servios y eslovenos, representante provisional de los territorios habitados por los eslavos del sur, recién separados de la Monarquía austro-húngara, se vio obligado a proclamar el 24 de noviembre de 1918 su integración al nuevo Estado de los eslavos meridionales. En vano protestaron Esteban Radic, líder del Partido Campesino Croata y el Partido de Derecho, que no estaba representado en el Consejo Nacional de los servios, croatas y eslovenos. El regente servio Alejandro proclamó el 1 de diciembre de 1918 la constitución del Reino de los servios, croatas y eslovenos.
Por ese acto, tras pocas semanas de precaria independencia, Croacia dejó de existir como Estado soberano, perdiendo los atributos de soberanía que siempre había conservado en el seno de la unión húngaro-croata. La idea de la unión de los sureslavos (proyección de la idea paneslava), concebida en el siglo XIX por los políticos croatas como Gaj y José J. Strossmayer, obispo de Djakovo victoriosa en 1918, dio por resultado la supremacía autocrática y dictatorial de los servios balcánicos.
El gobierno de Hungría, tampoco esta vez como durante los siglos de la convivencia, se opuso a reconocer la validez jurídica de la decisión del Sabor (parlamento) croata. Reconoció entonces la separación de Croacia-Eslavonia y envió a su representante diplomático ante el Consejo Nacional de los servios, croatas y eslovenos, que detentaba la soberanía. Aun en esa época más trágica de su historia, el pueblo húngaro, privado del derecho de autodeterminación, amputados casi dos tercios del territorio de Hungría anexados por otros Estados y disminuido así de 3 millones y medio de habitantes húngaros, seguía con la mayor simpatía los cambios trágicos del destino del pueblo croata, esforzándose, dentro de sus medios limitados, por hacer valer los derechos de los croatas en la Conferencia de Paz de París. Esa intención se desprende del memorándum presentado por la delegación húngara en dicha Conferencia de Paz:
"No doubt, the Serbs, who have brought about the union, and who are the most interested in its stability, will pretend to the hegemony, and try to impress the Serb character upon every State institution, which endeavours will meet with resistance on the part of the sister nations, leading to repeated frictions and collisions making the collaboration sooner or later impossible...
"The Croatian nation especially will be disappointed by the Serbian rule. The great ambition of the Croatians was the union under their hegemony of the Southern-Slav territories belonging to Austria-Hungary, which undoubtedly they would sooner or later obtain, at least, so far as Croatia-Slavonia, Bosnia and Dalmatia... are concerned - Hungary desirous to live in fraternal understanding and sympathy with Croatia, was always favourable to such a plan, and our present government respecting the principle of self-determination, would have certainly acknowledged the right of the Croatians to achieve their union.
"The Croatians therefore might have aggregated - if we add the Croatian part of Istria - about 5-900.000 inhabitants... Such a political formation built up on historical, lingual, geographical and economical principles, would have had much more right to existence, and a more promising future than the "Yugoslavia to be created on the 'Great-Serbian' basis" [12].
("No cabe duda que los servios, quienes realizaron la unificación y son los más interesados en su estabilidad, pretenderán la hegemonía y procurarán imprimir el carácter servio a toda institución estatal; ese empeño será resistido por las naciones hermanas y provocara repetidas fricciones y colisiones, haciendo imposible tarde o temprano toda colaboración.
"La nación croata se sentirá especialmente decepcionada por la administración servia. La gran ambición de los croatas era la unión, bajo su dirección de los territorios sureslavos pertenecientes a Austro-Hungría que, indudablemente, han de alcanzar, tarde o temprano por lo menos en lo que concierne a Croacia-Eslavonia, Bosnia y Dalmacia. Hungría, deseosa de vivir en comprensión y simpatía fraternal con los croatas, siempre favoreció ese plan y nuestro gobierno actual respetando el principio de autodeterminación, reconocería, a buen seguro, derecho de los croatas a realizar su unión.
"Los croatas pues pueden reunir - si agregamos la parte croata de Istria- alrededor de 5.400.000 habitantes... Semejante formación política, asentada sobre los principios histórico, geográfico, lingüístico y económico, habría tenido más derecho a existir y un futuro más prometedor que 'Yugoeslavia', que ha de crearse sobre la base de la 'Gran Servia' ").
El tratado de Trianón no se había firmado todavía cuando se produjo el ataque de la Unión Soviética contra Polonia. El gobierno francés sugirió establecer contacto secreto con el gobierno húngaro, único entre los gobiernos de la Europa Central dispuesto a brindar a Polonia apoyo armado. Cuando, en el curso de las conversaciones, se vislumbró la posibilidad de una eventual revisión del tratado de paz de Trianón, el gobierno húngaro aprovechó esta ocasión para pedir se aplicase el derecho de autodeterminación también al pueblo croata[13].
VÍNCULOS HÚNGARO-CROATAS ENTRE LAS DOS GUERRAS MUNDIALES
a) La relación entre Budapest y Belgrado. El problema croata.
El propósito principal perseguido por los gobiernos húngaros entre las dos guerras mundiales era dislocar la unidad de la alianza llamada "Pequeña Entente", que cercaba a Hungría. Sin que asomara la menor posibilidad de un arreglo, tanto con Rumania como con Checoeslovaquia, Hungría intenta dos veces llegar a un acuerdo con Yugoeslavia, tratando de separarla de la "Pequeña Entente", puesto que a esta última le cupo la parte más modesta del botín. Se hicieron ambas tentativas únicamente cuando mejoraron provisionalmente las relaciones entre Bclgrado y Zagreb, pudiéndose colegir que la política basada sobre la separación de Croacia de Yugoeslavia no era practicable. El primer intento se reflejó en el discurso pronunciado por Nicolás Horthy, regente de Hungría, con motivo del 400° aniversario de la batalla de Mohac. Ese intento se hizo sólo después de haberse incorporado Radic con su partido al parlamento de Belgrado, saliendo de su "abstención"; aun más, había aceptado provisionalmente un cargo ministerial. El gobierno yugoeslavo, ponderando su posición en la política internacional de aquel entonces, no estimaba todavía necesario un arreglo con Hungría.
El segundo intento del gobierno húngaro tuvo lugar cuando, después de la avenencia Cvetkovic- Macek, de 1939, parecía que el pueblo croata resolvería sus problemas dentro del Estado yugoeslavo. En aquel momento Europa estaba en llamas, Checoeslovaquia se había desmoronado y en semejante situación el gobierno yugoeslavo consideró necesario hacer un gesto amistoso a los húngaros: otorgar los derechos básicos a la minoría húngara de medio millón de habitantes, obligados a vivir en Yugoeslavia; hasta estaba dispuesto a hacer cesiones territoriales[14]. Este acercamiento fue propiciado tanto por Alemania, que tenía intereses económicos en los Balcanes, como por Italia, que después del fracaso militar en Albania, deseaba ver neutral a Yugoeslavia. Así se llegó al acuerdo húngaro-yugoeslavo en diciembre de 1940 (pacto de amistad), que en breve tiempo iba a resultar el paso más desacertado de la diplomacia húngara entre las dos guerras mundiales. Pronto se llegó a comprobar que Yugoeslavia, mejor dicho la Iglesia ortodoxa servia y la casta militar servia, estaban lejos de seguir la prudente política de su propio gobierno, que trataba de ajustarse a la realidad. Con el golpe de estado producido el 27 de marzo de 1941, sobrevino, pues, el fracaso rotundo de la política basada en la amistad con Yugoeslavia.
Salvo esas dos tentativas, Hungría, en su política exterior con respecto a Yugoeslavia, fue guiada principalmente por el propósito de apoyar a Croacia en su lucha por la soberanía nacional.
La separación definitiva de Croacia habría causado automáticamente la desintegración total de Yugoeslavia y, por ende, el desmoronamiento del orden establecido por el tratado de Trianón en la cuenca de los Cárpatos.
b) Relaciones húngaro-croatas entre 1920-1929.
Hungría, en la primera década posterior al tratado de Trianón, debatiéndose en una aguda crisis económica. consecuencia de la primera guerra mundial, y en vista de la superioridad militar de las naciones miembros de la "Pequeña Entente", no disponía de poder suficiente como para apoyar a los croatas en su lucha por la independencia, iniciada el mismísimo día de la proclamación de la unión sureslava. Además, hizo cuanto estaba a su alcance para manifestar su simpatía por la causa croata. Ya en la Conferencia de la Paz abogó por los derechos soberanos de Croacia. La prensa húngara ni un momento deja de afirmar que esa simpatía no era tan sólo la política oficial, sino el sentimiento de la entera nación húngara. El Dr. José Bajza, joven profesor húngaro, encabezaba esa campaña croatófila de prensa. Fue precisamente él quien, en vísperas de la primera guerra mundial, había señalado los errores fatales de la política húngara, exigiendo se diese apoyo al Partido de Derecho Croata. En el otoño de 1918 participó en las deliberaciones con los tres representantes del mencionado partido croata, celebradas en Viena y Budapest, en las que se hizo la última tentativa de solucionar el problema sureslavo desde el punto de vista croata y dentro de la monarquía de los Habsburgos.
Un indicio harto significativo de la actitud croatófia por los años 1920 lo constituye el deseo expresado por los profesores de la Universidad de Budapest de que ocupase la cátedra de historia y literaturas sureslavas, momentáneamente vacante, el intelectual más prominente del nacionalismo moderno croata, Dr. Milan Sufflay. El profesor Sufflay aceptó la cátedra ofrecida pero las autoridades yugoeslavas le negaron el pasaporte. Si entonces el profesor Sufflay se hubiera trasladado a Budapest, habría podido evitar su martirio[15] y contribuir a que su nación recuperase la independencia. Por último, dicha cátedra fue ocupada por el profesor Bajza, quien seguía abogando por la amistad húngaro-croata, no sólo en la prensa, sino también educando a una nueva generación de historiadores. Mientras él, en la conferencia inaugural pronunciada en la Sociedad de San Esteban, sintetizaba la historia de la disolución de la unión húngaro-croata[16], su más eminente discípulo, el doctor José Deér, escribió un ensayo exhaustivo acerca de los orígenes de dicha unión, conformando las concepciones croata y húngara sobre el Pacta Conventa, problema muy disentido[17].
Junto a Viena, Budapest se había convertido en uno de los centros más importantes de los exilados políticos croatas de entonces. Mientras en Viena se reunían mayormente los dirigentes del levantamiento militar del 5 de diciembre de 1918, Budapest era el centro del grupo del Dr. Ivo Frank, que militaba en el Partido de Derecho.
c) Las relaciones húngaro-croatas de 1929 a 1941.
Después del horrendo atentado, cometido en el parlamento de Bélgica el 20 de junio de 1928, y la implantación de la dictadura monárquica, esta vez no disimulada (6/1/1929), las relaciones croata-servias entraron en su fase crítica. Era evidente el fracaso de la idea de un Estado yugoeslavo. El terrorismo servio en Croacia alcanzó su punto culminante. Incesantemente crecía el número de los croatas obligados a buscar asilo en el exterior. Los impelidos a expatriarse ya no eran únicamente los políticos, sino la humilde gente del pueblo. El Dr. Ante Pavelic, dirigente del Partido de Derecho, diputado por Zagreb, organizó el movimiento Ustasa para oponerse a la violencia servia y para luchar con armas por la libertad de la nación croata. Al lado de Italia y Austria, fue Hungría el centro más importante de esta nueva y numerosa ola de exilados. Para proveer de los efectos más necesarios a los fugitivos que cruzaban el río Drava, los exilados croatas organizaron un campo de orientación y abastecimiento en Jankapuszta, cerca de la ciudad de Nagy Kanizsa. Tras breve estada en ese campamento, la mayoría de los refugiados se trasladaban a los grandes centros industriales de la Europa Occidental. Una parte de ellos fueron trasladados a los campos de enseñanza y adiestramiento militar que el movimiento Ustasa poseía en Italia. Quienes no querían alejarse a mayor distancia de su patria, encontraron trabajo en la hacienda Jankapuszta y en sus alrededores.
Este hecho lo aprovechó el gobierno yugoeslavo para acusar a Hungría de haber organizado el atentado de Marsella, puesto que el Quai d'Orsay hizo presión sobre Yugoeslavia para que no incriminase ante el Consejo de la Sociedad de Naciones al gobierno italiano, que dio refugio al jefe del movimiento Ustasa. Además de Yugoeslavia, también los dos países restantes que integraban la "Pequeña Entente" aprovecharon esa oportunidad para destruir a Hungría, dado que el gobierno de Julio Gömbös había incluido con carácter oficial en su programa de la política exterior la exigencia de la revisión de los tratados de paz. Con el ánimo de aumentar la psicosis bélica, el gobierno yugoeslavo expulsó a varios millares de húngaros, radicados en Bachka, y al mismo tiempo dio plena libertad de acción a los grupos de los chetniks y dobrovoljci (las formaciones paramilitares servias. N. de la R.), que las autoridades hicieron radicar en las zonas fronterizas con Hungría, para cometer actos de violencia contra los pobladores húngaros de la región.
Durante las vehementes discusiones en el Consejo de la Sociedad de Naciones, el Dr. Tibor Eckhardt, primer delegado húngaro ante ese organismo internacional, probó que era imposible no ya solamente mantener la situación creada por el tratado de paz de Trianón, sino que era necesario también solucionar el problema croata. Una vez más Hungría fue el único país europeo en plantear el problema de la independencia de Croacia ante el loro internacional, cuya misión especifica consistía en dar solución a tales problemas. Unicamente gracias a la enérgica intervención de Inglaterra se pudo frustrar la acción militar encaminada a desmembrar a Hungría, esta vez en forma definitiva[18].
Era natural que el estallido de la crisis servio-croata de 1928-29 obligase al gobierno húngaro a tomar contacto con los dirigentes croatas, asegurándoles que la nación húngara estaba con la nación croata y que ipso facto reconocería la independencia de Croacia de ser conquistada por la lucha en el frente interno o por la acción de los exilados.
Ya en 1929 se llegó a un acuerdo en principio, en el curso de las conversaciones reservadas, celebradas entre el Dr. Vlatko Macek, presidente del Partido Campesino Croata, líder del frente interno y el diplomático húngaro, barón Gabriel Apor. En dichas conversaciones el Dr. Macek se refirió a la posibilidad de una unión personal entre Hungría y Croacia. Sin embargo, el barón Apor, a pesar de ser un político legitimista, se negó a discutir acerca de la posibilidad de la unión personal, declarando que Hungría se sentiría enteramente satisfecha si Croacia lograra constituirse como Estado libre[19].
Recién en 1934 se concertó un convenio similar con los dirigentes de los exilados croatas, no obstante conversaciones frecuentes y relaciones cordiales. Sin embargo mientras que el convenio estipulado con el Dr. Macek era verbal el Dr. Tibor Eckhardt (a la sazón delegado de Hungría ante la Sociedad de las Naciones) firmó un convenio escrito, en nombre de la Liga Revisionista Húngara, con el Dr. Ante Pavelic, jefe del movimiento revolucionario Ustasa[20]. Según lo convenido, tanto con el Dr. Macek como con el Dr. Pavelic, Croacia, en caso de conseguir su independencia, mantendría en su posesión Medjimurje (región entre los ríos Drava y Mura), renunciando, en cambio, a las demás reclamaciones territoriales en la Hungría meridional. Además, el Dr. Macek se había comprometido a persuadir a los bunjevci (en Bachka) para que optaran por Hungría.
El Dr. Ivo Frank formuló el punto de vista croata sobre la política revisionista húngara, en los siguientes términos:
"Wir wollen mit den Ungarn Schulter an Schulter kämpfen für den Revisionsgedanken, wir wollen unseren ganzen Einfluss -und der ist nicht gering- in der Bachka Baraña untl im Banat geltend machen, die kroatische Enclaven da und im Burgenlande aufforden, ihr Bestes herzugeben, damit Westungarn und die Voivodina wieder mit dem ungarischen Mutterlande vereinigt wird. Wir wollen für euch, mit euch kämpfen bis zum Sieg oder Untergang - aber als freie, unabhängige Nation.[21]
d) Estado Independiente de Croacia y Hungría.
El golpe de estado producido en Belgrado el 27 de marzo de 1941 fue una sorpresa ingrata no sólo para los jefes políticos y militares de Alemania, sino también para el gobierno húngaro. Se hizo patente el fracaso total de la política exterior, basado en el tratado de amistad húngaro-yugoeslavo, apenas pocas semanas después de su ratificación.
La jefatura militar alemana, en vísperas de la campaña militar contra la Unión Soviética, no pudo conformarse con la situación creada, viendo amenazadas desde Yugoeslavia vías de abastecimiento, importaciones de petróleo y cobre, renglones tan importante para su industria bélica. Por esta razón Hitler decidió ese mismo día 27 de marzo eliminar a Yugoeslavia.
En la nueva situación estratégica, cobró gran importancia, desde el punto de vista alemán, la actitud de Hungría. Por un lado había que reforzar a las tropas alemanas que se hallaban estacionadas en Rumania, destacando fuerzas suplementarias, en primer lugar en la región de Banato, lo que era posible únicamente atravesando el territorio húngaro y, por el otro, la participación activa de Hungría en la campaña planeada aseguraría un éxito más rápido. Hitler invitó a una audiencia a Döme Sztójay, ministro plenipotenciario húngaro en Berlín, y lo envió en un avión especial a Budapest para que entregara al regente Horthy su mensaje. En dicho mensaje Hitler prometía no sólo la reintegración a Hungría de los territorios de la Hungría meridional, anexados por Yugoeslavia (en 1918-19), sino que estaba dispuesto a dejarle a Hungría la libertad de acción completa en Croacia- Eslavonia, haciendo asimismo alusión a la posible restitución a Hungría de la ciudad de Rijeka (Fiume), que en aquel entonces pertenecía a Italia[22].
Si bien el regente Horthy estaba, en principio, dispuesto a apoyar íntegramente la acción alemana, en la sesión del Consejo de la Corona, celebrada el 1° de abril, se fijaron las distintas condiciones de Hungría:
a) Hungría iniciaría la acción militar sólo cuando Croacia proclame su independencia y con ello Yugoeslavia cese de existir de hecho;
b) El honvéd (ejército húngaro) marcharía únicamente hasta las fronteras meridionales de Hungría, propiamente dicha, es decir, hasta la línea del Danubio y del Drava, sin invadir el territorio croata[23].
El primer ministro de Hungría, conde Pablo Teleky, artífice del tratado de amistad húngaro- yugoeslava, abrigaba la esperanza hasta último momento de que Hungría podría mantenerse neutral. Mas comprendió que semejante actitud se volvía insostenible, cuando se enteró, leyendo el informe del cónsul húngaro en Zagreb, Ladislao Bártok, de las conversaciones entabladas entre los dirigentes políticos de la Hungría meridional y el jefe de la minoría alemana en Croacia, Altgayer. Los resultados de dichas conversaciones eran que los dirigentes de la minoría alemana en Yugoeslavia, evidentemente de acuerdo con los jefes del partido nacional-socialista, proyectaban formar lo que denominaban Prinz Eugen Gan (un Estado danubiano) bajo la tutela de Berlín. Hungría entonces se vio obligada a actuar si quería impedir la creación de un Estado alemán adversario en las fronteras meridionales, y evitar que fuesen hollados los derechos del medio millón de húngaros incorporados con anterioridad y por la fuerza al Estado yugoeslavo[24].
Cuando, al cuarto día de la guerra germano-yugoeslava, el 10 de abril de 1941, se proclamó en Zagreb la independencia de Croacia, fue Hungría el primer país en reconocerla por intermedio de su cónsul en Zagreb, Ladislao Bartók - El regente Nicolás Horthy, en una declaración dada a publicidad el mismo día, dijo:
"We greet this decision with sincere joy and we are going to respect it in every way. For a thousand years we have been living together with the Croatian nation in bad and good times, respecting and helping each other, an now we wish that the noble Croatian people should find happiness and prosperity in its independence."
("Saludamos esta decisión con sincera alegría y vamos a respetarla en todo sentido. Durante mil años hemos convivido con la nación croata en los tiempos malos y buenos, respetándonos y ayudándonos mutuamente, y ahora deseamos que el noble pueblo croata encuentre su felicidad y prosperidad en su independencia")[25].
Si bien el Dr. Ante Pavelic, al regresar a Croacia, se había expresado ante la delegación húngara que acudió a Karlovac a saludarle, en términos amistosos con respecto a Hungría y la actitud húngara para con los exilados croatas, muy pronto se enfriaron las relaciones entre los dos países. La razón de este cambio imprevisto radicaba en el problema territorial de Medjimurje[26]. El gobierno croata consideraba la ocupación de Medjimurje por Hungría y su posterior anexión como una violación de los convenios ya mencionados: el celebrado con el Dr. Macek y el convenio firmado con el Dr. Pavelic. La ocupación militar de Medjimurje se llevó a cabo en virtud de lo ya convenido en noviembre de 1910 por los estados mayores húngaro y alemán. El gobierno húngaro, incluso el primer ministro Lázlo Bárdossy, se mostraron dispuestos a reconocer los intereses del Estado croata en Medjimurje. No obstante, en Medjimurje cesó de funcionar la administración civil croata. Luego, al tomar el poder el 9 de julio de 1941 los húngaros, Bárdossy tuvo que ceder a los que opinaban que, por una parte, Hungría era bastante moderada al apoyar la independencia de Croacia pese a la oferta de Hitler, y, por otra parte, no podía dejar de reclamar todos los territorios de la Hungría histórica, precisamente porque del Banato se habían apropiado los alemanes[27].
Los reiterados esfuerzos del gobierno húngaro para mantener, por encima del problema de Medjimurje, relaciones de buena voluntad con Croacia, no dieron resultados hasta terminar la guerra.. Esa tirantez se debe también a la actuación del embajador alemán en Zagreb, Kasche, quien lo hizo todo para alimentar el ambiente espiritual de desconfianza entre Hungría y Croacia y reservar de ese modo, en caso de un final victorioso de la guerra, el derecho de arbitraje a Alemania también en lo que atañe a las relaciones de esos dos países[28]. Asimismo, a esa política cabe atribuir el hecho de que cuando Croacia reclamó el distrito de Novi Pazar, Alemania desestima su pedido, aunque la anexión de dicho distrito a Croacia haya sido lógica, incluso desde el punto de vista estratégico, por cuanto con ello habrían quedado separados Servia y Montenegro[29].
El punto más bajo en las relaciones húngaro-croatas durante la guerra mundial fue marcado por el hecho de que, a principios del año 1943, algunos funcionarios croatas exteriorizaron cierta simpatía. por la acción del gobierno rumano tendiente a crear una nueva "Pequeña Entente" contra Hungría, participando en esa alianza Rumania, Eslovaquia y Croacia. Detrás de la acción rumana se escondía la intención de recuperar a Transilvania del Norte, reintegrada a Hungría en virtud del arbitraje de Viena del mes de agosto de 1940. Los dirigentes políticos de Zagreb debieron comprender, primero, que la agravación del problema de Transilvania era el resultado de las intrigas políticas alemanas y, en segundo lugar, que Transilvania para Hungría reviste, por lo menos una importancia tan vital como Bosnia- Herzegovina para Croacia y, por último que la defensa de la línea de los Cárpatos encierra una importancia trascendental no sólo para Hungría, sino para todo el espacio cárpatodanubiano, sobre todo después de la catástrofe del Don, cuando la marea rusa estaba avanzando sobre el Occidente[30].
Parece ironía del destino que pocos meses después de ese gesto inamistoso, el gobierno húngaro, a pedido de la dirección militar alemana, debía contemplar la posibilidad de que las tropas alemanas estacionadas en Croacia fueran relevadas por las tropas húngaras. Unas semanas antes del armisticio italiano, el primer ministro húngaro, Nicolás Kállay, tuvo que incluir en sus cálculos, por motivos obvios, la invasión eventual de los Balcanes por las tropas Aliadas. Cuando Jorge Bakách- Bessenyey, embajador de Hungría en Berna, supo durante sus conversaciones con los encargados del servicio secreto norteamericano en Suiza Allan Dulles y Royal Tyler la negativa rotunda de los Aliados a invadir los Balcanes, Kállay renunció definitivamente a la ejecución del proyecto alemán[31].
***
Tuvo que cumplirse la última y trágica fase de la guerra para que las naciones vecinas comprendieran, en la última hora antes de la catástrofe, el peligro común y para que eliminasen, con el espíritu tradicional de una larga historia común, vieja de ocho siglos, las controversias y rencillas, alimentadas por fuerzas externas. De acuerdo al comunicado oficial del ministro húngaro de las relaciones exteriores, referente a las conversaciones celebradas los días 20 y 21 de febrero de 1945:
"... fueron discutidos todos los problemas militares, políticos, sociales y económicos de interés común de Hungría y Croacia. Entre otras cosas, se llegó a un perfecto acuerdo en lo concerniente a la situación, las posibilidades de desarrollo y la organización de los croatas y de los húngaros, radicados en ambos países como asimismo en lo referente al uso del idioma, la enseñanza y la educación, la impresión y difusión de diarios, periódicos y libros en los idiomas respectivos y en lo que atañe a la colaboración recíproca cultural y de prensa..." [32].
El conde Esteban Tisza declaró en octubre de 1918 a los delegados del Partido de Derecho Croata, que le visitaron, que Hungría reconoce el derecho de autodeterminación de la nación croata y deja a los croatas la decisión de si en el futuro desearán o no mantener relaciones con Hungría y en qué forma. En cambio, el pueblo húngaro debe apoyar con todos sus medios disponibles a la nación croata en su lucha por la existencia[33].
Entre las dos guerras mundiales, la nación húngara cumplió fielmente con el testamento político del conde Esteban Tisza. Igualmente, los actuales exilados húngaros opinan que ése es el único camino viable para el futuro, pues es lo que exigen nuestros intereses comunes y nuestras tradiciones históricas comunes.
Cleveland, U.S.A.
Milan Rakovac
Las actividades artísticas y las creaciones plásticas de los croatas hasta el siglo XIX tienen por escenario principal el litoral croata. Las artes plásticas, de inconfundibles rasgos nacionales, se desarrollaban en la Edad Media bajo doble influencia: la de Bizancio y la de la naciente cultura occidental. De esta fase inicial del arte croata se conservan varios monumentos, principalmente las iglesias prerrománicas, que debido a ciertas características son consideradas también ejemplos del antiguo arte croata. Entre esas iglesias cabe mencionar las de Zadar, Nin, isla de Krk, y las que se encuentran en los alrededores de Split y Dubrovnik.
El mérito de los monjes benedictinos fue el de haber difundido estilos románico y gótico, sucesivamente. Los monumentos arquitectónicos más representativos del estilo románico son las iglesias catedrales de San Trifón, en Kotor; de San Juan, en Rab; de Santa María, en Krk; de Santa Anastasia, en Zadar, y de San Lorenzo, en Trogir, la obra románica más hermosa en Croacia, junto al campanario de la catedral de Split. En 1667, un terrible terremoto destruyó la catedral románica de Dubrovnik salvándose únicamente el claustro mayor de los franciscanos, construido por el célebre maestro croata Miha.
Además, se conservan las obras de dos grandes escultores croatas, los maestros Andrés Buvina, spalatinense, y Radovan de Trogir. Buvina, en 1214, terminó en madera la majestuosa puerta de la catedral de Split, antes mausoleo del emperador romano Diocleciano, oriundo de Dalmacia. Veinte años después, el maestro Radovan, en plena madurez creadora, ejecutó sus obras magistrales en el portal de la catedral de San Lorenzo.
Los monumentos góticos más importantes son la catedral de Zagreb y el claustro del convento de los dominicos en Dubrovnik.
Las obras maestras renacentistas son la catedral de Sibenik y la capilla de San Juan Orsini, en Trogir, destacándose en su ejecución los maestros lugareños Jorge de Sibenik y Juan Duknovic (Giovanni Dalmata).
Durante el Renacimiento, toda una pléyade de pintores, escultores, arquitectos e iluminadores croatas, de fuerte personalidad artística, crearon obras valiosas, principalmente en distintas ciudades italianas. Muchas de esas obras figuran actualmente en importantes centros europeos. Paralelamente y en la misma época florecía en Dubrovnik una escuela local de pintura. En Zagreb se había destacado Bernardo Bobic, notable pintor y autor de los polípticos en la catedral.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, Croacia se había convertido en campo de batalla contra los invasores osmanlíes. La actividad cultural, casi paralizada, las cruentas y permanentes luchas, significó un retroceso en comparación con los siglos precedentes. De los monumentos barrocos huelga destacar las tres iglesias de Dubrovnik: la de la Virgen, la de San Blas, patrono de la ciudad, y la iglesia de los Jesuítas, que con su espléndida fachada constituye una de las obras barrocas más hermosas en el ámbito mediterráneo. En la Croacia septentrional, especialmente en la región de Zagorje, abundan construcciones barrocas muy interesantes y afines al estilo barroco de la zona alpina.
A mediados del siglo pasado, Zagreb se convierte no sólo en el centro político de la nación, sino en el foco principal de su vida cultural y artística. Entre los pintores sobresale Vjekoslav Karas (1821-1858), por su perfección técnica y su intuición pictórica. Karas, como la mayoría de sus coetáneos, estudió en Venecia, Florencia y Roma y gran parte de sus cuadros se conservan en el Museo Nacional de Zagreb. Otro destacado pintor de esa época es Ferdo Quiquerez, quien estudió y trabajó cierto tiempo en Italia. Son conocidos sus lienzos inspirados en los temas y motivos históricos de Croacia. Ivo Rendic es la figura descollante entre los escultores de ese tiempo. Terminados sus estudios en Venecia y Florencia, volvió a Croacia, dejando numerosas esculturas, entre las que se destacan las estatuas de los poetas Gundulic y Kacic.
Isidro Krsnjavi, pintor y escritor, hizo de Zagreb el verdadero centro de la actividad cultural de Croacia. Entre otras instituciones culturales fundó la Sociedad Croata de Arte, el primer foco de la moderna creación plástica en Croacia; se rodeó de los renombrados pintores Blas Bukovac y Celestino Medovic, quienes en colaboración con otros creadores plásticos croatas, los escultores Franges Mihanovic (discípulo de A. Rodin), Rodolfo Valdec y los pintores Csikos-Sessia Bela, Clemente Crncic y Oton Ivekovic, se convierten en maestros de las nuevas generaciones y en precursores de la moderna expresión plástica croata.
Todos estos artistas siguen la técnica y el estilo de las academias de Viena, Munich, París y Roma, y comparten las concepciones y enfoques artísticos prevalecientes en dichas escuelas. Miroslav Kraljevic y José Racic, talentos precoces, ambos muertos prematuramente, alcanzan el nivel del arte europeo del fin del siglo fuera del marco académico y trazan nuevos derroteros en la pintura croata. Sus contemporáneos, el escritor Ksaver Sandor Djalski, exigirá de los jóvenes creadores plásticos croatas "que conserven, como la cosa más sagrada, la libertad de sus convicciones, de su pensamiento y de su gusto", cuidándose de no caer "bajo la influencia absorbente de escuela alguna".
Las nuevas ideas y concepciones que se abren camino dan la pauta del intenso deseo de crear una expresión plástica original y peculiar, de realzar plásticamente las características nacionales y los rasgos del hombre croata, y de este modo, en estrecha comunión espiritual con los pueblos de Occidente, contribuir con su aporte a los valores y bienes culturales europeos.
La Sociedad Croata de Arte, fundada por Krsnjavi, junto con las demás instituciones análogas, y especialmente con la Academia de Bellas Artes de Zagreb, contribuyeron substancialmente a la formación y creación de la expresión plástica croata. Antes de la guerra, en la Academia de Bellas Artes, enseñaban Ivan Mestrovic, Jozo Kljakovic, Ljubo Babic, Vladimir Becic, Jerolim Mise, Marin Tartaglia y otros. Bajo su inspiración, gula e influencia surgieron nuevos nombres, nuevos creadores plásticos, conocidos y consagrados no sólo en Croacia sino en toda Europa. Esa corriente artística y esa generación se conocen con el denominador común de la "Escuela de Zagreb".
Cuando, al finalizar la segunda conflagración mundial, las huestes balcánicas invadieron una vez más a Croacia, y con la ayuda y la protección de las tropas soviéticas impusieron el régimen dictatorial comunista, la libertad de expresión y de creación artística se vio coartada y restringida en muchísimos aspectos. Entre decenas y decenas de miles de los refugiados croatas se contaban varios pintores y escultores, unos ya consagrados, otros jóvenes y esperanzados, quienes luego vendrían a radicarse, casi exclusivamente, en los países americanos. A renglón seguido y en forma sintética, nos referiremos a la obra de esos artistas croatas que actúan en diferentes medios y algunos de ellos ya dieron un valioso aporte al acervo cultural del país de su radicación. Las breves referencias que siguen están destinadas a ilustrar las reproducciones de las obras más bien recientes de esos pintores y escultores que se publican en el presente número de "Studia Croatica".
Iván Mestrovic, figura cumbre de la escultura croata y uno de los más renombrados escultores de nuestro siglo, vive y trabaja fuera de Croacia desde las primeros años de la segunda guerra mundial, y actualmente, frisando casi los 80 años, es profesor en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos de América.
Dada la fama mundial de Mestrovic y la difusión de su vasta obra, nos limitaremos a señalar únicamente algunos de sus momentos interesantes y esenciales. Sus primeras esculturas nacieron bajo el impacto de la Secesión vienesa. Desde el principio, el arte de Mestrovic era profundamente humano, original por sus formas patéticas, vigorosas y apasionadas, característico por su grandiosidad y guiado por altos sentimientos de constante elevación hacia lo eterno. Por otra parte, buscando una expresión adecuada a sus inquietudes interiores. el escultor alcanza la quietud, el sosiego y la concentración contemplativa (Mi Madre). El artista se empeña por dominar y espiritualizar la materia. En busca de un estilo y una expresión personales, Mestrovic, a partir de su fase inicial expresionista, conjuga el arte oriental con el helénico (Psique) y a través del Renacimiento (Virgen con el Niño) entra en su fase actual (Pietá), no menos creadora y fecunda que las anteriores. Con las nuevas obras, ejecutadas en el destierro, mayormente en Roma y Norteamérica, parecería que se está cerrando este novísimo ciclo de la creación artística de Iván Mestrovic. Aquejado por graves dolencias, no interrumpe su labor creativa, si bien con frecuencia se lamenta que tal vez no tendrá tiempo para realizar todo lo que lleva en su mente y en su corazón.
Las nuevas obras de Mestrovic, además de los rasgos indicados que distinguen todas sus esculturas, acusan mayor espiritualidad y condensación interior (Papa Pío XII, Cardenal Stepinac, La cabeza de Sócrates), las formas son más depuradas, envueltas en un cierto vaho de lirismo y ternura. Sus temas preferidos siguen siendo Vírgenes y Madres. Mestrovic, genio prodigioso en expresiones originales y concepciones grandiosas, acaso haya vertido su mayor rique:a inventiva en el ciclo denominado "Vida y Pasión de Cristo", que comprende numerosos relieves tallados en madera. Ese ciclo, empezado durante la primera guerra mundial y terminado en 1954 en Norteamérica, fue legado por el escultor al pueblo croata. La influencia del arte mestroviciano sobre sus coetáneos y sobre la nueva generación de escultores, tanto croatas como extranjeros, es extraordinaria y fecunda. En ese juicio coincide la mayoría de los críticos europeos y americanos.
Por orden cronológico y por la amplitud de la obra realizada, el pintor Jozo Kljakovic ocupa el segundo lugar entre los artistas plásticos croatas en destierro. Al igual que Mestrovic, este pintor conoce a la perfección la anatomía del cuerpo humano, domina sus formas y movimientos (Anunciación, Jesús en el Templo Flagelación, Crucifixión, La Ultima Cena, Pescadores). El relieve de sus figuras la densidad y plasticidad logradas mediante tonos y medios tonos de su rica gama de colores, nos revelan a Kljakovic como un excelente técnico y un pensador inquieto. Kljakovic es conocido también por sus numerosos y monumentales murales que adornan varios edificios e iglesias en Croata y Roma. En sus cuadros más recientes (Scherzo), el pintor, pese a la edad avanzada, busca mediante las anchas y vigorosas pinceladas enriquecer su expresión artística. Al igual que Mestrovic, Kljakovic deja un rico legado artístico, fruto de su larga e infatigable labor creadora junto con sus interesantes memorias recogidas en el libro En el caos contemporáneo, publicado en 1952 en Buenos Aires.
Desde 1934 se halla radicado en Estados Unidos el pintor croata Maximiliano Vanka, ya casi olvidado por sus connacionales, pero cuyo aporte a las artes plásticas norteamericanas es apreciable. La pintura de M. Vanka (Nuestras Madres, Romeros, Ave María) es sencilla en su contenido y forma, como lo son los campesinos de su patria chica, reflejando adecuadamente en su técnica y colorido la vida difícil de sus figuras y rostros (Las madres croatas en la Patria). Si bien lejos de su patria, Vanka, incluso ahora, supo transmitir en las telas pintadas en Pensilvania el dolor y la tragedia que cupo a Croacia durante y después de la segunda guerra mundial. Vanka es un destacado retratista de la vieja escuela, claro, depurado e inteligible en sus colores. Además, los puentes, rascacielos y las fábricas de Nueva York, se reflejan en sus telas lo mismo que las figuras de los pobres, los desocupados, despreciados y borrachos, los tipos surgidos de los bajos fondos neoyorquinos. M. Vanka entra definitivamente en la historia de la pintura norteamericana con sus frescos en la iglesia de San Nicolás, de Milwaukee, que la crítica norteamericana considera como los mejores murales religiosos en Estados Unidos.
En Perú vive Kristian Krekovic, pintor croata, llamado el "pintor de pincel de oro", intérprete en el antiguo Perú precolombino, evocador de los caciques, sacerdotes y guerreros incaicos. En el último decenio, sus lienzos fueron expuestos en las principales ciudades americanas y europeas mereciendo elogios por parte de los críticos. Pintor de figuras imponentes y enormes telas con temas suministrados por la historia antigua peruana, en Europa es conocido también como un pintor "de concepciones maestras con un hondo contenido filosófico y social" (Gamile Mauclair). Aunque desterrado de Croacia, a menudo evoca en sus cuadros los momentos luminosos y sombríos de su historia (Las viudas croatas).
Jose Crnobori, escapado de la dictadura comunista de Tito, se radicó en 1947 en Buenos Aires y desde entonces expuso sus pinturas en varias ciudades argentinas. Con motivo de sus primeras exposiciones en Buenos Aires, la crítica fue unánime en destacar sus valores pictóricos: un suave cromatismo, las tonalidades reposadas en los retratos y desnudos, la armonía de los tonos verdes y la distinta policromía de los temas florales. El crítico de "La Prensa" constató "que sus paisajes de tonos suaves nos recuerdan a Corot". Sin embargo, Crnobori, tanto por sus concepciones artísticas como por sus afanes y el estilo personal, refleja más bien el influjo de la escuela de Zagreb y de su maestro Marin Tartaglia, destacada figura en la pintura croata, que el de los paisajistas franceses Corot y Ghardin.
Slavko Kopac, que fue alumno y luego profesor de la Academia de Bellas Artes de Zagreb, reside actualmente en París donde tuvo varias exposiciones individuales y goza de gran renombre. Afín al "art brut", que ciertos críticos franceses llaman también "une autre figuration", del maestro y su amigo Jean Dubuffet, Kopac es un pintor y escultor de original imaginación, singular frescor e ingenuidad. Atrajo especial atención por la insólita y audaz técnica al combinar la pasta plástica, cemento, madera, trozos de vidrio, de papel, fragmentos de ladrillo y arcilla en la creación de un universo artístico.
Hasta hace poco residía en la Argentina Gustavo Likan, otro conocido paisajista y retratista croata. Likan, temperamento dinámico, estudió en Munich y Holanda, expuso sus obras en varias ciudades europeas. Se trata de un pintor de excelente técnica y profundos conocimientos, y sus mejores realizaciones son los retratos infantiles y los motivos maternales. Los críticos croatas lo enlazan con Franz Hals y Snyhers.
Zarko Simat se dedica preferentemente a retratos y naturalezas muertas. Las figuras de este pintor, originales por su concepción y ejecución y una serie de dibujos "Roma pagana y cristiana", traducen cualidades firmes y asentadas. Luego de un largo viaje por Italia y Francia, regresó a la Argentina y con gran interés se espera su nueva exposición.
Entre los asilados pintores croatas que viven y crean en la Argentina, cabe mencionar a Zivko Zic, un autodidacta talentoso y ambicioso que intenta interpretar el paisaje pampeano.
Mención aparte merece Zdravko Ducmelic, uno de los creadores plásticos más originales, talentosos y promisorios entre los pintores emigrados croatas. Ducmelic estudió en Zagreb, Roma y Madrid. Desde 1949 reside en la Argentina y actualmente es profesor en la Escuela Superior de la Universidad Nacional de Cuyo. Realizó más de 40 exposiciones individuales y sus trabajos figuran en varios museos, galerías y colecciones. De tendencia modernista, Ducmelic es un pintor de fina sensibilidad y de dibujo irreprochable. Avanzando con audacia en busca de su propio estilo e interpretación colorística, reacio a todo academismo, este joven pintor ya dio varias obras de sorprendente madurez y vigor. Ciertas deformaciones de sus figuras, más bien premeditadas y forzadas no realzan siempre una determinada idea plástica. Es obvio que dentro de las corrientes pictóricas vanguardistas, Ducmelic está forjando su personalidad. Es un representante auténtico de nuestros tiempos convulsionados de la era atómica, de los satélites y astronautas, y como tal procura ser su fiel intérprete.
Para completar esta breve exposición sobre los artistas plásticos croatas emigrados es menester mencionar a Ivan Galantic, pintor de ensoñaciones líricas y de un mundo místico, envuelto en meditación, quietud y suavidad. Terminados sus estudios en Florencia, Galantic se trasladó a Canadá, donde actualmente reside y trabaja. Asimismo, merecen ser destacados dos jóvenes escultores croatas José Turkalj y Agustín Filipovic, que no hace mucho escogieron la libertad y huyeron del régimen comunista de Tito. Turkalj, junto con Teodoro Golubic, un joven norteamericano de origen croata, estudia y trabaja bajo la guía de su maestro Ivan Mestrovic. La influencia fecunda del gran Mestrovic es patente en las obras de esos dos talentosos escultores, como asimismo en la esculturas de Agustín Filipovic, quien reside actualmente en el Canadá, de modo que es prematuro todavía emitir un juicio rotundo sobre el futuro desarrollo de ese grupo de jóvenes escultores croatas.
A parte de los artistas plásticos en exilio cabe destacar aquí la acusada personalidad de tendencia modernista del ceramista croata Sime Pelicaric, radicado en Buenos Aires quien en 1959 obtuvo el primer premio de cerámica de la Municipalidad de Buenos Aires. Sus numerosas exposiciones, realizadas en las capitales suramericanas y en Nueva York fueron objeto de elogiosas críticas.
Buenos Aires.
Ivo Bogdan
La denominación Europa Centro- Oriental es de cuño reciente, un término circunstancial de la geografía política. Se refiere a los países situados entre Alemania Suiza e Italia, al Oeste; Turquía y Rusia, al Este que se extienden entre el Mediterráneo y el Báltico. Esos países, totalizando más de 150 millones de habitantes, a los que, salvo Grecia y Austria, cupo el infausto destino de verse bajo la dominación comunista, suelen ser considerados actualmente como una unidad político-histórica.
La historia nos enseña que hasta la reciente dominación soviética, esos territorios nunca se vieron unificados políticamente, ni por gravitación propia ni por la conquista foránea. Por consiguiente, cabe la pregunta de si en realidad se trata de un conjunto geopolítico con rasgos comunes y condiciones del desarrollo histórico, cultural, social y político en una comunidad supranacional, o en el caso contrario, cómo afrontar la cuestión de convivencia en una zona de vital importancia para el mantenimiento de la paz.
I. ZONA FRANCA DE ENCUENTROS Y CONFLICTOS DE LAS FUERZAS ANTAGONICAS
En primer lugar, la conformación geofísica de ese espacio no reúne las condiciones necesarias para considerarlo unidad geográfica determinada.
Los Cárpatos, que constituyen la única frontera natural, aparte las orillas del mar, existente en ese área, no la limitan sino, por el contrario, la dividen. No existen arterias en la dirección norte-sur y viceversa. Los clásicos caminos comerciales del Báltico al Mediterráneo atravesaban el istmo alemán o seguían el curso de Dnieper. Por ausencia de fronteras naturales, especialmente en la parte septentrional, se trata más bien de una zona de transición, que desde antaño fue blanco de invasiones provenientes de Euroasia hacia Europa Central. Por la misma razón, las fronteras políticas se desplazaban con frecuencia y extensión y de modo especial en la zona del Báltico. Idéntico caso se da en nuestros días.
La falta, pues, de fronteras naturales en la llanura del Noreste europeo encierra en sí el origen de la inestabilidad política de Polonia, del expansionismo de Prusia y su militarismo - condicionado en gran parte por la inhóspita llanura arenosa- y del impetuoso empuje ruso hacia Occidente.
El área situada al Sur de la cordillera de los Cárpatos, entre los Alpes, el Adriático y el Mar Negro -denominada con frecuencia el Sureste europeo- está dividida, desde el punto de vista geográfico y cultural, en dos regiones distintas, una alrededor del curso medio del Danubio y otra entre el Mar Adriático y el Mar Negro, que apenas en 1808 el geógrafo alemán Zeune clasificó como una península, denominada los Balcanes[34].
A diferencia de las penínsulas Ibérica y Apenina unidades geográficas claramente definidas, los Balcanes, dada su ancha y abierta parte septentrional y la proximidad de Asia Menor, apenas separada por los estrechos, revisten el carácter de una zona de transición entre la Europa Central y el Cercano Oriente. El balcanólogo servio Jovan Cvijic le atribuye a esa zona carácter euroasiático. Además, se trata de un espacio que por razón de su configuración orográfica no es apto para la formación de grandes unidades políticas. Si en el curso histórico la mayor parte de los Balcanes alguna vez se halló unida bajo un mismo gobierno, tratóse de imperios cuyos centros de gravitación estaban fuera de esa zona. Y a medida que esas presiones externas venían disminuyendo, se producía un proceso de verdadera atomización política. Así ocurrió en el siglo pasado, cuando sobre las ruinas del Imperio Otomano surgieron pequeños Estados nacionales, discordes y sujetos a los intereses encontrados de las grandes potencias, de tal modo que desde entonces el término Balcanes equivale a disonancias y conflictos que a veces amenazan la paz mundial.
Unicamente ea la cuenca danubiana, precisamente alrededor del curso medio del Danubio, se llegó a organizar una estable comunidad política. Pero tampoco la Monarquía de los Habsburgos nació espontáneamente. Se constituyó bajo el impacto del peligro turco y su misión fue unir los países danubianos de la cultura occidental en la defensa común. Por eso se produjo su disgregación tan pronto hubo pasado el peligro y cuando Austria, separada de la confederación alemana, perdió su influencia y sostén en la Europa Central y trataba de mantener la unidad por medios coercitivos.
En síntesis, la Europa Centro- oriental constituye una zona franca de encuentros y conflictos de fuerzas antagónicas e influencias culturales opuestas. Apenas en la época moderna esa zona adquirió cierta estabilidad política, impuesta desde fuera, cuando tras la repartición definitiva de Polonia dominaban allí cuatro imperios militares: el otomano, el austríaco, el ruso y el prusiano o alemán, respectivamente[35]. Esa situación no la pudo salvaguardar ni la Santa Alianza. El corolario de los movimientos revolucionarios de carácter nacional y social, durante los siglos pasado y actual, ha sido la constitución de numerosos y relativamente pequeños Estados nacionales entre el Báltico y el Mediterráneo. De tal modo quedó abierto el camino para la "balcanización" de la zona, complejo proceso político que resultó en dominación, primero del Tercer Reich y luego de la Unión Soviética.
II. ZONA DE FLUJOS Y REFLUJOS DE CIVILIZACIONES
De toda esa zona, únicamente los países del llamado Sureste europeo están ubicados dentro de lo que era la órbita de la civilización greco-romana, mientras que los países al norte de los Cárpatos aparecieron en el escenario histórico al terminarse las grandes migraciones de los pueblos, en el período en que paulatinamente se estaba formando Europa[36] y mientras en la vasta zona entre el Adriático y el Báltico y, en las extensas llanuras de la Europa Oriental se propagaba la civilización. Al producirse la división definitiva de Europa en dos áreas no sólo políticas sino culturales y eclesiásticas, los pueblos de Europa Centro-oriental fueron colocados frente al dilema de optar por una u otra forma de la civilización cristiana, que a veces fue propagada por los medios inadecuados de la expansión militar. Esas conmociones y luchas fueron los rasgos principales del desarrollo de los nuevos reinos y principados hasta las invasiones mongólica y turca.
Una gran parte de esa zona ha sido organizada políticamente fuera del alcance directo de los dos imperios cristianos. El Sacro Imperio romano- germánico había logrado en esa zona integrar tan sólo el reino bohemio, el territorio habitado por los eslovenos y una pequeña porción de las tierras croatas en la península de Istria. Pero la influencia de Occidente prevaleció en los reinos de Polonia, Croacia y Hungría, que surgieron, hace más de mil años, sobre la frontera oriental del Sacro Imperio (Ver mapa en la pág. 151). Más al norte, en las orillas del Báltico, se extendía el territorio que colonizaban mayormente los alemanes[37]. Aun después de haberse constituido la nueva sociedad occidental, Bizancio ejercía notable influencia sobre la Cristiandad entera. Sin embargo, el ascendiente directo del imperio de Oriente se detuvo en la milenaria línea divisoria entre dos civilizaciones. Braudel, citando a Mme. de Staël, apunta ese límite como "la más asombrosa cicatriz de los países mediterráneos..., la que entre Oriente y Occidente pasa más allá de las barretas marítimas... esa precisa e inmutable barrera terrestre que corre entre Zagreb y Belgrado, asomándose al Adriático en Alesio (Ljes), en la desembocadura del Drin y en la articulación de las costas dálmata y albanesa..." [38].Tampoco dentro de su órbita, Bizancio logró integrar políticamente la población eslava y eslavo- búlgara. En las cruentas luchas que libró contra los búlgaros, quedó debilitado a tal extremo que ese desgaste constituyó una de las causas principales de su posterior ocaso.
La herencia política de Bizancio pasó a las manos de los turcos osmanlíes, pero los cristianos orientales constituían la gran mayoría en la parte europea del euroasiático Imperio Otomano. Ellos fueron durante siglos súbditos sumisos de los conquistadores turcos, gobernantes avezados. Fue prácticamente en la época contemporánea cuando raiyeh empezó a dirigir sus miradas fuera del imperio, especialmente hacia Rusia, cuando ésta llegó a ser un Estado poderoso con la aspiración de asumir la herencia imperial del Bizancio-Segunda Roma, es decir, apenas cuando en el Imperio Otomano se hizo evidente el proceso de decadencia.
Rusia pudo aparecer como el heredero de la cultura bizantina en razón de que la Iglesia griega fue, en cuanto al idioma litúrgico, más dúctil que la Iglesia romana, que se atenía tenazmente al latín, viendo en él, y con razón, un poderoso factor de la unidad religiosa y cultural. Para los búlgaros, los servios, los ucranianos, los bielorusos y los rusos, la liturgia eslava significaba el comienzo de sus culturas nacionales de tipo bizantino.
Las invasiones mongólicas y dominación de la "Horda de Oro" detuvieron, mas no impidieron el desarrollo de Rusia. Caído el Bizancio, el Gran Duque de Moscovia ciñó la corona imperial. Desde entonces Moscú viene a considerarse como el heredero legítimo del Bizancio, como la Tercera Roma ("ya que no habrá la cuarta") . El Imperio ruso se convirtió paulatinamente en los ojos de los eslavos ortodoxos del Imperio turco, en la potencia principal del mundo de la tradición bizantina.
El auge de la Rusia contemporánea puso término a las aspiraciones de sus vecinos occidentales - del reino polaco- lituano, de los alemanes bálticos, suecos y finlandeses - de extender la influencia occidental hacia el Este. Desde entonces se produce la corriente en el sentido contrario. Rusia penetra hacia el Sur y el Oeste.
Este cuadro sinóptico, aunque circunscripto a lo fundamental, no por eso deja de subrayar los rasgos característicos de esa zona de flujos y reflujos de las civilizaciones, "esas inexorables mareas, poco ostensibles que, sin embargo, lo gobiernan todo o casi todo. Los desajustes que provocan son las fuerzas decisivas de la historia". Incluso la actual crisis europea sólo en un plano secundario atañe a los diplomáticos, pues es, en lo substancial, un debate entre las civilizaciones, sin cesar reavivado a favor de las ventajas que alternativamente obtienen uno u otro contendiente. "Las cartas buenas pasan de una a otra mano, y según sea el ganador, se abren paso importantes corrientes culturales más ricas o más pobres, de Occidente a Oriente o a la inversa." [39] La línea demarcatoria entre el Occidente europeo y el Oriente euroasiático, esa frontera que no figura en ningún mapa, es más duradera e importante que cualquier confín político, incluso más que la funesta "cortina de hierro".
III. LOS PROBLEMAS DE LA ESTRUCTURACION SOCIAL
Aunque Pedro el Grande haya abierto la puerta de Rusia a la técnica occidental, su propósito no era incorporar su imperio a la sociedad occidental. Perseguía únicamente incrementar el poderío ruso. Sin embargo, contra su intención, junto con la técnica occidental había importado también el fermento de la Revolución Rusa. No se puede adoptar la técnica occidental sin admitir a la par sus métodos científicos, resultado de largos y perseverantes esfuerzos de los intelectuales occidentales, quienes por encima del poder y los intereses políticos, afirmaron la verdad como valor en sí. Por el contrario, en la práctica de los imperios orientales todo, incluso la verdad científica queda subordinada a los intereses del poder estatal autocrático. Exempli grati, en la Unión Soviética el poder político fija las normas para la creación artística y hasta requiere de los científicos que interpreten las leyes naturales conforme a la ideología del régimen.
En Rusia, además de la crisis moral, causada por el impacto de las nuevas ideas importadas de Occidente, asoma ya en el siglo pasado también la crisis de las estructuras sociales. El síntoma más evidente es la aparición y multiplicación de los agentes de enlace entre la sociedad tradicional rusa y el Occidente. Este papel ingrato lo desempeña la nueva clase social, "La intelligentsia". La introducción de nuevas ideas y formas, junto con la técnica, tuvo efectos demoledores en una sociedad donde no fueron el resultado de una larga evolución, como en su nativo suelo occidental. Si bien la Revolución Rusa se engendró con aportes de la Europa occidental, el bolcheviquismo no representa una evolución de la sociedad rusa hacia la occidentalización. Por el contrario, significa el desquite de la tradicional Rusia mongolizada contra la clase europeizante de los gobernantes rusos del antiguo régimen. Fue eso el retorno deliberado a las tradiciones euroasiáticas[40]. El bolcheviquismo es tan sólo la versión euroasiática de un sistema occidental, del marxismo, que Lenin, el verdadero artífice del totalitarismo moderno injerto en el cuerpo social de la Rusia autocrática y césaropapista. Por eso el comunismo incluso cuando actúa en los países de hondas tradiciones humanistas de Occidente, sigue siendo la versión euroasiática del marxismo.
No sólo que Rusia no está occidentalizándose a través del bolcheviquismo, sino que la dominación soviética de la mayor Parte de la Europa Central constituye, en esencia, uno de los intentos más brutales de imponer, por la fuerza, las ideas y las formas de una civilización ajena. Las ilusiones de los progresistas respecto de la supuesta evolución de los soviéticos hacia nuevas formas de los derechos y libertades humanos, se derivan del optimismo de las generaciones anteriores, que fincaban sus ilusiones en que nuestras instituciones políticas pueden servir como panacea para todos los males que surgen en los ámbitos de otras civilizaciones, como asimismo en las comarcas que acaban de aparecer en el escenario de la historia[41]. Las formas políticas y sociales del Occidente, que son un resultado de la evolución histórica, política y social específica, allí no son autóctonas y aparecen en formas híbridas. Del mismo modo hay que considerar la formación del Estado nacional y la democracia constitucional representativa en aquellos países de Europa donde predominan las tradiciones bizantinas.
Los Estados nacionales surgidos en los Balcanes durante el siglo pasado, son más bien del tipo Nación- Iglesia que Nación-Estado. Poseen los atributos del césaropapismo bizantino y del millet, una institución singular dentro del Imperio Otomano, que trataba a las comunidades religiosas como unidades políticas, cediéndoles ciertas funciones administrativas. En los Balcanes todavía se identifica la confesión con la nacionalidad, lo que origina la discriminación religiosa. En muchos casos, la Iglesia nacional ha sido instrumento de la desnacionalización de las minorías étnicas de la misma confesión.
Asimismo, en los Balcanes fracasó el intento de implantar los regímenes democráticos. En aquellas partes donde la autocracia es una tradición arraigada, detrás de las fachadas de las monarquías liberales del tipo belga, se imponía la omnipotencia del monarca, quien se apoyaba en la burocracia, primordialmente en la numerosa casta militar e incluso en la jerarquía de la Iglesia nacional. Las elecciones parlamentarias, cuando las hubo, resultaban mera fórmula, en razón de la actitud pasiva de los súbditos sumisos. Se sabía con anticipación que los candidatos del gobierno, designados por el monarca con el mandato de organizar los comicios, triunfarían indefectiblemente. Los diputados, elegidos en tal forma, podían con mayor o menor restricción, discutir y luchar por el poder, es decir, por los favores del soberano y de su camarilla; aquél nombraba y deshacía los ministerios a su antojo. Unicamente cuando esos mandatarios chocaban violentamente con los intereses las convicciones o prejuicios de la casta privilegiada - principalmente el ejército y el clero - recién entonces se producían cambios, por regla general en forma de resonantes golpes de estado. La opinión occidental, escandalizada a menudo por la crueldad de los conjurados, no advertía que en el sistema de gobierno autocrático el golpe de Estado, seguido casi siempre por el asesinato del monarca, era el único camino posible, diríamos casi constitucional, para grandes cambios políticos.
Existe un problema latente de las estructuras sociales, mejor dicho, de la clase dirigente, en todos los países de la Europa Centro- oriental. En forma aguda, sin embargo, se plantea esa cuestión en los países de tradiciones bizantinas sometidos durante siglos a la dominación otomana. La estructuración "social del mundo bizantino difería desde el comienzo de la occidental. Por otra parte, los conquistadores osmanlíes - salvo en Bosnia y Valaquia - habían desarraigado a la clase dirigente "feudal". Pueblos enteros fueron nivelizados socialmente y reducidos al status de raiyeh. En estos países, tras la emancipación nacional, se formó a ritmo acelerado la nueva clase dirigente, controlada por los gobernantes, de modo que la nueva sociedad nacional - consistente de clase gobernante, instrumento dócil del poder autocrático, y de la masa de obedientes súbditos - se asemejaba más a las estructuras de Bizancio, Turqufa y Rusia, que de Occidente. A la ausencia de las fuerzas sociales debe atribuirse principalmente el fracaso del gobierno democrático provisional instaurado en Rusia en 1917 y la victoria final del bolcheviquismo. En los Balcanes también aparece una nueva clase social, llamada "intelligentsia". Toynbee puntualizó magistralmente los rasgos de esa nueva clase social, subrayando su carácter híbrido[42].
Esa clase social mayormente descendientes directos de campesinos anaIfabetos, se alejó de las tradiciones patriarcales sin haber logrado igualar a la clase dirigente occidental. De ahí la frustración y el resentimiento de los nacionalismos xenófobos, siempre con tendencia antioccidentalista.
Entre las dos guerras mundiales hubo en todo el ámbito de la Europa Centro-oriental una superproducción de "intelligentsia", hijos de los padres campesinos y de la baja clase media, quienes únicamente mediante la instrucción superior podían escalar los peldaños sociales y económicos. Esos jóvenes, graduados podían aspirar sólo a los cargos oficiales. Pero en los países vencidos en la primera guerra. mundial, empobrecidos y territorialmente disminuidos, aquellas perspectivas eran casi nulas, especialmente durante la gran crisis económica. En los países favorecidos por los tratados de paz, las posibilidades eran algo mejores, por lo menos en teoría. Pasaba, empero, que se había formado en esos países una casta de privilegiados. Invocando sus méritos, más supuestos que reales, la vieja generación había ocupado todos los cargos y las sinecuras, con calificaciones o sin ellas. Surgió entonces una multitud de empleados públicos y de oficiales del ejército semianalfabetos, mientras los egresados de las universidades engrosaban las filas del proletariado intelectual. Este ha sido relativamente numeroso pues ciertos gobiernos, queriendo con ello favorecer determinadas regiones, fomentaban la enseñanza media incrementando de tal modo considerablemente el número de los resentidos sociales dentro de la nueva clase dirigente. Un fenómeno parecido se produjo hasta en países como Italia y Alemania. Tal desarrollo social acrecentó notablemente la virulencia de los movimientos totalitarios, tanto nacionalistas como comunistas. En los países perjudicados en sus intereses nacionales, el proletariado intelectual buscaba la solución en los extremismos nacionalistas de tendencias sociales, mientras en los países considerados favorecidos ese proletariado se orientaba cada vez más hacia el comunismo. Ocurrió así que la Universidad de Belgrado suministró al partido comunista sus cuadros, en tanto que los estudiantes de la Universidad de Zagreb se orientaba hacia el nacionalismo croata[43].
La crisis social, sobre todo en los países balcánicos, se vio agravada por los frecuentes casos de sobornos y negociados en la administración pública, lo que se denominaba con el término korupcija (corrupción). La tradición, que data de la época de la decadencia de los imperios bizantino y turco, facilitaba tamaños abusos. En ese entonces el Estado no pagaba a sus servidores, sino que hasta se vendían los cargos públicos, incluidos los eclesiásticos, al mejor postor. Estados contemporáneos de los Balcanes remuneraban muy mal a sus empleados. Además, era ya norma el conseguir un puesto por el cohecho. Por esas razones y por falta de equilibrio moral en la improvisada clase dirigente se vieron casos fabulosos de malversaciones, impunes por generalizadas,
En los países que se formaron dentro de la tradición occidental y de buena administración austríaca, la evolución fue más favorable. Sin embargo, hubo dificultades con respecto a la estructuración social en los países donde gobernaba la nobleza extranjera, mientras que la población aborigen fue reducida casi exclusivamente al status social y económico de los siervos. Ese caso se da especialmente en los países bálticos, la Galitzia ucraniana, en Eslovaquia y Eslovenia, de manera que los movimientos nacionales de esas regiones revestían simultáneamente carácter de lucha por la emancipación social.
Si bien en los países en que, bajo el antiguo régimen gobernaba la nobleza vernácula y donde ya en la Edad Media florecían las ciudades libres, las condiciones para el proceso de la estructuración social resultaban más propicias, allí también hubo inconvenientes en cuanto a la formación de la clase media. Las ciudades, blanco de las invasiones turcas, estaban escasamente pobladas y sus vecinos eran mayormente extranjeros, artesanos alemanes y los comerciantes judíos.
Las estructuras sociales, insuficientemente desarrolladas, presentaban, pues, serias dificultades para la democratización de la vida pública en todos los países de la Europa Centro- oriental, si bien en grado distinto[44]. Además, en los países cuyos destinos los regían antes la nobleza, la nueva clase dirigente heredó de la aristocrática más bien su complejo de superioridad social que su destreza en el manejo de los asuntos políticos. En ese aspecto resulta típico el ejemplo de ciertos países danubianos y de Polonia.
Por añadidura, después de la primera guerra mundial, en todos los países de la Europa Centro-oriental se planteó, en forma desordenada, el problema de la participación de las masas populares en el quehacer político. Ese proceso social y político de suma importancia se produjo, además, bajo el impacto de la primera guerra mundial y de la revolución bolchevique, a la que asistieron numerosos prisioneros de guerra de la Europa Central[45]. Salvo casos excepcionales, la clase obrera no era numerosa y los partidos agrarios eran los que encauzaban las aspiraciones populares. Mas éstos, recurriendo con frecuencia a la demagogia, y enfrentados con la obstinada resistencia de las estructuras político-sociales existentes, en la gran mayoría de los casos no podían cumplir su cometido.
En resumen, la vida política y la transformación social en toda esa zona se desenvolvía en un clima de inseguridad constitucional, de descontento de las masas populares y bajo el signo de acentuados contrastes sociales, agravado todo por la difícil situación agrícola. Tales circunstancias, amén de grandes dificultades políticas, surgidas de la proliferación de los Estados nacionales, relativamente pequeños, precisamente en la época de la concentración del poder económico y militar, no propiciaban el afianzamiento de las libertades individuales y políticas, democrático, sin las cuates no puede existir un verdadero gobierno
IV. LAS CAUSAS POLITICAS DEL FRACASO DE LOS ESTADOS NACIONALES
El sistema de los pequeños Estados nacionales, cercados por Alemania. y Rusia con su enorme poderío militar y económico, inevitablemente tuvo que tropezar con ingentes dificultades. Tanto más que se trata de regiones con gran entrecruzamiento territorial de poblaciones de diferente origen étnico, habiendo resultado imposible trazar las fronteras definitivas de acuerdo con el principio nacional. Además, en algunas partes de esa área todavía no se terminó del todo el proceso de la definición étnica. Todavía se discute, si los montenegrinos son un pueblo aparte o sólo un subgrupo del pueblo servio congénere; si los macedonios forman parte del pueblo búlgaro o son un pueblo aparte. Los nacionalistas servios llegaron hasta sostener que los macedonios son tan sólo servios carentes de conciencia nacional. Lo mismo sostienen en cuanto a los valacos balcánicos, si bien éstos hablan un dialecto rumano. Los comunistas yugoeslavos, a su vez, sostienen oficialmente la tesis absurda de que los musulmanes de Bosnia no son croatas, sino "yugoeslavos nacionalmente indefinidos". La dictadura panservia del rey Alejandro había proclamado su dogma político de que Croacia, Servia y Eslovenia no son naciones históricas, sino grupos regionales integrantes del supuesto pueblo yugoeslavo. Al mismo tiempo, se afirmaba en Checoeslovaquia que los checos y eslovacos son tan sólo dos ramas del mismo pueblo. En virtud de esas teorías, con toda evidencia falsas, se negaba la aplicación del principio nacional en Croacia y Eslovaquia, declarando oficialmente a Checoeslovaquia y Yugoeslavia como Estados nacionalmente homogéneos. Desvirtuado de ese modo el principio nacional, en Checoeslovaquia dominaban los checos, aunque constituían la mitad de la población[46] y en Yugoeslavia ejerce hegemonía Servia, que representa apenas la cuarta parte de la población total.
Aparte de esos casos extremos de violación del principio nacional, varios Estados de la zona incluyen fuertes núcleos en "minorías nacionales" (ver mapa en pág. 15), fenómeno inevitable, pero que se agravó cuando, al terminar la primera guerra mundial, se trazaban las Fronteras según el criterio "Vae victis".
También surgían muchos inconvenientes a causa de haberse concebido la institución del Estado nacional como derecho de aquel grupo étnico, que confiere carácter nacional al Estado, al afirmarse y expandirse en detrimento de las minorías étnicas y Estados vecinos. Muchas dificultades proceden del hecho de que los países de Europa Centro-oriental heredaron de sus predecesores, los imperios plurinacionales por antonomasia, la distinción entre ciudadanía y nacionalidad. En tanto la ciudadanía se determina generalmente por el lugar de nacimiento, la nacionalidad, en sentido étnico, se establece según el origen o la conciencia nacional de cada uno. Los integrantes de las minorías étnicas son ciudadanos, pero no son connacionales. Por esa razón se da el caso de millones y millones de ciudadanos cuyos antepasados vinieron, se radicaron durante siglos en los respectivos países y no obstante consideran su deber ser leales nacionalmente al pueblo de su origen étnico que casi siempre vive en la vecindad, en su propio Estado nacional. Inevitable conflicto entre dos lealtades, la patriótica y la nacional, produce como su corolario la discriminación nacional.
Esos dos fenómenos se relacionan entre sí como causa y efecto; se crea un circulus viciosus con graves repercusiones en la situación interna y con tirantez en las relaciones entre los Estados vecinos, que reclaman la libertad para sus congéneres en otros Estados, a pesar de practicar por regla general la discriminación nacional dentro de su jurisdicción. Semejantes situaciones motivaron en gran parte las dictaduras nacionalistas, precisamente en los países favorecidos por los Tratados de Paz, y considerados como aliados naturales de las grandes potencias democráticas. De ese modo la constelación política, propiciada en nombre del principio democrático, contribuyó a la severa restricción de las libertades individuales, de manera que mucha gente añoraba los tiempos anteriores a la guerra[47]. En la misma Checoeslovaquia el país de Masaryk y Benes, exaltado como modelo de la democracia, no hubo verdaderas libertades democráticas[48].
El imperio de los Habsburgos fue desmembrado debido a que, dentro del sistema dualista austro-húngaro, la mayor parte de sus súbditos se sentía conculcada en sus derechos nacionales. Sin embargo, en la nueva situación, el número de los descontentos nacionales era aproximadamente igual[49]. Unicamente se invirtieron los papeles.
Las grandes potencias democráticas, al oponerse a la revisión de los Tratados de Paz con propósito de salvaguardar el status territorial y político, concebido como cordón sanitario contra la reincidencia del militarismo alemán y la tentativa de exportar la Revolución Rusa, facilitaron, de hecho, no sólo la expansión del Tercer Reich, sino también las actividades comunistas, enderezadas a explotar a fondo el descontento de los pueblos y de las minorías oprimidas. Stalin fue principal teórico y artífice de esa política[50].
Debido al fatal concurso de las circunstancias, las potencias democráticas consideraron oportuno patrocinar las camarillas militaristas, respaldo principal de las dictaduras nacionalistas. Las secuelas económicas fueron no menos graves que las políticas. Los gastos para el armamento absorbían la mayor parte de los escasos ingresos nacionales. El nivel de vida se resentía mucho por eso. Se vieron afectadas también las finanzas de las potencias que se consideraron obligadas a prestar apoyo económico a las dictaduras nacionales. Además esa inconsecuencia ideológica fue una de las causas de la crisis moral y política de la misma Francia en vísperas de la segunda guerra mundial.
Si algunas dificultades, derivadas del sistema de Estados nacionales, relativamente pequeños, fueron inevitables, muchas habrían podido soslayarse de aplicarse correctamente el principio nacional y respetarse el derecho democrático de la población afectada de decidir libremente acerca de su gobierno. Pero sucedió todo lo contrario. El principio de autodeterminación política y nacional fue practicado en forma defectuosa e inconsecuente[51] (18). Se fundaron nuevos Estados y se decretaron sus fronteras en base a estadísticas lingüísticas incompletas, deformadas e interpretadas tendenciosamente. Fueron creados supuestos Estados nacionales que, de hecho, resultaron plurinacionales y otros casi- nacionales, que incluían minorías numerosas y descontentas, Estados incapaces de organizar buen gobierno.
En qué medida el criterio lingüístico fue discordante con los derechos democráticos, lo prueba el resultado del plebiscito, casi olvidado celebrado en la Carintia, provincia de Austria, de acuerdo con una de las cláusulas del Tratado de St. Germain. La población de la Carintia meridional debió optar entre el nuevo Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos y la pequeña y empobrecida Austria. Según las estadísticas oficiales de la preguerra, que por cierto no favorecían a los eslovenos, en la denominada zona había más del 70% de la población de habla eslovena. La victoria yugoeslava se daba por descontada. Pero en el plebiscito del 11/10/1920, Austria obtuvo 22.625 votos y Yugoeslavia 15.278.
Ese resultado sorpresivo, que luego fue interpretado en Yugoeslavia como reacción contra el comportamiento de las tropas servias destacadas en Carintia, incluye el reconocimiento de que la tradición cultural y política centro europea prevaleció sobre la agitación nacionalista paneslava a favor de un país balcánico como Servia. Las elecciones posteriores realizadas en las comarcas de Yugoeslavia, que antes pertenecían al imperio de los Habsburgos pusieron de manifiesto que en caso de haberse aplicado correctamente el derecho de autodeterminación, la mayoría abrumadora de la población habría votado contra su inclusión en un Estado balcánico. H. Seaton Watson, uno de los mejores conocedores de la realidad yugoeslava, comprobó 12 años después que "la gente de la antigua Monarquía - y no solo los croatas sino casi todos sin excepción, hasta los servios del Banato - abraza el lema: Retorno al noviembre de 1918" [52], es decir, a la situación cuando en Zagreb fue constituido un gobierno independiente para todos los territorios antes integrantes de Austro-Hungria, y que el 1/12/1918 fueron "unidos" con el reino de Servia sin consultar a la población interesada. Mientras en el caso de Yugoeslavia y de Checoeslovaquia, en base a la similitud idiomática se forzaba la unión de pueblos distintos, no se admitía el derecho de Austria, país de habla alemana, de decidirse sobre la cuestión de su eventual incorporación a Alemania. Se le negó ese derecho sin necesidad, pues la mayoría no deseaba tal unificación. Fueron privados del derecho de autodeterminación nacional también los alemanes de los Sudetes, aunque formaban un grupo compacto de más de tres millones y vivían en la continuidad territorial con su tronco étnico.
Con todo eso, cuando las potencias democráticas se oponían a las exigencias de Hitler acerca de la unión de todos los alemanes, se apoyaban "sobre fundamentos morales tan inciertos como lo era la negación del derecho de autodetersninación a los sudetes". El programa de anexión de Sudetes, Austria y Danzing concordaba con el principio nacional. "Hitler había completado el trabajo empezado por Federico el Grande y Bismarck al consumar finalmente la unidad de la Gran Alemania" [53]. Hitler, cabe destacar, aplicaba el principio nacional con métodos no democráticos. Apresuró la inclusión compulsiva de Austria - Anschluss - para impedir el plebiscito, anunciado por el canciller Schuschnigg. Desde luego, hemos visto que tampoco los artífices del llamado sistema de Versailles respetaron el derecho de autodeterminación, democrático por excelencia. Además, prohijaban a varios gobiernos dictatoriales que practicaban la política de franca opresión nacional. Es lamentable, pero verídico, que al obrar de tal modo, las potencias democráticas estaban, desde el punto de vista moral, en posición muy incómoda frente al Tercer Reich, que en los casos mencionados al menos podía invocar el principio nacional.
V. LAS DERIVACIONES DEL NACIONALISMO PANESLAVO
El paneslavismo, o sea la corriente ideológico-política que en la época de movimientos nacionalistas abogaba por la solidaridad política de todos los pueblos eslavos, apoyándose en el factor lingüístico, resultó perjudicial tanto en el plano de las relaciones internacionales como para los mismos pueblos eslavos de la Europa Centrooriental. Por lo tanto, el problema del paneslavismo merece referencia aparte.
El paneslavismo, derivación de los movimientos nacionalistas modernos, está fundado en el prejuicio de que entre los pueblos eslavos existe un parentesco tan estrecho que la solidaridad eslava frente a otros pueblos - por encima de todos los lazos de vecindad, historia, religión y cultura - constituye un deber patriótico. Se trata, pues, de una teoría completamente falsa. "Los eslavos no representan una unidad racial, ni histórica, ni cultural, ni político-ideológica. Unicamente existe entre ellos parentesco lingüístico. Mientras los mundos latino y germánico son conceptos culturales e históricos, el llamado mundo eslavo es solamente lingüístico y, hasta cierto punto, etnológico" [54].
En consecuencias, no caben analogías, por ejemplo, entre el mundo latino y el eslavo. En tanto que los pueblos del grupo lingüístico neolatino forman una comunidad idiomática a la vez que acusan rasgos comunes a todos, resultado de su peculiar desarrollo cultural e histórico, los pueblos del grupo lingüístico eslavo se han formado de tal modo que actualmente se dividen en dos grupos diferentes, si no antagónicos. En la base de esa diferenciación está el dualismo cultural de Europa que, empero, no afecta a los pueblos latinos o germánicos, ya que éstos, pese a las diferencias lingüísticas, políticas y en parte confesionales, pertenecen al mismo ámbito cultural. "Esta diferencia existe, en cambio, no sólo entre un ruso y un portugués, sino entre un ruso y un polaco, e incluso entre un servio y un croata" [55].
A raíz de esta división, la posibilidad de una política de solidaridad de los pueblos eslavos es muy reducida. La política, organización del Estado y orden jurídico, no es otra cosa que uno de los aspectos de la cultura. Por eso, donde no existe la identidad de los criterios valorativos, que son la esencia de la cultura, no es posible organizar una duradera transacción política.
La aparición del paneslavismo y su aceptación por ciertos prohombres políticos, como también por algunas potencias de Occidente - durante las dos guerras mundiales el "slogan" de la defensa de los pueblos eslavos del peligro germano se esgrimía como arma política - deben atribuirse al proceso histórico en los tiempos de las rivalidades nacionales.
Por un lado, en Occidente, precisamente durante su máxima expansión exterior, casi había desaparecido el sentimiento de pertenecer sus pueblos a la misma comunidad cultural, y por el otro, debido a las condiciones particulares en la Europa Centro-oriental, los movimientos nacionales de los pueblos eslavos surgieron y se afianzaron en el signo de la lucha contra la supremacía lingüística de los alemanes, húngaros, italianos y griegos, respectivamente. La defensa de la "dulce lengua materna" se identificaba con la lucha por la nacionalidad[56]. De acuerdo con las teorías que tomaron cuerpo en un medio donde el poder estatal lo ejercían los grandes imperios multinacionales y donde la idea nacional no fuera corolario de la previa constitución de los Estados, se definía a los pueblos como unidades étnicas más que políticas. Simultáneamente, J. G. Herder, autor de la famosa obra Filosofía de la historia de la humanidad, exaltaba a los pueblos eslavos, primitivos por cierto, a los que asignaba una grandiosa misión histórica. Aun en nuestros días, destacados profesores de filología eslava están influenciados por "el racismo lingüístico alemán que está fundado en el prejuicio que encadena raza, lengua, cultura y pueblo como si se pasara de uno a otro por un camino sin interrupción", si bien "el estudio de las lenguas muestra fácilmente que éstas se forman, evolucionan y se extienden obedeciendo a causas independientes de la raza" [57]. Efectivamente, los pueblos eslavos son de sangre esencialmente mezclada.
Los movimientos nacionales de los eslavos centroeuropeos fueron concebidos con espíritu liberal y humanista, típicamente occidentales. Los eslavos que integraban el imperio austríaco veían en la comunidad danubiana a su protector natural. tanto frente al nacionalismo pangermano como al expansionismo ruso. En tal sentido formularon sus declaraciones los participantes al Primer Congreso Eslavo de Praga, en 1848. También con posterioridad, decepcionados por los Habsburgos, los pueblos eslavos de Austria miraron con desconfianza, pese a todo, la política paneslavista propagada por Rusia. T. G. Masaryk, si bien declarado adversario de Austria- Hungría, sostenía que Rusia no era un imperio eslavo, sino bizantino[58].
No obstante todos los antagonismos y discordias entre las naciones de la gran familia de los pueblos europeos, los eslavos occidentales se dan cuenta de que están ligados por intereses solidarios de orden superior con sus vecinos occidentales y que la política paneslavista no es sino un instrumento de su absorción por Rusia euroasiática. Ultimamente advierten también que los picos propagandísticos del nacionalismo paneslavo sobre el poderoso mundo aparte, de Trieste a Vladivostok, causan temores de "peligro eslavo" entre los italianos, rumanos, húngaros y austríacos y puede ser explotado para justificar la política de opresión contra los eslavos centroeuropeos. Hasta las potencias sin contactos territoriales con los eslavos, como Gran Bretaña, están indignadas a ver en todos los pueblos eslavos, sin distinción alguna, clientes rusos en potencia, incluso cuando, aliadas de Rusia, peleaban con los eslavos contra alemanes o italianos, como ocurrió en las dos guerras mundiales.
El beneficiario principal de esas confusiones y desaciertos fue Rusia, tanto la zarista como la soviética. A sabiendas se ahondaban y explotaban prejuicios, odios y conflictos entre los eslavos occidentales y sus vecinos de la misma cultura. Al mismo tiempo se nutrían con habilidad las ilusiones de Occidente de que Rusia, al fin y al cabo, es un país europeo y cristiano y que con el correr del tiempo se equipararía con los demás pueblos europeos. Como argumento ad hoc se esgrimía en el siglo XVIII los palacios barrocos en San Petersburgo, en el siglo pasado se citaba a los grandes novelistas y compositores, y en nuestro siglo la Revolución Rusa.
En la última guerra, los soviéticos explotaron con cinismo los contrastes entre los pueblos eslavos y sus vecinos occidentales, a fin de fraguar una enemistad duradera entre ellos y Alemania, por ejemplo. Las matanzas masivas y la expulsión de los alemanes de Polonia, Checoeslovaquia y Yugoeslavia se concebieron para obligar a los polacos, checos y servios a quedar por siempre atados a Rusia, su única protectora. La clasificación hitlerista de los pueblos en superiores e inferiores servía como excelente pretexto para promover esos designios del nacionalismo paneslavo. Igual tendencia revisten las persecuciones a la Iglesia Católica la liquidación de las jerarquías de los uniatos bielorusos y ucranianos y sobre todo el empeño de fundar Iglesias católicas nacionales, con el propósito de separar de este modo a los polacos, checos, eslovacos, croatas y eslovenos de los demás cristianos occidentales.
Es más que evidente que la intromisión soviética y la aparición de los ejércitos rusos y gobiernos satélites curaron después de la última guerra a cuantos en la Europa Central podían tener cualquier clase de ilusiones sobre las bondades del comunismo: Lo mismo vale en lo que atañe a las ilusiones paneslavistas.
VI. ¿ES POSIBLE SUPERAR ANTAGONISMOS POLITICOS SIN SUPRIMIR DERECHOS NACIONALES?
Del presente análisis, necesariamente incompleto, cabe deducir que la Europa Centro-oriental no constituye una unidad geográfica, política ni cultural. Tampoco un conjunto económico pues está desprovista de vías de comunicación naturales y su economía más bien de carácter agropecuario, es suplementaria y no complementaria. La insistencia de ciertos autores alemanes[59] en presentar la Europa Centro- oriental y el Sudeste Europeo como conjuntos económicos, corresponde ante todo al concepto de contemplar esa zona desde fuera como campo propicio para la expansión comercial, sin tomar en debida consideración que actualmente no se puede definir a la Europa Centro-oriental como una zona gravitante, desde el punto de vista económico, exclusivamente, ni hacia Alemania ni hacia el Mercado Común Europeo. La U.R.S.S., después de haberse convertido en una gran potencia industrial, representa un centro importante de atracción, tanto cultural y político como económico.
No se debe generalizar ni cuando se trata de la manera de encararse con la actual dominación comunista. Los pueblos centroeuropeos, en consonancia con sus tradiciones humanistas, reaccionan frente a la supremacía soviética distintamente que los pueblos ortodoxos eslavos de los Balcanes, exponentes potenciales de la influencia rusa, en la forma que sea. En adelante, las potencias occidentales, como consecuencia del proceso en marcha de la integración europea y occidental se apoyarán preferentemente en los pueblos, que comparten su ideario cultural y político.
Hoy resulta obvio que el Occidente, mientras estaba enfrentado en dos bloques antagónicos de grandes potencias, socavaba sus propios cimientos y obraba en favor del imperialismo ruso- soviético. Los bandos en pugna trataban de afianzar sus posiciones, asegurando la benevolencia de la Unión Soviética, sin considerar las diferencias ideológicas. Esa infidelidad a sus principios surtió efectos fatales. Mientras tanto, los pequeños pueblos del Centro y Oriente europeo, cercados por países de gobierno totalitario y carentes de conexión territorial con las potencias democráticas, tuvieron que ingeniarse para salvaguardar sus intereses nacionales, prescindiendo a su vez de las diferencias ideológicas. Sucedió, además, que ciertas acciones del Tercer Reich, antes y durante la guerra, a pesar de todo, se conformaban más a las aspiraciones nacionales de los pueblos y minorías sometidas - que habían perdido la esperanza de que los gobiernos democráticos rectificaran sus errores encarando la revisión de los Tratados de Paz-, que a las condiciones sostenidas por las democracias de Occidente.
"El movimiento que llevó al desmembramiento de Austro-Hungría y a la creación de Yugoeslavia y Checoeslovaquia tuvo que ser proseguido por los movimientos del desmembramiento de Yugoeslavia y de Checoeslovaquia. Una vez aceptadas las premisas del nacionalismo, su evolución devenía natural y legítima y no se podía parar" [60]. El establecimiento de la República Eslovaca (1989) y la restauración del milenario Estado Croata (1941) implicaban sin duda alguna la rectificación de las injusticias cometidas al término de la primera guerra mundial. En el mismo sentido pueden considerarse como un progreso el arbitraje entre Rumania y Hungría referente a Transilvania, como también la rectificación de las fronteras a favor de Hungría, Bulgaria y Albania después del derrumbe de Yugoeslavia (1941) y la devolución de Bukovina y Besarabia a Rumania, realizada ese mismo año. "La Europa de Hitler", en lo que concierne a ciertos pequeños países de la Europa Centro-oriental, estaba formalmente más concorde con el principio nacional que la situación de la preguerra. No caben comparaciones con la situación creada al finsegunda conflagración mundial, cuando quedaron incluidos en la esfera de los intereses soviéticos casi todos los países de esa zona y cuando desaparecieron del mapa los Estados nacionales de Croacia y Eslovaquia, mientras tres repúblicas bálticas fueron anexadas por Rusia, lo mismo que extensas zonas de Polonia, Finlandia y Rumania.
Producida la crisis en las relaciones de los aIiados circunstanciales, victoriosos en la pasada guerra, arreciaron incriminaciones contra políticos y gobiernos enteros de haber obrado en complicidad premeditada con el comunismo internacional. En realidad, se desconocía el verdadero carácter del imperialismo ruso y soviético.
En vano los pensadores y estadistas occidentales como Napoleón, De Maistre, Tocqueville, Renan y Michelet, llamaron la atención en el curso del siglo pasado sobre la amenaza procedente del imperio ruso euroasiático.[61].
La futura paz debió ser respaldada por un grupo de grandes potencias llamado la "alianza nuclear", integrado por los Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética y de ser posible la China. En esos proyectos Europa estaba descartada. Walter Lippmann[62] presentó a Rusia como "amigo potencial en la retaguardia de los enemigos potenciales", es decir, de Alemania y Japón, dos potencias de las cuales hace la esencia de Europa y otra constituye el vehículo principal de la influencia occidental en Asia. En aras de la amistad soviética deberíase abandonar "la concepción básica del Tratado de Versailles, que consideraba a la región fronteriza (con Rusia) como una barrera militar, como el cordón sanitario entre Rusia y el resto de Europa". La independencia de las naciones del centro y oriente europeo no podía sostenerse "sino si Rusia les permite existir como Estados independientes". El posterior abandono de esas naciones a la dominación soviética, Lippmann trató de explicarlo señalando que "no son de ninguna manera homogéneas o unidas", de modo que la ayuda a alguna de ellas empujarla automáticamente a otras al bloque soviético. Partiendo de esa premisa, que no deja de ser un acierto, Lippmann llegó a las conclusiones menos realistas. Creía, y parece que en eso reflejaba la posición oficial de su país, que la mejor manera de salvaguardar los intereses de esas naciones consistía en declararlas neutrales y que Rusia respetaría la neutralidad de sus débiles vecinos. En ese supuesto erróneo fueron negociadas las estipulaciones de Yalta, tan criticadas posteriormente. Unicamente partiendo de la suposición de que los acuerdos de Crimea entraban en la órbita de lo posible y realizable, podía alegarse con posterioridad que lo pactado resultaba favorable mas los soviéticos no dieron cumplimiento a los famosos acuerdos[63]. Al fracasar el status político y geográfico de la Europa Centrooriental, y al producirse la expansión soviética, injusta y peligrosa en sumo grado, surgieron las censuras contra el sistema de los pequeños Estados nacionales. Si bien se admite y subraya el derecho de la autodeterminación nacional y en la práctica política se favorece la constitución de los numerosos nuevos Estados nacionales o casi nacionales en Asia y Africa, en lo que concierne al futuro de los Estados nacionales de la Europa Centro-oriental, se plantean reservas de orden teórico y práctico. Se destaca que los pueblos son comunidades de cultura, no identificables con la institución del Estado, un ente político. El Estado nacional, como instrumento del poder del pueblo que lo domina, sería con frecuencia casi sinónimo del estatismo y del extremismo nacionalista que desembocó en la "balcanización" de esa zona. En tanto que en el siglo pasado el principio nacional en Europa actuaba como factor de integración - los casos de unificación de Italia y Alemania - en nuestro tiempo de concentración del poderío económico y militar, el mismo principio tiene efecto disgregador.
En cuanto al pasado, no se puede negar el valor de semejante argumentación. Sin embargo, esas objeciones resultan anacrónicas en nuestros días cuando, en lugar del principio de la independencia total de los Estados, se este afirmando el principio de interdependencia de los países accidentales y, ante todo, europeos, procediéndose paulatinamente a la revisión del mismo concepto de soberanía.
Si bien el sistema de los Estados nacionales entraña grandes dificultades en las regiones étnicamente heterogéneas, sin embargo el derecho de autodeterminación no deja de ser la condición de un buen gobierno democrático. No se pueden superar los conflictos y antagonismos nacionalistas condenando en principio el mismo patriotismo nacional, sentimiento tan ínsito e intenso, que en el mundo contemporáneo no es posible realizar los derechos y libertades humanas si se ponen trabas a los derechos nacionales. Las integraciones supranacionales suponen la garantía de los derechos y las libertades nacionales de las minorías. Si llegara a consumarse tan necesario sistema de seguridad de Occidente, y especialmente de Europa en forma de una colaboración superestatal, dentro de ese marco tendrían que desaparecer las fronteras nacionales como obstáculo de carácter militar y económico, de modo que los Estados nacionales no trabarían las relaciones entre los pueblos ni serían óbice para una integración del poder económico y defensivo. Paralelamente quedaría "un gran lugar para el desarrollo de esa comunidad de pensar y sentir nacionales, de la tradición política y cultural, que son la parte constructiva del nacionalismo" [64].
Al mismo tiempo, cuando la idea nacional, resultado de la evolución social-política especifica de la sociedad occidental, irrumpe en los ámbitos de las antiguas civilizaciones de Asia y entre los recién civilizados pueblos africanos, resultaría perjudicial, si Occidente, so pretexto del "bien común internacional", negase a los pueblos europeos el derecho de constituir los Estados nacionales. Tal actitud implicaría un precedente con efecto negativo frente a la evolución futura dentro del imperio soviético. La Unión Soviética no constituye Estado nacional ruso. Es un imperio en el cual más de la mitad de la población no es rusa. Con el tiempo, los pueblos del imperio ruso- soviético reclamarán imperativamente el derecho de autodeterminación. Las soluciones y que los comunistas están forzando en Asia y Africa con el fin de socavar las posiciones del mundo occidental se volverán necesariamente contra el imperialismo ruso-soviético.
Si bien el futuro de la Europa Centro- oriental, vencido el comunismo, no debe ser el retorno al status quo antes, no deja de ser cierto que la oposición a la dominación soviética se funda no sólo en las reivindicaciones de las libertades políticas e individuales, sino también nacionales. De ahí que toda acción política que persiga la contención de Rusia dentro de sus fronteras naturales ha de contar con la idea nacional, y, por ende, debe incluir el derecho de autodeterminación. Es no sólo el derecho de los pueblos de las tradiciones culturales y políticas a integrarse en calidad de naciones libres en la mancomunidad europea, sino también se debe afirmar el derecho de los pueblos de la tradición bizantina-rusa a desenvolverse libremente de acuerdo con su idiosincrasia, incluyendo el derecho a asociarse con Rusia.
Con sobradas razones se repite que la paz precaria que subsiste actualmente se sostiene por dos temores: por un lado los responsables estadistas de Occidente temen la incógnita de la guerra atómica y, por el otro los dirigentes soviéticos están preocupados frente al descontento de los pueblos oprimidos que se manifestó ya en Berlín oriental; Poznan y Budapest. Por eso los problemas políticos de la Europa Centro- oriental, foco de ambas conflagraciones mundiales, y la zona donde la situación actual está cargada de peligros aún mayores, merece especial atención.
VII. CROACIA: FACTOR INSUSTITUIBLE DEL EQUILIBRIO EN LA ZONA ADRIATICO-DANUBIANO-BALCANICA
En nuestro panorama sintético del desarrollo general de Europa Centro- oriental, le correspondió a Croacia la parte adecuada. No obstante, debido a que Croacia no figura en el mapa como unidad política, siendo objeto de equívocos y mistificaciones, consideramos oportuno señalar las causas y consecuencias de esa situación. Tanto más que las posibilidades de hacer conocer sus puntos de vista y criterios son muy escasas para un pueblo relativamente pequeño y políticamente dependiente, mientras al mismo tiempo la propaganda oficial de Belgrado trata de silenciar el aporte croata al desarrollo general de Europa Central y ocultar los postulados actuales del pueblo croata. Además, los profesores de filología eslava; que dictan cátedras en las universidades occidentales, con frecuencia se conforman con presentar a Croacia como una parte del mundo eslavo, de modo que su personalidad histórica y nacional resulta desdibujada.
Deben considerarse también los inconvenientes de la compleja nomenclatura de la geografía política, pues en secuela de las guerras defensivas contra los osmanlíes, la denominación étnica y política de Croacia se vincula en la época contemporánea únicamente a dos de sus seis provincias: el reino de Croacia-Eslavonia, que hasta 1918 fue gobernado por el ban (prorex) y la dieta (Sabor) croata, con status de reino asociado con Hungría, con atributos soberanos. Las demás provincias croatas durante las invasiones turcas dependían, en mayor o menor grado del Imperio Otomano y de la República de Venecia, respectivamente. Recién por decisión del Congreso de Viena (1814-15), Dalmacia, junto con el territorio de la República de Dubrovnik (Ragusa) y la parte veneciana de Istria, quedan bajo el cetro del emperador de Austria y rey de Croacia. Bosnia y Herzegovina, a su vez, fueron ocupadas por Austro-Hungría en virtud de la resolución de las potencias europeas en el Congreso de Berlín (1878). Mas ni en esa oportunidad dichas provincias fueron incorporadas al reino de Croacia, sino administradas por el común Ministerio de Hacienda austríaco y húngaro-croata, mientras Dalmacia e Istria, en virtud del Compromiso austro-húngaro de 1867, que inauguró el sistema dualista, quedaron dentro de la mitad austríaca de la Monarquía como provincias autónomas. Aunque los Habsburgos se comprometieron desde 1527 cuando los croatas eligieron como su rey a Fernando I - hermano de Carlos V y su sucesor en el trono imperial - a contribuir a la liberación y unificación de las tierras croatas, la segunda parte de ese solemne pacto, luego tantas veces ratificado, no fue cumplida. Dentro del sistema dualista, la posición austríaca de gran potencia dependía de la posesión de la costa adriática croata. Por esa circunstancia Dalmacia nunca fue devuelta al gobierno croata.[65]
De este modo quedaron frustradas las aspiraciones del movimiento nacional croata, lo que fue una de les causas de la caída del imperio de los Habsburgos. Austro-Hungría entró en la guerra 1914- 18, que terminó en su desmembramiento por la insana situación imperante en su parte meridional, esto es, Croacia. Si bien la gran mayoría de los croatas abrigaba hasta último momento la esperanza de que sus aspiraciones fueran satisfechas dentro de un sistema trialista - que preconizaba el archiduque Francisco Fernando y precisamente por eso cayó asesinado en Sarajevo a raíz del conocido atentado, inspirado desde Servia y Rusia-, paso a paso en las filas de la clase dirigente croata iba prevaleciendo la convicción que Austria- Hungría estaba inseparablemente ligada a la política alemana del Drang nach Osten. Por último claudicó incluso la proverbial lealtad de los soldados croatas a sus reyes de la Casa dirigente de Austria.
En ese proceso histórico tuvo efectos harto negativos la transmisión de la dirección de la política croata a la nueva clase dirigente - que en gran parte la constituía la intelligentsia-, sucesora inexperta de la nobleza, clase gobernante capaz, numerosa y experimentada, pero empobrecida y diezmada a causa de las seculares luchas contra los osmanlíes. Los nuevos dirigentes políticos carecían de condiciones para imponer una transacción viable a los gobernantes de Austria-Hungría, es decir, a la corte imperial de Viena, donde predominaba la influencia de la aristocracia austríaca y húngara.
No cabe duda de que la incapacidad congénita de la casta dirigente austro-húngara para comprender y satisfacer las reivindicaciones justificadas de la mayoría eslava de la Monarquía, resultó ser la causa primordial de su desaparición. Los temores a los pueblos eslavos fueron el móvil de los desaciertos políticos, cultivo de las intrigas y actividades subversivas a favor de las ambiciones bizantinas de Rusia por un lado y, por el otro, llevaron a Austria Hungría a depender cada día más de la Alemania prusianizada. De este modo, el sistema de los Habsburgos, por no convertirse a tiempo en una comunidad de las naciones libres y constituirse de ese modo en un factor constructivo dentro del equilibrio europeo, Austro-Hungría se vio condenada a desempeñar el papel ingrato del brillant second de la Alemania de Guillermo II. Perdió su libertad de decisión en los asuntos internacionales, y por último, las potencias vencedoras en la primera conflagración mundial resolvieron, después de mucho vacilar, su desmembramiento.
La presión de Italia liberal y nacionalista contribuyó notablemente a ese final del imperio de los Habsburgos, que luego redundó en perjuicio de la misma Italia - En vez de insistir en la transformación facti6le de ese imperio y de su emancipación del predominio prusiano, creando de ese modo las condiciones de una convivencia fructífera con sus vecinos del Brennero y del Adriático, Italia, guiada por las ilusiones románticas de Mazzini sobre los designios pacíficos de los eslavos balcánicos y obcecada por los prejuicios del Risorgimiento con respecto a Austria, había fijado un programa que preveía supuestas fronteras estratégicas en los despojos de la Monarquía danubiana, extremadamente perjudiciales a sus vecinos.
El desvanecimiento de esas ilusiones generó una aguda crisis política en Italia con las etapas sucesivas: el fin de la Italia liberal, la presencia del Tercer Reich en el Brennero y dependencia política de Alemania, la imposibilidad de desvincularse de su aliado germano, la pérdida de las conquistas territoriales en el Adriático, la caída de la monarquía de los Saboya, la dominación rusa en la cuenca danubiana y el establecimiento de los regímenes comunistas en Yugoeslavia restaurada y en Albania desvinculada de Italia, amenaza permanente a las costas adriáticas de Italia por los exponentes del imperio comunista, que se extiende de Pekín a Trieste. En 1945, la misma Italia corrió el peligro de verse anegada por la marea ruso-comunista. Se salvó debido a la presencia de las tropas de ocupación aliadas.
Con todo, las ambiciones de Italia tendientes a reemplazar la influencia de Austria en la cuenca danubiana y en los Balcanes no fueron irreales del todo. Italia desperdició esa oportunidad porque Roma, como antes Viena, no supo distinguir entre los eslavos de cultura occidental a los de orientación bizantino-rusa. Mientras los primeros gravitan hacia sus vecinos occidentales y por ello, pese a todos los contrastes y recelos nacionales podían constituirse en sus aliados naturales, Los segundos son clientes potenciales de Rusia, incluso cuando, por el concurso de circunstancias excepcionales, actúan como protegidos de alguna de las potencias occidentales. No percibiendo el alcance de esa diferencia fundamental, los Habsburgos habían inaugurado en la época de los movimientos nacionales, una política de desconfianza hacia sus súbditos eslavos, habiendo llegado de ese modo a depender de Alemania. Por las mismas razones, la política italiana en cuanto a la cuenca danubiana, el Adriático y los Balcanes, era confusa y contradictoria desde sus comienzos, de modo que Italia a su vez se convirtió en brillant second del Tercer Reich.
Si bien tanto la izquierda como la derecha de la Italia liberal asumieron posturas diferentes hacia los pueblos eslavos ambas corrientes coincidían en el desconocimiento de su dualismo cultural. Los adictos a Mazzini veían en los eslavos balcánicos sus aliados naturales contra la odiada Austria. Los políticos fieles a la tradición mazziniana creían realizable una colaboración leal con Servia ortodoxa, la que a su vez consideraba a Italia y a la misma Iglesia Católica como "enemigos hereditarios" de todos los eslavos, identificando del mismo modo que los eslavófilos rusos al mundo eslavo con la "ortodoxia". La corriente nacionalista italiana, por su parte, carecía de esas ilusiones, mas para ella todos los eslavos, sin distinción, eran bárbaros, una amenaza para la civilización y un instrumento de Austria o de Rusia, de modo que había que contenerlos conquistando las supuestas fronteras estratégicas y simultáneamente fomentando y explotando sus conflictos y rivalidades recíprocas.
Por esas razones, los fines bélicos de Italia en la primera guerra mundial, en cuanto a la zona adriática y balcánica, fueron definidos con una falta de visión y con un desconocimiento de la verdadera situación y la relación de las fuerzas, altamente sorprendentes, tratándose de vecindad inmediata. Se quería solucionar el problema adriático que reviste importancia vital tanto para Italia como para los demás pueblos del Adriático y de su extenso Hinterland a expensas de los croatas y albaneses - poseedores legítimos desde temprana Edad Media de la costa adriática oriental - y en complicidad con Servia, país sin acceso al Adriático. Se forjaba una amistad ilusoria con Servia en lugar de hallar una solución justa de acuerdo con Croacia y Albania y en vista de los intereses generales.
La equivocada política exterior italiana respecto a la zona de que nos ocupamos, se debía también a una interpretación errónea y anacrónica del romanticismo nacionalista de considerar a Italia como continuadora innata del papel que desempeñó Venecia. La República de San Marcos aunque su centro político, estaba sobre suelo italiano, era una creación política supranacional en el sentido moderno de la expresión y cuyo fin fue organizar la defensa común de las naciones marítimas cristianas de la cuenca mediterránea oriental contra la invasión turca, pues desempeñaba en el mar un papel parecido al del sistema de la Gasa de Austria sobre tierra firme.
El paso inicial, desacertado y adverso, fue dado con el secreto Pacto de Londres de 1915, por el cual Francia, Gran Bretaña y Rusia se comprometieron a recompensar a Italia por su entrada eta guerra contra las Potencias Centrales, con la cesión de los territorios croatas y eslovenos. A Italia le fue asignada la arte septentrional y central y a Servia virtualmente la parte meridional de la costa croata.
Dicha promesa pudo cumplirse sólo en parte a causa de que el presidente Wilson, invocando el principio nacional, se oponía a tales transacciones, territorios y poblaciones ajenas. De este modo Italia no logró su objetivo principal y además tuvo que cargar con las consecuencias negativas del Pacto de Londres. Los croatas y los eslovenos, tan pronto se enteraron de las cláusulas de este pacto presentaron una resistencia fanática en el frente austro-italiano donde Italia experimentó pérdidas tremendas. Derrotado el imperio de los Habsburgos los croatas, frente a las aspiraciones italianas, tuvieron que buscar, aunque a disgusto respaldo en los Balcanes. En la costa oriental del Adriático, al desaparecer Austria, su lugar fue ocupado por Yugoeslavia, país relativamente fuerte y militarizado que en opinión de los servios había de ser "el cuchillo puesto en la espalda de Italia". Todos los enemigos de Italia pudieron contar con el apoyo de Yugoeslavia.
Resultó así que Italia no había conseguido el control del Adriático y al mismo tiempo perdió la factible amistad de Croacia y de Albania. Por no justipreciar a Croacia como un factor insustituible en la zona adriático- danubiano-balcánica y no apreciar debidamente su papel milenario de fiel defensora de los valores del mundo occidental en esta zona, Italia se vio privada de la posibilidad de afianzar su influencia en los Balcanes y en la cuenca danubiana con perspectivas de extenderla hasta el Báltico.
También otras grandes potencias en primer término Francia, habían subestimado el valor de la posición de Croacia en dicho sector, considerando al nuevo Estado yugoeslavo, concebido como una Servia ensanchada, piedra angular de un sistema de alianzas, enderezado contra el eventual predominio alemán o soviético en la Europa Centro- oriental. La Tercera República no vaciló en apoyar incondicionalmente a todos los gobiernos dictatoriales panservios que ejercían una política de no disimulada opresión nacional contra la gran mayoría de la población no servia. La respetable tradición francesa de protectora de los cristianos del Cercano Oriente y sus miras sentimentales con respecto a Servia, su pequeño y sacrificado aliado de la primera guerra mundial, fueron tan inveteradas que quedaron sin efecto las advertencias de aquellos políticos y expertos de que Yugoeslavia, gobernada por los servios, privada de libertades políticas, desgarrada por conflictos internos y enemistada con los pueblos vecinos, víctimas de imperialismo pigmeo servio, no podía ser un aliado seguro eficiente[66].
Empero, lo ocurrido durante la crisis europea antes y durante la segunda conflagración mundial superó los presagios más pesimistas. Yugoeslavia resultó ser incapaz de resistir las pretensiones políticas, tanto del Tercer Reich como de la Unión Soviética. Sus gobiernos dictatoriales, practicando un expansionismo panservio obligaron a muchos políticos a buscar refugio y apoyo en los países vecinos. Ciertos grupos revolucionarios recurrieron, en su desesperación, a los métodos terroristas imitando con eso tan sólo a los mismos servios. Luego, los gobiernos de Belgrado, con el fin de contrarrestar la acción de los exilados croatas y macedonios, inauguraron una política exterior de apaciguamiento frente a la Italia fascista y la Alemania hitlerista. Además, en momentos en que hubo que frenar la realización de los proyectos de Hitler en la cuenca danubiana, resultó que los gobernantes servios de Yugoeslavia recelaban más de la pequeña, empobrecida y desarmada Austria, que del agresivo y poderoso Tercer Reich. Para los servios Austria seguía siendo el "enemigo hereditario", patria de los Habsburgos, un aliado en potencia de los croatas y eslovenos frente al panservismo y un Estado vinculado con Italia y Hungría. Durante la crisis austríaca, los diplomáticos alemanes pudieron informar con satisfacción a su gobierno que Yugoeslavia "había rechazado categóricamente la invitación del gobierno francés a unirse a la protesta interpuesta en Berlín contra los proyectos de anexión - Anschluss - de Austria al Tercer Reich. El gobierno dictatorial de Belgrado, ejemplo típico de la política de opresión nacional, invocó cínicamente el derecho de autodeterminación y dedujo que la cuestión de la independencia austríaca "era un asunto interno alemán" y "que el Estado yugoeslavo, respetuoso del principio del derecho de autodeterminación de los pueblos, no podía tomar posición contra ese principio". Y, para colmo, "Yugoeslavia se felicita de tener en sus fronteras, como consecuencia de su política hacia Alemania, no 80 millones de enemigos, sino 80 millones de amigos" [67].
Yugoeslavia, pues, había renegado de sus aliados de la Pequeña Entente y a su vez de sus grandes protectores. Si bien, en 1918, Servia fue liberada con la sangre de los poilus d'Orient, en 1940 los políticos servios presenciaron impasibles la derrota militar de Francia. Distinta actitud asumieron los servios cuando se trató de Rusia. El tal exalcado golpe de estado del 27/3/1941 resultó ser beneficioso únicamente a la Unión Soviética, lo mismo que las guerrillas comunistas desatadas meses después. El golpe de estado, supuestamente de carácter antinazi, tuvo cierta repercusión entre las masas servias, que en primer lugar reclamaban la supresión de la autonomía limitada acordada en 1989 a Banovina Hrvatska (el Banato de Croacia) y por creer en la inmediata ayuda soviética. No obstante su sistema bolchevique, Rusia siempre ejercía un poder seductor sobre los servios, quienes, en su gran mayoría, no son comunistas. Servia entra en la primera guerra mundial, que en realidad había provocado, como protegida rusa y no como aliada de la Entente. Entre las dos guerras mundiales su protectora fue Francia, sólo porque deja de existir la Rusia de los zares. Mas la nueva generación no era francófila sino prosoviética. Los croatas creen, y con buenas razones, que por su forzosa unión con Servia en 1918 hoy tienen que soportar la tiranía comunista.
Fueron los rusos quienes, mejor que los estadistas occidentales advirtieron el carácter de Croacia. Todavía la Rusia zarista en su programa de expansión en los Balcanes desconfiaba de la influencia de Croacia y nunca auspició su unión con Servia. Esa unión tampoco la deseaba Stalin, que, desde el momento de la disgregación de Yugoeslavia, en 1941, miraba con recelo los planes del partido comunista yugoeslavo, encaminados a su restauración. Stalin más bien planeaba la división de Yugoeslavia en dos esferas de intereses, de modo que Croacia y Eslovenia gravitarían hacia el Occidente y Servia hacia la Unión Soviética[68]. Debido a la ubicación centroeuropea y mediterránea de Croacia y Eslovenia, Stalin se daba cuenta que los aliados nunca consentirían que toda Yugoeslavia fuese ocupada por las tropas soviéticas. Conociendo a fondo los problemas nacionales de la Europa Centro- oriental, Stalin fácilmente pudo imaginar que el control del Kremlin en Yugoeslavia, una vez restaurada sin la intervención militar soviética, sería muy difícil en razón de la gravitación natural de los croatas y eslovenos hacia Occidente y por la rivalidad crónica entre los servios y los búlgaros respecto a macedonia. Los acontecimientos posteriores justificaron esos temores.
Al mismo tiempo, las potencias democráticas, al insistir en su apoyo al gobierno yugoeslavo del rey Pedro en exilio de marcada tendencia panservia, vieron con las manos atadas frente a los designios soviéticos de conquista Europa Central.
Con un desembarco aliado, en la última fase de guerra en las costas croatas - operación político-militar de fácil ejecución, porque habría sido apoyada por fuerzas armadas de Croacia, de Hungría y los resistentes de Austria y de Polonia - habríase podido desbaratar los planes rusos, al menos en dichos países. En Croacia estaba preparándose una operación en ese sentido. Los húngaros notificaron sus buenas disposiciones a los agentes aliados. Los sublevados de Varsovia, traicionados por los soviéticos, no deseaban otra cosa que tomar idéntica medida.
La importancia de esa contingencia no había escapado a la perspicacia de un Churchill, pero entraron en juego tanto las circunspecciones de Roosevelt frente a los proverbiales recelos de Stalin, como las prevenciones contra los croatas, que se oponían a la restauración de Yugoeslavia.
El desarrollo político y social de Croacia coincidían con el de los otros pueblos ubicados en la frontera oriental de nuestra sociedad occidental. Ese proceso fue condicionado por la ubicación de Croacia. en la parte extrema meridional, entre dos civilizaciones europeas que el historiador Toynbee identifica con la línea que corre desde Finlandia hasta la provincia croata de Dalmacia. Si bien Croacia, según las apreciaciones del historiador Rambaud[69], tenía ya en el siglo X más de un millón y medio de habitantes y poderosas fuerzas militares, su desarrollo fue trabado como consecuencia de las presiones políticas e invasiones de los imperios euroasiáticos: el bizantino, el mongólico, el otomano y el ruso-soviético. Aunque muy celosos en cuanto a sus derechos soberanos, los croatas se aliaban con otras naciones de la cultura occidental a efectos de defensa en común. De ahí el vínculo con respecto al imperio de Carlomagno, al Papa Gregorio VII y luego la unión personal y real con Hungría. Esa unión se integró a su vez a una comunidad más amplia de los pueblos danubianos, consecuencia del peligro turco. Incluso en la época contemporánea de los movimientos nacionales, Croacia, sufriendo las nuevas presiones, ahora provenientes de Servia, que resultó exponente del expansionismo ruso en los Balcanes, buscó respaldarse sobre sus vecinos de la cultura occidental. Fracasó en eso, porque tanto Italia, su colindante adriático, como sus asociados de la comunidad danubiana, Austria y Hungría, temían a los croatas por el mero hecho de pertenecer al grupo lingüístico eslavo. Los rusos, por otra parte, veían a Croacia, país mayormente católico, como agente de la influencia y de los intereses occidentales.
En la época del sacro egoísmo, la orientación occidentalista de Croacia pudo ser interpretada anacrónica: tanto pasatista, eco de los viejos tiempos de solidaridad de la Cristiandad occidental, como futurista, coincidiendo con los anhelos de integración occidental y en primer lugar europea, que por fortuna ya dejó de ser una utopía. Los croatas, fieles a su idiosincrasia, no aceptarán un futuro dentro de un Estado balcánico, sino que desean vivir dentro de la mancomunidad de las naciones libres europeas. Croacia, siendo un país que durante 800 años, en aras del bien común internacional, participó en las comunidades supranacionales, sacrificando partes de su territorio y de su soberanía, aportando grandes ofrendas de sangre y de bienes materiales tiene derecho a que se rectifique la injusticia cometida con ella en 1918 y 1945, cuando fue sometida a Servia y, por ende, despojada de los atributos de nación soberana, explotada como una colonia, expuesta a los sangrientos vaivenes políticos en los Balcanes y, por último, sometida a la dominación comunista, debido a la orientación rusófila de Servia.
Buenos Aires.
Dinko Tomasic
I
En el censo de población de Yugoeslavia efectuado en 1948 la mayoría abrumadora de los musulmanes de Bosnia-Herzegovina declaró sólo su filiación religiosa, mas no la nacional. Los motivos de semejante actitud de las masas musulmanas son de carácter histórico y político. El nacionalismo - postulado de un grupo étnico para su afirmación cultural e independencia política-, si bien fenómeno conocido en la historia, tomó mayores proporciones apenas en el siglo XVIII. La disgregación definitiva del sistema feudal y de los vestigios feudales, la institución de Estado con el papel preponderante de la clase media, especialmente de la nueva inteligentsia, intensificaron los postulados para la independencia y la afirmación política nacionales. Los intelectuales, identificándose con el grupo étnico propio, habían formulado ese tipo de nacionalismo. Los intelectuales han definido las ideas acerca de las particularidades nacionales del grupo respectivo, sobre sus valores culturales y sus aspiraciones, asumiendo la dirección de dicho grupo en la lucha por su emancipación política, presupuesto esencial de su desarrollo cultural y su aporte cultural a la humanidad. En consecuencia, el nacionalismo concebido en esos términos fue determinado por disgregación del sistema feudal y por la formulación de la ideología nacional por parte de los intelectuales.
Es comprensible, pues, que el nacionalismo se desarrolló por etapas y en décadas diferentes en distintos grupos étnicos, según se producía la desintegración del sistema feudal (o colonial) y a medida que se formaba la inteligentsia nacional, que se identifica con su pueblo y propaga una ideología nacional peculiar. De lo que resulta también que el nacionalismo, interpretado en este sentido, se extiende de arriba hacia abajo, es decir, de un grupo de intelectuales, relativamente restringido, que formula la ideología nacional, esa ideología penetra a las amplias capas populares, gradualmente y a menudo a ritmo lento. La rapidez y la hondura con que la conciencia nacional prende en las masas populares depende de las circunstancias existentes, como ser opresión o dominio por un país extranjero, identificación de la religión con la nacionalidad o ausencia de esta identificación; grado de las identificaciones regionales y locales; grado de la conciencia política, alfabetismo desarrollo de las vías de comunicación y de otros medios de transporte rápido y no obstruido, etc. Uno de los problemas fundamentales de la ideología nacional es la superación de distintas identificaciones locales y emocionales y la formación de la conciencia nacional común, en base a los valores culturales comunes, a las experiencias históricas comunes, de las aspiraciones políticas y de otra índole comunes, asegurando y facilitando a la vez la afirmación y el desarrollo libre de los diversos grupos provinciales y religiosos dentro de la comunidad nacional.
Este tipo de nacionalismo cobrá empuje en la Europa Oriental y en los Balcanes a partir de mediados del siglo pasado, mientras que en ciertos países asiáticos y sobre todo en Africa, prendió apenas en el XX. La causa de ese atraso es que la desintegración del feudalismo y del colonialismo, como asimismo la formación de la clase intelectual con conciencia nacional se produjeron un siglo o más después que en la Europa Occidental. En algunas regiones de la Europa Oriental, de Asia y Africa, el nacionalismo pasa ahora por su fase inicial, pues la eliminación definitiva de los vestigios feudales, el colapso del sistema colonial y la formación de la inteligentsia nacional se verificaron muy recientemente. En esas condiciones, varios factores y en primer término la lealtad tribal obstruyeron el progreso rápido de la conciencia nacional común, conforme lo comprueban actualmente muchos casos ocurridos en los países africanos.
Por lo tanto, en nuestros tiempos de extinción definitiva de los vestigios feudales y del colapso definitivo del colonialismo, el índice más seguro para apreciar los problemas de determinación nacional de un grupo étnico en la actualidad o en el futuro próximo se refleja en la orientación de la inteligentsia, del grupo respectivo. Pues, tarde o temprano, esa misma identificación nacional se extenderá a las masas campesinas, obreras y burguesas. Y no precisamente porque las masas populares vean en su inteligentsia a los únicos y exclusivos líderes, que deben seguir a ojos cerrados, sino más bien porque esa inteligentsia, proveniente e identificada con un determinado grupo étnico, enarbola la ideología nacional concordante con los valores culturales y otros de las masas populares con su manera de vivir y pensar, con sus aspiraciones y sueños, con su filosofía y ética, con sus creencias y esperanzas. La inteligentsia, es decir un grupo de hombres especializados en formular ideas, sabe expresar con palabras lo que el pueblo piensa y siente. O sea cuanto mejor la inteligentsia sepa expresar lo que las amplias capas del pueblo anhela y espera, con tanta mayor rapidez la ideología formulada será apropiada por el entero pueblo. Por eso cuando se formula una ideología, reviste suma importancia saber conjugar las tradiciones locales y otras con los valores y aspiraciones nacionales, como asimismo saber integrar las lealtades locales a la adhesión nacional.
Si desde este punto de vista analizamos la situación de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina, veremos que ya a fines del siglo pasado empezó a formarse la inteligentsia, que formuló su ideología nacional y que dicha ideología se extendía y penetraba paulatinamente en las masas de la población musulmana. Los factores históricos y políticos retardaron ese desarrollo sin detenerlo. Sin embargo esa evolución retardada era causa de la confusión y el desconocimiento que había en el extranjero respecto a los musulmanes de Bosnia y Herzegovina.
El Reino de Servia perseguía en su política expansionista antes de la primera guerra mundial la anexión de Bosnia y Herzegovina y se esforzaba por propagar en el mundo occidental la idea de que los musulmanes de dichas provincias eran, desde el punto de vista nacional, servios y que, por consiguientes, Bosnia y Herzegovina pertenecían a Servia. En aquel tiempo los intelectuales croatas no tenían posibilidad de desmentir esa propaganda en el extranjero, pues no disponían de representaciones diplomáticas y otras instituciones de propaganda exterior, como era el caso del Reino de Servia. Además, en aquel tiempo las potencias occidentales se mostraban benévolas con respecto a las aspiraciones expansionistas de Servia, a causa de la situación internacionales de entonces, dominada por el conflicto entre los Aliados (Inglaterra, Francia y Rusia) y las Potencias Centrales (Alemania y Austria). Apenas después de la primera guerra mundial, lo mismo que hoy día, todos los hombres de ciencia objetivos y demás hombres públicos en el plano internacional, se dieron cuenta de que los musulmanes de Bosnia y Herzegovina no se sienten servios. ¿Se sienten croatas o tal vez "yugoeslavos"? En cuanto al "yugoeslavismo" o "la conciencia nacional yugoeslava", se sabe en general que esa ideología fue desechada por completo, pues distintos pueblos sureslavos (croatas, eslovenos, búlgaros, macedonios, servios, etc.) son pueblos completamente diferentes entre sí. Cada uno de esos pueblos se formó de modo diferente, en condiciones distintas y bajo influencias diversas; cada uno fraguó durante siglos su propia individualidad cultural y, por fin, su profunda conciencia nacional, que exige su Estado nacional y, por lo tanto, no pudo diluirse en el "yugoeslavismo". Por la misma razón los musulmanes de bosnia y Herzegovina no pueden ser "yugoeslavos". En consecuencia, la respuesta adecuada a la cuestión planteada acerca de la filiación nacional de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina se obtiene al verificar los sentimientos y las exteriorizaciones nacionales de la inteligentsia musulmana y comprobar si su afiliación nacional concuerda con los valores culturales, los sentimientos y anhelos de la población musulmana en Bosnia y Herzegovina. En la historia de la formación de la conciencia nacional de todos los pueblos, los escritores, poetas e historiadores han jugado el papel más importante. Veamos pues, qué sentimientos nacionales expresaban los escritores y poetas musulmanes. En primer término, se servían casi exclusivamente de letras latinas y no cirílicas. Escribían en el idioma y en el estilo literario croata y no en el idioma y el estilo en que solían escribir los escritores y poetas servios. En la mayoría de los casos manifestaban su nacionalidad croata y no servia, considerándose parte integrante del pueblo y de la literatura croatas, a la que contribuyeron en forma apreciable. Considerábanse llamados a cumplir una misión especial en el pueblo croata y en el mundo occidental: aunar los valores culturales del Occidente y el Oriente. Así, por ejemplo, el conocido poeta musulmán Safvetbeg Basagic, escribía: "Los sonidos del idioma croata pueden ennoblecer y unir al Oriente y el Occidente, el corazón y la mente."
Estas palabras fueron citadas abundantemente entre los musulmanes y tomadas como lema en la revista Osvit, de Mostar.
El mismo caso lo tenemos ahora, prescindiendo de los raros individuos que por oportunismo y provecho material se orientan hacia los que detentan el poder teniendo en cuenta que todo el poder, tanto en la Yugoeslavia comunista como en la monárquica, estaba y quedó en manos de los políticos profesionales servios, es digno de elogio que muy escaso número de los intelectuales musulmanes sucumbió a las promesas seductoras. Así. por ejemplo, hoy, como en la Yugoeslavia monárquica, los jefes religiosos musulmanes, ulemas, destacadas personalidades y profesores, salvo contadas excepciones, subrayaban y siguen subrayando su conciencia croata, pese a que los círculos gobernantes miraban con suspicacia esa actitud y casi la equiparaban, antes y hoy con la traición. Miremos asimismo de qué lado estaban los líderes políticos de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina en el comienzo del Reino de Yugoeslavia, en la época en que la afiliación nacional era tolerada, pese a las presiones de orden político y psicológico. En los comicios del año 1927, de los 17 diputados nacionales de la población musulmana de Bosnia y Herzegovina, 11 se declararon croatas, 5 indefinidos o se declararon así y uno solo se declaró servio, no obstante que las posibilidades oportunistas y, ventajas económicas al identificarse con los servios eran tan grandes en la Yugoeslavia monárquica como lo son hoy bajo el régimen comunista. Svetozar Pribicevic, destacado líder de la minoría servia en Croacia, gran nacionalista servio y uno de los fundadores y forjadores del Reino de Yugoeslavia, se percató con claridad del grado de la conciencia nacional de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina y en su libro sobre la dictadura del rey Alejandro, escribió:
¿Donde computar a los musulmanes bosnios que se disputan croatas y servios y que hablan el idioma literario y llegan a 700.000? Sus intelectuales en su gran mayoría son de origen croata. Las masas populares, en todas las acciones políticas, andan a ciegas tras los intelectuales. Aquí no cabe engaño alguno. Particularmente, el sistema hegemonístico de Servia - según el cual todo el poder estatal está en manos de los servios, es decir, de sus representantes, sin estar autorizados para ello- motivó que los musulmanes bosnios se identificasen totalmente con los croatas en sus aspiraciones y enfoques del porvenir[70].
Como se colige de la cita anterior, Svetozar Pribicevic percibió con perspicacia que la hegemonía intensifica los sentimientos latentes, favorece la integración de los grupos étnicos oprimidos y fortalece su conciencia nacional. Si los sentimientos latentes y los valores culturales de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina hubieran estado orientados hacia Servia, las masas populares musulmanas en dichas provincias se habrían identificado con la hegemonía servia, lo que les aportaría beneficios económicos y políticos. Por el contrario, la hegemonía servia fortaleció sus sentimientos croatas y su conciencia nacional croata. Idéntico caso tenemos con la hegemonía de los políticos profesionales comunistas servios y los oportunistas, quienes gobiernan con métodos dictatoriales. Actualmente en Bosnia y Herzegovina, con mayoría musulmana y católica y minoría servia, el poder se halla íntegramente en manos de los comunistas profesionales servios, asistidos por un puñado de oportunistas católicos y musulmanes, desnacionalizados y orientados como "yugoeslavos" o servios[71].
Es evidente que esa hegemonía comunista, aún más brutal y patente que la anterior monárquica, fortalecerá los sentimientos croatas de los musulmanes en Bosnia y Herzegovina, provincias éstas que los musulmanes consideran su tierra natal, heredada de sus antepasados desde tiempos remotos.
La hegemonía de los políticos y oportunistas profesionales servio- comunistas en Bosnia y Herzegovina es continuación del irredentismo servio que inició su campaña propagandística en Bosnia y Herzegovina después del advenimiento de la dinastía Karageorgevich al trono servio. En esa propaganda, cuyo fin era la anexión de Bosnia y Herzegovina al Reino de Servia, desempeñó un papel particular la famosa organización terrorista y conspirativa servia "Unión o muerte", conocida también como "La Mano Negra". Dicho irredentismo hizo todo lo posible para granjearse las simpatías de los intelectuales musulmanes de Bosnia y Herzegovina, otorgando numerosas becas estudiantiles. Pues los propulsores de la idea expansionista gran-servia sabían muy bien que, no teniendo de su lado a la población musulmana, no podían arrogarse Bosnia y Herzegovina y proclamarlas provincias servias. Luego, cuando ni la propaganda ni las becas otorgadas surtieron efecto alguno, el irredentismo gran-servio recurrió a la mistificación, declarando que los musulmanes de Bosnia y Herzegovina eran "servios puros". Mas, si hubiese existido siquiera un destello del sentimiento latente pro-servio entre los musulmanes de dichas provincias, esos sentimientos se habrían manifestado en las circunstancias favorables. No sucedió así, sin embargo, ya que la mayoría abrumadora de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina, como queda dicho, no se declaró servia en los comicios, dirigidos por las autoridades comunistas.
II
Es un hecho comprobado en la psicología contemporánea que los sentimientos latentes y subconscientes, arraigados profundamente, irrumpen en los tiempos de crisis sociales, revueltas colectivas, revoluciones y guerras. En la segunda guerra mundial, e.g., los latentes sentimientos nacionales de la población musulmana en Bosnia y Herzegovina se manifestaron en forma inequívoca. Durante esa guerra, los musulmanes de Bosnia y Herzegovina, casi sin excepción, rehusaron participar como voluntarios en ninguna agrupación u organización nacionalista servia y menos, sobre todo, en las unidades de los chetniks, guerrilleros nacionalistas servios por antonomasia. Hubo algunas excepciones en cuanto a los guerrilleros comunistas, mas cabe subrayar que los musulmanes que peleaban en las filas comunistas, integradas mayormente por los servios, debieron ocultar su credo islámico y simular ser ortodoxos. Aun más, enteras aldeas musulmanas, incluyendo mujeres, ancianos y niños, fueron exterminadas y arrasadas por los chetniks.
El Dr. Zivko Topalovic, colaborador del general Draza Mihailovic, confirmó esas fechorías cometidas por los chetniks contra los musulmanes en su reciente libro[72] (3).
Esos desmanes constituirían la reincidencia en el mismo crimen que después de la primera guerra mundial fue perpetrado con las indefensas poblaciones musulmanas, cuando los fanáticos ortodoxos incendiaron varias aldeas musulmanas degollando a sus moradores. Verdad es que tampoco los guerrilleros comunistas durante la segunda guerra mundial, pese a su presunto "yugoeslavismo", se comportaron mejor que los chetniks con los musulmanes. Ellos también exterminaban a la población musulmana sin compasión al topar con la menor resistencia, sin tener piedad con las mujeres ni con los ancianos. El escritor servio Branko Copic, en su reciente novela La pólvora sorda (Gluvi barut), relató con detalles y vívidamente la matanza de una aldea musulmana por parte de los guerrilleros comunistas, mientras que el político y escritor montenegrino Milovan Djilas describió en forma conmovedora en su libro autobíográfico Bezsudna zemlja (Tierra sin Justicia), Nueva York; 1959, la horrenda exterminación de la población musulmana por parte de los fanáticas ortodoxos. No cabe duda que en todos esos casos culminó el antagonismo secular, surgido de las diferencias religiosas y políticas entre los ortodoxos y los musulmanes.
Surge por sí mismo el interrogante: ¨Por qué los intelectuales musulmanes y las masas populares musulmanas se orientan nacionalmente hacia Croacia y no hacia Servia y por qué la presión oficial, varias promesas seductoras y la opresión brutal no han podido alterar esa orientación a favor de Servia) La respuesta a este interrogante la encontramos en la primera parte de este artículo. Es decir, únicamente aquella ideología nacional, concebida y formulada por los intelectuales en consonancia con los valores culturales, los sentimientos, las aspiraciones y los postulados de las amplias masas populares, puede tener éxito. Tomemos, por ejemplo, el nacionalismo servio. Uno de los rasgos fundamentales de ese nacionalismo es identificar religión con nacionalidad. En esa ideología nacional, al igual que en las ideologías de otros pueblos de la Iglesia ortodoxa oriental, religión, pueblo y Estado se identifican e integran completamente. Religión e Iglesia en esos casos cobran carácter de instituciones nacionales y políticas. Religión e Iglesia en esos casos deben estar completamente al servicio del Estado. Por eso, los servios denominan a su religión "servio-ortodoxa". Idéntico caso se da con la religión "ruso-ortodoxa", "búlgaro-ortodoxa", etcétera.
Los croatas no musulmanes que profesan el credo católico, ni siquiera pueden hablar de la identificación de religión con nacionalidad, puesto que la Iglesia Católica es por su ideología supranacional y universal.
Es de suma importancia destacar aquí que al identificar religión, Estado y nacionalidad, surgen tendencias a considerar a quienes no profesan la religión del Estado como elementos extraños, foráneos e inseguros, de cuya lealtad nunca se puede fiar por completo. Así, e.g., en el mencionado léxico de la élite de la "nueva clase" en Yugoeslavia, si bien ciertos musulmanes se declararon servios, el número de los musulmanes promovidos a la clase gobernante resulta muy pequeño en comparación con la fuerza numérica relativa de la población musulmana en Bosnia y Herzegovina y en Yugoeslavia en general. De los 6.000 nombres que contiene dicho léxico, corresponde a los musulmanes de Bosnia y Herzegovina sólo 115, o sea el 1,1%, mientras que por su fuerza numérica les correspondería por lo menos el 6%. En ese léxico figuran en total 182, o el 3% musulmanes de toda la Yugoeslavia, si bien por su fuerza numérica (cerca de 2.000.000) les correspondería el 12%. Lo que quiere decir que incluso en el caso de que un musulmán se declare servio o comunista, no se le considera del todo igual a los comunistas servios ortodoxos, quienes son los que realmente detentan todo el poder en la Yugoeslavia comunista.
Semejante discriminación origina forzosamente la intolerancia política y religiosa y hasta el fanatismo religioso y político. Huelga poner de relieve que las autoridades comunistas ni siquiera intentaron aminorar ese fanatismo religioso sino, por el contrario, procuran explotarlo para sus fines políticos e incluso agudizarlo. Textos los que se ocupan de los problemas del comunismo saben que el odio empecinado es uno de los instrumentos principales del poder político, de la propaganda y la guerra psicológica de los comunistas. Los manuales pedagógicos comunistas, así como su literatura y su ideología política, sostienen abiertamente la necesidad del odio. El concepto mismo y la práctica de la lucha de clases están impregnados de odio a los que no siguen el derrotero comunista. Pero, semejantes concepciones contradicen rotundamente los valores religiosos y éticos de los musulmanes, pues las musulmanes de Bosnia y Herzegovina acusan alto grado de tolerancia religiosa y de altruísmo. La tolerancia religiosa no se destaca únicamente en los principios del Corán, sino que se lleva a la práctica. Así, por ejemplo, en Bosnia y Herzegovina, dominadas varios siglos por los musulmanes, la población no musulmana no sólo no había disminuido sino que se incrementó. El mismo caso no se dio en Servia y Montenegro, cuando esos Estados fueron regidos por los gobernantes ortodoxos. En esos Estados, los musulmanes fueron eliminados paulatinamente desde fines del siglo pasado. El poema épico La guirnalda de montaña (Gorski Vijenac), considerado por los servios como una de las obras cumbre de su literatura, trata sobre la lucha y el exterminio total de la población musulmana. Njegos, autor de esa obra, era al mismo tiempo jefe religioso y el gobernante de Montenegro, país ortodoxo. Njegos estaba influido por la poesía épica servia, cuyos protagonistas son caciques, caudillos y haïducs (medio guerrilleros y medio bandidos balcánicos. N de la R.) y cuyo mérito principal era la lucha, sangrienta y cruel, con los "infieles" musulmanes. La poesía épica servia influyó también durante el romanticismo literario sobre el escritor croata Iuan Mazuranic, mientras componía su poema La muerte de Smail-aga Cengic, en el que idealizó a los combatientes por la ortodoxia y glorificó su lucha contra los musulmanes.
Desde el punto de vista de la antropología física y cultural, los musulmanes de Bosnia y Herzegovina pertenecen en gran parte al llamado "tipo racial báltico", con la característica pigmentación rubia. Al mismo tipo físico pertenece también la mayor parte de la población croata de distintas regiones. Asimismo, la cultura autóctona de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina pertenece al tipo agrícola (la cultura comunitaria), a la que pertenece también buena parte de los demás croatas.
Lingüísticamente, los musulmanes pertenecen al dialecto croata ikavski, que hablan únicamente los croatas en distintas regiones. Por otra parte, el arte popular de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina es idéntico al de los demás croatas. Para dar un ejemplo, las canciones populares musulmanas son en primer término de carácter amoroso, sentimental y humanista, dirigidas al ser humano y a la naturaleza. y luego, en orden secundario, de carácter heróico. El instrumento musical popular de los musulmanes como de la gran mayoría de los croatas es tamburitsa, lo que es comprensible, pues este instrumento es muy apropiado para expresar los sentimientos de amor y otras canciones, mientras que gusle (monocordio) es el instrumento popular idóneo para los cantadores y recitadores de las poesías épicas y leyendas. La organización social en el nivel popular de los musulmanes de Bosnia y Herzegovina se funda en los principios de igualdad, ayuda mutua, filantropía y de la dignidad humana, muy parecida a la cultura comunitaria que se mantuvo en otras zonas de Croacia. Dentro de esa cultura, las relaciones familiares, por ejemplo, son ordenadas según los principios democráticos, la mujer es muy estimada, el trato dado a los niños, ancianos y a todos los impedidos se funda en los principios humanitarios y de beneficencia.
Al igual que los demás croatas, los musulmanes de Bosnia y Herzegovina, desde el punto de vista cultural y político son mucho más afines al Occidente que al Oriente, conforme lo destacó ya Safvetbeg Basagic. Consideran que su papel histórico consiste en unir, en la frontera occidental del mundo musulmán, y como parte integrante del pueblo croata, los calores culturales del Oriente musulmán con los valores culturales del Occidente.
Indiana University, U.S.A.
CON MOTIVO DE LA EDICIÓN MADRILEÑA DE LA SAGRADA ESCRITURA EN CROATA
Pablo Tijan
Acabada la última contienda mundial, la capital de España inició a grandes pasos el proceso de convertirse en centro cultural de carácter cosmopolita. Aparte de un elevado número de hispanoamericanos que en Madrid estudian y desarrollan sus actividades culturales, hay en la capital de España muchos intelectuales y estudiantes de todos los países del Centro y Este europeo que aquí continúan sus estudios y trabajan intensamente para sus respectivas colectividades nacionales en el exilio. Los que por su seria y sistemática labor cultural se destacan más entre ellos son, indudablemente, los croatas.
La colonia croata tenía en Madrid, durante casi dos lustros, la sede de su organización Croatia Academica Catholica, agrupación central de los intelectuales católicos croatas diseminados por todos los países del mundo. Esta organización publicó desde 1949 hasta 1955 su revista Osoba i Duh (Persona y Espíritu) bajo la dirección del P. Jacinto Eterovic, O. P. y el poeta y periodista Lucas Brajnovic. La inevitable dispersión de los jóvenes intelectuales croatas, acabados sus estudios universitarios en España, comportó también la supresión de la publicación de esta bien dirigida revista. Aunque es de lamentar su desaparición, sin embargo, hay que decir que tales revistas tienen su propio momento histórico y cumplida su tarea, pueden y deben ser sustituidas por otras empresas editoriales que se adapten mejor a las nuevas circunstancias y oportunidades.
Durante los años de su más fecunda actividad, la organización Croatia Academica Catholica edita, en 1953, la segunda edición del Nuevo Testamento en magnífica traducción croata de Mons. Ivan Ev. Saric, anciano arzobispo de Sarajevo y poeta, que también halló en Madrid el refugio y la paz al calor de los cuarenta años de benemérito apostolado en su arquidiócesis. Esta edición del Nuevo Testamento, destinada a los emigrados croatas, ha sido bien acogida de modo que una nueva empresa, la editorial croata Osvit, fundada en Madrid por el escritor Lucas Brajnovic, decidió publicar todos los libros de la Sagrada Escritura, cosa que en este año ha sido llevada a cabo[73] (1).
Las ediciones de la Sagrada Escritura siempre son un acontecimiento cultural de primer orden, puesto que la mayoría de las naciones modernas comienzan su historia literaria precisamente con la traducción de la Biblia en lengua vernácula. A España se debe el honor y el mérito de haber editado la primera Biblia políglota. Actualmente está preparándose otra edición poliglota del Libro de los Libros. Cabe, pues, dentro de la tradición biblicista española, hablar también de esta edición croata.
Los croatas son los primeros eslavos que recibieron el Santo Bautismo, ya en los siglos octavo y noveno, permaneciendo siempre fieles a la Iglesia católica romana. La tradición bíblica entre ellos es muy antigua y muy arraigada, pues se apoya nada menos que en la autoridad de San Jerónimo. Es sabido que los croatas de la costa adriática conservaron el privilegio de usar el eslavo eclesiástico en la liturgia, concesión excepcional que consagra definitivamente su fidelidad a la lengua y a la escritura de los apóstoles eslavos SS. Cirilo y Metodio. En momentos difíciles, cuando había necesidad de oponerse a la latinización, los glagolitas croatas defendían sus prerrogativas con la autoridad de S. Jerónimo como presunto autor de la escritura glagolítica y primer traductor de los Santos Evangelios en croata, habiéndose olvidado la verdad histórica de los SS. Cirilo y Metodio.
No puede decirse con seguridad cuándo empieza a traducirse la Biblia en la viva lengua croata, pero los más antiguos textos de la lengua croata son precisamente los textos bíblicos que encontramos en los evangelistarios y leccionarios. El más antiguo leccionario conservado es el de Korcula y data del siglo XIV. El leccionario de fray Bernardino Spalatense es el primer texto bíblico croata impreso y, al mismo tiempo, el primer libro croata impreso con caracteres latinos. El propósito bien definido de traducir toda la Biblia en croata y editarla, nace a principios del siglo XVI son los años que siguen a la Poliglota Complutense. La iniciativa se debe al insigne príncipe Bernardino Frankopan que, en 1521, encargó a cinco glagolitas croatas la traducción de la Biblia entera a la lengua croata. Los croatas se adelantan, pues, a la Reforma en cuanto a la apreciación de los textos bíblicos para la educación de los feligreses y serán los mismos protestantes los que, más tarde, reconocerán estos esfuerzos católicos croatas y se servirán de ellos para su propaganda entre los eslavos del Sur. No obstante, este intento del príncipe Bernardino no fue nunca realizado, probablemente a causa de las invasiones osmanlíes que despojaron al anciano aristócrata de sus mejores posesiones.
A pesar de las guerras con los turcos, las ocupaciones biblicistas en Croacia no se abandonan y cien años después del intento del príncipe Frankopan, el jesuíta Bartolomeo Kasic tradujo el texto entero del Antiguo y Nuevo Testamento en la viva lengua croata, pero no logró imprimirlo porque las tradiciones glagolitas fueron demasiado fuertes y los sacerdotes preferían el lenguaje arcaico eclesiástico para los textos sagrados. Siguieron numerosas realizaciones parciales hasta el año 1831 cuando, por fin, se logró publicar el texto íntegro de la Biblia en croata. Desde entonces hubo varias ediciones posteriores, siempre de nuevos traductores que perfeccionaban la lengua de la traducción y el aparato crítico,. según los nuevos resultados de las ciencias bíblicas.
Sin embargo, hay una faceta en la tradición biblicista del pueblo croata que lo distingue de otros pueblos y lo acerca al español. Es el afán misionario, común a los católicos españoles y croatas. Ya se ha dicho que los españoles se adelantaron a la Reforma en cuanto al cultivo de las ciencias bíblicas, igual que los croatas, por lo menos con respecto a las traducciones y a la lectura de la Sagrada Escritura.
En este sentido es muy significativo el caso del dominico croata Padre Benjamin que se marchó a la lejana Rusia y allí hizo para el archiepíscopo Genadio de Novgorod la traducción completa de la Biblia en el idioma eslavo eclesiástico incorporando las partes ya existentes y completándola con el resto traducido de la Vulgata. Así nació, en 1499, el primer texto íntegro del Antiguo y Nuevo Testamento en Rusia. Quedó, por cierto, en manuscrito, pero lo utilizaron los traductores y editores posteriores, siendo base y modelo para la famosa Biblia de Ostrog, la primera Biblia en eslavoeclesiástico (1581), de la que luego saldrán todas las modernas versiones bíblicas de los eslavos orientales.
Otro misionero croata en Rusia el célebre padre del paneslavismo, Jorge Krizanic (+ 1683), se ofrecía al zar Alejandro Michajlovic para preparar una nueva y corregida edición de la Biblia en ruso, porque la existente de Francisco Skorina (Praga, 1517-1519), había sido hecha bajo influencias protestantes y la de Ostrog estaba anticuada por su idioma antiguo eslavo- eclesiástico. Esta iniciativa de Krizanic no tuvo ningún éxito, como tampoco el resto de su misión, porque era catolizante.
Igual que otras literaturas cristianas europeas, también la croata consta en su período medieval de gran parte de misterios, poemas y cuentos con motivos bíblicos, obras generalmente anónimas de devotos monjes y sacerdotes. El primer poema de la nueva literatura croata es Judit (1501) de Marcos Marulic (1450- 1524) escritor conocido también en España por sus obras latinas. Con particular preferencia se traducían y parafraseaban los salmos. El primer salterio croata conocido data de fines del siglo XIV y las mejores paráfrasis poéticas las hicieron los grandes poetas del Siglo de Oro de la literatura ragusea, Gundulic y Gjurgjevic. La tradición bíblica tampoco desaparece de la literatura croata en los tiempos modernos y su último gran poeta y escritor, Vladimir Nazor (18751949), tiene entre sus poesías el ciclo Leyendas bíblicas.
Paralelamente encuentran los motivos bíblicos su expresión también en las Bellas Artes de modo que toda la cultura nacional croata está penetrada en la Sagrada Escritura. Con ella empieza su creación cultural, su escritura y su lengua literaria y con ella culmina en la actualidad: la serie de unos cuanta magníficos relieves en madera con motivos del Nuevo Testamento por Ivan Mestrovic que es lo mejor y lo más logrado del arte contemporáneo croata, coronando dignamente una milenaria tradición biblica.
Encargado por el Episcopado croata, Mons. Saric tradujo el Antiguo y el Nuevo Testamento directamente del original, utilizando también la Vulgata y las anteriores versiones croatas. La lengua de su traducción es el más puro lenguaje literario croata moderno, salpicado con unos arcaismos propios de los textos litúrgicos que imprimen a la obra un elevado aire sobrenatural. La primera edición, provista de notas, comentarios y consejos para el uso práctico de los feligreses, apareció en Sarajevo en 1942 y, pese a la guerra, fue pronto agotada.
La segunda edición hecha en Madrid, en 1953, por encargo de la Croatia Academica Catholica, abarca, como ya está dicho, únicamente el Nuevo Testamento con idéntico texto que la de 1942, de la que se distingue por el Prólogo y por magníficas láminas de los mejores artistas croatas. Tras la portada trae la reproducción en colores de una miniatura de Julio Clovio (1498-1578), amigo y protector de El Greco. En el texto hay ocho láminas con fotograbados en relieve con motivos bíblicos que talla en madera el famoso escultor croata Ivan Mestrovic.
Bien acogida por los emigrantes croatas esta edición del Nuevo Testamento, la editorial Osvit emprendió la dura y arriesgada tarea de editar de nuevo todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento. Gracias al mecenazgo del ilustre intelectual español, Dr. D. Mariano Aguirre Martinez la infatigable labor del fundador y director de la editorial Osvit, los croatas tienen desde ahora una Biblia completa y moderna, escrita en una lengua croata viva y actualizada, y provista de notas y aclaraciones en las que se expone al conocimiento del lector los nuevos resultados de las ciencias bíblicas.
Esto de modernizar la lengua de la traducción y poner al día el aparato crítico, es la innovación más importante en esta nueva edición de la Biblia en croata. Los tiempos actuales exigían imperiosamente estos cambios y el anciano prelado, meritísimo traductor de la primera edición, ya no estaba en condiciones de hacerlo. Entonces, el mismo editor, Lucas Brajnovic, experto en letras croatas y buen conocedor de las ciencias teológicas, se encargó de esta labor responsable. Con aprobación de Mons. Saric y en permanente y estrecho contacto con él, revisó todo el texto desde el punto de vista literario y crítico, sirviéndose de las mejores traducciones modernas y de los comentarios bíblicos aprobados por la Iglesia. La Providencia concedió a Mons. Saric la dicha de ver impresa y encuadernada en nueva edición la obra más importante de su vida sólo unos días antes de su muerte, ocurrida el 16 de julio de 1960, cumplidos los ochenta y nueve años.
Todos estos pormenores están contenidos en el Epílogo escrito por Lucas Brajnovic. Es una maravillosa pieza literaria este Epílogo, lleno de ternura y de devoción hacia el Libro de los Libros, lo mismo que hacía el traductor Mons. Saric. Posee todo el valor documental necesario para comprender bien esa inmensa y difícil labor. Sin embargo, a veces, tiene el sabor de aquellas preciosas notas marginales que nos dejaron en sus libros los glagolitas croatas de la Edad Media.
Este éxito editorial de la colonia croata es, a la vez, un éxito español, porque España dio la hospitalidad y facilitó posibilidades a los intelectuales croatas para que pudiesen seguir trabajando en sus especialidades. Comprueba, además, que los emigrados croatas, pese a las dificultades económicas y al adverso desarrollo político, poco propicio para la realización de sus ideales, hicieron suyo aquel dicho del Evangelio de que no sólo de pan vive el hombre y en eso siguen fieles a la esencia de su cultura occidental y católica.
Madrid.
George Uscatescu
Generalmente, los testimonios que nos ofrecen los desengañados del comunismo, incluso los más inteligentes, suelen ser testimonios patéticos. Vibra en ellos casi siempre un drama personal, el drama que siempre encierra el descubrimiento del abismo existente entre unos ideales revolucionarios, puros y utópicos y una realidad cruel y despiadada, encaminada a anular la dignidad del hombre y sus naturales anhelos de alcanzar dos elementos imperativos de la existencia hoy en día, que son el pan y la libertad. Ante estas aventuras personales -miles y miles de aventuras vividas con singular intensidad-, la opinión libre se conmueve y cada una de ellas aporta una nueva nota de oprobio para esta degradante y cruel experiencia humana de vastas proporciones, que lleva el nombre de comunismo.
Otra nota destacada de estos testimonios consiste en que ellos pertenecen a afortunados supervivientes que han logrado evadirse del enorme universo concentracionario comunista. Sus mensajes se convierten de esta forma en documentos lanzados desde fuera y a posteriori, ya que el sistema comunista mismo es de todo punto intolerante hacia una crítica formulada ante el mundo, desde sus mismos dominios.
Ante estas características generales de las aventuras personales y de los testimonios públicos de amplia resonancia encaminados a denunciar los errores y los crímenes del comunismo, o simplemente a someter a implacable crítica la realidad comunista, la aventura personal y los testimonios críticos del dirigente comunista yugoeslavo Milovan Djilas adquieren perfiles verdaderamente únicos. Quien pronuncia el nombre de Milovan Djilas en el mundo comunista, o mejor dicho, quien lo pronunciaba hasta hace unos años, pensaba en una de las más excelsas expresiones de aquella élite de dirigentes comunistas, que los mitos y la propaganda del más allá del telón de acero saben ensalzar con machacona persistencia. Intelectual comunista de primer orden, la segunda personalidad yugoeslava después de Tito, consultado por el propio Stalin en graves momentos del comunismo internacional, héroe en la guerra partisana, forjador del nuevo Estado comunista en su país, Djilas representa el caso único de un jefe comunista que llega a la conclusión de que el sistema se halla en crisis sin salida posible, mientras ocupa aún importantes cargos de Gobierno.
Ningún medio, entre todos los que emplean Tito y sus enemigos, desde persuasión y el recuerdo sentimental de los años de lucha común, hasta las amenazas, las condenas y la cárcel, nada puede detener al gran "hereje" de Belgrado en su crítica despiadada del sistema comunista, llevada a cabo desde dentro de la experiencia comunista misma. Su aventura no puede compararse con la de Trotsky y otros "rebeldes" comunistas, generalmente adversarios de Stalin, que ofrecían una determinada interpretación del comunismo y combatían los métodos stalinistas. Djilas nos ofrece el caso curioso de un comunista que permanece dentro del orbe comunista, que sigue siendo en esencia comunista, pero que somete el comunismo a la crítica más profunda, sin que de ella se salven profeta y fetiche alguno. Marx y Lenin, Trotsky y Stalin, Tito y Khruschev, la revolución permanente y el nacional comunismo, nada escapa a su dialéctica fría y documentada, que nos lleva irremediablemente a la conclusión de que el comunismo, desde el principio hasta el fin, desde sus profetas primeros hasta sus vulgares epígonos de hoy, que manejan las ideas con argumentos de patanes, desde la gran utopía inicial hasta la degradante y cruel realidad de hoy en sus medios y sus fines, en el juego permanente entre sus ideales y sus realidades, ha sido un enorme fracaso una agonía revolucionaria latente, pese a su enorme desfile de fuerzas y despliegue de energías
Pero si es singular la aventura personal de Djilas, no menos nuevo e interesante es su testimonio crítico. No se trata de un documento patético. Es una explicación concreta, fría, intelectual, llevada a cabo sin pasión polémica, sin que parezca un solo momento que la persona que nos ofrece este análisis espectral del comunismo haya sido hasta ayer uno de sus protagonistas y que sufra en su carne y su espíritu, ahora mismo, las consecuencias directas de su actitud crítica. Por todo esto y por mucho más, acaso, el último libro de Milovan Djilas publicado con enorme éxito en todo el Occidente, es un libro sensacional. Su título, La Nueva Clase: un análisis del sistema comunista, indica de por sí un elemento nuevo en la raíz misma de su diagnóstico, en el sentido de que atribuye a una casta política resultante de la revolución y la experiencia Estatal comunista el papel preponderante en la expansión, el poder y la agonía ideológica y revolucionaria del comunismo.
Con posterioridad, Djilas mismo evoluciona de tal forma que en el libro País sin justicia, la agonía ideológica de la doctrina en la cual había militado le lleva a la exaltación de una mentalidad tribal y primitiva, considerada en términos románticos.
Desde el primer momento, Djilas quiere advertir que su actitud no es fruto de las desilusiones, después de haber escalado toda la jerarquía comunista y haber contribuido a la implantación de la llamada sociedad socialista. Ha querido, con ello, separar sus problemas y su aventura personal, de sus observaciones y del diagnóstico que formula en torno al comunismo contemporáneo. "Estas son, escribe, simplemente perspectivas e ideas sobre el mundo en que vivo. Soy un producto de este mundo. He contribuido a su nacimiento. Ahora soy uno de sus críticos. He luchado en el pasado, estoy luchando ahora por un mundo mejor. Esta lucha puede no producir los resultados deseados. Sin embargo, la lógica de mi acción está contenida en la duración y continuidad de esta lucha."
Ninguna revolución en la historia ha presentado un abismo tan grande entre las promesas hechas a unas masas ilusionadas y lo que se ha alcanzado en la experiencia política, social y económica posterior al triunfo. Casi nada de lo que había prometido la revolución comunista se ha podido realizar. En cambio, ha surgido, como uno de los más importantes resultados suyos, algo que nadie había previsto. Ni Marx, ni Lenin, ni el mismo Trotsky, preanunciadores de una sociedad sin clases, habían previsto la aparición de una nueva clase, con caracteres de casta, que la historia no conocía aún. Su origen es a la vez político, social y económico. Se trata de una burocracia política, expresión última de la acción del partido, una vez alcanzado el poder y conquistado el nuevo Estado. Simbolizando un conflicto latente entre la sociedad y el Estado, ella halla sin embargo, su origen en el mito del proletariado y en el impulso inicial dado por el apoyo de las masas arrastradas en el proceso revolucionario. Económicamente su aparición se justifica desde el momento en que ella disfruta ilimitadamente, en forma de monopolio personal y privilegios, de toda la propiedad de la nación.
Esta nueva clase se forma sobre la base de los revolucionarios profesionales, en el seno del partido, después de la conquista del poder. Su verdadero creador fue Stalin en Rusia, y sus imitadores fuera de Rusia. En su tiempo, Trotsky había observado que los revolucionarios profesionales de la prerevolución fueron el origen de la burocracia stalinista, pero lo que no había comprendido Trotsky es que esta misma burocracia política, en aumento al paso de la industrialización y la colectivización, constituía la base de una nueva clase de propietarios y explotadores. Cuando ella surge, los ideales revolucionarios y las preocupaciones ideológicas reales son simples "slogans" y esquemas sin vida. Ella está simbolizada por la generación de los hombres prácticos, animados por una desenfrenada pasión de mando y poder. No todos los miembros del partido son miembros de la nueva clase. A medida que se perfila mejor y más definitivamente su fisonomía, el papel del partido mismo disminuye, convirtiéndose en una oligarquía tradicional. El partido crea la clase, pero ella crece utilizando el partido como base, rompiendo el esquema clásico que hace que los partidos sean el resultado de una clase y no viceversa.
Si a esta nueva clase se le quitaran sus derechos de propiedad sobre todos los bienes materiales de la nación, dejaría de existir como clase, y con ello el comunismo concebido como monopolio y sistema totalitario, sucumbiría. Stalin ha destruido el partido como realidad ideológica, transformándolo, a través de la nueva clase, en una casta de privilegiados impersonal y sin color. El ha hecho que esta clase estuviera directamente interesada en el proceso de industrialización, el único capaz de justificar su existencia y continuidad. Trotsky creía que la nueva clase burocrática desaparecería con Stalin mediante una "revolución palaciega". Djilas demuestra que, muerto Stalin, la nueva clase perdura y sólo podrá desaparecer junto con el edificio monolítico del sistema comunista.
El mundo dominado por la nueva clase comunista es un mundo en crisis, minado por insolubles contradicciones. Sólo con la desaparición de esta monstruosa casta y del sistema que la sostiene, la sociedad comunista puede recobrar los perfiles de una sociedad libre. Milovan Djilas ha recobrado el sentido justo y necesario de la idea de la libertad. No por medios de revelación, ni porque la casta de la cual formaba parte le haya privado por la fuerza de sus privilegios, sino por el camino de una lógica sin concesiones y de la convicción, que la sociedad comunista no puede alcanzar la libertad en los términos dados de su propia revolución.
II
La sensibilidad de nuestro tiempo se ha demostrado cada vez más reacia a las visiones globales de las cosas. En las manifestaciones del espíritu -tales los diagnósticos culturales, la literatura, las fórmulas innovadoras en el arte- se ha hecho patente la propensión de revelar los arcanos sentidos de la cosa, el virtuosismo del detalle, la magia de lo fragmentario.
Sin embargo, la propia situación de nuestro tiempo nos coloca de repente, sin que nadie haya previsto la trágica alternativa, sin la anticipación profética de nadie, ante la necesidad de plantear globalmente el problema del cual emergen todos los demás problemas inherentes al hombre. El problema de la existencia misma del hombre sobre la tierra.
Causa verdadero estupor la falta de previsión de los espíritus más preclaros, ante esta posibilidad definitiva, que implica, por la destrucción de la vida humana sobre el planeta, la exclusión del mismo destino espiritual y de la presencia cultural del hombre. En un reciente trabajo de Karl Jaspers, titulado La bomba atómica y el porvenir dei hombre, el filósofo alemán pone de relieve el papel de "aprendiz de brujo" que han desempeñado los sabios de nuestro tiempo ante las consecuencias de sus importantes trabajos científicos. La actitud de los científicos que han tenido una acción decisiva en el desarrollo de la técnica atómica, es de verdadera perplejidad.
"Cuando oíamos hablar, escribe Jaspers, allá por los años 1920-1930, de energía atómica, pensábamos que solamente se trataba de una teoría. Nos hablaban de cosas prodigiosas y nosotros las encontrábamos sumamente interesantes en cuanto a nuestra representación de la materia. Pero nos parecían sin importancia práctica. Hoy se hallan ya inscritas en los hechos."
Los documentos referentes a la última guerra nos revelan cómo Einstein y los sabios atómicos americanos impulsaron a Roosevelt para llegar a la bomba atómica antes que Hitler y los sabios alemanes. Einstein y los sabios americanos se pusieron incondicionalmente al servicio de la política., y la primera consecuencia práctica de su actitud se produjo el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima y el 9 de agosto en Nagasaki. Luego los mismos sabios atómicos, con Einstein a la cabeza, advirtieron a la Humanidad que la bomba atómica podría provocar el fin del mundo.
¿Cuál es, en realidad, el papel desempeñado por los sabios, ante las terribles consecuencias que encierran los resultados de su investigación? Su situación nos la configura Jaspers en el trabajo que acabamos de citar. "Los sabios han llegado a ser, en cuanto a mano de obra calificada, instrumentos al servicio de los Gobiernos que desean armas de una capacidad máxima de destrucción para estar siempre mejor armados que sus adversarios. Algunos sabios, en su alma y conciencia, tienen escrúpulos. Titubean. La mayor parte de ellos se hallan sumergidos en el estudio de los problemas técnicos que tienen que resolver. Hacen lo que se les pide, sin querer reflexionar sobre el problema. Hay un abismo entre la ingeniosidad de su creación técnica de un lado y su ingenuidad política del otro. Espantados por lo que han creado, exigen una solución, agitando ideas de paz y siguiendo sus investigaciones. Estos hombres de tal inteligencia quieren y no quieren, se comportan como niños y hablan de tragedia".
En realidad, el problema presenta aspectos mucho más graves que las eventuales crisis de conciencia y de confusión moral de los sabios atómicos. En el juego de las fuerzas políticas, en el gran juego en torno a las armas atómicas, en que se halla implicada la suerte de nuestro mundo, el papel de los sabios atómicos, secundarios consejeros de los príncipes de hoy, es sensiblemente inferior al que desempeñan adivinos y astrólogos en las sociedades llamadas primitivas. La bomba atómica ha llegado a tener una indiscutible situación objetiva en el gran juego de las fuerzas políticas. El chantaje, la astucia y la amenaza han sido siempre instrumentos de la política, pero siempre instrumentos limitados. En cuanto lo que se ponía en juego no era la destrucción total del adversario y mucho menos la destrucción de la vida humana, estos instrumentos poseían validez persuasiva hasta un determinado límite, establecido por la conveniencia o por la guerra. Hoy la política, con sus fuerzas concentradas grosso modo en manos de dos bloques, ha alcanzado de veras lo que una determinada filosofía llama situación límite. A saber, una línea divisoria extrema, pasada la cual ya no existen límites.
El gran juego, lo que en la política tradicional ha tenido este nombre, en identifica hoy con un singular chantaje. El problema es, en sustancia, éste. El diálogo sobre el destino de la Humanidad tiene hoy lugar entre los dos colosos. Uno de ellos ha transformado la idea de la libertad, tal como se "entiende y utiliza ella durante los últimos siglos, en pura fórmula, en la cual, antiguas y arraigadas situaciones paradójicas han llevado a una enorme trampa. Según el lenguaje del dialogante totalitario, esencialmente cínico, puesto que es imposible tal perturbación esencial de la conciencia moral del hombre, la esclavitud es libertad; un país dominado por los tanques del ocupante es soberano y no puede admitir ingerencias externas; la rebelión total de masas desesperadas por la tiranía y el hambre, llevada a cabo por cuadros comunistas o ex comunistas es un sabotaje de espías reaccionarios al servicio del adversario; el dominio de una casta despiadada sobre cientos de millones de hambrientos es verdadera democracia desde el momento que a sus ideólogos se les ha ocurrido llamarla "popular".
¿Cuál es la actitud del otro dialogante? ¿Qué puede él hacer, cuando se le contesta con su propio lenguaje, tergiversado, camuflado, pervertido al extremo? En pura dialéctica, su actitud es, al principio, de verdadero asombro. ¿Cómo es posible se pregunta, manejar así unos conceptos que para mí son ideales de vida? Pero el diálogo continúa. Al asombro sigue, pasado el choque psicológico inicial y fortalecida su propia tendencia a vivir en paz, una cierta propensión a "comprender la actitud del adversario". Pero he aquí que, el adversario. ganada en parte la batalla" dialéctica, mientras el otro trataba de comprender, además de seguir sus métodos en el propio campo de acción, aumenta su amenaza contra. las posiciones del otro. En este juego dialéctico, absurdo y trágico se han desarrollado las relaciones hasta ahora entre Rusia y los Estados Unidos empujando a ambas fuerzas a completar el stock de bombas atómicas en medida suficiente para destruir la vida sobre el planeta.
Así se ha llegado al gran chantaje a la trágica alternativa que se le plantea al hombre. La bomba atómica, detenida con iguales posibilidades destructoras por Rusia y Estados Unidos, ha creado una situación totalmente nueva en el juego de las fuerzas políticas. En menos de dos generaciones, la Humanidad ha tenido dos guerras mundiales. Ahora se halla ante una tercera posible guerra mundial, que puede ser la definitiva. Al no reaccionar en el momento del asombro ante el "redescubrimiento" de los métodos soviéticos, los Estados Unidos han perdido definitivamente la ocasión de tratar el problema según modos clásicos. De esta forma, la amenaza de la bomba atómica llega a realizar un impacto violento en los métodos clásicos de la política. La disyuntiva está, en realidad, planteada por Rusia, la cual no ha dejado por un solo momento de tener la iniciativa de las cosas, desde 1945 hasta hoy.
El impacto de la bomba atómica es ya, mucho antes de estallar, una realidad violenta como factor político decisivo. Nosotros estamos, por tanto, colocados ante la alternativa, única en la Historia, de elegir entre la esclavitud y la muerte. Nos hallamos en lo que se viene ya llamando la era del chantaje. Si la bomba atómica significa la muerte, la primera reacción natural es: "Todo, antes que la bomba atómica". Pero este "todo" significa la esclavitud, la degradación absoluta del hombre, sin que por ello desaparezca el miedo ante el futuro, entre los hombres que viven aún en libertad. La libertad deja, por lo tanto, de ser condición sine qua non de la vida. Pero, detrás de esta primera actitud inspirada por los reflejos esenciales del instinto de conservación, otra actitud se abre camino, fruto de la reflexión ante el destino del hombre. Hay ere el mundo de hoy millones de seres que prefieren el riesgo de la bomba atómica, de la muerte física, a la esclavitud y a la miseria material y moral en que viven. Ahí está, aún fresco, el ejemplo de la revolución húngara, que ante la actitud de los que exclaman "Todo, antes que la bomba atómica" y olvidan rápidamente a los muertos de Budapest, opone su actitud, más categórica aún, ya que sellada con sangre: "Todo antes que esto, lo que nosotros vivimos".
Pero la situación no se reduce tampoco a esta escueta alternativa, determinada por el chantaje de la guerra atómica. Si así fuese, si tan radicalmente se plantease la cosa, la alternativa destruiría, mientras opere el chantaje y la amenaza, cualquier forma de conflicto. Y, en realidad, no es así. En realidad, la guerra continúa. Los dos colosos se enfrentan en lo que se llama la guerra indirecta. Lo han hecho ya en Corea, en Indochina, en Oriente Medio. Lo harán probablemente en otros lugares, sin que la guerra, con sus múltiples frentes, implique un tipo de destrucción total. Jaspers tiene razón al definir la situación como paradójica. No la tiene, en cambio, al establecer el diagnóstico. Considera estos conflictos como guerras locales y establece que la guerra se está convirtiendo en "atroz" privilegio de los Estados Pequeños. Se llega, escribe Jaspers, a un resultado extraño: "Más poderosos son los Estados a causa de la bomba atómica, mas parecen paralizados momentáneamente, mientras los pequeños perpetran sus actos de violencia."
En realidad, la guerra sigue siendo privilegio de los Grandes. Estas guerras locales son, en primer lugar, tanteos y actos de agresión, al mismo tiempo que consecuencia natural de una falta de orden mundial. Mientras tanto, se sugieren multitud de soluciones y se formulan diferentes hipótesis. En primer lugar, se trata de destruir los stocks de bombas atómicas, mediante un control recíproco y una modificación necesaria del antiguo concepto de soberanía. Al mismo tiempo, Inglaterra fabrica sus propias bombas atómicas, para alcanzar una especie de independencia estratégica. A su vez Francia, como lo manifestaba en un reciente estudio el mariscal Juin, quiere también sus bombas atómicas, el único medio, afirmaba, para asegurar la defensa de Europa y la vigencia del dispositivo estratégico de la NATO. También se habla con mucha y acaso justificada insistencia de que, poseedores los dos bandos de la bomba atómica, ésta no se emplearía, y se aporta como ejemplo el hecho de que Hitler, en la más desesperada situación, no recurrió a la guerra destructiva total.
Pero todas éstas son simples conjeturas. Mientras tanto, lo que adquiere validez es la alternativa, a la cual alude el filósofo alemán: emplear la bomba atómica o aceptar el totalitarismo comunista, que priva al mundo de la libertad.
"La bomba atómica una vez utilizada, destruiría probablemente, aunque acaso no ciertamente, concluye Jaspers, toda vida sobre la Tierra. Estar despojado de la libertad por el totalitarismo haría la vida sin valor aunque no tuviésemos la certeza de que el totalitarismo duraría siempre. Ante la amenaza de la bomba atómica que arriesga destruir toda vida sobre la Tierra, se alza la amenaza de destruir toda libertad por el totalitarismo. El momento de tomar una decisión gigantesca puede presentarse. Nadie lo puede prever. Pero el examen de este caso de conciencia está justificado: no debemos dejarnos empujar como ciegos hacia semejante elección. La reflexión que se anticipa a situaciones posibles puede tener consecuencias sobre la decisión misma.
La situación-límite se revela en todo su rigor irreductiblemente inscrita en una realidad que desafía todo pensamiento finito. Los mismos impulsos necesarios para una política de hoy hallan en ello un estímulo."
III
En una época tan revuelta, en cuanto se refiere a los acontecimientos políticos y sociales, como es la que vivimos, no han faltado, en la perspectiva intelectual de los problemas, lo que se suele llamar un diagnóstico. El término mismo, tomado de la Medicina, indica de por si una situación patológica. Como suele ocurrir en la Medicina, los diagnósticos certeros han alterado con los diagnósticos falsos, y al enfermo, a saber la sociedad de tipo europeo, le ha ocurrido lo que le suele ocurrir a los enfermos en general: morirse poco a poco, indiferentemente si el diagnóstico ha sido certero o falso.
Nada más curioso, más esperado y al mismo tiempo más chocante, por lo tanto, que la aparición -"rari nantes in gurgite vasto" de la comentarística abundante hoy de lo simplemente cotidiano-, de algún trabajo auténtico destinado a descifrar la perspectiva y el sentido lejano de los acontecimientos. Sin duda alguna, lo más interesante de todo lo ocurrido, en el campo de los acontecimientos políticos y sociales de los últimos años, han sido los síntomas de vastas rebeliones populares contra la tiranía comunista. La abundante comentarística de lo cotidiano les ha atribuído enorme espacio periodístico, pero escasa significación, ya que, una ves ahogadas en sangre por la violencia, su puesto en primera plana ha sido otra vez irremediablemente recuperado por las extravagancias de las "estrellas" de cine y por la marcha de las competiciones deportivas. Por ello, un comentario como el que Thierry Maulnier dedicaba últimamente a estas rebeliones, que él considera como la verdadera revolución del siglo XX, en un librito que publica Plon, en París, en una interesante colección de actualidad titulada Tribuna Libre, merece un especial saludo. Si no se trata de un diagnóstico y menos acaso de un diagnóstico del todo acertado, el trabajo de Thierry Maulnier nos ofrece, en cambio, una base concreta, unas cuantas ideas sobre las cuales nadie ha colocado un acento justo hasta ahora.
Thierry Maulnier es un intelectual francés de pura raza. Ideológicamente proviene de la derecha intelectual, una derecha lo menos reaccionaria posible, derivada de su adhesión primera a las ideas de la "Acción Francesa". Nacido en 1909, entra en 1928 en la Escuela Normal Superior, cantera de la más excelsa minoría intelectual francesa, siendo condiscípulo de espíritus tan diferentes con posterioridad en su orientación ideológica como Robert Brasillach, Maurice Merleau Ponty, Jacques Soustelle y Simone Weil. Critico, ensayista, filósofo, célebres fueron dos obras suyas, escritas pocos años antes de la última guerra, en plena juventud, fruto de preocupaciones dispares, a saber: Más allá del nacionalismo e Introducción a la poesía francesa.
El actual comentario dedicado a las rebeliones populares anticomunistas, definidas como preludio de la "revolución del siglo XX", tiene mucho que ver con las ideas del libro, que tuvo gran difusión sobre todo entre los nacionalistas de Europa y América, de Thierry Maulnier, titulado Más allá del nacionalismo. Las contradicciones ideológicas y políticas del marxismo y el comunismo, sobre las cuales Thierry Maulnier fundaba su crítica entonces, son en parte reactualizadas en el nuevo comentario. Este nuevo comentario se basa en acontecimientos concretos, de enorme importancia en el interior de "un gigantesco campo de concentración donde una multitud oscura de hombres pagaba con su servidumbre y su miseria la fanática voluntad de poder de los amos y el despilfarro de los burócratas irresponsables, el imperio del terror y del silencio, de la pobreza, la fealdad y la desesperación". Todo el, mundo estaba acostumbrado a la idea de la imposibilidad de que, dentro de este mundo triste y lunar, ocurriera algo parecido a las grandes rebeliones colectivas. Pero, a partir de 1956, estas rebeliones colectivas se producen. Berlín- Este, Vorkuta (en la estepa siberiana), Poznan, Budapest demuestran que lo que parecía inconcebible, se convierte en una serie de hechos posibles. Porque los hombres del universo soviético, las masas a las cuales tantas promesas fueron hechas, "han llegado a un punto en que la única promesa es la de una tercera guerra mundial y del apocalipsis nuclear". A este grado de desesperación se explica la revolución húngara, verdadero "huracán de pasión y esperanza", "locura heroica" sin par, si se tiene en cuenta lo inexpugnable del aparato de represión del Estado soviético.
Thierry Maulnier combate desde la base la afirmación de que se tratara de alzamientos reaccionarios. Los cuadros y las tropas de combate de esta insurrección, afirma, han sido formados en su casi totalidad por intelectuales comunistas o ex comunistas, por estudiantes educados en la doctrina marxista, por una juventud que no había conocido más que el régimen comunista, por los obreros de Csepel, que fueron los últimos en deponer las armas, por la totalidad de la masa trabajadora, encuadrada en sus "consejos" y "soviets".
Si Djilas llega a definir la formación y la estructura de la nueva casta opresora comunista, en forma de "nueva clase" y con ella la crisis de la sociedad comunista, Thierry Maulnier empuja su diagnóstico más lejos y examina el papel activo de las enormes masas de la sociedad comunista en crisis. Para Djilas, espíritu formado a la escuela leninista, según la cual es imposible una revolución sin organización, sin "cuadros" de mando, sin una técnica perfeccionada. revoluciones como las que conmueven ahora el edificio comunista son inconcebibles. Otra es, en cambio, la facultad de captación de Thierry Maulnier, espíritu libre de dogmatismos ideológicos. Según Maulnier, la ruptura profunda realizada entre la "nueva clase", la casta de privilegiados y una minoría dirigente e intelectual y las masas proletarias populares, lleva a un fenómeno de rebelión de amplias perspectivas. En Hungría no se asiste, por lo tanto, a un fin, sino a un principio, no a la última rebelión premarxista, sino a la primera rebelión postmarxista. El marxismo y el comunismo dejan de ser, allí donde han consumado sus experiencias, un aspecto del porvenir y se convierten, definitivamente, a los ojos de los oprimidos, en una barrera de intereses y privilegios que hay que derribar.
A esta fatal consecuencia tenía que llegar, inexorablemente, por sus contradicciones básicas, el marxismo y el comunismo. Hace un siglo, Marx ofrecía a la rebelión proletaria contra los modos capitalistas de producción y distribución de riquezas una definición y una dirección activa. En la sociedad colectivista, fruto de la revolución marxista, con muchos más oprimidos que hace un siglo y más desesperados, los esclavos buscan, en plena rebelión, una ideología, un sentido, una dirección activa de su lucha libertadora. En esta sociedad, los antagonismos de clases han llegado a ser acaso más fuertes que nunca. De acuerdo con la tesis de Djilas, Thierry Maulnier cree que la causa primera de este estado de cosas consistió en que la dictadura del proletariado fue sólo una fórmula mistificadora en manos de una nueva oligarquía política. Berdiaev afirmaba, hace años, que en vez de la dictadura del proletariado el comunismo había implantado "la dictadura de la idea del proletariado". Esta nuevo oligarquía ejerce un poder absoluto sin precedentes. Ella detenta el monopolio del poder sobre Las personas y las cosas sobre los bienes y las ideas, sobre el bienestar, la distribución y el consumo de las riquezas. Acrecentando el poder del Estado, la "nueva clase" aumenta sin límites su propio poder, manteniendo a un nivel bajo el poder de consumo de las masas, mediante la famosa política de las "prioridades", prioridad de inversiones en la industria pesada sobre la ligera, en la industria sobre la agricultura, en los armamentos sobre los bienes de paz. Examinando las cifras, se comprueba que la economía soviética es igual a la americana en lo que concierne a las inversiones para el poderío militar; la relación es de dos a uno a favor de los Estados Unidos en la industria pesada y producción de energía y acero, de cuatro a uno en lo referente a la producción económica total y de ocho a uno si nos referimos al poder adquisitivo del salario del trabajador. Las inversiones soviéticas a favor del bienestar del trabajador son mínimas y representan la parte de producción que no es indispensable a las inversiones prioritarias.
Pero las contradicciones del comunismo van más lejos aún. Marx y el comunismo combaten la plus valía capitalista pero no logran suprimirla en la sociedad colectivista por la sencilla razón de que "la plus valía es consustancial con la civilización maquinista": el obrero de la máquina no puede recibir en remuneración el equivalente de lo que produce por medio de la máquina, por la sencilla razón de que la producción ha de pagar igualmente a la máquina. Además de continuar la sociedad colectivista viviendo en el mismo pecado de la sociedad capitalista en ella misma el trabajador se halla mucho más excluido de la formación del capital y la concentración del poder, monopolio del Estado y su oligarquía, que en la sociedad capitalista.
El hecho es que, tanto la concepción económica marxista, como la capitalista, están superadas por una serie de acontecimientos que escapan a ambos esquemas ideológicos. Thierry Maulnier coloca el acento sobre este hecho capital, decisivo en el desarrollo futuro de la sociedad, verdadera base de la revolución del futuro. Por muy avanzados que pareciesen, ni siquiera los revolucionarios esquemas marxistas y comunistas pueden prever este hecho capital: que llegaría un momento que el trabajador y el consumidor dejarían de ser dos individuos diferentes, sino una misma persona. Esta verdad fue intuida hace años por Ford, al inventar la política de los salarios altos y por Schacht, al inventar la política de la financiación del consumo. Desde entonces ésta que Thierry Maulnier llama la revolución del siglo XX no ha dejado de aumentar su curso "empujada por la ley irresistible, irreversible, de la evolución técnica", la automatización y la nueva estructura. Al consumidor de hoy, se le paga por consumir, más que al trabajador por trabajar.
Las fuerzas de expansión económica han empujado a la sociedad hacia esta situación esencialmente nueva. Bajo el impulso de esta realidad, una nueva sociedad se está estructurando. Sin aceptar en todo la perspectiva ofrecida por el escritor francés, puesto que muchos otros factores que él ignora en su esquema (entre ellos el hecho de que amplias zonas geográficas y humanas están aún lejos de la acción directa de estas fuerzas de expansión económica empujadas al extremo), es indudable que, ante las perspectivas de esta revolución, la sociedad colectivista se mantiene cerrada en unos esquemas rígidos que determinarán necesariamente su agonía.
Porque más allá de la economía capitalista basada en la doctrina del beneficio, y de la colectivista-marxista del trabajo del hombre esclavo, se perfila una economía basada en la distribución del poder de consumo, base indiscutible de un nuevo tipo de sociedad.
Madrid.
Drago Matkovic
I. LAS CONDICIONES GENERALES
Cuando se habla de la navegación marítima "yugoeslava" actual, se trata en realidad de la navegación marítima croata, pues sólo a través de Croacia la República Popular Federal de Yugoeslavia se constituyó en un Estado marítimo. Gracias a su ubicación en la costa oriental del Mar Adriático, Croacia es un país marítimo que reúne todas las condiciones para el desarrollo favorable de su navegación marítima, ya que la larga costa oriental del Adriático se halla en su posesión desde Trieste hasta las fronteras de Albania y los croatas, habitantes de esa costa, son conocidos por doquier como gente de mar experta y hábil. La milenaria navegación marítima en esta costa ha creado un tipo de marinero y de armador de espíritu emprendedor, enérgico y concienzudo, que ha sido el pilar del desarrollo íntegro de la navegación autóctona. Desde los tiempos de los antiguos ilirios hasta sus actuales habitantes, los croatas, dicha costa dió siempre excelentes marineros. Numerosos autores sostienen que los croatas superan a la mayoría de los pueblos mediterráneos en cuanto a virtudes marineras.
El litoral, sin contar las islas, tiene una longitud de 2.092 kilómetros; en cambio, por ser de costas pronunciadamente quebradas, su línea aérea es de 650 kilómetros. Frente a la costa se enfilan más de 900 islas, separadas de la tierra por largos y angostos canales. Casi toda la costa de la Yugoeslavia de hoy pertenece a Croacia, correspondiendo tan sólo una pequeña extensión costera en el norte a Eslovenia y en el sur a Montenegro. La costa, sumamente quebrada, proporciona a la navegación, como en poquísimos países, numerosos puertos naturales aunque de distinta bondad. A estas condiciones cabe agregar un mar más bien calmo, un cielo claro y numerosos puntos de orientación. Los inviernos templados aseguran el tráfico continuo durante todo el año. La profundidad de las aguas en los canales y las bahías es suficiente como para hacer posible el pasaje y la entrada de buques de ultramar. El punto desfavorable de esa costa estriba en la circunstancia de que ella está separada del interior del país por la larga cadena de las montañas dináricas, que corren paralelas a la costa y se yerguen como una muralla difícil de franquear. Estas montañas, separadas a menudo por una angosta franja costera, se alzan perpendicularmente. A esos rasgos desfavorables se suma la falta de vías fluviales con el interior. El único río de cierto caudal, el Neretva, corta las montañas en un largo y angosto valle transversal que se extiende desde el interior del país. Todos los demás ríos mayores no desembocan en el Adriático, sino por el Danubio al Mar Negro, o por el río Vardar al Mar Egeo.
El litoral consta de unos 400 puertos con atracaderos; sin embargo, la mayoría de ellos tiene tan sólo importancia local para el cabotaje costero y la pesca. Son pocos los puertos que tienen comunicación ferroviaria con el interior y por ello son de mayor importancia para el comercio exterior del país. Mayormente se trata de puertos medievales y varios de ellos desempeñaban anteriormente un papel más importante que hoy.
El comercio exterior de la Yugoeslavia actual comprende en su mayor parte materias primas y productos semielaborados; en cambio, los productos manufacturados están escasamente representados. Los productos semielaborados y las materias primas son muy engorrosos en cuanto al transporte y requieren que el Vayecto hasta el mar sea lo más corto posible.
Por ello es difícil realizar una concentración para el embarque. El tráfico marítimo moderno requiere para su desenvolvimiento racional que el movimiento de mercaderías hacia el mar se concentre en un cruce favorablemente ubicado desde el punto de vista geográfico y de tránsito.
La descentralización requiere aún mayores inversiones de capitales para las costosas instalaciones portuarias. La escasez de capitales en el país da a este problema una importancia extraordinaria. En cambio, la necesidad de realizar, aunque sea parcialmente, una concentración del tráfico marítimo, constituye un imperativo desde el punto de vista económico. Los puertos no cuentan, por lo general, con una vasta retaguardia y, para el equipamiento técnico y la adaptación de los puertos a las actuales necesidades de tráfico, el gobierno de Belgrado ha hecho muy poco hasta el presente. Lo anticuado de los puertos salta a la vista, especialmente si se los compara con los puertos de competencia. Es evidente la sensible falta de depósitos e instalaciones de carga y de artefactos contra incendios.
II. LOS PUERTOS PRINCIPALES
La zona de influencia económica de los puertos es limitada. Sólo las zonas de influencia de Rijeka, Sibenik, Split, Ploce y Dubrovnik (todos ubicados en Croacia), se extienden más profundamente en el interior del país. Los demás puertos, en cambio, abarcan sólo los alrededores inmediatos.
Las regiones económicamente desarrolladas del país están situadas con respecto a la costa en forma tan poco propicia que se requiere esfuerzos considerables para dirigir el tráfico hacia los puertos nacionales.
Los problemas más importantes de tráfico interno se refieren, por un lado, a los mencionados obstáculos técnicos y naturales y, por el otro, al aprovechamiento de distintas líneas férreas existentes, construidas hace tiempo de acuerdo con los intereses ajenos, que ya no satisfacen las necesidades actuales. Estos problemas podrán solucionarse recién al mejorar fundamentalmente la conexión entre los puertos y el interior del país.
Rijeka (Fiume), además de estar bien equipado, es el puerto principal y el único en poseer la comunicación ferroviaria favorable con el interior. Por añadidura, en el sentido geográfico y de tráfico, es el puerto más apropiado tanto para el interior croata y esloveno, como para el tránsito de mercaderías de Hungría, Austria y Checoeslovaquia.
En el extremo norte del litoral, en Kopar (antes Capodistria, pertenece actualmente a la República Popular de Eslovenia), en la vecindad inmediata de Trieste, se han construido en los últimos años nuevos muelles en una longitud de 270 m. para los buques de ultramar. Pero como este puerto - que ha sido evidentemente previsto como rival de Trieste - hasta el presente no posee comunicación ferroviaria con el interior, su tráfico apenas merece ser mencionado[74]. Pula, excelente puerto sureño de la península de Istria, sirve principalmente como astillero y base militar. Los demás puertos importantes, ubicados en el centro del litoral, son Sibenik, puerto natural extraordinario, con ilimitadas posibilidades de expansión, y Split, el segundo del país por su importancia. Ambos están conectados con el interior por dos líneas férreas de trocha normal, pero de reducida capacidad. En las ciudades marítimas de Rijeka, Sibenik y Split es factible desarrollar distintas industrias. En la desembocadura del río Neretva se ha construido un nuevo puerto - Ploce - que afecta una parte de la economía de Bosnia. Teniendo en cuenta la existencia de numerosos puertos naturales bastante susceptibles de evolución, la construcción de nuevos puertos constituye un inútil despilfarro de recursos. La desventaja de este nuevo puerto no estriba tan sólo en la circunstancia de encontrarse en una región pantanosa. sino también en el hecho de que la península Peljesac le cierra el camino hacia el sur y el suroeste. El nuevo puerto, que está conectado con una línea férrea con el interior del país, atraerá una parte del tráfico marítimo de Dubrovnik y absorberá por completo el de Metkovic.
La parte meridional del litoral cuenta con el interior más amplio, pero lo separa de él una cadena montañosa intransitable. La construcción de una línea férrea a través de las montañas que se extienden entre Servia y la parte meridional del litoral es sumamente difícil y costosa. No obstante ello, se ha empezado con la construcción de la sumamente costosa y económicamente injustificable línea férrea Belgrado-Uzice- Bijelo Polje-Bar, así como también con la reconstrucción total del puerto de Bar.
Apenas si cabe suponer que esa línea férrea, atravesando montañas, denominada "Norte-Sur- Magistral Adriática", que en primer lugar reviste importancia militar, política para Servia, y cuyo trazado toca las despobladas montañas montenegrinas, estériles para el tráfico, será provechosa para el transporte de personas y mercaderías. Con anterioridad se había previsto como terminal de esta línea la bahía de Boka Kotorska, en Dalmacia meridional, sin duda el mayor puerto natural de la cuenca mediterránea. En cambio, ahora esta línea terminará en el descubierto y en el todavía no construido puerto de la aldea montenegrina Bar. Simultáneamente Belgrado resolvió no construir la línea Split-Sarajevo, proyectada desde hace varios decenios. Esta línea hubiera favorecido no sólo el transporte de las materias primas y - de los productos de las importantes industrias de estas regiones, sino que hubiese posibilitado también el aprovechamiento de las importantes riquezas naturales de la zona Livno-Duvno, que hasta el presente no se explotaban debido al alejamiento de las vías de transporte. Esos hechos, más el descuido de los puertos existentes - por ejemplo, los muelles del puerto principal de Rijeka, dañados durante la guerra, no han sido todavía reparados-, han provocado en Croacia gran descontento, reflejado reiteradamente hasta en los artículos publicados en el órgano principal para los problemas de tráfico marítimo en Yugoeslavia comunista Pomorstvo (Rijeka), como asimismo en los diarios Vjesnik (Zagreb) y Slobodna Dalmacija (Split).
Los puertos de Yugoeslavia actual deben competir desesperadamente, especialmente con el puerto de Trieste, mucho mejor conectado con la Europa Central por ferrocarril y mucho más equipado. Para poder competir con éxito, los puertos deberían modernizarse y ampliarse. Además, deberían tomarse medidas muy aleccionadoras para poder atraer el tránsito proveniente de los países vecinos centroeuropeos. La situación desfavorable de los puertos se agrava todavía más por la competencia de los puertos extranjeros, de la vía fluvial del Danubio, de las vías férreas bien construidas en dirección a la Europa Central, como asimismo por el comercio exterior del país dirigido hacia el continente. La situación precaria de los puertos exige con toda fuerza la aplicación, de las tarifas portuarias en la política tarifaria de los ferrocarriles, pues recién por intermedio de las tarifas marítimas el interior puede empalmarse económicamente a la mayoría de los puertos.
De la presente exposición se desprende cuán difícil es la tarea que incumbe a los dirigentes de la política de navegación marítima. Si esa política quiere constituirse en un factor de promoción de todos los intereses económicos que abarca la navegación marítima, ante todo debe llevarse adelante metódica y consecuentemente. Eso no ha sido el caso ni en la Yugoeslavia de preguerra, ni tampoco en la de postguerra. En todas las medidas político- económica nunca debe olvidarse que Yugoeslavia, es decir, la República Federal de Croacia, es un país marítimo que reúne condiciones naturales favorables al progreso de la navegación marítima.
III. LA NAVEGACION MARITIMA Y EL COMERCIO EXTERIOR
La porción del comercio exterior de Yugoeslavia que gravita al mar acusa una tendencia continua al alza; en 1959 esa parte representaba el 53%; en el año 1934, en cambio, solamente el 39,4% [75]. Dado que el comercio exterior sigue utilizando en mayor escala los caminos del mar a través de puertos propios, sin duda seguirá también creciendo la importancia de la navegación marítima para la economía nacional. El despacho de mercaderías en los puertos hacia el mar sigue aumentando considerablemente después de la guerra, duplicándose casi en el año 1959 en comparación con el año 1939.
Movimiento de mercadería por mar (en 1000 T)[76]
|
Total |
Tráfico Interno |
Exportación |
Importación |
Tránsito |
1922 |
1.003 |
189 |
691 |
123 |
- |
La tabla refleja que el desarrollo y el volumen actual de movimiento de mercaderías por mar, la mayor parte de la totalidad de la mercadería despachada - en el año 1959 hasta el 78,4% corresponde al movimiento exterior. Es significativo para el tráfico exterior que mayormente corresponde a la importación. En 1959, el volumen de la importación era dos veces mayor que la exportación. Como consecuencia de la estructura del país en cuanto a su comercio exterior en el período de la preguerra, la relación ha sido exactamente a la inversa. En la relación desfavorable de la mercancía entrante y saliente estriba la gran debilidad del movimiento marítimo del país, pues los buques en su gran mayoría deben dejar los puertos en lastre, resultando de ahí el desfavorable encarecimiento del flete.
Del cuadro numérico de la importación marítima salta evidentemente su unilateralismo. El carbón de piedra, los minerales, el petróleo y los cereales representan el 75% redondo de toda la importación marítima. Antes de la guerra, Yugoeslavia fue un importante país. exportador de cereales. En cambio, en los últimos años, los cereales se encuentran en el primer lugar de la importación marítima como consecuencia de la errónea política agraria comunista. Es notable que, a pesar de que el país todavía sigue conservando mayormente la estructura agraria, la exportación de productos agrarios por intermedio de puertos nacionales apenas merece mención. La exportación de cemento madera, carbón y minerales representa regularmente los renglones principales de la exportación marítima. A esos artículos correspondía el 67% de la exportación, lo que comprueba su unilateralismo.
El movimiento marítimo de mercancías está concentrado en los cinco puertos principales, resultando elevada esta cifra para las exigencias del país. Esa concentración es mucho mayor en cuanto a la importación que a la exportación, de lo que sé deduce que la importación de los principales artículos se efectúa a través de los puertos que poseen buena conexión férrea con el hinterland o con la industria. La parte correspondiente a los cinco puertos principales en el movimiento actual total de mercancías importó regularmente más del 80% (en 1959 el 80,7%, en 1958 el 81,2%). La parte correspondiente a otros numerosos puertos resulta, pues, muy reducida[77] (4). El movimiento de mercaderías en distintos puertos acusa diferentes tendencias de desarrollo. Rijeka arroja el mayor incremento; su movimiento durante el año 1959 - el 43,1% del movimiento global - superó el de los cuatro puertos principales en conjunto[78] (5). Rijeka constituye asimismo el puerto más importante de tránsito. Así y todo, arroja un balance de embarque desfavorable, puesto que las operaciones de recepción son mucho mayores (en 1959, casi 6 veces) que las de expedición. Todos los puertos principales, con excepción de Dubrovnik, han experimentado gran aumento en el movimiento de mercancías, si bien en escalas diferentes.
Casi todo el tránsito se desarrolla por vía de Rijeka. Austria ocupaba el primer puesto en 1959, con el 45,5% (en 1958, el 38,6%, en 1957, el 27,5%), el segundo Hungría, con el 30% (en 1958, el 18,7%, en 1957, el 36,3%) siguiendo Checoeslovaquia, con el 21,9% (en 1958, el 41,5%, en 1957, el 34,7%)[79].
La participación de los demás países en el movimiento de tránsito es insignificante. En el año 1959 el volumen de tránsito disminuyó en un 9% en comparación con el año anterior. Ese retroceso, el gobierno de Belgrado lo atribuye a la República Popular China, pues sostiene que China, al concluir sus contratos de compra con las firmas exportadoras austríacas, húngaras y checoeslovacas, fijaba para la mercadería adquirida el pabellón del buque y el puerto de tránsito. Por consiguiente, la actitud hostil de Pekin hacia Tito se refleja también en el movimiento de tránsito del puerto de Rijeka[80].
Aunque es de importancia primordial el comercio marítimo como tal, cobra gran significado económico bajo qué pabellones se realiza el flete. Pocos años ha, esa situación no era de ninguna manera satisfactoria para el país. La participación de la flota mercante nacional alcanzaba el 34,9%. Ese porcentaje aumentó considerablemente en el ínterin y llegó en 1959 al 52,6% [81]. Antes de la guerra dicho porcentaje era todavía más alto; en 1936 importaba el 54,57%.
El movimiento marítimo de pasajeros tiende continuamente a crecer; su empuje se debe al movimiento interior bien desarrollado y reservado, en efecto, a los pabellones nacionales. En cambio, el movimiento de pasajeros al exterior reviste menor importancia. Por lo visto, aquí se nota la tendencia opuesta a la del movimiento de mercancías.
Movimiento marítimo de pasajeros (en 100)[82]
|
Total |
Movimiento al exterior |
1939 |
1.421 |
44 |
IV. LA FLOTA MERCANTE
Durante la segunda guerra mundial han sufrido graves pérdidas no sólo las instalaciones portuarias, sino también la flota mercante y las organizaciones de la navegación marítima. Los buques no hundidos estaban bajo administración del Ministerio de Transporte de Guerra de Gran Bretaña. Restituía a fines del año 1946, disponía de más de 86 buques con un total de 141.000 BRT. La vida útil de los buques fue aprovechada a fondo y en su mayoría ellos no se ajustaban los requerimientos de la navegación marítima, por lo que debía efectuarse su reparación total.
El incremento de la flota se ha alcanzado, paulatina y preferentemente, reparando los buques naufragados o comprando viejos buques extranjeros. Yugoeslavia ha recibido también, a título de reparaciones, cierto número de buques alemanes e italianos. En 1949 la situación mejoró un tanto con la adquisición de nuevas unidades. El mismo año se inició la construcción de los primeros buques de mayor tonelaje en astilleros propios. El primer Plan Quinquenal había previsto un tonelaje de 600.000 BRT de la flota mercante para el año 1951. Sin embargo, esta cifra ha sido alcanzada recién en 1960. Yugoeslavia cuenta con una flota mercante que ocupa el segundo lugar entre los Estados comunistas. Según los datos más recientes, dicho tonelaje alcanzó, con fecha 1/8/1960, 711.928 BRT y con ello ocupó el decimonoveno lugar en la lista mundial de navegación[83].
El tonelaje actual difiere de la flota de preguerra en cuanto a su constitución y estructura. Mientras antes de la guerra prevalecía la navegación sin ruta fija, hoy en día el servicio regular de vapores está relativamente bien desarrollado. Una parte importante del tonelaje está afectada al servicio regular de transporte de carga y de pasajeros; en varios casos cumple ambos fines a la vez. Una parte de la Flota está destinada a los viajes internacionales sin ruta fija y se compone de unidades de 3 hasta 7.000 BRT, es decir, de vapores aptos para navegar por todos los mares del mundo, atendiendo los pedidos de flete económico. Si bien, debido a lo quebrado del litoral, las pequeñas unidades representan la mayoría numérica, a principios del año 1960 el 81,15% del tonelaje total correspondió a los vapores de más de 1.500 toneladas[84].
Si se divide la marina mercante en buques de pasajeros y buques de carga, resulta que los vapores de pasajeros, con 64 unidades, constituyen el 22% de la flota y apenas el 5% del tonelaje[85]. El desarrollo del movimiento de pasajeros es sumamente desfavorable y constituye desde hace muchos años uno de los problemas más graves. En 1939, la flota contaba con 72 fletes de pasajeros de 50.000 BRT en total y en 1959, con sólo 64 unidades de un total de 28.000 BRT, aunque el número de pasajeros transportados ha sido más que triplicado. Esa irregularidad en el movimiento marítimo de pasajeros es objeto de censura no sólo de la prensa técnica, sino también de la prensa diaria[86].
La composición de la flota según la edad de sus unidades de ninguna manera corresponde a los requerimientos que impone imperativamente una competencia en aumento. Según los informes oficiales de la "Unión Marítima de Yugoeslavia", el 49,1% del inventario naval es anticuado y el 15% reclama urgente renovación[87].
La antigüedad desfavorable afecta sobremanera los buques de cabotaje. Así, de los 65 vapores de la "Jadranska-Linijska Providba", 15 tienen más de 50 años 5 más de 60 y un vapor hasta 69 años. Además, los medios de impulsión de la mayoría de los buques de líneas costeras son del todo anticuados, pues gran parte - 38 unidades - acciona a carbón, con calderas completamente usadas[88]. La edad avanzada de esos vapores resalta aún más en comparación con las flotas extranjeras. Por ejemplo, la edad promedio de todos los barcos alemanes en el verano de 1960, alcanzaba no más de diez años[89].
La tarea más importante de la flota después de la guerra era en primer lugar el restablecimiento de las líneas de cabotaje de importancia vital para la población costanera. e insular, debido a la configuración del litoral. El problema del cabotaje es difícil de solucionar; el litoral está escasamente poblado, por lo que la capacidad de los buques se aprovecha, en invierno, apenas en un 10% y en cambio, en verano, temporada de turismo, suele estar más que calmada. El reducido poder adquisitivo de la población no permite un aumento adecuado de tarifas. El cabotaje reviste también gran importancia para el turismo, que viene preporcionando al país cada vez más divisas extranjeras. Teniendo en cuenta numerosas poblaciones pequeñas, se necesitan varias líneas con muchos vapores para el adecuado desenvolvimiento del tráfico. Se sobreentiende que en la mayoría de estas líneas el tráfico no puede realizarse con la debida intensidad como para asegurar su rentabilidad. Es por ello que las" compañías de vapores de cabotaje operan con grandes pérdidas, que se compensan con la subvención estatal.
Restablecido el cabotaje, se pasó a la organización de las líneas con el exterior. La relación desfavorable entre el movimiento de entradas y salidas en los puertos perjudica, no cabe duda, el desarrollo del servicio regular de vapores. Según queda señalado, la importación por intermedio de los puertos es considerablemente más intensa que la exportación. La falta de flete de regreso hace la rentabilidad del servicio regular de vapores todavía más precaria. El creciente desarrollo del comercio exterior por mar, como asimismo la necesidad de librarse de los pabellones y puertos extranjeros, requiere el fomento del servicio regular nacional de vapores y el establecimiento de las líneas directas con los países con los que se sostiene un comercio exterior intensivo. Las compañías navieras yugoeslavas mantienen, aparte de las líneas de carga y movimiento de pasajeros con los puertos italianos, albaneses, griegos y turcos, las líneas de carga con los puertos de la Europa Occidental y del Norte, con la los buques de cabotaje. Así, de los 65 vapores de la "Jadranska-Linijska Propuesto del Oriente Cercano Central y Lejano. Sin embargo, a algunas líneas de servicio les falta todavía la densidad de tráfico requerida. Si bien la red de las líneas marítimas involucra, prácticamente, a todos los países con los que se realiza un tráfico digno de mención, no es suficiente como para satisfacer todas las demandas del comercio, siendo necesaria una intensificación del servicio regular de vapores.
El desarrollo de la flota mercante. - Los buques de más de 100 BRT [90]
NUMERO DE UNIDADES |
CAPACIDAD EN 1.000 DE BRT. |
|||||||
Año |
Total |
Pasajeros |
De carga y petroleros |
Motonaves y veleros |
Total |
Pasajeros |
De carga y petroleros |
Motonaves y veleros |
1925 |
126 |
57 |
59 |
10 |
145 |
20 |
124 |
1 |
LAS EMPRESAS NAVIERAS
La totalidad de la flota fue nacionalizada después de la guerra. Como en las demás empresas, así en las navieras, se impuso la autogestión obrera, que en esta rama de la economía tiene que encarar dificultades muy grandes. Sólo es hecho de que dos tercios de los integrantes de los consejos obreros y administrativos deben ser miembros de la tripulación, dificulta económicamente el trabajo, puesto que los buques raras veces se encuentran en el puerto, sede de La empresa naviera. Además, en cada buque hay un consejo, al que formalmente corresponde, junto con el capitán, la administración del respectivo buque.
Las empresas navieras están agrupadas en las siguientes uniones: "Unión de los armadores marítimos, "Unión de los puertos marítimos", "Unión de la industria de las construcciones navales" y "Unión de la pesca de mar". Para todos los asuntos concernientes a la navegación martíima es competente la "Secretaría para el tráfico y las comunicaciones del Consejo Ejecutivo Federal" (el Gobierno Central) de Belgrado. Hasta de la prensa comunista, diaria y especializada, se desprende que los círculos marítimos están descontentos, no sólo con la actual organización y el trabajo, sino en general con la política naviera del Gobierno[91], y reclaman su reorganización.
Entre las empresas marítimas, la más grande es la "Jugoslavenska Linijska Plovidba", con sede en Rijeka. Su flota se compone exclusivamente de unidades grandes y en su mayor parte está afectada al servicio regular de vapores. La segunda entidad naviera en orden de importancia es "Jadranska Linijska Plovidba", cuyos buques cubren el servicio regular en el Mar Adriático, el Jónico y el Egeo, y, además, efectúan cruceros por cuenta de las empresas de turismo alemanas por el Mediterráneo el Mar Negro y el Mar del Norte. Las unidades de la "Jadranska Slobodna Plovidba", de Split, se dedican a navegación sin ruta fija, y, además, cubren el servicio regular de vapores entre los puertos adriáticos, los del Cercano Oriente y del Mar Rojo. Se ha constituido también la empresa de salvamento y de remolque "Brodospas", con sede en Split, que ha logrado éxitos notables en las aguas nacionales y extranjeras. Hasta el año 1955 toda la flota fue agrupada en estas tres empresas de navegación. Debido a la enérgica insistencia de las repúblicas populares de Eslovenia y Montenegro, gran parte del tonelaje de la "Jugoslavenska Linijska Plovidba", de Rijeka (Croacia), ha sido asignada a las recientemente formadas empresas navieras Jugoslavenska Oceanska Plovidba", de Kotor (otrora Croacia, ahora Montenegro), "Splosna Plovba", de Piran (ahora Eslovenia) y "Atlantska Plovidba", de Dubrovnik. Además, se ha constituido en Zadar (Croacia) "Jugoslavenska Tankerska Plovidba", que a principios del año 1960 contaba con petroleros con un total de 35.307 BRT.
De las demás empresas navieras cabe mencionar solamente la "Kvarneska Plovidba", Rijeka, que atiende el servicio regular de vapores con los puertos de Israel y los del Golfo de México, y la "Slobodna Plovidba", en Sibenik, cuyos buques emprenden viajes sin ruta fija. Entre las distintas empresas navieras se ha entablado ya una lucha de competencia. El año pasado se dio un caso insólito cuando la empresa naviera eslovena "Splosna Plovba" inauguró una nueva línea entre los puertos yugoeslavos y los de los Estados Unidos, si bien desde hace muchos años "Jugoslavenska Linijska PLovidba", con sede en Rijeka (Croacia), venía cubriendo el servicio regular y con suficiente frecuencia entre dichos puertos, y a pesar de que la "Unión de armadores marítimos de Yugoeslavia", organismo competente, había rechazado enérgicamente esta nueva línea como completamente inútil y nociva para los intereses de la navegación marítima del país.
***
Los resultados notables que ha logrado la flota y el movimiento marítimo de los puertos de Yugoeslavia no debe engañarnos, por cuanto sus unidades son unidades demasiado anticuadas y usadas, las instalaciones y el equipamiento de los puertos harto insuficientes. La flota - especialmente las unidades de cabotaje-, debido a su extraordinario e intenso movimiento en los últimos años, quedó muy atrasada en cuanto a su funcionamiento y rendimiento en comparación con el progreso técnico mundial. Salvo Rijeka, los demás puertos adolecen de insuficientes conexiones ferroviarias y están provistos de instalaciones técnicas defectuosas. Un mejor equipamiento técnico de los puertos constituye un problema urgente sin cuya solución todos los esfuerzos tendientes a intensificar el tránsito y el movimiento de puertos están condenados al fracaso. Unicamente un cambio radical de la política marítima, promoviendo la modernización del tonelaje y mejorando la eficacia portuaria, podría aliviar el estado desfavorable de la navegación marítima del país. Es muy dudoso, sin embargo, que los dirigentes de las empresas navieras y de los puertos puedan resolver los aludidos problemas de la navegación marítima en un tiempo previsible, debido a la desatención e incomprensión que encuentran en esferas competentes de Belgrado.
Hamburgo.
Informe de un ex presidiario de Lepoglava
"El propósito del cumplimiento de la pena es la reeducación del condenado y su capacitación para llegar a ser un miembro positivo de la sociedad socialista", reza la Ley sobre el cumplimiento de la pena en Yugoeslavia. Cómo se procura conseguir la reeducación del condenado, es otro cantar.
Todo el sistema carcelario de Yugoeslavia descansa sobre los principios insanos, inhumanos y antidemocráticos, siendo también las frases sobre la supuesta reeducación de la persona condenada meras palabras huecas. Con el término "reeducación", en el sentido comunista, se piensa en el "lavado del cerebro", la formación del hombre, que, cumplida la pena impuesta, será un esclavo fiel del régimen, un medroso o hasta delator. A tales hombres se los tiene por reeducados en la terminología comunista.
El aparato policial de Yugoeslavia depende del Secretariado de asuntos interiores del Consejo federal ejecutivo en Belgrado. Cada república tiene su Secretariado del interior, como asimismo las ciudades, los distritos y las comunas. Sus atribuciones son bastante limitadas y supeditadas en todos los asuntos de importancia a la central de Belgrado. En el ministerio del Interior hay dos organizaciones separadas, pero cuyas actividades se coordinan. Una es la Dirección de represión de crímenes, con su órgano ejecutivo - la milicia popular-; otra, vasta y omnipotente, es la UDBA (Uprava Drzavne Bezbednosti - Dirección de la seguridad del Estado), la policía política, organización según el molde de la NKVD soviética. UDBA fue estructurada en abril de 1944 bajo el nombre de OZNA (Odjeljenje Zastite Naroda - Departamento de la seguridad nacional) dentro del estado mayor de los guerrilleros comunistas, como una organización militar-policial, cuyo cometido era la lucha contra la "reacción y los enemigos del pueblo". El organizador de la UDBA, y su jefe durante largos años, fue Alejandro Rankovic, actualmente vicepresidente del gobierno federal, miembro del Comité central del partido comunista yugoeslavo, etc. Si un ciudadano yugoeslavo es detenido por "actividades subversivas", su detención, interrogatorios e investigación hasta el proceso judicial, los realiza UDBA. En sus cárceles se hallan los reos políticos y los funcionarios del partido, detenidos por algún delito criminal. Los agentes de UDBA son miembros probados del partido y, por regla general, afiliados antes de la guerra. Actualmente, el personal de UDBA se renueva con los comunistas jóvenes, en parte intelectuales, porque el aparato viejo de esa organización no estaba del todo a la altura de las nuevas circunstancias.
Al detenido se lo somete en las cárceles de UDBA a largos interrogatorios, alargados a propósito por el impacto psicológico sobre el detenido. El método más usado consiste en interrogar al detenido de 10 a 20 horas sin interrupción, sin descanso ni comida, mientras que los investigadores, claro está, se alternan. A menudo el detenido debe permanecer hasta 24 horas en un pasillo o habitación mientras no "admita". El desgraciado, agotado física y psíquicamente "canta" hasta lo que no había soñado, y menos hecho, para librarse de ulteriores torturas. En los últimos años, el "suplicio clásico", o sea los golpes, ataduras y otros maltratos, no fue de aplicación frecuente. Sin embargo, todavía hoy en día se dan muchos casos de brutal maltratamiento corporal de los detenidos, quienes temen hablar de eso por temor a peores represalias. Mal reputado era en los primeros años del régimen comunista el mayor Rudi Simic, jefe de UDBA en Osijek, cuya especialidad era contactar los órganos estatales masculinos con la corriente eléctrica, provocando en el torturado dolores espeluznantes. Se solía dar a los detenidos comida muy salada, privándoles de agua uno o dos días. (Actualmente este mismo Simic es miembro del Comité central del partido comunista croata y ayudante del secretario del interior de la República Popular de Croacia.)
Método muy usado durante la investigación es poner al detenido en celda solitaria, sin las mínimas condiciones higiénicas, donde pasa varios meses. Esas celdas no tienen a menudo ni ventana, los excrementos se evacuan en un recipiente, el paseo está prohibido, el alimento es más que insuficiente, mientras que chinches y ratones son fieles acompañantes del detenido. Los interrogatorios en las cárceles preventivas de UDBA se realizan, por regla general, de noche, y el detenido se ve obligado a levantarse varias veces, ya que lo prefieren confundido, adormecido y aturdido. En las cárceles preventivas no puede leer diarios, recibir visitas, correspondencia o fumar; el paseo está prohibido, o sea que el detenido no puede salir al patio para respirar aire fresco. No debe olvidarse que muchos detenidos permanecen bajo sumario varios meses y hasta un año y en ciertos casos aún más.
El médico suele revisar a los detenidos una vez por semana, permitiéndose únicamente la atención médica de carácter urgente. Hace pocos años se inauguró en Zagreb un hospital especial para los detenidos, en la calle Sarengrad donde los médicos y todo el personal son de suma confianza, para impedir a los detenidos todo contacto con el mundo exterior que no sea controlado. Es casi una norma destinar a cada cuarto agentes provocadores. Ellos son, generalmente, reos menores a quienes prometen soltar en caso de sacar de los detenidos señalados los datos e informaciones de interés para los investigadores, o a menudo, esos agentes provocadores son funcionarios de UDBA, quienes pasan algunos días en las celdas " provocando a los detenidos".
Los calabozos de UDBA en Zagreb están en Savska cesta 60 (UDBA para Croacia) y en la calle Petrinjska 18, donde se halla la jefatura de UDBA para la ciudad de Zagreb. Una vez instruido el sumario, lo que puede demorar un tiempo no fijado, el detenido queda en libertad, o lo que sucede mas a menudo, se lo traslada a la cárcel judicial. Hasta 1950- 52, numerosos "delincuentes" políticos fueron juzgados por los tribunales militares, aunque sus presuntos delitos no fueran de índole militar ni militares los inculpados. Se adoptó el criterio de que eran culpables de "actividades subversivas", dirigidas contra la "seguridad del Estado" y por eso los procesos se ventilaban en los tribunales militares, conocidos por su crueldad. Además, los tribunales militares actúan en secreto; las audiencias se realizan a puertas cerradas y el acusado no puede elegir abogado defensor, sino que se le asigna, para "salvar la formalidad". Generalmente, éste es un oficial cuya función consiste en ayudar al tribunal a averiguar "la verdad material"; en otras palabras, ayudar al fiscal militar. La cárcel del tribunal militar de Zagreb se halla en Nova Ves, y consta de amplias celdas donde se encerraban de 80 a 140 detenidos. Las camas son superpuestas de madera; las necesidades se hacen en dos grandes tachos de madera que exhalan un hedor indescriptible. La cárcel del juzgado civil, o del Distrito, de Zagreb, está situada en la calle Petrinjska 12. Allí están encarcelados juntos los detenidos políticos y los criminales comunes. El régimen carcelario no es tan severo aquí como en las cárceles militares o en las de UDBA. Se permite fumar, la comida es algo mejor y los detenidos pasean una vez por día por el patio de la penitenciaría durante media hora, aunque, según el reglamento, el paseo debería ser de una hora. Durante el paseo está prohibido conversar y las manos deben tenerse atrás. Una vez instruido el sumario el detenido puede hablar con su abogado y con los parientes más allegados (en presencia del guardián).
El director de las prisiones judiciales de Zagreb fue durante años un tal Korac, servio de Lika agente policial en la Yugoeslavia monárquica, psicópata y sujeto brutal, beodo empedernido. Por la infracción disciplinaria más insignificante, los detenidos fueron castigados con las cadenas pesadas de 8 a 20 kilos, que quedaban atadas a los pies desnudos del desgraciado durante 14 días. Además, ese mismo Korac es responsable del maltrato bestial de los condenados a muerte.
En el primer piso de la cárcel del tribunal del Distrito de Zagreb se encontraba la celda de los condenados a muerte, la número 26. En ella, el condenado a muerte esperaba la ejecución. La noche antes de la misma, los parientes podían visitar al condenado y las ejecuciones se hacían de noche, antes del amanecer. Tras la visita de los familiares solía venir Korac con un grupo de milicianos, quienes golpeaban al condenado y lo torturaban brutalmente (si se trataba de un "delincuente" político). Los gritos del torturado resonaban por el edificio y por la mañana los reos que se ocupaban de la limpieza sacaban de la celda F 26 la ropa ensangrentada y desgarrada de los condenados a muerte.
Sí el detenido durante el proceso formulaba quejas por el apremio y las torturas contra los órganos policiales y milicianos, el fiscal solicitaba la ampliación del acta de acusación, porque el acusado "calumniaba a las autoridades nacionales" y, por ende, la condena resultaba más severa aún. Por ese motivo, la mayoría de los acusados no se atreve a denunciar que durante el sumario fueron maltratados, por temor a peores represalias. Los abogados, o sea los defensores, tampoco quieren insistir en las torturas de su patrocinado por saber que con eso le acarrearán mayores inconvenientes. Como ya queda dicho, en los últimos años las torturas físicas no son tan frecuentes, pero se infligen y lo saben los órganos competentes judiciales y administrativos. Las torturas de los criminales comunes no son tan frecuentes como las de los detenidos políticos.
Terminado el proceso judicial y dictada la sentencia, el condenado es trasladado al Hogar Penal Reformatorio para el cumplimiento de la pena. Hay varios hogares de esa clase en Yugoeslavia, cada república tiene los suyos y se hallan bajo el control directo "del departamento para el cumplimiento de la pena" del Secretariado del interior de la república respectiva. En Croacia, esos institutos están en Lepoglava, Stara Gradiska y Slavonska Pozega (para las mujeres). Luego está el instituto correccional-educativo para menores en Glina y una especie de campo de concentración en Goli Otok, cerca de la isla Rab, en el litoral croata. Las penitenciarías en Servia están en Nis, Zabela, cerca de Pozarevac en la misma ciudad de Pozarevac (para las mujeres) y en Srijemska Mitrovica. En la localidad de Indjija, en Srijem, se halla el hogar federal para las mujeres condenadas, que están embarazadas o tienen hijos menores de 6 meses. En Sarajevo se halla la prisión militar central, o sea la penitenciaría para los oficiales. En Bosnia y Herzegovina existen institutos penales en Zenica, Bileci, Stolac. En Eslovenia los hay en Maribor y Ljubljana; en Macedonia en Skoplje, y en Montenegro en Titograd.
Al frente de esas penitenciarías está el director, por regla general un oficial de UDBA comunista probado y hombre sin escrúpulos. Luego vienen el subdirector y el ayudante. El ayudante del director es el cargo reservado al jefe de UDBA de cada penitenciaría. A sus órdenes están dos o tres subalternos, obligados a trabajar en "el sector de informaciones" de la penitenciaría, es decir, recoger de los confidentes que actúan entre los detenidos los datos sobre conducta, declaraciones y designios de los detenidos políticos y demás condenados. Un personaje muy importante en la administración de la penitenciaría es el encargado "de la reeducación de los condenados", cuya tarea consiste en divulgar tenaz y constantemente la propaganda comunista. Aparte de esos funcionarios "civiles", puesto muy importante es el del comandante de la milicia en penitenciaría, que suele ocupar un capitán o mayor. (Cabe mencionar que en las penitenciarías de Lepoglava y Nova Gradiska, ese puesto lo ocupan siempre los servios, oriundos de Lika o de Kordun). Luego, en cada instituto penal hay cierto número de guardiacárceles y milicianos, vigilando por su seguridad. Entre ellos cabe distinguir dos clases: milicianos, afiliados al partido comunista, personas de confianza, quienes ocupan puestos que les permiten estar en contacto diario con los detenidos, y los milicianos rasos, más jóvenes, no afiliados al partido quienes custodian la entrada o guardan los nidos de ametralladoras en los "bunkers" y en las torres de la penitenciaría. Los primeros, miembros del partido, son "llaveros", "comandantes" de talleres, etc. Desempeñan funciones jerárquicas y pueden hacer mucho mal a los detenidos si se les antoja.
Llegado al instituto penal, el detenido es instalado en la "cuarentena". Esa es la primera etapa del cumplimiento de la pena. La "cuarentena" es una barraca amplia, donde de 200 a 300 condenados pasan las primeras 3 ó 4 semanas. Aquí también las camas son superpuestas y en cada una duermen dos personas juntas, sin miramiento a su edad, salud, educación, etc. Colchones no hay, de modo que cada uno duerme sobre lo que tiene. No hay calefacción ni durante el invierno más severo. Aquí el condenado se inicia en la vida de la penitenciaria. Tanto la "cuarentena" como cada celda está a cargo del "celador". Se trata de un condenado, más bien criminal, quien se halla desde tiempo expiando la pena. El es, necesariamente, delator, persona de confianza de la dirección, o sea de UDBA. Su obligación es hacer observar la disciplina, informar a la policía y atemorizar a los nuevos presidiarios. Varias veces por día lee en voz alta el reglamento interno para que el presidiario lo aprenda de memoria. Según este reglamento, son muy pocas las cosas admitidas. El celador denuncia inmediatamente cada infracción, por leve que sea, a los milicianos, quienes, según la gravedad del "delito", deciden si el infractor será llevado ante el Director o será castigado con penas más leves, como ser: el lavado excesivo del piso, baños, etc. El celador puede infligir mucho daño al presidiario, ya que si lo denigra desde el comienzo ante los milicianos o la policía interna, su vida se torna insoportable por los maltratos ulteriores, que no cesan. Un observador no iniciado difícilmente ha de comprender el "poder" de esos celadores o cuánto mal pueden hacer en caso de que un presidiario no les resulte simpático ni sea de su buen agrado. Como queda dicho, esos celadores se reclutan entre criminales, gente de mala calaña, propensos a toda maldad. Están presenten cuando se revisan las encomiendas de víveres que los presidiarios reciben de sus familiares. Es norma no escrita que el celador recibe una parte de la encomienda, especialmente carne, masas y cigarrillos. A veces se llega al chantaje y ay! del detenido que se queje del celador. Los presidiarios los conocen y toleran su maldad por cuanto son los agentes fieles de la dirección de la penitenciaría. Gran número de esos celadores proceden de las filas de los oficiales guerrilleros, condenados por crímenes, a menudo por homicidio. No obstante, para la dirección valen más y son menos peligrosos que los presidiarios políticos, puesto que son "ex combatientes", miembros del partido y, por lo tanto no "bandidos", como suele tildarse en Yugoeslavia a los adversarios del régimen comunista.
Cumplida la primera etapa de la pena en "cuarentena", el detenido es bañado de nuevo, se le revisa a fondo todas las pertenencias y se le manda al "cuadro", la celda de su morada definitiva. Durante el registro suelen quitarle todos los objetos de valor: lapiceras, reloj, anillo, encendedor, etc., lo que se deposita, mas a la salida raras veces se encuentra. Pocos se atreven a hacer cuestión de ese robo, temiendo nuevas complicaciones y represalias. En el "cuadro", el presidiario encuentra al celador, como jefe inmediato. El le indica el lecho, le fija los deberes de lavar pisos y baños. En las celdas, previstas antes para un presidiario hay ahora 6 (en Lepoglava). Las camas están en tres filas superpuestas y en cada cama duermen dos. En semejante espacio restringido está colocado el tacho para los excrementos, que se vacía dos o tres veces por día. Ocurre a veces que el miliciano comandante del "cuadro" se olvida de abrir la puerta y es fácil imaginarse el aire asfixiante que los presidiarios deben respirar y cómo eso repercute en su salud. Hay celdas más amplias, pero todas están atestadas de condenados en número mucho mayor de lo previsto y de lo que admiten las normas básicas de higiene y sanidad. En condiciones higiénicas algo mejores están los presidiarios que trabajan en talleres, pues por lo menos ese día pueden ir al baño. Los que no trabajan, deben permanecer todo el día acostados y en una atmósfera viciada. Según el reglamento interno, el presidiario puede estar dos veces por día al aire fresco, o sea pasearse por el patio. Empero muy raras veces eso se cumple, ya que se lo lleva una vez al patio y si llueve o hace mal tiempo queda encerrado todo el día. El paseo resulta a veces una verdadera tortura. Durante el paseo "muerto" de la mañana, no está permitido hablar. Las manos atrás y la boca cerrada. Si al miliciano, quien vigila a los presidiarios, le parece que alguien ha movido los labios, es razón suficiente para llevarlo ante el director. Por eso, muchos rehusaban salir al paseo temerosos de ser denunciados por una infracción no cometida, sin que ningún argumento sea válido. Ser llevado ante el director significa recibir el castigo, y por eso se evita dar el más mínimo motivo al celador o al miliciano.
El sistema de castigo disciplinario es muy severo y medieval, brutal hasta el extremo. La pena más indulgente es la prohibición de recibir correspondencia y encomiendas durante un mes o dos. En ese tiempo, el presidiario pasa hambre, pero, por lo menos, está libre de maltratos, nocivos para la salud. El siguiente castigo disciplinario es la celda solitaria. No se trata sólo de que uno pase 14 días completamente aislado. Hay algo más. En la época invernal, el condenado va a la celda solitaria, de piso de cemento o ladrillos, con gran ventana sin vidrios, sin cama u otro mueble y sin recipiente. Allí se mete a varios condenados en ropa de presidiario, ligera y de poco abrigo. Antes del traslado a la celda solitaria, el miliciano revisa si alguno se puso ropa doble o dos pares de medias. Eso está prohibido terminantemente. En una celda tan fría pasan de 7 a 14 días, a veces más. Como no hay lecho y el acostarse sobre el cemento en pleno invierno significa perder la salud, esos desgraciados están obligados a estar en cuclillas o apoyado uno contra el otro largos días y noches. Conozco a varios hombres jóvenes y sanos que después de semejante castigo perdieron por completo la salud. La comida, de por sí mala, se reduce al mínimo, de modo que al frío y el esfuerzo físico, se agrega el hambre. Muchos, además deben llevar las cadenas por orden del director. Su situación se vuelve más insoportable aún, ya que al hambre y al frío se añade el peso de las cadenas, que varía de 8 a 20 kilos. De noche suelen visitarlos los milicianos, quienes los maltratan y les propinan golpes. Célebre por sus torturas eran, en la penitenciaría de Lepoglava, un tal Ilija Vujic, miliciano servio oriundo de Kordun quien controlaba las celdas solitarias, y su cómplice Ilija Solic, oriundo de Knin, ex chetnik. Muchos ex presidiarios de Lepoglava de 1945-49 pueden aportar su testimonio sobre las torturasas infligidas por ese dúo a los presidiarios de Lepoglava matando a sangre fría a varios presidiarios, entre ellos a Zvonko Panic en el verano de 1949, sin que nadie les pidiese cuenta por su acto criminal. Durante el verano, los condenados no se destinan a las celdas solitarias sino al batallón punitivo, donde efectúan los trabajos más rudos, expuestos al sol y al calor hasta el agotamiento. Cargan o descargan carbón o leña de los vagones, transportan ladrillos corriendo, trabajan la tierra, etc. Se trabaja hasta 18 horas, o sea hasta la extenuación física. A menudo tales condenados caían agotados, y es significativo el caso de un hombre de edad, y quien cayó sincopado por el esfuerzo físico, faltándole tan sólo 18 días para salir libre de Lepoglava en 1948. Tampoco en este caso se llevó a cabo la investigación pertinente ni se responsabilizó a nadie.
Así son en realidad los castigos disciplinarios en las prisiones de Tito y los motivos pueden ser nimios e insignificantes, a saber: una palabra pronunciada durante el paseo "muerto", fumar en la hora prohibida, quejas por la comida o el trato, denuncia no comprobada, conversación con los presidiarios de otro cuadro, etc. Gran número de criminales, y especialmente de los ex guerrilleros comunistas, están al servicio de UDBA. En base a sus datos e informaciones se confecciona la "característica" (prontuario) de cada detenido, documento muy importante, pues de él depende que un pedido de indulto sea tomado en cuenta o no y la actitud de la dirección de la penitenciaría para con cada uno. Es lógico que los presidiarios y sobre todo los condenados políticos teman a esos delatores, de quienes a veces depende su vida. Por regla general se sabe quiénes son esos sujetos, pero hay casos en que es difícil descubrirlos. Por eso los condenados se abstienen, por precaución, de discutir sobre temas políticos. Los condenados políticos comparten el mismo cuadro con los criminales comunes sin miramiento si son intelectuales o no. Allí no cabe "custodia honesta", mas, por el contrario, los condenados políticos reciben peor trato que los delincuentes, quienes no están "contra el pueblo", como suele recalcarlo la dirección. Los detenidos políticos menores de edad van a las penitenciarías y no a los institutos reformatorios, debiendo compartir los mismos cuadros con los criminales, a menudo asesinos. En Lepoglava, el celador de los menores era un tal Ljustina, servio de Lika, condenado por homicidio. Su deber era "reeducar" a los condenados menores por poseer las "facultades necesarias" para esa misión. Fue en la guerra mayor en el ejército comunista y, además, confidente de UDBA: De esos infractores, menores de edad, tuvo que hacer "buenos ciudadanos de la comunidad socialista".
La comida en los penales es mísera e insuficiente en cuanto a calidad y cantidad. Son muchos los reclusos afectados por la hipovitaminosis, especialmente de vitamina C, y por otras enfermedades, en primer lugar la tuberculosis. Resultan privilegiados en ese sentido los que reciben de sus familiares encomiendas de víveres (se permite dos encomiendas por mes, de 7 kilos cada una). La carne escasea y cuando la dan es de pésima clase. La comida es invariable, especialmente en primavera, cuando para almuerzo y cena se distribuye únicamente repollo agrio y nabo, sin condimento. La porción de pan, generalmente de maíz, es insuficiente. Verduras, legumbres y ensaladas son verdaderas excepciones. De fruta y postres ni que hablar, si bien todos los establecimientos penales disponen de extensas granjas que cultivan los reclusos gratis. En los últimos años se establecieron cantinas en los penales, en las que se puede adquirir ciertos artículos de vez en cuando.
Como norma, todos los encausados deben trabajar, pero a muchos les es vedado ir al trabajo para romper la monotonía de la vida carcelaria, sobre todo a los detenidos políticos, considerados elementos muy peligrosos. Se los tiene durante meses y años recluidos en sus celdas, inactivos y aburridos; se los aísla de los demás penados para evitar "influencias nocivas". No hace falta referirse al estado psíquico y físico de esos detenidos, que sufren tanto. Se trabaja, generalmente, en los talleres. En cada penal existe una "empresa económica", con administración propia y, en teoría, independiente de la dirección del penal. Los condenados constituyen la mano de obra gratis y de ese modo facilitan grandes ganancias a la empresa, que coloca sus productos en los mercados, tanto en el interior como fuera del país. Los productos y objetos de madera que se elaboran en Lepoglava se venden en los EE.UU. En esa penitenciaría hay talleres de carpintería, cestería y talabartería. Los penados reciben por su trabajo "una paga simbólica", que en parte pueden gastar en la cantina, en parte se "deposita" en la dirección, que a la salida debería entregárseles. En las granjas trabajan los condenados que han cumplido ya la mitad o dos tercios de la pena impuesta y no fueron castigados por contravenciones disciplinarias. Todo el día trabajan y se mueven con cierta libertad por la granja, para ser recluidos de noche en las barracas. Reciben una comida algo; mejor que los penados, pueden recibir más visitas, fuman libremente, etc. Nunca en un establecimiento penal están únicamente los reclusos que le pertenecen. Además de trabajar en las granjas, que se hallan muy cerca de la prisión, gran número de los penados se traslada a lugares de trabajo asaz distantes. La gran parte de la "nueva Belgrado", suburbio que se extiende entre Belgrado y Zemun, fue construida por los presidiarios de toda Yugoeslavia. Muchos trabajan en las minas, a saber: en Novi Golubovac, cerca de Lepoglava; en Ivanec,... en Rasa, en Idrija (mina de mercurio) y un gran número en las minas cupríferas de Servia. Trabajan en condiciones pésimas, con herramientas primitivas, sin los medios de protección que resguardan a otros mineros. Por ello gran número de los presidiarios se enferman de gravedad, debido al trabajo agotador, la falta de higiene y vivienda insalubre. En la autopista Zagreb- Belgrado trabajaron muchos penados, si bien la propaganda titoista decía que la habían construido las brigadas juveniles voluntarias. En los aserraderos de Gorski Kotar, de Fuzine, Delnice, Lokve, trabajan exclusivamente los presidiarios. Cerca de Makarska, en Tucepi, en 1949 fue construido un hermoso hotel para los integrantes de la policía secreta. Se llama "Jadran". Fue construido íntegramente por los condenados (actualmente alberga no sólo a los policías, sino a otros turistas también). En las islas Brioni, lujosa residencia de Tito en el Adriático; la mayoría de los trabajos fueron ejecutados por los reclusos. En la canalización y mejoras de los campos Lonjsko y Jelas trabajaron principalmente los condenados. Las hidrocentrales Novi Vinodol, Jablanica y otras son obra de los reclusos. Los trabajos más duros y más insalubres se reservan a los penados. Muchos quedaron incapacitados porque los medios de seguridad y de protección son mínimos y el trabajo es manual. El chalet y el viñedo de Tito en Samobor, cerca de Zagreb, están al cuidado de los presidiarios. Es imposible enumerar todos los lugares donde trabajan los presos, ya que el trabajo de los presidiarios se aprovecha a fondo en la Yugoeslavia comunista. Huelga destacar que en las fundiciones de hierro en Vares y Zenica están empleados muchos reclusos. Como ya tenemos dicho, muchos penados trabajan fuera de la penitenciaría (por eso un observador extranjero al visitarla cree que son muy pocos), el régimen es más lenitivo, la comida mejor y luego viene la falsa promesa: "si cumples en el trabajo ganarás la libertad antes". Muy pronto el penado advierte que se trata de un falso aliciente para obtener el mayor rendimiento y que la pena no se acorta. Este es el anverso y el reverso del "trabajo" como método de "reeducación" de los presos. Se dan casos de fuga del lugar de trabajo, pero ay! de aquel a quien detienen. Los milicianos lo muelen a palos y golpes, lo que tolera la dirección del penal y lo saben los reclusos. Si fracasa la huida, vienen los golpes, luego cadenas, aislamiento total y otros castigos disciplinarios. Muchos fugitivos terminan acribillados, y hubo casos, en 1947-48, en que las fugas fueron simuladas por la dirección del penal para liquidar a algún condenado indeseable sin tener que rendir cuentas a nadie.
Junto con el trabajo manual, la "reeducación de los penados" juega papel importante en la vida carcelaria. Un encargado especial se ocupa de la reeducación y en ese sentido " organiza actos de carácter netamente propagandístico, se festejan las fechas importantes del partido comunista y del Estado y una vez por semana los presos asisten a la función cinematográfica. Hasta 1949 se exhibían exclusivamente películas soviéticas. Desde la ruptura con Moscú se exhibían otras películas también, pero principalmente de la producción nacional o de los países comunistas. Cada película se somete a la censura del encargado de la reeducación, aunque la oficina central de censura en Belgrado ya revisó todas las películas. Asimismo, cada acto debe ser aprobado por el censor, que suprime muchos párrafos del texto (poesía, pieza teatral, composición literaria) sin tomar en cuenta la continuidad lógica, lo que a menudo lleva al absurdo. En los penales suelen existir coros y orquestas, integrados por los reclusos, quienes deben proveer los instrumentos, partituras y demás. Los libros de la biblioteca son en un 90 por ciento de carácter propagandístico, textos marxistas, y en cuanto a la literatura, los libros de los escritores partidistas y algunos clásicos. El bibliotecario decide cuándo y qué libro entregará al solicitante. Así, por ejemplo, los penados que no trabajan por cualquier motivo, están privados de lectura y obligados a pasar el tiempo sin ningún entretenimiento, mirando el vacío. No se admite recibir libros de afuera, aunque se trate de manuales profesionales. En casos excepcionales se admite algún libro, que se revisa y a menudo no se entrega al interesado, porque el censor -un miliciano inculto- lo califica de material subversivo y antirrevolucionario. Se dictan cursos de contabilidad, de idiomas extranjeros, etc. Sin embargo, debido al traslado de los penados, de los castigos disciplinarios, la ausencia del profesor, pocos cursos se terminan con éxito. No obstante, la dirección de los establecimientos penales se vanagloria de facilitar múltiples conocimientos. Todos los reclusos que trabajan en un taller, son considerados aprendices y deben frecuentar la escuela de artes, oficios y agricultura. Se dan casos absurdos, por ejemplo de que los jurisconsultos, economistas y profesores diplomados, o los egresados de las escuelas secundarias, aunque ya ancianos, deben seguir los cursos de los aprendices. En cada instituto penal existen "equipos de fomento cultural" que trabajan en ese sector. Suelen ser intelectuales y músicos mas siempre hay dos o tres agentes que vigilan que no se produzca alguna "desviación de la línea trazada". A cada acto o conferencia asisten milicianos, componentes de la dirección y el encargado de la "reeducación". Suele existir "la sección plástica", integrada por pintores y escultores. Su trabajo consiste en dibujar los diferentes "slogans" para las fiestas del partido o hacer diseños para los objetos de madera, etc., que luego se elaboran en los talleres. Existe también una modesta enfermería, asistida por los médicos-reclusos, cuyas atribuciones son bien pocas. Las posibilidades son también mínimas, de modo que ni operaciones tan sencillas como la apendicitis se puede a veces practicar. En los últimos años, los médicos de esos institutos son sus empleados, pero siempre afiliados al partido quienes en primer lugar cuidan los intereses de cada penal y del régimen comunista y luego del enfermo. Los médicos-reclusos trabajan como ayudantes.
Ofensas a la dignidad humana son frecuentes y normales en las penitenciarías. El mismo director, representante de las autoridades, suele ser insolente y agraviante para con los presos. Josip Spiranec, apodado Jura, director de Lepoglava, solía calificar a los reclusos de ladrones y estafadores", si se trataba de condenados políticos. Es costumbre en Yugoeslavia y especialmente en las prisiones y los establecimientos penales, tildar a los presos de "bandidos" y "criminales", por estar "contra el pueblo".
Los milicianos reciben y controlan el contenido de las encomiendas. Las manejan de tal modo que los víveres quedan mezclados o hechos trizas, y si hay alguna foto de la esposa, hermana o novia del interesado, el miliciano suele romperla, acompañando ese gesto con el insulto: ¨qué puta es ésta? Quejarse es contraproducente, ya que al penado nadie le cree. No se admite el culto religioso. Todas las capillas dentro de los penales, que existían de antes, han sido destruidas o transformadas en depósitos, celdas, etc. Los reclusos temen que alguien los vea rezar, por cuanto lo declaran reaccionario, clerical, enemigo incorregible. No se admiten breviarios, rosarios, crucifijos u otros símbolos religiosos. Los sacerdotes católicos están sometidos a estrecha vigilancia.
La correspondencia con la familia se permite una o dos veces por mes, según el instituto. Si un recluso recibe más cartas de lo prescrito, las rompen y tiran simplemente. El censor tacha todos los párrafos que considera improcedentes. A menudo no entregan las cartas al destinatario. Si un recluso no puede recibir encomiendas por castigo disciplinario, no puede comunicarlo a su familia y, si llega la encomienda, la devuelven al remitente. Con ello, las familias del preso incurren en gastos, ya que los víveres, sobre todo en verano, se descomponen. Las visitas de los familiares se admiten una vez por mes, durante 10-15 minutos. Los presos se ponen contra la pared, las manos atrás, y junto a cada uno se encuentra el miliciano que escucha cada palabra de la conversación. Está prohibido estrecharse la mano. Si el presidiario recibe la visita y está castigado por infracción disciplinaria, no puede atenderla, no obstante la distancia que tuvo que recorrer el visitante. Inútiles son las solicitudes de los familiares al director.
Algunos reclusos, habitualmente los condenados a penas mayores o considerados "muy peligrosos", estaban aislados y separados de los demás encausados. Su celador era un delincuente, esbirro al mismo tiempo, que les amargaba la vida. Tales cuadros especiales existen en Stara Gradiska (cuadro primero, la Torre famosa), en Lepoglava, ala primera del cuadro segundo, llamada por los presos "el batallón negro". En tales pabellones separados la disciplina se hace más rígida, se inflige castigo por la contravención más ínfima, hasta el celador (el mismo presidiario) puede prohibir la recepción de encomiendas, recluir a los presos en celdas solitarias sin intervención del director. Las torturas son cosa normal en esos pabellones. En la "torre" del establecimiento carcelario de Stara Gradiska están recluidos todos los sacerdotes que expían pena.
La situación en el instituto de detención para las mujeres en Slavonska Pozega no es nada mejor. Las presidiarias ejecutan rudos trabajos físicos, se las recluye en celdas solitarias, se las tortura; etc. Juntas se hallan encerradas monjas y prostitutas. Es sabido que en el citado instituto de detención había celdas con el piso inundado de agua, donde alojaban a las condenadas, hasta las que pasaban por el período de menstruación. En semejantes brutalidades se destacó sobremanera un tal Radic, director de ese penal.
En el verano de 1948, después de la resolución del Informburó, se inauguró el campo de concentración para los comunistas partidarios de Moscú, en la isla Goli, en el litoral croata. Allí se los alojaba por tiempo indeterminado sin sumario judicial, por orden de UDBA. Actualmente en dicha isla están confinados otros condenados también, pues prácticamente los comunistas ortodoxos están ya sueltos. Muchos estudiantes de los que hicieron demostraciones en el mes de mayo en Zagreb, fueron allí confinados, mayormente sin proceso judicial. Las condiciones de vida y de trabajo son realmente muy duras, por ser la isla inhóspita, desnuda, sin agua y vegetación, batida por vientos y calores fuertes, y el trabajo consiste en picar la piedra. Es un verdadero campo de concentración según la receta soviético-nazi, salvo cámaras de gas.
Al finalizar este informe cabe destacar que la mayor parte de los milicianos, guardiacárceles funcionarios de los establecimientos penales que se encuentran en el territorio de la república popular de Croacia, son de nacionalidad servia y que con odio no disimulado tratan a los presos de origen croata. En Servia, gran parte de los detenidos políticos al término de la segunda guerra mundial, fue liberada muy pronto. En cambio, en Croacia, incluso hoy día, o sea 16 años después de la "liberación", hay muchos presos cuyo crimen consiste en haber integrado el ejército croata o desempeñado función importante en la administración del Estado croata. No les cabe el indulto, sino que siguen tratándolos como "bandidos", reaccionarios, enemigos del pueblo, etc. Los hay que en 1945 tenían 20-30 años y hace ya dieciséis que se hallan encarcelados sin esperanza de pronta liberación, si bien no hay ningún motivo para su encarcelamiento previsto en los códigos penales internacionales. La vida de esa gente ya se apagó, son viejos, enfermos, desesperados. No hay que olvidar que en los establecimientos carcelarios de Yugoeslavia no hay calefacción en invierno, que la alimentación es insuficiente, el trabajo extenuador y el trato brutal, todo lo cual contribuye a que los presos liberados vuelvan a sus hogares maltrechos y enfermos, hombres acabados. El término "trabajo forzado" está terminantemente prohibido en Yugoeslavia. Los comunistas arguyen que los trabajos forzados existen únicamente en un régimen capitalista y que los presos en Yugoeslavia no son presidiarios, sino que se "reeducan". Que éstas son palabras huecas y absurdas pueden testimoniarlo quienes hayan soportado cadenas, celdas solitarias, batallones disciplinarios, torturas u otros medios apropiados de "reeducación".
Es difícil establecer la cifra exacta de los presos en Yugoeslavia, especialmente de los presos políticos. La razón principal es que esas cifras se consideran "confidenciales" y luego, como ya queda- dicho, todos los reclusos nunca se hallan en el establecimiento penal al que pertenecen, por estar muchos de ellos trabajando fuera de la cárcel, a menudo a gran distancia.
Los turistas y los observadores de los países libres que a veces visitan algún establecimiento carcelario, no pueden recibir una impresión objetiva de la situación imperante, ya que la dirección se ingenia en demostrarles tan sólo los aspectos positivos y además, por razones ya aducidas, la mayor parte de la población penal está ausente. A los presos aislados, incomunicados, encadenados, maltrechos y torturados no los vio, a buen seguro, ningún observador o visitante de los países democráticos. Sin embargo, éste es el cuadro verídico de las prisiones de Tito y de su "sistema penal popular-democrático".
Buena parte de los informes, ensayos y crónicas relativos a la situación imperante la Yugoeslavia comunista publicados en los países libres, adolecen de un defecto común, es decir, se elaboran en base a los datos y estadísticas oficiales. Los observadores extranjeros son provistos de abundante material y quienes visitan a los países comunistas suelen ser acogidos y festejados como huéspedes del gobierno. No existen publicaciones ni instituciones donde los interesados podrían recoger datos exactos e informaciones verídicas. Los contactos con los adversarios del régimen son imposibles y los visitantes, aunque quisieran, no pueden realizar encuestas por aproximadas que sean, sobre el sentir de la población.
Los comunistas yugoeslavos se empeñan preferentemente en llamar la atención de los observadores extranjeros sobre su experimento del "comunismo nacional", sobre lo que ellos llaman "su camino propio hacia el socialismo", diferente del soviético.
Por esas razones, poco o nada se escribe en la prensa libre sobre los fundamentales problemas políticos de Yugoeslavia, y en primer lugar sobre el problema nacional, sin solución todavía. Ese problema, pese al sistema pseudofederal implantado por los comunistas, presenta ahora nuevas facetas. El problema nacional subsiste y repercute en las relaciones del país, aunque un visitante occidental apenas puede percibirlo, sobre todo los que visitan a Belgrado y luego recorren los lugares turísticos de Croacia, acompañados por los funcionarios. El descontento que cunde en Croacia por la hegemonía y explotación servias no puede exteriorizarse como en los países libres a causa de la opresión política ejercida por el régimen comunista totalitario. Por eso muchos de los observadores extranjeros no captan los antagonismos nacionales que en 1941 originaron el desmembramiento de Yugoeslavia a raíz del colapso militar que se produjo sin resistencia en el campo de batalla. La Yugoeslavia comunista se enfrenta con los mismos antagonismos nacionales. El "neutralismo positivo", que tantas veces invocan los dirigentes comunistas de Belgrado consistente en la oscilación entre Moscú y Washington, se debe en primer término al miedo de que un conflicto entre los dos bloques sea aprovechado no sólo por los adversarios del comunismo, sino por los pueblos sometidos y por las minorías. Se repetiría el caso de la insurrección húngara, dirigida contra el ocupador soviético, y en Yugoeslavia contra el poder hegemonístico de Servia, coincidiendo la lucha por la libertad nacional y la política.
Los que conocen a fondo los problemas internos de Yugoeslavia comprobarán los múltiples síntomas del descontento de los croatas en todos los aspectos de la vida nacional. En el terreno cultural, los croatas llevan una lucha tendiente a afirmar las formas culturales occidentales y nacionales quieren que Zagreb sea un centro cultural con rasgos nacionales inconfundibles. Los escritores libran una lucha sin cuartel para mantener la pureza del idioma literario y la literatura croata independiente. Los estudiantes, por su parte, se oponen a las doctrinas oficiales sobre la unidad nacional y cultural y socavan desde dentro las instituciones controladas por el régimen. Los campesinos son reacios a toda forma del colectivismo y se aferran a sus tradiciones. Todo el pueblo rechaza el régimen impuesto, lo que se manifiesta incluso en los actos religiosos, por cuanto la Iglesia es la única organización no sujeta a las autoridades comunistas.
Una de las formas más patentes del descontento popular es la lucha contra las medidas centralistas de Belgrado, es decir, de Servia, que se manifiestan en todos los terrenos, desde el deportivo, cultural y educativo, hasta el económico.
En un Estado que tiende al rígido control de todas las actividades económicas, los antaonismos nacionales se manifiestan forzosamente en la lucha cotidiana en torno a la distribución de la renta nacional y a las inversiones de los fondos disponibles, dependientes totalmente del gobierno central. Estas controversias se han agudizado tanto, que en ella participan incluso los principales dirigentes comunistas, en parte para contrarrestar los hechos y para asegurar el éxito propio, es decir, de la empresa o institución que dirigen y en parte, impulsados por el descontento no simulado de los obreros, que en la explotación de Croacia ven con razón la causa principal del muy bajo nivel de vida y de todas las capas populares que les incriminan a los comunistas la pérdida de la independencia nacional. Los comunistas, claro está, intentan rechazar, dentro de la disciplina partidaria, esas imputaciones. Todo ello adquiere el carácter de una sorda y tenaz lucha por los derechos nacionales tan latente que el mismo dirigente principal en Croacia, el presidente de la Federación Socialista del Pueblo Trabajador de Croacia, tuvo que admitirlo en su informe presentado al V Congreso de dicha Federación, celebrado en Zagreb a fines del año pasado. Sin embargo, la información de la agencia Tanjug del 20/12/1960, al referirse a ese debate, lo condensa en dos frases cautas y apenas inteligibles para un extranjero. "Hablando sobre el sistema de planificación -dícese en esta información- el Dr. Bakaric subrayó su relativa vinculación con los fenómenos sociales que antes denominábamos particularismo, localismo, etc. Se ocupó también del problema del nacionalismo en el terreno económico, que ciertos elementos inventan y promueven en forma de lucha por las inversiones."
La referencia al fenómeno del nacionalismo económico es intencionalmente imprecisa, como si se tratase del nacionalismo económico dirigista y autarquista. En cambio, trátase de la lucha contra la explotación económica de Croacia y Eslovenia por parte de Servia, que Bakaric tilda de chovinismo.
Sin embargo, esta realidad no puede ocultarse en el país, y Bakaric se ocupó de ese tema para rebatir ante la opinión pública la acusación de que el gobierno de la República Popular de Croacia se entregó a Belgrado, comportándose como mero satélite servio. Por eso, el texto de su informe fue publicado, en la versión oficial, en el diario Vjesnik del 21/12/1960.
Bakaric reiteró los descargos oficiales en cuanto a la explotación colonial de Croacia, justificándola con la teoría del gobierno comunista yugoeslavo de que la igualdad económica entre individuos debe aplicarse también a los pueblos, es decir, adecuar el nivel de vida de todas las repúblicas populares. Según esta teoría, los superávit de las empresas en Croacia y en Eslovenia, repúblicas económicamente más adelantadas, no pueden emplearse con prioridad para mejorar los salarios o para el progreso de sus regiones menos desarrolladas sino invertirlos principalmente en Servia y Montenegro y, en menor cantidad, en Macedonia y Bosnia.
Abogando una vez más por "la ayuda a los atrasados", fuera de Croacia, Bakaric censuró a quienes pensaban a la inversa:
"Se sabe que en años anteriores hemos señalado a menudo el particularismo, el localismo y otros fenómenos chovinistas en el terreno económico, y censurado la corrupción y yerros similares. Para reprimir esos fenómenos hicimos mucho al señalar los factores subjetivos de esas tendencias, lo incorrecto y nocivo que implican tales planteos. Parece que esos fenómenos están desapareciendo, pero algunos reaparecen en forma nueva y continúan actuando. Me refiero especialmente a ciertos elementos nuevos que nutren los sentimientos nacionalistas y chovinistas."
Por consiguiente, el principal dirigente comunista de Croacia invierte a sabiendas los términos. Los chovinistas no son sus compañeros de Servia que están exprimiendo a Croacia y Eslovenia, sino los croatas y eslovenos quienes censuran ese pillaje.
"Un nuevo estímulo al nacionalismo - sigue Bakaric - surge a causa de los puntos flojos del sistema actual. Surge también de las luchas en torno a las inversiones, de las cuestiones del desarrollo y las formas que fija el sistema vigente. Por ello no se originaron problemas serios, si bien no se hace todo para eliminarlos en su tiempo y en su germen o para encauzarlos. Precisamente ahora, en estos últimos días, tuvimos ocasión de oír y leer en la prensa informes sobre el agrupamiento de los sectores y factores políticos, de modo que los que proceden de las comunas o repúblicas adelantadas sostienen la descentralización y los de las repúblicas atrasadas abogan por el centralismo; los de las repúblicas atrasadas están a favor del viejo sistema, los de las adelantadas están por el nuevo. Si ahondamos un poco percibiremos los diferentes criterios nacionales."
Tomadas esas palabras en su verdadero sentido, Bakaric se contradice a sí mismo y en el mismo informe, cuando afirma que el régimen, mediante sus realizaciones "habría derrotado totalmente a los últimos nacionalistas y chovinistas", y que la oposición, tanto la que actúa en el exilio como la que se mueve en la clandestinidad dentro del país, habría fracasado en las ideas y que se ve "constreñida" únicamente a formular ataques vulgares, verbales, sin contenido y abstractos contra el comunismo como tal y asimismo a formular los reclamos chovinistas verbales y formales en lo que atañe a las fronteras de Croacia y por el estilo". Los dirigentes comunistas, empero, tanto temen esa crítica "vulgar, formal y abstracta" que prohiben terminantemente la más mínima libertad de expresión y de prensa. Como prueba del supuesto "total fracaso ideológico" de los patriotas croatas, los satélites comunista de Servia en Croacia alegan que la policía política se ha enterado de que la oposición clandestina en Croacia había aconsejado a los políticos exilados abstenerse de toda declaración sobre el "dominio servio en Croacia", por constituir éste un "slogan" contraproducente.
Semejante argumento que esgrime Bakaric, prueba a los que aún dudan: 1) que en Croacia actúa una oposición clandestina a pesar de todas las medidas represivas y 2) que los comunistas censuran la correspondencia. En cuanto al presunto "fracaso ideológico total" de la oposición croata, las supuestas revelaciones de la policía política de Bakaric prueban lo contrario. Si bien Bakaric y los comunistas de Croacia llegaron al poder únicamente como "Quislings", es decir, subordinándose en todo a los comunistas servios y actuando junto con ellos contra la gran mayoría de los croatas, que en las circunstancias más difíciles combatieron por su independencia, los patriotas croatas, no obstante esos hechos, consideran necesario llegar con la minoría servia a un grado de convivencia que haga posible la lucha en común contra la explotación colonial de Croacia. No se trata de derrota ideológica sino de la orientación recta según la cual la lucha por la libertad nacional no excluye los derechos y las libertades de las minorías en Croacia. Eso es algo muy diferente de lo que quisieron sugerir Bakaric y sus símiles.
El deseo de los patriotas croatas por establecer buenas relaciones con la minoría servia en Croacia no equivale a aprobar el papel de "Quisling" que desempeña Bakaric, facilitando el dominio colonial de Belgrado sobre Croacia. Que haya habido una insignificante minoría de croatas que abrazó el ideario comunista, no es de extrañarnos, puesto que en todos los países occidentales hay grupos comunistas actuantes. Con todo esto, y pese a todas las teorías sobre el internacionalismo proletario, ningún partido comunista persigue la liquidación de la soberanía de su país en sentido político o económico. Tampoco la persiguen los dirigentes comunistas de los países satélites del Kremlin. Por ejemplo, Albania, país pequeño y pobre, se opone enérgicamente al imperialismo servio, y últimamente los dirigentes comunistas albaneses osaron incluso desafiar a los ukases rusos. En Hungría, también los comunistas se alzaron contra la ocupación soviética. Gomulka es tan comunista como Bakasic y, sin embargo, tampoco Khrushchev sueña en incluir a Polonia en la Unión de las Repúblicas Soviéticas, liquidando formalmente su soberanía. Por otro lado, ningún comunista, y menos los polacos, consideran actualmente la defensa de la soberanía nacional como prurito chovinista, excepto los jefes comunistas croatas. Idénticas razones que abogan para que Rusia y Polonia sean dos Estados separados dentro del bloque comunista, hablan asimismo en favor de los Estados separados croatas y servio. Croacia y Polonia se constituyeron en la Edad Media como reinos y su desarrollo cultural, social y político tuvo lugar dentro de la sociedad occidental. En cambio, Rusia y Servia son países de tradiciones bizantinas. Por consiguiente, no existen razones de bien común internacional que justifiquen una asociación compulsiva de Croacia con Servia, en la que, por añadidura, la pars leonina corresponde a Servia. La única causa de la subordinación actual de Croacia a Servia es el imperialismo enano servio y el papel de "Quisling" desempeñado por los comunistas croatas. Por su actuación resultan verdaderos títeres quienes se alzaron contra su Estado nacional, aliándose con los enemigos de Croacia, sin cuya ayuda no hubieran podido apoderarse del gobierno en Croacia. Esos contados comunistas alegan ahora que se alzaron contra la dictadura implantada en su país, aunque resultaba obvio que el régimen imperante en Croacia durante la guerra fue impuesto por las circunstancias y que, pasada la tormenta bélica, se formaría un gobierno democrático. El hecho es que no lucharon contra un determinado régimen sino contra el mismo Estado croata y por el sometimiento de Croacia a Servía. Para lograr ese fin, los comunistas organizaron la matanza de decenas de miles de croatas que no compartían su programa. Por eso, ellos, en Croacia, además de ser exponentes de una tiranía, actúan como agentes de la dominación extranjera.
Conforme a las informaciones confidenciales de que disponemos, incluso ciertos jefes comunistas en Croacia se dan cuenta de su triste papel de "Quisling" y sienten temor a la ira popular y de ahí las advertencias y las amenazas que Bakaric dirige en primer lugar a esos descontentos. Recurriendo a frases remanidas sobre el carácter chovinista de la oposición, quiere atemorizar a los dirigentes desanimados.
Es muy ingrata, en verdad la misión de Bakaric, quien además aspira a que se le considere un intelectual y es más que seguro que advierte los puntos flojos de su razonamiento. Para satisfacer a ambos bandos, mientras ataca el supuesto chovinismo, se define por la descentralización y al mismo tiempo procura argumentar que ella no perjudicaría a Servia, es decir, a las regiones que se están industrializando con los fondos sacados de Croacia. Bakaric se expresa en términos que reflejan la ingrata posición de los comunistas croatas angustia que experimentan por "su fracaso ideológico total".
"Todos nosotros queremos - dice Bakaric - que se dé un gran paso hacia el mejoramiento del sistema económico. Eso quiere decir que el actual, por lo menos en parte, no se amolda al progreso y como tal debe necesariamente presentar varios defectos e insuficiencias y por eso cada argumento (referente a la explotación colonial de Croacia. N. de la R.) entraña una parte de verdad y muchos prejuicios caducos.
"La rectificación del sistema de acuerdo con esos argumentos equivaldría a mantener lo que está caduco y aferrarse a las bases de esas dificultades que motivan dichas concepciones. (La base real de las dificultades no es otra que la hegemonía de Servia. N. de la R.) No luchamos por la descentralización para que las repúblicas ricas se enriquezcan más, sino porque este sistema es hoy día más apropiado para el desarrollo de las fuerzas productoras y de las relaciones socialistas eliminando de este malo con mayor eficacia la base de la pobreza de las repúblicas atrasadas." Etcétera, etcétera.
Bakaric, con ese juego de palabras, no salva el hecho de que Croacia está explotada económicamente ni puede evitar la creciente resistencia popular contra este estado de cosas. En vano alega Bakaric que él y sus compañeros están gobernando en Croacia, pues todas las medidas importantes se dictan por Belgrado contra los intereses vitales de Croacia. Que no se trata de "ataques vulgares, verbales, abstractos y formales", emitidos por los supuestos chovinistas croatas, sino de una cruda realidad, nos lo muestran las cifras contenidas en la tabla elaborada por nuestro colaborador y experto en materia económica Tihomil Radja. Los datos abajo consignados se refieren a la distribución de los fondos de inversión por repúblicas durante el periodo 1952-1959 y son la prueba palmaria de la explotación colonial Croacia y Eslovenia a favor de Servia:
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En billones de dinares según precios corrientes |
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Repúblicas Populares |
Acumulación + amotización |
Bruto |
Porcentaje de inversiones |
Servia (incluso Voïvodina y
Kosmet) |
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(Ver: El Boletin Estadístico Mensual, N° 115, Belgrado, Index, N° 4, y 12/1960; El Boletín Estadístico del Banco de la Nación, Belgrado, N° 5, 1960, e Inversiones 1997-1958, Ed. Banco de Inversiones, Belgrado, 1959.)
Resulta de la tabla precedente que el monto de las inversiones colocadas en Servia es doble que el asignado a Croacia. Cabe destacar que la mayor parte de esas inversiones corresponden a la Servia propiamente dicha y que la región autónoma de Voïvodina, relativamente muy adelantada, está explotada en sumo grado. Esa región que hasta el fin de la primera guerra mundial pertenecía al imperio austro-hángaro está incorporada ahora a la República Popular de Servia junto con la parte oriental de Srijem, separada de Croacia. De Voïvodina fueron expulsados trasladados o exterminados 500.000 de los agricultores alemanes.
Se habla a menudo de Yugoeslavia como de un país que practica el comunismo nacional y cuyo gobierno, luchando enérgicamente por la independencia nacional, no admite injerencias soviéticas. Por más que se trate, de hecho, de la salvaguardia de la propia vida y de la perpetuación en el poder por parte de los actuales jefes comunistas, resulta obvio que los comunistas en Croacia no practican el comunismo nacional. Ellos todavía tildan de chovinismo nacional las aspiraciones de las masas trabajadoras en Croacia a tener mejores salarios y a no dejarse explotar por el imperialismo enano de Servia.
Los observadores extranjeros, que tratan los problemas de Yugoeslavia sin tomar en consideración la existencia dentro de Yugoeslavia de un colonialismo absurdo, es decir, del colonialismo practicado por un país balcánico atrasado contra las comarcas más desarrolladas de la Europa Central, viven ilusionados e inducen en error a sus lectores.
Cuando el año pasado los portavoces del gobierno de Tito anunciaron que se habían iniciado las tratativas encaminadas a llegar a un modus vivendi con la Santa Sede, quienes conocían a fondo la situación interna yugoeslava y los métodos comunistas, vieron con claridad que en primer lugar se trataba de los esfuerzos del régimen de Tito para obtener efectos propagandísticos en la opinión pública de Occidente. La situación económica de la Yugoeslavia comunista presenta un cuadro tan desastroso que únicamente mediante la extensa ayuda de los países occidentales puede salvarse de la bancarrota financiera y económica.
Informando a la opinión de los países libres en forma incompleta y tendenciosa y abusando de la comprensible discreción de los círculos eclesiásticos, los comunistas consiguieron, en parte, el efecto deseado. Mas, producido el fracaso esperado de las negociaciones, entonces recurren a sus viejas tácticas y hacen recaer toda la responsabilidad sobre la Santa Sede.
El representante de la Secretaría de Relaciones Exteriores en la conferencia de prensa celebrada el 31 de marzo último, confirmó la noticia de la Associated Press referente a la ruptura de los contactos establecidos con la Santa Sede por intermedio de los obispos católicos. El portavoz comunista declaró que las conversaciones no continuaban "debido a que los obispos no habían obtenido la conformidad del Vaticano".
La verdad es que los obispos nunca solicitaron semejante "conformidad" por sostener el criterio, expresado ya en el Memorándum dirigido a Tito del 23/9/60, que el episcopado "no es competente para entablar negociaciones decisivas y menos todavía concertar un acuerdo definitivo. Por la constitución divina de la Iglesia eso compete exclusivamente a la Sede Apostólica" (Studia Croatica, año II, vol. I, pág. 81). Los obispos pueden únicamente "tomar parte en la reparación de la situación". Sin embargo, los comunistas insisten en su planteo tendencioso como si se tratara de relaciones entre episcopado católico y el gobierno, en las que el Vaticano interfiere arbitrariamente y no del convenio bilateral entre dos poderes soberanos.
Las razones de semejante proceder deben buscarse en la mentalidad de los dirigentes de Belgrado, formadas no sólo en la doctrina comunista, sino también en el espíritu de las concepciones bizantinas sobre las relaciones de la Iglesia y el Estado. Como tales, pueden llegar a un modus vivendi únicamente con las comunidades religiosas, organizadas sobre la base nacional, es decir, no reconocen la jefatura eclesiástica fuera del país. En tales casos el Estado todopoderoso impone, sin cortapisas, un arreglo a las comunidades religiosas y a sus súbditos, sin necesidad de negociar un acuerdo entre dos partes iguales, como es el caso con la Santa Sede.
Semejante criterio fue expresado también en el informe que el Consejo Ejecutivo Federal (el gobierno federal de Belgrado) presentó el día 7 de abril último ante la Comisión parlamentaria para los asuntos interiores. El informe subraya que se están normalizando las relaciones entre el Estado y las comunidades religiosas. "Este proceso no evoluciona de igual modo en todas las comunidades religiosas. La Iglesia ortodoxa servia, la Comunidad religiosa islámica, como asimismo las comunidades protestantes y otras más pequeñas, encuentran su lugar en nuestra sociedad en que desarrollan sus actividades". En cuanto a la Iglesia Católica, el informe dice únicamente que "hubo menos fenómenos negativos que los años anteriores" y expresa esperanza en el mejoramiento de esas relaciones. Cabe mencionar que dicho informe confirma nuestras informaciones, según las cuales el gobierno dio la iniciativa para las negociaciones con el propósito de conseguir efectos propagandísticos. "El Consejo Ejecutivo Federal propuso las negociaciones para cambiar opiniones y solucionar gradualmente los problemas concretos." Los comunistas insisten de nuevo en que se trata de tratativas entre el gobierno y el episcopado y no entre el gobierno y la Santa Sede.
The Times, de Londres, en su edición del 12/4/1961, informa que "El vaticano rehusó negociar directamente o permitir que los obispos negocien".
Según nuestras informaciones reservadas, los motivos de esa ruptura son a la vez formales y reales. Por un lado, el gobierno de Belgrado no contestó a las condiciones formuladas por los obispos con propuestas que la Santa Sede podría aceptar como base para las tratativas. La Secretaría del Estado del Vaticano definió en una nota dirigida al gobierno de Belgrado (Studia Croatica, año II, vol. I, pág. 89) los derechos de la Iglesia, "a los que la Santa Sedé no puede renunciar y cuyo desconocimiento haría infructuosas las conversaciones eventuales con el gobierno yugoeslavo". Tal fue el caso actual. Por otro lado, el gobierno de Tito insistía en que un posible modus vivendi debía concertarse entre el gobierno y el episcopado y no significaría un acuerdo entre la República Popular Federal de Yugoeslavia y la Santa Sede con carácter internacional. Luego de los fracasos de semejantes acuerdos entre el gobierno y el episcopado yugoeslavos, se descartaron soluciones de este tipo, tanto más que los obispos católicos en Yugoeslavia comparten ese criterio y siguen la línea trazada por el cardenal Stepinac. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia, especialmente en un país nacional y religiosamente heterogéneo, donde la minoría católica está relegada y donde el gobierno comunista combate la religión, no pueden enfocarse como un problema netamente interno, en que los representantes eclesiásticos - de hecho prisioneros de las autoridades comunistas se expongan al gran riesgo de transformarse en los defensores de un gobierno ateo al renunciar al apoyo de la Santa Sede. Por ello, responsabilizar a la Santa Sede por las negociaciones fracasadas prueba una vez más que los jefes comunistas yugoeslavos no obran de buena fe.
Para completar las informaciones, huelga añadir que especialmente los obispos católicos de Croacia rechazaron resueltamente todos los intentos del gobierno de entablar directamente las negociaciones con las autoridades comunistas, ignorando al Vaticano, tal como había ocurrido en Polonia. Los católicos en Croacia, tanto el clero como los fieles, resisten a los insidiosos empeños de los comunistas que propugnan la fundación de una Iglesia nacional.
Es de lamentar que una parte de la prensa mundial contribuyera el año pasado a que Tito obtuviese el efecto propagandístico perseguido al publicar informaciones incompletas y sin aclarar debidamente el contenido del memorándum de los obispos. Si bien se trata de un documento, moderado y medido en su tono, despojado de recriminaciones y protestas, de una exposición ponderada de las dificultades con que se enfrenta la Iglesia Católica en Yugoeslavia, el hecho de que fuera aceptado oficialmente por el gobierno yugoeslavo como plataforma para las tratativas, implica que se reconoce la veracidad de su contenido. Del memorándum (Studia Croatica año II, vol. I, págs. 80-86) se desprende claramente cuán trágica es la situación de la Iglesia Católica en Yugoeslavia bajo el régimen comunista, que ahora pretende exhibirse como víctima de la diplomacia vaticana, la que - según afirma Belgrado- está al servicio de los enemigos de Yugoeslavia. Con semejantes tergiversaciones de los hechos, el gobierno de Belgrado procura obtener a posteriori ciertos efectos políticos, sobre todo en Servia, donde existen arraigados perjuicios sobre la Santa Sede. Además, los comunistas se esfuerzan por ocultar a la opinión pública la verdadera situación de los católicos y por dar un cuadro deformado de Yugoeslavia, donde la mayoría de la población es contraria al régimen y al mismo Estado, sin que haya muestras de presiones externas, puesto Yugoeslavia, como es sabido, constituye un conglomerado de países donde se practica discriminación nacional y religiosa en perjuicio de la mayoría de la población.
Las reformas introducidas este año en el sistema salarial en Yugoeslavia evidencian el nivel de vida de los obreros y empleados en ese país comunista. El propósito de dichas reformas es conseguir, mediante la nueva distribución de los salarios, mayor productividad, tanto en las fábricas y granjas colectivas, como en las oficinas.
Según el sistema anterior, los sueldos del personal administrativo se fijaban por idoneidad, calificaciones personales y antigüedad. Ahora rige el criterio siguiente: la tarea que cumple el empleado y su desempeño. Los sueldos constan de una base fija y de suplementos eventuales. La base fija está determinada para cada tarea, mientras que el suplemento eventual, es decir, "el premió', se distribuye mensual o trimestralmente de un fondo especial únicamente a los que "superaron" la norma prefijada. El fondo para los premios consiste en el 5% del total de los salarios que aporta cada empresa.
El órgano del partido comunista "Borba" escribe en su edición del 18/12/1960: "Eso prácticamente significa que a los empleados no les será garantizado el sueldo que cobraban hasta ahora pero se les ofrece la posibilidad de ganar más en caso de rendir más y si su empresa está racionalmente organizada."
Esta forma condicional es muy importante y será interesante ver cómo el "pago por rendimiento" repercutirá en los organismos por el estilo de "la Dirección de la Seguridad Nacional", el ejército, los Comités populares, las oficinas de seguro social, etcétera.
Se plantea otro problema, a saber: quién determinará y en base a qué condiciones si un obrero o empleado ha "aumentado su rendimiento". Es obvio, pues, que el nuevo sistema se prestará a mayores abusos y arbitrariedades de los dirigentes, quienes ponderarán el rendimiento de cada uno según los criterios políticos y además motivará mayor burocratización en caso de implantarse un verdadero control del trabajo de cada uno.
La modalidad de pago de los obreros y empleados en las empresas sufrió también modificaciones esenciales. Fueron suprimidos los escalafones y las escalas salariales y en su lugar cada empresa fija los salarios según la tarea, el rendimiento de cada obrero y las ganancias de la empresa, descontados previamente todos los egresos, incluso los impuestos federales y contribuciones a distintos fondos comunales. De los salarios se descuenta, además, el 15% destinado al presupuesto de la comuna y del distrito, el 4% al fondo de la vivienda y el 24% para el seguro social.
A efectos de facilitar el control de loe obreros y del rendimiento individual se han constituido en todas las empresas de envergadura las llamadas "unidades económicas", que deciden sobre la distribución de los ingresos disponibles. Para el caso de que la empresa no disponga de suficientes medios para el pago de los salarios, lo que a buen seguro se producirá con frecuencia, el gobierno federal estableció, el 31 de mano de este año, el fondo para el salario mínimo a cargo de cada comuna. En virtud de ese decreto, todas las empresas quedan clasificadas en cuatro categorías:
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Salario promedio mensual |
Por hora |
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En dinares |
En dólares |
En dólares |
I II III IV |
14.300 16.000 17.500 19.000 |
$ 19. $ 21.30 $ 21.30 $ 25.30 |
$ 0.09 $ 0,10 $ 0,11 $ 0,12 |
(Las cifras indicadas se refieren a los salarios brutos, es decir, sin los diversos descuentos que, sumados, importan el 43%. Los datos son tomados del diario yugoeslavo "Vjesnik" del 1/4/1961)
El fondo del salario mínimo está integrado, pues, por el salario promedio de la categoría respectiva, multiplicado por el número de obreros. Dicho fondo se distribuye luego según las decisiones internas de cada empresa, con tal de que el salario promedio neto no sea inferior a 9.500 dinares o 12,70 dólares mensuales, 0,06 dólares por hora.
(Los importes de los salarios calculados en dólares se han obtenido aplicando el curso y oficial de 750 dinares por 1 dólar, en vigor a partir desde el 1° de enero del año en curso.) Todavía no es posible indicar con precisión cuál es el poder adquisitivo del sueldo, por no disponerse todavía de los datos oficiales del costo de la vida, posteriores a la fecha de los reajustes de sueldos y salarios y nuevo tipo de cambio del signo monetario yugoeslavo. Como orientación, pueden servirnos las estadísticas oficiales sobre los precios promedios que regían en 1957, cuando la relación dinar- dólar era 400:1. Según esos datos (Anuario Estadístico Yugoeslavo, Belgrado, 1958, págs. 228-29). los precios de algunos artículos eran: 1 kg. de arroz, dinares 45 (USA dol. 0,12); 1 kg. de carne vacuna, din. 198 - 265 (dól. 0,50 - 0,65) ; 1 kg. de panceta, din. 353 - 470 (dól. 0,90 - 1,60) ; 1 litro de leche, din. 50 (dól. 0,12) ; 1 kg. ; de manteca, din. 600 (dól. 1,50) ; 1 kg. de azúcar, din. 145 (dól. 0,36) , y 1 metro de tela para traje de hombre de producción nacional, din. 4.485 - 5.333 (dól. 11,20 - 13,33).
Teniendo en cuenta que actualmente a raíz de la desvalorización de la moneda, los precios se han duplicado, no es difícil hacerse una idea sobre el nivel de vida de los empleados y obreros con el sueldo mensual promedio mínimo de 9.500 dinares o 12,70 dólares.
Por otra parte, cabe subrayar que el decreto sobre el fondo de salario mínimo no es compatible con los principios de la autogestión obrera, debido en primer lugar al ínfimo nivel del fondo salarial garantizado. Por lo tanto, si una empresa no marcha bien, no podrá equilibrar sus finanzas absteniéndose de pagar sus contribuciones al Estado sino únicamente rebajando los sueldos y salarios. En los países de libre empresa, en tiempos de crisis o recesión, las ganancias son mucho más flexibles que los sueldos y salarios. En la Yugoeslavia comunista la situación es a la inversa: el Estado puede reducir los sueldos y salarios al mínimo biológico incluso por debajo de éste. Tal es el sentido de la reglamentación que no se refiere a las diferentes formas de las ganancias estatales y no fija ningún tope para éstas.
PERSECUCION DE LOS ESCRITORES CROATAS
En qué grado se halla coartada la libertad de los escritores bajo el régimen comunista lo revela el caso del encarcelamiento del joven poeta croata José Ricov. En 1959, Ricov llevado al campo de concentración de la isla Goli, mal reputado por las terribles condiciones de vida en él imperantes. Desde entonces nada se sabe de este joven poeta, que no fue procesado ni sentenciado. De acuerdo con las últimas informaciones, los verdaderos motivos de su injusto y arbitrario encarcelamiento serían las siguientes: Ricov publicó, en 1959, en un semanario de Zagreb, un artículo sobre el poeta italiano Salvatore Quasimodo, a quien había entrevistado. El artículo no fue del agrado de los censores del régimen comunista, quienes objetaron ciertas ideas liberales y progresistas que reflejaba, sobre todo en cuanto a la libertad de expresión y creación de los escritores. Ese fue el motivo de su detención inmediata, pero la verdadera causa es el hecho de que Ricov estaba preparando una antología de los jóvenes poetas croatas, que con la ayuda de Quasimodo estaba traduciendo al italiano y pensaba publicarla en Italia. El gobierno de Belgrado, dominado por el elemento servio, se apresuró a impedir, como lo hace sistemáticamente, una nueva afirmación de la cultura croata en el extranjero. Salvatore Quasimodo, distinguido entretanto con el premio Nobel de literatura, tan pronto se enteró de la sorpresiva detención de su joven amigo y traductor envió una carta de protesta a las autoridades de Belgrado, que fue desestimada e ignorada. Varios escritores croatas que intentaron intervenir en este caso y lograr la libertad de su colega, cayeron en desgracia, pues desde entonces les es vedado publicar sus trabajos.
En el último número de "S.C." hemos analizado extensamente las afirmaciones gratuitas del señor Manes Sperber, publicadas en la revista Preuves. El escritor austríaco repitió las invectivas de Engels y Marx contra el pueblo croata que, según ellos, no luchó en Austria por su libertad nacional. Como contraste, M. Sperber puso de relieve la conducta de los servios, quienes habrían luchado contra el Imperio austríaco que los croatas servían fielmente. Para completar nuestros argumentos transcribimos a continuación lo que sobre el mismo tema escribió Adán Pribicevic, destacado político servio, fallecido en 1957 en el exilio. Pribicevic publicó en 1955, en el boletín del Comité Nacional Yugoeslavo de Londres, Poruka (El Mensaje) N° 27, un artículo titulado "Los Croatas y Austria". Reproducimos los párrafos principales de ese artículo y a título de información señalamos que su autor fue uno de los representantes de la minoría servia en Croacia y un típico nacionalista servio. En los últimos años de su vida escribió con frecuencia y en tono polémico acerca de la política croata. Por eso, sus juicios sobre las relaciones de Croacia y Austria no pueden tildarse de parcialidad a favor de los croatas. Citamos sus palabras sin comentario alguno:
"Buena parte del pueblo servio toma como prueba de la inferioridad política y moral' de los croatas el hecho de que abogaban por Austria, es decir, por Croacia dentro de Austro- Hungria. Eso sería una prueba irrefutable del espíritu servil de los croatas, de su servidumbre a los foráneos y de la ausencia de sentido de la libertad. Correlativamente, entre loa servios se cultivan los sentimientos de superioridad, muy peligrosos hasta para las relaciones sociales normales y mucho más para las relaciones entre pueblos, trátese de superioridad; racial, religiosa, cultural o social...
Veamos un poco si nosotros los servios tenemos razón de considerarnos superiores a los croatas por el hecho de que ellos servían a Austria y nosotros no.
"Es innegable que los croatas habían elegido en 1527 a Fernando de Habsburgo como su rey. Lo mismo hicieron los húngaros y los checos. Ninguno de ellos por amor a Austria, sino por necesidad. A ese paso los obligó la amenaza turca. Sin embargo, Eslavonia (una de las provincias croatas. N. de la R.) optó por Zapolia contra Fernando. Incluso, entre los servios (que vivían en Hungría meridional. N. de la R.) hubo una fuerte corriente favorable a los Habsburgos: los hermanos Bakic, el "tzar" Jovan Nenad, Stefan Balentic, el "celnik" (cacique) Radoslav y los demás, mientras que otros optaron por Zapolia o por los turcos, respectivamente.
"No tenemos razón de censurar a los croatas de aquella época. Tampoco después, y hasta nuestros días. Tanto los servios como los croatas combatieron por Austria, es decir, se defendieron de los turcos con la ayuda austríaca. Siempre que los austríacos, después del año 1683, irrumpían en los Balcanes, los servios de Servia se les adherían e incluso se trasladaron a Voïvodina para radicarse. Los servios del Confín Militar defendían no sólo la frontera contra los turcos, sino que lucharon heroicamente por Austria en todos los campos de batalla europeos.
"Si queremos ser objetivos, debemos reconocer que la clase dirigente croata evidenció mayor oposición a Austria que los servios: la conjura de Zrinski y Frankopan en 1671, luego la renuncia de los croatas a ciertos atributos soberanos en beneficio de la comunidad húngaro croata en 1790 con miras de defenderse con mayor éxito de la germanización austríaca. Los servios estaban firmes con el Emperador de Viena, puesto que la Corte Imperial los protegía; de la conversión al catolicismo, por sus méritos de guerra, y sostenía sus privilegios.
"No se debe olvidar que en la guerra 1788-90 había 30.000 servios voluntarios enrolados en el ejército austríaco, que entre ellos figuraban Aleska Nenadovic, Karageorge y otros: ¿Acaso por amor a Austria? No, sino porque creían que, frente a Turquía, era el mal menor.
"Karageorge (el fundador de la dinastía servia de los Karageorgevic. N. de la R.), tan pronto inició el levantamiento, pidió que un príncipe austríaco fuera el monarca de Servia. Si Austria hubiese accedido, Servia habría tenido un monarca Habsburgo.
"En 1848 todos los servios, incluso 10.000 voluntarios de Servia, conducidos por Knicanin; combatieron por el mantenimiento de Austria, es decir, de los Habsburgos, al igual que los croatas bajo el comando de Jelacic. La corriente antiaustríaca se difundió entre los servios en Austria apenas después de la abolición de Voïvodina, creciendo incesantemente y en tal forma que muy pronto no había ni un solo austrófilo entre los servios, súbditos del Emperador de Viena, mientras que los había en Servia hasta el exterminio de la dinastía Obrenovic...
"Se podría decir, sin faltar a la verdad, que los servios, desde que el déspota Stefan se hizo vasallo de Segismundo y hasta la caída de Obrenovic, fueron un pueblo de espíritu servil, carente de sentido de libertad, lacayos ajenos? Los servios, como todos los pueblos, consideraban como su ideal supremo la libertad completa. Pero estaban dispuestos a muchos compromisos hasta sentirse fuertes y alcanzar la libertad.
"Los croatas quedaron en la línea austríaca un poco más, y la mayoría hasta el derrumbe de Austro-Hungría. ¿Por qué? Todos ellos vivían dentro de las fronteras de Austro- Hungría, lo que les proporcionaba grandes ventajas. Eran ciudadanos de un gran Estado. Dicho Estado estaba industrializado, de modo que el nivel de vida era más alto. Los croatas vendían a mejor precio sus productos agrícolas y compraban más barato los productos industriales que los servios. Los impuestos y las cargas fiscales eran más bajos. Su idioma era relegado únicamente en Istria y ex- Hungría. Croacia gozaba de una autonomía en carácter de Estado soberano. Dalmacia disfrutaba de autonomía administrativa y luego Bosnia y Herzegovina también.
"¿Qué anhelaba, pues, la mayoría de los croatas? (Querían la unión de las provincias austríacas, habitadas por los croatas y otros eslavos, con el fin de que esa unidad obtuviese idéntico status estatal- jurídico que tenían las biparticiones húngara y austríaca de la Monarquía. Su ideal era el trialismo en lugar del dualismo existente.
"De haberlo conseguido, ¿de qué le serviría la independencia a Croacia? En ese caso serían dueños de lo suyo y partícipes en la dirección de una gran potencia.
"La generación anterior a la primera guerra mundial se acordará que Stojan Protic (destacado político servio. N. de la R.) escribió después de la anexión de Bosnia y Herzegovina, que lo mejor sería que esas provincias se uniesen con Croacia para reforzar el elemento sureslavo, aunque tuvieran que quedar dentro de Austro-Hungría.
"La independencia de los pueblos pequeños -concluye A. Pribicevic- es aparente. Las grandes potencias trazan su fronteras, imponen sus regímenes, a veces designan sus gobiernos, los explotan siempre y suele ocurrir que los vendan como nos pasó a nosotros."
"Hrvatska Revija" (La Revista Croata) de Buenos Aires, en su entrega del mes de junio del corriente año (vols. 41- 42), publicó bajo el título "La situación. trágica de los refugiados croatas en Austria e Italia", un artículo que transcribimos a continuación por tratarse de un caso grave que perjudica tanto a los refugiados de Yugoeslavia comunista como del mundo libre:
"Después de casi 16 años de terminada la guerra, en Europa todavía no se dio una solución definitiva al grave problema de las personas desplazadas, apátridas por razones políticas, tanto más que nuevas olas de refugiados procedentes de los países de detrás de la cortina de hierro, especialmente de la Alemania Oriental, Hungría y Croacia, vienen a incrementar el número de los que abandonaron sus hogares en busca de la seguridad política, económica y religiosa, procurando liberarse del miedo y la esclavitud, ponerse a resguardo de las medidas de persecución. En los últimos años, salvo los refugiados de la Alemania Oriental, la cifra más alta de los exilados proviene de Croacia. En Yugoeslavia, como es sabido, rige un régimen comunista y además existe una discriminación patente entre los católicos eslovenos, croatas y los ortodoxos servios. El terror político, la discriminación nacional, religiosa y económica hacen que muchos jóvenes croatas arriesguen sus vidas en busca de libertad, huyendo a través del Adriático a Italia o escalando caminos peligrosos de los Alpes para sentirse seguros y libres en el territorio austríaco.
"Lamentamos profundamente tener que señalar que en los últimos dos años se dan casos frecuentes que las autoridades italianas y austríacas entregan a esos exilados a los agentes de Tito, conociendo muy bien cuán graves represalias les serán aplicadas. Es decir, no se respeta el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre: "Ante la persecución, cada persona tiene derecho a buscar asilo y beneficiarse del asilo en otros países. Ese derecho puede ser negado sólo en el caso de la persecución realmente fundada a causa del crimen del derecho común o en el caso de actividades contrarias a los fines y principios de las Naciones Unidas".
"Tanto más extraña semejante lesión de los derechos humanos por parte de las autoridades austríacas e italianas, por cuanto éstas conocen de sobra el carácter opresor y terrorista del régimen de Tito y los móviles que guían a millares de croatas y eslovenos a , expatriarse. Es asombrosa la actitud del gobierno italiano, si se tiene en cuenta que se trata de un gobierno demócrata cristiano, inspirado en su gestión en los principios cristianos y sabiendo cuán grave y persistente es la persecución de la Iglesia Católica en Yugoeslavia, de modo que ningún católico puede ser considerado fuera de peligro de las represalias comunistas.
"A continuación señalaremos unos casos de gravedad excepcional en el campo de refugiados San Sabba, en Trieste. Allí existe una sección especial, la cuarentena política, donde las autoridades policiales italianas concentran detrás de las rejas de hierro a los infortunados que van a ser repatriados, es decir, entregados a la policía política de Tito.
"El día 15 de diciembre de 1960 pusieron a 122 refugiados en los camiones, con pretexto de trasladarlos a otro campo de refugiados. Al darse cuenta de que los llevaban hacia la frontera yugoeslava, muchos de esos desgraciados saltaron, de los camiones, mas fueron aprehendidos por los carrabinieri, esposados y entregados todos a los milicianos comunistas de Tito como "regalo de Navidad". Allí no más, ante los ojos de los policías italianos, los milicianos destinaron a unos a los campos de trabajo forzado, a otros a la cárcel y a terceros a la prisión preventiva para llevarlos luego ante la justicia comunista.
"Otro grupo, integrado por 35 refugiados croatas, fue entregado a los milicianos comunistas el 5 de enero ppdo. A las ocho de la noche los cargaron en los camiones engañándolos que los trasladaban al campo en Aversa. Luego los esposaron en grupo de cinco y con bayoneta calada los llevaron a los milicianos comunistas yugoeslavos.
"Las autoridades italianas fundan ese proceder inhumano y anticristiano, alegando que otorgan el asilo únicamente a los perseguidos políticos y no a los que huyen por razones económicas. Planteado así el problema, más del 60% (en Austria más del 80%) de los refugiados de Yugoeslavia no pueden comprobar la persecución política y no podrían beneficiarse del derecho de asilo, mientras que semejante discriminación no se practica en cuanto a los refugiados rusos y de otros países comunistas. El procedimiento en cuanto a los refugiados de otros países comunistas es completamente correcto. En ninguno de los países comunistas se respetan los derechos y libertades básicas de la persona humana. Por consiguiente, a todos los exilados les pertenece el derecho de asilo. En todos los casos débese liberar al individuo de la necesidad y del miedo. Y en Yugoeslavia, igual que en otros países comunistas, sobran la necesidad y el miedo. Además, existe falta absoluta de la libertad nacional e individual y de la seguridad económica. Mejor dicho, todos esos derechos están estrechamente entrelazados y a menudo resulta difícil aislarlos. Por fin, como ya queda dicho, la mayoría de los refugiados de Yugoeslavia arriesgan su vida en busca de libertad.
"Lo más triste es que entre los que fueron devueltos figuran muchos perseguidos por razones netamente políticas. Entre ellos mencionamos a Matija Bucar, condenado a 16 meses de cárcel, incriminado de organizar la propaganda anticomunista. Escapó de la cárcel y se asiló en Italia, para ser devuelto por la fuerza, junto con su esposa Magda Cvitak.
"El día 15/12/1960 fue devuelto de Trieste Mijo Dabo, no obstante el asilo político que le fue otorgado con anterioridad.
"La familia de Iván Bodrusic estaba pendiente de extradición el 22/12/1960. El marida ya estaba sobre el camión. Fueron a buscar a su esposa que se encontraba en una maternidad con un bebé de ocho días. Gracias únicamente a los sentimientos humanos de los médicos se salvó esta familia croata, para trasladarse luego a Australia.
"El 26/12/1960 fue entregado el mecánico Stjepan Stokic, de 26 años, nacido en la isla de Rab. Había sido condenado al largo presidio por actividad subversiva contra el gobierno comunista, intento de fuga y deserción del servicio militar. Una parte de la condena la cumplió en el campo de exterminación en Goli Otok, del 1956 a 1958. Fue recluido tres meses en la celda solitaria porque lo sorprendieron estudiando inglés. A consecuencia de las palizas enfermó de los nervios. Cuando logró escapar a Italia no le fue reconocido el asilo político y fue entregado a sus verdugos.
"Asimismo fue entregado Jozo Maric, de Makarska, en octubre de 1960. Primero se refugió en Hungría, de donde fue devuelto y condenado a 8 años de trabajo forzado por haber desertado del ejército comunista yugoeslavo. Cuando logró escapar a Italia fue entregado compulsivamente.
"El 5/1/1961 fue devuelto Luka Veraja, de Metkovic, anteriormente condenado por los tribunales comunistas a 15 años de prisión, de los que cumplió seis.
'"Todos los citados y muchos más fueron perseguidos por razones políticas, de modo que les asistía el derecho de asilo sin duda alguna. A pesar de eso han sido entregados por las autoridades de un país con gobierno demócrata cristiano a los verdugos comunistas.
"Cabe registrar otras tragedias humanas por la causa de la insensibilidad de los burócratas italianos y que pesan sobre la conciencia de los gobernantes de ese país católico.
"Por miedo a la extradición escapó del campamento el 7/12/1960 y se dirigió a Francia, Stjepan Telsbuh, nacido el 16/12/1937 en Vocinjci, albañil de profesión. Llegó a Italia en septiembre de 1960 en compañía de Radisa Ratkovic, de Markovci. Para salvarse, ambos se acurrucaron bajo un vagón del Simplon- Express. Pero el infortunado Telehub cayó en las vías férreas cerca de Monfalcone y el tren le cortó la cabeza. Sobre este episodio trágico se refirió el diario triestino Il Piccolo.
"Dicha tragedia nos recuerda otros episodios, igualmente graves. ocurridos en Austria en el campamento Traiskirchen, cerca de Viena, donde en noviembre de 1960 el exilado croata Ilija Pavicic saltó del tercer piso por temor a la extradición y falleció de las lesiones sufridas.
"Por otra parte, es una circunstancia muy importante que los fugitivos de Croacia al expatriarse se exponen a graves peligros, lo que comprueba que se trata de los verdaderos perseguidos. Muchos fugitivos, escalando los Alpes o cruzando el Adriático, perdieron su vida. Así, por ejemplo, el estudiante Janusic cayó al precipicio alpino y quedó muerto. A menudo la prensa europea registra otros casos trágicos de los croatas que encontraron la muerte helados bajo la nieve alpina, como los niños Brcic, cuyas fotografías figuran en las estampillas austríacas que conmemoran el Año del Refugiado. Tan sólo durante el invierno de 1956-57, más de 20 casos trágicos sucedieron en las tormentosas aguas del Adriático. Muchos quedaron muertos o heridos por los centinelas rojos y perros sabuesos al pasar la frontera.
"Por otra parte, el efecto desmoralizador que producen las extradiciones en Croacia y Eslovenia es tremendo. La gente, víctima del terrorismo comunista, desespera por cuanto ve que ni en Italia ni Austria, países vecinos católicos y democráticos, muestran la comprensión suficiente hacia los fugitivos y, por añadidura, ayudan a la represión comunista. ¨Para qué sirve la propaganda contra el comunismo en el mundo libre? La gente oprimida y perseguida vive de la esperanza. Pero cuando ésta queda truncada en forma brutal, entonces las víctimas del comunismo se ven sumidas en un profundo pesimismo. Los principios de la libertad y solidaridad humanas y hasta cristianas, se tornan vacíos.
"Invocando, pues, los derechos humanos, las obligaciones internacionales de protección a los exilados, los preceptos cristianos y los sentimientos humanitarios, protestamos contra el crimen de la extradición de los exilados a los comunistas yugoeslavos, apelamos a la conciencia tanto de los gobernantes italianos como de los austríacos. Croacia, patria del cardenal mártir A. Stepinac, fue durante siglos la antemuralla defensiva de Italia y de Austria, y sigue siéndolo. Croacia merece que sus hijos perseguidos sean tratados como seres humanos en el interés de los mismos países vecinos libres. Lo exige, además, el sentido de dignidad humana, la solidaridad europea y la moral cristiana."
Nos es particularmente grato registrar que a fines del año pasado el gobierno de la República Francesa ha promovido al grado de Comendador de la Legión de Honor a nuestro colaborador Ernest Pezet, quien actualmente ejerce la presidencia de la Unión de los Franceses del Extranjero.
Ernest Pezet ha testimoniado siempre un apego constante a las grandes causas. Conocedor profundo de la situación centroeuropea, no ha vacilado en levantar su valiente voz a favor del cardenal mártir Aloysius Stepinac y de su patria, Croacia, despojada por los comunistas de Belgrado de las libertades nacionales y políticas.
Nos unimos a sus numerosos amigos a través del mundo para expresarle nuestras más sinceras felicitaciones con motivo de tan alta distinción.
Hrvatska Revija. Edición jubilar con motivo de su décimo aniversario. Buenos Aires, diciembre 1960, pp. 305-784.
Acaba de salir de la imprenta él número jubilar de la Revista Croata (Hrvatska Revija), publicación trimestral, cultural y literaria, independiente y democrática, de los intelectuales croatas que viven libres en el exilio y sale en Buenos Aires desde hace diez años, sin interrupción. La presente entrega es un libro voluminoso de 480 páginas de texto y 82 páginas de papel ilustración, con reproducciones de las últimas obras de los escultores y pintores croatas exilados. Este tomo voluminoso, rico de contenido, pone de manifiesto el vigor creador y la vitalidad de los nuevos inmigrantes croatas pues la Revista Croata es la obra conjunta de sus colaboradores - que ascienden a 141 - y de sus lectores, quienes con sus contribuciones y suscripciones constituyen la base financiera de ese gran esfuerzo editorial, ya que la revista no cuenta con el apoyo de organización política o institución cultural alguna, ni dispone de fondos o subvenciones. Su único apoyo son los inmigrantes croatas y la energía inagotable, la capacidad de trabajo y organización de su principal iniciador, quien es a la vez director y editor, Vinko Nikolic, poeta croata y profesor de literatura, miembro también de nuestra redacción, quien desde 1947 vive en la Argentina y trabaja para subvenir a las necesidades de su familia, como modesto empleado público. Todo su tiempo disponible y todas sus energías las dedica al cumplimiento de las tareas abrumadoras que requieren la redacción, dirección y administración de una representativa revista trimestral. Al mismo tiempo, el profesor Nikolic es director de la editorial de Hrvatska Revija que hasta la fecha ha publicado varios libros valiosos de índole literaria y política, y está por editar las memorias de Ivan Mestrovic, quien, además de ser uno de los escultores más renombrados de nuestro siglo, durante la primera guerra mundial tomó parte activa en la política croata en el exilio. Cabe subrayar que los colaboradores de la revista no perciben honorarios y que todos los esfuerzos se aúnan por motivos ideales y por el deseo de afirmar la cultura croata en el mundo libre, estancado como está el adelanto cultural en la patria cautiva, bajo las restricciones impuestas por los comunistas y los servios.
Resultado de tantos esfuerzos y sacrificios son los 40 volúmenes, que contienen trabajos de los poetas, cuentistas, críticos, economistas, políticos, sociólogos, teólogos, historiadores, jurisconsultos, científicos, filósofos y publicistas croatas de todas las tendencias, incluyendo a los inmigrantes jóvenes que no hace mucho fugaron de su patria en busca de libertad y justicia. De este modo, en las páginas de esta representativa revista se ha realizado la verdadera unión nacional croata, pues los pueblos son - como es sabido - entes culturales.
La Revista Croata, por su gravitación política y cultural, se ha granjeado las simpatías de todos los compatriotas exilados, quienes con justificado orgullo comprueban que fueron los únicos entre los emigrados europeos en crear semejante obra cultural en condiciones tan adversas, afirmando en el extranjero los valores culturales de un pueblo privado de sus libertades individuales y de su independencia nacional.
La Revista Croata es, al par, la prueba material y espiritual de que el pueblo croata está completamente maduro para ser libre e independiente y de que el Estado croata debe restablecerse, pues lo respalda y lo reclama la alta conciencia nacional de un pueblo culto y las antiguas tradiciones estatales, reflejadas también en la portada de este número jubilar. Ella reproduce el relieve románico del siglo XI, con la figura del rey croata, sentado en su trono y ceñido de corona, que se halla en el baptisterio de la catedral de Split. La catedral de los arzobispos de Split, quienes durante largos siglos ostentaban el título de primados de toda la Croacia - Primas totius Croatiae - eran sucesores de la arquidiócesis romana de Salona, una de las más antiguas de toda la cristiandad. Antes era el mausoleo del emperador romano Diocleciano, ilirio de origen - los ilirios constituyen uno de los principales substratos de la etnogénesis croata - y el baptisterio se halla en lo que fue el templo de Esculapio dentro del majestuoso palacio imperial. En la catedral de Split se celebraban en el Medievo los sínodos eclesiásticos con asistencia de los reyes croatas.
Mientras la Revista Croata prueba la vitalidad creadora de los croatas, su portada simboliza y evoca el pasado cultural y político de Croacia, arraigado en las tradiciones clásicas, cristianas y nacionales. La excelsa figura del card. Stepinac, esclarecida por varios trabajos e ilustraciones, completa el perfil de la cultura nacional croata y define el sentido de nuestra lucha actual.
El presente volumen de la Revista Croata es una versión ampliada y suntuosa de sus números ordinarios. Aparte de los trabajos y notas de actualidad política y cultural, contiene varias poesías de indudable valor artístico referencias literarias y trabajos de 50 colaboradores, amén de 32 reproducciones de obras pictóricas y escultóricas. La Revista Croata publica también, en cada número, un editorial en castellano, dedicado a los distintos problemas croatas. Entre los destacados escritores extranjeros, que a veces colaboran en dicha revista, figuraba el fallecido monseñor Gustavo F. Franceschi.
El gran mérito de la Revista Croata es el haber encendido la antorcha de la libertad en los días más trágicos de la milenaria historia croata, haciendo posible la labor creadora de los escritores y estudiosos croatas en el exilio, a la vez que orienta y estimula a los numerosos refugiados de Croacia con espíritu patriótico y democrático, manteniendo la fe y la esperanza en la victoria de la justicia y la libertad. En ese sentido ejerce considerable influencia en Croacia cautiva pues las bibliotecas principales y las instituciones culturales y científicas no pueden prescindir de esa publicación, por cierto, la más seria y representativa, que actualmente se publica en croata. Además, muchos ejemplares son introducidos clandestinamente a Croacia y circulan de mano en mano. Cada ejemplar es leído por centenares de intelectuales y por eso actúa como aliento y foco que irradia el amor a la libertad, infunde esperanza en el futuro y anuncia el término de la tiranía extranjera y comunista sobre Croacia.
Buenos Aires. Ivo Bogdan
Dr. Vlatko Macek, In the Struggle for Freedom, New York, 1957. Robert Speller & Sons, pp. 280.
Asesinado alevosamente Esteban Radic en el parlamento de Belgrado en 1928, el doctor Vladko Macek fue elegido, en su reemplazo, presidente del Partido Campesino Croata. Desde entonces hasta hoy preside este partido, el más importante y más poderoso de Croacia. Al tomar los comunistas el poder en Croacia en 1945, V. Macek se exila, y actualmente reside en los Estados Unidos de Norteamérica.
Macek vivió todas las fases del desarrollo del Partido Campesino Croata, fundado en 1905. Contribuyó a su organización y crecimiento, participó activamente en la vida política de Croacia, cuando después de la primera guerra mundial ese partido se convirtió en la mayor fuerza croata de oposición a la hegemonía servia.
El libro In the Struggle for Freedom (En la lucha por la libertad), sin ser una obra de carácter rigurosamente histórico, tiene gran importancia, pues el autor nos relata sus recuerdos, memorias y observaciones, valoriza los sucesos en los que tomó parte activa o fue protagonista. El material expuesto en este libro autobiográfico es tan abundante que el lector extranjero podrá obtener una imagen completa de la vida política y social croata desde principios del siglo hasta 1945.
El autor, reflejando su gran cariño hacia los campesinos, relata las etapas sucesivas de su emancipación política y social y subraya el importante papel que desempeñaron en la vida política de la Croacia contemporánea.
Hasta el año 1848, en Croacia imperaba el sistema feudal. En ese año fueron emancipados los siervos y la dieta feudal fue sustituida por un parlamento. El campesinado emancipado no experimentó en seguida todas las ventajas y los beneficios de la libertad, porque era pobre, atrasado y abandonado. Debido al sistema electoral de voto limitado no pudo influir en la vida política en proporción con su fuerza numérica. Croacia, en la época anterior a la era de industrialización, estaba formada por el 80% el campesinado y el 20% apenas por la población urbana y la nobleza.
Recién en las postrimerías del siglo pasado entran a la arena política croata los hermanos Antonio y Esteban Radic, quienes en 1905 fundaron el Partido Campesino Popular Croata. El ideario y el programa del nuevo partido sostenían los puntos siguientes: Los campesinos son por si la nacionalidad croata y no un estrato social. Ellos conservaron, a lo largo de los siglos, el idioma, tradiciones, arte popular, costumbres y, mediante esos valores, la verdadera cultura croata y la individualidad nacional. Todo partido político que aspire a defender los derechos constitucionales y nacionales de Croacia, según los hermanos Radic, debe tener su base en el campesinado que además de ser el custodio insobornable de la patriarcal familia campesina y de las tradiciones nacionales, constituye la fuerza numérica más grande y, por ende, el factor social más importante.
En la época entre ambas guerras, la propaganda comunista en toda Europa era muy intensa. El Partido Campesino Croata repudia la doctrina marxista, que niega los principios básicos de ese partido: fe en Dios, propiedad privada e individualidad nacional. Su programa social se propone, mediante la organización político-social y educativa, elevar el nivel de vida en el campo y conservar los valores morales del hogar campesino.
Actualmente, el ideario y la doctrina del partido, si bien discutibles en ciertos puntos a la luz de la ciencia sociológica contemporánea, no tienen nada de revolucionario, pero en los días de la fundación del partido y en un ambiente que del sistema feudal evolucionaba hacia la democracia burguesa, fueron denunciados como subversivos o, por lo menos, inaceptables. La burguesía y la "inteligentsia" difícilmente se conformaban con la idea de que una masa campesina inculta podía gozar de los mismos derechos o hasta desempeñar el papel principal en la vida política. Por ese motivo, el partido de Radic hubo que soportar duros ataques y luchar con tesón hasta que se convirtió, admitido el voto universal y finalizada la primera guerra mundial, en el principal factor político, protagonizando la lucha por la emancipación de los campesinos e independencia de Croacia frente a la hegemonía servia en el recién constituido Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos.
De hecho, el Partido Campesino Republicano Croata no había reconocido la legitimidad y la legalidad del nuevo Estado, creado en diciembre de 1918. Dos meses después, Esteban Radic había convocado a las distinguidas personalidades del movimiento a una reunión, que se celebró en Zagreb. En dicha ocasión pidió, invocando el derecho a la autodeterminación, la creación de "la República campesina neutral croata". Se decidió, a tal efecto, enviar un memorándum con 180.000 firmas, a la Conferencia de Paz, que a la sazón deliberaba en París. Sin embargo, la policía servia se enteró de esa acción, detuvo a Radic, Macek y a otros diputados, interrumpiendo de este modo las gestiones directas de los políticos croatas ante las potencias victoriosas.
Desde ese momento la historia del nuevo Reino está marcada por el poder hegemonístico y dictatorial de Servia. Macek pasaba casi más tiempo en la cárcel que en libertad. Conmueven las palabras referentes a la muerte de su padre y el nacimiento de su primogénito, que ocurrieron mientras él se hallaba preso.
Durante los meses que siguieron al asesinato de Radic, en 1928, gran agitación y descontento cunden en toda Croacia. Macek afirma haber hecho todo lo que estaba a su alcance para impedir la insurrección general. Sostiene que lo hizo no sólo en razón de sus convicciones pacifistas - es admirador de Tolstoi y Gandhi-, sino también . por haber considerado que seria insensato entablar una lucha armada, hallándose los croatas sin armas y sin la posibilidad de conseguirlas. Los métodos de su lucha contra la hegemonía servia eran siempre democráticos y pacifistas. Gran actividad dedicó a la organización de la resistencia contra la dictadura monárquica. En esa lucha desigual, el Partido Campesino Croata llegó a ser la fuerza política más poderosa, no sólo en Croacia, donde Macek obtuvo apoyo unánime, sino en toda Yugoeslavia. No obstante, a pesar de su carácter mayoritario, la vasta coalición encabezada por Macek no logró subir al poder, puesto que la dictadura estaba aplicando el sistema electoral, favorable a los candidatos oficialistas y decretando el voto público. Para ilustrar ese procedimiento, Macek cita el ejemplo del distrito electoral de Klanjec, donde en las elecciones de 1935 su lista obtuvo 6.693 votos contra 208 del candidato oficial, quien, sin embargo, resultó elegido diputado. Además, en extensas regiones de Yugoeslavia, como en Macedonia y en la región de Kosovo, donde residen los albaneses, prácticamente nunca se votó, es decir, los votos se computaban automáticamente a los candidatos oficialistas.
Macek fue siempre partidario firme y convencido de las democracias occidentales, lo que no le impide criticar la política francesa que apoyaba incondicionalmente la dictadura servia en menoscabo de sus propios principios de democracia y libertad. Las simpatías de muchos destacados hombres de Occidente estaban con Macek y la lucha nacional croata. Además de prominentes políticos, parlamentarios y dirigentes obreros, levantaron su voz de protesta contra la dictadura servia muchos intelectuales, entre ellos Albert Einstein y Heinrich Mann. Tales protestas, dice V. Macek, no consiguieron conmover la conciencia de las grandes potencias.
Para ilustrar la mentalidad de los gobernantes y políticos servios y reflejar los sentimientos anticroatas en Servia, Macek cita varias entrevistas con los representantes de los partidos servios que le visitaron para tratar sobre la colaboración y las coaliciones contra la ,dictadura. Mas, alega Macek, esos partidos temían llegar a un acuerdo concreto cualquiera, pues la opinión pública servía lo interpretaría como "concesiones a los croatas" y los acusaría como "traidores a la causa servia". Por último, en 1939 se logró un compromiso con el gobierno auspiciado por el Regente, príncipe Pablo Karageorgevic. El doctor Macek se conformó; con una autonomía restringida considerándola paso inicial hacia la completa liberación política y nacional animándole, además, en ese acto decisivo, el deseo de salvar al pueblo de las calamidades bélicas. A las tratativas preliminares y las negociaciones que terminaron con la estipulación de la avenencia, el autor dedica gran parte de su libro. Como Macek fue por la parte croata el principal negociador, a veces el único, los datos consignados cobran carácter de documento histórico. Mas esta vez tampoco se realizaron sus propósitos, pues la camarilla militarista servia, so pretexto de oponerse a la influencia de las potencias del Eje, organizó el 27/3/1941 un golpe de Estado, en primer lugar para suprimir la autonomía restringida, otorgada a los croatas, y de este modo llevó a Yugoeslavia a la guerra, en la que capítulo, sin lucha y se desintegró en ocho días, puesto que nadie quería defender semejante Estado. El resultado final de la política chovinista servia fue la implantación del régimen dictatorial comunista.
Macek procura aclarar a fondo los acontecimientos del crítico mes de marzo de 1941, objeto todavía de aciagas controversias, publicando pormenores reveladores.
A causa de su orientación democrática, Macek se abstiene de toda actividad política después del derrumbe de Yugoeslavia y el establecimiento del Estado Independiente Croata, El doctor Macek fue desde el principio un opositor declarado del gobierno comunista, impuesto en 1945; buscó asilo en Francia y luego en los EE. UU., sin intentar negociar y entrar en compromisos con el régimen comunista, tal como lo hicieron varios representantes de los partidos agrarios de la Europa central y oriental.
El autor, debido a las condiciones de su azarosa vida política, no pudo conservar sus anotaciones, correspondencia archivos y documentación. Como reside en el extranjero y no puede consultar las fuentes de documentación, no deben extrañar las omisiones e inexactitudes de detalles, que serán salvadas en la edición croata que está preparando, según las noticias llegadas recientemente.
Por tratarse de un libro autobiográfico, en el que se encara del modo más subjetivo la exposición de los acontecimientos, no faltan apreciaciones exageradas y severos juicios sobre los connacionales que no siempre coincidieron con su criterio y sus tácticas en aquellos tiempos convulsivos y confusas, especialmente cuando su política de colaboración y avenencia con el gobierno de Belgrado, malograda por el golpe de Estado del 27/3/1941, no dio los frutos esperados. Los croatas, pues en lugar de defender a Yugoeslavia, que consideraban su cárcel, aprovecharon la oportunidad para conquistar su independencia nacional, suprimida al apoderarse los comunistas del gobierno en 1945, y que es el ideal supremo, compartido por todos los croatas sin miramiento a su afiliación partidaria u orientación ideológica.
El libro objeto de la presente reseña, está pulcramente presentado e impreso. Contiene varias fotografías y una serie de mapas históricos de Croacia.
Buenos Aires. Angel Belic
Dr. Stjepan Hefer, Croatian Struggle for Freedom and Statehood, Buenos Aires, 1959. Ed. Servicio Informativo Croata, pp. 238.
El autor de la presente obra es un destacado hombre político croata. Abogado de profesión demócrata por convicción y educación política, fue dos veces diputado nacional por el Partido Campesino Croata en el parlamento de Yugoeslavia de preguerra miembro del parlamento croata y ministro de Agricultura y Ganadería en el gobierno del Estado Independiente de Croacia durante la guerra. Era de esperar que un hombre de tal pasado político presentaría la lucha de la nación croata por su libertad en forma integral, sin recriminaciones partidarias y con un alto grado de objetividad histórico- política.
Aunque el motivo inmediato originario de esta obra sean las calumnias difundidas por los comunistas y sus secuaces contra la colectividad croata en la República Argentina, y especialmente contra la organización "La Defensa Croata" (Hrvatski Domobran) y el Dr. Ante Pavelic, con motivo de los acontecimientos revolucionarios del año 1955, la obra como tal, salvo la alusión respectiva en la introducción y en las conclusiones, no tiene ninguna relación con loa acontecimientos que la motivaron. Por lo tanto su presente publicación resulta justificada a pesar de los cuatro años transcurridos desde la terminación del manuscrito.
Los 34 artículos en que se divide la obra abarcan una breve reseña histórica de Croacia hasta el año 1918 (pp. 15-35); la situación política del pueblo croata y su lucha por medios democráticos y pacíficos en la Yugoeslavia de preguerra (pp. 36- 130); la lucha política con los intereses muy a menudo divergentes de las potencias del Eje y la lucha militar con los agresores servios (los chetniks) y comunistas (partisanos de Tito) , para mantener y proteger la independencia nacional (pp. 1S1-217), y, por último, la violación del derecho internacional por parte de las fuerzas armadas británicas (Convención de Ginebra del 27 de julio de 1929 sobre el trato a los prisioneros de guerra, al que adhirió Croacia el 20 de enero de 1943), al devolver los prisioneros de guerra croatas, que se rindieron a dichas fuerzas, a los comunistas de Tito (pp. 219-224) y, como consecuencia de la mencionada violación, "el crimen más grande de la guerra, sobre el que la comunidad internacional guarda silencio", es decir, la matanza de unos 150.000 hombres, civiles y militares croatas, perpetrado por los comunistas de Yugoeslavia en el mes de mayo de 1945, terminada ya la contienda mundial (pp. 225-230).
El lector interesado en las circunstancias políticas del sur- este europeo, podrá seguir paso a paso los sucesos trágicos en la Yugoeslavia monárquica que culminaron con el asesinato de los diputados croatas en el parlamento de Belgrado (20/6/1928), que no sólo provocaron una fuerte reacción mundial, reflejada en esta obra en forma documentada, sino que dieron origen a la organización de un movimiento libertador revolucionario, que después de doce años de preparación tenaz y asidua, aprovechando las favorables circunstancias políticas del momento, proclamó la independencia nacional croata en 1941.
También el lector encontrará abundante documentación sobre las tratativas de los emigrados croatas con las distintas instituciones y organizaciones mundiales en pro de un arreglo pacífico del conflicto servio-croata, así como el eco de la prensa mundial con respecto a dichas tratativas.
El autor concluye su obra con una descripción sintética de la actual situación del pueblo croata bajo el doble dominio servio-comunista en la segunda Yugoeslavia.
Aparte de algunas observaciones que se podrían formular al autor, especialmente con referencia a las omisiones de unos y el énfasis desmesurado puesto en otros hechos, circunstancias o influencias, hay que destacar dos insuficiencias técnicas que seriamente disminuyen el buen uno y aprovechamiento de la presente obra. En primer término, tratándose de un libro con muchas referencias bibliográficas y nombres en el mismo texto, no debía faltar el índice de nombres; además, las quince ilustraciones que contiene esta publicación justificarían un índice de ilustraciones. y, por fin, la ausencia inexplicable de un índice de capítulos hace la publicación técnicamente todavía más incompleta. En segundo término, la traducción inglesa resulta bastante deficiente, especialmente en lo referente a términos específicos del derecho estatal o constitucional croata, tan característicos para las relaciones en la monarquía austro- húngara. En el prefacio, el presidente de la "Liga Escocesa por la Libertad Europea", John F. Stewart, con profundo conocimiento de la causa croata, destaca la importancia estratégica de Croacia para la defensa de Occidente, presentando a los croatas como los aliados más firmes de Occidente en esa zona tan importante.
Buenos Aires. Milan Blazekovic
Journal of Croatian Studies, vol. I, New York, 1960 Ed. The Croatian Academy of America, Inc. (P. O. Box 1767) , Gran Central Station, New York 17, N. Y.), pp. 212.
Después del boletín informativo "Croatia Press" y la revista cultural y política "Croatian Review", el "Journal" es la tercera publicación croata en los EE. UU. en idioma inglés. A diferencia de las dos primeras, que revisten carácter político-cultural, la tercera está dedicada primordialmente a la historia y cultura croatas, pues es propósito de la Academia promover mediante conferencias, exposiciones y publicaciones el conocimiento y la difusión de la historia y la cultura croatas.
Para realizar dicho propósito, ya que no podían limitarse a los estudios netamente científicos y sociales, los editores se verán obligados a admitir colaboraciones que tratan temas políticos. Eso ya lo prueba este primer volumen, al publicar el sumamente interesante trabajo la "Nueva Clase y el Nacionalismo", del profesor de sociología en la Indiana University, Dinko A. Tomasic, también publicado en el primer número de Studia Croatica.
Las demás colaboraciones son de índole histórica, debiendo - según los editores - el siguiente volumen dar preferencia a los problemas culturales.
En el artículo "Los primeros contactos croatas con América y el misterio de los Croatans", el autor, George J. Prpic, trata del problema de la participación de los marineros croatas en el descubrimiento de las Américas, de los primeros inmigrantes croatas en América del Norte y del problema de si la tribu india Croatans recibió o no su nombre de los náufragos croatas cerca de la isla Roanoke. Este último problema, o el del origen de los Croatans y sus actuales condiciones de vida, fue extensamente tratado en la prensa norteamericana en 1958, con motivo de un choque entre los Croatans (indios de la Robeson Country, Carolina del Norte) y algunos miembros del Ku Klux Klan.
El antropólogo y arqueólogo Vladimir Markotic trata el tema "Croatas en Albania", base al libro del profesor Halil Inalcik publicado en Ankara en 1954 en idioma turco, con el título "El ejemplar del registro de la provincia albanesa fechado 835 (1431 A. D.), concluyendo que las localidades croatas en Albania en aquella época comprueban la anterior existencia de población croata allí, de conformidad con la Croacia Rubea del Presbítero de Dioclea y el Illyricum del Constantino Porphyrogeneto.
El destacado historiador croata, profesor Dr. Dominik Mandic, O.F.M., en su documentado artículo "El rey croata Tomislav venció al emperador búlgaro Simeón el Grande el 27 de mayo de 927", refuta las opiniones de varios historiadores croatas, búlgaros y otros, según las cuales ese acontecimiento tuvo lugar en el año 925 o 926. El autor sostiene que el año en cuestión no se puede fijar sobre la base a los datos proporcionados por Constantino Porphyrogeneto sobre Servia, sino de otras fuentes bizantinas y occidentales - Su tesis la confirma el "Codex de Korcula del siglo XII", recientemente descubierto por el historiador croata Dr. Vinko Foretic.
El artículo "Las elecciones de 1923 en el Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos", por Matthew M. Mestrovic, es un estudio comparativo de los resultados electorales de los principales partidos que concurrieron a las elecciones del 28 de noviembre de 1920 para la Asamblea Constituyente, que votó la Constitución del 28 de junio de 1921, y a las primeras elecciones generales del 18 de marzo de 1923. Este estudio refleja los programas políticos de los partidos, sus cambios en el período que estudia y las razones de ellos.
En el rubro "Documentos", el director, Jerome Jareb, publica por primera vez los 27 informes que Le Roy King envió desde el 6 de marzo al 16 de mayo de 1919, de Zagreb; al profesor Archibald C. Coolidge, jefe de la misión americana en Viena, sobre la situación política en Croacia. Los informes, a veces inexactos, están provistos en la presente publicación de notas aclaratorias y demás datos complementarios para el mejor uso de los que tienen interés en conocer la situación política en Croacia en los primeros meses de su unión forzosa con Servia.
Todas las colaboraciones están bien documentadas y son estrictamente científicas. Lo mismo cabe decir de la reseña de libros. Al reseñar las doce obras, en su mayor parte extranjeras, los autores mostraron en sus críticas reserva y tono apropiados, limitándose a señalar datos erróneos y rectificar las conclusiones equivocadas.
Buenos Aires. Milan Blazekovic
Stephen Smrzik S. J., The Glagolitic or Roman-Slavonic Liturgy, Ed. Slovak Institute, Cleveland-Roma, 1959, pp. 120.
Es un hecho relativamente poco conocido que, para favorecer la propagación del cristianismo entre los eslavos, los papas Adriano II y Juan VIII aprobaron el uso del idioma eslavo en la liturgia.
Los orígenes de esa liturgia romano-eslava están ligados a los nombres de Ss. Cirilo y Metodio. A San Cirilo (827-869) se le atribuye también la invención de glagoliza, el alfabeto en que fueron escritos los libros litúrgicos traducidos por él y su hermano al idioma eslavo. Esta escritura declinó rápidamente después de la muerte de los dos apóstoles eslavos, excepto en Croacia, donde se convirtió en la escritura nacional y se desarrolló constantemente desde el siglo XI hasta el XVI. No sólo los libros litúrgicos fueron escritos con caracteres glagolíticos, sino también documentos públicos y obras literarias. Croacia es también el único país eslavo donde se han conservado los ritos litúrgicos en el idioma nacional hasta el presente, en numerosas diócesis, aunque glagoliza fue en 1927 definitivamente reemplazada por el alfabeto latino.
El significado particular de esta liturgia reside en la circunstancia de que ella es hasta ahora la única excepción a la norma general de la Iglesia Occidental, que prescribe el idioma latino en su liturgia.
El libro de S. Smrzík es una excelente introducción al estudio de la liturgia romanoeslava. El autor presenta de manera clara y concisa la evolución de esta liturgia, expone y pondera las opiniones de destacados eslavistas sobre numerosos problemas relacionados con su origen. Las controversias subsisten todavía acerca de si los hermanos Cirilo y Metodio habían traído a Moravia el rito bizantino en el idioma eslavo o si ellos habían adoptado el rito romano ya en Salónica, al prepararse para su misión evangelizadora. El autor apoya esta última opinión.
S. Smrzík hace un gran servicio a todos los interesados en las cuestiones litúrgicas, pe que no tienen acceso, por el obstáculo del idioma, al conocimiento de esta liturgia especial.
Buenos Aires. Branimir Anzulovic
Ante Kadic, Croatian Reader with Vocabulary, Mouton & Co. Publishers, 1960, La Haya, pp. 276.
El doctor Ante Kadic fue durante varios años catedrático de la lengua y literatura croatas en la Universidad de California, Berkeley, EE. UU., y actualmente ocupa la misma cátedra en la Indiana University. Croatian Reader (libro de lecturas croatas) fue publicado en 1957 en forma mimeografiada, y la edición que reseñamos fue revisada, ampliada y complementada. Los prestigiosos editores holandeses han impreso ahora ese libro con todo esmero gráfico.
Era imperiosa la necesidad de publicar una antología de literatura croata con textos escogidos de prosa, poesía y arte popular, con los comentarios y explicaciones del caso, agregando el diccionario correspondiente, para facilitar su uso, mas ello requería al compilador de vastos conocimientos, experiencia docente, criterio de selección y clasificación y, además, larga dedicación al trabajo de composición concienzuda. Cualidades todas que posee de sobra el profesor Dr. Ante Kadic.
Al preparar el Croatian Reader, el autor perseguía un doble propósito: proveer a sus alumnos de un apropiado libro de textos y componer una antología representativa de la literatura croata. Los alumnos, estudiando los textos seleccionados, perfeccionarán sus conocimientos del idioma croata, se enterarán de muchos hechos salientes de la historia y cultura croatas y, además, se familiarizarán con los nombres y obras de sus prominentes poetas y escritores.
El profesor Kadic dividió su antología en cuatro partes: la primera contiene las creaciones populares de carácter folklórico; la segunda comprende textos escogidos de los prosistas croatas, empezando por los autores contemporáneos y terminando con los escritores de mediados del siglo pasado la tercera parte está destinada a las poesías de los autores que viven en Croacia o en el destierro; la cuarta parte, subdividida en dos capítulos, contiene fragmentos seleccionados, escritos en los dialectos "cha" y "kai" y transcribe trozos escogidos de la literatura clásica croata, respectivamente. Un extenso diccionario sigue a los textos de lectura. Cada vocablo croata está acentuado para facilitar al estudiante extranjero su pronunciación. Tanto al pie de muchos textos, como en el diccionario, el autor agrega los giros, frases hechas y locuciones correspondientes.
Puesto que se trata de un libro de carácter antológico, se sobreentiende que en la compilación de los textos prevalece el criterio subjetivo del compilador. Salvo omisiones insignificantes, no caben objeciones serias, teniendo siempre en cuenta el carácter del libro y el cometido específico que se le diera.
El libro del profesor Ante Kadic, primero en su género, supone un gran aporte al estudio de la literatura croata en el ámbito del idioma inglés. Su autor, aplicando el criterio científico y estético a la vez, ha logrado llenar un vacío con su obra meritoria y, por otra parte, es de esperar que contribuirá aún más a esclarecer los valores culturales y literarios croatas en el área del idioma inglés.
Buenos Aires. Branko Kadic.
Historico-Iuridica Dilucidatio Vitae et gloriae B. Nicolai Tavelic, Incliti martyris Ordinis Minorum, Splendoris et Protectoris Gentis Croatorum, Canonizationi eius aequipolenti dicata. Recurrente triplici anniversario a diffusione cultus eius et gloriae. Auctore P. Antonio Crnica O.F.M. s. Theologiae et iuris utriusque Doctore, causae canonizationis B. Nicolais Tavelic, Vice- Postulatore. Romae, 1953.
Documenta Martyri B. Nicolai Tavelic et sociorum eius Ord. Min. Collegit, diggesit notisques illustrativ. P. Dominicus Mandic, Roma, 1958.
Los croatas aguardan con piadosa confianza la pronta canonización - si Dios así lo quiere - de su primer santo, el b. Nicolás Tavelic, franciscano, mártir en Jerusalén en 1391, que sería al mismo tiempo también el primer santo de la Custodia franciscana de la Tierra Santa.
El autor de la "causa" es el episcopado croata, cuyo representante, el arzob. Luis Stepinac, al frente de una peregrinación croata leyó las Cartas Postulatorias ante Pío XII en la solemne audiencia del 14 de noviembre de 1939, pidiendo la canonización equipolente del h. Nicolás Tavelic. El R. P. Antonio Crnica, O.F.M., conocido jurista, autor de varias obras de jurisprudencia, fue encargado de redactar, desde el punto de vista histórico- jurídico, la vida, el martirio y la gloria del b. Nicolás, con el objeto de que esta obra crítica sirviese como introducción al proceso de su canonización. Sobrevino, mientras tanto, la guerra y el doloroso suceso de la invasión comunista de Croacia, de modo que recién en 1958 esa documentación pudo ser publicada.
El libro está dividido en cuatro capítulos, tratando sucesivamente los orígenes del beato Nicolás, su vida franciscana, su actuación misionera en Bosnia y, por último, su martirio y culto.
En la introducción, en un análisis jurídico detallado, el autor nos proporciona datos importantes sobre la práctica de la Iglesia en la cuestión de la canonización equipolente, pues el Código de Derecho Canónigo no habla de ella. La Iglesia, sin embargo la practicaba antes y después de la publicación del Código y los doctores tratan de ella. (El Pontífice reinante, Juan XXIII, canonizó este año al b. Gregorio Barbarigo "aequipollenter").
Para una canonización equipolente de b. Nicolás Tavelic, el autor aduce varias ratones: 1. el beato fue verdadero mártir de Cristo; 2. varón de gran santidad; 3. su culto es extraordinario; 4. los méritos de los Frailes Menores, a los que perteneció el beato, en Croacia, y de un modo especial en Bosnia, tienen gran importancia para la Iglesia 5. asimismo son grandes los méritos del pueblo croata en defensa de la fe durante varios siglos; 6. por último, la solicitada canonización vendría a exaltar a la Iglesia, a confortar a los fieles y a confundir a los enemigos de Dios en un país tan duramente oprimido por el régimen comunista.
En lo referente a la vida del beato, los documentos desgraciadamente no abundan por la simple razón de que, poco después de su martirio, la parte de Croacia donde el b. Nicolás nació y desarrolló su labor misionera, fue invadida por los turcos, que permanecieron varios siglos, de manera que fueron arrasados no sólo las bibliotecas, archivos y conventos, sino los pueblos mismos y con ello borradas todas las huellas históricas del beato. Sin embargo, el autor, con perseverancia y espíritu crítico, logró rehacer con éxito los principales datos históricos sobre el lugar y el año de su nacimiento y su apostolado. El autor fija la fecha de su nacimiento en el año 1350, en el pueblo de Velim, en Dalmacia septentrional. Pone en claro su apellido y su linaje de antigua hidalguía croata de Tavelic; el escudo de la familia Tavelic es el mismo que el de los banos (virreyes) croatas Subic, de cuya familia, en efecto, procede.
Al escrutar su ingreso en la Orden franciscana, el autor afirma que lo hizo a los quince años, entrando en el convento de Brihir, donde cursó sus estudios de filosofía y teología, siendo ordenado sacerdote en 1375. En base a documento conjetura, no sin fundamento, que los cuatro años siguientes fray Nicolás estuvo dedicado a los estudios superiores en la Universidad de París, de Oxford o de Florencia. Lo cierto es que los misioneros de la época, como los profesores en general, cursaban los estudios superiores y el b. Nicolás fue destinado a las misiones de Bosnia, donde lo encontramos en el año 1379.
El P. A. Crnica se detiene con extensión en la muy discutida y jamás definitivamente aclarada difusión de la herejía bogomila (llamada también cátara, albinense, maniquea, etc.) en Bosnia, y por otra parte, en el desvelo de la S. Sede por extirparla. El b. Nicolás fue uno entre tantos misioneros enviados con tal propósito a Bosnia, donde permaneció 12 años, ya que en 1391 estaba en Tierra Santa.
Sigue el autor escudriñando los motivos de este cambio, no indiferentes en la vida de un santo. Unos aducen como motivo la caída de Servia bajo el yugo de turcos en 1389, que se acercaban a los confines de Bosnia. Otros opinan que el rey de Bosnia, Esteban Tvrtko, había ordenado a los misioneros no predicar contra los herejes por el mayor peligro que representaban los turcos, pero el autor se inclina a creer que la verdadera causa fue la muerte súbita del rey Esteban Tvrtko y la subsiguiente guerra civil provocada por la sucesión, de modo que toda labor misionera se hizo impracticable.
¿Por qué eligió el beato la Tierra Santa? Sus biógrafos concuerdan en destacar que fue el deseo de conseguir la corona del martirio, la que realmente logró el 14 de noviembre de 1391, junto con sus tres compañeros franciscanos.
Lo que escasea en los datos biográficos del beato está plenamente compensado por la abundancia de los documentos y testigos de visu de su martirio, de tal modo que casi no hay, mártires medievales de cuyos pormenores estemos tan copiosamente enterados como del b. Nicolás y sus tres acompañantes.
Refiriéndose al martirio, el autor divide los documentos en los conocidos y reunidos hasta el proceso de la beatificación (en 1889), y los descubiertos desde entonces hasta nuestros días. Ello le proporciona la oportunidad de recapitular los actos del proceso de la beatificación como también de extenderse sobre la causa del martirio, al probar que se trata de un auténtico y verdadero mártir de Cristo, todo lo cual apoya con nuevos documentos, no conocidos en el momento de la beatificación, para terminar el capítulo con los signos maravillosos durante el martirio y la expansión de su culto.
El último capitulo está dedicado a la propagación de la gloria del mártir en la Orden franciscana, en la diócesis de Sibenik, en que nació y entre el pueblo croata; expone también esa propagación en Tierra Santa, donde en 1937 el arzob. Stepinac consagró, en presencia de los peregrinos croatas, un altar en su honor. El culto del b. Nicolás en Croacia se vio grandemente difundido, y resulta mayor que el de cualquier otro santo, con excepción de la Madre de Dios y de S. Antonio de Padua. Hay en Croacia, en efecto, más de 800 iglesias, altares, capillas, estatuas e imágenes levantados en su honor, y un sinnúmero de gracias recibidas por su intercesión; muchas publicaciones y tratados sobre su vida y martirio (hoy todos prohibidos por el régimen reinante).
Sin lugar a duda, esta obra del P. Crnica es fundamental, la más crítica y completa sobre la vida y martirio del b. Nicolás. Tavelic que se haya publicado hasta ahora.
El P. A. Crnica, en apéndice, transcribe los documentos que se refieren al martirio, pero es el R. P. Domingo Mandic, O.F.M., el conocido historiador de las cuestiones franciscanas, autor de varias obras que honran su nombre, quien consagra su libro a los documentos sobre el martirio del b. Nicolás y sus compañeros.
Ya en 1939, el P. Domingo Mandic fue encargado por el episcopado croata de reunir todos los documentos tocantes al b. Nicolás. Residente en Roma en aquel entonces, en calidad de Definidor General de la Orden de los Frailes Menores, el P. Mandic púsose a colegir e indagar, con método crítico, todos los documentos y referencias relativos al b. Nicolás y, sobre todo, a su martirio. Esta labor fue de gran empeño y el autor la cumplió a la perfección. Su obra fue publicada por el Postulador de la causa recién en 1958 junto con la del P. Crnica y juntamente entregada al cardenal ponens para el proceso de la canonización.
La colección de los documentos del P. Mandic está dividida en dos partes, precedida por una abundante bibliografía.
En la parte primera el autor se empeña en la investigación crítica de las fuentes del martirio y la subdivide en tres capítulos. Tratando primeramente de los testigos de visu, procura dilucidar el processus martyrii jerosolimitano, de autor desconocido, pero, con sólidos argumento en su apoyo, supone que el "Proceso" fue elaborado por iniciativa del Custodio de la Tierra Santa, fray Gerardo Calvet y levantado por algún fraile asistente al martirio, bajo la revisión del mismo Custodio. El Processus no llegó, desgraciadamente, hasta nosotros en su original, pero sí sus cuatro copias transcriptas y enviadas a varias regiones. Una a los Catalanes de Damasco el 20 de enero de 1392, acompañada de una carta del fray Gerardo Calvet, en la que resume lo esencial del Proceso y hoy conservada en la biblioteca vaticana. Otra mandada a su amigo J. Contarini, a Oxford, y la tercera a Villefranche, provincia de Aquitania, por pertenecer a ella uno de los mártires, fray Deodado de Rodez.
El autor indaga detenidamente las fechas, los pergaminos, dimensiones, letras, etc., de los citados documentos, para demostrar la autenticidad y llegar así a la conclusión de que siempre el mismo remitente, el P. G. Calvet, de cuya personalidad se ocupa al final. Incluye este capítulo con la Relatio de Sibenik, cuya última parte hállase transcripta en breviario franciscano, que data de 1389- 1412. La parte que falta en el breviario nos fue conservada en dos transcripciones posteriores, una del P. J. Parcic (en 1655) y otra del P. J. Dobrovic (en 1733).
Con mucho tino, abundantes referencias y notas, el autor examina a los testigos "de das", de primer grado, y en primer lugar a: R. Contarini, luego Liber peregrinationis llegretti de Galotti Veneti, al clérigo de Constantinopla y por último el testimonio de S. Jacobo de Marchia, quien afirma haber visto en Sibenik a dos hermanos carnales del b. Nicolás.
En el tercer capítulo pasan por la criba del autor los cronistas e historiadores, y ante todo la "Legenda antigua BB. J. de Cetina et P. de Dueñas". Fray J. de Cetina, movido por el ejemplo del martirio del b. Nicolás, y obtenidas las debidas licencias de sus superiores, fue junto con el joven corista P. de Dueñas a predicar a los moros y así obtuvo la corona del martirio en Granada en 1397. De ahí argúyese que el Processus fue difundido y conocido ya en los primeros años después del martirio del b. Tavelic. El autor saca idéntica conclusión de la Chronica Anglica.
Los testimonios de historiógrafos no tienen, por supuesto, el valor de las fuentes; sin embargo, fueron ellos quienes a través de los siglos nos transmitieron los testimonios de la fama y culto del b. Nicolás.
En la segunda parte, dividida en tres capítulos, se transcriben: 1. textos de los documentos de los testigos oculares, críticamente investigados en la primera parte, a saber: a) Relatio Vaticana primera del año 1392; b) Relatio Vaticana segunda del mismo año, ambas conservadas en la biblioteca vaticana; c) Relatio Lipsiensis, del 8 de mayo de 1394, conservada en la biblioteca universitaria; d) Relatio Sibenicensis, redactada por un franciscano; croata testigo ocular del martirio; hállase en el breviario franciscano, y e) ídem copiada en 1733 por el P. Dobrovic.
A estos documentos oculares siguen los de oídas antes enumerados.
Para ilustrar el verdadero martirio, el autor creyó conveniente proporcionarnos, en un apéndice, algunos trozos escogidos del tractadu de martyrio, de varios autores, de la Regla de S. Francisco y de los ejemplos de los primeros mártires franciscanos.
A renglón seguido enumera 24 testimonios de los cronistas e historiógrafos, reproduciendo fotocopias de los documentos más importantes y agrega el índice alfabético de los nombres y materias.
El P. D. Mandic apoya con sumo esmero, tanto su primera parte de indagación crítica de los documentos, como la segunda que incluye los mismos documentos, con abundantes notas aclaratorias históricas, geográficas, lingüísticas, y además con variaciones que existen en distintos códigos y autores y, por último, explica las diferencias de toponimia. Con numerosas referencias a los autores que de un modo u otro se refieren a nuestro beato, el autor demuestra su completo dominio del tema que expone y hace bien agradable y provecho la lectura de su obra.
Buenos Aires.
Bonifacio Perovic O.F.M.
[1] El curso de la lucha de Liberación nacional en Yugoeslavia en relación con los acontecimientos internacionales, Ed. Naprijed, Zagreb, 1959, págs. 11-12 (en croata).
[2] FAO: Yearbook of Food and Agricultural Statistics: Production, volume XI, Part I, 1957. Food and Agriculture Organization of the United Nations, Roma, 1958, pág. 16.
[3] V. informe de E. Kardelj: Los problemas de la política socialista en el campo, presentado en la novena sesión plenaria del comité de la Federación socialista del pueblo trabajador de Yugoeslavia (S.S.R.N.J.), los días 5 y 6 de mayo de 1959, en Belgrado. Los datos son tomados del diario Borba, de 5 y 6 de mayo de 1959.
[4] Borba, Zagreb, 8/4/1959, El desarrollo reciente indica que la proporción de la población agrícola sigue disminuyendo rápidamente.
[5] Vjesnik, Zagreb, 21/12/1960.
[6] K. Günzel, Planwirtschaft und Aussenhandelpolitik der F.N.R.J. Osteuropa-Hand-buch: Jugoslawien. Böhlaü-Verlag, Köln-Graz, 1954.
[7] Borba, 6/5/1959. Estos datos fueron suministrados por Slavko Komar, miembro del gobierno central durante las discusiones en el Plenario del Comité Federal de la Federación Socialista del pueblo trabajador de Yugoeslavia, el 5/5/1959.
[8] FAO, Yearbook of Food and Agriculture Statistics, 1958, Part 1, Production, and Part 2, Trade, Roma, 1958. Statisticki Godisnjak FNRJ 1958. Savezni Zavod za statistiku Belgrado, 1958 (Anuario Estadístico de Yugoeslavia, 1958, Instituto Federal de Estadística). OECE, 4e Rapport sur les politiques agricoles en Europe et en Amérique du Nord, París, marzo 1960. FAO, Bulletin mensuel, économie et statistique agricoles, volume IX, noviembre 1960, N°11,
[9] Ibid.
[10] Discurso pronunciado en Zenica, el 8/10/1958.
[11] a) Elemér Homonnay, Las relaciones húngaro-croatas y el orden en la cuenca danubiana, Buenos Aires, 1955, pág. 6 (en húngaro); b) Elemér Homonnay, Croacia y Hungría. Hrvatska Misao, N° 12. Buenos Aires, 1955, págs. 4-5 (en croata); c) Croacia: Datas geográficos, e históricas, Studia Croatica, Año 1, N° 1, Buenos Aires, 1960, pág. 80: "... los croatas, en virtud de Pacta Conventa de 1102, entran en unión personal con el reino de Hungría, a fin de resistir unidos con mayor eficacia, las pretensiones de Bizancio y Venecia".
[12] Hungarian Peace Negotiations, Budapest, 1920, Note XII, Annex 6, Vol. I, páginas 426-427.
[13] Papers and Documents Relating to the Foreign Relations of Hungary, Vol. I, 1919-1920. Note N° 242. Instructions for the Special Representative of the Hungarian Government for negotiations with ambassador Paléologue, Budapest, 23/4/1920.
[14] C. A. Macartney, October Fifteenth, Edinburgo, University Press, 1957, Vol. I, pág. 467.
[15] El 18 de febrero de 1931 los agentes secretos del régimen dictatorial del rey Alejandro asesinaron al profesor Sufflay ante su domicilio en Zagreb. Ese crimen vil dio motivo a un sinnúmero de protestas elevadas por instituciones y personalidades de renombre mundial, entre las que figura la de la Liga para la Defensa de los Derechos del Hombre y la de AIberto Einstein. (N. de la R.)
[16] Dr. José Bajza, La disolución de la unión húngaro-croata, Budapest, 1925 (en húngaro).
[17] Dr. József Deér, Los principios de la comunidad estatal húngaro-croata, Budapest 1981 (en húngaro). En alemán, ver: Archivum Europa Centro Orientalis, 1984; en francés ver: Revue d'Histoire Comparée, 1943.
[18] Rudolf Kizsling, Die Kroaten, Graz-Köln, 1956, pág. 152.
[19] C. A. Macartney, Op. cit., Vol. I, pág. 86.
[20] Informe del Dr. Tibor Eckhardt.
[21] ("Lucharemos con Hungría hombro a hombro por la idea revisionista, haremos valer nuestra influencia - que no es exigua - en Bachka, Baraña y Banat y recomendaremos a los islotes croatas allí y en Burgenland para que hagan todo lo posible a fin de que la Hungría Occidental y Voïvodina se reúnan nuevamente con Hungría, su madre patria. Vamos a combatir por vosotros, con vosotros hasta la victoria o la derrota, pero como nación libre e independiente") Dr. Ivo Frank, La revisión y la nación croata, Budapest, 1933, pág. 20 (en húngaro).
[22] Ullein-Reviczky Antal, Guerre Allemande-Paix Russe, Neuchatel, 1947, pág. 89. Richard K. Burke, Two Teleky Letters, Journal of Central European Affairs, abril 1947, págs. 68-73
[23] Manual Húngaro de Informaciones, Budapest, 1945 (en húngaro).
[24] C. A. Macartney, October Fifteenth, Edinburgo, University Press, 1957, t. I, pág. 479
[25] Keesing's Contemporary Archives, Vol. IV, 1940-1948, Londres, pág. 4560.
[26] La región entre los ríos Drava y Mura desde el punto de vista étnico netamente croata. De 1867 a 1918 formaba parte de un condado de Hungría, pero en la jurisdicción eclesiástica pertenecía a la arquidiócesis de Zagreb (N. de la R.).
[27] En cuanto a los pormenores del
problema de Medjimurje, ver:
a) Dr. Milan Blazekovic, Medjimurje en Las relaciones croata-húngaras (en
croata). Anuario del Hogar de la Defensa Croata Buenos Aires, 1954;
b) Ecemer Homonnay, El problema de Medjimurje, Magyarok Utja, 1954, 30/6 y 19/7
(en húngaro);
c) Dr. Milan Blazekovic, La pertenencia histórica de Medjimurje, Hrvatska
Misao, Nos. 14-15, Buenos Aires, 1955 (en croata)
d) Antal Munczi, Datos para la historia de Medjimurje, Lármafa, 1959, N° 4 (en
húngaro);
e) Károly Maróthy- Meizler, Mindszenty, regenerador del país, Kárpát, enero
1958, año I, N° 1, págs. 10-
11.
[28] Rudolf Kiszling, Die Kroaten, Graz-Köln, 1956, pág. 174.
[29] John A. Lukács, The Great Powers and Eastern Europe, Chicago, University Press. 1953, Pág. 451.
[30] Eugen Kvaternik, Desde el encuentro de Viena hasta la firma de los Pactos de Roma, La Revista Croata, junio 1953 (en croata).
[31] Miklos Kállay, Hungarian Premier, Columbia University Press, Nueva York, 1954, pág. 318-319.
[32] El periódico Vasvármegye (en húngaro), Szombathely, febrero 24, 1945.
[33] Dr. Ivo Frank, Op. Cit. Pág. 8.
[34] Pedro Vukota, Formas estatales de los Balcanes, Madrid, 1951, págs. 14-22.
[35] Christopher Dawson, Hacia la comprensión de Europa, Madrid, 1951. págs. 118
[36] Gonzague de Reynold. La formación de Europa, Madrid, 1947. Christopher Dawson, Así se hizo Europa, Buenos Aires, 1947
[37] Christopher Dawson, Hacia la comprensión de Europa, págs. 115-16.
[38] Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, México, 1953, I, pág. 872.
[39] Fernand Braudel, op. cit., I, págs. 644 45
[40] Gonzague de Reynold, El mundo ruso, Buenos Aires, 1951, págs. 379-81. A. Hilckman, Rusia y Europa. Aspectos culturales (Razón y Fe, Madrid, N° 708). Este autor señala las conclusiones del eminente pensador e historiador polaco Félix Komenczny, quien considera que las influencias mongólicas en Rusia prevalecen sobre las bizantinas.
[41] Carl J. Friedrich, Teoría y realidad de la organización constitucional democrática , México, 1995, pág. 553.
[42] A. J. Toynbee, Estudio de la historia. Compendio de los volúmenes I- VI, por D. C. Somerbell, Buenos Aires, 1952, págs. 899-402.
[43] Vojo Rajcevic, El movimiento estudiantil en la Universidad de Zagreb (1918-41) (en croata) Zagreb 1959. Reseña del libro y datos suplementarios por el Dr. F. Nevistic en "Hrvatska Revija" (La Revista Croata), Buenos Aires, año X, vol. 4, págs. 684-97.
[44] Werner Conze, Structurcrise des "stlichen Mitteleropas, Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, Stuttgart, 1953, 4 Heft.
[45] El dictador comunista de Yugoeslavia, entonces suboficial en el ejército austríaco, fue uno de esos prisioneros en Rusia.
[46] Pablo Tijan, Crisis del liberalismo en la Europa Central, Madrid, 1958.
[47] Edward Hallet Carr, Nationalisme... Et après? Nation ou Federalisme, París, 1946, pág. 99.
[48] Pablo Tijan, op. cit., págs. 361-70.
[49] Kurt Von Schuchnigg, Requiem por Austria, Barcelona, 1949, pág. 94.
[50] J. Stalin, El marxismo y el problema nacional y colonial, Buenos Aires, 1946.
[51] Edward Hallet Carr, op. cit., pág. 66.
[52] Ernest Pezet- H. Simondet, Yugoeslavie en péril?, Paris, 1933, pág. 240.
[53] Neville Henderson, Dos años junto a Hitler, Madrid, 1945, págs. 120 y 157.
[54] Pablo Tijan, Proceso de formación de las naciones eslavas, Madrid. 1952, págs. 7-8.
[55] A. Hilckman, op. cit., pág. 12.
[56] Jacques Ancel, Slaves et Germains, París, 1947, pág. 124.
[57] J. T. Delos, La nación. La sociología de la nación, Buenos Aires, 1948, pág. 40.
[58] Pablo Tijan, Crisis del liberalismo en la Europa Central, págs. 213-222.
[59] Eugen Lemberg, Europa Centro- oriental en el pensamiento de los expulsados y emigrados, "Oriente Europeo" (Madrid), N° 31.
[60] Edward Hallet Carr, op. cit. pág. 90.
[61] Gonzague de Reynold, El mundo ruso, págs. 399-445.
[62] La política exterior de los EE.UU., Buenos Aires, 1994, págs. 135, 141-44.
[63] Edward R. Stetimius, Jr., Roosevelt y los rusos, Barcelona, 1955, pág. 191.
[64] Edward Hallet Carr, op. cit., págs. 66-69.
[65] Pedro Vukota, op. cit., págs. 65-129.
[66] Ernest Pezet- H. Simondet, La Yugoeslavie en péril?, Paris, 1933.
[67] Les archives secrétes de la Wilhelmstrasse, I, París, 1950, págs. 306, 319, 329.
[68] W. Churchill, Triunfo y Tragedia, Buenos Aires, 1955, pág. 209.
[69] L'empire grec au dixieme siècle, París, 1870, pág. 459.
[70] Svetozar Pribicevic, Dictadura del rey Alejandro, 2° edición, Belgrado, 1953, pág. 24.
[71] Ver los datos detallados en el ensayo del mismo autor Nueva Clase y Nacionalismo, publicado en el primer número de esta revista, págs. 61-77, 1960,
Según la estadística oficial de la Yugoeslavia comunista de 1948, en Bosnia y Herzegovina había 2.700.000 habitantes, aproximadamente. Según la filiación religiosa había alrededor de 1.150.000 miembros de la iglesia ortodoxa servia, o sea el 42%. Había 900.000 musulmanes o el 33 % y 700.000 católicos es decir, el 25 %. En cuanto a su orientación nacional, 100.000 de ellos, o sea el 9 %. se declararon como servios o como croatas. Las autoridades comunistas yugoeslavos, empero, procurando servizar a los musulmanes de Bosnia y Herzegovina, favorecen en todo aspecto a aquellos musulmanes, intelectuales y no intelectuales, que se declaran servios. Si analizamos el léxico biográfico oficial de la actual Clase gobernante en Yugoeslavia Ko je Ko (Quién es Quién) (Editores S. Jankovic y M. Mihajlovic, Belgrado 1957), que contiene la élite de la "nueva dase" veremos que allí figuran 115 musulmanes de Bosnia y Herzegovina. De ellos, 74, o sea el 64%, son musulmanes que se declararon servios.
[72] Z. Topalovic, Pokreti narodnog otpora u Jugoslaviji 1941-45, París, 1958. (Movimientos de la resistencia nacional en Yugoeslavia 1941- 45.)
[73] Sveto pismo staroga i novoga zavjeta. Preveo dr Ivan Saric, nadbiskup vrhbosanski. Drugo popravljeno izdanje s biljeskama i Pogovosom Luke Brajnovica, págs. 1780. Naklada "Osvit", Madrid, 1959-1960.
[74] Pomorstvo, Rijeka, mayo de 1961, pág. 214.
[75] Pomorstvo, Rijeka, julio de 1960, pág. 273.
[76] Statisticki Godisnjak FNRJ 1960, Belgrado, agosto 1960, pág. 179 (Anuario Estadístico de Yugoeslavia).
[77] Pomorstvo, Rijeka. marzo 1960. pág. 117
[78] Pomorstvo, Rijeka, marzo 1960. pág. 117.
[79] Pomorstvo, Rijeka, marzo 1960, pág. 118
[80] Pomorstvo, Rijeka. marzo 1960. pág. 119
[81] Statisticki Godisnjak FNRJ (Anuario Estadístico de Yugoeslavia), Belgrado, agosto 1960, pág. 179.
[82] Statisticki Godisnjak FNRJ (Anuario Estadístico de Yugoeslavia), 1960.
[83] Statistik der Schiffahrt, Bremen, septiembre 1960, pág. 2.
[84] Pomorstvo, Rijeka, mayo 1960, pág. 190.
[85] Statisticki Godisnjak FNRJ 1960, Belgrado, agosto 1960, pág. 117. (Anuario Estadístico de Yugoeslavia.)
[86] Vjesnik, Zagreb, 8/7/I960, pág. 5.
[87] Pomorstvo, mayo 1960, pág. 192.
[88] Pomorstvo, mayo 1960, pág. 192.
[89] Frankfurter Allgemeine Zeitung, 7/10/1960
[90] Statisticki Godisnjak FNRJ, 1960, pág. 177.
[91] Pomorstvo, Julio 1960, pág. 262.