STUDIA CROATICA
Año IX – Buenos Aires, 1968, Vol- 28-31
MEDIO SIGLO DE UN
PODER ILEGÍTIMO
EL CARDENAL
FRANCISCO ŠEPER - NUEVO PREFECTO DE LA CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE
ESTEBAN RADIC Y
SU MOVIMIENTO CAMPESINO
LOS CAMPESINOS
CROATAS NO QUISIERON EN 1918 LA UNION DE CROACIA CON SERVIA
"POPULORUM
PROGRESSIO" Y LA PRESENCIA DE LA IGLESIA EN LA HISTORIA
EL SIGNIFICADO DE
LA RECIENTE "LIBERALIZACION" DE CHECO-ESLOVAQUIA
CRISIS DE LA
REFORMA ECONÓMICA EN YUGOESLAVIA
ZDRAVKO DUCMELIC
- LA REALIDAD Y LA PINTURA
EL PROBLEMA DEL
ORIGEN DE LAS ANTIGUAS IGLESIAS CROATAS EN DALMACIA
EXPLOSIÓN DEL DESCONTENTO ALBANÉS EN YUGOESLAVIA
LA EMIGRACION
ECONOMICA DE YUGOESLAVIA EN EUROPA
En 1918 fue creado el primer Estado común de los eslavos
del sur:
Yugoeslavia
FRANCISCO NEVISTIC
MUCHOS no saben que entre las fronteras austro-italianas
y el Mar Negro vive un grupo étnico, denominado yugoeslavos o
"jugoeslavos" ("Jug" significa. en croata y servio
"sur"). Estos eslavos del Sur son los siguientes: eslovenos en el
norte, lindantes con Italia y Austria, después croatas, montenegrinos, servios,
macedonios, cerrando la serie en el extremo sur, los búlgaros.
A pesar de vivir unos al lado de otros durante más de
1000 años y a pesar de su fondo étnico asaz afín como también de su similitud idiomática,
nunca consiguieron formar un Estado común.
No es nuestra intención examinar las causas de este
fenómeno. Pero, para que no resulte extraño a los poco entendidos, destacamos
solamente que las condiciones generales fueron adversas en tal sentido, tanto geográficas como geopolíticas.
En cuanto a las primeras, cabe mencionar las cadenas de
altas montañas, intransitables especialmente durante largos inviernos que
entrecortan ese espacio en pequeñas comarcas cerradas. Este hecho favorecía más
las diferenciaciones que la unificación. En cuanto a las segundas, la ubicación
de estos grupos humanos entre los dos focos rivalizantes de la civilización
—Roma y Bizancio— gravitaban sobre ellos en dirección opuesta. Por fin, la
invasión y la ocupación, otomanas cortaron, durante siglos, el contacto entre
ambos. Los búlgaros, los servios, los macedonios y los montenegrinos quedaron
bajo el poder turco, mientras los croatas y los eslovenos se incorporaron
paulatinamente al Imperio de los Hasbúrg, desempeñándose, en una escala
superior de va-lores, como los defensores de la cristiandad occidental.
Con el ocaso del Imperio otomano, también el Imperio
austro-húngaro perdió su razón de ser. Por lo menos en este sentido. Nos
encontramos en plena época de la expansión y afirmación de la Revolución
Francesa con la moderna idea nacional.
Entre los croatas, reducidos numéricamente en las duras
luchas seculares contra los otomanos, aparecen algunos intelectuales y
políticos soñando con la unión de todos los sureslavos. Ante la agresión
nacionalista húngara y la germanización austríaca, creían que esta serla la
única, solución para salvaguardar la independencia nacional. Estos soñadores
habían ido tan lejos que, incluso, quisieron renunciar a su nombre histórico, y
adaptar el "ilirio" primero y el "yugoeslavo" después[1].
Sin entrar en detalles, esta idea, gracias a las condiciones favorables, condujo en 1918 a la formación del primer Estado yugoeslavo, que abarcó a todos menos a los búlgaros a pesar de ser ellos también sureslavos. Es nuestro propósito, tras una breve reseña de los hechos, demostrar que la formación de este Estado se produjo contra los cánones más indispensables de la política y del derecho. El carácter ilegítimo e ilegal es ccongénito a esa unidad política hasta hoy. Aquí estriba la causa de los males que tanto agobiaron y siguen agobiando a sus pueblos. El drama de las luchas intestinas desde que se encontraron juntos por primera vez en un Estado común, asombró a todo el mundo que quedó perplejo ante la magnitud de la tragedia.
Los aliados de la primera guerra mundial todavía en 1918
no tenían la intención de destruirla monarquía danubiana que integraban también
los croatas y los eslovenos. Este punto de vista fue confirmado por el ministro
Sonnino el día 25/X/1917. Lloyd George, a su vez, y en nombre del gobierno
británico dijo el día 5/I/1918 que "the break-up of Austria-Hungria is not
part of our war-aims". Pero ya el presidente norteamericano Wilson,
contestando la oferta de armisticio de Viena, reconoce el 18/IV/1918 "las
justas aspiraciones nacionales a la libertad de los sur-eslavos",
comunicando al gobierno imperial que su gobierno "has also recognized in
the fullest manner the justice of nacionalistic aspirations of the Yougo-Slave
for freedom".
Esta idea del gobierno norteamericano dio gran impulso al
"yugoeslavismo". Las ideas ilírica o, más tarde, la yugoeslava nunca
fueron abrazadas por los servios ni por los eslovenos[2].
A pesar de este hecho y de la voluntad de los aliados de no destruir al
Imperio, ya al principio de la primera guerra mundial, el gobierno servio en su
"Declaración" del 1/XII/1914 incluye entre sus objetivos de guerra
también "la liberación y la unión de todos nuestros hermanos servios,
croatas y eslovenos, que todavía no están libres".
En consecuencia, la historiografía yugoeslava menciona en
primer término entre los documentos relativos a la formación de Yugoeslavia,
justamente esta Declaración servia. Gracias a ella, el gobierno servio figura
en primer lugar entre los factores de la realización de la idea yugo-eslava,
concebida y programada originariamente por los croatas.
Como segundo actor en ese sentido aparece en el escenario
internacional el Comité Yugoeslavo, organizado en Paris en 1915. Su objetivo
principal era también la liberación y la unión de los eslavos del sur. El Dr.
Antonio Trumbic, conocido político croata de Dalmacia, fue su presidente. A
pesar de un considerable número de servios de Croacia, integrantes del Comité,
se lo consideraba como la versión croata de la realización de la idea
yugoeslava. Entre este Comité y el gobierno servio hubo una permanente
desconfianza y mutuas acusaciones.
Inspirados por la misma. idea y antes de la formación del
Comité Yugoeslavo, los diputados nacionales de Dalmacia, Istria y Eslovenia,
provincias sometidas directamente al poder de Viena, dieron el día 30/V/1917
una declaración en el parlamento central del Imperio, pidiendo la formación de
una unidad política de todos los eslavos del sur bajo el cetro de los
Habsburgo. Entre los firmantes hubo eslovenos, croatas y servios de Croacia. El
Dr. Antonio Korosec, esloveno, era el líder reconocido.
Por parte croata, a su vez, el Partido de Derecho de
Starcevic, dio una declaración el día 5/VI/1917, destacando la necesidad de la
unión de los croatas, los eslovenos y los servios en una comunidad política en
base al principio nacional y al "derecho histórico y estatal de
Croacia". De nada se menciona a Servia. Al nuevo Estado tuvieron que
formar, según la intención de esta declaración, los croatas, los eslovenos y
los servios. Estos últimos coma minoría servia reconocida en las provincias
croatas bajo el poder común austro-húngaro-croata, sin mencionar la unión con
Servia.
En el mes de julio de 1917 se reunieron por primera vez
los delegados del gobierno servio y los del Comité Yugoeslavo. Tras una
prolangada discusión de varios días fue redactada y publicada la
"Declaración de Corfú", denominada por la isla homónima, donde fueron
realizadas las deliberaciones. El día 20/7/1917 la Declaración fue firmada por
el Dr. Trumbic y Nicolás Pasic, presidente del Comité Yugoeslavo y presidente
del gobierno servio, respectivamente.
Entre las estipulaciones de esta Declaración, para
nuestro objetivo, es de importancia especial el punto 13, donde se establece:
"La Constitución que será elaborada en la Asamblea Constituyente a
elegirse en virtud del voto universal, igual, directo y secreto, será la base
de toda la vida del Estado, la fuente y el fin de todos los poderes y derechos,
y, de acuerdo a la misma, se organizará la totalidad de la vida estatal".
En el punto siguiente se recalca entre otras cosas: "La Constitución debe
aceptarse en la Asamblea Constituyente por la mayoría calificada".
Pero en el proceso de la realización de esta idea
yugoeslava, el paso más decisivo fue dado al formarse el Consejo Nacional
(Narodno Vijece) el día 6/10/1918 en Zagreb, capital de Croacia. Este Consejo
era un cuerpo político completamente nuevo, integrado por políticos,
intelectuales y escritores de todas las partes de las regiones croatas,
eslovenas y húngaras bajo el poder imperial. Ellos, teniendo presente la idea
común yugoeslava, sin otro criterio político o jurídico, se autoproclamaron
"representantes políticos de todos los eslovenos, los croatas y los
servios, residentes en las provincias sureslavas en Austro-Hungría".
Informando del hecho a la opinión pública, se pidió la unión de todos los
sureslavos en un Estado nacional, libre e independiente, organizado según los
principios democráticos.
El día 8/10/1918 el Consejo Nacional proclamó que desde
aquel momento "toma a su cargo la conducción de la política,
nacional". Declinando la oferta de Viena de reorganizar el Imperio en el
sentido tripartito, según la cual las tierras sureslavas del Imperio formarían
una unidad política croata, igual en derechos a las dos partes anteriores del
dualismo austrohúngaro. Al mismo tiempo el Consejo pide la formación de un
Estado común sureslavo conforme a "la democracia política y
económica". El día 8/11/1918 el gobierno servio reconoce al Consejo
Nacional como gobierno de los eslovenos, croatas y servios en Austria-Hungría.
De esta manera tenemos al tercer protagonista de la realización de la idea
yugoeslava.
Para avanzar más en el proceso y- determinar el esbozo de
la organización del futuro Estado común, el día 9/11/1918 los delegados del
gobierno servio, encabezados por el presidente N. Pasic, los del Comité
Yugoeslavo y los del Consejo Nacional, se reunieron en Ginebra. Los acuerdos
logrados en esta ocasión, tendientes a disminuir las diferencias y suavizar los
contrastes, surgidos durante los 4 años entre los tres actores, preveían entre
otras cosas la paridad del poder del gobierno, servio en Servia y del Consejo
Nacional en Croacia hasta que se organice constitucionalmente el nuevo Estado.
Pero Svetozar Pribicevic, vicepresidente del Consejo Nacional, un servio de
Croacia, teniendo todos los hilos en sus manos, en ausencia del presidente
Korosec, quien se dirigió justamente a Ginebra, informa clandestinamente al
gobierno servio en Corfú que podrá conseguir mucho más de lo que estaba
dispusto a convenir en Ginebra. Mientras lo comunicaba al gobierno servio,
informó a los representantes del mismo en París, que los delegados del Consejo
Nacional --Korosec y los demás— carecían de todo poder para negociar con ellos.
Además de estas dos informaciones falsas, detuvo también los telegramas que
KoroŠec y sus colaboradores despachaban de Ginebra a Zagreb, dirigidos al
Consejo Nacional.
Al enterarse el gobierno servio de que podría obtener
condiciones mucho más favorables en las tratativas con los croatas, se produjo
la caída de Pasic y con él todo lo convenido en Ginebra. Aprovechando esta
confusión general en Croacia, Pribicevic, con sus amigos más fieles,
especialmente servios y en colaboración con un oficial del ejército servio,
enviado a propósito a Croacia, redactó el 24/11/1918 en una sesión nocturna de
la Comisión Central del Consejo regional el texto de la declaración de la unión
con Servia; eligió a los delegados y los envió a Belgrado, donde el 1/12/1918
proclamaron la unión con el regente servio, heredero del trono, Alejandro
Karageorgevic. Paralelamente, el ejército servio ocupaba el territorio de
Croacia.
El día 3/12/1918 el Consejo Nacional se autodisuelve,
declarando, entre otras cosas: "Con el presente acto deja de funcionar el
Consejo Nacional como poder soberano de los servios, los croatas y los
eslovenos en el territorio de la monarquía austro-húngara. Con el día primero
de diciembre de 1918 el pueblo de los servios, los croatas y los eslovenos
constituye un único Estado bajo el cetro del regente, su alteza real, Alejandro
Karageorgevic".
Tal los hechos más importantes y por orden cronológico y
formal. Parecen lógicos, cargados de una gran dosis del idealismo
político-democrático y de una voluntad por la justicia, la igualdad y la
libertad de todos. Sin embargo, son justamente estos hechos, la base
hist6ricoempírica del nuevo Estado, al mismo tiempo la causa de aquella tragedia
común de sus pueblos, llamada por Churchill "el colmo infinito de la
miseria humana", cuando culminó en abiertas atrocidades mutuas en el
período de la última gran guerra. ¿Por qué sucedió eso?
El día 1/12/1918 se formó en el turbulento mundo de
nuestro siglo un poder más, absolutamente ilegitimo, originando una triste
cadena de males que lógicamente condujeron a la "infinita miseria
humana", según la expresión churchilliana.
II
A continuación trataremos de hacer comprensible este
triste fenómeno. Para tal fin es necesaria una breve exposición de tres
conceptos jurídico-políticos que constituyen el eje de nuestra exposición: la
legitimidad-legalidad, la formación del Estado y el mandato político. Suponemos
que estos conceptos no son familiares a todos los lectores de Studia
Croatica.
Pues bien, ¿qué es la legitimidad? ¿Qué es la legalidad? ¿Hay diferencia entre las dos? Considerando este problema como el más importante, nos detendremos aquí un poco más que sobre otros dos: la formación del Estado y el mandato político.
La legitimidad, en términos generales, es la autorización
auténtica y más completa a mandar en la sociedad, especialmente en un Estado
como organización política soberana. La legalidad, a su vez, es la autorización
del mando, pero deducida de una norma jurídica, de la suprema ley de una
sociedad que llamamos la Constitución. ¿Cuál es, entonces, la diferencia entre
estas dos autorizaciones del mando?
Parece que la diferencia resulta evidente de lo que
acabamos de decir. La legitimidad es la autorización "auténtica y más
completa", mientras que la legalidad es un poder de mando, deducido de un
conjunto de leyes, cuya última fuente es la Constitución. ¿No nos movemos en un
callejón sin salida? Para un hombre con formación mental jurídica de hoy, la
Constitución es la fuente suprema y última de todo poder. Renunciando a esta
verdad ¿no nos perderemos en la incógnita de lo que es la verdadera voluntad
del pueblo? ¿No corremos asi el riesgo de incurrir en la inseguridad y el caos
de nuestros pensamientos y de la realidad social?
Esta serie de preguntas y advertencias dicen claramente
que nos encontramos en presencia de las cuestiones políticas de suma
importancia[3].
Teniendo presente esta importancia, se revela como la
tarea más ardua y fundamental de toda la sociedad soberana hallar, organizar y
mantener su legftimo poder. ¿Es posible encontrarlo y cómo?
Una mirada histórica retrospectiva podría ayudarnos. En
la evolución histórica del fenómeno y en su análisis interno, conceptual
esperamos la deseada contestación. Ortega y Gasset, nos parece, es insuperable
en este sentido. Esta mirada retrospectiva continúa allí, donde nos dejan los
documentos históricos y nos servimos de los términos y significados
linguisticos[4].
Procediendo de este modo, Ortega y Gasset encuentra sólo
una forma del poder público con carácter auténticamente legítimo. Es el poder
del rey, de la monarquía. Dentro de su concepción, la monarquía y el rey están
en la punta de la evolución conceptual del poder público. Antes de la monarquia
hubo emperadores. Después de ella hay disgregación del poder,
pseudolegitimidad, el retorno a los emperadores-dictadores, a la ilegitimidad.
El caso del pueblo romano le sirve a Ortega y Gasset de paradigma
para la historia universal. Los pueblos primitivos en general, en su período
tribal, carecen del poder central constituido. Si aparece, lleva todas las
características de un poder provisorio, intermitente. En los momentos de
peligro —amenaza de otra tribu o de hambre— se. adelanta
un hombre diestro y con coraje, organizando los recursos necesarios para la
emergencia. En torno a él se agrupan, entonces, los demás como
"contagiados por su energía y entusiasmo". A este hombre excepcional
se lo llamó imperator, porque preparaba —imparar, todo lo necesario para el
estado excepcional—. Desaparecido el peligro, las tribus vuelven a su modo de
vivir "caótico", prevaleciendo las costumbres, similares a los
instintos de los insectos "sociales" y no el derecho. Todavía no hay
derecho y el imperium puede ejercerlo "cualquiera". Pero con la
evolución de la vida de tribu, avanza también la conciencia de comunidad. Los
compromisos en "la oscura continuidad" se convierten en instituciones
de derecho. Pero también una común "concepción de la vida y del
mundo". "Quiera o no, dice textualmente, todo hombre para vivir no
tiene más remedio que tener una idea sobre lo que es el mundo en que ésta
transcurre". Esta concepción del pueblo romano como también de todos los
pueblos "es y no puede ser más que una concepción religiosa".
Habiendo sido el pueblo romano uno de los más religiosos, nada extraño que el
centro de esta nueva sociedad romana era rex sacrorum. Toda la vida
pública estaba acompañada por los ritos religiosos, que no podía cumplir ya
"cualquiera" sino sólo determinadas personas o familias que se habían
adelantado "por su valor guerrero, el acopio de riqueza o por su
religiosidad". Rex linguísticamente es rector, aquel que tiene la
plenitud del poder. Su pueblo cree que "los dioses quieren que lo
tenga" dándole "esa gracia mágica" o el carisma como decían los
griegos. "El rey, pues, es jefe del Estado no espontáneamente como el
primitivo imperator, sino con título legítimo... La legitimidad originaria,
prototípica, la única compacta y saturada ha sido, en casi todos los pueblos
conocidos, el rey por la gracia de Dios". Ante "esta patética,
venerable, tradicional, inmemorial y mística institución de la realeza, aquella
actuación circunstancial, espontánea, aventurera y fugaz del emperador tiene
que desaparecer[5].
Si, en realidad, había desaparecido el imperator
ante el rex por mucho tiempo. Pero, aún instalada la República, la nueva
forma del Estado Senatus populusque romanos continúa siendo la realeza. Auctoritas
patrum es la copia de la autoridad de los reyes. El pueblo romano
"creía en el derecho transcedente, como sobrehumano, del Senado.. "
Pero con el tiempo se produjo el "cisma" del
alma (Toynbee) romana también. La múltiple afluencia en el espacio romano de
otros pueblos y el debilitamiento del sentimiento religioso son los factores
principales de este "cisma". De ahí los levantamientos, las
sediciones, las confrontaciones de las facciones y las guerras civiles.
Desaparecen el rex, la realeza y la legitimidad. La vida romana corre otra vez
hacia los emperadores. Aquella república monárquica se debilita en su elemento
monárquico — sentes, acentuando cada vez más el elemento republicano — populus.
En este tiempo de crisis —alrededor de 200 ante Cristo—
"nadie tenía una idea clara... sobre quién debía legalmente mandar.
Alguien tenía que ser, pero nadie poseía en la mente de los ciudadanos, los
títulos legítimos para ello. En cierto momento la historia de una civilización
desemboca en el ámbito desazonador, tal vez pavoroso, de la ilegitimidad" [6].
Entre la historia romana y la de las naciones cristianas
existe una profunda analogia. También aquí viene formándose el poder político
en base a la idea trascendental, religiosa. La monarquía, el Imperio de carácter
sagrado, los reyes por la gracia divina aseguran la legitimidad del poder más
completa. Pero la duda filosófica, las rivalidades entre el poder civil y el
eclesiástico, el cientifismo, etc., poco a poco corroen los fundamentos de esta
concepción también.
Guillermo Ferrero, en esta época, postcristiana, atribuye
a sus cuatro "genii della Città" un valor puramente racional.
"El espíritu revolucionario, dice, tiene razón cuando sostiene que los
principios de la legitimidad son limitados, convencionales, fluctuantes y
vulnerables por la razón". No obstante agrega: "Estos principios sí,
por cuanto son frágiles, se diferencian de otros principios, siendo dotados de
una vida mágica: apenas los hombres se dejan persuadir por el Malvado a
violarlos, se ven presos por el miedo; el miedo sagrado de la norma
violada". Siendo el miedo la ley general del universo, ¿cómo eliminarlo y
organizar el mundo de la civilización? Desaparecida la virtud mágica y el valor
trascendental de los títulos de la legitimidad, queda como la única solución el
compromiso entre los componentes de la sociedad. Los principios y las normas
fundamentales en tal sentido deben sentarse en la Constitución. En esto el
profesor italiano coincide con el académico británico[7].
Desde ahora se pretende crear un orden jurídico cerrado,
identificar la legalidad y la legitimidad. Todo debe estar en los principios de
la constitución y las demás leyes[8].
La legalidad debería absorber la legitimidad, como antes la legitimidad de los
reyes absorbía la legalidad. Pero se revelaba cada vez más que los hombres no
pueden sacar de sus fuerzas humanas puras las reglas "fuera del alcance de
los impulsos transitorios". Los hombres de pasión prevalecen sobre los de
"reflexión y sangre fría". No sólo entre los gobernados, sino también
entre los gobernantes.
Así también la historia de los pueblos cristianos llegó a
la época y al. ámbito "pavoroso" de la
ilegitimidad. Los que pretendían identificar la legitimidad del poder con la
legalidad de su proceder, basada en los principios constitucionales, creando un
orden jurídico cerrado, se han equivocado grandemente. Primero por haberlos
"secularizado" por completo, despojado de todo el carácter
carismático y, segundo, queriendo hacer pasar la voluntad y los intereses formulados
y protegidos por la Constitución como la voluntad y los intereses auténticos
del pueblo. La legitimidad — la voluntad, el consensus del pueblo, y la
legalidad — las disposiciones positivas, revelaron sus divergencias en forma
virulenta, casi insuperable. "Senatus populsque romanus" de nuestros
días marchan nuevamente a pasos divergentes y, casi, opuestos. Cuanto más se
pretendía identificar la legalidad y la legitimidad, tanto más resaltaba su
irreconciliable diferencia. De ahí führer, los duce, los caudillos y los
secretarios generales del Partido, los nuevos imperatores sin legitimidad, los
"cualquiera" de nuestra época.
Primero, pues, que hay que tener presente al examinar la
ilegalidad del poder del Estado yugoeslavo, formado en 1918, es justamente este
concepto de la legitimidad-legalidad.
En cuanto al concepto de la formación del Estado, la
teoría jurídica conoce tres casos principales con sus subdivisiones. La
formación originaria, modificación de uno o de más estados, especialmente
modificación constitucional, y la extinción de varios Estados, formando un
nuevo. Este último caso la teoría jurídica lo especifica como: unio extinctiva
per confusionem.
¿Cuál de estos casos podemos tomar en consideración al
formarse la Yugoeslavia de 1918? Evidentemente este último. Hasta aquel momento
existían tres Estados: Croacia[9],
Servia y Montenegro. Se han unido sus territorios y la población, previa
extinción de su vida política independiente.
Así parece prima facie. Pero para los juristas y los
políticos este asunto toma otro cariz a la luz de los conceptos. En efecto, en
este caso concreto, hay que recurrir a la ciencia jurídica. Ella conoce dos
momentos en el proceso de formación de un Estado. Uno de carácter puramente de
hecho y el otro de carácter jurídico[10].
Qué significa todo esto para nuestro tema, veremos más
tarde. Ahora debemos aclarar el concepto del mandato politico. Aquí debemos
apelar al derecho privado. Recurrimos a un instituto del rango inferior —el
derecho privado, para aclarar otro semejante del rango superior— ésta acepta,
para representarla al efecto de ejecutar en su nombre y por su cuenta un acto
jurídico o una serie de actos de esta naturaleza..." "Cuando
contratase (el mandatario) en nombre del mandante, pasando los límites del
mandato y el mandante no ratificare el contrato, será nulo..." "La
ratificación equivale al mandato y tiene entre las partes el efecto retroactivo
al día del acto..."
A pesar de ciertas diferencias accidentales, existe una
similitud substancial entre el mandato del derecho privado y el público. Si el
mandatario no respeta la voluntad del mandante, obrando fuera de los límites
del mandato o contra la misma voluntad del mandante, en ambos casos —privado y
público— lo contratado no tiene valor, es ilegal, nulo. Pero el mandante puede,
también en ambos casos, y a condición de que los actos del mandatario no estén
contra las buenas costumbres o en el conflicto con algún interés público,
aprobarlos parcial o totalmente, dándoles el valor retroactivo.
Después de esta vista panorámica de los hechos y los
conceptos, necesarios para nuestra tarea, podemos pasar a valorizar jurídica, y
políticamente la formación del Estado yugoeslavo en 1918.
III
Consideramos el proceso y la formación del Estado
yugoeslavo de 1918 absolutamente ilegítimo e ilegal por las siguientes razones:
Toda la propaganda, las conferencias, los memorandums, la Declaración de Corfú,
la de Ginebra, la transferencia de la conducción de la política de Croacia del
Sabor (parlamento) al Consejo Nacional, el envío de su delegación a Belgrado y
hasta la misma proclamación de la unión, hecha por el Regente servio, son
solamente actos preparatorios de la formación del nuevo Estado.
Para determinar su valor —la legalidad y la legitimidad—
tenemos que examinarlo primero desde el punto de vista de la existencia y la
liquidación del Estado de Croacia y luego desde el punto de vista de la
legalidad y la legitimidad del nuevo Estado, el Reino de los Servios, Croatas y
Eslovenos.
¿Se ha procedido, pues, legalmente al liquidar el Estado
de Croacia? "La modificación o la extinción de la vida de un Estado, dice
S. Romano, puede suceder legalmente: cuando está previsto en la Constitución
quién, cuándo y de qué manera puede hacerlo, o en forma ilegal: golpe del
Estado, la revolución o un semejante abuso del poder". La historia y el
derecho de Croacia no conocen una disposición legal que autorizaría a liquidar
su existencia. ¿Quiénes fueron sus liquidadores formales?
Una representación política en el Sabor, elegida en una
otra época, en la época semifeudal, semioligárquica. Esta representación fue
elegida cuando sólo el 20% del pueblo tenía derecho de voto. Además, en aquella
representación política de Croacia hubo un número desproporcionalmente elevado
de diputados de la minoría servia en Croacia, consecuencia directa de una
equivocada política húngara, favoreciendo a esta minoría contra los croatas.
Dalmacia y Bosnia permanecieron separadas de Croacia por la misma razón.
Sin embargo, no negamos cierta voluntad de unión con
Servia por parte de la Croacia oficial de entonces. Los diputados de origen
servio la deseaban sinceramente. Los diputados croatas sólo condicionalmente,
para encontrarse del lado de los vencedores, diría
Bernard George. El Partido Campesino Croata de Esteban Radic y el Partido de
Frank-Starcevic defendían la independencia de Croacia, oponiéndose a su
orientación balcánica[11].
Desgraciadamente, Radic y su partido estaban en el comienzo y dentro de pocos
años se convertirán en la principal fuerza política de Croacia, mientras el
partido de Frank estaba ya en la disolución.
Pero a pesar de esto, los diputados oficiales de Croacia,
especialmente los croatas, como también los políticos del Comité Yugoeslavo,
encabezado por A. Trumbic, soñaban con una unión realmente democrática. Para
asegurarla, preveían en los acuerdos previos con los servios las condiciones
necesarias. El pueblo croata debe salvaguardar en el nuevo Estado su
individualidad nacional, la libertad y la integridad de su territorio. Sobre la
forma del futuro Estado, como ya hemos visto, decidirá la Asamblea
Constituyente con una mayoría calificada. Lo mismo se había previsto en la
Declaración de Corfú como también en la conferencia y la Convención de Ginebra.
Incluso el mismo Consejo Nacional —su presidente era un esloveno y el
vicepresidente un servio— había impartido a la delegación a Belgrado las
instrucciones, según las cuales, la forma del Estado —monarquía o república—,
será determinada por la Asamblea Constituyente con una mayoría de dos tercios
de votos. Y ¿qué hizo dicha delegación? Con el regente servio proclamó unión
como un hecho consumado, aceptando la forma monárquica del Estado. Al proceder
a su disolución, el Consejo Nacional se autodenomina como el "soberano"
del pueblo de los croatas, los servios y los eslovenos en las provincias de la
ex monarquía danubiana, lo que prácticamente significa el "soberano"
de Croacia.
La ilegalidad, en consecuencia, de este proceder es más
que evidente. Los inauténticos representantes de la voluntad del pueblo croata
dieron un paso no previsto en las leyes de Croacia. Y lo hicieron en grave
conflicto con los intereses de Croacia y contrario al sentido substancial de un
mandato político, cuya misión es proteger y promover la individualidad de un
pueblo. Además, todo esto se hizo por intermedio de un órgano —el Consejo
Nacional— desconocido como "soberano" por el derecho público croata y
que obró en contra del mandato que había recibido ilegalmente. Es decir: aquel
que transfiere el poder y otorga el mandato soberano —el Sabor—, no tenía el
derecho a hacerlo, habiendo sido una representación ordinaria, políticamente
deficiente y sin autorización de una norma positiva. En el momento en que se
proclamó el derecho de voto universal, este Sabor contaba con sólo 20 % de la
población autorizada a votar. Bosnia y Dalmacia, como hemos visto, estaban
todavia separada de Croacia. Es lógico concluir: Nemo plus juris in alteram
transferre potest quam ipse habet (Nadie puede transferir más derecho al
otro de lo que tiene). Si esto fuera posible y legal, lo que negamos, el
Consejo Nacional; a pesar de; todo, obró contra su mandato, excediendo los
límites y eludiendo las garantías más elementales que el Sabor había previsto
en las tratativas previas para la formación del Estado común. Para que
resultasen válidos sus actos, necesitaban la aprobación retroactiva del Sabor
croata. En lugar de esto, el ejército servio ocupó a Croacia. La unión
extintiva "aequali jure", los servios la substituyeron por la
unión per anexionem. Esta es la realidad a pesar de un disfraz solemne y
las formalidades de carácter político-jurídico. Yugoeslavia es la Servia
engrandecida.
Pero, tomemos por el momento, como si no hubiéramos dicho nada sobre la ilegalidad de todo lo que se hizo hasta ahora en favor de la formación del nuevo Estado, preguntándonos: ¿Cómo todo esto parece desde el punto de vista de la legalidad del nuevo Estado? Sabemos que recién desde el momento de la proclamación de su Constitución tenemos la posibilidad real de valorizar jurídicamente aquellos actos preparatorios.
Las elecciones para la Asamblea Constituyente fueron
efectuadas el día 28/6/1920. Desde el día 12/12/1920 hasta 28/6/1921 se
llevaron a cabo las discusiones. En las propuestas y las contrapropuestas
surgieron las diferencias irreconciliables, especialmente entre los croatas y
los servios. Los croatas, sostiene un historiador, tenían los argumentos, pero
los servios el poder. "Para la elaboración de la Constitución, la
Declaración de Corfú dio las instrucciones obligatorias. Pero Pasic, presidente
del gobierno servio, firmante de la misma, declaró ya durante la guerra en 1918
que la consideraba sin valor y que la firmó sólo para «impresionar a la opinión
europea»". (De una conversación de W. Steed con Pašić en Londres,
reproducida en El Comité Yugoeslavo - Jugoslavenski Odbor, Dr. Melada
Paulovà, Zagreb, pág. 504).
Eludiendo de esta manera las obligaciones solemnemente contraídas del Consejo Nacional, dadas a su delegación negociadora con Belgrado, del Consejo Nacional, dadas a su delegaciones negociadora con Belgrado, donde se preveía una mayoría calificada, es decir la mayoría de dos tercios de votos para la Constitución, los servios, un día antes de la votación definitiva y oficial, no tenían para su tesis centralista ni siquiera mayoría simple. Con intrigas y el soborno de algunos diputados turcos y albaneses de Macedonia, durante la noche 27-28 de junio, consiguieron esa mayoría simple que votó la Constitución, llamada "Vidovdanski Ustav". Los croatas no dieron un sólo voto a favor de esta Constitución que debió ser la base jurídico-política de la vida de este Estado "común".
Quien quiere ver claro, la ilegalidad de la suprema ley
del nuevo Estado no puede ser más clara. La Constitución que tuvo que ser
"la fuente de la vida entera" del Reino de los Servios, Croatas y
Eslovenos, de su verdadera existencia jurídica y política, fue votada y
proclamada contra todos los cánones de una política seriamente ponderada y
contra los principios más fundamentales del derecho. Sin la participación de la
voluntad del pueblo croata, la nueva Ley para él era nula. El único mandante
para convalidar retroactivamente todo lo que se había hecho en favor de la
formación de este Estado por parte croata, la nueva representación política
croata con el derecho de voto universal se negó rotundamente a hacerlo en el
momento decisivo. Lo que quedó, vista la abstinencia total croata, era un poder
de facto o, mejor, una "violencia organizada".
Volviendo una vez màs al problema central de este
artículo —la legitimidad de la Yugoeslavia de 1918—, destacamos esta idea
final: Yugoeslavia fue creada como monarquía constitucional. Es decir como un
poder a la vez de carácter tradicionalista y de progreso en el sentido orteguiano.
El rey de Servia "por la gracia de Dios" quiso serlo también de los
croatas. Pero este rey era soberano de una comunidad cristiana greco-oriental,
mientras que los croatas vivían bajo el poder de un rey-emperador (Habsburgo)
que invocaba su título de legitimidad "por la gracia divina y la bendición
apostólica romana". El rey servio, en función de una comunidad cristiana
antagónica a la religión de los croatas católicos (parcialmente musulmanes) no
pudo tener el mismo título para los croatas. Especialmente si tenemos presente
que la religión ortodoxa servia estaba y sigue estando al servicio exclusivo de
la comunidad nacional servia. Además, no hay que olvidar que las dos
comunidades —la católica (en caso concreto la croata) y la greco-oriental— en
nuestro caso la servia, vivían un milenio bajo el anatema recíproco de Roma y
Bizancio, respectivamente. De acuerdo a la concepción ortegiana sobre el
problema de la legitimidad, como problema substancialmente de carácter
religioso, las dos comunidades fueron, evidentemente, puestas ante un ideal muy
elevado para poder conciliar los contrastes u otorgar su consensus al mismo
rey, quien se sentía por un lado carismático y por el otro era considerado
cismático. El nuevo rey y la nueva monarquía carecían para el pueblo croata de
aquella fuerza mágica, carismática, única que aseguraba a un poder público el
carácter de un poder verdaderamente legitimo. Tampoco
el rey "carismático" servio pudo sentirse el rey
"carismático" croata y obrar como tal.
Contra tamañas violaciones de los principios de la
convivencia humana, el resto del ejército croata intentó ya el 5/12/1918 la
resistencia, que fue sofocada en sangre en la capital croata por parte de las
tropas de ocupación servias. De acta manera el nuevo Estado —formado ilegalmente—
empezó con el derramamiento de sangre. Así ha continuado, acumulando las
injusticias que claman al cielo, hasta 1941, cuando el pueblo croata proclamó
su independencia.
En la contienda internacional de ideologías e intereses
de la última guerra, Croacia cayó víctima de la absurda idea de yugoeslavismo.
Los servias, únicos usufructuarios de esa comunidad, impusieron el orden
comunista, que los croatas pagaron con ríos de sangre. Los pueblos sur-eslavos,
en consecuencia, entraron en 1918 y especialmente en 1945 en la época
"pavorosa de la ilegitimidad". Los dictadores, los caudillos, los
secretarios generales del Partido son también sus improvisados jefes supremos
sin el título legitimo de poder. "El miedo que se
apodera de los dictadores es ejemplo del poder mágico de los principios de la
legitimidad. El dictador tiene miedo de su propio poder, habiéndolo conquistado
violando el principio de la legitimidad", dice Ferrero.
Un historiador objetivo y un honesto observador político
no podrán dejar de convencerse que en 1918 empezó y en 1945 culminó "la
forma más terrible de la autoalienación, el terror político y mental del siglo
XX", también en la vida de los pueblos sureslavos, a causa de la formación
de un poder ilegítimo en su vida forzosamente común. Por el renovado intento de
Belgrado de "hacer pasar a manos del hombre" —primero del rey servio
y después del secretario general del partido comunista— "el poder original
de la divinidad", como diría F. Heer, se ha formado un poder absolutamente
ilegítimo, produciendo la "infinita miseria humana", de la que habla
Churchill. Pero todo era innecesario. El derecho de la autodeterminación de
esos pueblos contra la "divinidad" de los reyes y los secretarios
generales del Partido comunista iluminaría el sendero de salida de tan
siniestra comunidad política.
BRANKO KADIC
EL 8 DE ENERO DE 1968 el Papa Paulo VI designó al
cardenal Francisco Šeper, arzobispo de la vasta diócesis de Zagreb y
metropolitano de Croacia, sucesor del héroe y mártir Aloysius Stepinac, nuevo
prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en reemplazo del
cardenal Ottaviani. Trátase de un puesto clave en la Curia Romana y en la
organización y dirección de la Iglesia Católica.
Con el Concilio Vaticano II se inició el gran movimiento
en cuanto al espíritu y la reforma de las estructuras eclesiásticas, lo que se
refleja en esta era posconciliaria en todos los ámbitos. Uno de los aspectos de
esta reforma, tan amplia como necesaria, es la internacionalización de la Curia
Romana que ya tiene un nuevo rostro. Desarrollando una eclesiología que pone el
acento sobre la realidad de la Iglesia local, fundada en la colegialidad y la
sacramentalidad del: episcopado, dando importantes poderes a las Conferencias
Episcopales, el Concilio Vaticano II modificó el papel de la Curia Romana.
La reforma puesta en obra por Paulo VI saca las
consecuencias de esta situación nueva. Los cambios realizados a principios de
este año entre los prefectos de las Congregaciones romanas, desde este punto de
vista, tienen gran significado. Lo que más asombró a la opinión es la partida
del cardenal Ottavini, del que se había hecho un símbolo. El cambio principal
se operó en la dirección de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ex
Sagrado Oficio. La gobierna ahora el cardenal croata Francisco Šeper, un
extranjero, no italiano, por primera vez en la historia de la Iglesia. También
por primera vez en su historia de casi 14 siglos de inquebrantable adhesión y
fidelidad a Roma, pese a tantas adversidades históricas, un prelado croata
ocupa un puesto de primera plana en el gobièrno de la Iglesia universal.
Glas Koncila (El Vocero del Concilio), Año VII, N° 2 (121) del 14/1/1968, Zagreb), publicación
quincenal de la arquidiócesis de Zagreb que, pese a numerosas trabas y
restricciones impuestas por las autoridades comunistas, es el periódico más
difundido y leído en Croacia, en su edición extraordinaria, dedicada a este
importante y honroso even-to para la nación croata, comenta:
"Ese sería un acontecimiento significativo incluso
si no se tratase de un pequeño pueblo que en su historia cuenta con dos o tres
cardenales y ninguno de ellos desempeñó función alguna en la Curia Romana. Eso
sucede precisamente en el momento de la reforma general de la Iglesia Católica,
y en el preciso momento en que el Papa empieza a reformar las oficinas
vaticanas. Eso acontece cuando la Iglesia busca, encuentra y se orienta hacia
nuevos rumbos en su historia, cuando trata de aunar el tesoro de sus verdades
eternas con la adaptación a los nuevos tiempos, cuando toma el riesgo de
expresar la verdades antiguas en nuevos términos y modos, sin empobrecerlas,
sino profundizarlas y ofrecerlas como más aceptables y útiles al género
humano".
El periódico de Zagreb prosigue:
PREMIO A LA FIDELIDAD DE LA NACIÓN CROATA
"Ya no se trata de la ex Sagrada Inquisición que
quisiera y pudiera prohibir algo, castigar, poner veto. Su cometido es hoy
mucho más grave y complejo. El cardenal Šeper lo asume con gran confianza y
calma. Durante el Concilio y el Sínodo fue optimista. Cree en las fuerzas sanas
de la Iglesia, en el Espíritu que la guía; tranquilo, casi está seguro que no
tendrá que recurrir a medidas condenatorias y prohibitivas.
"Para nosotros los católicos de este pequeño pueblo
(croata), que se enorgullece con el título honorífico de Antemurale
Christianitatis, este nombramiento de un prelado nuestro para tan alto e
importante cargo significa mucho más. No es sólo una afirmación momentánea. Se
debe a la singular fidelidad de esta nación a la Iglesia Romana. Si estábamos
tentados de considerar esa honra como un ingenuo lastre histórico, fruto de
autoelogio y como empeño en ser algo y alguien en el escenario histórico,
cueste lo que cueste, ahora podemos decir a nosotros mismos y a los demás que
la Iglesia en Croacia tuvo y tiene un papel específico en el marco de la
Iglesia Universal.
"No es mera casualidad la atención especial que el
Santo Padre nos dispensa en los últimos años, que ahora culminó con el
nombramiento de nuestro cardenal para prefecto de la Congregación para la
Doctrina de la Fe. El Papa sabe que el pueblo que a través de los siglos
permaneció fiel al catolicismo, se enriquece en esta época —desde luego con
enorme sacrificios— con nuevas experiencias que serán valiosas para la futura
historia de la Iglesia. Sin cerrazón ni fanatismo, el catolicismo croata no
sucumbe ni ante las ideas confusas de ciertos círculos occidentales ni ante el
ateismo. Queda abierto a todos los movimientos y corrientes nuevas. Entabla el
diálogo, evalúa todo desde su perspectiva peculiar. Lleva a cabo la reforma
conciliar en condiciones específicas (bajo el régimen comunista de extracción
ortodoxa, N. de la R.) y con sus experiencias y pensamientos teológicos desea
enriquecer a la comunidad católica entera.
"En el linde de diferentes mundos ideológicos y
culturales, en el sistema en el que el ateismo tiene grandes oportunidades y en
Europa que todavía trata de llamarse cristiana; entre el cuerpo compacto del
catolicismo y las Iglesias ortodoxas orientales; contando como parte integrante
de su cuerpo nacional a un importante grupo de creyentes musulmanes, el
catolicismo croata es algo más que una simple comunidad religiosa en
determinado territorio. Es —creemos poder decirlo— el campo experimental en que
la Iglesia ensaya las posibilidades y los métodos de su encuentro y diálogo con
varios mundos".
La nación croata durante varios siglos fue un abnegado y
heroico defensor de la Cristiandad. En esta permanente y sangrienta lucha se
sacrificaron más de 4 millones de sus hijos, caídos en el campo de batalla
contra el conquistador otomano, llevados al cautiverio o exiliándose.
Casi idéntico papel desarrolló en la última guerra ante
la invasión comunista, aunque entonces no fue comprendido ni apreciado su papel
y su sacrificio. Esperamos, por consiguiente, que en el nuevo rumbo que toma la
Iglesia y que aplaudimos, los experimentos de la unión de las iglesias
cristianas hechos en el territorio de Croacia no irán en detrimento de sus
intereses nacionales vitales y de sus tradiciones históricas genuinas, ni que
se sacrificará su inalienable derecho a la independencia nacional en la
libertad y la democracia.
SEMBLANZA DEL CARDENAL ŠEPER
Es obvio que la enorme responsabilidad recae ahora sobre
los hombros del arzobispo de Zagreb y metropolitano de Croacia, al asumir cargo
más delicado para el desarrollo y el futuro de toda la Iglesia del ecumenismo.
Para ilustrar la personalidad del nuevo dignatario
vaticano, en breves rasgos nos referiremos a su origen, trayectoria, vida y
obra, a su perfil ideológico y a su destacada actuación en el Concilio Vaticano
II.
Šeper nació el 2 de noviembre de 1905 en Osijek,
importante ciudad en el norte de Croacia. Ese mismo año había muerto el obispo
José Jorge Strossmayer, oriundo de la misma ciudad, prominente figura en la
historia croata y célebre por su intervención en el Concilio Vaticano I donde
abogó por la reunión de los católicos con los cristianos orientales. (Ver: Studia
Croatica, Nro. 1(6), año III, 1962, pp. 31-42, y Nro. 20-21, año VII, 1966,
pp. 127-135).
Se formó en una familia de arraigadas tradiciones
cristianas; un tío suyo era sacerdote. Su padre era sastre y la madre modista,
y con su duro trabajo tienen que sustentar a cuatro hijos. A principio de 1910
se trasladaron a Zagreb, capital de Croacia, donde el padre encontró trabajo
mejor remunerado. Šeper termino en Zagreb estudios primarios y secundarios.
Participa en las organización católicas juveniles y,
atraído por la vigorosa personalidad del Dr. Ivan Merz[12],
se decidió por la vocación sacerdotal. Pupilo del instituto Germanicum de Roma,
termina estudios teológicos en la Pontificia Universidad Gregoriana. En Roma se
encontró con Stepinac, siete años mayor, juntos estudiaron y juntos se
ordenaron sacerdotes en 1930, empezando así una colaboración íntima y de
trascendental importancia. Šeper se doctoró en la Gregoriana en 1927 en
filosofía y en 1931 en teología.
CATEQUISTA INCANSABLE
A principios de marzo de 1931 regresa a Zagreb y el
anciano arzobispo Antonio Bauer lo designa profesor de religión en un liceo de
alumnos de la capital croata, y al mismo tiempo es catequista en la escuela de
aprendices obreros. Paralelamente ejerció otras funciones pastorales,
mayormente sin honorario alguno, de modo que vivía de la pequeña subvención que
le asignó el cabildo de Zagreb. Se ocupó mucho de la educación litúrgica de la
juventud a su cargo, pues muy pronto se percató de la importancia de la liturgia
en la vida cristiana religiosa. Dio conferencias y publicó artículos sobre los
problemas litúrgicos.
COLABORADOR DEL ARZOBISPO STEPINAC
AL SER NOMBRADO STEPINAC en 1934 arzobispo coadjutor de
la diócesis zagrabiense, Šeper fue designado su secretario, cargo que ocupó
hasta el otoño de 1941, siendo el brazo derecho de su colega de estudios en
Roma.
Desde el importante cargo que desempeñaba el joven
secretario diocesano (tenía entonces 29 años) tuvo la oportunidad de
interiorizarse de todos los problemas eclesiásticos y nacionales de su patria,
pues todos los hilos conducían a la capital.
Participa activamente en el movimiento católico juvenil,
en la educación litúrgica de los fieles como condición indispensable para su
más activa participación en el apostolado laico y como fundamento para sentirse
miembro de la comunidad católica, ideas éstas que luego subrayará en sus
exposiciones ante los padres conciliares. Se ocupó mucho en la fundación de
nuevas parroquias en Zagreb y sus alrededores, tratando de aproximarse a la
gente humilde, considerando a la Iglesia más como una comunidad viva que una
institución vigorosa y honrosa. En su carácter del secretario del arzobispo
pudo presenciar y compartir la angustia de los perseguidos y amenazados,
quienes pedían protección y ayuda. De esa época data su vivo interés por la
cuestión judía, abogando en el Concilio por la urgencia de tomar actitud clara
e inequívica sobre la misma.
RECTOR DEL SEMINARIO MAYOR, PÁRROCO DE BARRIO Y ARZOBISPO
DE ZAGREB
En septiembre de 1941, en plena segunda guerra mundial,
el arzobispo Stepinac lo nombra rector del seminario mayor de Zagreb. Al
confiar este puesto tan responsable a un hombre de 36 años nos revela la gran
confianza que le tenía Stepinac. Šeper desempeña este cargo durante diez años.
Los años de la guerra y posguerra eran sumamente difíciles para el pueblo
croata. A él se debe que fueran eludidas mayores calamidades con respecto a los
seminaristas y sacerdotes cuando los comunistas se apoderaron de Croacia.
Šeper, siendo rector, no abandonó su labor pastoral y la catequización de la
juventud estudiantil y obrera.
En octubre de 1951 el entonces administrador de la
arquidiócesis, obispo auxiliar Francisco Salis Seewis (el arzobispo titular,
Aloysius Stepinac, estaba entonces en el presidio, condenado a 16 años de
trabajo forzado), lo nombró párroco de la parroquia Cristo Rey en el barrio
Troje de Zagreb. Ser responsable directo de la pastorización de una parroquia
obrera, bajo el régimen comunista, significó indudablemente un ejercicio
positivo para asumir la dirección de la entera diócesis. En efecto, el Papa Pio
XII lo nombró en 1954 arzobispo coadjutor con derechos de obispo residencial
durante el presidio del cardenal Stepinac. Tras la muerte del cardenal
Stepinac, acaecida en Krasic el 10/2/1960, el Papa Juan XXIII lo designó
arzobispo residencial el 5 de marzo del mismo año. Luego fue designado
presidente de las Conferencias Episcopales de Yugoeslavia, función que siempre
desempeñó el titular de la arquidiócesis de Zagreb.
La situación de la Iglesia es muy difícil. El régimen
comunista lucha con todos los medios contra los "prejuicios y el opio de
la religión" y por otra parte se ensaña contra los croatas como elemento
más resistente a la opresión del comunismo, dirigido desde Belgrado. Šeper
evidencia envidiable habilidad para promover y despertar el sentimiento
cristiano. Estimula la reforma litúrgica y el resurgimiento de la vida
eucarística. Funda la Comisión Litúrgica Interdiocesana, siendo su primer
presidente, y organiza las misiones parroquiales y luego regionales. Los éxitos
pastorales de esas misiones infunden confianza y coraje a toda la diócesis.
Por iniciativa del arzobispo Šeper se organizaron cursos
especiales para informar al clero pastoral de los últimos progresos de la
teología, como asimismo cursos para la capacitación de catequistas, tanto
hombres como mujeres, que ayudarían a los sacerdotes a impartir la enseñanza
religiosa que tropieza con innnumerables trabas impuestas por las autoridades
comunistas.
FUNDADOR DEL VOCERO DEL CONCILIO Y PURPURADO
GRAN EMPEÑO PUSO el arzobispo Šeper en consolidar el
periódico quincenal católico Glas Koncila (El vocero de Concilio), el de
mayor tiraje en Croacia, pese a las restricciones que le impone el régimen
comunista (limitación del cupo de papel, inconvenientes en la distribución,
etc.). De él salieron las ideas directrices para esta publicación que mantiene
despierto el espíritu religioso y nacional en Croacia, difundiendo a la vez el
pensamiento ecuménico del Concilio Vaticano II. También apoyó magnánimamente la
iniciativa de la redacción del Vocero de Concilio de publicar la revista
mensual Mali koncil (El pequeño Concilio) —en marzo de 1966— dedicada a
los jóvenes y que alcanzó el tiraje de 87.000 ejemplares. Al espíritu emprendedor
del arzobispo de Zagreb se debe también la publicación del boletín Poslusni
Duhu (Obedientes al Espíritu) que se ocupa de los problemas ecuménicos.
El Papa Paulo VI lo elevó a la dignidad cardenalicia a
principios de 1965, junto con el cardenal Beran de Bohemia y Slipyi de Ucrania
(tres cardenales de los países socialistas entre 27 en total). El nuevo
cardenal interpretó su nombramiento en el mensaje radial del 25/1/1965
"como regalo a su pueblo croata".
Una de sus primeras acciones importantes como cardenal fue la creación del Fondo del Papa Juan XXIII para la edificación de nuevos templos y la constitución de nuevas parroquias en los suburbios de Zagreb y otros lugares de su vasta arquidiócesis. Esta idea halló comprensión y apoyo entre la población. Hasta ahora se fundaron 21 parroquias, 8 de ellas en Zagreb.
Para difundir las ideas del Concilio y el espíritu del
diálogo conciliar en los círculos intelectuales de Zagreb, el cardenal en
vísperas de la cuarta sesión conciliar formó la tribuna Koncilska misao (El
pensamiento conciliar) y su organización la confió al Dr. José Ladika. Tribunas
similares se formaron luego en otras ciudades de Croacia, Bosnia y Herzegovina.
Muchos esfuerzos dedicó el cardenal a la acción
caritativa, considerando esta labor como una de las fundamentales de la
Iglesia.
Concluido el Concilio Vaticano II, gracias precisamente a
Ia iniciativa del cardenal Šeper, el jubileo conciliar fue celebrado en Croacia
de manera más solemne a la vez que comunitaria que en cualquier otro país
europeo.
Durante la cuarta sesión del Concilio -22-29/10/1965—, el
cardenal Šeper tomó parte activa en el congreso internacional, que tuvo efecto
en Roma, para la reinstitución del diaconato, problema que lo preocupó mucho
tiempo dadas las necesidades de catequización en Croacia, sometida al régimen
comunista. En su exposición el cardenal informó a los presentes acerca, de los
problemas fundamentales de la Iglesia en Croacia y en Yugoeslavia: gran escasez
de informaciones sobre las nuevas corrientes ideológicas y espirituales entre
los católicos en Occidente, resultado de nuestra larga separación del Occidente
al que pertenecemos. Inspirado por ese hecho, en la segunda mitad de 1966, dio
impulso y apoyo para la publicación del primer número de la nueva revista Svesci
— krscanska sadasnjost (Cuadernos — la actualidad cristiana) con el
propósito de hacer conocer y vincular a nuestros intelectuales con el
pensamiento teológico y los movimientos y problemas cristianos en el Occidente
y el mundo entero. Al mismo tiempo esos "cuadernos" tienden a reunir
a los círculos instruidos, laicos y sacerdotes, en torno a las ideas
conciliares y servir de instrumento para acostumbrar a todos los hombres de
buena voluntad a dialogar entre sí. Esta revista la edita la institución
católica de los SS. Cirilo y Metodio y el cardenal trata de convertirla, con
motivo de su centenario, en una moderna casa editora católica.
En abril de 1966 el cardenal Šeper visitó a los Estados
Unidos de América, donde, invitado por el arzobispo Hurley (nuncio papal
presente en el ignominioso proceso a Stepinac en 1946) consagró la nueva
iglesia votiva en St. Augustine, construida en el lugar que por primera vez
pisaron los misioneros católicos. En esa ocasión el cardenal visitó numerosas
parroquias croatas y varios centros e instituciones de los inmigrantes de
Croacia.
La gran obra de alcance histórico, que se debe a la
amplitud mental y al espíritu ecuménico del cardenal Šeper, es la edición de la
Biblia en croata (publicada en 1968), en la colaboración íntima de los
escritores, filólogos y bibliógrafos croatas.
Desde su elevación a la dignidad cardenalicia, la
popularidad de Šeper cobró grandes dimensiones en toda Croacia. Estuvo
presente, junto con multitudes entusiastas, custodiadas y vigiladas por los
agentes comunistas armados, en las fiestas religiosas celebradas en distintas
ciudades, a saber: en Sinj, Šibenik, Djakovo, Tekije, Pula y Trsat, que serán
registrados como acontecimientos históricos en Croacia por su significado tanto
religioso como nacional. Cabe agregar aquí la gran peregrinación nacional a la
Tierra Santa del 19 de abril al 5 de mayo de 1967, presidida por el cardenal, y
la comentada peregrinación nacional croata a las tumbas de San Pedro y San
Pablo de la que participaron más de 5.000 romeros croatas, tanto del país como
de los cinco continentes. Esa peregrinación impresionó hondamente, no sólo a
los católicos croatas, sino a la prensa mundial y tanto conmovió al Santo
Padre, entonces enfermo, que pese a los consejos médicos, salió al balcón para
expresar su gratitud y bendicir a los hijos de la martirizada Croacia. Esas dos
peregrinaciones son las más grandes que registra la historia croata.
Cuando en otoño pasado el cardenal Šeper fue elegido para
la comisión doctrinaria del Sínodo Episcopal por 140 votos de los 188, el Papa
Paulo VI lo nombró luego presidente de esta importante comisión. Se trató aquí
de un papel temporario y de una tarea determinada, pero su nombramiento como presidente
de la comisión sinodal animó a muchos que empezaron a temer cierto enfriamiento
y estancamiento en cuanto a la reforma de la Iglesia.
DESTACADA ACTUACION DE ŠEPER EN EL CONCILIO VATICANO II
ENTRE CASI los 2.100 padres conciliares, el cardenal
Šeper se cuenta entre los 50 prelados que imprimieron el rumbo a esta magna
asamblea eclesiástica. Este juicio es unánime entre los observadores de la
labor desarrollada en el Concilio, si bien las actas del mismo todavía no se
publicaron. Šeper fue miembro activo de dos comisiones conciliares
preparatorias: la de los santos sacramentos y de la comisión central. Al
inaugurarse las sesiones formó parte de la comisión principal "sobre la
doctrina de la fe y la moral", llamada la comisión teológica. J. Dupont,
conocido bibliógrafo, subraya que "el papel del cardenal Šeper en la
comisión teológica fue muy significativo y útil". Según declaró el mismo
Šeper (Glas Koncila, 1967, Nros. 25-26) cinco temas principales le
preocupaban especialmente en su labor en las reuniones de los padres
conciliares: la introducción de los idiomas vivos en la liturgia, la
concelebración, la comunión bajo dos especies, la declaración sobre los judíos
y el diaconato. Su intervención y contribución en el debate sobre distintos
temas fueron muy apreciadas, y varias de sus ponencias aceptadas.
En la tercera sesión del Concilio propone una clara
declaración sobre la actitud de la Iglesia para con los judíos, donde debe
descartarse toda posibilidad de que el odio a los judíos pudiera nutrirse con
algo proveniente de la fe cristiana, ya que, según lo declaró al corresponsal
de la televisión argentina : "El evangelio del
amor y de la paz no puede servir de base y de motivo al odio y persecución de
pueblo alguno, incluso el judío". En la misma sesión, en el marco de la
discusión sobre el esquema La Iglesia en el mundo contemporáneo, aboga
por el derecho de emigrar e inmigrar y por asegurar los derechos humanos y
económicos de los emigrados. También integró la subcomisión que reelaboró el
esquema susodicho.
En la cuarta sesión conciliar Šeper intervino dos veces:
en la discusión sobre la libertad religiosa y sobre el problema del ateísmo en
el documento La iglesia en el mundo contemporáneo. El comentarista de la
revista francesa Etudes, R. Rouquette, acotó respecto de su primer discurso que
probablemente se debería analizar nuevamente toda la ma-teria sobre la libertad
religiosa según el principio expuesto por el cardenal Šeper. Su intervención
sobre el ateísmo atrajo la atención general. "Sus puntos de vista fueron
insertados en su mayor parte en el esquema (MISSI, 2, 1966). El cardenal fue
luego integrante de la comisión encargada de reelaborar el texto sobre el
ateísmo. La modificación responde en líneas generales a sus ideas sin alcanzar,
empero, el vigor de su expresión ni la profundidad de su pensamiento". Tal
el juicio que emitieron los cronistas del Concilio M. von Galli y B. Moosburger
(Das Konzil und seine Folgen, Lucerna 1966, pág. 258). Este discurso fue
reproducido íntegramente por la prensa mundial. El cardenal pidió que no se
abordara el fenómeno actual del ateísmo condenándolo, sino en forma positiva,
con el deseo de descubrir las hondas raíces del ateísmo contemporáneo y
explicar cómo los cristianos conciben y aceptan el hecho de convivir con los
ateístas. Subrayó que también los cristianos son responsables en parte por el
fenómeno del ateísmo, pues Dios se revela a los hombres a través de su Iglesia
como Pueblo de Dios, y no sólo por intermedio de la naturaleza. La noción de
Dios que poseen muchos ateístas no es la noción del auténtico Dios que enseñó y
reveló Gristo: "Proclámemos en forma inequívoca —dijo Šeper en su
discurso— que el conservatismo e inmobilismo estrecho que algunos no cesan de
atribuir a la Iglesia Católica no condice con el verdadero espíritu del
Evangelio".
Aunque los documentos sobre el Concilio Vaticano II
tardarán en publicarse y es imprescindible esperar el juicio de la historia
sobre el papel de cada padre conciliar, creemos que no es desacertado afirmar
que la activa intervención del cardenal Šeper fue muy fecunda. Los mencionados
comentaristas von Galli y Moosbrugger escriben :
"Ya durante la primera y la segunda sesión del Concilio el sucesor del cardenal Stepinac fue muy estimado. El arzobispo de Zagreb, Dr. Francisco Šeper fue, por cierto, muy rara excepción entre los obispos de la Europa oriental que viven más de dos decenios separados de la evolución teológica de Occidente y obligados a limitarse a conservar la herencia católica" (idem, p. 268).
El Dr. Tomislav Šagi-Bunic, conocido teólogo croata, en
su comentario titulado "El perfil ideológico del nuevo prefecto del ex
Sacro Oficio a través de su actuación en el Concilio" (Glas Koncila,
Nro. 2(121), Zagreb, 14/1/1969), dice expresamente: "Hay toda una serie de
ideas y elementos incorporados en los documentos conciliares debido al empeño
del cardenal Šeper. Teniendo en cuenta sus intervenciones en distintos
esquemas... sobre todo en la discusión sobre el ateísmo (que el teólogo Ming
considera como la mayor apertura del Concilio), en la que, junto con el
cardenal König (Viena), fue la persona clave, entonces podemos estar seguros de
que el papel desempeñado por el cardenal Šeper en el Concilio no fue ni mucho
menos el de ajustarse a la opinión de la mayoría, sino un enriquecimiento
positivo de la problemática conciliar y el enfoque nuevo de importantes
problemas de la Iglesia contemporánea".
En general, la línea que sustentaba Šeper en tantos
problemas intrincados y delicados era moderada, camino medio entre dos extremos,
entre la corriente conservadora y la revolucionaria. Se percata de la necesidad
de innovar en ciertos temas y de encarar con valentía los problemas, sin que
ello signifique la destrucción o anulación de lo que es bueno o medidas
precipitadas. Idéntica posición sostenía Šeper en la primera reunión del Sínodo
Obispal: ponderar la seriedad de los problemas apremiantes, sin un optimismo
ingenuo, encararlos con valor y decisión y proceder a su solución gradual, con
perseverancia y paciencia. Acaso esta actitud prudente y realista le valió que
el Sínodo Obispal depositara en él su confianza eligiéndolo miembro de la
comisión teológica sinodal y el Santo Padre lo designara luego presidente de
ella.
Desde luego, esta actitud moderada y prudente, activa y
creadora influyó en su posterior nombramiento como prefecto de la Congregación
de la Doctrina de la Fe. Dicha Congregación, instituida por Paulo III el
21/7/1542 bajo el nombre de "La Sagrada Inquisición Romana y
General", que no debe confundirse con los tribunales inquisitoriales
medievales ni con la inquisición española, fue modificada en 1571 por Pío V y
en 1588 por Sixto V. Por fin, en 1908 el Papa Pío IX suprimió la Congregación
de la Indulgencias transfiriendo todas sus atribuciones a la Congregación del Santo
Oficio. Sin embargo, el Santo Oficio no pudo evitar el nuevo espíritu
reformista, inaugurado por el Concilio Vaticano II. Su reforma fue promulgada
el 7/12/1965 con motu propio "Integrae Servandae" y desde entonces se
denomina la Congregación para la Doctrina de la Fe. Esta Congregación, en el
espíritu conciliar y ecuménico, cambia ahora su orientación básica. Ya no será
un organismo misterioso que vigila la pureza de la doctrina cristiana, de la
moral, señala y castiga errores y desviaciones, sino una central activa que
estimulará la búsqueda creadora en el ámbito del pensamiento cristiano,
coordinando todos los esfuerzos para reducir los peligros y fortalecer el
optimismo, pero marchando siempre adelante, guiada por el espíritu ecuménico,
conforme lo declaró con anterioridad de ser nombrado su actual prefecto, el
cardenal Šeper, en su carta pastoral al. clero de su
diócesis del 24/10/1963:
"Es imprescindible que la Iglesia pueda lo antes
posible hablar el lenguaje teológico que todos puedan comprender y sentir como
propio. Es una tarea ineludible que en el nuevo mundo que está surgiendo ante
nuestros ojos, la Iglesia pueda actuar como una madre prudente de todos, capaz
de reunir a todos los pueblos en la Casa del Señor —sin privilegio alguno a
costa de otros— para guiarlos por el camino de Dios hacia la salvación eterna.
Como la gracia no anula la naturaleza sino que la sublima y perfecciona, es de
capital importancia que todos los pueblos en la Casa del Señor puedan sentir la
alegría de haber aportado algo a la edificación del templo divino y que ninguna
contribución sea rechazada".
ATRIBUCIONES DE LA CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE
Su cometido principal es ocuparse de la doctrina de la fe
y la moral en el mundo católico. Investiga nuevas enseñanzas y promueve
estudios teológicos al respecto. Estimula también congresos de los
especialistas en teología. En su labor ahora debe vincularse con los obispos
locales. Puede prohibir algún libro pero dando la posibilidad al autor de
defenderse e informando a su obispo. A esta congregación le compete también
resolver los casos matrimoniales a los que no es aplicable "el privilegio
de la fe" (divorcio del matrimonio en el que un partícipe no es bautizado,
bajo determinadas condiciones). También cuida de la dignidad del sacramento de
la penitencia, pero aquí también los inculpados tienen derecho a defenderse.
Para poder cumplir su tarea de guardar y promover la
verdadera doctrina, la Congregación está en relación íntima con la comisión
papal para los problemas bíblicos. Se establece también que debe contar con un
grupo de especialistas en teología de todo el orbe católico. El modo de su
acción es administrativo o judicial, según la índole del asunto en cuestión.
EL CARDENAL ŠEPER VISTO POR LA PRENSA EUROPEA
LA PRENSA MUNDIAL dio amplia publicidad al nombramiento
del arzobispo de Zagreb como nuevo prefecto de la importantísima Congregación.
Su despacho fue asediado por los corresponsales de diarios, radios y canales de
televisión. A continuación reproducimos unos cuantos comentarios, publicados en
los prestigiosos periódicos europeos.
Preguntado por los corresponsales de la revista Paris-Match
y de una importante red de radiodifusión y televisión de la Europa occidental:
— ¿Usted es croata? — contestó :
— Sí, soy croata.
— ¿Dónde estudió?
— En Roma junto con el difunto cardenal Stepinac. El
mismo día fuimos ordenados sacerdotes.
— ¿Qué recuerdo guarda de ese hombre?
— Hermoso y buen recuerdo. Fue un santo varón, firme
en sus convicciones. Se entregó totalmente a la Iglesia.
— ¿Le fue difícil sucederlo?
— Hubo muchas dificultades, por cuanto el cardenal
Stepinac estaba encarcelado.
— ¿Cuál es la situación momentánea de la Iglesia en
Yugoeslavia?
— Ahora tenemos un poquito más de libertad religiosa
que antes, y esperamos tener en el futuro mayor espacio de libertad para
promover la vida religiosa en nuestro país.
—¿Cree usted que las experiencias adquiridas en la sociedad
socialista pueden servir de advertencia a los demás?
— Pienso que sí.
Corriere della Sera (Milán) comentó:
"Se sabe que la posición del cardenal Šeper en lo concerniente a la doctrina y la disciplina de la Iglesia es la intermedia entre las dos corrientes extremistas. Se podría definirlo como «moderado». Asumió actitudes de gran equilibrio y realismo durante el reciente Sínodo Episcopal, presidiendo los trabajos de la comisión teológica que trató el tema harto delicado sobre la crisis de la fe y la disciplina en la Iglesia. Durante esas reuniones, quienes no lo conocían antes, tuvieron la oportunidad para ponderar su cultura teológica, de la que, por lo demás, dio varias pruebas en el Concilio. En contraste con Ottaviani que escaló todos los peldaños de la carrera eclesiástica sin salir de Roma, Šeper cuenta con la experiencia pastoral, adquirida en el difícil terreno de una gran diócesis católica en un país comunista. Recién cumplió 62 años".
La Stampa (Turín) destaca que la partida del cardenal Ottavini debe ser "vista
en el marco general de la reforma de la Curia que el Papa está llevando a cabo.
La Curia, por cierto, está perdiendo su carácter romano e italiano para
convertirse francamente en internacional y universal como debe ser en una
Iglesia que se llama católica. Por eso el Papa que pudo elegir entre, por lo
menos, 12 cardenales ahora disponibles en Roma —«desocupados» según se dice en
la Curia, mitad en broma mitad con amargura— prefirió llamar a un arzobispo
residencial extranjero, al cardenal de Zagreb. Francisco Šeper, de 62 años,
antes secretario y luego, desde 1960, sucesor del célebre Stepinac; le pareció
a Paulo VI hombre idóneo por un indicio, que podría definirse democrático,
proveniente del Sínodo Episcopal del otoño último. Paulo VI muy acertadamente
nombró a Šeper presidente de la comisión teológica para reexaminar el tema
(vale decir para la redacción de un informe teológico más objetivo, conocido
luego en la prensa como Informe Šeper, N. de la R.) y tuvo en cuenta la
designación sinodal al llegar el momento de nombrar sucesor de Ottaviani. Signo
de nuevos tiempos, la elevación de Šeper al cargo de lo que queda del Santo
Oficio es una garantía que la Iglesia no nos impondra más un nuevo
Syllabus" (condena de los erro-res modernos de la época de Pío IX, N. de
la R.). El diario turinés luego comenta la carta dirigida por Paulo VI al
cardenal Ottaviani tras su renuncia y expresa textualmente: "Ottaviani,
pues, recibe el testimonio por su buen servicio en la mejor forma posible, lo
que no mengua ni una pizca el carácter revolucionario de su alejamiento".
Wiener Kurier (Viena) califica ese nombramiento "como un gesto inesperado y un
evento importante de consecuencias trascendentales: porque hasta ahora ese
cargo lo ocupaba exclusivamente un cardenal de nacionalidad Italiana, y ahora
lo asume un extranjero que procede de un país comunista". El mismo
rotativo vienés pone de relieve que esa designación es importante también
porque significa la continuación de la internacionalización de la Curia Romana
y es un signo más de que está desapareciendo la influencia de la corriente
conservativa en la Curia.
El prestigioso diario liberal alemán Frankfurter
Allgemeine dice del cardenal Šeper que "fue en el Concilio una de las
figuras más prominentes entre los obispos reformistas. Abogó por cinco
principios: el idioma vernáculo en la liturgia, la concelebración, la comunión
con pan y vino, la declaración sobre los judíos y la introducción del servicio
permanente del diaconato en la Iglesia. Se sabe también que le preocupa mucho
el acercamiento entre los ortodoxos y los católicos". El comentarista
concluye que es "un reformista moderado" y que con su nombramiento
para prefecto de la Congregación para la Doctrina de Ia Fe muchas cosas
cambiarán en la política de ese poderoso ministerio... El cardenal Šeper se
considera un clérigo liberal... El croata Šeper proviene del ambiente en que la
religión tuvo que habérselas con el ateísmo estatal y donde había que luchar
con la pobreza".
Frankfurter Rundschau afirma que este nombramiento "por muchas razones
fue acogido como una sensación", por cuanto el cardenal Šeper pertenece al
grupo de los liberales y como primer no italiano llega a ser el jefe de esta
Congregación. "El cardenal Šeper pertenece al grupo de los cardenales más
jóvenes y en el Concilio abogó por las ideas progresistas en la Iglesia. Con
este nombramiento el Papa lo colocó en el tercer puesto en la Curia". El
mismo periódico concluye su nota afirmando "que a los juristas
eclesiásticos les interesará el hecho de que el cardenal Šeper fuera designado
prefecto de esa Congregación, que hasta ahora encabeza el mismo Papa, que no
ejercía esa función sólo en forma simbólica sino que influyó en sus importantes
decisiones".
El Messaggero (Roma) afirma que la renuncia del cardenal Ottaviani constituye "un
gesto grande y noble de este varón, con lo cual evidenció una vez más la
grandeza de espíritu dejando al Papa las manos libres para la reforma de la
Curia". En cuanto a Šeper, subraya su prudencia y decisión y la total
ausencia de ambición de honores, de modo que el Papa casi tuvo que obligarlo a
aceptar la presidencia de la comisión sinodial doctrinaria. Destaca su discurso
en el Concilio acerca del ateísmo, en el que manifestó que la responsabilidad
parcial por el ateísmo recae también en los cristianos que se oponen a toda
innovación y modificación del orden establecido durante siglos como si fuera
dado y consagrado por Dios. "El inmobilismo que algunos atribuyen a la
Iglesia es ajeno al Evangelio y al espíritu evangélico".
MI CONGREGACION NO ES UN ESPANTAPAJAROS
EL BIMENSUAL Informations Catholiques Internationales,
París, Nro. 316-24 Julio 1968, en su edición castellana, publica un notable
artículo de su corresponsal romano Giancarlo Zizola (pp.27-32), titulado
"El nuevo rostro de la Curia Romana", en el que dedica una parte al
cardenal Šeper, que transcribimos textualmente:
"El sucesor del cardenal Ottaviani es el cardenal
Šeper. Es casi un «joven». El arzobispo de Zagreb tiene 63 años. En el
Concilio, se distinguieron particularmente sus declaraciones sobre el ateísmo,
cuya responsabilidad no dudaba en atribuir en parte a los cristianos que,
defendiendo ante todo un orden establecido y creyendo poder hacerlo en nombre
de Dios, dieron una falsa imagen del Evangelio.
"Usted sabe —declaró el cardenal Šeper— que pasé de
un campo de actividad sobre todo pastoral a un sector de servicio de la Iglesia
completamente nuevo para mí, en el que ante todo debo orientarme. Mis
impresiones son excelentes. He podido comprobar que mi Congregación no es una
oficina misteriosa, un espantapájaros como se cree con frecuencia, aun entre
los católicos. Aquí se trabaja intensamente, en un espíritu de decisión, para
el bien de la Iglesia. Todas las decisiones se toman en forma colegiada y
colectiva durante reuniones semanales a diversos niveles. El «motu propio» Integrae
Servandae del 7 de diciembre de 1965, aunque hable de la reprobación de los
errores contrarios a la doctrina de la fe, pone en el primer plano de las
tareas de la Congregación la promoción de la investigación teológica. Por tanto
hay ahí una especie de desplazamiento de acento, poniéndose ese acento ahora
sobre el aspecto positivo, dinámico. Nuestra fe se funda sobre la Revelación
divina. La teología es la ciencia de la fe, es el esfuerzo del espíritu humano
para penetrar cada vez más profundamente en el contenido de la Revelación. Como
en todas las ciencias, también es posible y necesario un progreso en la
teología, a condición de que queden intactos la sustancia y el sentido de la
verdad revelada, tal como la propone el magisterio auténtico de la
Iglesia".
CROATAS AL SERVICIO DE LA SANTA SEDE
Aunque el croata es un pequeño pueblo, en su milenaria
historia, cuya gran parte transcurrió en la sangrienta y constante defensa de
los valores cristianos del Occidente en su confín oriental, puede
enorguIlecerse por sus muchos hijos que, debido a su capacidad y virtudes,
ocuparon altos puestos en el gobierno de la Iglesia. Dejando de lado la
discutible cuestión de los Papas procedentes del territorio croata, a saber: el
Papa Cayo IV, oriundo de Zadar (Zara), Nicolás V y Sixto V, es menester
mencionar al obispo de Zagreb, Agustín Kazotic, quien en el siglo XIV, tras
gobernar su diócesis durante veinte años, se trasladó al palacio pontificio en
Avignon, donde desempeñó distintos altos cargos durante dos años.
Como el espacio no nos permite enumerar a cuantos
desempeñaron distintas funciones diplomáticas o fueron delegados apostólicos
durante siglos, citaremos únicamente a los miembros de la Curia Romana.
Entre los primeros cabe consignar a Pedro Benisa, oriundo
de Dubrovnik (Ragusa, ciudad-Estado croata en el Adriático, abolido por
Napoleón), distinguido diplomático y favorito del Papa Urbano VIII, quien lo
nombró su prelado y secretario de Estado. Murió en Roma en 1642. Petar Stay
(Stojkovic), también de Dubrovnik, tenía el cargo de jefe de la Secretaría de
los breves papales para los príncipes. Fue reputado como poeta y filósofo, y
también profesor de la Universidad papal Sapienze y secretario de las escuelas
latinas papales en Roma. Falleció en Roma en 1801. Entre "los
familiares" del papa figuraba Esteban Gradi (Gradic) (1613-1683), también
de Dubrovnik, como custodio de la biblioteca vaticana. Escribió mucho y se
cuenta entre los hijos más preclaros de Dubrovnik. Varios años estuvo en el
servicio diplomático de la Santa Sede. El jesuita José Marinovic, ilustre
poeta, profesor y dogmático, fue penitenciario y teólogo papal. Suprimida la
orden jesuítica, regresó a su Perast natal (Boka Kotorska, pintoresca bahía en
la costa adriática croata), donde fue párroco hasta su muerte.
Actualmente la figura más prominente y de mayor
significación en la Curia Romana es el franciscano Carlos Balic, consultor de
la Congregación para la doctrina de la fe (que preside el cardenal Šeper) y de
la Congregación de los seminarios, miembro del Senado de la Academia Teológica
Papal, presidente de la Academia Internacional Papal Mariana, etc. (Ver más
detalles sobre la vida y obra del rev. C. Balic en Studia Croatica, Nro.
20-21, Año VII, pp. 83-103). Es preciso mencionar también a Velimir Capek,
adscripto ahora a la Congregación para los religiosos y jefe de la comisión
especial para las cuestiones matrimoniales en la Congregación para los
sacramentos. El conocido teólogo profesor Tomislav Šagi-Bunic es consultor del
Secretariado para los infieles y Vitomir Jelicic O.F.M. es consultor de la
Congregación para los sacramentos.
Por último, tenemos al cardenal Šeper quien, asistido por el secretario de la Congregación, monseñor Philippe, francés de 63 años que ocupa este cargo desde 30/7/67 y el subsecretario, canónigo Moeller, belga, gobierna ahora uno de los organismos más importantes de la Curia Romana.
Studia Croatica le desea todo éxito para el bien de la comunidad católica, cristiana en
general y de toda la humanidad, augurándole salud y ventura personal,
convencidos de que, como hijo preclaro del sojuzgado pueblo croata y sucesor
del mártir de la fe y héroe nacional croata, A. Stepinac, en circunstancias
cambiadas y cambiantes, sabrá abogar por el derecho inalienable de su patria,
derecho reconocido por la Iglesia y grato a Dios, a la autodeterminación
nacional, para que su pueblo pronto sacuda el yugo comunista y pueda profesar
libremente su credo religioso en su patria libre e independiente, bajo el
régimen democrático que respetará todos los derechos políticos, religiosos y
humanos de sus ciudadanos sin distingo de origen, religión, clase o raza.
Buenos Aires
EUGEN LAXA
ESTE AÑO se cumple el 40 aniversario de la muerte del
destacado líder político croata Esteban Radic. Su figura en la reciente
historia croata es tan trascedente que merece un extenso comentario. Se trata,
en realidad, de una de las personalidades más representativas de la historia
croata en la primera mitad de nuestro siglo.
Antes de abordar el tema, trataré de ilustrar las
condiciones imperantes en Croacia, cuando Radic inició su actividad política,
lo que facilitará que los lectores comprendan mejor la personalidad descollante
de este líder croata. Nos referimos al principio del siglo XX. En aquel
entonces, en Croacia, como casi en todos los paises centro-orientales europeos,
los campesinos. constituían el alto porcentaje de la
población (hasta el 80%).
Políticamente Croacia era el reino asociado con Hungría y
Austria, conservando todavía algunos atributos de su soberanía. Tras la
extinción de la dinastía nacional, Croacia se asoció en 1102 con Hungría en una
unión personal (solamente reyes comunes), unión que perduró, con ciertas
interrupciones, hasta 1527, cuando los estamentos croatas eligieron en Cetinje
como sus reyes a los monarcas de los Habsburgo. Aunque, en virtud del
Compromiso húngaro-croata de 1868, a Croacia fueron garantizados los derechos
de independencia en distintas jurisdicciones, la ingerencia húngara no cesaba,
lo que creaba constantemente situaciones harto difíciles y sumamente tensas.
Huelga acotar que Dalmacia estaba todavía bajo el poder directo de Austria,
mientras Bosnia y Herzegovina desde 1878 estaban ocupadas por la Monarquía
danubiana.
El campesinado, tal como era entonces en Croacia, hoy no
existe casi en ninguna parte. En el Occidente, y especialmente en el continente
americano, hace tiempo que los campesinos están incorporados en la actividad
comercial y el progreso técnico a tal punto que han cesado de ser campesinos en
el sentido que le damos, mientras que el comunismo en la mayoría de Ios países
de la Europa centro-oriental destruyó las estructuras del campo, alteró el
sistema de propiedad, obligó a la mayoría de los campesinos a abandonar el
campo y buscar el trabajo en la ciudad o el empleo en las cooperativas
agrícolas estatales.
En la época a que nos referimos, el campesino croata
vivía con su familia en el campo, que fue durante siglos y generaciones la
propiedad de sus antepasados. En las aldeas, sin mayores cambios, se sucedían
generaciones tras generaciones apegadas a su terruño natal, fieles a las
tradiciones y costumbres milenarias, respetuosas de los principios
ético-morales, heredados de generaciones atrás. El campesino vivía en su aldea,
sus vecinos campesinos compartían con él idénticos principios, problemas,
alegrías y dolores. Semejante medio social unía aún más a cada campesino con
sus vecinos y su aldea. La propiedad de la tierra era inalienable. De su
tenencia y buen cultivo dependía la existencia de la familia. Para que esas
familias pudieran mantenerse tan largo tiempo, se debe a un sistema de posesión
específico —el sistema de posesión familiar croata, llemado Zadruga
(Cooperativa) que por su originalidad es tema de estudios de los especialistas
también extranjeros—. Zadruga era una unidad económica de carácter autárquico,
consistente en varias familias consanguíneas de 20 hasta 60 miembros.
Compartían el mismo hogar, cultivaban el campo, criaban animales. Todos los
miembros de Zadruga trabajan de acuerdo al sexo, edad y capacidad. Zadruga
cubría las necesidades de sus miembros, haciéndose en su seno incluso la ropa y
el calzado. Las demás necesidades atendían pequeños artesanos de las ciudades
más cercanos. En Zadruga todos los miembros gozaban de iguales derechos,
participaban por partes iguales del ingreso, eligiendo todos los años a un jefe
que dirigía la actividad de esta comunidad. En los tiempos anteriores, el
campesino hacía trueque, es decir cambiaba sus productos por los productos del
artesano. Cuando se extendió el sistema monetario, sus necesidades de disponer
de plata crecían de día en dia, los campesinos contraían deudas, lo que
originaba crisis en su economía y la consiguiente partición de Zadruga, la parcelación
de sus propiedades y la baja del nivel de vida. El campesino carecía del
efectivo para pagar muchos artículos que producía anteriormente en su hogar.
Siempre escaseaba el dinero por no hallar suficiente mercado para los productos
agrícolas. La Ley de 1880 sobre Zadruga permitió su división, lo que motivó la
partición de la propiedad campesina en pequeñas parcelas, a menudo
insuficientes para mantener a una familia.
Por otra parte, el campesino ocupaba el último peldaño en
la escala social. En la Croacia propiamente dicha, la servidumbre fue derogada
en 1848 y el campesino, aún libre, no pudo alcanzar eI nivel del pequeño
artesano o comerciante, sin hablar del párroco o abogado. Esta gente, viviendo
en ciudades y burgos, como si se hubiera separado de su propio pueblo, no se
ocupaba del campesino, mostrándole su desprecio y hasta hostilidad. Todo eso
era secuela de influjo foráneo sobre la pequeña burguesía, atraída por los
valores importados, ignara de los genuínos valores de su propio pueblo. Este contraste
aumentaba cuando los hijos de campesinos, diplomados en escuelas superiores o capacitados en centros de artesanía, retornaban de las
ciudades más cercanas a su aldeas natales y se hacían defensores más fervorosos
de los "señores" contra los campesinos.
En lo político, los campesinos no estaban mejor. El
derecho de voto, lo podía ejercer solamente el elector que pagaba más de 25
florines (unos 10 dólares) del impuesto directo (mientras los empleados
estatales y municipales estaban excluidos de esta limitación), lo que
representaba mucho más de lo que pagaba el campesino tomado en su promedio. Por
este hecho el campesino no era electoralmente interesante, los partidos
políticos de entonces, sin que podamos negarles los ideales patrióticos más
elevados, no se interesaban por el campesino. El no era un sujeto politico sino
solamente el objeto. A nadie le gustó acercarse a este campesinado que, tanto
por su número como por su tradición, era la columna vertebral del pueblo
croata.
En semejante ambiente nacieron de padres campesinos los
hermanos Ante y Esteban Radic en 1868 y 1871, respectivamente, en la aldea
Trebarjevo, no lejos de Zagreb. De niños conocieron la vida de los campesinos y
todos sus principios morales, gracias a los cuales pudieron mantenerse sanos y
honestos. Habiendo sido sus padres campesinos adelantados, lograron darles la
instrucción superior a los dos muchachos de inteligencia excepcional. Ante, el
mayor, se dedicó a la filología y filosofía, mientras Esteban, el menor,
prefirió el derecho y las ciencias politico-sociales.
Ya de estudiante y como joven profesor, Ante Radic fue
impresionado por el desequilibrio imperante en el escenario politico-social
croata. Por un lado, políticos burgueses polemizan con actitud acerca, de los
principios abstractos, mientras que por el otro la enorme masa campesina se
halla en estado letárgico. Ante Radic percibió exactamente que en Croacia
precisamente los campesinos durante siglos de la invasión y la intromisión
extranjeras conservaron su idioma y sus costumbres autóctonas, preservando así
la individualidad nacional, mientras que la burguesía, bajo el influjo alemán,
italiano y húngaro, se distanciaba cada vez más del grueso de su pueblo. Al ver
ese estado de cosas y por ser el mismo hijo de campesinos, decidió emprender
una acción para ilustrar y despertar esas masas campesinas con el fin de
conquistarles la correspondiente posición en la sociedad, de acuerdo a su
importancia.
Con este propósito empezó en 1898 a editar su periódico
quincenal Dom. En dicho periódico, era la idea de Ante Radic, habrían que colaborar sólo los campesinos, abordando en la
forma clara y sencilla los problemas de la vida cotidiana. Su felicidad más
grande era recibir innumerables cartas, escritas con la torpe mano campesina,
expresando a los autores su solidaridad con las opiniones publicadas en Dom.
Dentro de poco Dom se convirtió en la lectura favorita de todas las
aldeas de Croacia. Los campesinos de la Croacia propiamente dicha comprobaron
aue los campesinos de Dalmacia, Bosnia o Srijem piensan igual que ellos. Esta
identidad de miras dio testimonio vivo de la unidad de los campe-sinos croatas.
No era de menor importancia la labor de Ante Radic en la redacción del Simposio
para la vida y costumbres del pueblo, editado por la Academia de Ciencias y
Artes de Zagreb. Gracias a las encuestas con 1600 preguntas concernientes a
todos los aspectos de la vida campesina, desde la tradición oral y los
principios morales hasta herramientas e utensilios, Ante Radic fue primero en
codificar sistemáticamente el te-soro etnológico, asegurándose el puesto del
primer sociólogo croata. Trabajó en el campo sociológico y cultural hasta su
muerte acaecida el día 10/2/1919. Su muerte fue un grave golpe al Partido, cuyo
padre intelectual e iniciador era.
Pero a Ante Radic, hombre reposado, calmo y
científicamente metódico, le faltaba el fuego interno, el impulso de tribuno
para mobilizar a esa enorme masa humana, forjar su conciencia política y
elevarla a la dignidad de un sujeto político. Estas calidades y esta tarea la
asumió su hermano Esteban, quien, al concluir sus estudios en Praga y Paris,
regresó en 1902 a Croacia.
Espííritu temperamental y contagioso, lleno de dinamismo
y actividad, era un excelente alumno. Aunque de vista defectuosa, leía rápidamente
y su memoria era extraordinaria. Ya de alumno secundario participó en las
manifestaciones de los universitarios y de estudiante universitario, por su
participación en la quema de la bandera húngara fue excluido de la Universidad,
lo que lo obligó a terminar sus estudios en Praga. Radic no adhirió a las ideas
de Masaryk, a pesar de que éste era el verdadero líder político en Praga,
porque sus ideas, en opinión de Radic, eran extrañas al pueblo croata. Al
contrario, abrazó las ideas del paneslavismo que en aquel momento estaban en
gran boga. Idealista romántico, abrazó estas ideas y fue gran paladín del
paneslavismo, vislumbrando en él la salvación de todos los eslavos ante la
expansión germana. Terminados sus estudios de derecho en Praga, se traslada a
Paris donde con nota excelente rindió los exámenes finales en la Escuela
Superior de las Ciencias Políticas.
Regresado a su país, coincidió con su hermano Ante de que
la fuerza política principal de los pueblos agrícolas son sus campesinos,
especilmente en Croacia, donde constituían más de 80% de la población. Por
ende, Esteban Radic empieza a visitar las aldeas. Ya en sus primeros contactos
con los campesinos se mostró un orador extraordinario, fascinando a sus oyentes
y convirtiéndolos en sus fervientes adeptos y colaboradores. Les habló en el
idioma de ellos, de sus problemas, infundiéndoles fe en un futuro mejor, cuando
los campesinos mismos habrán de decidir sobre su destino. Radic inmediatamente
se percató del peligro de la ideología marxista, y supo sintetizar la profunda
religiosidad del campesino croata y su apego a la tierra en dos simples
slogans, que hasta los tiempos recientes quedaron como lema de su movimiento: Fe
en Dios y la unión campesina, y Seamos dueños de lo nuestro, defendamos
unidos nuestro Hogar.
LOS CAMPESINOS SE DESPIERTAN
LA LABOR de los hermanos Radic dio su fruto. Las masas
campesinas empezaron a agruparse de manera que se sintió la necesidad de
organizar un partido político. Esteban publica en 1902 un trabajo titulado
"El Partido más fuerte en Croacia" que trata del futuro partido
campesino. En el periódico Hrvatska Misao (mayo de 1904) entre las ideas
rectoras del nuevo partido proclama: "El Partido Campesino Croata no es un
partido de clase sino nacional y como tal enarbola todos nuestros ideales
políticos, principalmente el ideal de la independencia e integridad territorial
del Estado de Croacia". Mientras el nuevo partido carece de adeptos en la
capital, su espíritu trasciende a todas las comunas, hasta las más remotas y
las más pobres, y por doquier infunde la esperanza en la justicia, libertad y
el progreso.
En la reunión preparatoria para la constitución del
partido que tuvo efecto en 1904, Ante Radic declaró que su partido se basará en
la idea del Estado croata y en la conciencia campesina. El partido fue
constituido formalmente en diciembre de 1904. Su primera Comisión directiva fue
integrada por 19 intelectuales y 2 campesinos, pero ya a principios de 1905 la
Comisión se amplía y los campesinos prevalecen en ella. Este ban Radic fue
elegido presidente y ocupará este cargo hasta su muerte trágica. En 1906 Dom se
convierte en el órgano oficial del partido, posee su imprenta, cuyos
accionistas son casi exclusivamente los campesinos.
Las autoridades interponían muchas dificultades al nuevo
partido, prohibiendo sus mítines y reuniones por considerarlo revolucionario,
ya que reclamaba el derecho de voto para todos quienes tienen obligación de
servicio militar y de pago de impuestos. Radic y sus colaboradores continuaron
trabajando con ahinco, mas la parte leonina de esta enorme tarea fue cumplida
por los mismos campesinos quienes, tras esforzada labor diaria, iban de casa a
casa, de aldea a aldea, difundiendo la nueva doctrina. Fueron estos los
apóstoles del movimiento campesino, hombres abnegados, buenos agricultores
—pues según la lógica campesina, quien no sabe administrar bien su casa, no
puede dar ejemplo ni guiar a los demás.
Junto con los gobernantes al nuevo movimiento se oponían
todos los demás partidos que sintieron el peligro de las masas campesinas que
recién ahora empezaron a tomar conciencia de su fuerza. Presentían que el
partido campesino era el contrincante que los iba a superar. En el campo
político de la Croacia de entonces dominaban dos partidos: la Coalición croata-servia
y el Partido constitucionalista bajo la égida de José Frank. Mientras que el
primero era oportunista y mantenía cordiales relaciones con los gobernantes
húngaros, el segundo se oponía abiertamente al gobierno. El Partido campesino
tomó del Partido constitucionalista la idea del derecho del Estado croata y
únicamente le reprochaba el haber descuidado al campesinado y haberse dedicado
casi exclusivamente a los problemas estatales y políticos. Poco después se
constituyó el Partido popular croata, de tinte clerical, que tomó una actitud
hostil hacia el Partido campesino, seguramente debido a que muchos párrocos,
entonces el único vínculo del campo con la ciudad, consideraron el campo su
feudo exclusivo. Sus ataques fueron tan lejos que el arzobispo de Zagreb,
Antonio Bauer, prohibió en 1911 estos ataques desde los púlpitos. Al respecto
cabe acotar que los campesinos croatas son muy religiosos, pero no clericales.
Pese a todo, el Partido se afianzaba cada día más. En los
comicios de 1908 obtuvo tres mandatos y en 1910 nueve, en 1911 once mandates.
Pero en las elecciones de 1913 se redujo a tres mandatos, debido a las
coaliciones electorales. tendientes a impedir el
triunfo de los candidatos campesinos. Cuando Radic se enteró de ese resultado,
exclamó: "Magnífico, siempre que tenemos que superar un gran obstáculo hay
que retroceder unos cuantos pasos para dar el envión. Verán, la próxima vez
ganaremos la mayoría". Tuvo razón, pues, en los próximos comicios que, a
razón de la guerra, se celebraron siete años después, el Partido campesino
obtuvo la mayoría abrumadora.
LA DOCTRINA DEL PARTIDO CAMPESINO
A PRINCIPIOS de 1905 quedó elaborado el primer programa
partidario. Luego en 1920, al producirse un profundo cambio de la situación,
fue completado por otro denominado "Los Principios Fundamentales".
Este programa se basa en las ideas propagadas por los hermanos Radic, según las
cuales el pueblo posee su alma, sus propias concepciones jurídicas, sus trajes
y costumbres, en síntesis, su propia cultura milenaria. "Cuando hablamos
de nuestra cultura, pensamos en nuestra vieja tradición, basada en la
civilización cristiana y de ahí que debemos constituir y promover instituciones
de nuestro derecho, de nuestra literatura, música y artes y en primer lugar
nuestra política nacional" [13].
"Nuestra política es la del padre y pastor, inspirada en la idea de que el
ciudadano y el patriota deben defender los intereses del pueblo tal como el
padre cuida de su hijo y el pastor de su rebaño. No bastan frases hermosas, si
al pueblo no se le brinda la oportunidad y la posibilidad de decidir sobre su
destino. La política encubierta de los partidos burgueses debe ser reemplazada
por una política franca y abierta, respaldada por la clase más nacional, más
numerosa y más meritoria, por la clase campesina" [14].
Por política burguesa, nuestro partido considera Ios esfuerzos encaminados a
prolongar el arbitrio burocrático como asimismo el arbitrio de la aristocracia
y del capital. El campesino es un hombre peculiar, un hombre íntegro según la doctrina
del Partido campesino. Su trabajo principal es cultivar la tierra con la ayuda
de su familia. Difiere sustancialmente del peón del campo que por el jornal
trabaja en el campo ajeno, como también del latifundista para quien el campo
constituye tan sólo la fuente de una renta. El campesino que vive en su tierra,
bajo el firmamento, está cerca de Dios y la naturaleza, bajo el influjo
permanente del cósmos misterioso, siente que el hombre depende de Dios, de la
naturaleza y de su destino. Este sentimiento confiere a su alma armonía y su
tranquilidad, y por eso el campesino aborrece el trajín y la tensa lucha por la
vida que libran los hombres de la ciudad. Con el sosiego y el amor en su alma,
el campesino quiere vivir tranquilo y sencillo en el seno de su familia. El
campesino es el defensor más firme del pueblo y un pueblo no puede desaparecer
mientras su clase campesina sea numerosa... "Los campesinos son la médula
económica del pueblo, venero de su civilización autóctona y de su poder
político" [15].
Ya en el programa de 1905 se recalca que el movimiento
campesino no es solamente político, sino también cultural y económico. En el
campo cultural se previó la fundación de las ramas de la Unión Campesina con el
propósito de mantener los logros culturales del mundo campesino, a saber: sus
trajes nacionales, sus costumbres y manufacturas autóctonas, y de fomentar el
alfabetismo en las regiones atrasadas. Esta organización debía promover todos
los sectores de la vida cultural campesina, desde la asistencia a los
escritores campesinos hasta la forestación de las regiones montañosas y
pedregosas. En lo económico se previó la Unión económica, cuyo objetivo era
mejorar y aliviar la situación económica del campesino, empezando por la
distribución de semillas y plantas hasta abonos, luego la educación de los
jóvenes en la agricultora, fruticultura y vinicultura, la adquisición de
implementos y máquinas agrícolas, de barcos y redes para pescadores, asegarar
el crédito a los campesinos y la venta de su productos y manufacturas con
exclusión de los intermediarios. Estas dos organizaciones Ilegaron a pleno
desarrollo y cosecharon éxitos considerables recién 30 años después,
confirmando así el espíritu previsor de sus fundadores.
El partido campesino croata desde su fundación tenía como
objetivo político el restaurar la independencia nacional de Croacia. "Como
un hombre no es completo sin la casa propia, tampoco lo es un pueblo sin su
Estado propio", se repetía en la doctrina de Radic. Quien desea la
libertad de su pueblo, la desea también a su país, porque resistiendo a la
dominación del hombre por el hombre, no puede quedarse indiferente cuando un
pueblo gime bajo el yugo de otro" [16].
Así, por ejemplo, en el prefacio del programa del partido de 1905 se formula,
que "el partido trabajará por la unión total del pueblo croata que vive en
un espacio contínuo, y por la organización del Estado propio con la legislación
y las instituciones fundadas en la concepción del Estado moderno". Con
esta formulación el partido aceptó y asumió la idea del derecho de Estado
croata histórico, subrayando dos títulos de la tradición estatal muy
importantes: la vetustez y la continuidad, porque desde el siglo VII tenemos
nuestro Estado propio y nadie más tarde, a pesar de diferentes uniones con húngaros
y austríacos, le negaba los atributos de un Estado soberano, hasta que Croacia
fue incluida forzosamente en 1918 en el Reino de los Servios, Croatas y
Eslovenos.
EL PACIFISMO Y LA ORGANIZACION DEL ESTADO
A PESAR de este objetivo nacional, que exigía una lucha
dura por la recuperación de la soberanía completa de su pueblo, Radic era un
verdadero pacifista. Pero él lo concibió en estos términos :
"Nuestro pacifismo croata no es el defetismo sino solamente la negación
del viejo militarismo prusiano-austríaco antes y del servio en la actualidad;
es una afirmación enérgica de la voluntad inquebrantable y la decisión de un
pueblo soberano para defender a su patria, sus logros, su Estado y la
constitución republicana contra todos los enemigos exteriores, con todas las
fuerzas morales y materiales".
Para la organización estatal, como lo concibió el
partido, debe servir de paradigma y ejemplo el hogar familiar, la comunidad
familiar, similar a la vieja Zadruga, donde todos los componentes de la familia
eran copropietarios iguales y donde todas las decisiones se tomaban por el
voto. La aldea es una unidad económica, organizada como una cooperativa. Luego
viene la comuna en que cada campesino tiene tantos votos cuantas personas tiene
en su casa. Un determinado número de comunas constituye župania (commitatus)
donde los profesionales se encargan de la administración, etc. župania es un
cuerpo político autónomo, análogo a cantones suizos o condados británicos. Las
ciudades tienen status de župania, donde todos los ciudadanos sin distinción de
sexo o profesión, tienen el derecho de voto y participan en la administración
de los asuntos de la ciudad. El jefe del Estado se elije con voto directo,
detentando todos los atributos del jefe del Estado, propios en un sistema presidencial.
Mediante el plebiscito el pueblo puede revocar al jefe del Estado, disolver el
Sabor (parlamento), proponer y derrogar las leyes. El Sabor se elige por 4 años
por todos los ciudadanos de ambos sexos, mayores de 18 años. A cada 6.000 de
votos corresponde un diputado. El poder judicial es independiente, facultado
para decidir sobre la constitucionalidad de las leyes votadas. Con miras a
reducir el burocratismo, se prevé la formación de las instituciones
profesionales, a saber: Ias cámaras obreras, del artesanado, del comercio, etc.
En cuanto a la relación de Croacia con sus vecinos,
Esteban Radic, hábil político y estadista, tomaba en sus cálculos varias
alternativas. Si resulta imposible la independencia completa de Croacia, ella
puede formar parte de otros cuerpos políticos de carácter multinacional. Así en
el programa partidario de 1905 se toma en cuenta la confederación danubiana,
mientras que en el de 1921 se la subsituye por una "comunidad
internacional" de los eslavos del sur, incluyendo también a los búlgaros,
porque sin ellos no habría una verdadera comunidad sureslava. Es muy
característico para el realismo político de Radic lo que dijo a Masaryk al
visitarlo en Praga a principios de 1919. Le reprochó la destrucción y la
partición de Austria-Hungría en lugar de luchar por su reorganización
democrática y federativa, luego agregó textualmente: "No pasarán 20 años y
el rodillo alemán pasará por encima de vosotros y luego por encima de
nosotros". ¿No son proféticas estas palabras?
Hay autores, especialmente en Yugoeslavia, que tratan de
presentar a Radic como partidario de la idea yugoeslava actual, lo que es una
falsificación evidente. Radic desmintió tales interpretaciones al decir:
"Justamente por ser un eslavo, permaneceré siempre, hasta mi último
respiro, en toda mi obra, un inconmovible croata" [17].
Además, en otras obras, los hermanos Radic no omiten
ocasión alguna para destacar la individualidad nacional croata, oponiéndose
categóricamente a los intentos de reducir a los croatas a la categoría de una
tribu. "Los eslovenos, los croatas, los servios y los búlgaros son cuatro
organismos étnicos y no cuatro tribus" [18].
En cuanto a la minoría servia en las provincias croatas[19]
los hermanos Radic eran adversarios de todos los conflictos y luchas, favoreciendo
la concordia y la paz, mientras los antagonismos los consideraban como el
resultado de la instigación desde fuera. "La paz y la unión van a imperar
recién cuando los servios podrán decir espontánea y abiertamente:
"Nosotros somos servios ¡viva Croacia!"
Sin duda alguna el Partido campesino de Radic consideraba
como su ideal cuidar de buena relaciones con Servia.
La mejor manera de hacerlo consiste en que los croatas y los servios organicen
sus Estados independientes. Su comunidad estatal destruiría estas buenas y
amistosas relaciones. Hablando, no sin alusión a las relaciones croata-servias,
de los vínculos noruego-suecas, Radic acertadamente observó: "...los
noruegos no sólo permanecieron buenos vecinos y amigos de los suecos, sino que
renovaron con ellos las relaciones de hermandad".
DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
DURANTE la primera guerra mundial el partido de Radic
continuaba con su labor. Evidentemente esta labor se vió restringida por el
reclutamiento y las malas condiciones económicas. Se habían realizado millares
y millares de pequeñas reuniones en los hogares campesinos. No obstante, la
proporción de fuerzas en Sabor quedó la misma que en 1913. Ahí prevalecía la
Coalición croata-servia, bajo la égida de Svetozar Pribicevic, un servio de
Croacia, quien recibía instrucciones del gobierno de Belgrado. De acuerdo a su
deseo y las instrucciones servias, el objetivo de la política de Belgrado era
anexar todas las regiones eslavas de la monarquía y de esa manera crear una
Gran Servia.
En estas condiciones generales llegaron los croatas al
año 1918, el año más trágico de toda su historia nacional. Todas las
calamidades y desgracias, saqueos, matanzas a los que está expuesto el pueblo
croata desde entonces, directa o indirectamente, son secuela de esa improvisada
e impelida unión de Croacia con Servia.
La evolución política en los años de preguerra y durante
la primera guerra mundial no fue favorable a los croatas, pues fueron burlados
por ambas partes de la monarquía danubiana, ora por parte húngara, ora por
parte austríaca. Tal la situación y a resultas de hábil propaganda servia,
especialmente en cuanto a sus éxitos en las guerras balcánicas de 1912 y 1913,
pequeños grupos de la inteligentsia croata empezaron a mirar su salvación en
Servia. En consecuencia, la idea yugoeslava hizo impacto en estos círculos
políticos que propiciaban la unión croata con los servios y de acuerdo a
diferentes interpretaciones, en forma federativa o confederativa. En ese
sentido y como el acto previo, el día 29 de octubre de 1918 el Consejo
Nacional, integrado por delegados de todas las regiones eslavas de la Monarquía
que abrazaban la idea yugoeslava, proclamó la separación de Croacia de
Austria-Hungria. Radic, un día antes, en la sesión de Sabor pidió que se
proclamase Croacia como un Estado soberano y la parte integrante del Estado de
los eslovenos, croatas y servios, derrogando la unión y Ios lazos con la
Monarquía doble y la dinastía de los Habsburgos. Croacia propiamente dicha, la
parte que oficialmente integraba la comunidad política danubiana, debía
convertirse en el centro político-administrativo de todas las regiones eslavas
de la ex Monarquía. Ningún ejército amigo: servio, francés, inglés o americano,
o enemigo debía pisar el suelo de Croacia. Estas exigencias de Radic no
prosperaron. El Sabor adoptó la propuesta de Pribicevic para separarse de
Austro-Hungría, votó la unión con Servia del todo espacio étnico de los
croatas, eslovenos y servios, sin ninguna consideración a los límites
territoriales o estatales, con la única condición de que la Asamblea
Constituyente tendrá que decidir sobre la forma del Estado común y de su
gobierno.
El ejército de la Monarquía doble estaba ya en
disgregación y los bosques de Croacia llenos de desertores que temían un nuevo
reclutamiento con el destino al frente de lucha. Entre la población croata
cundió gran miedo ante las pretensiones de Italia a Dalmacia, prometida por el
Pacto de Londres de 1915 como premio por haberse pasado al lado de los aliados
occidentales. Esta psicosis de miedo y confusión fue explotada por parte de los
"yugoeslavos" para concluir cuanto antes la unión con Servia.
Svetozar Pribicevic, vicepresidente del Consejo Nacional, verdadero traidor de
Croacia, en permanente contacto con el gobierno servio y su cuartel general
militar, mientras los croatas junto con Trumbic en el exterior no podían
ponerse en contacto con Zagreb, ejecutó el golpe de estado en el seno del
Consejo Nacional y envió el día 27/11/1918 a una delegación a Belgrado la que
con el Regente de Servia proclamó el 1/12/1918 la unión de Croacia con el Reino
de Servia.
Para aclarar el alcance y el significado de esa
"unión", es preciso transcribir lo que dijo Radic en las discusiones
previas al respecto: "Si efectivamente los servios desean un Estado
semejante y un gobierno centralista, que Dios los ampare... pero en cuanto a
nosotros los croatas, queremos la república federativa... Ustedes saben bien
que el Consejo Nacional no representa al pueblo por no haberlo elegido. ¿Por
qué no han convocado el plenario de todos los grupos para que votaran sobre una
decisión tan transcedente? Porque saben que están obrando mal y todo se haría
visible en una discusión pública. Vuestro deseo es eludir a este Sabor, lo que
es la peor forma del anticonstitucionalismo... Ustedes se equivocan
tremendamente si piensan poder pasar por alto más de mil años de la vida del
Estado croata. Ustedes están pisoteando todas vuestras promesas y obligaciones
para con el pueblo croata, todo lo que habéis dicho o escrito, deseando hacer
algo de lo que nunca se ha dicho nada al pueblo y que el pueblo nunca aprobaría
con su voto... Nuestros campesinos —nueve décimos de la población croata—,
conquistaron en esta guerra su plena dignidad humana, no desean más ser siervos
de nadie, ni esclavos del extranjero o del hermano, del Estado ajeno o del
propio, sino que desean que su Estado sea libre, republicano, justo y humano...
Ustedes se van a Belgrado. Sin el pueblo croata y contra su voluntad
proclamarán la unión estatal y luego continuarán sin miedo ni vergüenza a
gobernar de acuerdo a las viejas léyes y mediante los empleados serviles y
corrompidos. Traten de entender que la nacionalidad es algo más hondo y más amplio que el idioma... De nuestra labor el
pueblo espera la libertad y nuevos derechos, el derecho en su hogar, en su
aldea y en el país entero. Los croatas, los eslovenos y los servios son tres
hermanos. Cada uno tiene derecho a ser consultado".
Después de este discurso de Radic, se produjo gran alboroto
en Sabor y el populacho organizado por los agentes de Pribicevic amenazó a
Radic de muerte, que se salvó buscando el refugio en la adyacente iglesia de
San Marcos. El antagonismo y la divergencia entre Radic y Pribicevic se
exteriorizaron en forma tan patente y dramática.
Los campesinos croatas impugnaron enérgicamente la
proclamada unión. En todas las aldeas croatas se vitoreaba a la República.
Cuando el ejército servio llegaba para pacificar al pueblo a culatazos y
bastonazos, estas ovaciones se convertían en gritos :
"¡Abajo el rey Pedro!" (rey servio). Esteban
Radic por su parte, fascinado por el impacto de la propaganda de los principios
de Wilson, creyó poder sacar el carro croata del fango en que cayó nuevamente.
A tal fin dirige a Wilson en febrero de 1919 un Memorandum con 384.000 firmas,
pidiendo se permita convocar la Asamblea Constituyente para la república
neutral croata. El esfuerzo resultó sin efecto. En marzo del mismo año la
Comisión directiva del partido redacta y publica una Resolución, negando al
gobierno del nuevo Estado todo carácter legal y protestando contra todas sus
medidas administrativas. Al enterarse Belgrado que esa Resolución fue traducida
a varios idiomas y enviada a las potencias extranjeras, ordenó y efectuó la
detención de Radic el día 25/3/1919.
Su experiencia del primer contacto con la cárcel servia
era impresionante: estaba solo en la celda, golpeado e humillado. Sufrió tanto
que proyectaba salir de Croacia y radicarse en el extranjero[20].
LOS CROATAS CONTRA YUGOESLAVIA
PERO tan pronto se realizaron las elecciones para la
Asamblea Constituyente de Yugoeslavia, el día 10/11/1920, Belgrado excarcela a
Radic. Dichas elecciones fueron un triunfo para él, lo que le sugirió el cambio
de la denominación del partido. Hasta ese momento se denominaba el Partido
Popular Croata y desde ese momento se llamará el Partido Campesino Republicano
Croata. Los resultados de los comicios en cuanto a Croacia fueron los
siguientes: Radic obtuvo 230.590 votos, mientras el resuscitado partido de derecho
ganó 10.880 y el Dr. Trumbic 6.585. Los adversarios de Radic, es decir los
croatas que en Sabor propiciaban la unión con Servia, obtuvieron en total
25.867 votos. En consecuencia, estas elecciones fueron un verdadero plebiscito
croata contra Yugoeslavia, gracias, en primer término, a la acción política de
Radic y de su partido. Por eso los diputados croatas abandonan la Asamblea
Constituyente y los servios, para obtener la mayoría que promulgaría la
Constitución, sobornan a algunos diputados de la minoría turca en Macedonia,
pagándoles 6.000.000 de dólares. De ese modo fueron asentados los
"fundamentos jurídicos" de la Yugoeslavia monárquica.
Belgrado desde entonces reacciona a la oposición croata
con el terrorismo general. A pesar de todo y, quizás justamente por eso, la
fuerza de Radic crece sin pausa. En las elecciones parlamentarias del 18 de
marzo de 1923 su partido obtuvo 473.733 votos. Sus organizaciones se
multiplican sin cesar. Ante ese hecho Belgrado teme de que
la misma política podría trasplantarse a Servia. Radic se estaba convirtiendo
en el líder de toda la oposición. Las elecciones siguen demostrando que su
éxito no era casual, secuela de un estado provisorio de la posguerra, sino que
Radic era el protagonista y el promotor de una nueva política con profundas
raices en el alma de su pueblo. El humanismo, la libertad y la justicia son sus
rasgos más salientes. El fenómeno Radic y su partido desbordan los límites de
Croacia. Zagreb se convirtió en centro de las fuerzas opositoras de Ias ex provincias
de la Monarquía danubiana. Allí se reunían los delegados eslovenos (Slovenska
Ljudska Stranka) y los musulmanes de Bosnia, formando el bloque
federalista, que Radic caracteriza: "Lo que hemos conseguido es más que un
bloque federalista. Los eslovenos, los croatas y Bosnia-Herzegovina con sus 111
diputados, con 700.000 votantes y con casi 5 millones de habitantes despertados
y organizados, van unidos contra el centralismo de Belgrado..." [21]
EL MALOGRADO INTENTO DE COMPROMISO
PARA evitar el peligro y peores consecuencias, el
gobierno servio trata de restablecer el contacto con Radic. Al negarse Belgrado
a derrogar la Constitución votada contra la voluntad del pueblo croata y a raiz
de la incesante persecusión y el terror policial, Radic se fue primero a París
y luego a Londres. Sus quejas fueron desoídas. De allí se marchó a Moscú sin
conseguir nada. En París y Londres, decía, les interesaba sólo si el capital
que los burgueses anglo-franceses habían invertido en Yugoeslavia iba a dar
buena renta, mientras que "los comunistas no buscan aliados sino sólo
servidores sumisos", como dijo al Dr. Macek después de su regreso de Moscú
en agosto de 1924. Belgrado aprovecha astutamente este viaje a Moscú y la nueva
ley, llamada Obznana, que prohibió el partido comunista, fue extendida también
al partido campesino croata. Con tal motivo, en mes de enero de 1925, fueron
encarcelados todos los líderes del partido. Un mes antes de las nuevas
elecciones parlamentarias del 8/12/1925 Radic fue arrestado por segunda vez. Pese
a todas estas medidas dirigidas contra el movimiento campesino croata, su
partido ganó en todos los distritos de Croacia y Dalmacia y, en coalición con
los musulmanes, obtuvo la mayoría también en todos los distritos de
Bosnia-Herzegovina[22].
A pesar de este triunfo democrático, Radic permanece encarcelado. El gobierno
servio tuvo sus planes para con él. En la cárcel recibe mensaje de todos los
lados; de los amigos y de los adversarios. Claro, estos últimos le advertían
que podría ser condenado a 10 años de prisión y que le esperaban torturas que
ya experimentó en la cárcel servia. Del exterior ninguna noticia de comprensión
o alivio. En este estado de ánimo, Belgrado, deseosa de recuperar el prestigio
político en el interior y exterior, ofrece a Radic un compromiso. Para abrirse
un nuevo camino de lucha, Radic, por intermedio de su sobrino y diputado de su
partido, Pavle Radic, tras prolongadas discusiones, declara el 27/3/1925 en el
parlamento de Belgrado que el partido campesino croata reconoce el actual estado
político, el régimen, la Constitución y la dinastía. Después de esta
declaración entran cuatro diputados de Radic a formar parte del gobierno de
Belgrado y el mismo Radic, excarcelado dos meses más tarde, fue nombrado
ministro de educación.
Pero Radic, sensible para captar las vibraciones del alma
de su pueblo, se dio cuenta inmediatamente que esta era una política que no le
agradaba a su pueblo y que el nuevo camino era equivocado. Para recuperarse,
por lo menos parcialmente, Radic pasa a la ofensiva contra la corrupción en los
ministerios y en la misma corte real. Pero el pueblo croata obedece la voz de
su conciencia. Efectivamente, en la elecciones del
11/9/1927 y a pesar de que Radic fue eliminado del gobierno ya el 15/4/1926, su
número de votos disminuyó en unos 200.000 sufragios. No obstante, Radic desde
su banca de diputado, con su ingeniosidad, con su talento oratorio y argumentos
se hizo para el gobierno servio todavía más incómodo que cuando estaba en la
abstinencia total..
Ahora, fuera del ministerio, se le ofrecían nuevas
perspectivas de lucha. Hemos visto ya que S. Pribicevic y E. Radic chocaron en
1918, por cuanto Pribicevic "fabricó" la unión de Croacia con Servia,
mientras que Radic luchó contra ella con todas sus fuerzas de un líder nacional
que estaba en aquel momento al principio de su carrera política. Pero ya en
1926 Pribicevic cayó en desgracia de Belgrado y de la dinastía servia. Por eso
en octubre de 1927 formó con Radic la llamada Coalición demócrata-campesina. De
esa manera quiso conseguir dos objetivos: vigorizar su posición política,
porque su partido campesino y el partido demócrata de Pribicevic constituían
cuatro quintas partes de todos los votantes en las provincias eslavas de la ex
monarquía danubiana, y persuadir a la minoría servia en Croacia, adicta a
Pribicevic, para que dejase de desempeñar el papel de la "quinta
columna" al servicio de Belgrado contra su patria Croacia.
Pero según reza el proverbio, el hombre propone y Dios
dispone, Radic se aproxima rápidamente al fin fatal de su carrera política y de
su vida tan agitada. Durante la sesión del parlamento de Belgrado, el día
20/6/1928 el diputado servio Punisa Radic dispara contra los diputados croatas,
matando a Pavle Radic y Gregorio Basaricek e hiriendo gravemente a Esteban
Radic, Juan Pernar y Juan Grandja. Radic muere el 8/8/1928 a consecuencia de
las heridas recibidas en dicho atentado. Así terminó trágicamente su intento de
compromiso con Servia.
RESPONSABILIDAD — ¿DE QUIEN?
SOBRE la responsabilidad por este horrendo crimen se ha
escrito mucho. El año pasado el historiador croata Zvonimir Kulundžic publicó
un libro de 600 páginas, titulado El Atentado contra Esteban Radic,
donde con argumentos irrefutables responsabiliza a la dinastía servia y su
gobierno. Ya desde comienzo de la organización del nuevo Estado se planeaba
hacerlo. El rey Alejandro había dicho a Matko Laginja en 1920, hablando de
Radic: "¡ O mi cabeza o la de él !" La
oportunidad se presentó con motivo de discutirse acerca de la ratificación de
las llamadas Convenciones de Nettuno (una serie de convenios con Italia,
concernientes a los límites fronterizos en perjuicio de Croacia). El gobierno
servio urgió su ratificación como condición previa para obtener un préstamo de
los bancos de Londres. Los croatas supeditaron la ratificación a la obligación
del gobierno de distribuir dicho crédito en forma proporcional y de acuerdo a
la tasa de los impuestos de cada región. Croacia y las demás provincias de la
ex monarquía danubiana pagaban las tres quintas partes de estos impuestos. Pero
Belgrado ofrecía sólo 3 mil millones de dinares, mientras con otros nueve mil
millones quiso disponer a su antojo. Radic y sus correligionarios quisieron
invertir dicho dinero en las partes más atrasadas y relegadas por el régimen de
Belgrado. Claro, las discusiones se prolongaban sin terminar. Para ponerles el
fin, el gobierno servio se decidió por la solución criminal: la muerte de Radic
y la atemorización de sus diputados. Así se procedió. Entre una serie de
indicios e hilos que sindican al rey Alejadro y a su gobierno como verdaderos
organizadores del crimen, destacamos lo siguiente. Entre los días 16-26 de
junio de 1928 tuvo efecto en París una reunión interparlamentaria para los
asuntos comerciales. Radic, en calidad del presidente de su club parlamentario
tuvo derecho a participar en dicha reunión, pero la corte real servia no le
permitió viajar, lo que autoriza a deducir que su muerte fue prevista para ese
tiempo crítico, lo que sucedió realmente el día 20 de junio de 1928. El
atentado fue perpetrado y Radic sucumbió a las heridas el 8 de agosto del mismo
año.
FIN DE UN PERÍODO HISTORICO
CON LA MUERTE de Radic termina un período en la reciente
historia del pueblo croata. Radic era un pacifista que aborrecía toda clase de
violencia. Sus métodos de lucha fueron legales, políticos y jurídicos. Si
hubiera sobrevivido este atentado criminal, estamos seguros, habría indicado el
verdadero sendero a su pueblo para evitar las catastrofes que se precipitaron
sobre él dos decenios más tarde. Un líder nacional auténtico, un hombre
político humanista, lleno de dinamismo, dotado de imaginación política
extraordinaria, acreedor de la confianza ilimitada de su pueblo, hubiera podido
encontrar la solución e impedir los desastres durante la segunda guerra
mundial.
Como su sucesor fue elegido el Dr. Vladimiro Macek. La
situación era difícil como suele serlo siempre cuando se asume la herencia de
un hombre casi genial, que irradia un dinamismo extraordinario. Lo difícil de
la situación del Dr. Macek se hace evidente, si se tiene en cuenta que él por
su temperamento propendía más bien a las ideas de Tolstoi y de Gandhi,
olvidando por completo que los adversarios suyos y de su pueblo no eran
ingleses, ni tampoco sus partidarios los resignados campesinos rusos. El pueblo
croata pidió la acción y Macek predicaba la resistencia pasiva. En medio de ese
malentendido, la desorientación y confusión de los líderes del partido de
Radic, Belgrado proclamó la dictatura de la dinastia servia el 6/1/1929, convirtiendo
a Croacia en una enorme cárcel. Fueron prohibidos todos los partidos, toda la
actividad política, incluso el mismo nombre y los símbolos nacionales croatas.
Einstein y H. Mann envían un extenso Memorandum a la Liga alemana de los
derechos del hombre, pidiendo la protección para el pueblo croata —un pueblo
"pacífico y civilizado", según decían—, pero la violencia triunfaba.
El nombre del Estado —El Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos-- cambia por
la voluntad del rey dictador y desde entonces se llama: El Reino de
Yugoeslavia. Se persigue formalmente la creación de una nación unitaria, la
yugoeslava, mientras en realidad se procuraba asegurar el triunfo definitivo de
la servización de todos los pueblos y las minorías nacionales bajo el poder de
Belgrado, y en primer término del pueblo croata. Las persecuciones de los
croatas son el pan de todos los días. Esta situación impera hasta 1934 cuando
fue perpetrado el atentado contra el rey dictador Alejandro, organizado por
Pavelié sus secuaces y los macedonios. El timón del Estado sacudido en sus
cimientos, pasa a las manos de la Regencia, encabezada por el sobrino de
Alejandro, el príncipe Pablo Karageorgevic. Este aflojó las riendas,
concediendo poco de libertad. El pueblo la aceptó con entusiasmo, reanudando su
actividad también el partido campesino de Radic. Al año siguiente -1935— se
realizan las elecciones generales en el marco de la Constitución, decretada en
1931, asegurando todas las preferencias al partido único oficial. No obstante,
la oposición bajo la égida del Dr. Macek obtuvo en las regiones croatas,
inclusive Dalmacia y Bosnia, 797.197 votos contra el candidato del gobierno —el
primer ministro Jeftic—, quien consiguió sólo 520.144 sufragios. Pero a pesar
de esta victoria aplastante de la oposición, la situación interna no cambia:
los gendarmes y la policía proceden arbitrariamente, produciéndose choques
sangrientos con el pueblo que terminaban muchas veces en matanza masiva (Senj y
Sibinj, por ejemplo). Pero el terror se aproxima a su fin. En las elecciones de
1938, concedidas por el primer ministro servio Milan Stojadinovic, la oposición
ganó en las regiones croatas 943.964 votos contra 429.964 del gobierno. El
Partido campesino croata de los 943.964 votos obtuvo 791.332.
Después de esta victoria el pueblo sintió que estaban
próximos tiempos nuevos y que Yugoeslavia marchaba precipitadamente a su fin.
El partido de Radic alcanza su edad de oro. Sobre los viejos pilares se
articulan las organizaciones en aldeas y ciudades croatas. Se forman las ramas
de la Unión Campesina y se crea la Unión Económica, convirtiéndose en una
organización muy poderosa. Se organiza la Guardia Campesina y la Guardia Urbana
(organizaciones paramilitares bajo la guía y la vigilancia de los ex oficiales
croatas del ejército austro-húngaro y reservistas del ejército yugoeslavo). Las
fuerzas del partido alcanzan su cumbre. Raras veces pudo verse en la historia
de un pueblo tanta unidad y cohesión internas. Es justamente por eso que el
príncipe servio Pablo, temeroso por la existencia de su Estado y bajo la
presión del exterior, en vista de la posibilidad de una nueva guerra mundial,
concluyó con los croatas el Compromiso el 26/8/1939. Croacia obtuvo cierta
autonomía precaria y la jurisdicción limitada sobre la mayoría de sus
provincias. Sin el peligro de la guerra, era improbable el desarrollo en ese
sentido. Los servios esperaban el momento favorable para revocar todo lo que se
había concedido a los croatas, pero los croatas, por su parte, esperaban el
momento favorable para liberarse por completo del yugo servio. Este momento se
aproximaba realmente para ambas partes adversarias.
El día 25/3/1941 el gobierno servio adhiere al Pacto
Tripartito del Eje, después de las discusiones de varios meses entre Hitler y
el príncipe Pablo. A pesar de que el Pacto fue discutido y firmado por los
servios, el 27/3/41, los círculos militares servios ejecutaron el golpe de
Estado, bien pagado, según se afirma, por el servicio de inteligencia inglés.
El putsch fue dirigido formalmente contra el Pacto, cuyo
objetivo era mantener a Yugoeslavia fuera del conflicto bélico, pero en
realidad fue ejecutado en contra de los croatas, quienes, en opinión de los
servios, consiguieron demasiada libertad. Los servios así vieron su día
esperado. Los croatas, impacientes, esperaban el suyo.
Hitler, enojado por la traición servia, hizo marchar sus
tropas sobre Yugoeslavia. En 14 días desapareció ese castillo de naipes. Los
pueblos, especialmente el croata, sojuzgados y perseguidos durante tanto tiempo
de la opresión servia, saludaron la destrucción de su cárcel. Así, por parte
croata ya el 8/4/1941 se rebelaron dos unidades del ejército en la ciudad
croata Bjelovar, proclamando la República Independiente Croata. El desarrollo
de la situación general inspiraba el entusiasmo al pueblo croata porque se le
abrieron las perspectivas de la liberación definitiva después de 22 años de la
lucha con los medios legales y lícitos. El Dr. Macek, sucesor de Radic, no era
de la misma opinión. Quiso, a toda costa, mantener a los croatas de lado de los
aliados occidentales porque no creía en la victoria alemana. En tal sentido y
hasta el último momento dirigía sus mensajes al pueblo croata para que siguiese
ayudando al ejército servio, que el pueblo desoyó. Esta actitud del pueblo croata
era lógica. Después de la muerte del rey Alejandro y la reorganización del
partido de Radic, el pueblo croata entero ansiaba la liberación del yugo servio
y la restauración de su propio Estado, pero, llegado el mo-mento decisivo, su
líder, en que veía la encarnación de sus derechos, de su lucha y de su anhelos, desiste y abandona el escenario político. Pero
el pueblo tampoco vaciló mucho. Aparece Ante Pavelic, cuyo nombre vivía en el
pueblo gracias a su actividad revolucionaria contra los regímenes de Belgrado
quien, tras la indecisión y el silencio de Macek, definió el día 10/4/1941
breve y claramente su programa de acción: El Estado Independiente de Croacia.
Puede resultar ingrato ahora y post festum ponderar a los
dos líderes croatas. Pero es evidente que Macek pudo, con su propia iniciativa
y un poco de elasticidad y decisión políticas, gozando todavía de la confianza
absoluta de su pueblo, mantener a Croacia al margen de la guerra aún bajo la
tutela alemana. No le faltaron ofertas de Berlín en tal sentido. Pero él no
creía en la posibilidad de regir democráticamente a Croacia bajo el tutelaje de
Hitler y prefirió retirarse, cuando se trataba, evidentemente, de salvar al
pueblo y no los principios. Lo aconsejaba la situación general del mundo. Cuando
la suerte tuvo que tomar otro curso, el Dr. Macek y su pueblo pudieron también
cambiar de rumbo, teniendo especialmente en vista el ejemplo de nuestros
vecinos italianos. La situación de Croacia habría sido otra durante y al
finalizar la guerra.
En lugar de semejante actitud, Macek se retira y
posibilita a Pavelic tomar el poder en Croacia, proclamada Estado
Independiente. Pavelic estaba bajo el tutelaje italiano. Los italianos,
impacientes, esperaban realizar sus seculares sueños de apoderarse del litoral
oriental del Adriático. Y esperaban conseguirlo justamente por intermedio de
este tutelaje sobre Pavelic. Para completar esta doble desgracia, Pavelic
rechazó la colaboración del partido campesino y de sus organizaciones, prohibió
su actividad, disolviendo también a las Guardias Campesina y Urbana, que tantos
méritos tuvieron al desarmar los restos del ejército servio-yugoeslavo y cuidar
el orden y la seguridad en los momentos más difíciles de la transición de la
esclavitud servia a la libertad croata. Pavelic se privó a si mismo, pero,
desgraciadamente, también a la causa nacional croata, del apoyo de una gran
parte de su propio pueblo.
Si para la suerte del pueblo fueron más fatales las
repetidas omisiones de Macek o innumerables errores en el obrar de Pavelic, lo
dirá la historia. La política de ambos contribuyó que el pueblo croata tuvo que
soportar el infierno de la segunda guerra mundial. Tito, el tercer político
"croata", fiscalizado por el comunismo internacional y el Partido
Comunista de Yugoeslavia, que sostenía la integridad de Yugoeslavia bajo la
dominación servia, manda a sus guerrilleros para "economizar la sangre
servia" al territorio de Croacia, entablándose una guerra de exterminio y
de muerte entre los croatas y los guerrilleros servios, introducidos de Servia
o movilizados entre la minoría servia en Croacia. El partido de Radic, de hecho
acéfalo, intentó hacer "algo". Por intermedio de sus dos diputados,
Farolfi y Tomacic, en colaboración con dos ministros de Pavelic, Lorkovic y
Vokic, quiso restablecer el contacto con los aliados occidentales y cambiar por
completo el rumbo de la política en Croacia. Pero sus intentos fracasaron, los
protagonistas perdieron la vida. "Los alemanes se enteraron de esta
conspiración y obligaron a Pavelic a detener a los más importantes de los
últimos colegas que le quedaron", dice Toynbee en su libro La Europa de
Hitler, Vol. II p. 274.
La catástrofe final del pueblo croata culminó, entonces,
en la tragedia de Bleiburg. Allí y durante 4 años de una guerra sumamente
cruenta los croatas perdieron más de 600.000 vidas, es decir el 12% de la
totalidad de su población y casi dos veces más que servios, cuya propaganda
exagera sus pérdidas, acusando únicamente a los croatas.
QUEDA EL LEGADO DE RADIC
EL REGIMEN COMUNISTA, instalado en Yugoeslavia después de
la guerra, procede sistemáticamente a la destrucción de los campesinos,
considerándolos el mayor obstáculo para su objetivo de organizar a una sociedad
colectivista. Se aplica primero el pilllaje, luego la expropiación y la
obligación de trasladarse a las ciudades buscando ahí los campesinos, antes
libres en su aldea, y ahora lumpenproletariat, el trabajo en la
incipiente industria. Actualmente unos 200.000, sin libertad ni trabajo en su
patria, se ven obligados a ejecutar las tareas más pesadas en Alemania
Occidental y otros países del mundo libre. La herencia política de Radic y la
fuerza fundamental, básica del pueblo croata parecen ser destinadas a su
aniquilación definitiva.
Pero esta impresión puede obtenerla sólo un observador
superficial. Los campesinos croatas viven todavía y sobrevivirán. El mejor
mérito de Esteban Radic es de haberlos introducido en la política activa de
Croacia, dándoles una doctrina adecuada a sus intereses y a los de la nación
entera. El les infundió la conciencia de su propia fuerza y prácticamente
demostró que representaban el mayor potencial en el seno de su pueblo. En todas
las elecciones libres, el partido campesino triunfó en tal proporción que los
demás partidos croatas se vieron reducidos a la cantidad casi sin importancia.
En los momentos más críticos de la lucha contra los servios, esos partidos casi
se ponían a la sombra del partido de Radic, quien supo sintetizar en su
política todos los elementos y postulados más fundamentales del pueblo croata,
convirtiendo a los campesinos en el portador, defensor y protagonista de la
libertad e independencia de Croacia. La impronta nacional que Radic dejó en los
corazones de sus campesinos, convirtió a las aldeas croatas en el guardián de
los ideales políticos, sociales y culturales del entero pueblo croata. De esa
manera cuantos realmente luchan o piensan luchar por los intereses de una
Croacia libre, encontrarán en las aldeas y entre los campesinos croatas al
aliado más intrépido, más fiel y más valiente. Este es el legado de los
hermanos de Radic, especialmente de Esteban, quien dio su vida por la libertad
de Croacia y la felicidad de su pueblo, en primer lugar de la clase campesina
que fue y sigue, a pesar de todos los males que la afligen, la fuente de vida y
esperanza del futuro nacional croata. Aquí reside nuestra esperanza de que un
día hijo o un nieto de la aldea croata conducirá a su
pueblo a la libertad y le asegurará la independencia y el reconocimiento
internacional como le corresponde en su calidad de un pueblo civilizado y
amante de la libertad.
LO QUE SE ESCRIBE HOY EN CROACIA SOBRE EL ATENTADO CONTRA
LA VIDA DE ESTEBAN RADIC
Traducido del libro: Reflexiones sobre el presente de los croatas del Dr. STANKO M. VUJICA, Chicago 1968.
EL asesinato de Esteban Radic y de sus diputados
correligionarios en el parlamento de Belgrado en 1928, dramatizó y reveló a los
-ojos de todo el mundo la dolencia mortal de Yugoeslavia. Hasta ahora se habló
y escribió poco de Radic en la Croacia comunista. Es por esta razón que el
libro del escritor e historiador croata Zvonimir Kulundžic El Atentado
contra Esteban Radic, publicado en 1964 por la editorial de Zagreb Stvarnost
(La Realidad) tuvo gran éxito en Croacia, mientras muchísimos ejemplares fueron
vendidos y siguen vendiéndose entre los exilados croatas.
Este libro fue objeto de crítica, entre otras, también del presidente del Partido Campesino Croata, Dr. Juraj Krnjevic. Uno de los primeros reproches al autor es su elección del Dr. Ferdo Culinovic como prologista. El Dr. Culinovic es hoy en día el portavoz de Belgrado, desempeñando en Croacia el mismo papel que tenía a su tiempo Juraj Demetrovic y similares[23]. Además, Culinovic fue desenmascarado como jurista e historiador de poca profundidad, justamente por los mismos historiadores croatas marxistas. En cuanto al libro mismo, la esencia de la crítica de Krnjevic consiste en la constatación de que Kulundžic nos presentó muchos y verdaderos hechos, pero "ya en la primera parte de su libro introdujo un aserto inexacto extendiéndolo a lo largo de su trabajo y este aserto es que Esteban Radic y el Partido Campesino Croata no eran partidarios en aquellos momentos (otoño 1918) de un Estado croata independiente, soberano, sino que libraron la lucha solamente por la república y por una organización republicana de Yugoeslavia". Kulundžic en su libro dice (pág. 608) que sus investigaciones no las considera concluídas y que "agradecerá a cuantos tengan conocimientos o testimonios" que podrían confirmar, corregir o desmentir sus conclusiones. Que tenga entonces Kulundžic presente el testimonio del testigo ocular y aproveche su conocimiento, quien, en su calidad de uno de los colaboradores más íntimos de E. Radic, ha vivido esos días integrando desde el principio el círculo más calificado de la conducción partidaria.
El autor de estas líneas vivió esos acontecimientos en el
seno del pueblo y, leyendo el (mencionado) libro, llegó también a la conclusión
de que hay algo extraño entre la tesis de la introducción de Culinovic y el
libro de Kulundžic. De acuerdo con esta tesis, la cuestión croata tan debatida,
causa del desmoronamiento de la primera Yugoeslavia y del derramamiento de
mucha sangre en la segunda guerra mundial, se reduce a un conflicto entre la
forma monárquica y la republicana. Siempre de acuerdo con esta tesis, Radic y sus
campesinos creían que las monarquías eran responsables de todos los males y que
todos los problemas hallarían su solución en una forma republicana. Kulundžic
dice textualmente: "Ellos creían firmemente que en el concepto de la
república están contenidos todos sus anhelos seculares y sus esperanzas"
(pág. 142). En consecuencia, cuando los campesinos croatas exclama-ban : «La república, orgullo de todo el mundo», no pensaban
en un Estado croata independiente sino se referían a la eliminación de la
dinastía. Como si hubiera sentido la debilidad de sus tesis, Kulundžic la
modifica más adelante. Radic no luchó —escribe Kulundžic-- por un
republicanismo abstracto, el republicanismo por el republicanismo. El
republicanismo como también más tarde la lucha contra la corrupción fueron para
él solamente el medio para la eliminación de todo lo enfermo en nuestro Estado
de aquel tiempo, de todo lo que se encubría con la capa monárquica" (pág.
582).
Conclusión: el republicanismo de Radic fue en realidad la
lucha contra la corrupción en "aquel Estado nuestro". El conflicto de
Esteban Radic y Alejandro Karageorgevic no fue el conflicto entre el portador y
el intérprete de los anhelos del pueblo croata por un lado y el portador y el
representante de la hegemonia servia por el otro, sino el conflicto entre el
hombre (Radic), que "fue propiamente alérgico a cualquier fenómeno que se
pareciera a la corrupción", y el hombre (Alejandro) cuyos objetivos
"en su última consecuencia fueron de carácter pecuniario" y quien
"actuaba únicamente ominado por este vicio" (págs. 604-5).
Para que alguién no piense que estoy tratando de
simplificar o tergiversar la tesis del libro de Kulundžic, reproduzco
textualmente, como el mismo sintetiza, el contenido de sus investigaciones en
la última página de su trabajo: "Así, por fin, llegamos a la conclusión :
el sentido último del conflicto entre E. Radic y el rey Alejandro no fue, como
se subraya de vez en cuando en nuestra historiografía burguesa, la cuestión
croata sin solución y el antagonismo entre el republicanismo y el monarquismo,
sino mucho más la cuestión de si el sentido del poder es el enriquecimiento y
la legalización de la corrupción. El rey era de opinión de que todas las
puertas le fueran abiertas en este sentido, mientras E. Radic, en su calidad de
tribuno del pueblo, consideraba de su deber erradicar la corrupción en su misma
raiz. El conflicto era inevitable. A esta conclusión me condujeron todas mis
investigaciones hasta hoy, y las que están muy lejos de ser terminadas.
"Pero, por otro lado, la camarilla real, unida
alrededor del rey Alejandro, en la cual estaba encarnado el sistema total de
aquel entonces, supo muy hábilmente y con una astucia increíble transferir ese
problema fundamental surgido ya en el momento de la fundación del Estado como
la piedra de toque, el problema: la monarquía o la república, al problema de
nacionalidades y así directa y conscientemente fomentaba las diferencias y el
odio entre los dos pueblos hermanos, entre los servios y los croatas, llevando
esta idea hasta la histeria de la llamada cuestión croata, lo que en sus
últimas consecuencias condujo al derramamiento de sangre entre hermanos, que
todos conocemos muy bien como el movimiento cetniks por un lado y de ustasi por
el otro. Por eso un historiador no puede dejar de constatar que para esta
horrorosa realidad, para todo lo que aconteció bajo el rótulo ustasi o cetniks,
la responsabilidad ante la historia recae en primer término y ante todo en esta
camarilla real y en Alejandro Karageorgevic personalmente" (pág. 605).
Una interpretación de esta naturaleza prima facie, sin
documentación alguna, parece forzada. Es imposible electrizar a las masas
populares por un fenómeno humano cotidiano como lo es la corrupción de la clase
dirigente. Quien desde lejos observaba en esos días, sabía que el campesino
croata seguía con entusiasmo y unanimidad a Radic y des-pués a Macek, porque
creía, prescindiendo de su táctica y las declaraciones públicas, que el último
objetivo de la lucha croata era el restablecimiento del Estado croata. "La
República". fue para el campesino croata siempre
y sólo la república neutral y campesina de Croacia.
Si Kulundzic hubiera permitido que los hechos hablaran
por sí solos, el lector de su libro llegaría a idéntica conclusión. Mencionaré
sólo un ejemplo a modo de ilustración. Kulundiic reproduce del libro La
formación del Estado de los Servios, Croatas y Eslovenos (Zagreb 1958, pág.
69) de Sergio Budisavijevic[24],
que en la primera quincena del mes de noviembre de 1918 Esteban Radic y
Vladimir Macek se fueron a una aldea en las cercanías de Zagreb para ver y
sentir qué eco habían encontrado en los corazones de los campesinos croatas los
acontecimientos políticos de aquellos días.
"De las conversaciones con los campesinos —escribe
Budisavljevic—Radic pudo colegir que estaban contentos y felices por la
resolución del Sabor (parlamento croata), según la cual Croacia, Eslavonia y
Dalmacia se separaban de Austria y Hungría, pero que no estaban contentos con
la decisión que hablaba de la unión de Croacia, Eslavonia y Dalmacia en un
Estado con Servia y Montenegro. Los campesinos croatas decían a Esteban Radic
que eran partidarios de un Estado croata independiente y que habría que entrar
con Servia en relaciones de hermanos y amigos".
Esta reproducción del texto Kulundzic la comenta de la
siguiente manera : "No era, en consecuencia,
Esteban Radic quien «enloquecía con sus ideas republicanas» a las masas
populares croatas, como lo creían firmemente nuestros políticos, agrupados en
el Consejo Nacional... sino precisamente fueron las masas populares que
imponían ese programa a Radic". (pág. 116).
De manera que el mismo Kulundzic reconoce que el
programa, impuesto a Radic por las masas croatas, consistía en que
"Croacia quedase un Estado independiente, restableciendo con Servia
relaciones amistosas y fraternales".
¿Cómo es posible, por lo tanto, conciliar lo antedicho
con la afirmación de Kulundzic de que Radic demostró con su actitud "ser
un sincero y muy entusiasta yugoeslavo" (pág. 176) y que su lucha no tuvo ningún
carácter "separatista"?
Podríamos aducir varias decenas de ejemplos de tal
inconsecuencia en el libro de Kulundzic. Tengo la impresión de que su libro en
la forma originaria tenía otro aspecto que el que tiene ahora después de haber
pasado por la censura partidaria y por las manos de Ferdo culinovic.
En su prefacio culinovic dice que el libro "versa
sobre un tema que podría a primera vista inducir a alguien a desviarse por el
sendero nacionalista". Pero tal como es —destaca culinovic – "se
acentúa el yugoeslavismo corroborado con múltiples argumentos referentes a la
necesidad de mantener y cuidar la comunidad estatal yugoeslava..." (pág.
XIX). Si mi conjetura de que la "acentuación yugoeslava" fue agregada
a posteriori para que el libro pudiera publicarse, es acertada, entonces el
autor posiblemente procedió bien. En la Yugoeslavia de Tito no se pudo escribir
casi nada sobre la lucha del pueblo croata y el movimiento campesino de Radic,
porque eso pondría en peligro "la fraternidad y la unidad". Sin embargo,
ahora se publicó el libro de Kulundžic, en el que se describen, en forma
dramática y por su valor literario muy atractiva,
muchos y verídicos detalles sobre los horrores que el pueblo croata tuvo que
soportar en la primera Yugoeslavia. Incluso se citan las memorias de Mestrovic[25]
y de Kljakovic[26],
publicadas en el exilio. Opino que la lectura de este libro suscitará un vivo
eco en Ias almas de las generaciones croatas más jóvenes que sabían únicamente
que la primera Yugoeslavia era "podrida". En sus observaciones
críticas del libro de Kulundžic, Julio Derossi en Licke Novine (Noticias
de Lika, editadas en la ciudad de Gospic, Croacia) del 1/10/1967 destaca:
"La historia en este libro es verdaderamente maestra de la vida. Nos
sentimos agobiadas después de leer este libro; sentimos un malestar por su
verdad sugestiva y cruda; una calamidad causada por nosotros mismos hace sólo
medio siglo".
La orientación yugoeslava del libro no presenta mayores
dificultades, por cuanto el público lector está habituado a una constante
interpretación oficial de los hechos.
Dos aspectos de la historia eclesiástica
FRANCISCO NEVISTIC
"Los cristianos han intentado con frecuencia en el pasado frenar las cosas. Pero en los momentos críticos de la historia, los cristianos tienen menos motivos que los demás para temer que una nueva clase de sociedad o civilización les quite su razón de existir". HERBERT BUTTERFIELD: El Cristianismo y la Historia, versión castellana. Ediciones Carlos Lohle, Buenos Aires 1957.
EL DIA 19 de marzo del año 1968, un profesor croata,
comunista, pronunció en la Facultad de derecho y ciencias sociales de la
Universidad de Zagreb, la conferencia titulada: "La Iglesia en nuestra
sociedad" ante una concurrencia extraordinaria del alumnado. El profesor
Oleg Mandic —así se llama este profesor de larga afiliación y proselitismo
comunista— dijo entre otras cosas: La Iglesia Católica "ha evidenciado
durante 17 siglos una extraordinaria capacidad de adaptación a todos los
procesos sociales de Europa. Ella entiende también la realidad del socialismo,
tratando de adaptársele con intención de reanimar con su ideologia a esta
sociedad nuestra... Opino que el último fin de la Iglesia Católica de hoy es el
comunismo católico". Disipadas las esperanzas de contener al comunismo con
fuerza sin peligro de la aniquilación del mundo, la Iglesia Católica. —según Mandic— está emprendiendo el cambio de rumbo de su
política anticomunista. Juan XXIII marca el punto de partida. Desde este
momento la Iglesia se acerca a la clase obrera y al socialismo como a los
hechos sociales. El Concilio Vaticano II proclama solemnemente que la Iglesia
Católica es la Iglesia de los pobres, inaugurando el período del ecumenismo con
los cristianos y los ateístas, es decir con los marxistas. "Tengo la
impresión, —ha dicho el profesor Mandic- que la Iglesia Católica está haciendo
de nuestro pais un polígono de tiro para la prueba de su táctica con los países
socialistas"[27].
A su vez, el secretario del partido comunista de Croacia
y el comunista número 1 de la república croata, Dr. V. Bakaric, se ha expresado
sobre el mismo tema en la forma siguiente: "...agregaría algo a lo que
alguién dijo con respecto a la religión, subrayando que lo dicho es
insuficiente para las escuelas. Nos moveríamos desde el ateísmo combativo hacia
el catolicismo. Es decir en los extremos: o una u otra cosa. Pero lo que de
facto aquí está fuera de discusión es que una cierta posición científica, sobre
la religión debe tener acceso a la escuela y la juventud debe tomar contacto y
conocimiento de la tendencia moderna en el desarrollo de la Iglesia.
Especialmente de la Iglesia Católica, cuyo desarrollo resulta el más
interesante no sólo para nosotros, sino sumamente interesante en general. Tanto
más cuanto que justamente aquí surge una multitud de problemas y para nosotros
de una importancia política peculiar". Destacando la existencia de dos
corrientes de opinión actuales en la Iglesia —la corriente conservadora y la
progresista— Bakaric acotó lo siguiente: "Por cierto que este mundo
católico, el mundo de los creyentes está también interesado en la paz y en
cierto progreso social, pero ¿qué progreso? esto es lo que tenemos que examinar
para ver y decidirnos cuál de ellos apoyaremos y cuál tendencia eventualmente
no hemos de apoyar" [28].
Empezamos a propósito nuestro artículo con las opiniones
de dos comunistas croatas, siendo nuestro objetivo reflejar en las páginas de
esta revista la realidad de la vida actual en general, dándo la preferencia a
la actualidad de la vida del pueblo croata. No se puede negar la coincidencia
de ambos intereses justamente en este caso. El prof. Mandic afirma que la
Iglesia Católica está haciendo de nuestra patria Croacia su primer polígono en
la aplicación de la nueva táctica con los demás países socialistas. El
problema, el enfrentamiento del mundo libre y el comunismo es el problema
central de nuestro universo en el momento presente. La Iglesia Católica, la
parte sustancial, integrante de la civilización cristiana y occidental, está
abriendo nuevas perspectivas para la solución de este candente problema,
convirtiendo justamente a la patria de los croatas en el punto de partida de su
nueva política. Aquí estriba, creemos, el motivo que justifica nuestra amplia
referencia a las opiniones de los comunistas croatas.
Para restablecer el equilibrio, cedemos en seguida la
palabra al cardenal Šeper, quien, como pocos, es el testigo ocular de cuanto de
lo más grave y trágico ha vivido un pueblo de creyentes como lo es, sin duda
alguna, el pueblo croata, bajo el régimen totalitario y ateísta de Belgrado.
"Muchos cristianos se han opuesto al progreso dei mundo, aun cuando es la
voluntad de Dios que haya más justicia en la tierra". Tomando en
consideración su situación de prelado católico en un país comunista y su
nombramiento en la Curia Romana, el cardenal destacó que no cambiaría su sede
actual con una sede en el mundo occidental. Pero acepta este cambio obedeciendo
al llamado del Vaticano, que trata de "orientar la Curia hacia los países
socialistas..." "Los cristianos cargan con graves responsabilidades
ante el ateísmo, porque no han dado suficiente testimonio. El Dios en que
creemos nosotros no es el mismo que niegan los ateos" [29].
Los tres testigos, si bien de concepciones de vida
diametralmente opuestas, destacan la nueva orientación de la política
eclesiástica. ¿Cuál es entonces esta política? ¿Dónde se hallan sus principios,
su doctrina y sus sugerencias prácticas? En las encíclicas pontificias, entre
las cuales Populorum Progressio es la última en cuanto a la fecha, pero
no por el valor de su contenido.
Nada de nuevo se dice al afirmar que la Iglesia Católica no tiene una doctrina socio-económica especial, evidenciando el contrario una maravillosa capacidad de adaptación a las doctrinas y hechos sociales a través de la historia. La adaptación a los hechos sociales, a los sistemas politico-sociales seria la característica más saliente de la Iglesia en esta materia. Desde este punto de vista, la Iglesia permanecía fiel al Cristo cuando dijo: "Mi reino no es de este mundo".
Pero, ¿podemos aceptar esta posición como definitiva? ¿Es
tan grande el desinterés de la Iglesia por los sistemas sociales, politicos y
económicos? ¿Podemos legítimamente deducirlo de la mencionada enunciación de
Cristo? ¡No! Ni Cristo ni su Iglesia quisieron que se los entendiese así al pie
de la letra. Es verdad indiscutible que en la doctrina y la práctica de la
Iglesia el fin sobrenatural, el fin último del hombre es siempre presente,
elevándolo como el único valor que confiere sentido a nuestra vida terrestre —causa
finalis—, pero es verdad también que la Iglesia, como una organización
visible, obró activamente en las cosas mundanas. Su propósito original era
modelarlas para que pudiesen servir mejor a ese fin último.
Pero, desgraciadamente, en este obrar suyo, el elemento
humano mu-chas veces e intensamente olvidaba su misión primordial, su propósito
doctrinario, sustancial, embrollándose en las cosas de este mundo en perjuicio
de su vocación natural, repercutiendo nocivamente en los sentimientos y la vida
de sus fieles, especialmente de aquellos "humildes y pobres", hacia
los cuales Cristo demostraba constantemente su divina preferencia.
Recién en los tiempos modernos y, precisamente, desde la
publicación de la encíclica Rerum Novarum del 15 de mayo de 1891, del Papa León
XIII, empieza a formarse la conciencia social católica y dibujarse cada vez más
claramente su doctrina social. Cuarenta años más tarde —el 15 de mayo de 1931—
el Papa Pío XI publica la encíclica Quadragesimo Anno, completando y
ampliando la doctrina de León XIII. En el periodo que sigue, el Papa Pio XII en
sus mensajes radiales profundiza y desarrolla la misma doctrina, y el Papa Juan
XXIII en 1961 publica Mater et Magistra y Pacem in Terris,
cerrando la serie el Papa Paulo VI con la encíclica Populorum Progressio.
Antes de analizar la postura doctrinaria y práctica de la
Iglesia en la materia socio-económica de nuestros días, es necesario dar un
vistazo, aunque breve, sobre su adaptabilidad y adaptación a las condiciones
cambiantes de la humanidad en su desarrollo. Así nos resultará fácil ver
también las aberraciones doctrinarias y prácticas operadas en el seno mismo del
cristianismo histórico. Estas aberraciones nos hablan un claro y inequívoco
lenguaje pesimista sobre la naturaleza humana: Video meliora proboque
deteriora sequor de Ovidio, o spiritus promptus caro autem infirma
de San Pablo, hallan también en la historia de la Iglesia su plena
confirmación.
La Iglesia actúa libremente en el mundo durante 17
siglos. Ya 12 años después de la proclamación de su libertad, fue convocado el
Concilio de Nicea, ocasión en que se afirma la pretensión eclesiástica de
desempeñarse como el poder supremo de la sociedad. En 494 el Papa Galesio, por
ejemplo, dirige una carta al emperador Anastasio, diciéndole entre otras cosas:
"Duo quippe sunt, imperator Auguste, quibus principaliter mandus hic
regitur, auctoritas sacrata pontificum et regalis potestas. In quibus tanto gravius est pondus sacerdotum quanto etiam pro
ipsis regibus Domino in divino reddituri sunt examine racionem"
(Existen, augusto emperador, dos principios que rigen este mundo : la sagrada
autoridad de los pontífices y la regia potestad. Entre ellos el papel
sacerdotal es tanto más grave por cuanto también los mismos reyes deberán dar
cuenta al Señor en su futuro divino juicio" [30].
Teniendo presente que la sociedad cristiana vivía en
aquel entonces una época del entusiasmo "revolucionario", época de
una idea innovadora en' la totalidad de la vida, es 'muy fácil comprender
cuánto poder se pretendía depositar en las manos de la jerarquía eclesiástica.
La sociedad imperial romana, desmembrada por las sediciones internas y las
invasiones bárbaras, venía convirtiéndose en una verdadera sociedad teocrática.
El poder espiritual —imperio sobre las conciencias— y el poder temporal
convergían hacia un punto único con todas sus consecuencias, por cierto
negativas.
Este hecho, cabe decir, no pudo sino degenerar. La
propiedad privada recobraba rápidamente su vigor anterior, conquistado ya en la
época romana. Princeps legibus solutus empieza a desarrollar su nefasta
influencia en la vida política y social. Si todas las atribuciones de la auctoritas
sacrata pontificam et regalis potestas confluye a un lugar, a un punto, a
una persona, entonces el princeps legibus solutus se convierte en un princeps
absolutamente legibus solutus. Lo que al principio se mostró como el factor
de salvación en el caos, como principio de organización y de bien común,
degenera rápidamente. La Iglesia, portadora del nuevo mensaje, el factor de
orden y de seguridad en una sociedad moribunda, iba enriqueciéndose y aislando
del resto del pueblo en su lujo mundial. Ahí empezó a formarse el substrato
histórico que autorizará mucho más tarde a Tomás Hobbes a decir con respecto a
la Iglesia que era "el fantasma del Santo Imperio Romano, que aparece
sentado y coronado sobre sus ruinas".
Hasta el año 313 de nuestra era, el Cristianismo vivía en
catacumbas, sufriendo persecusiones. La unidad de los perseguidos, cimentada
por la fe sobrenatural, formó una conciencia de comunidad indestructible,
haciendo también de sus bienes materiales una communitas bonorum. En aquella
época, se alega, la propiedad privada era vista como un apego al mundo
material, que nos hace olvidar el fin supremo de la vida fugaz en la tierra -la
unión eterna con Dios- causa finalis de la existencia. Se despreciaba, en
consecuencia, la propiedad y se la calificaba — illum odiosum verbum nieum,
tuum, suam. Una concepción casi "comunizante".
Entrando en su época "imperial", cambia la
conciencia cristiana también con respecto a la propiedad privada.
Ya en el siglo X de la era cristiana muchas cosas habían
tomado otra faz. Las familias nobles de Roma habían transferido la virulencia
de sus opositores y antagonismos de prestigio social a la Curia, convirtiendo
al Papado en su mero juguete. La Iglesia se había feudalizado. Los prelados y
obispos, cuando no eran dueños directos, recibían los feudos espirituales de
los príncipes seglares, como también su investidura.
"Los rangos superiores se convirtieron en
prerrogativa de los miembros de la aristocracia feudal y muchos de sus
miembros, como Archibaldo, el arzobispo de Sens, durante el siglo X,
derrocharon el producto de sus diócesis en francachelas con sus concubinas y
sus amigas..." "Lo peor de todo era que la Iglesia no podia ya
considerar a Roma como guía moral ni espiritual, porque el mismo papado había
caído víctima de la misma enfermedad que estaba atacando a las iglesias
locales. La Santa Sede se había convertido en instrumento de una truculenta
oligarquía sin moral, y bajo el gobierno de Teofílacto y las mujeres de su
casa, sobre todo de la gran Meraría de Senatrix, concubina, madre y asesina de
Papas, llegó hasta los niveles más bajos de la degradación..." "Hasta
en los monasterios el voto de castidad no se observaba con celo, mientras que
los sacerdotes vivían abiertamente como hombres casados, y con frecuencia traspasaban
sus curatos a sus hijos" [31].
Para ilustrar mej or esta época de aberraciones, época de
ansia del pleno poder —plenitudo potestatis— y de enriquecimiento sin límite —
infinitus diviciarum appetitus, debemos destacar que en esta época se forma
aquella Pirámide Feudal cuya cabeza era la Curia Romana, teniendo en sus manos
el tercio de todas las posesiones del mundo cristiano. Desde esta posición de
poder en 833 fue depuesto el rey Luis el Pío, y el emperador Carlos Calva en
859 reconocen su total dependencia de la autoridad eclesiástica. Encontrándose
en peligro de ser depuesto, apela a la autoridad sagrada que había recibido
como rey, diciendo: "Por esta consagración, no puedo ser depuesto por
nadie, por lo menos sin que me escuchen y juzguen los obispos, por cuyo
ministerio he sido consagrado Rey, puesto que ellos son los Tronos de Dios, en
los cuales Dios se sienta, y por medio de los cuales emite sus juicios. Siempre
estuve pronto a someterme a su corrección paternal y a su castigo en juicio, y
me someto a la hora presente" [32].
Desde este punto de vista de poder por un lado y de
sumisión por el otro, resulta fácil entender la Inquisición. La comprendemos,
pero no la podemos justificar en lo sustancial ni en muchísimos de sus actos y
medidas contra la libertad de la conciencia. Son pocos quienes saben, aunque
educados en los centros más privilegiados del catolicismo, que su filósofo más
representativo, el Santo Tomás de Aquino había escrito ya en el siglo XIII:
"Creer en Cristo es bueno por sí y necesario para salvación... pero si la
conciencia de un hombre entiende la fe como un mal, mal obraría la voluntad al
adherirse a ella" [33].
En el mismo siglo XIII y precisamente en 1229, fue fundada la universidad papal
de Tolosa, con el lema pagano de Roma en su frente: "Pravos extirpat et
doctor et ignis et ensis”[34].
A la sombra de este terror, sin respetar la libertad de
conciencia, se desarrolla la vida socio-política y religiosa de aquel tiempo.
Hasta el Papa Pío II —Enea Silvio Piccolomini — tenia como lema: "Estamos
convencidos de que los Estados son mantenidos con las armas, no con las leyes" [35].
Este terror político, social y religioso tuvo efecto
también en las tierras croatas. El mismo Heer dice: "Igualmente se
procedía en todos los Balcanes, donde las iglesias bogomili han alcanzado su
más alta influencia como «amigos de Dios», como «pueblo de Dios»".
El historiador croata más brillante en la actualidad, el
padre Dr. Domingo Mandic, investigando el origen, la doctrina y la suerte
histórica de los bogomili, o sea de los patarenos en la provincia croata
Bosnia, se refiere también, aunque en forma indirecta, al terror aplicado
contra ellos en plena disconformidad con la doctrina eclesiástica sobre la
dignidad y la libertad de la persona humana de acuerdo a la enseñanza
filosófica de Santo Tomás de Aquino. El Papa Gregorio IX, aprobando los planes
de principe húngaro Koloman (Croacia en aquel tiempo estaba unida a Hungria en
unión personal: reyes comunes) para extirpar a los bogomili, envia también una
carta al obispo de Bosnia, Iván, pidiendo que desista de su renuncia al oficio
de obispo de Bosnia. El obispo Iván, aI principio entusiasta de la acción
contra bogomili, viendo la crueldad con que procedían tropas
"católicas", se desilusionó y sintiendo honda compasión por el
pueblo, renunció a su alto cargo. No obstante, el Papa Gregorio IX, en la carta
mencionada, le dice que deberla continuar con mano fuerte para exterminar a los
heréticos — "sic heréticos et alios fidem catholicam impugnantes viriliter
et potenter impugnas" [36].
En la vida político-social común de Hungría y Croacia, el
Codex Verbötzy desempeñó papel decisivo durante más de 300 años. Este Codex
se caracteriza por su implacable sumisión de los pobres al poder de los
aristócratas terratenientes, detentando gran poder y cuantiosos bienes los
arzobispos y obispos de la Iglesia Católica. Esteban Verbötzy era uno de los
feudales húngaros más pudientes, pero también uno de los más crueles. Cuando
los campesinos, al principio del siglo XVI, se rebelaron contra la opresión de
los nobles, Verbötzy organizó un ejército mercenario que derrotó a los
campesinos pereciendo la mayoría de los sublevados. Para impedir semejantes
rebeliones dictó la ley "Codex Verbötzy", confirmada por la asamblea
de los nobles, dejando un testimonio muy elocuente del enfrentamiento entre la
clase dirigente aristócrática de los terratenientes civiles y eclesiásticos y
sus súbditos feudales, llamados "misera plebs contribuens" (el
desgraciado populacho contribuyente). Una de las disposiciones de esta Ley, la
verdadera imagen de la realidad socio-económica de aquel tiempo (desde 1514
hasta 1848) decía así, después de haber enumerado toda una serie de los
castigos más crueles: "Además, para que el recuerdo de su traición y el
castigo temporal se transfieran también a sus descendientes y para que todas
las generaciones futuras sepan cuán grande crimen es la rebelión contra los
señores, todos los campesinos, tengan residencia donde sea en este Estado, con
excepción de aquellos que permanecieran fieles al rey y a los señores,
perdiendo por este crimen aquella libertad de trasladarse de un lugar a otro,
quedan sujetos a la servidumbre incondicional y perpetua a sus señores, sin
derecho a emigrar..." "Dominis ipsorum terrestribus mera et
perpetua rusticitate sint subjecti".
Este terror religioso y socio-económico ha perdurado
hasta los tiempos modernos. Teresa de Avila describe las cárceles de la
Inquisición como las celdas del infierno: "La gran mujer, que había
crecido tristemente entre innumerables persecuciones y denuncias, ve al
infierno según la imagen del infierno terrestre que se halla presente en toda
la ciudad donde se encuentra una cárcel de la Inquisición, y en todo convento
que posea su propia cárcel" [37].
Al desmembrarse la comunidad cristiana medieval y
transferirse los centros de poder a loa Estados nacionales, el terror continúa
en pleno vigor. F. Heer anota como último intento de esta clase de terror
ejercido por Luis XIV contra los hugonotes, jansenistas, quietistas católicos,
etc. Este terror, también esta vez, se hallaba en las manos de los
eclesiásticos. "Durante muchos días y muchas noches los hugonotes fueron
molestados mientras dormían, y torturados hasta que firmaban conforme se hacían
católicos. Después de la anulación del edicto de Nantes a través del edicto de
Fontenebleau, fueron obtenidas por la fuerza conversiones en masa". Un
testigo ocular, el duque católico de Saint-Simon, presta el testimonio más
horrendo y repudiable de lo que se ha hecho con esta gente, que no abrigaba
libremente la fe católica[38].
Con estas ideas, concepciones y prácticas se llegó hasta
los tiempos modernos, cuando el racionalismo y el liberalismo inauguraron un
período nuevo de la historia. El racionalismo y el individualismo son sus
rasgos más evidentes. Para asegurar la libertad individual, política,
socio-económica y religiosa, se proclamó el derecho de propiedad como uno de
los derechos fundamentales, derecho natural, sagrado e inviolable. En la
Declaración de Derechos de la Revolución Francesa se formula: "El objetivo
de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales del
hombre... estos derechos son la libertad y lo propiedad" (Declaración II).
En la III se dice: "Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado ... "
La Iglesia se oponía enérgicamente al liberalismo y a los
tiempos nuevos en todos sus aspectos. En lo filosófico, rechazando su
racionalismo; en lo politico, negando al Estado y a su representación popular
las prerrogativas de legislador absoluto; en lo económico, defendiendo sus
latifundios, base de sus instituciones, sea religiosas o docentes.
Pero con el tiempo, la Iglesia, despojada de su bienes materiales, revela nuevamente su capacidad de
adaptación. Hoy día cierta clase del liberalismo, la democracia representativa
y el régimen de la propiedad privada, son considerados como parte integrante no
sólo de la civilización occidental sino también de la cristiana. "A su
vez, toda la contribución del liberalismo a la idea de los derechos personales
constituye el rasgo más distintivo de la civilización occidental y cristiana" [39].
Teniendo presente este aspecto de la historia de la
Iglesia, uno no puede sino escandalizarse. El ideal religioso que irradia la
luz divina sobre los hombres como "imagen de Dios", seres dotados de
la razón y de libre voluntad, se contamina y pierde en las luchas cotidianas
por la existencia y el poder. Este elevado ideal se degrada a un tipo de
ideologia. Un arma en las manos de quienes buscan colocarse en los niveles
superiores de los privilegiados. Por eso Joseph le Clerc du Trembley, uno de
los más fervorosos colaboradores del cardenal Richelieu en la destrucción del
"sacro imperio romano", después de haber pasado su período delirio
político y de persecuciones que dirigia, observa: "Ahora, cuando veo cómo
ellos y yo vivimos aquí sobre la tierra:.. hemos perdido todo el verdadero
discernimiento y no nos distinguimos de los paganos y los turcos excepto en
algunas superficialidades... la Iglesia aún está pura en algunas almas; si no fuera
así, Dios debería destruir el mundo ahora mismo y acelerar el Juicio Final, o
crear un nuevo mundo" [40].
El historiador británico contemporáneo, Herbert
Butterfield, profundizando sus estudios históricos, escribe al respecto:
"Para mí, una de las casas más terribles de la
historia —una impresión que no logro eludir— es que la Iglesia cristiana inició
una cruel política de persecuciones no bien se halló en situación (y tuvo el
poder) de hacerlo. Por otra parte, tanto la Iglesia Católica como la protestante
no sólo lucharon encarnizadamente para conservar su poder de persecución...
"Tampoco estoy muy convencido de que, salvo honrosas
excepciones, esos progresos en la justicia social que han tenido lugar en
nuestro tiempo se hayan debido a que el espíritu cristiano fomentó la
generosidad de las clases privilegiadas y también del clero, cuyos miembros
(aun los mejor situados), parecen haberse resistido acerbamente a cualquier
cambio. Los progresos más señaladas se deben a que las clases trabajadores, al
organizarse como partido interesado, se han convertido en un poder demasiado
temible panal que se lo ignore... A veces, como en el caso de la libertad de
conciencia, la Iglesia ha luchado contra el mundo y hoy nos sorprende la
anomalía de que fuera el mundo el que se levantara a defender una causa ahora
considerada justa, incluso por dos propios clérigos...
"Cuando oigo a los hombres de la Iglesia condenar
hoy al comunismo y sostener que la democracia liberal es la *mica forma
admisible en una sociedad cristiana, na puedo olvidan que la autoridad
eclesiástica condenó una vez a la democracia en los mismos términos. Días
pasados leía Las cosas que los ingleses decían sobre la Revolución francesa y
guardaban una desagradable semejanza con lo que nosotros hemos dicho sobre la
Revolución rusa.
"Supongamos por un instante que el comunismo se
afianzara en el mundo. Entames la Iglesia, que ahora defiende la democracia,
seguiría el ejemplo de su conducta aacteriar, y de aquí a cien poros cambiaría
de opinión y nos diría que después de todo nada hay más cristiano que una
sociedad sin clases.
"Podría responderse a esta objeción que el comunismo
actual se presenta unido eon la crueldad, la persecución, las atrocidades y la
agresión. Pero ahí está el problema: eso mismo fue la democracia en tiempos de
la Revolución francesa. El mismo socialismo se nos presenta extrañamente
vinculado con el laicismo, el anticlericalismo y el ateísmo"
[41],
¿Es ésta la verdadera imagen de la historia de la
Iglesia? ¿Es ésta su doctrina? Si es, ¿a dónde vamos? ¿No tiene derecho el
prof. Mandic al decir que la Iglesia Católica apunta al "comunismo
católico"? Una contestación categórica, positiva o negativa, sin examinar
el asunto de más cerca, resultaría una contestación muy precipitada.
En cuanto a los juicios negativos, que hemos reproducido,
relativos al pasado histórico de la Iglesia, vale destacar que se trata de
juicios de creyentes. Su fe es casi inconmovible. En este sentido creyeron
poder reconocer la plena verdad histórica, sin hacer daño a la comunidad a que
pertenecen espiritualmente. Además, ellos son muy conscientes de Ia verdad, que
toda la definición o la enunciación es peligrosa (omnis definitio periculosa).
Es decir peligrosa, en cuanto cada una de ellas abarca, solamente una parte de
la verdad.
En efecto, a la Iglesia nunca se la va a comprender, si
se la mira únicamente como una institución política y social. Quien no es
capacitado de mirarla a la luz sobrenatural, como depositaria de las verdades
reveladas; quién no puede ver su dimensión metafísica, éste, sí, enfocará sólo
una parte de la verdad, pero nunca su totalidad. Lord Acton dicen, adoptaba
únicamente esta última postura. La verdad sobre la Iglesia, para él, era la
verdad como se ha revelado en su vida políticoeclesiástica. La lucha pôr el
poder, combinando los métodos más variados, a menudo reprochables, ésta sería
la totalidad de ia verdad, según él.
Los historiadores católicos, si bien reconocen muchas
verdades históricas desfavorables, no tenían la menor intención de corroborar
la tesis del historiador británico. La verdad eclesiástica, vista a través de
su acontecer político, es parte de la verdad; es un concomitante secundario de
ella. La Iglesia ofrece también otra faz de la verdad ,
hasta otra Verdad. Si se quiere comprender a la Iglesia, hay que tener presente
esta verdad. A ella y a su misión en el mundo.
Para "rehabilitar" a los dos historiadores
cristianos ya citados, les dejamos otra vez la palabra, para que expliquen este
otro aspecto y otra verdad sobre la Iglesia. "El historiador común, cuando
llega, digamos, al año 1800, no indica a sus lectores que en ese año, como en
tantos años anteriores, miles y miles de sacerdotes predicaban todas las
semanas el Evangelio y recordaban constantemente al granjero y al comerciante
la caridad y la humildad, los incitaban a meditar por un momento en los grandes
problemas de la vida y los inducían a confesar sus pecados.
"He aquí un fenómeno que bien pudo alterar la índole
de la vida y la contextura misma de la historia humana. Tal ha sido la tarea
permanente de la Iglesia a través de las edades: ni bajo los peores papas se
extinguió la luz" [42].
F. Heer, por su parte, agrega:
"Hoy difícilmente nos damos cuenta del poder
educador que han ejercido sobre las órdenes religiosas y sus hermanos de
congregación fuera de Europa, estos y muchos otros salmos, que cantan el temor
de Dios, al ser oídos cotidianamente en los tiempos litúrgicos. Cluny, Cietaux,
Premotre y otros muchos movimientos monásticos posteriores, que surgen del
espíritu benedictino y de la Reforma, han reprimido y castigado con el Timor
Dei, timor Domini, a la belicosa nobleza de Europa. El movimiento de la paz de
Dios y la prohibición de la guerra en tiempos y lugares bien determinados está
estrechamente ligado con ésto. La educación del hombre a través del temor, muy
pronto y temor de Dios, ha ciado infinidad de frutos" [43].
Hablando de la confesión de los Pecados o de la
predicación del timor Domini, ninguno de los dos autores habla directamente del
fin último del hombre. La salvación de las almas inmortales se vislumbra
solamente detrás de sus líneas dedicadas a la influencia benéfica de la Iglesia
sobre la civilización, cumpliendo con su misión metefísico-religiosa,
salvadora, lo que fue y sigue siendo su tarea primordial y esencial.
Refiriéndose al mismo argumento, el Papa León XIII en la
encíclica Inmortale Dei dice:
"Aunque la Iglesia, obra inmortal de Dios
misericordioso, de por sí o por su propia naturaleza atiende a la salvación de
las almas y a que alcancen la felicidad en los cielos, procura, aun dentro del
dominio de las cosas caducas y terrenales, tantos y tan señalados bienes, que
no resultamian; más en números ni mejores en calidad, si el primer y principal
objeto de su institución fuese asegurar- la prosperidad de esta presente vida.. En efecto, dondequiera puso la Iglesia el pie, hizo al
punto cambiar la frez de las cosas: formó las costumbres con virtudes antes
desconocidas e implamtó en la sociedad civil una nueva cultura, y así los
pueblos que la recibieron se destacaron entre los demás par la mansedumbre, la
equidad y la gloria de sus empresas" [44].
Asi podríamos seguir enumerando autores y obras de
ciencia, de arte, de arquitectura, de beneficencia y caridad, que forman una
espesa red de bienes, constituyendo el tejido de nuestra cultura europea y
occidental en general, gracias a la acción benéfica de la Iglesia en nuestra
sociedad. A modo de ilustración y para restablecer el equilibrio, reduciendo a
justa medida los juicios negativos precedentes, mencionaremos el caso
británico.
El Papa Gregorio el Grande está inseparablemente ligado a
él. Por eso vale la pena dedicarle unas lineas más.
Paseando un día por el mercado de los esclavos en Roma,
este gran Papa encontró un grupo de esclavos, marcadamente rubios. Al preguntarlos
quiénes eran, le contestaron en latín, que eran Angli. "Non Angli, sed
angelli", comentó el Pontífice, impresionado por sus caras y cabellos
rubios. Quiso hacerlos cristianos, suavizar sus costumbres e introducirlos en
la comunidad cristiana y la cultura mediterránea greco-latina.
Destacando la función cultural, económica y religiosa de
la Orden benedictina, André Maurois dice: "Para la predicación se servía
(Gregorio el Grande) de los monjes. San Benito había fundado al principio del
siglo su Orden, que conjugó el trabajo manual con el intelectual...
Especialmente fue confiada la tarea de evangelización de Inglaterra a uno de
sus monjes, al prior Agustín... "Desde el siglo VIII toda la Inglaterra
forma parte de la Iglesia Romana. Los reyes se apoyaron en la Iglesia, en
primer término porque son creyentes y, además, porque saben que la Iglesia,
hereditaria de las tradiciones imperiales, les daba la jerarquía, la
organización y una experiencia que les faltaba. Por mucho tiempo los obispos y
arzobispos se desempeñaban como ministros naturales de los reyes
... " Por otro lado, la Iglesia "tiene necesidad de un poder
civil para hacer respetar sus leyes. La Iglesia del Oriente disputaba la
preponderancia a la Romana; la Iglesia francesa está a veces muy independiente.
Los obispos ingleses solicitaban la intervención del Papa. Así éste enviaba a
Inglaterra a los verdaderos procónsules de la fe, quienes son para la Roma
eclesiástica lo que en la Roma imperial eran los grandes organizadores de las
provincias. Nada nos sugiere una idea más majestuosa de la universidad de la
Iglesia que el hecho de ver a un griego del Asia Menor, obispo Teodoro de
Tarso, y un africano, abate Adrián, introducir en Inglaterra una biblioteca
entera greco-latina y crear en Northumbria los monasterios, los cuales con su
ciencia rivalizaban con los de Irlanda. Por una curiosa paradoja, la cultura
mediterránea será conservada para los galos por los monjes anglo-sajones. En el
momento que los sarracenos irrumpían en el centro de Francia y parecía que se
terminaba en Europa la época clásica, en un reinado casi bárbaro, Bede el
Venerable escribía su historia de la Iglesia de la nación inglesa. Este Bede
fue el maestro de Egbert, quien a su vez lo era en York de Alcuin, quien,
llamado por Carlo Magno, detuvo en Francia la decadencia intelectual. Así
Inglaterra encontró su puesto en la historia de la cultura latina y cristiana" [45].
Esta misión cultural y civilizadora de la Iglesia es
común a toda Europa. El brillo de sus éxitos exteriores fácilmente pudo
producir una ceguera parcial o total en algunos de sus hombres, instituciones u
organizaciones, confundiendo o hasta identificando su misión
metafísico-religisa con la terrenal.
Es ésta, la época "imperial" de la Iglesia, si
cabe definirla y ubicarla en el tiempo. Ella está caracterizada, según
Maritain, por dos rasgos esenciales : por el mito de
fuerza al servicio de Dios y por la civilización de carácter sagrado,
requeriendo imperiosamente la unidad de religión. Estas dos causas y el antagonismo
entre el Papado y los emperadores hicieron fracasar la idea
"imperial" esclesiástica y la convirtieron en una "utopia
teocrática" [46].
Ciertos círculos eclesiásticos no pudieron renunciar a
esta idea del Sacro Imperio como ideal histórico hasta los tiempos recientes.
Con la entrada en Roma de los bersaglieri del general Cadorna en 1870 se puso
fin al Estado papal. Con la unión nacional italiana y la proclamación de Roma
como su capital, el ideal se reveló definitivamente como utopía.
"El Papa Pío IX cortó simbólicamente el contacto con
el mundo tan adverso, cerrando la puerta de bronce con la decisión de no salir
más de Palacio Vaticano. A los católicos italianos les fue prohibido participar
en la vida política del Estado unificado de Italia. Desde 1870 el tema: los
católicos y la política, fue un juego y de forma apasionada. El Papado
consideraba que todos sus derechos fueron atropellados con la liquidación del
poder temporal y la unificación de Italia. En contra de esta corriente
pontificia se levantaron las voces de importantes grupos católicos... paria
sostener frente a todas las presiones, la tesis contraria: que era justamente
el fin del antiguo poder temporal lo que devolveria al Vaticano la libertad, es
decir, la posibilidad de hacer de la Roma vaticana un verdadero centro de
influencia universal" [47].
De lo antedicho es fácil entender que el papel de la
Iglesia dentro de la civilización cristiano-occidental es de carácter decisivo,
esencial. Esta civilización conquistó el primer lugar, imponiendo, en la
actualidad, a todas las demás ciertos rasgos, lo que nos autoriza a decir que
la civilización occidental es, en cierto modo, la civilización universal [48].
CAUSAS DEL ÉXITO Y DEL FRACASO DE LA CIVILIZACION
CRISTIANO-OCCIDENTAL
Pero, por otro lado, son numerosísimos los autores que
afirman y es convicción casi general, que esta civilización se halla en crisis
tan profunda, íntimamente ligada al peligro mortal, no sólo de su destrucción,
sino también del hombre y de la vida. Después de Spengler esta corriente de
opinión es casi un locus communis.
Para poder entender esta crisis y los remedios que la
Iglesia ofrece para su solución, es necesario analizar la causa fundamental del
éxito, de la superioridad como también del fracaso de la civilización
cristiano-occidental. Los sociólogos afirman que esta superioridad pudo
obtenerse gracias al equilibrio que el mundo occidental supo encontrar entre la
ciudad terrenal y la celestial. No olvidando su fin metafísico-religioso, el
hombre occidental supo entregarse activamente a la conquista de la naturaleza,
forjando así, mediante la ciencia y la técnica, para su sociedad, las
condiciones de mayor saber, de mayor bienestar, de mayor cultura y
civilización. Así, por ejemplo, dentro de la misma cristiandad, los orientales bajo
la influencia griega, acusan una considerable "deshistorización del
cristianismo". Orígenes es uno de los más destacados teólogos de la
Iglesia oriental. De sus ideas dice A. Harnack: "La gnosis de Orígenes es
en realidad la helénica, su resultado es aquella maravillo-sa imagen del mundo
—sólo complicada en este caso por la consideración de las Sagradas Escrituras y
la historia de Cristo— que parece ser un drama y en último término es inmóvil.
La gnosis neutraliza todo lo empírico histórico, si no del todo en cuanto a su
facticidad, sí por completo en cuanto a su valor..." Logos, hecho carne, y
la invariabilidad de Dios tienen la importancia decisiva para los orientales.
Por otra parte y fuera del cristianismo, Lao-Tseu, representante del espíritu
chino, decía: "No actúes. He aprendido a comprender que querer conquistar
el mundo por la acción es una tentativa cocndenada al fracaso... Ejercitaos en
la inacción y todo se pondrá en orden". Semejantes concepciones, esperando
soluciones escatológicas, habían sumido al mundo oriental "en una inmóvil
pasividad" [49].
El mismo autor español dice que San Agustín, aun cuando
consciente del dualismo entre la "Ciudad de Dios" y la "Ciudad
del Diablo", había mitigado su contraposición y "moderado la urgente
esperanza en la venida del reino de los cielos", creando así para el
hombre la posibilidad y la necesidad de desempeñarse en la historia [50].
Maritain a su vez analiza el mismo fenómeno, pero calando
más hondo en el meollo del problema, y apartándose un poco, en forma accidental,
de lo arriba dicho. Si bien Maritain acepta la idea de que San Agustín dominaba
en el Medioevo, le atribuye justamente el quietismo escatológico, aun cuando
moderado. En el camino ascensional del mundo occidental, el pensamiento
medieval pasó por varias fases de desarrollo íntimamente ligado a la concepción
de la naturaleza humana, de su libertad y de su relación con Dios o, todavía
mejor, con la Gracia.
El cristianismo agustiniano creía que la naturaleza
humana fue solamente herida por la caída original y no totalmente corrompida.
En cuanto a la iniciativa de obrar el bien, el hombre dependía de Dios. Siendo
el fin supremo de la vida la unión con Dios —idea escatológica—, el mundo
material parecía como un mal inevitable, digno de cierto des-precio. Esperando
la iniciativa divina, el hombre medieval agustiniano vive ya en la tierra una
vida casi divina sin interesarse mucho por la naturaleza y sus fuerzas
demoníacas. "Los misterios naturales de hombre no fueron escrutados como
tales mediante una ciencia natural y experimental". El Medioevo era época
netamente irreflexiva. La contemplación de los seres, una especie de temor y
"vergüenza metafísicos", desviaban la mirada del hombre de sí mismo y
sus necesidades inmediatas[51].
Contrariamente a esta concepción agustiniana, los
reformadores protestantes Lutero, Calvino, Jansenio declaran la naturaleza
humana completamente corrompida. El hombre no puede hacer ningún bien sin la
gracia divina. Es un pesimismo completo. Aun con la gracia, el hombre no
consigue una unión "orgánica" con ella. Ella lo envuelve sola-mente
desde afuera sin una asimilación interna. "El hombre es una corrupción en
el camino". El hombre reconoce su nulidad ante Dios y tiene solamente la
iniciativa "de grito". El libre arbitrio no existe más. Se impone la
doctrina de la predestinación : la gracia sin
libertad. El calvinismo hace el paradigma. Dios elige a los que quiere salvar.
El signo más seguro de su elección es la prosperidad material. El deber de
hacerse rico es el deber principal y no tiene límites, justificando incluso el
imperalismo de toda laya[52].
Esta especie del cristianismo histórico ha terminado casi
en la negación del cristianismo mismo. Así por ejemplo, decía Baudelaire,
refiriéndose al mundo de la predestinación calvinista :
"La actividad material, exagerada hasta las proporciones de una manía
nacional, deja muy poco espacio para las cosas que no son de este mundo".
Mientras el poeta Edgar A. Poe decía que los puritanos, penetrando en el
occidente americano conocían solamente una plegaria "Implorar la muerte de
sus enemigos y una buena cosecha" [53].
Casi paralelamente con estas ideas protestantes, se
desarrolla dentro del catolicismo una corriente afín. Esta corriente es
encabezada por el teólogo y filósofo español Molina. Su concepción sobre la
relación de la libertad del hombre y la gracia divina es la inversa a la
agustiniana. Desde ahora el hombre tiene la iniciativa primaria, sea en el
bien, sea en el mal. La gracia divina es secundaria. El hombre, en la tensión
entre la ciudad de Dios y la ciudad temporal, reivindica para sí más libertad e
iniciativa. "No sé, dice Maritain, si Molina era un gran teólogo, pero
desde el punto de vista cultural, resultó muy representativo para la disolución
moderna de la cristiandad" [54].
La disolución definitiva del cristianismo histórico en
este sentido llegó con el racionalismo. Según Rousseau, A. Comte y Hegel, la
naturaleza humana no está ni herida ni completamente corrompida. En su esencia
es buena. La gracia divina, admitida más como símbolo que como realidad, está
absorbida por la naturaleza humana. Para Rosseau la naturaleza humana es santa,
mientras la razón humana para Comte y Hegel, liberada de las constricciones,
creará un Estado universal, un nuevo Imperio romano, secularizado por su forma,
pero sacro por su contenido, un nuevo "cuerpo místico" de la Iglesia
de carácter racional [55].
Desde ahora predomina en el mundo occidental un nuevo
"evangelio", el "evangelio del progreso seglar". Pero, a
pesar de las maravillosas conquistas del hombre en todos los campos de la
actividad: la ciencia, la técnica, el arte, la cultura, la política, la
economía, etc., la sociedad del nuevo evangelio se halla en crisis.
"Los antiguos conceptos de lo bueno y lo malo, de la
verdad y la falsedad, han sido pospuestos y la civilización va a la deriva ante
la tormenta de la destrucción, como un navío desarbolado y sin timón. Los males
que el siglo diecinueve creía haber alejado para siempre —proscripción y
persecución, tortura y esclavitud y el temor de la muerte violenta-- han
tornado y con ellos nuevos terrores, que el pasado no conoció. Hemos
descubierto que también el mal es una fuerza progresiva y que el mundo moderno
ofrece perspectivas ilimitadas para su desarrollo" [56].
El mundo contemporáneo, abarcado casi exclusivamente y en
cierto sentido por esta civilización occidental "postcristiana", está
dividido en dos campos: el antropocentrismo liberal y el antropocentrismo
totalitario. Los dos con armas atómicas en mano. No se plantea más el problema,
en qué relación están la libertad del hombre y la gracia divina. Este problema
se relega a segundo plano o se lo niega simple y llanamente. El deicidio y
regicidio de Camus casi termina en el suicidio individual y colectivo. Maritain
describe dramáticamente el enfrentamiento de dos mundos al decir: "El (el
hombre del liberalismo burgués. N. obs.) aparece como
una producción farisáica y decadente, nacida del espíritu puritano,
jansenístico y racionalista... Este hombre burgués ha negado todo lo malo e
irracional que hay en él para poder gozar de su propia conciencia, de estar
contento consigo mismo, justo por sí mismo... hace gran uso de moralismo y del
espiritualismo..., pero vaciándolos de su precioso contenido, separándolos de
Dios y convirtiéndolos en mitos... siendo él mismo o deista o ateo, y es
justamente el que ha enseñado el ateísmo a sus alumnos y herederos comunistas[57].
Esta conciencia falsa e ilusa la han desenmascarado Marx
y Freud. El primero lo hizo en el sentido social ético y el segundo en el
sentido individual-ético. Según Marx, la conciencia es una disimulación de los
intereses económicos y de clase, y según Freud es la sublimación de la libido
con los instintos y pasiones más elementales. "Todo el espíritu, dice
Freud, toda la cultura espiritual, provienen de la esfera instintiva, pasando a
través de la sublimación de la libido". Pero negar al espíritu una
existencia ontológica independiente, dice H. Hessen, y atribuirle el valor de
un derivado de la esfera instintiva, significa en realidad negar su existencia[58]
.
"A este hombre burgués, dice Maritain, quien no
gusta ni a la conciencia cristiana ni comunista, el comunismo quiere cambiarlo
mecánicamente y desde afuera con los medios técnicos y la propaganda. Es
justamente par esto que ataca no solamente a este hombre burgués, sino al
HOMBRE en su naturaleza misma y su dignidad esencial en cuanto la imagen de
Dios, en cuanto postulante... a los bienes más elevados de la persona":
Dios y la vida eterna; la libertad y la vida espiritual, "sentadas sobre
las realidades internas del hombre pero sobrehumanas", como también la
familia con sus derechos naturales, "cuya modalidad determina pero no crea
el poder legislativo" [59].
UNA VEZ MAS LA VOZ DE IGLESIA
En este. clima intelectual y
espiritual; en estas condicionan históricas, la Iglesia levanta nuevamente su
voz. Pero, después del fracaso de su concepción medieval, ¿tiene la Iglesia
alguna probabilidad de intervenir con éxito? Antes de contestar, hay que tener
presente dos cosas: el "fracaso" es solamente parcial; el fracaso del
elemento humano en la Iglesia; el fracaso de todos nosotros, pero no el fracaso
en cuanto al elemento divino. El segundo punto consiste en ver bien la realidad
en que se hallan actualmente el hombre y la sociedad. Verla en su totalidad y
en todos sus detalles, sin otra consideración a no ser la de la verdad.
"La conciencia cristiana tiene el derecho y la obligación de someter los
hechos a su propia valorización. Un complaciente idealismo y la idealización de
la realidad son contrarios al Cristianismo. En el descubrir y el develar de los
pecados diários y de los crímenes más horrendos de nuestra vida, el
Cristianismo no debe tener ningún miedo ni tardanza" [60].
Ya desde el Papa León XIII la Iglesia viene despertando
cada vez más y mejor la conciencia cristiana para ver la realidad social de su
tiempo.
"Porque la violencia de las revoluciones ha dividido
los pueblos en dos clases de ciudadanos, poniendo entre ellos uma distancia
inmensa. Una poderosísima, porque es riquísima, que, como tiene en su mano ella
sola todas las empresas productoras y todo el comercio, atrae a sí para su
propia utilidad y provecho todos los manantiales de riqueza y tiene no escaso
poder awn en la misma administración de las cosas públicas. La otra es la
muchedumbre pobre y débil, con el ánimo llagado y pronto siempre a amotinarse" [61].
El Papa Pío XI a su vez repite la misma idea en su
Encíclica "Quadragesimo Anno" :
"Primeramente salta a la vista que en nuestros
tiempos no se acumulan solamente riquezas, sino también se crean enormes
poderes y una preponderancia económica despótica en manos de muy pocos. Muchas
veces no son éstos ni dueños siquiera, sino sólo depositarios y administradores
que rigen el capital a su voluntad y arbitrio. Estos potentados son
extraordinariamente poderosos, cuando dueños absolutos del dinero, gobiernan el
crédito y lo distribuyen a su gusto; diríase que administran la sangre de la
cual vive toda la economia, y que de tal modo tienen en su mano, por decirlo
así, el alma de la vida económica, que nadie podrá respiram contra su voluntad.
Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi originaria de la economía
modernísima, es el fruto que natwralmente produjo la libertad infinita de los
competidores, que sólo dejó sobrevivientes a los más poderosos, que es a menudo
lo mismo que decir los que luchan más valientemente, los que menos cuidan de su
conciencia...; la prepotencia económica se ha suplantado al mercado libre, al
deseo de lucro ha sucedido la ambición desenfrenada del poder; toda la economía
se ha hecho extremadamente dura, cruel, implacable" [62].
El Pío XII a su vez en el discurso radial para Navidad de
1944 dijo entre otras cosas:
"Vemos como la clase cada vez más numerosa de los
trabajadores se encuentra con frecuencia frente a aquellas excesivas
concentraciones de bienes económicos que, al ocultarse muchas veces bajo el
título de sociedad anónima, logran sustraerse a sus deberes sociales y casi
colocan al obrero en la imposibilidad de formarse una propiedad efectiva" [63].
La Encíclica Populorum Progressio ve el problema
así:
"Verse libres de la miseria, hallar con más
seguridad la propia subsistencia, la salud, una ocupación estable, participar
todavia más en la responsabilidad, fuera de toda opresión y al abrigo de
situaciones que ofenden su dignidad de hombre; ser más instruidos; en una
palabra, hacer, conocer, y tener más para ser más, tal es la aspiración de las
hombres de hoy, mientras que un gran número de ellos se ven condenados a vivir
en condiciones que hacen ilusorio este legítimo deseo..." "Mientras
que en algunas regiones una oligarquia goza de una civilización refinada, el
resto de la población, pobre y dispersa, está privada de casi todas las
posibilidades de iniciativa personal y de responsabilidad y aún muchas veces
incluso viviendo en condiciones de vida y de trabajo, indignas de la persona
humana... En este dasarrollo, la tentación se hace tan violenta, que amenaza
arrastrar hacia los mesianismos prometedores, pero forjadores de ilusiones.
¿Quién no ve los peligros que hay en ello, de reacciones populares violentas,
de agitaciones insurreccionales y de deslizamientos hacia las ideologias
totalitarias?" [64].
Vista esta realidad en condiciones tan deplorables, ¿qué
es lo que el Cristianismo ofrece al mundo de nuestros días? ¿Existe la
posibilidad para una rehabilitación de la concepción cristiana del mundo?
¿Tiene el Cristianismo otra oportunidad?
Entrando en el meollo del problema, podemos decir que el
Catolicismo declina las concepciones filosóficas y los sistemas prácticos
socio-económicos dei liberalismo racionalista como también del materialismo
dialéctico-histórico del bolchevismo. Ambos sistemas son contrarios a la
concepción cristiana del mundo. En cuanto a sus concepciones filosóficas, la
doctrina cristiana las rechaza por ser tanto la liberal como la comunista
concepciones inmanentistas[65].
A pesar del gran mérito de los racionalistas liberales que han reivindicado
"la natural ordenación de las conciencias a la verdad" (G. Marcel),
la Iglesia rechaza su filosofía, sea en su forma y aspecto liberales, sea en la
forma en que se arroga también el atributo "racionalista", es decir
en la forma del comunismo. El liberalismo racionalista, aun cuando era "una
especie de versión seglar del idealismo moral cristiano" (C. Dawson),
condujo inevitablemente a la desvalorización del hombre, quitándole todo
carácter de un ser superior con vocación metafísica y el derecho a la vida
eterna. El materialismo dialéctico-histórico, negándole también todo eso, le
quita además todas las libertades que el racionalismo liberal había
reivindicado con éxito, pero que no pudo salvaguardar en nombre de una duda
gnoseológica o de agnosticismo con respecto a la esencia del hombre y su
destino final, como tampoco contra las usurpaciones del hombre económico. Este
las redujo cada vez más a la libertad económica, terminando en lo que se
denomina el capitalismo y el imperialismo financieros. Rechazando los dos
sistemas, ¿cuáil es la doctrina que nos ofrece la Iglesia para conjurar los
malas y "atrocidades morales" que acosan al mundo en la actualidad?
Antes de exponer lo esencial de esta doctrina, huelga
subrayar que la Iglesia no se arroga el derecho de resolver sola este problema.
Invoca la colaboración de todos: del Estado, de las organizaciones privadas,
nacionales e internacionales; de los intelectuales, escritores, publicistas,
estadistas, etc. "La presente situación dei mundo exige una acción de
conjunto, que tenga como punto de partida una clara visión de todos los
aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales"
[66].
Maritain, uno de los pocos pensadores que cita la
encíclica Populorum Progressio llama a los comunistas
"alumnos" del hombre burgués. El capitalismo ha engendrado el
comunismo. Por eso la doctrina social católica, al refutarlos a los dos,
comienza por denunciar la falsedad del liberalismo económico. Paulo VI dice que
este sistema está construido sobre "el provecho particular como motor esencial
del progreso económico, la concurrencia como ley suprema de la economía, la
propiedad privada de los medios de producción como derecho absoluto, sin
límites ni obligaciones sociales correspondientes. Este liberalismo sin freno,
que conduce a la dictadura, justamente fue denunciado por Pío XI como generador
del «imperialismo internacional del dinero»" [67].
Contrariamente a esta concepción, según la cual la
economía tendría sus leyes absolutamente autónomas, fuera del alcance ético, la
Iglesia considera que la economía está sometida en lo fundamental a las leyes
éticas[68].
Todo lo que los hombres hacen u omiten hacer, especialmente donde se trata de
las relaciones humanas recíprocas debe ser valorizado a la luz ética[69].
La ciencia económica es la parte integrante de la antropologia. Por ello hay
que distinguir la parte técnica de los problemas económicos y sociales de su
parte ética. Aun cuando la Iglesia no interviene directamente en los problemas
técnicos, considera de au deber ineludible intervenir en los problemas éticos.
Su deber principal es educar las conciencias, iluminarlas, proyectando sobre
ellas la luz divina del Evangelio.
LA PERSONA HUMANA Y EL BIEN COMÚN
Perfilado así el horizonte total del hombre, de la
sociedad y de sus instituciones, la doctrina social cristiana, dentro del
problema económico, encuentra su valor central: la persona humana.
"En toda humana convivencia bien organizada y
fecunda hay que colocar coma fundamento el principio de que toda ser humano es
PERSONA, es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y de voluntad libre y
que, por tanto, de esa misma naturaleza directamente poseen al mismo- tiempo
derechos y deberes que al ser universales e inviolables, son también
inalienables" [70].
Desde el Papa León XIII hasta el Paulo VI, la doctrina
eclesiástica no se cansa en repetir y destacar este valor supremo en la
convivencia humana. Todo: la economia, la sociedad, el Estado deben estar al
servicio del hombre. Rerum Novarum formula la misma idea en los
siguientes términos:
"Ni hay que se entrometa el cuidado y providencia
del Estado, porque más antiguo que el Estado es el hombre, y por esa antes que
se formase Estado ninguno, debió recibir el hombre el derecho de cuidar de su
vida y de su cuerpo". Pío XI a su vez agrega: "En el plan del Creador
la Sociedad es un medio natural, del cual el hombre puede y debe servirse y no
viceversa... Sólo el hombre, la persona humana, cualquiera que ella sea, está
datada de razón y de voluntad moralmente libre... El hombre tiene un alma
espiritual e inmortal, es una persona admirablemente dotada par el Creador con
dones corporales y espirituales, un verdadero microcosmos, como dicen los
antiguas, un pequeño mundo que vale inmensamente más que toda el mundo
inanimado. Tanto en esta vida cuanto en la otra tiene únicamente a Dios por
último fin, está elevado por gracia santificante a ta categoría de Hijo de Dios" [71].
Siendo el hombre anterior a la sociedad; siendo el único
dotado de razón y de libre voluntad, es el primero que debe cuidar de sus
derechos y deberes ante sí mismo, ante Dios y ante la sociedad. La personalidad
humana puede, en consecuencia, cumplir con sus derechos y obligaciones
solamente en la libertad. Quitarle la libertad significa reducirla al objeto,
hacerla un ser irresponsable. La sociedad o el Estado que organizan la
convivencia de tal manera, que el hombre no pueda hacerse responsable por la
realización de su fin personal, son detestables, contrarias a su misión
natural.
Pero la verdad es que el hombre vive en la historia, en
la sociedad, en el Estado. De ahí que la comunidad tiene también sus derechos
sobre el hombre. ¿Cómo delimitar derechos recíprocos? ¿Cómo armonizarlos? Aquí
surge el problema de la libertad y de la autoridad; del individuo y de la
sociedad. Un problema grave, concomitante al hombre a través de toda la
historia: La forma de compromiso entre las dos esferas determina el tipo de
gobierno. La monarquia absoluta o constitucional; la república aristocrática o
popular; oligarquía o democracia; plutocracia o democracia popular o
proletaria. Todas estas formas de gobierno representan varias tentativas de
resolver de la mejor manera la relación entre la libertad humana y sus deberes
recíprocos que tienen derecho y con la comunidad en que naturalmente vive.
Muchísima sangre corrió para instalar una u otra de dichas formas de gobierno.
El ideal de un gobierno perfecto inspiraba constantemente a los descontentos
que se rebelaban, pero el ideal no se consigue. Un movimiento circular de
formas de gobierno que van y vuelven, fue ya observado por el pensador y
político romano Cicero :
"La monarquía lucha por su poder de un déspota, la
aristocracia por la de una minoría tiránica, la democracia por el mando del
populacho, pero igualmente de ésta puede salir un movimiento de regreso tomando
una de las formas anteriores. En un sorprendente y casi periódico movimiento
giratorio circular se producen la transformación y el cambio de las formas del
Estado. Conocer estos cambios es la cosa del pensador estadista. La tarea del
estadista politico es preverlos como algo cargado de peligro; imponerse a ellos
y encaminarlos en las acertadas corrientes de navegación es un signo de alta
sabiduría y de capacidad casi divina. Visto esto, en mi opinión, debe
recomendarse una cuarta forma, es decir la adecuada complementación y fusión de
las tres formas originales ya mencionadas" [72].
La doctrina católica ofrece un criterio firme para
delimitar la esfera de la comunidad con respecto al individuo y viceversa. Es
el concepto del BIEN COMUN. "La comunidad no tiene otra razón de su
existencia que la preocupación por el bien común. Este bien común no es otra
cosa que la creación de las condiciones indispensables para que la personalidad
humana pueda realizar su propio objetivo de vida en su propia responsabilidad" [73].
La Iglesia ha dedicado también su atención al problema de
la socielización y la estatización, que caracterizan de manera especial a
nuestro tiempo. Estos dos procesos hacen peligrara la persona humana en sus
derechos "anteriores" a la sociedad. La socialización quita al hombre
la iniciativa individual y lo hace depender cada vez más de las organizaciones,
que le imponen sus objetivos, su voluntad y la forma de conducta. En una
palabra, dice Liederik de Witte, existe peligro de que el hombre "se pierda
en el grupo", de que se despersonalice[74].
Siendo este proceso en parte producto del desarrollo de
la ciencia y la técnica, que exigen la concentración de muchas personas con sus
conocimientos, sus voluntades y su capacidad, el hombres especialmente el
hombre católico, no debe aislarse y defenderse contra este proceso, que se
puede considerar como indispensable para el crecimiento de la producción. de bienes y la elevación general de bienestar y de la
cultura. Los católicos no deben encerrarse en un ghetto, sino tomar su parte de
responsabilidad en este proceso.
Pero, para evitar la despersonalización del hombre y. su
pérdida en el grupo, el Papa Juan XXIII aclara bien las posiciones. Aun cuando
dicho proceso es la consecuencia natural de la tecnificación de vida, es, en
primer término, la obra humana, la emanación del conocimiento y las voluntades
del hombre. "El proceso de la socialización no es el producto de las
fuerzas naturales irresistibles", dice Juan XXIII en la Encíclica Mater
et Magistra. En consecuencia, lo que los hombres han hecho equivocadamente,
cuando se den cuenta de. ello, pueden deshacerlo o
rehacerlo. Este proceso, entonces, puede servir al bien como al mal del hombre.
El criterio para discernir las dos zonas, a primera vista opuestas, es otra vez
el concepto del bien común. Juan XXIII lo define de la siguiente manera:
"Este abarca el punto central. de aquellas
condiciones de la sociedad que facilitan o posibilitan al hombre el desarrollo
completo de sus valores".
El padre Liederik de Witte reduce este problema a las
siguientes preguntas: "¿Cómo es posible desarrollar el fenómeno de la
socialización para que resulte útil a la personalidad humana? ¿Cómo es posible, a pesar del proceso de la socialización,
que la personalidad humana se desarrolle dentro de la comunidad en todas sus
múltiples facetas" [75].
Desarrollando el tema en base al texto de la encíclica Mater
et Magistra, Liederik contesta dichas preguntas, recomendando tres medidas
al respecto: Los hombres deben tener la posibilidad de encontrarse libremente,
buscando la realización de los objetivos que les vienen imponiendo las nuevas
condiciones de la vida social y económica. A pesar del crecimiento de la red de
las organizaciones y las obligaciones que de ahí derivan, hay que cuidar bien
del objetivo, para que todo sirva en primer término al desarrollo de la
personalidad humana. El hombre debe conservar su iniciativa particular y su
dignidad y colaborar, con propia responsabilidad, con la sociedad. Por eso Mater
et Magistra llama el nuevo engranaje social el "humanismo
social". Esta es la primera recomendación.
La segunda consiste en que estas organizaciones, preñadas
del peligro de opresión, deben tener autonomía con respecto al poder estatal.
Si es de importancia esencial asegurar la iniciativa, la libertad, y la
responsabilidad de la persona ante el fenómeno de las organizaciones
"subsidiarias", privadas, ello no tendría ningún sentido, si los
mismos va-lores, aun as organizados socialmente, no estuviesen asegurados
contra la omnipotencia del Estado. Caso contrario, con una mano se quitaría lo
que se ha dado con la otra.
La tercera y última recomendación es que el Estado
"tenga el justo concepto del bien común". El Estado no debe colocarse
en lugar de los directamente interesados, de los individuos o de sus
organizaciones. Ellos deben conservar sus autonomías cargando directamente con
sus responsabilidades.
A este problema de relación individuo-sociedad está
inseparablemente ligado el problema de la intervención del Estado en la vida
social y económica. Desde el Papa León XIII hasta Paulo VI la opinión
eclesiástica viene cambiando. De la concepción de León XIII, que reducía la
función del Estado a "guardián del orden jurídico" en el espíritu
clásico del liberalismo, se ha llegado a la concepción positiva de la función
del Estado. Mater et Magistra formula esta nueva doctrina eclesiástica:
"El Estado tiene por objetivo asegurar el bienestar terrenal. Por eso no
debe estar completamente fuera de la vida económica de sus ciudadanos. Antes
bien, debe estar ahí, interviniendo en el sentido de su promoción, ante todo
para asegurar la cantidad de bienes cuya existencia es necesaria para una vida
virtuosa; después debe proteger los derechos de todos los ciudadanos,
especialmente de los débiles, a los que pertenecen los obreros, las mujeres y
los niños. Nunca debe eludir su deber para tratar de mejorar la situación de
los obreros. El Estado, además, debe vigilar que los contratos dé trabajo
correspondan a la justicia y la equidad. Fuera de eso, el Estado debe procurar
que en los lugares del trabajo la personalidad humana no sea herida física y
moralmente".
Estas ideas del Papa Juan XXIII invocan la omnipotencia
del Estado, su poder avasallador, el totalitarismo. Pero ya sus predecesores
hablan enunciado los principios restores contra este peligro totalitario. El
Papa Pío XII, sintiendo vivamente este peligro, advierte: "El comunismo
reconoce a la colectividad el derecho, o mejor dicho, el arbitrio ilimitado de
someter a los individuos al trabajo colectivo, sin miramiento alguno por su
bienestar personal, aun contra su voluntad y hasta con la violencia. En esta
colectividad, tanto la moral como el orden jurídico, no serían más que una
emanación del sistema económico del momento, por tanto de origen terrenal, mudable
y caduco. En pocas palabras, se pretende introducir una nueva era y una nueva
civilización que sea fruto solamente de una ciega evolución: una humanidad sin
Dios" [76].
El Papa Pio XII, a su vez, presenciando los males del
totalitarismo de derecha como de izquierda, advierte: "Quién quisiera
deducir del bien común esta acumulación del poder, obraría justamente en
sentido opuesto. Porque la protección de la intocable esfera de la vida, de los
derechos y obligaciones de la personalidad humana es el cometido esencial de
todo el poder público".
Este problema es de importancia transcendente. Ahí donde
faltan la iniciativa y la responsabilidad particulares, se instala rápidamente
la omnipotencia totalitaria del Estado; pero donde falta Ia intervención
reguladora del Estado, ahí prevalecen los males del individualismo liberal y
del capitalismo. Mater et Magistra enfoca el problema en estos términos:
"... donde falta por completo la necesaria actividad político-económica
del Estado, o donde no es suficiente, se produce rápidamente un malsano
trastorno. Ahí impera una insolente explotación de la necesidad ajena por parte
de los menos escrupulosos que son más fuertes". Comentando la posición del
Papa Juan XXIII, el padre Liederik de Witte dice que de este abuso nos habla en
un lenguaje muy elocuente el "movimiento obrero durante estos últimos
ciento cincuenta años" [77].
LA PROPIEDAD, EL SALARIO Y LA PARTICIPACION
Ahora bien, mientras el concepto de la personalidad
humana y el bien común sirven de puntos cardinales del problema social en su
aspecto teórico de la doctrina católica, la propiedad privada, el salario y la
participación en la administración de empresas desempeñan el mismo papel en su
aspecto práctico. Tratando estos tres aspectos del problema, se nos revela, en
los tres, el carácter "peregrino", cambiante, de la doctrina de
acuerdo a las condiciones generales de cada época histórica en que se in-tenta
nuevamente afrontar las dificultades sociales.
En cuanto a la propiedad privada, la postura doctrinal
eclesiástica la considera como uno de los derechos naturales del hombre. A
diferencia de los socialistas, que consideran la propiedad particular fuente de
todos los males sociales, pidiendo su total abolición, el Papa León XIII
acentuó firmemente su carácter natural e intangible. Pero profundizando el
problema, ya dicho Papa distingue el derecho del uso de los bienes materiales y
el derecho de propiedad sobre los mismos. Así se abren nuevas perspectivas. El
derecho de propiedad es una institución social, derivada del derecho natural
del uso de bienes. Por eso, esta institución social puede y realmente cambia en
el curso de la historia. Es la tarea del legislador observar atentamente la
realidad y emprender los cambios de acuerdo a ella. También lo que el hombre
gana con su trabajo es su propiedad excluyendo a los demás. El hombre
individual, y no la sociedad o el Estado, debe proveer a su subsistencia y su
dignidad. La misma obligación le incumbe primordialmente con respecto a su
familia. Así también el derecho de herencia participa dei carácter natural de
la propiedad. Pero este Papa también señala que la propiedad privada tiene
también su función social. El abuso de ella produce el descontento y el desequilibrio
sociales. "Júntese a esto que los contratos de las obras y el comercio de
todas las cosas están casi todos en manos de pocos, de suerte que unos cuantos
hombres opulentos y riquísimos han puesto sobre los hombros de la multitud
innumerable de proletarios un yugo que difiere poco de la esclavitud" [78].
La tarea fundamental del legislador civil debe ser la
formación de las condiciones en que el proletariado podrá adquirir "alguna
propiedad", liberarse del estado de miseria, desproletarizarse.
Estas consideraciones del Papa León XIII fueron
concebidas en una época en que en la vida económica, de los pueblos la
agricultura tuvo el mayor peso. La sociedad altamente industrializada exige
otras consideraciones y un ulterior desarrollo de la doctrina social católica.
Mientras los Papas Pío XI y Pío XII acentúan una vez más la firmeza del derecho
de la propiedad privada, se oponen a toda concepción que quiera identificar
este derecho con la moral, es decir que las obligaciones morales se agotarían
en las obligaciones del derecho positivo. El abuso de este derecho es evidente
por todos los lados. El Papa Pío XII pone énfasis sobre este particular,
oponiéndose a todo positivismo jurídico, que procura dar a una obra humana el
carácter de "una falsa majestad, separando el derecho de la moralidad, lo
que es sumamente fatal". El Estado debe procurar que el obrero pueda
formar su propiedad privada, afrontando por su cuenta los deberes del
"futuro padre de familia". Sólo así se contribuirá a la desproletarización
de los obreros, sacándolos del estado deplorable en que "cayeron sin su
responsabilidad", como había dicho el Papa León XIII.
Juan XXIII marca un paso decisivo en la evolución de la
concepción de la propiedad privada. Lo hace, según L. de Witte, de acuerdo con
Ias nuevas condiciones económicas y sociales. Hay tres momentos que
caracterizan esta nueva época que exige el cambio: 1) La separación de la
propiedad y la dirección de las grandes empresas industriales; 2) un cierto
grado de desproletarización de obreros, conquistado por su lucha denodada y por
la legislación social, y 3) una nueva escala de valores sociales.
El primer momento de esta época impone el problema de la
participación obrera en la administración de empresas y la distribución de
ganancias. El segundo hace evidente la superación de la forma anterior de
desproletarización, abriendo el camino hacia otras formas más radicales. El
tercero cambia el viejo criterio de valor burgués, confiriendo mayores
atribuciones y estima al más rico, mientras desde ahora empieza a prevalecer la
estima del que planea y dirige, lo que está en plena concordancia con la misma
esencia del trabajo humano, "porque éste es la inmediata exteriorización
de la naturaleza humana y por esto de mayor valor que la riqueza en bienes materiales.
A éstos es atribuible solamente el valor de medio", expresa Mater et
Magistra.
L. de Witte comenta: "Pensemos un poco
retrospectivamente hasta la encíclica Rerum Novarum: ¿Qué camino hemos
recorrido ya? La consecución de la propiedad significa siempre tener la
propiedad de una casa y de un terreno. En esos tiempos predominaba el carácter
agrario de la economía. Los efectos de la industrialización no habían todavía
repercutido en la vida económica de la totalidad social. Pero hoy tenemos otra
situación: la fortuna la constituyen la casa propia y un pedazo de terreno,
pero también la posesión de los medios de producción indispensables. Para el
campesino lo son su tierra y sus herramientas, para el artesano su taller, pero
para el obrero industrial en Ias empresas medianas y grandes esto significa una
cierta co-posesión de la empresa donde trabaja" [79].
Nos queda todavía por ver el problema del salario. Es el
más importante. Si la propiedad privada debe garantizar la libertad y la
dignidad personal del hombre-obrero, el salario es el medio más apropiado, casi
único, con que puede conseguirlas. El proletario no tiene otra fuente de
ganancias. Pero ¿cómo, dónde y en qué condiciones encontrar el empleo? La
característica más saliente de la economía moderna, de la economía
liberal-industrial es la separación de la mano de obra del capital. Reunir
ambos factores y distribuir los beneficios en una forma equitativa es la
cuestión fundamental en esta situación. ¿Cómo conseguirlo? Existe la libertad
de contratación. Pero el obrero está solo frente al capitalista, es decir el
más débil frente al más fuerte. La Ley Chapellier de 1791 —esta ley francesa se
convirtió en ley general de los países industriales—, prohibió la formación de
las organizaciones profesionales, que podrían desempeñarse como autodefensa.
Además, la mano de obra se considera simple mercancía, cuyo valor se determina
de acuerdo a la ley de la demanda y la oferta.
La Iglesia declina decididamente esta concepción. La mano
de obra no es una mercancía, cuyo valor debería calcularse como el valor de la
fuerza muscular. La mano de obra es el trabajo humano, la expresión de la
personalidad humana, cuyo valor no puede y no debe depender del mercado. Hay
que eliminar la especulación de los capitalistas con un mercado de la mano de
obra y especialmente con los desocupados para la disminución o aumento de la
producción o de precios de acuerdo con sus intereses egoístas. El ideal de la
Iglesia es la plena ocupación, donde los obreros deben recibir un salario justo.
Para determinarlo, la doctrina católica tuvo que pasar
por varias fases de desarrollo. Desde el salario justo individual del Papa León
XIII hasta la participación en la empresa de Juan XXIII. Contra la contratación
libre, la Iglesia acepta y defiende las organizaciones obreras como
autodefensa, que respaldarán a cada obrero ante el capitalista. Además, León
XIII levanta su voz en otro sentido: "Dícese que la cantidad del jornal o
salario la determina el consentimiento libre de los contra-tantes, es decir,
del patrono y del obrero; y que, por lo tanto, cuando el patrono ha pagado el
salario prometido, queda libre y nada más tiene que hacer..." Pero, siendo
el trabajo absolutamente necesario para la sustentación de la vida y teniendo
el carácter de la exteriorización de la personalidad humana... "aun
concedido que el obrero y su patrono libremente convienen en algo, y
particularmente en la cantidad del salario, queda, sin embargo, siempre una
cosa que dimana de la justicia natural y que es de más peso y anterior a la
libre voluntad de los que hacen el contrato..."
"Y si acaeciere alguna vez que el obrero, obligado
de la necesidad o movido del miedo de un mal mayor, aceptase una condición más
dura que, aunque no quisiera, tuviere que aceptar por imponérsela absolutamente
el patrono o el contratista, sería eso hacerle violencia, y contra esa
violencia se revuelve justicia" [80].
Con este principio la doctrina católica ha conmovido a
los "dioses del liberalismo económico". Aquí encuentran su
justificación ética y socio-económica las luchas de los obreros y la
intervención del Estado en el litigio social. Los contratos colectivos bajo
vigilancia del Estado, son los instrumentos principales.
Después, enunciados los principios por los Papas Pío XI y
Pío XII, el Papa Juan XXIII emprende un nuevo y decisivo intento para
determinar un salario justo en los tiempos de la superrevolución industrial.
Declinando el reclamo de los extremistas a la totalidad del producto del
trabajo, la encíclica Mater et Magistra reduce a tres grupos los
criterios para determinar un salario justo: las necesidades de una vida digna
del obrero y de su familia; las posibilidades de la empresa dentro del ambiente
social; y la marcha general del bienestar nacional e internacional. El progreso
científico y técnico, el crecimiento del producto nacional y de bienestar deben dar sus frutos progresivamente a todos los componentes
de la sociedad. Hoy todavía "...a innumerables obreros en muchos países y
enteras partes de la tierra se les imponen condiciones de vida que no son
dignas del hombre". Para solucionar este problema antihumano, Juan XXIII
agrega: "...así consideramos oportuno llamar la atención sobre un precepto
de la justicia social: que al progreso económico debe corresponder y seguir un progreso
social, así que todas las partes del pueblo participen en la creciente riqueza
de la nación". Como también aquí todo debe servir a la personalidad
humana, el objetivo de la economía nacional no es la acumulación de bienes,
sino su justa distribución. "Por eso al bienestar económico de un pueblo
no debe medirse por la cantidad de bienes de que disponen sus miembros, sino
por su justa distribución, según la cual todos en un país deben recibir algo
para la perfección de sus personalidades", dice Mater et Magistra.
Sin embargo, "el objetivo debe ser en todo caso
hacer de una empresa una verdadera comunidad humana; ella debe imprimir su
característica a las relaciones recíprocas de los participantes, a pesar de la
diferencia de sus tareas y obligaciones..."
En cuanto aI derecho a la participación de los obreros en
la empresa, Liederik de Witte considera que es preciso distinguir la
participación en las cuestiones personales, sociales y económicas. El Papa Pío
XII concede la posibilidad y necesidad en los dos primeros casos, mientras para
el tercero formula prevenciones. Recién Mater et Magistra somete esta
postura a una reconsideración. "Como nuestros predecesores, somos Nosotros
también de opinión que los obreros con justa razón exigen una activa
participación en la vida de la empresa en que trabajan... En todo caso los
obreros deberían participar activamente en los asuntos de sus empresas. Esto
vale para las empresas privadas como públicas... Cómo hay que fijar esta
participación, no se puede determinar de una vez para siempre..."
Para fundamentar explicativamente este derecho, Liederik
de Witte dice aproximadamente lo siguiente: partiendo del hecho de que en las
empresas más importantes los capitalistas y los managers (directores) no son
las mismas personas, se impone la pregunta: ¿de dónde proviene el poder de
decisión de los directores? Requerida desde ya la colaboración de todos en la
empresa, el punto de gravitación de decisiones se desplaza de los capitalistas
a la comunidad de trabajo. Si los capitalistas invocan el derecho de decisión a
título de su capital, los demás lo hacen a título de su trabajo, que es la
emanación de la personalidad humana. "Hay una necesidad en la naturaleza
humana, según la cual todo aquel que aporta su labor productiva, debe estar en
la posibilidad de codeterminar también la marcha de las cosas para poder llegar
mediante su trabajo al desarrollo de su personalidad... La progresiva
responsabilidad que cargan los obreros en varias empresas económicas,
corresponde completamente a la naturaleza humana; ella coincide también con el
sentido de la evolución histórica de hoy ea la economía, en la sociedad y el
Estado...", dice Mater et Magistra [81].
FIDELIDAD A LOS PRINCIPIOS Y LA EVOLUCIÓN NECESARIA
Esta es la doctrina social católica en sus rasgos
esenciales.- A pesar de los cambios operados en últimos tiempos de acuerdo a
Ias condiciones de la vida económica en general, esta doctrina permaneció fiel
a la posición formulada en Quadragesimo Anno, declinando los extremos
del liberalismo individualista, con su degeneración en el imperialismo
financiero, y en el colectivismo totalitario. "Como, negando o atenuando
el carácter social y público del derecho de propiedad, por necesidad se cae en
el llamado indìvidualisme o al menos se acerca uno a él, de semejante manera,
rechazando o disminuyendo el carácter privado e individual de ese derecho, se
precipita uno hacia el colectivitismo o por lo menos se tocan sus postulados" [82].
De ese modo esta doctrina pone barreras firmes y
efectivas contra los extremos. La inviolabilidad de la persona humana, anterior
y superior a toda la sociedad, que trata de reducirla a la posición de un
objeto; la propiedad privada, en una medida reducida, es la garantía de su
independencia y dignidad. Sin la libertad e independencia el hombre se despersonaliza [83].
La reciente situación en la industria exige en nombre de
la libertad, independencia y dignidad de la persona humana, la participación en
las empresas, para impedir los intentos de hacer ilusorios sus derechos del ser
dotado de razón y libre voluntad.
Nadie, en consecuencia, puede legítimamente restar
importancia a esta doctrina. Pero a todo eso ¿qué ha aportado la encíclica Populorum
Progressio?
"Condensando todo en una proposición podemos decir:
Quadragesimo Anno trató el orden social desde el punto de vista normativo y
sicofilosófico; Mater et Magistra lo trata empírica y sociológicamente.
Con ello Mater et Magistra alcanza mayor proximidad a la realidad; y
este es, por cierto, elfactor decisivo, porque fue acogida en todo el mundo con
gran beneplácito y hasta entusiasmo", dice de Witte, concluyendo su
trabajo, ya varias veces mencionado.
A pesar de que Populorum Progressio dio un paso
adelante en el sentido práctico y empírico-sociológico, la actitud de la
opinión mundial no era ni tan unánime ni tan entusiasta. En Nueva York, centro
del capitalismo financiero mundial, la primera reacción fue que se trataba de
un "recalentamiento de Marx" y de su doctrina. Por otra parte, se
había dicho que el Papa Paulo VI contradice al Papa Pío IX. Este último había
anatemizado a los que afirmaban que el Papa debe aceptar y conciliarse con el
progreso, mientras Paulo VI pone énfasis justamente en el progreso,
considerándolo indispensable para la paz y el bienestar del mundo.
Pero hay que decir que los adversarios o no conocen a
fondo la posición eclesiástica o lo dicen a propósito para menguar su valor. La
anatemización del progreso por parte del Papa Pío IX se refería a la concepción
del progreso inmanentista; de aquel progreso que depositaba todas sus
esperanzas en la ciencia y la técnica; en el progreso material ilimitado y la
libertad política sin tomar en consideración las obligaciones éticas; del
progreso que creía en sus posibilidades aun después de haberse proclamado la
muerte de Dios. Si Paulo VI acepta la idea del progreso, la concibe como un
desarrollo integral del hombre: de sus posibilidades, virtudes y capacidades
tanto morales, como religiosas e intelectuales, como también de sus
aspiraciones cientificas, técnicas y materiales. No hay más pasividad
escatológica. El progreso y el bienestar deben realizarse ya en este mundo. El
sentido ético, la vocación eterna de la personalidad humana debe inspirar toda
la actividad del hombre, individual como colectiva. Sólo un progreso de esta clase
es el verdadero progreso[84].
Por parte de los economistas y hombres de Estado se
reprocha al Papa Paulo VI el haber afirmado, que los "pueblos pobres
quedan pobres, mientras los ricos se hacen cada vez más ricos", comparando
esta idea con la de Marx, cuya consecuencia sería: "los expropiadores
serán expropiados", aun cuando Paulo VI está lejos de insinuar la
necesidad de la expropiación, pero fija otras condiciones y distingos. Si, es
la verdad, el Papa dice:
"La tierra ha sido dada para todo el mundo y no
solamente para los ricos. Es decir, que la propiedad privada no constituye para
nadie un derecho incondicional y absoluta. No hay ninguna a razón pava
reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los
demás les falta lo necesario. En una palabra: el derecho de propiedad no se
debe jamás ejercitar en detrimento de la utilidad común, según la doctrina
tradicional de los Padres de la Iglesia y de las
grandes teólogos. Si se llegase al conflicto entre los derechos privados
adquiridos y las exigencias comunitarias primordiales, toca a los poderes
públicos procurar una solución, con la activa lejos del concepto de la
expropiación", pero todo cuanto dice dista mucho del concepto de la
expropiación.[85]
En cuanto a las rentas, Paulo VI manifiesta:
"Desde luego, no se podría admitir que ciudadanos,
provistos de rentas abundantes, provenientes de los recursos y de la actividad
nacional, las transfiriesen en parte considerable al exxtranjero, por puro
provecho personal, sin preocuparse del daño evidente que con ello infligirían a
la propia patria".[86]
Esta verdad debe resultar muy antipática a muchos en Ia
América latina, donde hay un grupo determinado que defiende un concepto de
propiedad privada absoluto. Tampoco puede resultar de agrado a los mismos
círculos lo siguiente:
"Es cierto que hay situaciones cuya injusticia clama
el cielo. Cuando poblaciones enteras, faltas de lo necesario, viven en tal
dependencia que les impide toda iniciativa y responsabilidad de promoción
cultural y de participación en la vida social y política, es grande la
tentación de rechazar con violencia tan graves injurias contra la dignidad
humana" [87].
Pero a pesar de estar rayano a la justificación de la
revolución, el Paulo VI alega:
"...viviendo en común, participando de una misma
esperanza, de un sufrimiento, de una ambición y de una alegría, el trabajo une
las voluntades, aproxima los espíritus y funde los corazones; al realizarlo,
los hombres descubren que son hermanos" [88].
En lugar de la expropiación revolucionaria, Paulo VI
invoca la colaboración, la hermandad y el amor.
A los monopolios financieros internacionales
especialmente les cayó mal la justa doctrina del Papa en cuanto al comercio
internacional, pidiendo enmiendas en materia de Ia libre contratación: Es decir
que la regla de libre cambio no puede seguir rigiendo ella sola las relaciones
internacionales. Ahi donde hay paridad de fuerzas, esta regla puede ser útil,
"pero ya no es lo mismo cuando las condiciones son demasiado desiguales de
pais a país los precios que se forman «libremente» en el mercado pueden llevar
consigo resultados no equitativos. Lo que era verdadero acerca del justo
salario individual, lo es también respecto a los contratos internacionales: una
economia de intercambio no puede seguir descansando sobre la sola ley de la
libre concurrencia, que engendra también demasiado a menudo asa dictadura
económica. El libre intercambio sólo es equitativo, si está sometido a las
exigencias de la justicia social" [89].
Es forzosos destacar aqui otro
aspecto más. Es conocido el hecho de que los pueblos católicos, especialmente
dentro de la civilización occidental, son los más pobres. Este hecho encuentra
su confira ación cabal en cuanto a la América latina, cuyos campesinos viven en
una verdadera miseria. El Papa Paulo VI, no olvidando la misión universal de la
Iglesia, no vacila en dispensar su solicita atención, justamente a esta parte
del mundo : "La viva inquietud que se ha
apoderado de las clases pobres, en los países que se van industrializando, se
apodera ahora de aquellas en las que la economía es casi exclusivamente
agraria: los campesinos adquieren ellos también la conciencia de su
"miseria no merecida" [90].
En efecto, la encíclica Populorum Progressio no
quiere otra cosa sino aplicar la doctrina social católica en su conjunto en la
vida internacional. "Hoy el hecho más importante del que todos deben tomar
conciencia es que la cuestión social ha tomado una dimensión mundial... Los
pueblos hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos
opulentos. La Iglesia ante esta crisis da angustia, llama a todos para que
respondan con amor al llamamiento de sus hermanos". El Papa ha visto con
ojos propios y tocado con sus manos "las gravísimas dificultades que abruman
a pueblos ... " [91].
Esta es, en breve y en lo substancial, la doctrina social
de la Iglesia. Exponiéndola repetidas veces, ella atribuye actualmente a su voz
el carácter de angustia. El "misterio" de los ricos y los pobres hay
que intentar resolverlo de otra manera diferente de la tradicional. "A
nosotros no es dado comprender por qué unos hombres gozan de una vida libre sin
preocupación, mientras que otros deben cargar con todo el trabajo y la pobreza.
La solución de esta dolorosa cuestión nos será dada recién más allá",
decía N. Berdiajew, aún cuando denunciaba apasionadamente las injusticias
sociales y proponía remedios. Casi en contraste con esta visión del misterio
escatológico, Toynbee acentúa la necesidad urgente de de una solución ya en esta
vida. "Durante estos últimos cinco o seis mil años, y tan fácil como
robamos su miel a las abejas, los señores de la civilización han despojado a
sus esclavos de la parte que les tocaba en los frutos del trabajo colectivo de
la sociedad". Y mientras en los tiempos anteriores estos dueños de la
civilización podían aducir la escasez de bienes, la falta de medios de
producción, la necesidad de que estos bienes deben pertenecer a la élite, que
desempeña el papel del progreso común, es obvio "que este alegato, muy plausible
hasta el siglo XVIII inclusive, aun en nuestro mundo occidental técnicamente
emprendedor, ha quedado invalidado en los últimos cincuenta años por el
progreso sin precedentes de nuestra técnica. En una sociedad que ha descubierto
el «cómo se hace» del cuerno de la abundancia, la desigualdad, siempre
desagradable, en la distribución de los bienes de este mundo... se ha
transformado en una enormidad moral"[92].
Sin negar aquel "misterio", la Iglesia de hoy
acepta la urgencia y la posibilidad de aportar a la disminución de esta tensión
peligrosa entre los ricos y los pobres.
HACIA EL "SENTIDO DEL PROJIMO"
Nos parece, en consecuencia, que el magisterio
eclesiástico ha acertado su verdadero camino. En la actualidad está acusado por
dos extremos. Por los comunistas de estar del lado capitalista y por los
capitalistas de promover sediciones sociales y solidarizarse con los
izquierdistas de todo tinte. El prof. Mandic, citado al comienzo de este
artículo, nos habla incluso de una pretendida intención eclesiástica de
organizar el comunismo católico.
Ya en lo expuesto precedentemente hemos demostrado la
falsedad de tales acusaciones. Nada mejor confirma esta falsedad que ellas
mismas. En la lucha de dos enemigos apasionados, toda actitud de terceros que
no se identifica con el punto de vista de uno de los dos contricantes, resulta
también una actitud enemiga. Si la actitud y la postura de la Iglesia merecen
ser acusadas por los dos extremismos, vale decir que su doctrina disiente de
ambos.
Sin embargo, la Iglesia reivindica los derechos de los
pobres, "nos hicimos abogados de los pobres", dijo Paulo VI. Pero,
reivindicándolos, no se identifica con el izquierdismo ni le manifiesta
simpatía alguna. Quiere identificarse con los pobres en cuanto hombres, personas
humanas, privadas de sus derechos y de su dignidad "sin ser responsables
por eso".
En particular nos parece exacta la afirmación del prof.
Mandic que la Iglesia está instalando "su primer polígono" en el pais
donde viven los croatas, para su experimento táctico con los paises
socialistas.
Ahora, hallándose nuevamente casi en catacumbas, la
Iglesia, con el famoso Protocolo de 1966, concluido con el régimen comunista de
Belgrado, intenta, sin las armas de la sociedad burguesa, reconquistar el mundo
perdido, apoyándose únicamente en la ayuda de Cristo y utilizando los recursos
provenientes de su Credo efectivo; del capital y del caudal en que confluyen
los medios específicamente cristianos de Gracia y los del alma
"naturaliter christiana".
En este sentido resulta sumamente interesante la
declaración del metropolitano croata, Cardenal Šeper, al decir que los ateístas
no niegan al Dios en que creemos nosotros. Quiso decir que en aquella nueva
sociedad hay "ateístas piadosos" —alma de naturaleza cristiana—, quienes
no niegan al verdadero Dios, la plenitud de la justicia, la libertad y el amor,
sino que niegan al dios de los ricos, que buscan encubrir con una falsa faz
divinizadora sus intereses egoístas. Para dialogar con esos "ateístas
piadosos" Šeper habla expresado su preferencia a quedarse en aquella
sociedad. Es por eso que también monseñor Franic, obispo de Split, privado de
bienes eclesiásticos y teniendo su despacho en el dormitorio, demuestra tanto
entusiasmo pastoral bajo un régimen comunista, despreocupado por los bienes
materiales, contento con disponer de lo más indispensable.
Aun cuando la Iglesia considera la propiedad privada como
uno de lose mejores medios de protección de la libertad y la dignidad del
hombre, sus dignatarios, constreñidos a vivir en nuevas catacumbas, están
dispuestos a aceptar el "idealismo" comunista: renunciar a la
propiedad privada y encaminarse hacia la utopía de una sociedad comunista. Para
ello cuentan, en parte, con el sólido apoyo de la doctrina social de su
Iglesia. La propiedad privada es un derecho natural derivado; derivado del
derecho natural del uso de los bienes materiales, constituyendo este uso el
derecho natural originario. El derecho del uso es indispensable y natural, la
propiedad es una institución social o legislativa.
Pero la Iglesia es excelente conocedora de los hombres.
Ella sabe muy bien que el comunismo materialista, la creencia en él y las
tentativas de realizarlo están destinadas a fracasar;
en un terrible intento de realizarlo, el experimento resulta un esfuerzo
utópico. La "plasticidad" del hombre, contrariamente a la creencia
comunista, llega abarcar sólo sus cualidades occidentales y en forma precaria.
Pero para dar prueba de su buena voluntad y para
desmentir categóricamente su interés en bienes materiales, la Iglesia pide de
la nueva sociedad y de su poder sólo el derecho y la posibilidad de predicar el
Evangelio, iluminar conciencia y explicar el sentido de la existencia humana.
Ella sabe muy bien, a priori y a posteriori, que el comunismo es una utopía. Para
convencer también a los "ateos piadosos", está dispuesta a marchar
con ellos hasta los limites donde la verdad se asomará incuestionable. Una
experiencia común resultará una experiencia más segura, fraternal y humana,
una, experiencia convincente. Llegando allí donde los hechos demostrarán su
"testarudez", según manifestó el escritor e intelectual comunista
croata más destacado, Miroslav Krleža, a J. Paul Sartre, quejándose de la
realidad social que no se deja amoldar a los ideales utópicos del comunismo, se
llegará al punto donde lo absurdo descubrirá sorpresivamente su verdadera faz.
Lo absurdo en cuanto postura ideológica y más todavía
en cuanto intento inhumano de realizarlo por la violencia contra el hombre. El
comunismo deberá reconsiderar y revisar su postura ideológica y rectificar sus
aplicaciones efectivas.
EŠ justamente aquí donde vislumbramos la posibilidad del
resurgimiento de una nueva conquista del mundo por los cristianos. Las
inqùietudes escatológicas, inseparables del hombre, prescindiendo de la
sociedad en que vive, la imposibilidad de realizar utopías, unidas con la
Iglesia "postimperial", despreocupada por los bienes materiales,
renunciando además a la violencia como medio para conservar la unidad de fe,
junto con la idea del ecumenismo, que intenta la unificación de todos los
cristianos en una comunidad de amor, darían al cristianismo histórico una
fuerza invencible y una nueva oportunidad. La doctrina social católica
proporciona sólidas bases para ésto, preparando las condiciones para un mejor
futuro del mundo, que actualmente pasa por un período muy difícil y del
cristianismo que se halla, en parte, otra vez en las catacumbas[93].
En su larga lucha con el liberalismo y su filosofía
racionalista, la Iglesia terminó por una forma de coexistencia con ellos. Su
larga experiencia histórica —"conocedora de los hombres, dice Paulo VI—
supo sugerirle la elección del menor de dos males. Pero sin verdadera
experiencia con el comunismo, la Iglesia está realizando esfuerzos
extraordinarios, en el mismo sentido, en los paises bajo poder comunista. Se
trata verdaderamente de la adaptación eclesiástica a la nueva realidad social
comunista. La experiencia que obtendrá en la Croacia y la Eslovenia católicas,
partes integrantes de Yugoeslavia, le servirá en su ulterior proceder en
Polonia, Checo-Eslovaquia, Hungría y los demás países con gobiernos comunistas,
pero con un glorioso pasado y presente cristianos.
Sin embargo, el prof. Mandic se equivoca al afirmar que
la Iglesia católica lo hace recién después de haberse convencido de la
imposibilidad de contener o eliminar el comunismo del mundo por la fuerza. Post
hoc ergo propter hoc, aquí estriba el error del prof. Mandic. En efecto, la
Iglesia vive y actúa en la historia, debiendo para su misión contar también con
los medios puramente humanos. Lógicamente, desde este punto de vista puramente
humano, la Iglesia podría aceptar fácilmente la liquidación de una sociedad
belicosa, terrorista y de un acerrimo enemiga del Cristianismo, por las fuerzas
y las armas de otra sociedad, con la cual ya halló una forma de coexistencia y
de colaboración. Pero creer que la Iglesia deposita toda su esperanza en dichas
armas, es craso error. El Cristianismo de las catacumbas había conquistado el
Imperio Romano. Lo conquistó sin armas ajenas. La fuerza del Credo, las ideas y
el martirio fueron sus armas primordiales, casi únicas. Nadie puede negar esta
verdad, por lo menos en las tres primeras centurias de su existencia.
Pero la Iglesia, en vista del restablecimiento de un
humanismo integral, tiene sus planes también con el mundo libre, donde muchos
la consideran la Iglesia "triunfante". Nosotros, mirando las cosas
por dentro, consideramos a esta Iglesia "triunfante" en efecto como a
un "extranjero" en casa propia. Ahí donde la personalidad humana se
concibe como un grado superior de la evolución biofísica con una sola
dimensión, dimensión histórica de su existencia, negándola toda vocación
metafísica, no es el mundo cristiano. Ahí donde los monopolios financieros
internacionales mantienen a centenares de millones de hombres en condición de
miseria —analfabetismo, ignorancia, enfermedad, pobreza, etc.—,
no hoy verdadero cristianismo, aun cuando Graham Green destaca como carácter
distintivo de una civilización cristiana "el arrependimiento" por el
mal que cometemos. ¿Hay suficiente arepentimiento como para regenerar el
espíritu verdaderamente cristiano?
La Conferencia del episcopado latino-americano de
Medellín, que tuvo efecto en el curso de este año, inmediatamente después de la
solemne visita del Papa Paulo VI a la Colombia, ha fijado esta verdad y
determinado su posición al respecto. Las reformas sociales urgentes, reclamadas
ahí en nombre de la conciencia cristiana, están materializando así "el
grito de angustia" del Paulo VI en esta parte del mundo.
CONCLUSION
Es obvio que este movimiento eclesiástico ha hecho
impacto dentro y fuera de la Iglesia. Por un lado los
conservadores-inmovilistas, por el otro los progresistas-movilistas, se
disputan la prevalencia. Los argumentos y los contraargumentos ofuscan a menudo
la esencia del problema.
Séanos permitido formular nuestra opción, aduciendo una
analogía histórica. "Tú puedes embarcarte, Justiniano, si quieres ; el barco está en el muelle, y el mar abierto aún,
pero yo me quedaré hasta el fin, porque kálion entáfion he basiléia, el
Imperio es una hermosa mortaja". Así habló la esposa de emperador
bizantino en el momento de una grave crisis interna del Imperio. Comentando el
caso, Toynbee agrega: "Kálion entáfion he basiléia tou Theu"
(El reino de Dios es una mortaja más hermosa")[94].
La imperatriz fue fascinada por el brillo del viejo
imperio y prefería morir así que buscar nuevos horizontes y la seguridad.
Nos parece que en la misma situación, en el mismo dilema
se hallan los progresistas y los conservadores de hoy, sea dentro o fuera de la
Iglesia. Los conservadores están por el statu quo, la tranquilidad y el brillo
exterior de una sociedad opulenta, pero los progresistas, concientes del estado
morboso de esta sociedad, están pidiendo tomar a tiempo otro sendero hacia
nuevos horizontes. Oteando estos nuevos horizantes de los progresistas
eclesiásticos, lo hacemos en el sentido "del prójimo" de Gabriel
Marcel: "Nunca se alegará con bastante resolución contra la idea por la
cual no se puede pensar válidamente hoy en día sino en la escala mundial o
planetaria. Aquí, como siempre, es el sentido del prójimo lo que hay que
despertar: única salvaguardia posible contra calamidades que, ellas sí, serán
sin duda universales" [95].
Populorum Progressio formula esta idea en los siguientes
términos: "... Se trata de construir un mundo donde todo hombre, sin
excepción de raza, religión o nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente
humana, emancipado de las servidumbres que le vienen de parte de los hombres y
de una naturaleza insuficientemente dominada; un mundo donde la libertad no sea
una palabra vana y donde el pobre Lázaro pueda sentarse a la misma mesa que el
rico".
Con estos valores, las ideas y sugerencias prácticas para
una acción conjunta, la Iglesia acentúa una vez más su presencia en la
sociedad. En el sentido redentor y metafísico, como también en el sentido
civilizador. No en vano están prestándole su atención incluso los comunistas.
Más aún, quienes ya conquistaron el poder y los retienen en sus manos. Una
fuerza que actúa en la historia, pero que no depende, en lo esencial, de los
medios temporales, la fuerza que pertenece al mundo como "pertenece el
prisoniero a su prisión" (Graham Green) resulta de sumo interés para todos.
Especialmente para los que siguen negando enconadamente la posibilidad de la
existencia de tales fuerzas. Los comunistas son los más obstinados en negarla.
Por eso, los cristianos deben darles la prueba contraria. La sociedad con
pretensiones comunistas —pretensiones, porque el comunismo es una
imposibilidad— no puede quitar la razón de la existencia a los cristianos. Los
cristianos deben embarcarse con tranquilidad en este nuevo experimento
histórico. La Iglesia ha precisado los principios e indicado el sendero que
debe seguirse, sendero por el cual ya algunos están marchando. La simpatía y el
amor por el prójimo que, con nosotros, una sola vez pasa por "el valle de
lágrimas", deben ser la consigna. Sin riqueza, sin persecución, marchar
junto con los pobres. Esta marcha común descubrirá la miseria de todos los
intentos históricos de organizar los sistemas sociales, despreciando a la
personalidad humana —pacional, libre, responsable e imperecedera. Así Populorum
Progressio vislumbra la nueva oportunidad para la Iglesia y su presencia en
la historia, dándole nuevamente un sentido metafísico y sobrenatural.
Buenos Aires
BOGDAN RADICA
ACASO NUNCA desde que vivo en Norteamérica —desde hace
más de dos decenios— he presenciado una crisis tan honda y conmovedora como la
de los últimos diez meses. Ninguna crisis norteamericana me sacudió tanto y me
recordó los años de mi temprana juventud como esta que empezó hace meses y dura
todavía. Me pareció volver a los años que pasé después de la primera guerra
mundial, a los oscuros y decisivos años veinte de este siglo trágico. Eran
aquellos años de revueltas colectivas en las calles y plazas de las ciudades
europeas, de motines en aldeas y localidades, de asesinatos de los líderes
revolucionarios y conservadores. Sobre las ruinas de los grandes imperios se
abrían rajaduras y surgían vacíos al desaparecer las instituciones creadas
durante siglos y al anularse antiguas legitimidades. Los valores perdían su
vigencia absoluta. El auge de la anarquía en las ideas y acciones. hizo nacer en nosotros los jóvenes dudas y temores. No se
sabía dónde se iba y qué rumbo tomar. Además del enorme quebranto social,
político e ideológico, surgió la honda crisis del perimido sistema económico.
El liberalismo desaparecía bajo los impactos de una democracia desenfrenada.
Las monarquías cedían paso a las repúblicas. Donde se conservaron las
monarquías, su posición era lábil y de corta duración. Parecía que en la
desaparición de los reyes se iba también Dios; en todo caso ante nuestros ojos
no había seguridad alguna.
El otoño e invierno pasados como también en esta
primavera me asaltaban esos recuerdos mientras observaba una de las más
profundas crisis norteamericanas. Todas las incidencias que pasó Europa de Ios
años veinte se repetían ahora ante mis ojos en el suelo norteamericano. Con una
sola diferencia: en Norteamérica no había crisis económica; este país nunca fue
tan rico y económicamente tan vigoroso como ahora. Mas
todo ese poderío económico que hace a la grandeza de Norteamérica e infunde
tanta confianza a sus ciudadanos me pareció gastado. El problema principal que
me inquietaba era: ¿es que también este país ordenado y bendito que en las
últimas décadas trató de detener las revoluciones en el globo terráqueo, no
será capaz de resistir el torbellino revolucionario en su propia casa? ¿Es que
el sueño norteamericano y todo su way of life (modo de vida) se harán
añicos? Viendo cómo se mata a la gente en las ciudades norteamericanas, como se
incendian las casas en los ghettos pobres, donde viven los negros, y cómo se
asesina a los re-presentantes de la sociedad negra norteamericana, me dolía el
alma. El asesinato del presidente Kennedy, de Martin Luther King y Robert-Bobby
Kennedy me recordaba los tiempos en que en las sociedades europeas caían sus
mejores prohombres: Rathenau, Matteotti, Stambuliski, Radic (líder democrático
croata), para mencionar unos pocos. Esa sangre, ese incendio evocaban en mi
memoria los enredos europeos de los que luego surgieron Lenin, Mussolini, Hitler
y demás jefes totalitarios de las masas. Cada día, observando los rostros
preocupados de mis alumnos, les repetía la historia de mi juventud europea,
procurando a través de mi experiencia, a través de la experiencia de mi
generación perdida, advertirles para que no pierdan la libertad y la felicidad
que hasta ahora les aseguraba el way of life norteamericano. Rechazando
categóricamente mis negras predicciones, esos muchachos y muchachas empezaron,
a medida que se sucedían incidentes en Memphis o en Kentucky, en Newark, Nueva
York o Washington, a escuchar con mayor atención y a preguntarme sobre el
sentido de la historia, sobre el sentido de la revolución.
Respondiendo a sus inquisiciones me sentí impotente. ¿Por
dónde empezar y cómo enfocar el problema? Quienes nacimos en la revolución y
siempre vivimos en revoluciones que provocan las guerras y son seguidas por las
guerras, todavía no tuvimos un decenio de paz para concentrarnos y examinar
nuestra propia conciencia. Nosotros que, expulsados por las revoluciones,
salimos de la vieja Europa, de repente nos percatamos de que esas revoluciones
nos persiguen también en el Nuevo Mundo. Esa sensación nos afectó mucho más que
al norteamericano medio que cree que su país es el elegido por Dios, que no
pecó contra Dios para poder correr la suerte de la vieja Europa. ¿Cómo empezar
y cómo plantear el problema principal que nos mortifica y que mortifica a
Norteamérica?
I
ANTE TODO, hemos de ocuparnos del problema de los
intelectuales. Los intelectuales norteamericanos de la posguerra empezaron
supina y verticalmente a abolir los valores tradicionales. De la filosofia
pragmática y liberal pasaron al relativismo que llevó a Europa al; abismo entre
las dos guerras. Como el liberalismo norteamericano introdujo la creencia de que
todo es permitido (permissiveness), no les costaba mucho a los
relativistas y marxistas de todos tintes introducir en la vida norteamericana
los medios del desenfreno total que rápidamente conducía a una anarquia total e
irrestricta. La apertura de las llamadas "nuevas fronteras" (the
new frontiers) implicaba atraer la atención y el interés, sobre todo de la
juventud, a los horizontes diametralmente opuestos con la esperanza de abrir la
puerta a una revolución extremadamente indefinida y confusa. La juventud
universitaria de pronto fue invadida por el impulso rebelde contra todo lo que
era el fundamento del modo de vida norteamericana. La aparición, primero de los
beatniks, luego de los hippies e yippies, si bien no arrastró a la mayoría de
la juventud universitaria, marcó, por imposición violenta de una minoría, el
ritmo a la vida norteamericana. Esa juventud se rebeló contra todo sobre lo que
sus padres edificaron la vida norteamericana, fundada dentro del marco de una
vigorosa organización material. En el período de la posguerra, la sociedad
norteamericana sin duda alguna se convirtió en la más poderosa sociedad
económica. La filosofía de producir los bienes de consumo transformó a la
sociedad norteamericana en la llamada sociedad de la affluency total, de
modo que los jóvenes norteamericanos se sintieron aprisionados y saturados por
la riqueza. No se trató, pues, como en el período europeo de la preguerra, del
desempleo o del hambre, sino de las ilimitadas posibilidades de ganar, de
acumular el bienestar y aumentar riquezas. Las masas obreras, exclusivamente
blancos, se convertian en la clase media satisfecha que trabajaba y producia
acumulando nuevas riquezas. El capitalismo pasaba velozmente de las manos de
una minoria a las masas obreras con las que repartia las utilidades y el
capital. La aristocracia anglosajona desaparecia rápidamente y el joven
norteamericano, hijo de los padres oriundos de la Europa central y
sur-oriental, ocupaba puestos importantes y llegaba a la posición de una sólida
y acaudalada clase media. La magia de la propiedad privada, manifestada no sólo
en tener su propio deprtamento y abundante comida, sino en la adquisición
normal de todos los productos de la civilización industrial, invadió cada
rincón de la vida norteamericana, salvo el sector negro, marginado por este
reciente desarrollo industrial. De esta clase de ex obreros que dos
generaciones antes habían llegado al suelo norte-americano harapientos y
hambrientos, surgió ahora la nueva clase de la burguesía satisfecha que pudo no
sólo embellecer su vivienda proveyéndola de todas las comodidades de la vida
moderna, especialmente el televisor, sino también integró a sus hijos en un muy
adelantado sistema educativo. Los hijos de los ex inmigrantes, campesinos y
obreros, ingresaban por primera vez a las facultades, de modo que en
Norteamérica se concretó lo que Marx no pudo prever, o sea que la sociedad
industrial logra mandar a las escuelas y universidades más de seis millones de
estudiantes cuyos estudios costea mayormente con el dinero propio. Las
universidades muy pronto, en virtud de las computadoras, se convirtieron en
fábricas organizadas con ingente burocracia que ahogaba y sigue ahogando tanto
a los profesores como a los estudiantes.
El análisis de este proceso norteamericano lo realizó de
modo más cabal Herbert Marcuse en su conocido libro One-Dimensional Man,
estudios sobre la ideología de la sociedad industrial desarrollada, que
hace años se publicó y pasó casi inadvertido para atraer de golpe la atención
de los estudiantes, en los últimos meses, no sólo en Norteamérica sino también
en Europa, y en todas las sociedades democráticas y comunistas. "El hombre
de una dimensión" es el resultado de la sociedad industrial que por su
índole y por sus leyes tiende a una sociedad totalmente organizada, tanto en
las comunidades libres, como en las dependientes y cerradas. Marcuse es un
intelectual de origen alemán, llegado a Norteamérica, durante la agresión
hitlerista contra el pensamiento libre, y todo ese tiempo no se destacó. Hegeliano
y marxista, integrante de la conocida escuela pre-nazi de Francfort, Marcuse de
hecho nada nuevo descubrió. Ya muchos sociólogos al comienzo de nuestro siglo
anunciaban que la industrialización de la sociedad haría del hombre un esclavo
incapaz de pensar y obrar libremente.
La señora Gina Lombroso en su libro "La tragedia del
progreso", escrito por los años veinte, predijo que el ilimitado progreso
mecánico y tecnológico esclavizaría al hombre en tal medida que se sentiría no
sólo impotente sino desgraciado. Convertido en esclavo de la máquina y la
técnica, el hombre se deshumanizará, según más tarde lo analizó Ortega y
Gasset, y perderá su personalidad. Pero ese mismo fenómeno que Carlos Marx,
discurriendo en su juventud sobre la alienación, la atribuía exclusivamente al
capitalismo, no surgió sólo en la sociedad capitalista sino también en la
comunista. Incluso en esta última se hizo más aguda y aterradora que en la
capitalista.
Los intelectuales comunistas croatas nucleados en la
revista Praxis fueron entre los primeros en percibir ese hecho, bajo el
impacto de Marcuse, que les sirvió de asidero para su tesis principal en
relación con el desarrollo de la sociedad comunista en Yugoeslavia. La
asistencia de Marcuse en los seminarios de Korcula (Croacia) y su colaboración
en los primeros números de Praxis contribuyeron sin duda a que el
marxismo joven en Croacia tomara ese rumbo. En Italia, Francia y especialmente
en Alemania, la doctrina de Marcuse se manifestó en la rebelión de los
estudiantes universitarios y en cierta separación de los jóvenes de los
Partidos Comunistas italiano y francés. El mundo comunista se vio de golpe
herido en sus estructuras al igual que el neocapitalismo de las sociedades
abiertas. La excepción son la China de Mao y la Cuba de Castro, y la idolatria
de Che Guevara. Así surgió la novísima corriente: la revolución en la
revolución. Tuvo que ser exhibido el comunismo oficial como el dique de ese
reciente fenómeno revolucionario opuesto a las contrarrevoluciones en la
revolución y promulgar el principio del orden y la ley. Los hombres se
preguntan ahora: ¿dónde va el comunismo; es que tiende al conservadorismo? En
Italia y Francia, igual que en Croacia y en la Unión Soviética, el comunismo
tilda todos esos nuevos fenómenos de anarquía, troskismo y djilasismo. Tito
condena todos esos fenómeno como maoistas, troskistas
y djilasistas.
En Norteamérica, la "Nueva Izquierda" (The
New Left), que en realidad ocupa posiciones marginales en la sociedad
norteamericana, está contagiada por fenómenos similares y por mezclas de un
marxismo renovado, que implica todos los ingredientes del marcuseismo,
djilasismo, troskismo, enamorada de Castro, Che Guevara y Mao. La revolución
cultural está llena de agresividad, violencia y repudio de todo lo que es claro,
definido, fraguado en las formas del orden social. Esa minoría, por supuesto,
es vociferante y mientras la mayoría observa todas esas innovaciones con
desconfianza y casi indiferencia como si esos clamores fuesen incapaces de
subvertir una sociedad organizada y feliz. Por cierto, la sociedad
norteamericana está afectada por esos fenómenos en forma muy superficial. Pero
el asalto a dos importantes universidades, una en California y ahora en
Columbia, inquietó a la mayoría. Es característico que cuando los estudiantes
se apoderaron de la Sorbona se les adhirió la juventud obrera y ciertos
sindicatos, pese a la oposición oficial de los dirigentes comunistas, mientras
que la clase obrera norteamericana, aburguesada ya, permaneció totalmente
pasiva e indiferente, por cuanto las uniones obreras norteamericanas hoy
constituyen organizaciones de una clase media satisfecha, para la cual el
concepto revolucionario no significa nada. Esos fenómenos revolucionarios no
sólo sorprendieron a los dirigentes comunistas sino que los encontraron sin
respuesta, por cuanto no contaron con las nuevas corrientes entre la clase
obrera que en Europa el neocapitalismo poco a poco elevó del nivel del
proletariado descontento. En Norteamérica no hay proletariado, ya que el sector
negro es el subproletariado, mientras que el llamado proletariado llegó a
convertirse en la clase media. ¿En quién apoyarse, pues, la "Nueva
Izquierda" en Norteamérica, en algunos centenares de estudiantes o en las
masas del subproletariado negro?
II
A QUI SE PLANTEA ante nosotros el problema capital de
Norteamérica: el destino de los negros y qué rumbo toman los negros. La
"Nueva Izquierda", aprovechando la exasperación de la guerra
vietnamita, contaba con que iba a ganar la adhesión de los negros y dar así la
respuesta a la principal crisis norteamericana vinculada con revueltas y
rebeliones en los ghettos negros. Sin embargo, los líderes negros rechazaron
toda colaboración con los blancos de la "Nueva Izquierda". Eso era
claro cuando Stockley Carmichael y Ralph Brown, dos destacados líderes de los
jóvenes marxistas negros, rehusaron ocupar los edificios de la Universidad de
Columbia junto con los blancos e hicieron barricadas sólo en un pabellón no
queriendo aceptar a ningún estudiante blanco. El racismo venció aquí al
marxismo. El lema de los negros era: no hay fusión de los negros con los
blancos, lo que perjudicó seriamente a los líderes de la "Nueva
Izquierda". Igual que el liberalismo norteamericano fracasó en solucionar
el problema negro, falló también el movimiento izquierdista neomarxista.
En qué fase se halla ahora la cuestión de los negros? No pecaremos de exagerados al afirmar que la vieja América
anglosajona fracasó en solucionar el problema de los negros. Transcurrieron más
de cien años de la emancipación de los negros, proclamada por Abraham Lincoln,
pero poco o nada se hizo para incorporar a los negros al desarrollo progresivo
industrial. El negro se quedó, en ese progreso, en los márgenes extremos de la
vida norteamericana. La primera objeción podría ser: la culpa la tienen los
blancos, tanto sureños como norteños. Pero esa objeción sería formulada a la
ligera. La culpa la tienen también los negros, incapaces de aprovechar todas
las posibilidades que brindó a la sociedad norteamericana la revolución
industrial, ramificada precisamente después de la emancipación formal de los
negros y tras la guerra civil entre el Norte y el Sur. Mientras, digamos, las
masas de inmigrantes de la Europa suroriental lograron, durante esos cien años,
es decir en cuatro generaciones, integrarse a la vida norteamericana, con
grandes sacrificios, despreciados por los anglosajones, sin respaldo alguno,
salvo su cabeza y brazos, y ascendieron ahora al nivel de la clase media, los
negros se detuvieron en las mismas posiciones en que siempre estuvieron. Las
razones son complejas y difíciles. Si se pregunta a un anglo-sajón, no dará una
respuesta clara y precisa. Si se pregunta a un norte-americano de origen
irlandés, alemán, escandinavo, italiano, judío, eslavo o de otro origen
europeo, su contestación será obvia. ¿Por qué nosotros logramos y los negros
no? Es su simple respuesta. Nosotros también fuimos perseguidos y abandonados,
nadie se ocupaba de nosotros y, sin embargo, escalamos posiciones en la
sociedad norteamericana hasta el punto de dejar en muchos puestos rezagados a
los anglosajones. ¿Por qué no lo hizo el negro? Porque, sigue la respuesta, el
negro no supo encontrar el modo de liberarse de las cadenas de la esclavitud y
la oscuridad de su raza. Un anglosajón más imparcial subraya: la causa hay que
buscarla en el hecho de que al negro en su progreso lo trababa el color de su
piel.
Así el dilema norteamericano se convirtió en la tragedia.
Mientras el intelectual yanqui huía de sí mismo paseándose por el mundo para
solucionar los problemas mundiales en los dos últimos decenios, al mismo
tiempo, diría por aburrimiento, descuidaba los problemas de su propia sociedad.
Liberar a Europa, liberar a Asia, liberar a la América latina, liberar a Africa
de la pobreza, hambre y atraso fue su preocupación principal con el propósito
de oponer la revolución norteamericana a la revolución rusa, mientras
descuidaba la pobreza y el atraso existentes en cada ciudad de su país. Tras
veinte años de derrochar dinero por todo el mundo, difundiendo las tesis
sociológicas norteamericanas, de golpe el intelectual yanqui recordó que esa
pobreza y ese atraso existen en la esquina de su casa. Entre millares de libros
y estudios, publicados en las dos últimas décadas sobre todos los problemas,
hace unos diez años salió un libro inadvertido del sueco Myrdal sobre el dilema
norteamericano, sobre el problema de los negros, mientras los sociólogos,
economistas y escritores norteamericanos consideraban oportuno escribir tesis
sobre titoísmo, maoísmo, castrismo, etc. Se derrocharon dólares en apoyo de
Tito y de sus fracasados experimentos económicos, mientras que se debió tomar
en cuenta que también los negros exigirían un día su lugar bajo el sol en su
patria tan rica. Salvar al mundo y descuidar su propia casa fue el error
garrafal del liberalismo y humanismo norteamericanos. Los negros se levantan
ahora y reclaman la solución de su miseria.
¿De qué manera? La mayoría abrumadora de los negros
sostiene que su problema puede resolverse con un compromiso. Pero sus minorías
actúan en forma revolucionaria, mas no siguen una revolución prefijada sino la
violencia. Cuando el blanco se da cuenta, sostienen esos negros, que somos
capaces de incendiar sus ciudades y matar, cederá. Esos revolucionarios van más
lejos y dicen a sus mayorías: "Hasta ahora os habéis resignado y sufrido
todo. Fuisteis y seguís siendo todavía los negros de la “Cabaña del Tío Tom”.
Aquí lo tenéis, incluso la resistencia pasiva del Dr. Martin Luther King
terminó con su asesinato; ya él también era Tío Tom. Nosotros seguimos el
camino de la resistencia armada y violenta. Mataron a los dos Kennedy porque
querían hacer concesiones a los negros. Por eso exigimos saldar cuentas y la
violencia como único medio capaz para resolver nuestro problema".
La tragedia de los negros norteamericanos no es un
problema sencillo. Su solución tropieza con grandes dificultades. Huelga
reconocer que el gobierno federal está, como siempre, a favor de la minoría
perseguida. Se admite que hay dos sociedades, la negra separada de la blanca,
pero desiguales: separated but unequal. Existe la posibilidad no de unir
ambas sociedades, ya que la integración entre razas no camina ni es fácil ni
rápida, sino que queden separadas pero que lleguen a ser iguales. En ese
aspecto hay opiniones divergentes. Dar solución a la miseria de los negros con
los subsidios de los gobiernos no es una solución correcta ni eficaz. En la
mayoría de los estados norteamericanos se practica ya, pero sus resultados son
magros y mínimos. Hay que capacitar al negro mediante la educación e
instrucción para que sea productivo en el grado máximo y deje de subsistir de
la limosna estadual, municipal o del gobierno federal. Ese proceso requiere
esfuerzos de varias generaciones de los negros. En esa tarea y esfuerzo deben
ayudar también los negros que ascendieron al nivel de la burguesía satisfecha.
Pero precisamente esos negros huyen del ghetto tan pronto disponen de los
medios necesarios. Entre los negros no hay sentimientos de solidaridad
recíproca que en la sociedad norteamericana estaba siempre vigente en las
colectividades nacionales y que contribuyó a su desarrollo y su conservación
con respecto a otros grupos nacionales. Los casos y ejemplos de los irlandeses,
judíos e italianos, que no sólo fortalecieron sino preservaron a esos grupos
nacionales .en su desarrollo social, incluso hicieron de ellos fuerzas
nacionales vigorosas que deciden sobre el desarrollo del país entero. En esas
colectividades la solidez familiar contribuyó a su mantenimiento y progreso, mientras
que la práctica colonial no sólo borró la comunidad familiar de los negros sino
que ella nunca fue desarrollada en el estricto sentido social y económico. El
padre, juntándose con la mujer y al traer al mundo varios hijos, muy pronto
abandona la familia y deja a la madre toda la carga del sustento y educación de
los hijos; la pobre mujer en las grandes ciudades lucha como puede, juntándose
con otros hombres o quedando sola, a menudo volviéndose prostituta. Todo ello
constituye grave herencia de la explotación colonial que, desafortunadamente,
ni los blancos ni los negros supieron resolver de modo satisfactorio para
ambos.
Asimismo es un error, tanto de los negros como de los
blancos, considerar al sector negro como extranjero en la sociedad norteamericana.
Todas las aspiraciones a hacer del negro un producto de la civilización
afronorteamericana son espurias. El negro norteamericano es parte de esa
tierra, diría su parte constitutiva; habla su idioma, que no es africano sino
el inglés norteamericano. Su aparición en la vida norteamericana, su aporte a
la cultura norteamericana (folklore, música, religión, etc.) es su contribución
autóctona tal como se formó durante siglos en el suelo norteamericano. En la
civilización preindustrial, cuando Norteamérica fue un país agrario, en mi
opinión, el negro, sobre todo el sureño, no fue un alienado. Llegó a ser
alienado en la civilización industrial a la que nunca se adaptó y en la que
siempre quedó extranjero. Mientras la máquina
conquistó al blanco y él se le sometió, el negro la despreciaba y se mantuvo
alejado de ella. La filosofía vital anglosajona, que por cierto encontró la
forma más perfecta de gobierno, se negó a integrar al negro, tal vez por
aplicar inconscientemente contra él el principio bíblico de no fusión con razas
ajenas. Hay que tener siempre presente que en su subconsciente el anglosajón es
un racista empedernido, que se considera elegido por ser blanco y al negro lo
considera inferior por el color de su piel. Ese principio lo adoptaron todos los
pueblos de la Europa suroriental que poblaron a Norteamérica, y la actitud de
un irlandés, ucraniano, polaco o italiano para con los negros es más racista
hoy en día que la actitud de los anglosajones intelectualizados, que ahora
racionalizan esa actitud con el fin de salvar el principio de igualdad en las
relaciones sociales, sin el cual no hay democracia.
A esta posición de los Rockefeller y Ford, de los
Roosevelt y Thomas, de gran parte de las dirigentes familias judías, cabe
agregar ahora la de los irlandeses ilustrados como los Kennedy, que el hombre
de la emergente clase media odia precisamente por obrar humanamente para con
los negros. Es preciso subrayar aquí que, a diferencia de los
pro-testantes, la jerarquía católica evidenció más comprensión y más
esfuerzos a favor de los negros que las restantes iglesias, aunque en su
práctica la Iglesia Católica encontró y todavía encuentra gran oposición de su
feligresía.
En pos de imparcialidad hemos de destacar que el gobierno
federal —especialmente el poder ejecutivo y la corte suprema, primeros en
adoptar y proclamar el principio de la igualdad racial— demoŠtro, tanto durante
la administración de Roosevelt como en la de Kennedy y Johnson, gran
disposición para transformar y remozar a la sociedad norteamericana mediante la
nivelación racial, otorgando a los negros sólidas bases para su elevación moral
y material. El Congreso estaba en zaga en esa cuestión porque dependía de sus
votantes. Lo mismo quedaron atrás las autoridades
estaduales y municipales por depender de los intereses de los sufragantes
locales:
En Europa, en cambio, las minorías nacionales siempre
fueron perseguidas por el poder supremo, iniciador de los pogroms tanto en las viejas
estructuras como hoy en el sistema comunista. El caso de los judíos en la Unión
Soviética y Polonia demuestra fehacientemente que la jefatura comunista actúa
de modo parecido a los métodos zaristas o burgueses, sin hablar aquí del
predominio de un pueblo sobre otros como es el caso de las sociedades
multinacionales de la Europa suroriental y los Balcanes. El racismo granservio
frente a los macedonios, croatas o albaneses no es una actitud individual sino
la de la jefatura que gobierna, sea de Pasic o de Rankovic. En una palabra, el
nacionalismo contemporáneo con tintes racistas constituye un terrible mal de la
humanidad y será difícil que Norteamérica se libre de ese contagio sin fuertes
perturbaciones.
¿Qué soluciones caben? Las más radicales proponen la
separación de las sociedades norteamericanas y la formación en el sur de tres
estados negros a los que se unirían los negros del norte y de los ghettos.
Cuesta imaginar que la conciencia norteamericana de unidad aceptaría semejante
solución. Queda únicamente que los negros empiecen a trabajar y con los propios
medios, apoyados por la comunidad, eleven su nivel de vida y así se igualen al
blanco. Tal proceso requiere esfuerzos de varias generaciones, pero es el único
capaz de dar resultados permanentes y de valor estable. Estamos persuadidos de
que el sentimiento pragmático, ínsito en la mentalidad del pueblo
norteamericano, se sobrepondrá a todas las demás
consideraciones, ya que si los negros se dejan seducir por jóvenes ideólogos y
entablan la guerra civil o la guerrilla, perderán la batalla con los blancos,
más fuertes y poderosos que ellos. A los negros no les queda, pues, otro
remedio que incorporarse a la transformación general del país en virtud de la
constitución norteamericana y el vigor de su sistema democrático.
III
ESTE PROCESO deberá hacer que indefectiblemente
Norteamérica, vuelva a sí misma y limite sus acciones
en el mundo en defensa de sus propios intereses. Pues de toda sociedad y, por
supuesto, de la norte americana, puede pedirse una sola cosa: arreglar su casa
de modo que corresponda a sus intereses. La democracia puede ser el ejemplo
para la medida en que ordene su sistema interno de modo humano e inmejorable.
Si la democracia está en crisis, es difícil que pueda guiar al mundo por la
exitosa senda democrática. Eso lo ven ahora los escritores de estilo a lo
Kennan, que en los últimos veinte años perdían el tiempo buscando cómo
liberalizar al mundo, ayudando al titoísmo y fenómenos parecidos, no esenciales
ni para Norteamérica ni para el mundo. Pues Norteamérica no puede hacer lo que
hizo de Gaulle y perder el tiempo en la elaboración de sus teorías, mientras
deja a Francia en grave crisis social, sin solucionar grandes problemas de su
propio país. Se dan grandes contradicciones entre la realidad interna norteamericana
y la política exterior de Washington. Con frecuencia hemos llamado la atención
sobre ese hecho. Los intelectuales norteamericanos centuplicaron esas
contradicciones con el fin de poder complacerse en sus ilusas visiones de un
mundo más progresista. Imbuidos con las ideas de Rousseau más que de Locke,
esos intelectuales iniciaron una innecesaria revolución que no cabe en el
desarrollo norteamericano, por cuanto la evolución norteamericana superó a Marx
y a todos sus secuaces, con todas sus teorías que carecen de todo apoyo en la
vida norteamericana.
Se aproxima, pues, el tiempo en que los dirigentes
norteamericanos deberán seguir el rumbo de la realidad de su país. Ese camino
es el ambiente norteamericano, único capaz de oponerse a los reaccionarios
derechistas e izquierdistas, porque ese ambiente conservó hasta ahora la unidad
norteamericana. Por eso todos los que, desde dentro o fuera, observan a
Norteamérica, deben contar con lo esencial en su proceso, o sea que no es un
país izquierdista sino que la gran mayoría de su sociedad está compuesta por
vigorosas fuerzas conservadoras que aman la libertad porque en la libertad
pueden conservar el principio de la propiedad privada. Los Kennedy y los King
cayeron por no atenerse rigurosamente a ese principio. La apertura de "1as
nuevas fronteras" parecía a los ojos de las extensas masas
norteamericanas, que durante tres generaciones se aseguraron una confortable
vida económica, como desviación a la revolución social que tendería como en las
sociedades socialistas y comunistas a privarlos de los bienes que ganaron con
grandes esfuerzos. La clase media norteamericana es rica, vigorosa y resistente
y mira de soslayo toda innovación que persiga despojarla de su propiedad.
Sostiene el principio de que su libertad política debe asegurarle también la
libertad e independencia económica. Pues esa clase recién en esta generación se
dio cuenta que es propietaria de los bienes adquiridos con sudores y trabajo
esforzado. No lo siente tan sólo el comerciante o el empresario. Lo siente el
obrero en sus uniones sindicales. Por ello los obreros no son socialistas ni
creen encontrar en el socialismo su felicidad. Hay dos creencias que mueven la
vida norteamericana. La fe en Dios y la fe en la propiedad privada. Luego sigue
la fe en la democracia que hace posible la existencia y el progreso de los
otros dos credos. El odio irrestricto del pueblo norteamericano al comunismo se
debe precisamente a que la mayoría abrumadora está convencida de que el
comunismo priva a la humanidad de esos tres credos. En ese aspecto, el pueblo
norteamericano sigue más bien su sano instinto que nebulosas abstracciones de
sus intelectuales que con sus actitudes confusas contribuyeron a que el pueblo
norteamericano pusiera en duda la necesidad y el valor de la educación y la
cultura. Precisamente ahora cuando, tras la segunda guerra mundial, empezó en
Norteamérica un renacimiento espiritual y se manifestaron anhelos de calidad
espiritual y artística, los intelectuales empezaron a roer con sus dudas la visión
norteamericana de vida. Las rebeliones en las universidades, organizadas por
las minorías estudiantiles y por jóvenes profesores, sirven sólo para
atemorizar a la clase media yanqui que se pregunta: ¿tiene algún sentido mandar
a nuestros hijos a los estudios para que los profesores y los hippies los
lleven a la revolución que nada tiene que ver con los valores fundamentales del
país? Sembrar el odio al llamado establishment nacional, separar a los hijos de
los valores en que sus padres fundaron su existencia y la descomposición de una
sociedad sana mediante la difusión de LSD, de varios narcóticos y la atmósfera
psicodélica, acompañado todo eso con la vida sexual desenfrenada casi
enfermiza, que predican ciertos profesores en sus aulas, el abuso marcuseano de
todo lo permitido, tendría que llevara una sociedad básicamente sana al vacío
de la desesperación, de la decadencia y de los quebrantos psicológicos. Cuando
Marcuse predica, la elevación de Eros (sexo irrestricto) contra Thanatos
(adormecimiento de la sociedad, limitado por la organización férrea de toda
sociedad), eso no quiere decir tan sólo el regreso a Nietzsche que Marcuse
relaciona en sus nebulosas visiones con Marx y Freud. Eso significa destruir la
unidad de una sociedad en nombre de la anarquía y la desorientación total.
Aunque la visión de Marcuse de la vida norteamericana está muy distante de la
vida que concibe, practica y desea la gran mayoría, despertó, empero, ciertas
fuerzas capaces de limitar la mecanización de la sociedad, liberarla del
racionalismo y del liberalismo rígidos. Unicamente en
eso veo su valor y el haber logrado despertar una rebelión similar en la
juventud de la sociedad comunista, dejada sin fe ni rumbo alguno. Pero mientras
Marcuse destruye, en sus análisis negativos, no propone solución constructiva
alguna, salvo la anarquía, que devora a toda comunidad y sociedad. Marcuse
consiguió, al despertar a la juventud, presentar el comunismo como una solución
anticuada y conservadora que por lo menos en sus enunciados proclama defender
las premisas del orden y la ley. Su revolución en la revolución, en cuanto
debilita el sistema comunista, dará sus resultados, pero es obvio que no
perjudicará a la sociedad norteamericana por las razones aducidas
precedentemente.
Incluso Norteamérica con su intervención tecnológica en
el mundo inauguró una revolución de grandes dimensiones, pues extendió su
contagiosa fórmula de una sociedad industrial por todos los continentes. Con
sus descubrimientos cuantitativos y técnicos abrió a la humanidad nuevas
fronteras y nuevas posibilidades. A Norteamérica le toca ahora transformar lo
cuantitativo en cualitativo y ofrecer posibilidades al hombre para adueñarse de
la máquina y la tecnología y supeditar la ciencia a los valores humanos
mediante la realización de un nuevo humanismo. Este proceso que atraviesa
Norteamérica, y con el cual está creando la historia del futuro, es muy
difícil, pues está sujeto a transformaciones intrínsecas sin las cuales no hay
felicidad para el género humano. Económicamente poderosa, muy firmemente
organizada, Norteamérica debe superar esta penosa y difícil transición de la
total conquista de los productos de una civilización de consumo a una
civilización cualitativa, en la que el hombre salvaguardará todos los valores
que lo distinguen de los animales y de las máquinas. Aún más, debe restringirse
la civilización de las computadoras y de la tecnocracia, abolir la violencia y
los tiros como medios de saldar cuentas, y despertar en el hombre la conciencia
de que es una creación divina, capaz de hallar felicidad y dicha en la
reconciliación de su materia con el espíritu y hacer de esa manera que el
hombre reanude su diálogo con Dios sin el cual no puede exteriorizarse
Desde hace un siglo se siente la necesidad de reformar el
sistema educativo, por cuanto el racionalismo y el liberalismo alejaron como
ser creador.
a los alumnos del espíritu, pero eso debe hacerse no con
violencia y anarquía, sino mediante la conquista de nuevas formas humanas,
regidas por un orden establecido y justo.
Estoy convencido de que después de la reciente crisis
surgirá un mundo mejor, en el que los valores tecnológicos y económicos se
supeditarán a los valores espirituales, porque sin el predominio del espíritu
no cabe un progreso intrínseco del género humano. En cada sociedad abierta y
libre no sólo se dan alternativas para una solución positiva, sino que estas
son innumerables. Como la sociedad norteamericana es a la vez libre y abierta,
es más que probable que se hallarán las alternativas adecuadas. La salvación
del hombre consiste en encontrar varias alternativas que le brinda una sociedad
libre. Como la sociedad norteamericana es sana en su sustancia, creo que
Norteamérica saldrá de la revolución actual renovada y vigorosa.
La vieja Norteamérica está desapareciendo y una nueva
está formándose y el futuro está en su favor. El camino hacia ese futuro no
será fácil, pero será alcanzado, tarde o temprano, ya que este siglo es el
siglo de Norteamérica al que debe marcar el rumbo que nuestro siglo busca a
través de la revolución de que somos testigos.
L'Ulivello, Italia.
ESTANISLAO MECIAR
LA RESONANCIA internacional que cobraron durante el año
1968 ciertos desacuerdos y polémicas entre los dirigentes comunistas de
Checo-Eslovaquia, la Unión Soviética, la Alemania oriental —zona ocupada por
los soviéticos—, Polonia, Hungría y Bulgaria, han creado la sensación de que en
Checo-Eslovaquia se estaría cambiando la base de las condiciones de vida, y que
la finalidad de los cambios a producirse implicaría el alejamiento de este país
del sistema comunista. Esta sensación fue creada por los mismos comunistas, que
organizaron una espectacular campaña de polémicas que antes del 21 de agosto no
habían sobrepasado los límites de una convivencia fraternal, ni en los momentos
de las más acerbas acusaciones recíprocas.
Los comunistas no se dejan llevar por los sentimientos de
la gente que quisiera definir la libertad y la democracia de otro modo que el
permitido por las definiciones y los principios del partido comunista
soviético, basados en la doctrina marxista-leninista. La "democracia
socialista" en todos los diccionarios (incluso filosóficos) se define como
"sistema político en el cual el poder supremo pertenece al pueblo
trabajador encabezado por la clase obrera bajo la conducción del partido
comunista". Según las manifestaciones de principio del nuevo
"Programa de acción" (abril 1968), se pretende construir esta
"democracia socialista" con "la faz humana" (Alexander
Dubcek), como segunda fase del proceso socializador en el país, después de la
"democracia popular", que a su vez era sólo una forma de la dictadura
del proletariado en el período de transición entre el capitalismo y el
socialismo. Todos sabemos que el gobierno conducido por el partido comunista es
siempre un gobierno minoritario. Es un gobierno de minoria que no respeta los
derechos de la mayoría, mientras que la democracia en el sentido occidental
significa la existencia de un gobierno de mayoría que respeta los derechos de
la minoría (Clement Attlee). En la Checo-Eslovaquia "liberalizada" y
"democratizada" por los comunistas, en los meses de enero hasta
agosto de 1968 no se pensó en la formación de un gobierno mayoritario, sino
minoritario, comunista, en flagrante contradicción con el verdadero sentido de
la democracia.
Las causas de toda esta conmoción son de índole puramente
económica. Cualesquiera hayan sido las manifestaciones comunistas de índole
política, ideológica o las críticas a las condiciones reinantes durante los 20
años transcurridos desde febrero de 1948, cuando el PC se apoderó del gobierno
e implantó su dictadura, todo el ruido provocado estaba destinado a encubrir
las causas esenciales, consistentes en el fracaso rotundo de la economía
"socialista" en Checo-Eslovaquia, como ocurrió en Yugoeslavia, se
observó en Hungría y Rumania y lo que se nota permanentemente desde hace medio
siglo en la Unión Soviética. La incapacidad de solucionar los problemas
económicos en base a la doctrina comunista, lleva a los líderes responsables a
la búsqueda distinta de salidas de los apuros en que se encuentran.
En el caso checo-eslovaco se ha llegado al borde del
desastre por el quebranto económico, por el bajo rendimiento de las empresas,
por el constante déficit de la gran cantidad de fábricas, por la incompetencia
frente a los mercados internacionales, etc. El Estado tuvo que pagar caro la
protección, la "eterna amistad" con la Unión Soviética, entregándole
hasta un 60% de su producción industrial, que dejó miles de millones de coronas
como saldo acreedor nunca reembolsado por Moscú. Aunque la, URSS suministraba
ciertos productos y materias primas, especialmente trigo y petróleo crudo, lo
hizo a precios más altos que a los clientes de la órbita capitalista. Por
ejemplo, una tonelada de petróleo crudo fue vendida por la URSS a
Checo-Eslovaquia a 23 dólares, y a Alemania occidental a 18 dólares. La
explotación económica imperialista de Moscú, en lo que se refiere a
Checo-Eslovaquia, tuvo como consecuencia el debilitamiento de la capacidad
productiva, la disminución de la productividad de su industria por el desgaste
de la maquinaria no renovada en 23 años. Participar en Plan Marschall le fue
prohibido a Praga por orden de Stalin y por falta de divisas resultó imposible
comprar nuevas máquinas en Occidente, especialmente en Alemania occidental,
cuyas empresas en el pasado habían construido gran parte de las plantas
industriales de Checo-Eslovaquia. El ritmo
descendiente de la economía no sólo no pudo satisfacer las demandas de la URSS
que, al aumentar su presupuesto militar y al exigir el cumplimiento de las
obligaciones contraídas, presionaba cada vez más sobre su satélite. Además, la
planificación centralizada y la costosa burocracia no ofrecían salida de esta
precaria situación.
En consecuencia, iba creciendo el descontento de las
masas, que no podían soportar el peso de los sacrificios, esperando en vano el
cumplimiento de las promesas comunistas. Pero esta situación creó campo
propicio para el descontento también en las filas del PC, donde empezaron a
levantar la voz los reformistas, que ofrecían soluciones, pero exigían
garantías y el poder para realizarlas. El caos era tanto más notable, cuanto
que los cargos de los líderes capacitados, pero en la época del llamado
"culto de la personalidad" procesados, liquidados y encarcelados,
fueron ocupados por gente sin ninguna preparación para la tarea encomendada.
Se hizo indispensable un vuelco y así se preparó e
inauguró la época de la "liberalización" y "democratización",
que perseguía dos objetivos principales: lograr el restablecimiento de la
caótica economía y el de la deficiente administración del Estado. Ambas podrían
ser logradas adquiriendo en Occidente nuevas maquinarias para el reequipamiento
de la industria. Pára ello el Estado necesitaría la garantía o respaldo de oro
por parte de la URSS, en base al gran saldo que Checo-Eslovaquia tiene en
COMECON, cuyo tesorero es Moscú, pues la moneda de los Estados socialistas es
inconvertible en los países capitalistas. Este ingenuo propósito de los
reformistas tuvo su respuesta el 21 de agosto de 1968 cuando la URSS gastó más
500 millones de dólares para cortar el camino de la liberalización, en vez de
respaldar los intentos de atraer hacia Checo-Eslovaquia
la ayuda económica occidental.
Para mostrar buena cara al Occidente, los reformistas
simularon un proceso de democratización, con evidente éxito, como se pudo
comprobar en los comentarios de la prensa y en las reacciones favorables a la
nueva conducción del PC de Checo-Eslovaquia. No hay que olvidar que el proceso
de liberalización y democratización fue provocado, desarrollado, dirigido y
dominado por los comunistas mismos y su propósito principal era desplazar del
poder al grupo de líderes fracasados en la conducción, y quienes llevaron las
cosas al borde del desastre. Cuando los reformistas liberales tomaron las
riendas del PC y del gobierno, advirtieron que a los stalinistas se los puede
desplazar sólo por una fuerte sacudida de las bases, porque tenían en sus manos
los puestos claves de la economía, los medios de comunicación y la
administración. Esta conmoción en las bases fue tan fuerte y tan exitosa que
amenazó socavar la tierra firme no sólo de los stalinistas, sino también de los
liberalizadores mismos, puesto que el pueblo se dio cuenta que era posible
liberarse del yugo comunista y que ésta era la hora de la decisión.
II
EL ENTUSIASMO que Alexander Dubcek puso en la obra de
renovación de la vida económica, junto con sus colaboradores reformistas, no
pudo limitarse solamente a esta área de actividades, sino que se reflejó de
inmediato en otros campos que, según la doctrina marxista-leninista, dependen
de la economía. Al hablar de las nuevas posibilidades de solución de los
problemas económicos pendientes, vinculados con otras áreas de vida, el mismo
Dubcek se encontró frente a una respuesta tan espontánea y entusista por parte
del pueblo a su acción renovadora, que lo llevó mucho más lejos de la
proyectada liberalización y democratización. En-tiéndase bien que al principio
y en la esencia del proceso iniciado, nunca se habló de liberalización alguna
fuera del comunismo. Se habló solamente de la democratización del comunismo.
Pese a todo este comportamiento leal en la conducción y
en sus intenciones estrictamente limitadas de acuerdo con la doctrina
marxista-leninista, los resultados de la nueva ola dubcekiana demostraban
claramente que está resurgiendo, en vastas capas de la población, una
concepción de la vida, del socialismo y de la democracia totalmente distinta no
sólo de la imagen de la época novotniana, sino también muy deferente de todo lo
conocido en la sociedad de la órbita soviética. Y este cambio se llevaba a cabo
no con la intención de reemplazar la doctrina marxista-leninista por alguna
ideología influenciada por la sociedad capitalista, sino espontáneamente como
fruto de los esfuerzos tendientes a salir de la estancada, bien podría decirse,
la fracasada sociedad socialista de la era novotniana. Se habló de un nuevo
socialismo, pero las palabras se llenaban de un contenido totalmente opuesto a
la pobre definición del socialismo oficial y aún más pobre realización de su
programa.
El intento de crear un nuevo tipo de socialismo "con
faz humana", que mejor y más adecuadamente respondiera al mejoramiento de
las condiciones de vida, pronto se encontró ante un intento de reemplazar el
contenido del socialismo por nuevos lemas y un nuevo programa, que, al ser
llevado a la práctica, no se parecería en absoluto a la antigua imagen de la
sociedad y del hombre socialistas. Los nuevos lemas colocados en el rótulo del
socialismo, daban la posibilidad de renovación del hombre y de la sociedad,
abriendo las fuentes de creación hasta entonces prohibidas. Se desataban las
fuerzas antes avasalladas y ahora avasalladoras, pues daban la posibilidad de
expresar la plenitud de las ambiciones humanas hasta entonces sojuzgadas por el
riguroso y estricto cumplimiento de órdenes, absolutamente desacertadas y en
flagrante contradicción con las necesidades primarias del hombre y de la
convivencia social.
En consecuencia, bajo el título de la liberalización y
democratización llegó a exigirse el respeto a la persona humana, a sus derechos
inalienables, como ser el derecho al trabajo libremente elegido y en lugar
conveniente para que la familia pueda vivir unida. Sería innumerable la lista
de exigencias desprendidas de las protestas contra las prácticas del PC en la
era novotniana, cuya caracterización eran las persecuciones, los crímenes y el
terror contra las familias de los buenos servidores del partido, de los líderes
del partido, de los caídos en desgracia, de los condenados y fusilados como
traidores. De los crímenes cometidos contra los no y anti-comunistas no se
llegó a hablar, pues —como ya hemos señalado— el proceso de liberalización
afectó sólo a los camaradas del partido. Tratábase de granjearse las simpatías
de los cuadros comunistas y no de despertar las reacciones de la mayoría de los
pueblos.
Los nuevos líderes del partido pretendieron borrar de la
mente de la población los tremendos recuerdos de la época que se consideraba
superada para siempre. La mejor forma de este nuevo tipo de "lavado de
cerebro" consistía no sólo en el reemplazo de los recuerdos de horror por
las promesas de un socialismo "con faz humana", sino también en
permitir las demostraciones callejeras, las reuniones, el libre intercambio de
opiniones y críticas. Se trataba de reemplazar la imagen de la sociedad vivida
hasta hacia poco, demostrando que bajo el signo del socialismo se puede crear
condiciones que otorguen al hombre la plenitud de sus capacidades creadoras. La
intención del prometido socialismo democrático era probar que el ideal
socialista puede realizarse en la vida de una comunidad nacional, si sus
componentes se ponen de acuerdo respecto a los métodos, respetando al hombre y
colocando en el centro de sus objetivos el bienestar de todos.
Por lo tanto, se abrieron los horizontes sin barreras,
empezó a mencionarse la palabra "libertad" y la gente espontáneamente
empezó a practicar ciertas clases de libertades cívicas como ser: reuniones en
apoyo al programa de acción de la nueva conducción partidaria, agasajos a los
nuevos líderes del partido, y luego conmemorar y venerar a los héroes
nacionales de épocas anteriores que durante la era novotniana habían sido
declarados traidores y su culto prohibido (como por ejemplo la personalidad
ilustre del héroe nacional y libertador eslovaco general Milan Rastislav
Štefánik, cuyo monumento fue erigido por el pueblo en la cumbre de una montaña
y quedó abandonado a la intemperie, sin que nadie pudiera colocar una ofrenda
floral en los aniversarios de su sacrificio). La dulce palabra
"libertad" se expresaba en las reuniones masivas. Renováronse las
procesiones religiosas ante numerosas efigies de la Santísima Virgen María
existentes en Eslovaquia desde hace más de mil años, atrayendo a los
peregrinos, lo que fue prohibido totalmente en la era novotniana.
En revistas y diarios, aunque dirigidos por comunistas,
se publicaron expresiones de repudio al pasado, mezcladas con desaprobaciones a
las restricciones obedecidas por los mismos comunistas en la época novotniana y
ahora condenadas como signo de mentes atrasadas. Estas críticas y
desaprobaciones se mantenían todavía dentro de la línea partidaria, pero
cobraban mayor difusión que nunca, porque tocaban temas tabúes, que
progresivamente llevaban a la revisión de los errores cometidos por los mismos
comunistas, dirigentes y escritores que de pronto descubrieron en sí mismos el
coraje y la capacidad de dialogar sobre los problemas culturales, políticos,
nacionales e internacionales antes inconcebibles, peligrosos, no sólo para los
autores mismos, sino para todo el grupo en que se manifestara tal desviación
doctrinaria.
Podríamos citar al respecto muchísimos ejemplos, especialmente
entre la generación joven, educada en las escuelas comunistas. Este nuevo
planteo de las cuestiones esenciales de la vida nunca se apartó de la línea
partidaria y, si hubo algún caso, el partido mismo desaprobó tales
manifestaciones (por ejemplo el llamado Manifiesto de las 2.000 palabras). Los
adversarios del comunismo no han podido usar la palabra. Durante el período de
la llamada liberalización y democratización, las cosas se disputaban entre
camaradas, la gente a sueldo del partido, es decir la minoría del pueblo checo
y eslovaco. Pero en el nivel de críticas al pasado novotniano, en muchos casos
los mismos escritores comunistas han manifestado el pensamiento de toda la
ciudadanía, que no tuvo posibilidad de expresar su punto de vista, pues los
acontecimientos se des-arrollaban todavía entre la clase dirigente, la élite al
servicio del partido o la llamada "nueva clase".
III
SI SE CONTEMPLA Ia liberalización a la luz de la
represión por parte del bloque de "amigos" del Pacto de Varsovia que,
en resumidas cuentas puede ser sólo un manejo premeditado, permanecen
desconocidos los verdaderos móviles de la jefatura soviética. Tampoco se conoce
el papel verdadero jugado por los actores de Praga y Bratislava, que quedan en el
poder, pese a la invasión y al continuo reto, manifestado por ambas partes,
como suele ocurrir en cualquier partido deportivo, que esta vez se juega en un
campo peligroso, donde las balas no alcanzan a los comunistas, sino a las
víctimas del comunismo.
Si el proceso de liberalización se hubiese desarrollado
sinceramente, con vistas a una verdadera liberación de la situación
insoportable imperante en Checo-Eslovaquia, las cosas
no habrían podido terminar así. Sin duda, terminaron mal, y esto no sólo para la
dirección comunista de la URSS y en Checo-Eslovaquia,
sino para la misma población del país invadido y sometido por tiempo
indeterminado a una renovada dictadura. Los directivos comunistas en Moscú,
Praga y Bratislava fueron sorprendidos por la fuerza de una oposición que
consideraban totalmente extirpada de la sociedad después de 23 años de
represión interna, realizada sistemáticamente contra todo elemento opositor.
Las cosas terminaron mal para la sociedad misma que se dejó confundir por la
ilusión de una evolución del comunismo nunca antes producida y que no puede
producirse, pues cualquier evolución significaría el fin del comunismo.
El fracaso de la conducción comunista en ambos lados —el
soviético y el checo-eslovaco— demostró su gran atraso en ciencias humanas
(especialmente en psicología y sociología y sus ramas múltiples, desarrolladas
en el mundo occidental y desdeñadas en la órbita soviética), quizás sólo
explotadas en aquellas partes que proporcionan al poder dirigente apoyo para la
ejecución de los planes encaminados a la conquista del dominio mundial por la
fuerza brutal, planes demostrados fehacientemente en la invasión de
Checo-Eslovaquia, hecho que sólo pudo sorprender a los ingenuos que
consideraban posible una evolución en el comunismo en general. Cuando el juego,
incitado y conscientemente tolerado por el Kremlin, tomó un rumbo que escapaba
a la intención permitida, no hubo manera de rectificar el giro de las cosas por
otros métodos y dominarlo políticamente, porque la jefatura comunista no
dispone en su arsenal de otros instrumentos persuasivos sino de palos, cuyo
manejo fue perfeccionado a las mil maravillas y completado con armas más
modernas.
La ejecución técnica de la invasión suscitó el asombro no
sólo de Inglaterra, sino de muchos países occidentales que no han experimentado
en su pellejo la opresión del poder soviético. Desconocen pues, cómo la URSS
procede siempre contra sus propios súbditos, cuando se atreven a exteriorizar
sus sentimientos humanos fuera del molde permitido, del reflejo condicionado,
experimentado por el célebre científico ruso Pavlov en los perros. En base a
ese descubrimiento, el régimen comunista elaboró "científicamente"
sus procedimientos para obligar a millones de seres humanos a obedecer las órdenes
emitidas por el grupo dirigente de Kremlin.
Si el mismo Alexander Dubcek no formó parte de este juego
dialéctico conducente a una mejor y voluntaria adhesión de las masas no
comunistas al programa socialista-comunista, sin duda fue victima de ilusión al
concebir una sociedad comunista transformada sobre la base de una espontaneidad
limitada sólo a una parte de la sociedad, la compuesta por camaradas del
partido y las agrupaciones representadas por ellos en el Frente Nacional. Así
como no se puede jugar con el fuego, tampoco puede jugarse con la libertad. O
se concede la amplitud de su ejercicio o se la pierde nuevamente. Los
comunistas del ala liberal pretendieron dar mayor libertad sólo a ellos, para
presentarse a las masas mejores que los stalinistas. En esta forma quisieron
ganar el apoyo de las masas, el apoyo espontáneo, cosa que en cierto grado
lograron, como se mostró eficazmente en el momento de la represión soviética y
durante su primera etapa, cuando la gente organizó con entusiasmo no sólo la
resistencia contra los ejércitos de invasión, sino también las brigadas de
trabajo voluntario para salvar la cosecha, trabajo hecho expresamente con la
intención de dar apoyo y respaldo al régimen de Dubcek.
Bien podría afirmarse que la prolongación del régimen de
Dubcek se debe en primer lugar a este respaldo espontáneo de las masas,
influenciadas por la ilusión despertada por él en las filas de los comunistas,
en su afán de desplazar a los opositores ortodoxos y en ningún momento con la
intención de otorgar libertades políticas a las masas. Esta contradicción se
puede entender sólo gracias a la interrupción del proceso de la liberalización,
puesto que las masas no tuvieron la oportunidad de conocer los verdaderos
alcances de este proceso que no llegó a su finalidad ni en el campo previamente
definido de la renovación partidaria. La finalidad del proceso de
liberalización no era liberar al pueblo del comunismo, sino salvar al partido
de su incapacidad total, demostrada durante el período de Antonin Zápotocky y
Antonin Novotny. Se intentó renovar los cuadros del partido con la condición
interna que consistía no sólo en la eliminación de los ortodoxos de la
conducción, sino en el reclutamiento de fuerzas nuevas, persuadidas por el
nuevo "Programa de acción del PC de Checo-Eslovaquia", que, en
esencia, contenía puntos básicos del partido desde hace 23 años no cumplidos
—según la opinión oficial— no por errores del partido mismo, sino por Ios
errores de los malos funcionarios. El partido no cometió errores tampoco en la
era novotniana y seguramente tampoco los cometió en la era dubcekiana. Esto
tiene que demostrarse ahora cuando Dubcek está forzado a rectificar su
conducción. Si fracasa, se le atribuirá a él, y no al partido, lo experimentado
en el proceso de liberalización y la consiguiente etapa de la
"normalización".
Si tiene éxito, pese a las desilusiones de las masas
populares, se mantendrá en el poder como se mantiene Gomulka en Polonia después
de pasar el prolongado período de rectificaciones que coronaron su proceso de liberalización
en su tiempo, engañando a las masas por no cumplir con lo que habla prometido.
No hay que olvidar algo importante en el proceso de
liberalización dubcekiana, o sea que intentó recobrar la confianza de las masas
populares invocando su buena intención y dando muestra de su buena voluntad al
querer dar una "faz humana" al comunismo. No era intención del ala
liberal del partido cambiar el sistema, admitir la participación de nuevos
partidos, la introducción del procedimiento democrático en la conducción del
país y en las soluciones de los problemas fundamentales. Se trataba solamente
de la renovación de los cuadros del partido con el apoyo popular, pues la
bancarrota del partido era total en todos los campos, no sólo económico, sino
cultural y social. Se trataba de la lucha ordinaria por el poder entre dos
corrientes del partido comunista, y cuando se insinuaron indicios de una
victoria del ala liberal, cundió la alarma en las centrales comunistas, en
primer lugar en la Alemania —zona ocupada por los soviéticos—, y luego en
Polonia.
En la Alemania oriental puede mantenerse el régimen
comunista gracias a la severa aplicación de las normas stalinistas, llevadas a
tal extremo, que supera en rigor a la URSS. La victoria del ala liberal en
Praga amenazaba seriamente el anticuado régimen de Walter Ulbricht, que no pudo
arriesgar el advenimiento de un gobierno liberalizado en su frontera, porque
está empeñado en demostrar al Kremlin que sólo su modelo de satélite puede
asegurar el futuro del comunismo. El stalinismo de Ulbricht se presentó más
peligroso para Dubcek que los ortodoxos de Novotny, fácilmente desvinculados
del control del partido. La rivalidad entre Dubcek y Ulbricht fue la clave en
la lucha por el poder en Praga, porque amenazaba dejar en descubierto el cruel
e inhumano régimen de Alemania oriental, lo que interesaba más al Kremlin que
la suerte del liberalismo dubcekiano. Se jugaba la suerte de la liberalización,
no porque fracasara, sino al contrario, porque estaba demostrado que es bien
realizable y que puede otorgar ventajas al régimen al ganar la valiosa
espontaneidad de las masas populares dentro del partido y, más todavía, fuera
de sus filas.
En la liberalización no se encubría el peligro de una
traición a los principios marxistas-leninistas que inspiran todos los artículos
del Programa de acción del PC de Checo-Eslovaquia. No se trataba de
desviaciones, sino de rectificaciones del programa comunista. Esto era claro al
Kremlin, que dedicó su atención al análisis profundo de cada punto del Programa;
hubo discusiones en Cierna nad Tisou y en Bratislava, donde los jerarcas del
Kremlin lograron persuadir hasta a Ulbricht para que consintiera la
liberalización dubcekiana. Eran dos rounds ganados por Dubcek. Pero allí no
terminó la pelea. Ulbricht no se dio por vencido y ganó el tercer round por el
descuido de Dubcek, quien se extralimitó en festejos de su presunta victoria
elogiando, y dejándose elogiar, por Tito y Ceaucescu, con lo que alarmó aún más
al precavido camarada Ulbricht. Este, can estupor, pudo persuadirse de que no
podía entrar en Praga para conferenciar con Dubcek, sino que debía viajar hasta
cerca de la frontera con Alemania occidental, a Karlovy Vary. Pero también alli
tuvo que tomar conocimiento de que en la historia de los regímenes comunistas
en Europa se estaba llevando a cabo no un experimento, sino una nueva realidad
que estaba superando no sólo la era novotniana en Checo-Eslovaquia, sino que
hasta podría ocasionar el fin de su propio régimen, construido sobre las bases
del stalinismo.
El tercer round no dio por terminada la pelea, que
continúa. Estamos a la expectativa de los nuevos golpes que se siguen
propinando entre sí los camaradas aliados del Pacto de Varsovia. El tercer
round fue ganado por Ulbricht a costa de la URSS, que puede estar satisfecha
parcialmente por haber salvado temporalmente el eslabón quizás más importante
de la cadena de los Estados satélites -la Alemania oriental—que constituye un
puesto clave de toda la política y estrategia mundial de la URSS en el Occidente.
El proceso de liberalización, es decir la supervivencia del comunismo en Checo-Eslovaquia, no pudo ser eliminado sin arriesgar
consecuencias imprevisibles. Sabemos que la oposición de las
masas populares en todo el territorio del país, tanto checos como eslovacos
y las minorías nacionales contra el brutal atropello soviético, justificó el
proceso de liberalización y creó un antecedente no sólo en la vida interna de
Checo-Eslovaquia, sino que adquirió relieve internacional. La victoria de
Ulbricht intranquilizará más a los vencedores que a los vencidos. Aunque sobre
Checo-Eslovaquia cayó el telón de la "normalización", que significa
el regreso hacia el pasado, la lección aprendida en el período de la
liberalización sera aprovechada en la lucha de los pueblos que siempre tendrán
en vista la amenaza de un régimen inhumano que, a la fuerza, prohibe la
libertad, y condena a centenares de millones de seres a la esclavitud.
IV
NADIE PUEDE negar que la persistencia del régimen
stalinista en Praga tantos años después de la rebelión de Berlin, de Poznan y
el levantamiento húngaro, demuestra que debieron surgir dentro del país nuevos móviles que provocaron y alimentaron un
fermento de descontento y de oposición. Los stalinistas de Praga no se movieron
en el caso de Poznan, ni durante la revolución de Budapest. Los liberales no
existían o estaban aún en estado embrionario.
Sin embargo, en el caso del levantamiento de Budapest se
pudo notar una reacción en Eslovaquia, ya que, para impedir un movimiento
similar, la frontera de Eslovaquia con Hungría fue rápidamente ocupada por
unidades de soldados checos.
Desde entonces, Eslovaquia demostraba en varias formas su
descontento contra el régimen imperante en Checo-Eslovaquia,
país considerado por los eslovacos como prisión nacional, puesto que después de
la segunda guerra mundial fueron obligados a la convivencia con los checos.
Aunque en el Tratado de Kosice, firmado en abril de 1945, el pueblo eslovaco
tenía garantizada la igualdad de derechos con el pueblo checo, en la práctica
pronto resurgió el imperialismo enano checo, que trató a Eslovaquia como tierra
conquistada e implantó un centralismo más severo que en el período de
1918-1939, y esto gracias a la aplicación del terror comunista por los checos.
Por el control que ejercen los emigrantes checos,
herederos del imperialismo de bolsillo checo en los países del mundo libre, la
opinión pública de Occidente desconoce esta lucha del pueblo eslovaco por la
igualdad de derechos en un Estado que en su denominación asimila hasta el
nombre de una nación que estaba constituida como tal hace ya 1300 años, y que
durante los años de su independencia nacional en 1939-1945 demostró su
capacidad política, económica y cultural en la defensa de sus intereses y de
los valores cristianos de la humanidad. Por tal razón desconoce el mundo
occidental la lucha de la generación joven eslovaca que desde el año 1956 en
adelante ha manifestado claramente su descontento contra el régimen de Novotny.
Los escritores e intelectuales eslovacos, en los congresos y los periódicos,
han reclamado reformas y libertades para el pueblo eslovaco. Pero siempre en
vano, soportando las consecuencias por cualquier intento de
"rebeldía".
Este movimiento de protesta se observó en la era
novotniana con creciente insistencia. Los líderes comunistas eslovacos
estuvieron en prisión, condenados por el régimen stalinista de Antonin
Zápotocky y Antonin Novotny, acusados de "nacionalismo burgués",
invento típico checo, utilizado para desprenderse en el partido de la oposición
eslovaca. Novotny intentó aplicar esta acusación también contra el secretario
general del PC eslovaco Alexander Dubcek en el enfrentamiento en el Comité
Central del PC de Checo-Eslovaquia a fines de 1967, y similares acusaciones
formuló contra los intelectuales eslovacos y los miembros del PC que exigían el
respeto de la Ley y de la Constitución en el trato con los eslovacos.
Cuando las protestas eslovacas contra el abuso del poder
encontra-ron similares protestas entre los comunistas checos, pudo plantearse a
Novotny el voto de confianza en el partido y más tarde en la jefatura de
Estado, con lo que se dio comienzo al proceso de liberalización del régimen y
de transformación del Estado en dos organismos federalizados —el checo y el
eslovaco—, cumpliendo en esta forma, después de 23 años de lucha, con las
obligaciones contraídas en el Tratado de Kosice de 1945. En Eslovaquia, pues,
el programa de liberalización: y democratización se desarrollaba conjuntamente
con el programa de federalización, que constituía la anhelada condición básica
para cualquier otro tema en la reestructuración de la vida de las dos naciones
bajo un mismo techo estatal. Aunque la ley de federalización del Estado se votó
en el parlamento recién después de la invasión, el 28 de octubre de 1968, la
espontánea resistencia de los eslovacos a la intervención soviética el 21 de
agosto igualaba, y en muchos casos superaba, la resistencia de los checos en su
territorio. Los eslovacos tenían sus razones especiales. Esta era la segunda
ocupación soviética de Eslovaquia. La primera, en 1945, aniquiló la
independencia eslovaca y esta segunda amenazaba el movimiento de
liberalización, del que dependía la suerte de la federalización. Esta se
realizó pese a la presencia de los soviéticos y las intrigas de los checos de
línea ortodoxa. Nada pudo parar en el pueblo eslovaco el movimiento
liberalizador, iniciado en Eslovaquia y por Alexander Dubcek, eslovaco. El
clamor por la justicia y la libertad fueron los lemas que incendiaban
inmediatamente el entusiasmo de la juventud y de las masas populares.
La existencia actual de un Estado eslovaco unido al
Estado checo en la Federación Checo-eslovaca, significa no sólo el
reconocimiento del derecho a la autodeterminación del pueblo eslovaco, sino que
marca la prosecución de una función activa de la nación eslovaca en Europa,
donde su nombre fue silenciado por el imperialismo enano checo, protegido por
el colonialismo soviético.
En esta forma fue retribuido el sacrificio del pueblo
eslovaco, tributado a la causa de la libertad en este período crítico que está
lejos de concluir y que exigirá muchos esfuerzos, luchas y más sacrificios
todavía. Pero esta victoria fundamental para recobrar su nombre, su casa, Ia
manifestación de su voluntad, creación de nuevos valores culturales y la
defensa de su milenario patrimonio cristiano, llenará de optimismo, audacia e
inspiración a las generaciones jóvenes en la reconstrucción de su presente y su
futuro en colaboración con todos los pueblos del mundo. En esta nueva realidad
se abre una nueva fuente de resistencia que alimentará el consiguiente proceso
de liberalización, iniciado en enero de 1968 y mantenido en vigencia también en
los primeros meses de la ocupación soviética, es decir contra la fuerte
corriente del desentendimiento de las naciones del Pacto de Varsovia.
Para comprender mejor la importancia y los alcances de
este proceso hoy en día dificultado por muchos obstáculos y para contemplarlo
en su sentido más amplio, tenemos que recurrir a una interpretación más
profunda, que nos permita proyectar universalmente este discutido período de
lucha principalmente entre dos grupos de comunistas, el checo y el eslovaco, y
del consiguiente desentendimiento entre distintas corrientes doctrinarias del
socialismo comunista.
V
QUIEN HAYA analizado detalladamente las manifestaciones
de los per-seguidos, torturados y encarcelados sin justificación alguna; las
declaraciones de las madres sobre los sufrimientos de sus hijos; de los esposos
por el via crucis de sus esposas maltratadas por los "camaradas"
comunistas, amigos y colaboradores ; y quien siguió durante meses la lucha por
"liberarse" del clima de terror en que eran obligados a vivir
millones de seres humanos, tanto comunistas como no y anti-comunistas; quien
pudo captar, además, el sentido más profundo de ciertas expresiones de alegría
en las masas populares que se reunían nuevamente —después de 23 años de
prohibición— en las procesiones, conmemoraciones y veneraciones de sus héroes
nacionales; finalmente, quien está observando el reciente proceso del nuevo
ajustamiento del régimen de terror y analiza las reacciones de las juventudes
que se defienden ante la amenaza de nuevas desgracias sufridas por sus padres y
sus semejantes, sin duda alguna se encuentra en presencia de un verdadero proceso
psicodramático que merecería un profundo estudio de Jacobo L. Moreno.
El autor de "Psicodrama" habla de una
"revolución creadora", "la mayor, la más larga, la más difícil y
la más singular de las guerras que ha emprendido el hombre durante su trayectoria...
No tiene precedente ni paralelo en la historia del universo. No es una guerra
contra la naturaleza, ni contra otros animales, ni de una raza humana, nación o
Estado contra otros. No es una guerra de una clase social contra otra clase
social. Es una guerra del hombre contra los fantasmas, la máquina, la conserva
cultural, el robot..." (Jacobo L. Moreno: Psicodrama, Buenos Aires,
Paidós, 1961, pág. 79). En la adecuación a las condiciones de vida reinantes en
un país llamado "socialista"-comunista, que destruyó en el hombre
toda noción de libertad individual, que le privó del derecho de decidir sobre
su vida y elegir el camino de su realización, obligándolo a girar como
verdadero robot obediente del sistema que lo utiliza como objeto de sus
maquinaciones, en tal adecuación y las reacciones provocadas, podemos estudiar
y valorizar la terapia psicodramática que empezó a experimentarse en los
primeros ocho meses de 1968 de la llamada "liberalización" en
Checo-Eslovaquia.
Aunque las luchas y choques entre dos grupos comunistas
no pronosticaban otro desenlace que la acostumbrada eliminación del poder del
más débil, de repente surgió algo nuevo en este enfrentamiento. El vencedor no
se apresuraba a liquidar a su adversario con los métodos acostumbrados, sino que
se dedicaba al resurgimiento de algo totalmente distinto que en un primer
momento fue considerado como un "llamado a las bases". Se abrió un
amplio proceso de críticas, expresedas en principio en forma de protestas y
exigencias, tendientes a la eliminación de los "ortodoxos" de los
puestos directivos. Sin embargo, en estas críticas y protestas colectivas
creció el motivo antes desconocido que sé reflejaba en la espontaneidad de las
manifestaciones no sólo limitadas a los consejos de fábricas, círculos de estudiantes,
escritores e intelectuales, sino extendidas a toda la sociedad, como una
confesión de todo lo sufrido por el régimen recientemente derrocado.
Al principio, los voceros eran sólo los comunistas, pues
sólo ellos tenían acceso a los medios de expresión y publicidad. Y eran ellos
los que se habían sometido espontáneamente a la curación psicodramática, pues
en realidad se trataba de este proceso, lo que se pudo observar en todas
partes, en todas las esferas de la vida pública, y comprobar cómo removía las
trabas impuestas en los decenios anteriores y cobraba expresión colectiva,
masiva, que llegaba hasta las filas de los no y anti-comunistas, gente puesta
fuera de los acontecimientos y meros robots del sistema gobernante. Como
consecuencia de esta espontaneidad de la confesión colectiva de los perseguidos
por el comunismo, que se liberalizaban en este "teatro" ante las
miradas asombradas de los habitantes del país, era fácil organizar reuniones
qué ofrecían la oportunidad de liberarse de los sufrimientos reviviendo su
drama en palabra viva y en relatos extensamente publicados en las revistas y
los diarios.
Nadie se dio cuenta, cuando el fervor, en busca de
catarsis, al abarcar la esfera oficial, se extendió también a las esferas de la
población, donde aumenta la espontánea condena de la era comunista
recientemente superada y donde se va a presentar la situación de reclamo, de
cambio del régimen y esto no sólo en el cambio del grupo dirigente, sino en
todo el sistema de gobierno causante de tantos estragos en todos los campos de
la vida, la economía, la política y la cultura, pero también en la salud,
mental, en la capacidad creadora de la gente aturdida y disminuida en su
actividad por la falta de la libertad. La gente empezó a saludarse sonriente,
se cantaba ya el himno "Resurrexit", se estaba al comienzo de una
nueva era.
Y en el momento de esta conmoción psicodramática cayó
como rayo la invasión de los ejércitos del Pacto de Varsovia, que pusieron
punto final al proceso que nosotros quisieramos interpretar como el principio
de una "revolución creadora" en el sentido de la definición de J. L.
Moreno, que consiste en el desprendimiento, o mejor dicho, la liberación de
energía creadora, en vías de adhesión espontánea y dirigida hacia el restablecimiento
de la dignidad humana, su promoción como ente que se hace responsable del
cumplimiento de sus designios y toma la iniciativa para realizar su misión
individual y social.
Es curioso que sea expresamente esta situación creada por
la invasión la que rehabilita plenamente el carácter de un proceso
psicodramático en el discutido proceso de liberalización en Checo-Eslovaquia,
pues era esta situación la que condicionó el comportamiento y las motivaciones
humanas de la gente y provocó una actitud espontánea bien distinguida en la
reacción contra los invasores, contra los traidores y colaboradores de los
procedimientos militares. Si antes de la intervención militar no era tan clara
la reacción, espontánea de la gente en lo que se refiere al comportamiento de
las masas populares en las distintas regiones del Estado y en distintas capas
de sus habitantes, la intervención armada actuó como un factor auxiliar en el
desprendimiento del odio, repudio, condena y reacción masivas contra los
invasores y contra aquellas personas que se prestaban a colaborar con ellos.
En esta reacción culminó lamentablemente el iniciado
proceso de liberalización y también el presunto proceso revolucionario de
espontánea decisión en el cambio del comportamiento de las masas, en la deseada
unión con los líderes que actuaban antes como Yo auxiliar en la operación
psicodramática. Todo lo que se nota en los primeros meses de la implantación
del nuevo sistema de control, de censura y de obediencia, es decir, el nuevo
sometimiento de la gente, quizás conservará algún resultado del cambio
concluido en la renovación experimentada espontáneamente en el breve período de
liberalización, lo que puede ayudar a los líderes al logro en el tiempo más
breve posible de la impuesta normalización de la vida en el país. Pero tiene
que darse por descartada totalmente la continuación de la "revolución
creadora" en cualquier esfera de la vida pública, que después de la
"normalización" quedará constituida nuevamente sobre la base de
rígidas órdenes a cumplir, no importa si espontánea o obligatoriamente.
VI
EL FIN que prosigue Alexander Dubcek después de la
invasión se exhibe continuamente con el lema de un nuevo socialismo "con
faz humana", a diferencia del socialismo anterior implicitamente
caracterizado como "carente de faz humana". Lamentablemente, a los
jerarcas del Kremlin no les importa qué cara pone la gente a sus definiciones
del comunismo. En muchas oportunidades Stalin se jactaba con orgullo de que el
comunismo está dando a la humanidad un nuevo hombre, el "hombre
soviético". Hasta nuestros días permanece este ideal en los títulos de la
literatura ideológica, en las primeras páginas de la prensa soviética: no sólo
es el "hombre" que se apresta a conquistar la luna, sino también el hombre
que perdió su nacionalidad, no tiene religión, no piensa, ni se rige por su
voluntad y decisión y sirve sólo como robot a los fines de la conducción del
partido. Este "nuevo hombre" vino también a Checo-Eslovaquia
con la misión de defender a sus "hermanos" de la contrarrevolución y
actuó como robot ejecutando las más insensatas órdenes de sus superiores. Y en
este contraste hay que buscar la raiz de la tragedia de nuestros días, .cuando
vemos cómo la gente adiestrada en una ciega obediencia a las órdenes insensatas
aterroriza, fusila, aplasta con tanques, humilla a los seres humanos que han
iniciado con espontaneidad salvadora el camino de la incipiente liberalización,
¡para imponer sólo "la faz humana" al socialismo !
Se ha dicho muchas veces y se mantiene como verdad inalienable
que el comunismo no evoluciona y no puede evolucionar, que es tal como en sus
primeros tiempos, cerrado, brutal, impenetrable e inmejorable.
La invasión de Checo-Eslovaquia
lo confirma nuevamente.
Todas las aperturas al diálogo con el comunismo terminan
siempre en la trampa preparada por los marxistas. Todas las coyunturas que se
le ofrecían en los 51 años de su existencia fueron aprovechados por los
"hombres nuevos" del Kremlin para fortalecer su poder. Dialogaron y
colaboraron con los nazis, con los capitalistas; están dispuestos a dialogar
con las Iglesias, teniendo en vista su propio fin: la dominación del mundo por
las buenas o por las malas.
Pero el caballo tiene cuatro patas y sin embargo también
tropieza. La brutalidad demostrada en la invasión de Checo-Eslovaquia,
obliga a buscar el justificativo de tal actitud desmesurada y descostumbrada.
Se procedia como si estuviera en juego la existencia misma del imperio
comunista. Esto demuestra que los jerarcas de Kremlin habían observado los
posibles alcances de la llamada liberalización llevada a cabo en Checo-Eslovaquia, y habían descubierto algo verdaderamente
nuevo y sorpresivo que se manifestaba, y aún más, que se realizaba en este país
fiel a Ias órdenes moscovitas casi por tiempo indeterminado.
¿Qué pasó y sorprendió a los sabios del Kremlin, que los
obligó a dedicar tanto tiempo valioso al análisis y estudio, viajando hasta las
fronteras de Eslovaquia y después a su capital, Bratislava? ¿Y qué descubrieron
y qué los obligó a preparar una acción militar nunca vista en tiempo de paz ni
contra una potencia enemiga, como si fuera seriamente amenazada la existencia
misma del imperio soviético?
Después de lo expuesto anteriormente queda bien claro que
en Checo-Eslovaquia se estaba produciendo una evolución bajo el comunismo que
amenazaba darle faz humana en proporciones que socavaban la base misma de la
doctrina. Se llevaba a la práctica el programa del partido comunista de emplear
los métodos acostumbrados durante medio siglo y ganaba el apoyo entusiasta de
los ciudadanos, hasta de los opuestos a la doctrina y el régimen anteriores.
Las fronteras entre comunistas y no-comunistas se dilufan en el curso de las
realizaciones del nuevo "programa de acción", tanto que en muchos
casos se tuvo la impresión de que en el país no había más comunistas o todos
eran ya comunistas. Situación desconcertante para cualquier líder comunista. Y
era este comportamiento que los líderes del Kremlin consideraron como un
peligro para su supervivencia. Comenzaron a sospechar de la lealtad no sólo de
la población, sino de los mismos jefes del partido y funcionarios del gobierno.
La chispa de la espontánea reacción de las masas a las
exhortaciones de la nueva conducción dubcekiana era no sólo capaz de incendiar
la casa del partido comunista, sino todo el país, en el que el Kremlin
depositaba su confianza y era la piedra fundamental de su seguridad y poder en
Europa Central.
Se demostró en este caso que sería posible una evolución
bajo el comunismo dándole "faz humana", como proclamaban los líderes
de la liberalización en Praga y Bratislava. Pero al mismo tiempo se comprobó
que esta evolución no tiene límite y se hace realidad acompañada por la rápida
evaporación de la doctrina, comunista.
Era notable cómo en el plazo de pocas semanas, desde el
comienzo del proceso de liberalización, cambiaban las palabras en las
expresiones de gente, de los politicos, escritores, en los artículos,
discusiones y estudios. Aparecían las palabras expulsadas por mucho tiempo del
idioma, como si hubieran sido encarceladas junto con sus autores, quemadas con
los libros, escondidos en la propiedad privada de uso limitado. De repente
empezaron a oírse las voces silenciadas por un cuarto de siglo, ,en las reuniones se habló con entusiasmo, en las caras de
los líderes políticos aparecieron sonrisas, en el trato con la gente se vilvió
a los modales humanos y hasta los stalinistas respaldaban la tarea de Dubcek.
El poder del comunismo evolucionaba en una dirección
desconocida por los jerarcas del Kremlin y seguramente desconocida también por
Dubcek, "que se movía más por una intuición humanista, buscando despertar
lo verdaderamente humano en la gente que soportara durante los años del régimen
de Zápotocky y Novotny un infierno implantado por el partido comunista. Dubcek
quiso o intentó descubrir la existencia del hombre detrás de la máscara
impuesta por el régimen anterior, y se propuso encargar a este hombre
liberalizado de las trabas del pasado, la realización de un nuevo programa del
partido comunista, la realización de un nuevo socialismo "con faz
humana". Y ésta fue su culpa, su máxima culpa ante los jerarcas del
Kremlin, puesto que nadie puede ser más sabio que ellos. Para demostrarlo,
organizaron no sólo la muy costosa intervención armada el 21 de agosto de 1968,
sino que procedieron a la reeducación de los liberalizadores encabezados por
Dubcek, y quien conoce ya la persistencia de los líderes soviéticos, sabe que
van a proseguir en esta reeducación hasta imponer como nueva fiesta nacional de
Checo-Eslovaquia el aniversario de la invasión.
El modelo de la "liberalización" de Dubcek no
era el primer intento en los 51 años de evolución del comunismo. Hubo muchos
esfuerzos similares, llevadas a cabo con premeditada acción de los conductores
comunistas, ahogados más tarde por ellos mismos, cuando ya no daba fruto o
cuando ya no convenía demorar la marcha despótica por los desvíos inútiles. La
humanización del comunismo, resulta evidente, no es posible, pues cualquier
evolución en el sentido humanista significaría el fin de la doctrina en la
práctica.
Por esta razón lógica tuvo que fracasar el intento de
Dubcek de humanizar la doctrina inhumana, de llevar a la práctica las
indicaciones dispares que, en una dirección, prohíben ser personalidad humana y
en otra juegan con lo humano para imponerse y dominar. Esta puede ser una
tragedia para millones de seres que sufren las consecuencias de estos juegos
limitados, en una u otra parte del mundo. La única ventaja de esta experiencia
de la liberalización dubcekiana podría buscarse en la lección que deben
atesorar los millones de seres humanos libres y sus dirigentes, responsables de
la suerte de la humanidad, de no entusiasmarse ya con pruebas similares, pues
en el comunismo no habrá evolución mientras exista un gobierno comunista que
utiliza esta doctrina como instrumento de dominación.
Buenos Aires, 1968.
ECONOMISTAS Y DIRIGENTES PARTIDARIOS SOBRE LA REFORMA
JURE PETRICEVIC
I. INTRODUCCION
EL OCTAVO CONGRESO de la Liga Comunista de Yugoeslavia,
celebrado en diciembre de 1964, admitió que había una grave crisis económica y
el problema nacional pendiente. En sus conclusiones recomendó las medidas
necesarias que, en el vigente sistema político-económico y en el marco de la
organización político-estatal, deberían solucionar todos los grandes problemas
socio-económicos y políticos. El Congreso fijó el rumbo y los objetivos para la
solución de la grave crisis del sistema económico-político comunista y del
Estado yugoeslavo. El 24 de julio de 1965 la Asamblea Federal de Belgrado, tras
largos preparativos en los altos niveles partidarios y estatales, aprobó las
conclusiones sobre la reforma económica, de inmediata ejecución, con el terreno
ya: preparado con ciertas medidas previas. Los objetivos principales eran: la
auto-gestión de las empresas económicas, lo que en primer lugar comprende la
distribución del ingreso y la política inversionista; luego la distribución del
ingreso según el rendimiento, la integración de la economía yugoeslava en el
mercado común y el aumento del nivel de vida. Otros propósitos importantes de
la reforma eran: la reducción de los llamados gastos públicos (del Estado, del
partido, del aparato policial y militar), el incremento del consumo privado en
el marco de la distribución de la renta nacional y la intensificación y
estabilización de la economía. La adopción del principio de la autogestión no
sólo en las empresas sino en todos los sectores de la vida económica, social y
política, significó un triunfo de la oposición croata-eslovena-macedonia en el
Partido Comunista con el apoyo de la minoría albanesa y la minoría servia en
Croacia y Bosnia-Herzegovina al centralismo granservio y a Rankovic. Esa
oposición provocó la caída de Rankovic en el verano de 1966 y creó el clima y
las condiciones favorables para cambios políticos de mayor envergadura.
Para alcanzar los objetivos de la reforma se recurrió a
distintos medios. El dinar fue devaluado y la nueva relación con el dólar desde
26 de julio de 1965 era 1250 en lugar de 750. Además, fueron aumentados
considerablemente los precios y se modificó su relación. En cambio, no hubo
aumento de salarios y las organizaciones obreras recibieron instrucciones
acerca de la distribución de sus ingresos. Hubo cambios también en los llamados
instrumentos secundarios de la distribución de los ingresos (mayormente alivio
de la economía de varios gravámenes fiscales y desgravación de los ingresos
personales). Fueron introducidos nuevos aranceles aduaneros. Se aumentaron
subsidios por pensión, subsidios familiares e invalidez. Se restringió la
importación para ahorrar divisas y a causa del gran déficit en la balanza
comercial y de pagos con el extranjero. Sin embargo, para estabilizar el dinar
faltaban las divisas necesarias, sobre todo al cesar la copiosa ayuda
norteamericana que mitigaba sustancialmente la permanente crisis económica de
YugoesIavia y posibilitaba costosos experimentos del régimen comunista,
especialmente en el campo de la industrialización improvisada. Ahora la
economía yugoeslava tuvo que procurarse las divisas necesarias por sus propios
medios, es decir, aumentar la exportación y servicios (por ejemplo, turismo) en
tal grado de tornar positiva la balanza de pagos y producir excedentes.
La reforma económica no tocó las bases del ordenamiento
político y socio-económico. Persigue la liberalización de la economía mediante
la independización de la empresa del aparato burocrático centralista y la
implantación del mecanismo de mercado según las leyes de la oferta y la demanda
en un orden político que, con ciertos alivios, acusa todos los rasgos del
totalitario y monopolista Partido Comunista en la esfera política, económica,
social y cultural. Constituye un compromiso entre el sistema socio-político
totalitario y la economía libre.
Durante el plan quinquenal 1966-1970 la reforma económica
tuvo que surtir grandes efectos. Mas en dicho plan se
conservaron importantes métodos y medidas anteriores. Su mayor debilidad, la
centralización de inversiones, quedó inalterable, de modo que la autogestión no
pudo practicarse y las importantes decisiones a largo plazo en las inversiones
se siguen tomando en Belgrado, lo que perjudica el desarrollo. Incluso la
política, crediticia, junto con el sistema bancario, quedó sin modificar. No se
intensificó la economía ni mejoró la estructura económica, sino que se sigue
invirtiendo no racionalmente en nuevos objetivos. La calidad de productos
industriales no fue mejorada para poder competir en el mercado internacional.
Tampoco su calidad satisface las demandas del mercado interno, razón por la
cual se acumulan las existencias de mercadería no vendida. Ultimamente la
balanza de pagos sigue empeorando y la creación de las reservas de divisas de
recursos propios, pese al creciente número de los ciudadanos yugoeslavos
empleados en los países occidentales, quedó en sueño y ni hablar se puede de su
convertibilidad. La desocupación alcanzó la proporción que sobrepasa el límite
soportable en una economia en desarrollo, donde el cambio de la estructura
económica origina desajustes y traslados de la mano de obra de un sector a
otro. El aumento real del valor de la producción y del ingreso nacional decrece
y el estancamiento económico se acentúa cada vez más. No obstante ello, Ias
demandas de los órganos e instituciones centrales estatales no disminuyen. En
ese sentido es característico el subtítulo "el ingreso nacional se superó
en 3 y el presupuesto en 15%" del artículo aparecido en Vjesnik del
18/10/1967, intitulado "El proceso detenido". El aumento del ingreso
nacional en 3% es nominal, es decir sin la deducción de la considerable alza de
precios, lo que significa que no hubo un aumento real sino que el ingreso
nacional real disminuye. Cierta disminución en la producción agrícola, que,
debido a las trabas impositivas y restricciones crediticias, no puede
desarrollarse libremente, ni de lejos compensa grandes fallas del sistema
económico. El turismo en parte rectificó la balanza de pagos negativa, si bien
la política centralista de Belgrado traba esta importante fuente de divisas con
su política de inversiones, debido a que las comarcas croatas adriáticas son el
centro del turismo y Belgrado no quiere promoverlas.
Los datos consignados ilustran el estado actual de la
reforma económica y del desarrollo de la economia en Yugoeslavia en general.
Esos datos testimonian una honda crisis de la política económica que se
practica hoy con el viso de la reforma económica, pero también nos hablan de la
grave crisis del mismo sistema económico que tendrá que sanear mediante dicha reforma.
Pero como el sistema económico está íntimamente ligado al orden político, esos
fenómenos reflejan a la vez la crisis política del régimen y del Estado. Por
eso, del futuro curso de la reforma socio-económica dependerá en gran medida la
suerte del actual ré gimen totalitario y del mismo Estado.
La reforma económica ya atraviesa el tercer año del plan
quinquenal 1966-1970. Esa etapa invita a tomar posición respecto al éxito de la
reforma económica. En ese sentido son valiosas las apreciaciones de los
dirigentes comunistas tal como se manifestaron en las "Conclusiones"
de la Octava Reunión del Comité Central de la Liga Comunista de Yugoeslavia,
que tuvo efecto en Belgrado el 23/9/1967. Esas conclusiones fueron publicadas
con fecha 24/11/1967 (Vjesnik, 26/11/67). Serían directivas para la
aplicación ulterior de la reforma y para el IX Congreso de la Liga Comunista de
Yugoeslavia, que se celebraría a principios de 1969, y su tema principal versaría
precisamente sobre la reforma. (Según informaciones no oficiales parece que se
tratará también de la nueva reforma constitucional con miras a reorganizar el
Estado sobre la base de una "confederación". Por el momento, trátase
de conjeturas).
Como Tito declaró en la televisión de Belgrado (29/12/67)
que el año 1968 será "uno de los más decisivos" para la reforma
económica y como los dirigentes comunistas desde 1965 subrayan incesantemente
el gran alcance político de la reforma y la autogestión, llegó la hora de
revisar y ponderar los resultados obtenidos y de impartir instrucciones para la
acción futura. El Partido Comunista, por estar comprometido en la reforma, debe
tomar una actitud. Las "Conclusiones", arriba mencionadas,
constituyen una importante evaluación oficial de la reforma, igual que
distintas declaraciones de Tito, Bakaric y otros dirigentes comunistas. En ese
espíritu se realizan los trabajos preparatorios para el IX Congreso.
Aquí nos interesa sumamente analizar la apreciación de la
reforma hecha por los economistas competentes. Casi al mismo tiempo de la
publicación de las "Conclusiones" de la Octava Reunión del C. C. de
la Liga Comunista de Yugoeslavia, Vjesnik (Zagreb, 19 y 22/11/67)
publicó sendos fragmentos de un estudio conjunto sobre la política económica de
Yugoeslavia y particularmente sobre la reforma económica. A principios de 1968,
dicho estudio fue editado por la editora Informator en Zagreb y fue
elaborado en el Instituto Económico de Zagreb y en el Centro
Científico-investigador de la facultad de Ciencias Económicas de Zagreb con la
colaboración del Instituto para el Comercio Exterior de Belgrado, además de
varios economistas no incluidos en las instituciones mencionadas[96].
Dicho estudio es hasta hoy la mejor y más completa reseña de la reforma
económica y de la política económica de Yugoeslavia, aparecida en ese país.
Durante los trabajos preparativos fueron elaboradas y en parte multicopiadas 34
monografías, algunas de las cuales fueron ya publicadas. Según consta en el
Prólogo, dicho estudio trata de "dar una apreciación dinámica del momento
del desarrollo en relación con la aplicación de las intenciones de la reforma
económica. En ese marco se realizó el análisis de las condiciones económicas y
de la actuación de los factores institucionales, o sea de las medidas de la
política económica, y de las soluciones sistemáticas de las oscilaciones
básicas de producción".
Dicho estudio, dividido en 10 capítulos, analiza diversos
aspectos de la actual política económica, de la reforma en todos sus
presupuestos, medios de acción y resultados logrados. Además, se encaran las
posibilidades de la fase ulterior de la reforma con varias sugestiones y
proposiciones.
El estudio no considera los problemas básicos del actual
sistema político y económico de Yugoeslavia. Simplemente investiga y analiza la
política en su fase de la reforma y en el marco del vigente sistema político y
económico. Con este enfoque no coincide con la posición de la dirección
política, es decir con el Partido comunista. Precisamente por no plantear
problemas políticos y económicos de principio y por no poner en tela de juicio
el sistema vigente, resulta más fácil comparar el criterio de los economistas y
el del Partido y extraer conclusiones sobre los éxitos logrados y Ias perspectivas
de la reforma económica. Idénticos fenómenos son vistos con criterios
distintos, de modo que su comparación es harto actual e interesante. Significa
la confrontación dei criterio de las ciencias económicas con el criterio de los
dirigentes comunistas. Es interesante también en razón de que los dirigentes
comunistas han tomado y toman importantes medidas económicas sin respetar Ia
ciencia y la opinión de los especialistas económicos. El partido fija el rumbo,
resuelve los problemas económicos, hechos que luego la ciencia debería
conformar y ratificar. Aquí, empero, la ciencia toma una posición negativa ante
las medidas y las soluciones económicas.
Para orientarnos mejor en la fase actual del proceso
político y económico en Yugoeslavia, nos referiremos a la opinión de los
economistas y del Partido acerca de la reforma económica..
En primer lugar reseñaremos el estudio aludido y luego la posición del Partido,
de Tito y Bakaric, para extraer algunas conclusiones importantes. Cabe acotar
que en la elaboración del estudio tomaron parte también algunos funcionarios
estatales y partidistas.
II LA POSICION DE LOS ECONOMISTAS RESPECTO A LA REFORMA
ECONOMICA
Transcribiremos algunos resultados del estudio "Los
problemas actuales de la economía y la política económica de Yugoeslavia".
Dicho trabajo es muy conciso, analítico y extrae conclusiones. Es obvio que
podemos referirnos tan sólo a los resultados más importantes. Para orientarnos
mejor, respetaremos el orden y los títulos de los capítulos del estudio sub
examen.
1. La consistencia de los objetivos de la política
económica y la evaluación de su realización
El centralismo es la característica fundamental del
régimen comunista yugoeslavo. Los autores al comienzo constatan que la política
económica en las primeras etapas del sistema de la autogestión fue "en
primer lugar el resultado de las decisiones políticas de los órganos
centrales". Dicha política, debido sobre todo a los métodos
administrativos centralistas en las inversiones y el comercio exterior, "ahondaba
sin cesar los contrastes que originaron trastornos en la marcha económica en el
mercado interno y externo". La financiación inflacionista de las
inversiones causó la permanente alza de precios, "compensada por la
correspondiente suba nominal de los ingresos de las organizaciones económicas,
lo que constituyó otro estímulo independiente de la espiral
inflacionista". El centralismo burocrático y la inflación están, pues, en
relación directa.
El resultado de esas tendencias es la permanente
agudización de las condiciones sociales y materiales del desarrollo, la
perturbación de las condiciones económicas, la inseguridad y grandes
oscilaciones en los procesos económicos. La secuela de la financiación
inflacionaria de las inversiones es "casi siempre la substitución del
periodo liberal y restrictiva a corto plazo de la política económica". Ese
proceso desequilibrado tuvo como consecuencia el alza insuficiente del ingreso
nacional.
Para ponerle coto se inauguró en 1965 la reforma
socio-económica, que significa el comienzo de una etapa superior del sistema de
la auto-gestión, y consiste principalmente en transferir los derechos de
disponer de los medios de reinversión a los productores directos. Se hicieron
cambios en la posición económica de las agrupaciones económicas y las
condiciones de producción, lo que está unido a los cambios en las relaciones de
los precios y el curso monetario. Luego se trató de eliminar gradualmente los
elementos estáticos del sistema de las relaciones sociales y con ello los métodos
administrativos centralistas en la dirección económica.
Evaluando positivamente los objetivos de la reforma y sus
primeros resultados, los economistas destacan una serie de dificultades. La
primera dificultad importante es la baja de los ingresos reales personales en
determinados sectores, considerada, es verdad, como una necesidad transitoria
pero contraria a las intenciones de la reforma. Luego, aunque con carácter
transitorio, se mantuvo el control administrativo de los precios. Pero de
importancia capital es la misma posición clave de la federación en las
decisiones respecto a las inversiones, pese a que los sectores económicos
"estaban en condiciones de hacer inversiones, si bien con alcances
limitados". Sobre esa atribución de la federación el estudio dice:
"Al mismo tiempo fue disminuida la participación de la federación aunque
mantuvo las fuentes fijas y seguras (intereses sobre los medios, anualidades e
intereses sobre los créditos), sin revisar sus viejas obligaciones. Se dejó
constancia que esas medidas eran transitorias aunque quedan en vigencia hasta
fines de 1970. Por ello, y por otras razones (e.g. las estructuras de las
inversiones en curso), mayores dificultades surgieron y surgen en el campo de
las inversiones. Eso era de esperar por tratarse de uno de los problemas clave
que habría que resolver y donde se conservaron más firme y por mayor tiempo las
for-mas estatistas en la economía".
De esta observación de los economistas se infiere que la
reforma, desde el comienzo, no resolvió el problema clave de la autogestión: la
decisión sobre las inversiones. El centralismo sigue y es el germen del primer
fracaso de la reforma.
El plan social del desarrollo de Yugoeslavia 1966-1970
abarcó la realización de los objetivos de la reforma. El plan fijó los
objetivos fundamentales para ese período: el alza permanente del nivel de vida,
particularmente del consumo individual; el desarrollo ulterior de las
relaciones socialistas sociales, especialmente el creciente papel de los
productores directos y de distintas organizaciones; el desarrollo acelerado de
las repúblicas y regiones subdesarrolladas. Como condición previa el plan
establece el cumplimiento de estas tareas: la estabilización económica, de la
moneda y precios internos, la intensificación productiva y la convertibilidad
del dinar; la capacitación acelerada de los "cuadros" y del personal
científico.
Los economistas declaran que esos objetivos y
condiciones. responden a las intenciones de la reforma, para dar este juicio
negativo: "Sin embargo, aquí se trata de formulaciones muy principistas
que en su mayor parte paralizan las posiciones políticas generales respecto al
desarrollo del sistema social y los fines del desarrollo social y económico.
Eso, por cierto, es importante, pero para practicar una concreta política
económica, sobre todo a corto plazo, concretizar y cuantificar esos objetivos,
tareas y condiciones, constituye la base directa". Luego se constata que
el plan quinquenal no elaboró ni los datos numéricos básicos sobre el alza del
producto social y del ingreso nacional, sobre el aumento del número de los
ocupados, sobre la productividad del trabajo, las inversiones y el nivel de
vida, aunque esos datos son "la base misma de una política
económica".
Los expertos económicos declaran, pues, que el plan de la
ejecución de la reforma fue elaborado en forma superficial e improvisada.
A continuación, sobre los objetivos del plan quinquenal
se dice: "Ya un análisis superficial de los objetivos y cometidos
concretizados del plan quinquenal indica que se trata de un programa
optimista". Por consiguiente, los objetivos fueron fijados más bien según
los deseos y no las posibilidades concretas. Así el plan por un lado cuenta con
"robustecer la base material de la autogestión, con la liberalización de
los fines, con el mercado estable, con la tendencia a la convertibilidad del
dinar, con la liberalización del comercio exterior..." y por otro lado
"con los medios fijos para financiar las obligaciones inversionistas de la
federación, relativamente grande". Esta distribución "creó en seguida
la impresión de la supertensión, tanto más en cuanto no se contó con tensiones
y ninguna reserva de cálculo fue prevista, omitiéndose asimismo el análisis de
los factores exógenos: los naturales, los de comercio exterior, los subjetivos
y los políticos. Las proyecciones hasta 1970 fueron hechas en forma lineal, sin
contar con el dinamismo y los cursos oscilatorios, es decir que no se tuvo en
cuenta nuestra rica experiencia del pasado".
El estudio, además, recalca, que "el optimismo del
plan, de hecho, es aún mayor por presuponer la posibilidad de un mejor
aprovechamiento de las condiciones existentes y en esa base mejores resultados
primeramente en cuanto a la formación de los medios para el nivel de
vida". Los economistas establecen también que la falla en los cálculos de
los planificadores puede poner en tela de juicio toda la estructura de la
distribución y que "en la planificación relativamente sólida, de las
inversiones, reservas, del consumo general e intervenciones en la economía, la
no realización de esos presupuestos hace cuestionable la realización de uno de
los objetivos fundamentales de la política económica, tal como los formula el
plan, es decir la constante alza del nivel de vida".
El plan asegura importante papel de la federación en la
distribución del ingreso nacional. "La federación, según el plan, asegura
los recursos para sus obligaciones de inversión, el consumo general y las reservas ..."En tales condiciones de precios más bien
congelados trátase de la influencia decisiva de la federación sobre los cursos
económicos".
Semejante plan en la fase actual del desarrollo económico
en Yugoeslavia debería, en opinión de los economistas, contener un análisis
sólido de la producción y distribución prevista.
Al comienzo se comparaban los cursos planificados y
realizados. En 1967 no se hizo comparaciones. En su lugar se realiza una
especie de análisis cualitativo y todo se reduce a la conclusión general de que
los objetivos a corto plazo de la reforma ya fueron alcanzados. Los economistas
califican ese procedimiento como inadecuado respecto a la eficiencia de la
política económica en el año pasado: "La curva de la producción, la
distribución y el consumo casi en todos sus índices básicos es mucho más lenta
que la prevista por el plan quinquenal para el período 1966-1970". Esas
tendencias podrán, de continuar, dificultar la realización de la política
trazada en el plan. "En todo eso preocupa el hecho de que la tendencia de
la disminución del ritmo de crecimiento de la producción se manifestó más en la
producción industrial, donde en 1967 como promedio no se espera el
crecimiento". En curso está la tendencia de-creciente del aumento de la
exportación.
Esos resultados, a juicio de los economistas, serían
parcos. Así el aprovechamiento de los fondos productivos es más flojo debido al
ritmo decreciente en el aumento de la producción, el rendimiento del trabajo
merma, la rentabilidad y la eficiencia de la economía acusan tendencias
decrecientes. "La estabilidad del mercado y los precios, manifestada
especialmente en los últimos tiempos, se alcanzó, por consiguiente, en las
condiciones de las tendencias decrecientes no sólo en la producción material
sino también en los índices cualitativos de la economía". -"Durante
los dos últimos años se llegó a la disminución absoluta del número de los
ocupados en la economía social, disminuyen absolutamente las inversiones reales
en los medios básicos en la economía y en las actividades no económicas".
Respecto a la acumulación de los fondos básicos y
operativos el estudio constata que los fondos básicos disminuyeron pero se
mantuvo el viejo sistema de inversiones por conducto de los órganos centrales,
de modo que la posición de las organizaciones obreras, es decir de los
productores directos, no cambió cualitativamente. Sus recursos totales para las
inversiones en los fondos básicos "apenas superan las amortizaciones, de
manera que aún no cabe hablar de que uno de los importantes objetivos de la
reforma, es decir, la transferencia del derecho de disponer de los medios de
reinversión a los productores directos haya empezado a concretarse en forma
decisiva. Lo que, por supuesto, implica las viejas debilidades en la política
inversionista..."
Los puntos flojos de la nueva política económica se manifiestan
en la excesiva acumulación de las reservas de los medios del consumo personal,
lo que hoy constituye una gran carga para la economía. "No se trata de las
reservas, económicamente necesarias, para el proceso normal de la reinversión y
la comercialización", se destaca en el estudio referido, y que la parte
considerable de esos recursos no puede tratarse como acumulación en el
verdadero sentido del término, ya que "entre esas reservas se halla
también la mercancía no vendida que debido a su calidad y almacenamiento
inadecuado no puede realizarse en las nuevas condiciones económicas que la
reforma empezó a desarrollar".
El ritmo del crecimiento del consumo individual es lento
y la participación del nivel social en el ingreso nacional decayó
considerablemente.
Respecto al éxito de la reforma económica, el estudio
llega a este resultado: "La exposición precedente indica que la proclamada
política del desarrollo se desenvuelve lenta y parcialmente, lo que agrava la
realización de las intenciones básicas de la reforma socio-económica, no
obstante ciertos resultados positivos alcanzados hasta ahora. La vigente
política económica influyó en esas tendencias, pero más que nada la
in-suficiente elaboración del sistema económico. En ese contexto débese destacar
también las debilidades de nuestro sistema de planificación que se manifiestan
en su aspecto técnico (análisis y proyección) y sistemático".
Este juicio es claro y negativo. Quiere decir que la
política económica yugoeslava es defectuosa, que el mismo sistema económico es
insano y el sistema de planificación poco sólido.
Respecto a la planificación social son notables las
siguientes observaciones de los economistas: "El procedimiento de la
elaboración del plan y otras bases de la política económica aún no han
evolucionado en un proceso democrático de consultas y decisiones mutuas de los
productores asociados... Debido a que el plan federal apunta todavía a los
órganos centrales que deciden en los problemas económicos, el plan federal en
la práctica sigue siendo la base de la política económica. Es el caso también
del plan quinquenal para el período 1966-1970, como asimismo de los planes
anuales para la política económica en 1966 y 1967. Basado en cálculos y proyecciones
sencillas, ese plan asegura con precisión los recursos totales para la
administración federal y otras necesidades federales, y en la máxima medida
independientemente de los cursos económicos reales. Eso es obvio cuando se
trata de las obligaciones de las inversiones donde se fijan incluso los
importes de esas inversiones para cada operación importante, rigurosamente
limitada en cuanto al tiempo". El rígido centralismo y burocratismo, pues,
siguen en pie.
Ese análisis lógico de los objetivos de la reforma
económica, del plan social y de los resultados alcanzados ofrece un cuadro
completo sobre la nueva fase de la política económica yugoeslava y de su
sistema económico. El juicio es más bien negativo. La reforma económica
yugo-eslava va cuesta abajo. Luego de ese análisis preciso y global extraeremos
de los demás capítulos algunos datos importantes, extendiéndonos un poco más en
nuestra referencia al último capítulo.
2. Los elementos característicos del desarrollo económico
en el período transcurrido
La industrialización forzada y la producción agrícola en
el nivel de la preguerra son la característica, esencial del desarrollo
económico hasta 1958.
Respecto a la distribución de la acumulación y los fondos
hasta 1963 prevalecieron las tendencias que "La preocupación por la
reinversión es asunto de la «sociedad» y de sus órganos, en primer lugar de la
federación". Esos recursos provenían de la economía, sacados de los
productores directos. A la federación pertenecían las fuentes más seguras con
la tendencia al constante aumento, mientras que la participación de las
organizaciones obreras en acumulaciones y fondos fue accidental, una dimensión
residual. Esos medios de las organizaciones obreras "no fueron suficientes
para una acción seria, especialmente en determinados sectores y ramas
económicos". A causa de esa política, antes de la reforma, la tasa de la
rentabilidad individual importaba menos que los intereses "normales"
sobre los créditos. "Así las obligaciones derivadas de los créditos
superaban los medios disponibles para cancelarlos". Ciertos cambios a
favor de las organizaciones obreras se operaron después de 1964. Los datos
indican que en 1964 las organizaciones económicas fueron "mayores deudores
de los fondos sociales de inversión y de los bancos de crédito".
En el sector de las organizaciones económicas las
erogaciones financieras para inversiones eran casi dos veces superiores a los
recursos de la acumulación formada, lo que constituyó una constante fuente de
inflación. La emisión del dinero superior a las necesidades de la
comercialización posibilitó el aumento ficticio de la acumulación y aceleró el
proceso inflacionario. La financiación inflacionaria sobre todo de la
federación y del fondo general de inversiones fue otra fuente permanente de la
inflación. "En el sistema bancario y las relaciones crediticias se hallaba
inserto un foco de inflación". Luego se constata que la "tasa del
crecimiento del volumen monetario siempre superaba la tasa del crecimiento del
producto social, de la renta nacional y del crecimiento económico en
general". En 1962 y 1963 el aumento del volumen monetario alcanzó su
récord e importaba alrededor del 31%. Ello, por supuesto, trastornó el
equilibrio mercadería-dinero líquido.
Las inversiones, condicionadas preferentemente por el
criterio político, en los fondos básicos superaban siempre las inversiones en
los fondos operativos. El incremento en las inversiones totales mantuvo un
ritmo mucho más rápido que el aumento del producto social. Lo que quiere decir
que el consumo de inversión sobrepasaba las posibilidades materiales. Ese
consumo inversional inflacionista está determinado por el orden socio-político.
Eso se infiere de los factores que a juicio de los economistas influyeron en
las inversiones no reales. Esos factores son numerosos, a saber: "el
sistema de la formación y distribución del ingreso, la posición central de los
fondos sociales de inversión como titulares básicos de la acumulación, el papel
decisivo de los factores socio-políticos en la toma de decisiones referentes a
las inversiones, relegación de los criterios económicos y racionales en la
financiación de las inversiones y otros".
Debido a la formación desajustada de los fondos
operativos se produjeron numerosas desproporciones estructurales en el mercado
y aumentó el déficit de muchos productos importantes, el aumento de precios, el
desequilibrio en la balanza de pagos, a la vez que aumentaron las reservas de
otros productos a causa de la estructura de demanda inadecuadamente formada.
Las relaciones económicas con el extranjero acusan,
conforme a los resultados del estudio, estos rasgos principales: "Bajo el
impacto del rápido desarrollo económico y cambios en la estructura de toda
categoría en el consumo creció el volumen de importación con ritmo que la exportación
de mercadería y servicios no pudo alcanzar. Por ello Yugoeslavia en el período
transcurrido se caracteriza por un saldo negativo tanto en la balanza de
mercadería y servicios como en la balanza corriente de pagos... La balanza de
mercadería y servicios en los últimos años fluctúa constantemente alrededor del
pasivo de unos 200 millones de dólares... Son similares las tendencias en la
oscilación del saldo de la corriente balanza de pagos que en los últimos 10
años acusa notables fluctuaciones, entre menos 217 millones de dólares y más 65
millones de dólares en el año excepcional de 1963". (La suspensión de la
expansión de importación). "Por ello con el tiempo se acumuló gran deuda
con el exterior, agravada por la concentración monetaria y a plazo desfavorable
en el campo de las divisas convertibles". De ese claro juicio de los
economistas cabe deducir que el dinar no puede estabilizarse debido al gran
endeudamiento exterior. La situación se ve agravada porque Yugoeslavia es
pasiva con los países de la órbita convertible (países occidentales) y activa
con los países de clearing (países orientales).
La distribución de divisas es centralista y restrictiva,
y se convirtió "en el freno del desenvolvimiento normal del proceso de
reinversión y de la ampliación eficaz de base para la liquidación de las
vigentes obligaciones financieras en el exterior y para nuevos
endeudamientos". No pudieron aprovecharse ni los efectos completos de la
importación, mientras que "la exportación no fue factor del aumento de la
eficiencia de la producción nacional". Con el extranjero no están
desarrolladas suficientemente las formas de relaciones comerciales. "Esas
relaciones son caracterizadas por el hecho de que hasta ahora no había una
política, bien concebida sobre la importación de capital, sobre la vinculación
productivo-financiera y la financiación a largo plazo de las
exportaciones". AI respecto cabe recalcar que la política económica, en
ese campo era accidental, apresurada e improvisada. "Por ello, el
intercambio con el exterior, en la lógica de planificación aparecía como una
imprescindible dimensión residual y no como una determinante fundamental del
total desarrollo económico. En tales condiciones las relaciones económicas
exteriores no contribuyeron a la eficacia de la producción nacional y se
convirtieron en fuente autónoma de deformaciones estructurales y fuente
complementaria de los impulsos inflacionistas. Así disminuyeron aún más las
perspectivas para una solución más duradera del problema de la balanza de pagos".
En opinión de los autores del estudio, el déficit de la
balanza de pagos, por ser transitorio, no sería tan importante, ya que aparece
en todos los países en desarrollo. Mas ese déficit se convirtió en elemento
permanente y "es el resultado de constantes desajustes en las relaciones
económicas internas y la secuela de la política económica no orientada con
eficacia a eliminar dichos desajustes".
"El resultado de esos fenómenos son las crecientes
diferencias entre la paridad real del dinar... y la paridad de liquidación, o
sea del curso que rige en el comercio exterior".
"Cabe, pues, decir que ese proceso es una de las
notables causas de la inestabilidad económica: la tendencia inflacionista sube
y en última línea lleva a la devaluación inevitable de la moneda nacional".
"Por eso el hallar un camino adecuado para
incorporarnos en la distribución internacional del trabajo, el aumento del
rendimiento económico y la rentabilidad social del intercambio comercial
exterior es uno de los problemas centrales de nuestra política de
desarrollo".
Ese criterio de los economistas se refiere no sólo al
período previo a la reforma sino también a la fase actual del desarrollo
económico en el curso de la reforma.
3. Movimientos básicos económicos en el período 1964-1967
En este capítulo, extenso y bien documentado, se reseña
el desarrollo económico durante la reforma hasta fines de 1967. Por razones de
espacio nos limitamos a señalar algunos datos y resultados de interés general.
Las corrientes desarrollistas en 1965 y 1966 reflejan un
dinamismo mucho más moderado en comparación con el período previo a la reforma.
Para 1967 se espera una disminución en el ritmo de desarrollo. Mientras que en
el promedio trienal 1965/67 la tasa real del crecimiento del producto social
registra el 3,8%, para 1967 se espera sólo el 0,8%. Que ese crecimiento es muy
desfavorable lo prueba su cotejo con el plan quinquenal 1966-1970 que previó la
tasa anual promedio del crecimiento del producto social bruto y del ingreso
nacional de 7,5 a 8,5%. Es un resultado muy negativo, especialmente en ciertos
sectores industriales. incluso el pequeño aumento en
el promedio 1965/1967 en buena parte se debe a la producción agrícola,
relativamente buena en 1965 y 1966. El receso de esa producción en 1967 se
reflejó en la baja de la tasa de crecimiento del producto social total y del
ingreso nacional. El consumo individual en el promedio trienal aumentó sólo en
4,3% y según el plan debió incrementar de 8 a 9%; el rendimiento del trabajo de
la economía social aumentó anualmente en 4,9% en lugar de 6 a 7%; la producción
industrial incrementó en 4,4 en vez de 9 a 10%; las inversiones en los medios
sociales básicos bajaron por año en 5,3% en lugar de subir en 6 hasta 7%; la
exportación e importación de bienes y servicios aumentó parejamente en
porcientos, de modo que no se modificó la relación desfavorable. En el promedio
trienal 1965/67 el índice del costo de vida aumentó en 21,3% ante la tasa anual
de aumento de 6,8% en el promedio 1957/64.
Las cifras consignadas dan un cuadro sombrío de los
resultados de la reforma económica. Esa reforma, por tanto, no alcanzó los
objetivos prefijados y constituye un rotundo fracaso.
La tasa de acumulación de medios disminuyó durante la
reforma, siendo su estructura muy desfavorable, ya que "la participación
de los medios para incrementar los fondos productivos destinados a cubrir las
reservas acumuladas anormalmente aumentó considerablemente en la
acumulación". Las inversiones en los medios básicos disminuyeron
considerablemente, de manera que en los últimos tres años bajaron incluso los
valores nominales de las neto inversiones, aunque los
precios aumentaron sensiblemente. El estudio subraya que la participación de las neto inversiones económicas en los fondos básicos y
operativos con el 21% en el ingreso nacional en 1967 es todavía muy alta. Los
economistas concluyen que "el quid del problema relativo al reavivamiento
del desarrollo económico de Yugoeslavia no consiste en reducir el volumen de
inversiones o en la acumulación disminuida sino en la estructura y la
racionalidad del consumo de inversiones". Aquí es muy importante
"efectuar la reestructuración de los cursos de la acumulación monetaria de
acuerdo a las intenciones de la reforma que ponen en primer plano la
intensificación del desarrollo económico".
Reviste gran importancia económica y política el
desarrollo de la estructura de los medios para financiar las inversiones según
los beneficiarios. De ello dan cuenta las cifras. Mientras que en 1966 en
comparación con 1965 la participación de la federación aumentó en 102%, la
participación de las organizaciones económicas aumentó en 50% y de las demás
organizaciones bajó en 8%, mientras que las inversiones de las repúblicas
incrementaron en 11% y los medios locales en 17%. El mayor aumento de
inversiones se registró en contra de los objetivos de la reforma (inversiones
en la economía, fondos sociales y presupuesto). En la estimación de esas
relaciones importa recalcar que entre las "organizaciones obreras"
figuran también los bancos que no son descentralizados. El banco yugoeslavo de
inversiones desempeña el papel rector en la política inversionista. El estudio
dice textualmente al respecto: "Suele no tomarse en debida consideración
que los ingentes medios para financiar la reinversión están concentrados en un
solo banco, en el Banco Yugoeslavo de Inversiones. Ese banco en 1965 controló,
directa o indirectamente, más del 45% de las bruto inversiones totales en los
fondos básicos de la economía yugoeslava".
"Lo destacamos particularmente ya que, pese a la
tendencia a mejorar la situación de las organizaciones productivas en cuanto a
disponer de los medios de la reinversión, la economía carece de los medios
suficientes para una modernización consecuente".
Así en 1966 la mayor parte de las inversiones se refiere
a los nuevos objetivos, financiados principalmente por los factores fuera de la
economía. Unicamente en los objetivos donde participa en la financiación el
Banco Yugoeslavo de Inversiones, están absorbidos más de 25 mil millones de
nuevos dinares, lo que importa más del 50% de las bruto inversiones
económicas". El estudio destaca que se sigue con esa política
inversionista.
Otro objetivo de la reforma tampoco fue realizado hasta
ahora. Se trata de la modernización y la reconstrucción de la economía. El
estudio señala que se usan escasos medios a esos fines, aunque ello "fue
uno de los fines básicos de la reforma". Dichos medios faltan a las
organizaciones económicas por serles sustraídas por distintos conceptos. Aquí
juegan un papel especial las obligaciones contraídas con los créditos y los
medios forzosamente separados.
Analizando los problemas de la política desarrollista de
las empresas, el estudio subraya que "una exitosa aplicación de la reforma
económica necesariamente requiere la revisión de la ya trazada política de
inversiones tanto en el nivel social como empresarial. Por ello la lucha por la
acumulación y los medios de inversión y su distribución se convierte en el
problema central de la política económica. Pese al proceso de desestatización
gran parte de esas decisiones las toman los órganos estatales, que deciden
sobre la suerte de las empresas, haciendo discriminación entre ellas".
"Quiere decir que sobre la existencia de la empresa
todavía se decide fuera de la economía, incluyendo la posibilidad de una
decisión individual".
"Si a ello se agrega la posición monopolista de los
grandes bancos y los monopolios de las grandes empresas del comercio exterior,
se ve más claramente en qué condiciones operan nuestras empresas y cuáles son sus
posibilidades".
Sobre la planificación de los centralistas yugoeslavos se
emite el siguiente juicio: "La atrofiada planificación social debe
elevarse a un nivel más alto mediante la aplicación de métodos científicos y su
incorporación al mecanismo del autogobierno".
Por último, los economistas concluyen que las empresas,
en las actuales condiciones, deben buscar soluciones a corto plazo, pues para
una orientación a largo plazo carecen de elementos indispensables. Para
alcanzar ese objetivo hace falta una acción social complementaria que debería
contener: una orientación desarrollista del país a largo plazo, claramente
definida; la revisión de la vigente política de inversiones y de colocación de
los recursos operativos; un alivio en la colaboración; producción-financiación
entre las empresas nacionales y extranjeras, y programas para la aplicación de
la reforma económica en etapas sucesivas. Sin esos cambios, la economía no es
susceptible de una reforma. Son necesarios cambios en la organización, las
inversiones, y la concepción.
4. El consumo en la esfera del nivel de vida
El volumen real total del consumo en la esfera del nivel
de vida (individual y social) registra un aumento exiguo (1966: + 1,5%). Uno de
los obstáculos para aumentar el consumo personal es la enorme acumulación de
reservas sin el justificativo económico, y "menos aún puede justificarse
el acreditamiento de ese proceso. En la distribución en el nivel de las
empresas se realiza un poder adquisitivo, económicamente injustificable, y,
dado el mecanismo bancario, el poder adquisitivo resulta un factor restrictivo
de la realización y producción".
Tras la depresión de veinte años del consumo personal
ahora empieza el nuevo proceso de redistribución. Pero los economistas agregan
que "las actuales tasas del consumo personal y del consumo en la esfera
del nivel social no son altas, sino, por el contrario, todavía bajas".
Tan pronto se implantó la reforma económica bajó el poder
adquisitivo de los ingresos personales, sobre todo de los provenientes del
trabajo. Luego aumentó, pero el consumo real basado en los ingresos del trabajo
tuvo un incremento menor que el ingreso nacional y los fondos disponibles del
consumo improductivo.
El desarrollo real del consumo social resulta desfavorable
en el curso de la reforma social. Antes los servicios sociales (escuelas,
ambulancias, hospitales) fueron insuficientes y perimidos, y ahora "el
problema de la reinversión... en esas actividades se agudiza
extremadamente". El volumen real del consumo en esas actividades es más
estrecho en 1966 que en 1964.
5. La política monetario-crediticia, liquidez económica y
reinversión
Según los objetivos de la reforma, el sistema
monetario-crediticio debió aliviar el centro emisor. Sin embargo, debido a las
restricciones lineales monetario-crediticias, surgieron nuevos problemas que
"demoraron considerablemente el proceso de los cambios positivos en la
economía". El estudio nos ofrece este diagnóstico: "Gradualmente eso
empieza a paralizar la producción industrial, incluso el proceso total de la
reinversión. La economía se debate en deudas y créditos recíprocos que cada día
más agravan las operaciones incluso de las organizaciones productivas más
capaces; los bancos resultaron incapaces de solucionar ese proceso. Es evidente
que están distorsionados los cursos y relaciones normales en la economía".
Cese de la expansión monetaria y fuerte agotamiento de la
liquidez. Una reducción aguda en la liquidez global originó la disminución de
la modernización económica, proclamada como uno de los fines primordiales de la
reforma. "La modernización se tornó así un problema primario e insoluble.
La liquidez real económica se vio disminuida por la nueva política
monetario-crediticia, si bien los recursos propios de la economía aumentaron
considerablemente. Por ese motivo la acumulación resultó ahora insuficiente por
primera vez. La deformación económica se manifiesta en que las fuentes
inflacionistas persisten mientras due la política monetaria tuvo efectos
deflacionarios. El agotamiento lineal de la liquidez "afectó prácticamente
la economía entera, lo que tuvo que reflejarse en la baja del índice del
crecimiento económico y de la acumulación de las organizaciones económicas, es
decir de toda la economía. Con esas medidas las organizaciones económicas se
convirtieron nuevamente en el campo del déficit y su potencial de
autofinanciación fue aminorando". La restricción política crediticia llegó
a ser el máximo factor de la limitación del uso de los libres recursos de
inversión, en primer lugar de las organizaciones económicas de inversión, en
los medios básicos.
El centro de gravedad de la política económica, consistió
en las restricciones impuestas por el Banco Nacional, que fueron intensificadas
en 1967. Mas esa agudización de la restrictiva política monetario-crediticia se
manifestó sólo en las organizaciones económicas. La nueva política crediticia
se exteriorizó sobre todo en la disminución de las inversiones. Pero las
severas restricciones dieron en el sector de la importación, en contra de lo
esperado, resultados negativos. La política monetario-crediticia perdió su
vinculación con los giros reales económicos y "está totalmente subordinada
a la evaluación política de la situación económica". La liquidez o la
cantidad del dinero se fija al antojo.
Ese análisis de la política monetario-crediticia lleva a
los economistas a esta ponderada conclusión:
"El problema complejo de la mejor organización
económica, de su automatización, plantea el problema fundamental de una
financiación estable, en base a la autofinanciación y la auto-organización
financiera en un sentido harto complejo no sólo en cuanto al dinar sino también
en cuanto a las divisas. Esas cuestiones están apenas abordadas para que a
través de una política crediticia, netamente restrictiva, y la política de
divisas, aún centralizada, incluso allí donde no cabe —la tutela monetaria
sobre la economía— quede paralizado totalmente ese proceso, dejando a la
economía en la incertidumbre y librada al azar, por causa de distintas maniobras
y la usura bancaria..."
Se impone, por consiguiente, la revisión de las
relaciones entre el banco central, los bancos comerciales y todo el sistema
bancario. El estudio dice sobre el particular: "Un análisis a fondo
demostró que no está solucionado el problema del status bancario que se
ajustaría al nuevo sistema, como tampoco la cuestión de la dirección bancaria y
la decisión sobre la política crediticia bancaria. Por eso no está lejos de la
verdad la afirmación de que se están convirtiendo en un nuevo poder sobre la
economía. Los bancos comerciales por concurso de la circunstancias resultaron
incapaces de orientar los recursos en la dirección desarrollista, mientras que
la tasa del interés como instrumento que influiría en las fluctuaciones del
dinero y del capital en determinadas condiciones fracasó rotundamente".
El Estado, pues, transfirió el derecho de decidir sobre
las inversiones, el crédito y las divisas a los bancos, organizados en el
sentido centralista, que explotan y ahogan a la economía. De esa manera la
auto-gestión y la modernización están imposibilitadas, mientras que el sistema
bancario en estrecha colaboración con los poderes centrales se convirtió en su
propio fin.
6. Los problemas de la ocupación
El crecimiento anual de la ocupación con anterioridad a
la reforma ascendía el 6-7% en el promedio de quince años. Como antes de la
reforma había excedente de los ocupados en la economía y las actividades no
económicas, debió producirse la disminución en el crecimiento. Así en 1965 la
ocupación aumentó sólo en 1,4%, en 1966 bajó en 2,7% en relación con 1965,
mientras que para 1967 se calcula el mismo número desocupados que en 1966. La
economía absorbe ahora menos el crecimiento de la población activa, que
constituye una de las secuelas de la reforma.
Pero ese problema de absorción se torna cada vez más
agudo. Hasta ahora la mayor parte de ese crecimiento de la población activa iba
a trabajar al extranjero. Ahora esas posibilidades se vienen reduciendo, de modo
que el número de los desempleados crece. Un problema muy difícil es el empleo
de los nuevos técnicos. Los economistas calculan que en los próximos años habrá
que emplear anualmente 60.000 nuevos técnicos fuera de la agricultura. Si
agregamos el empleo de la nueva población activa no agrícola, entonces la
ocupación mínima anual importaría 80.000 o el 2%. Esa absorción sería posible
si en el sector no agrícola se alcanzara la tasa anual de crecimiento de 6-7%.
Antes hemos visto que esa tasa es mucho más baja y que en 1967 casi
desapareció, lo que abre sombrías perspectivas para los nuevos empleos.
El excedente de los obreros no calificados, obviamente
fuera de la agricultura, asciende —conforme al estudio— a 500.000, mientras que
la fluctuación anual de los ocupados importaría 700.000. Son cifras altas y
aterradoras.
Respecto a la ocupación, el estudio expresa: "En la
ocupación, especialmente en lo concerniente a los técnicos, no hay una política
a largo plazo, ni programas ni planes que reflejen las necesidades y las
posibilidades de la economía y sus intereses, relacionados con el desarrollo y
la política desarrollista. En la fase actual, el trabajo no está
suficientemente activado en el proceso de la reinversión, lo que constituye un
serio problema económico. Dicho problema presenta también otros aspectos, sobre
todo político".
Tanto los aspectos políticos como económicos de la
desocupación pueden originar grandes cambios y conmociones.
7. El mercado y los precios
Antes de la reforma, los poderes centrales, debido al
rápido aumento de los precios en marzo de 1955, decidieron congelarlos. Con la
reforma económica se modificaron considerablemente las relaciones internas de
los precios. Pero el estudio subraya "que las nuevas relaciones en base a
la paridad con los precios mundiales fueron establecidos con el método de los
cálculos teóricos y no por efecto del mecanismo del mercado. Sobre las
relaciones así obtenidas, los precios fueron nuevamente congelados".
Empero, esa fijación administrativa de los precios internos según ciertos
precios "mundiales" tuvo que llevar, en opinión de los economistas, a
nuevas anomalías. Esos precios así calculados y congelados fueron mantenidos
"dos años y medio", mientras hoy "esas relaciones son un
anacronismo y carecen de todo sentido económico". Luego se destaca que
"el excesivo control administrativo imposibilitó la coordinación de los
precios con las relaciones reales en la estructura material de la producción e
intercamibo social. Cierta moderación en el aumento general de los precios es
el resultado de distintas restricciones del consumo y no la consecuencia del
establecimiento de relaciones equilibradas en la estructura de la producción y
el consumo", y "el congelamiento de los precios actúa como uno de los
factores de la inestabilidad económica".
El proceso de la liberalización se desenvolvía hasta
ahora a ritmo muy lento, mientras que la liberalización de los precios se
refiere a pocos productos. Los economistas exigen un acelerado proceso de
liberalización para posibilitar el cambio de la actual relación de precios.
Pero además de la liberalización de precios "también otros componentes del
sistema económico y de la política económica deben contribuir al funcionamiento
eficaz del mecanismo de mercado", mientras que "la estructura del
mercado deberá ser uno de los criterios básicos para liberalizar los
precios". Los economistas consideran que el mecanismo del mercado es el
regulador principal de la vida económica.
8. Las relaciones económicas con el exterior
La reforma de las relaciones económicas con el extranjero
se desenvolvía desde 1965 en condiciones relativamente desfavorables. "El
grado de la estabilización económica fue insuficiente para cambiar el curso
oficial y realizar los alcances directos de la devaluación sobre el aumento de
la exportación y la reducción de la importación Sin embargo, resultó "que
no fueron apreciadas correctamente todas las dificultades en la esfera de las
relaciones económicas con el exterior y que se prestó mayor atención a los
problemas del cambio del curso oficial que a las medidas de la política
económica..." Fallaron los efectos esperados del aumento de la exportación
y con ello el aliciente coyuntural a la exportación para reanimar la actividad
económica. Aunque la liberalización actual no agravó la liquidez en divisas del
país, hubo un desarrollo muy desfavorable en la orientación regional de la
importación. Aumentó la importación de la zona de divisas convertibles y
disminuyó de la zona de las divisas clearing. "La balanza corriente de
divisas con las divisas convertibles no pudo mejorarla ni la reducida
importación de alimentos de los Estados Unidos, debido a la modalidad de pagos
de dicha importación". De esa forma "no pudo formarse la reserva de
divisas de las monedas convertibles, muy importantes para el ulterior dinamismo
del proceso de la liberalización de la importación y de la convertibilidad de
dinar. Escasas divisas a disposición de la economía se vienen reduciendo debido
a importantes obligaciones crediticias, contraídas en los años
anteriores". En ese sentido muchas empresas se hallan en un callejón sin
salida. A lo que debe agregarse el viejo mal del centralismo, por cuanto
"el vigente sistema monetario de la financiación de la economía en divisas
se apoya en los cursos verticales de divisas.. de los que es responsable únicamente, en cuanto al
equilibrio financiero exterior, el Banco Nacional".
Los economistas sugieren soluciones pertinentes, cambios
respecto a los países de tipo clearing, la reorganización de la distribución y
el mercado de divisas. Respecto a las cargas que implica el intercambio de
productos y servicios con los países socialistas, el estudio pone en evidencia
"que las soluciones económicas son posibles sólo si se modifica el
comportamiento de los participantes directos en el intercambio de productos y
servicios y si se establecen relaciones a largo plazo entre importadores y
exportadores". Que Yugoeslavia registra pérdidas en esas relaciones, se
colige de la siguiente sugestión: "Las acciones yugoeslavas serán más
eficaces si vienen acompañadas por acciones similares en los países
socialistas, encaminadas a incrementar su exportación a Yugoeslavia".
Asimismo se destaca que la política comercial debería orientarse siempre a
aminorar las barreras aduaneras y no aduaneras existentes.
9. El sistema de la distribución, autogestión y
organización interna en la organización económica
La autogestión debe partir del productor, lo que lleva a
la descentralización democrática de la organización de las empresas. En lo
tocante a las inversiones se postula "que el sistema inversor en las
condiciones del autogobierno obrero requiere un mecanismo del mercado más
eficaz, un mejor sistema de la distribución del producto social y la
planificación social sobre nuevas bases". Como principio de la
distribución debe regir la distribución según el rendimiento, o sea el ingreso
y no el trabajo y el esfuerzo empleado con prescindencia del efecto económico.
En la fase actual del desarrollo quedó eliminado el papel
organizativo del Estado en la economía, pero persiste fuerte influencia estatal
en ese campo, según lo subraya el estudio. Incluso los bancos comerciales
sufren fuerte influjo estatal. La actividad económica de los productores
debería desenvolverse dentro de los dos mecanismos básicos: 1) la actuación de
las leyes económicas sobre el mercado relativamente abierto y 2) la
planificación social concertada mutuamente según una política económica
indispensable y conjunta. La actual planificación social carece de esa virtud.
El proceso ulterior de la autogestión requiere mayores
márgenes de la acumulación en la economía. "La acumulación insuficiente en
la economía y grandes recursos de inversión fuera de la economía indican que es
preciso hallar un modo adecuado para centralizar los recursos internos de
inversión para objetivos de mayor envergadura y de interés general".
"Grandes trabajos, importantes para el desarrollo
del país entero, deben ejecutarse con la acumulación libremente centralizada,
vale decir con los créditos o las inversiones conjuntas, lo que a su vez significa
con igual participación en la dirección y el beneficio".
"Por ello sería conveniente descentralizar los ex
fondos sociales de inversiones, transferidos a los bancos, según las empresas
que los formaron..."
"De esa manera los llamados «bancos económicos y
similares» perderán el carácter de «bancos estatales», fedérales, estaduales o
locales, y dependerán más de la economía, pues dejarán de ser sucesores de los
ex fondos sociales de inversión que tienden a la reinversión permanente".
Los productores directos y sus organizaciones deberían
participar en la elaboración y proposición de las normas. Sin embargo, no hubo
gran cambio en ese terreno. Los economistas comprueban que esas normas se
dictan fuera de la economía "y que todavía ingieren innecesariamente en
aquella parte de las operaciones de las organizaciones trabajadoras, en sus
relaciones internas y recíprocas y la organización de su autogobierno, que hoy
día debería ser dominio de su regulación autónoma. El funcionamiento de la
economía se ve trabado por las disposiciones administrativas..."
Luego objetan que esas disposiciones son muy extensas,
descriptivas e imprecisas, sujetas a distintas interpretaciones oficiales. Las
más interesantes son las disposiciones sobre las operaciones financieras de las
organizaciones económicas, impartidas por la Secretaría Federal de Finanzas.
"Así, por ejemplo, en 1966, en el boletín explicativo de dicha Secretaría
se publicaron más de 700 disposiciones, de ellas 200 relativas al impuesto a
las ventas. Frecuentes enmiendas y complementos de las disposiciones complican
y agravan aún más una clara orientación".
Por último, el estudio recomienda que se descarte el
principio según el cual "no está permitido lo que no está
prescripto", reemplazándolo por el principio según el cual "está
permitido todo lo que no está prohibido".
10. Reflexiones finales
En los capítulos reseñados, además de análisis y crítica,
se señaló también el camino para nuevas soluciones. En este capítulo final se
ofrece una prieta síntesis de las posiciones expuestas, subrayando algunos
problemas.
Lo esencial es que los cambios no fueron efectuados
"en la forma en que se suponía cuando se inauguró la reforma, lo que
dificultó el logro de mejores resultados tanto en el proceso de las relaciones
de la producción como en el de las fuerzas productivas". En la formación y
distribución de ingresos y en la manera de aprovechar los recursos "se
mantuvo la posición dominante de las comunidades socio-políticas. La política
monetario-crediticia sigue supeditada a las decisiones centrales, fundadas en
criterios no económicos..." El sistema bancario no se acomoda a las
necesidades económicas "y el sistema del comercio exterior, como también
la disposición de divisas, en su mayor parte están centralizados. Los precios están
mayormente sujetos a las medidas administrativas, lo que imposibilita una
influencia adecuada del mecanismo de mercado en la marcha económica. El sistema
de la planificación se orienta en primer lugar a las necesidades de los órganos
centrales y a asegurar los medios para cumplir con las previas decisiones de
inversión".
"La solución de los errores heredados en inversión,
de capacidades exiguas, dispersas y desequilibradas incumbe ahora
principalmente a las organizaciones económicas, mientras que los recursos
sociales de inversión se siguen gastando conforme a los mismos principios y de
igual modo que antes de la reforma. La política restrictiva crediticia estrechó
aún más los márgenes de la independencia de las organizaciones
económicas".
"La política de desarrollo prevista en el plan
1966-1970 no se aplica ni en el sentido cualitativo ni cuantitativo. La
economía yugoeslava en este momento se halla en una fase de sensible contención
de la tasa de crecimiento económico, especialmente en la industria".
"En las condiciones del crecimiento retardado los
elementos del viejo sistema se manifiestan cada vez más".
El derecho de disponer de los medios de reinversión debió
competir a los "colectivos" obreros. Tal fue la intención fundamental
de la reforma socio-económica. "Sin embargo, todavía no se hicieron esos
cambios que significaría una diferencia cualitativa respecto al estado
previo", dicen los economistas. El viejo sistema de inversiones continúa.
Al respecto el estudio se expresa:
"Una de las causas principales es el mantenimiento del ciego sistema de la concentración de los medios de inversión en pocos bancos centrales, influidos fuertemente por las comunidades socio-políticas, y los métodos vigentes de la recaudación de nuevos fondos para las obligaciones de inversión de la federación y para otras necesidades de los órganos centrales. Las obligaciones federales están fijadas taxativamente en el plan quinquenal y mediante leyes federales siguen vigentes los intereses sobre los fondos operativos, asegurando la afluencia complementaria de los recursos casi independientemente de la economía. Eso contrasta tanto con las intenciones y la idea de la reforma que se estableció, pero ese sistema regirá hasta fines de 1970. Sin embargo, ya resulta discutible, pues, la masa de los recursos para la construcción de grandes trabajos, financiados por la federación, crece incesantemente, de manera que es seguro que esos trabajos no podrán ejecutarse hasta fines de 1970 con los recursos previstos".
Se mantiene la vieja e insana estructura inversionista. En lugar de modernizar e intensificar las empresas, se levantan plantas nuevas. Se comprobó según el estado de inversiones a fines de abril de 1967 que el 77% del total de las inversiones brutas en los medios básicos se emplea en nuevos objetivos.
Como los intereses bancarios y económicos no son
idénticos, se produjo "una alta enajenación del ingreso de las
organizaciones obreras, en primer lugar mediante los intereses
injustificadamente altos".
"... La política monetario-crediticia asumió
funciones muy parciales... y surtió efectos negativos no sólo sobre el proceso
de la modernización sino también en el proceso de la comercialización y por su
conducto sobre la línea de la reinversión entera".
"Las restricciones harto severas imposibilitaron
financiar la producción de la mercadería vendible causando dificultades a las
organizaciones obreras más capaces, que tuvieron que sufrir consecuencias del
mal manejo de un sector económico, o sea las consecuencias derivadas de una
política económica mal calculada. El acceso global y mecánico en las
condiciones restrictivas impidió el desarrollo de un sistema crediticio que
sostuviera una sana producción y orientación de negocios".
Hasta la rígida restricción de los créditos de consumo
obró negativamente sobre el desenvolvimiento económico.
No se cumplieron las expectativas sobre la expansión
exportadora y el mantenimiento de la importación en los limites
determinados por la balanza de pagos. "La característica básica de las
relaciones económicas con el exterior es la estrecha correlación entre la merma
de la tasa del crecimiento de la producción industrial y el aumento de la
importación de los productos industriales".
Surgieron grandes dificultades debido a la orientación
exportadora a los países de clearing (países comunistas y en vía del
desarrollo), disminuyendo sus importaciones. En el sentido contrario se
desenvuelven las relaciones en el terreno de las divisas convertibles, donde
aumenta el pasivo de Yugoeslavia.
En el sistema de la distribución de las divisas "se
mantuvo la concepción de la concentración central y la redistribución de las
divisas, sin que se intentara introducir en las operaciones monetarias nuevos
mercados para crear así los supuestos de la convertibilidad del dinar".
Con la nueva regulación y congelación de los precios se
produjeron consecuencias nocivas. "Los precios congelados de la mayoría de
los productos y los márgenes comerciales por una parte, la formación libre de
los precios en el menor número de productos de la industria nacional y de los
productos importados, como sus márgenes, por la otra, deforman la estructura de
importaciones".
Los precios congelados agravan la reorientación de las
organizaciones económicas hacia otros productos e influyen negativamente en la
calidad del producto.
Todo el sistema de la planificación social acusa grandes
debilidades. "Todavía se orienta hacia las necesidades de las comunidades
socio-políticas y por ello no puede ofrecer una base económico-política
satisfactoria a la producción directa". Están fijados los recursos
necesarios para las inversiones y otras obligaciones federales. Como "no
se realiza el plan quinquenal ni en cuanto al ritmo del crecimiento del ingreso
ni en cuanto al rendimiento y la productividad..., al separar los fondos para
las obligaciones federales y otras comunidades socio-políticas deben
restringirse otros sectores de consumo..."
"...La gran parte del excedente de trabajo realizado
o producido está fuera del alcance de las organizaciones económicas, es decir
de los productores directos. Casi el 69% de la plusvalía se gasta fuera de las
organizaciones económicas". Este porcentaje es muy alto. "Por ello,
la lucha por la acumulación y los recursos de inversión y su distribución se
torna el problema central de la política económica". Las decisiones
importantes respecto a las empresas las toman los órganos estatales "y la
existencia de las empresas depende todavía en gran medida de los factores
ajenos. Si se añade la posición monopolista de los grandes bancos y empresas
del comercio exterior, resulta más claro en qué condiciones se desempeñan
nuestras empresas y cuáles son sus posibilidades".
Al final, los economistas proponen varias sugestiones
para corregir la actual política económica y fortalecer el sistema económico de
acuerdo a las intenciones de la reforma. En primer lugar proponen corregir la
vigente política inversionista y el plan quinquenal según el principio de una
planificación continuada.
La política crediticia debe revisarse a fondo. En primer
lugar, la emisión monetaria debe relacionarse con las necesidades objetivas de
la vida económica. Se reclama una concepción estable y real de la cantidad
necesaria de dinero y un sistema racional de la relación crediticia entre los
bancos comerciales y centrales. El status de los bancos debe ser revisado. Son
necesarios cambios paralelos en el sistema de divisas y del comercio exterior.
Se requiere asimismo el cambio estructural de las
relaciones económicas con el exterior. En ese sentido el mercado interno debe
abrirse gradualmente hacia el exterior. Eso requiere también el cambio interna
del sistema económico, sobre todo el fomento de los elementos del mercado
interno y la estabilización de los precios como instrumento de promoción de los
factores productivos. "El agente de la transformación de las relaciones
económicas con el extranjero debe ser la misma economía". Eso implica la
confrontación cada vez más intensa de los productores nacionales y extranjeros
en el mercado interno. Para un desarrollo ulterior de las relaciones con el
extranjero es importante abandonar la premisa sobre la formación automática de
las corrientes exportadoras y adoptar una política práctica, de estímulos
directos a la exportación. Todo eso requiere una política, a largo plazo,
claramente definida.
La primera condición para resolver el problema del
desempleo consiste en dinamizar y reorientar la producción y toda la economía.
Para poner en práctica esas proposiciones, los economistas
piden se revise el plan quinquenal en el periodo 1966-1967. En la planificación
social debería tomar parte todos los factores interesados.
En el sistema de la distribución del ingreso debe regir
el principio de que las organizaciones económicas son los agentes básicos de la
reinversión. Respecto al seguro social debería resolverse la contradicción
existente entre los derechos y las obligaciones de los asegurados. Hace falta
una reorganización total del sistema de seguro, particularmente en lo concerniente
a las pensiones. Habría que abandonar la vieja práctica de bloquear y sustraer
los fondos a las organizaciones económicas tras la distribución básica; el
sistema de la distribución interna debe basarse en el principio de la
distribución según el rendimiento.
Es de capital importancia que las relaciones internas en
la organización económica dependan lo menos posible de la regulación legal.
III. GRAN SIGNIFICADO DE LA ACTITUD DE LOS ECONOMISTAS
FRENTE A LA REFORMA ECONOMICA
Los experimentos políticos y económicos del régimen
comunista en Yugoeslavia originaron hondas crisis. En las dificultades
subsiguientes surgió la reforma bajo la presión de abajo. Su fin primordial era
la supresión del centralismo político y económico y la implantación de la
autogestión en todos los sectores. La reforma fue el correctivo indispensable
del gran mal que oprimía a los pueblos de Yugoeslavia. Es un hecho que surgió
bajo la presión de la oposición comunista, cuyos portavoces son los croatas,
los eslovenos y los macedonios. De la reforma se esperaba la salvación del
régimen, del sistema y del Estado. Así plantearon el problema los dirigentes
comunistas que declaraban abiertamente que del éxito de la reforma dependía la
supervivencia del sistema comunista, de su poder y de la misma Yugoeslavia
(Bakaric).
Al cabo de dos años y medio cuadra la pregunta sobre su
éxito, cosa que hace la opinión pública y ahora los economistas.
En lo político, la reforma económica indudablemente trajo
mucho provecho y cambio. En primer lugar creó el clima de una discusión más
libre tras 20 años del terror de Rankovic. La reforma hizo posible una crítica
legal y los ataques al hegemonismo y centralismo granservio. Invocando los
propósitos y el espíritu de la reforma, la oposición en el Partido Comunista
eliminó a Rankovic, jefe de la policía política.
El aspecto indirecto, político, de la reforma es, por
tanto, positivo, aunque los pueblos no servios no lograron todavía realizar su
"auto-gobierno", o sea la liberación del poder ajeno. Se dieron
mejores condiciones en la lucha por la autodeterminación nacional y la
democracia.
De los resultados económicos hemos hablado
precedentemente y sintetizando el juicio de los economistas se ve que los
objetivos principales de la reforma no fueron alcanzados. Toda la vida
económica y el funcionamiento de las empresas están sujetos a los intereses de
la federación y de sus órganos. El poder ilimitado del Banco Yugoeslavo de
Inversiones hace de la autogestión y de la reforma económica una burda
caricatura. Eso se infiere también de la polémica, entablada entre el director
de dicho Banco, Milenko Bojanic y Vladimir Veselica en Vjesnik u srijedu
a fines de 1967 y comienzos de 1968. Lo prueba el nuevo curso en la
concertación de préstamos y ayuda extranjeros para inversiones. A principios
del abril de 1968 el Banco Mundial firmó un acuerdo con el Banco Yugoeslavo de
Inversiones sobre el préstamo para terminar la línea férrea Belgrado-Bar por el
monto de 50 millones de dólares. El préstamo fue concedido por 25 años con el 6,25%
de interés. Dicho préstamo es una carga para todas las regiones del Estado,
aunque únicamente las autoridades centrales decidieron sobre la construcción
del ferrocarril y del puerto de Bar. Conforme a los informes extranjeros
relacionados con el préstamo aludido, los gastos de la construcción del
ferrocarril ascenderán a 211 millones de dólares y recaerán sobre la federación
y las repúblicas de Servia y Montenegro. También a principios de abril
trascendió la noticia acerca de un convenio entre el complejo industrial
francés Péchiney y el gobierno yugoeslavo sobre construcción de la fábrica de
aluminio en Titograd con capacidad anual de 50.000 toneladas de aluminio. Es
sabido que el Banco Yugoeslavo de Inversiones decidió la construcción del
complejo de aluminio en Titograd contra los intereses económicos de Bosnia,
Herzegovina y Dalmacia. Esas provincias croatas decidieron, pues, fundar su
propia planta de aluminio, con recursos propios, sin la participación federal.
Pero ahora, deberán contribuir a construir el complejo industrial de Titograd.
La omnipotencia del Banco Yugoeslavo de Inversiones y la
no vigencia del autogobierno se reflejan cabalmente en los subtítulos de la
mencionada polémica, Veselica-Bojanic. Citamos algunos subtítulos
característicos: "La Federación dio al Banco Yugoeslavo de Inversiones
1476 billones de viejos dinares en forma de créditos con el plazo de pago en 30
años". "¿Por qué las decisiones previas de la federación se elevan al
pedestal de lo «sagrado» sin tomar en cuenta la situación real de las empresas?"
"¿Por qué no se discutió casi nada acerca de los centenares de billones de
los recursos federales fuera del presupuesto mientras que al «caso 1%» de la
contribución del ingreso personal se le dio carácter espectacular?"
"La economía se halla nuevamente en la situación de pedir sumisamente de
la administración y de los bancos recursos que ella creó", "Las
inversiones totales de las empresas en los primeros meses del año pasado
ascendieron a 444 billones de dinares, lo que es menos que la amortización que
al mismo tiempo importaba 591 billones".
En la práctica, pues, en la política inversionista se
está robusteciendo el centralismo y se toman decisiones a largo plazo, mientras
que la autogestión queda letra muerta.
Es gran mérito de los economistas de Zagreb y algunos de
Belgrado por haber ofrecido un análisis técnico y lógico, extrayendo las
conclusiones acerca de la reforma agraria. Su estudio con el método científico
justifica la lucha por la independización económica de las "repúblicas",
de las regiones autónomas y de los pueblos, como asimismo su aspiración a la
autodeterminación. Dicho estudio demuestra también la política catastrófica que
se aplica en la presunta reforma y sus trágicas consecuencias de proseguirse con
ella. Su continuación necesariamente lleva a la mayor explotación y ruina
económica, como asimismo de los pueblos oprimidos.
Por otra parte, ese estudio constituye una plataforma
económica programática para todas las fuerzas liberales en Yugoeslavia en la
lucha contra la hegemonía y el centralismo granservios en el terreno económico,
so pretexto de la legalidad. En ese terreno cooperan estrechamente los círculos
opositores croatas, eslovenos y macedonios. El Estudio de los economistas les
brinda una base más firme y muchos argumentos para justificar sus demandas y
reclamos. Se trata de una suerte de Declaración de los derechos económicos de
las regiones y pueblos oprimidos en Yugoeslavia. Su importancia es mayor si se
tiene en cuenta que en su redacción colaboraron también los representantes del
poder en Croacia, a saber los representantes de Sabor (parlamento) y del
gobierno: Dusan Dragosavec, Ivo Perisin, y Savka Dabcevic-Kucar.
El deber de los dirigentes comunistas en Croacia, del
círculo Bakaric-Tripalo, sería hacer suyo el análisis y las reclamaciones de
los economistas, por tratarse de los problemas primarios de la existencia de
las regiones croatas y de la economía de Croacia. Su deber seria también
vincularse con otras repúblicas y con fuerzas unidas, en base al programa de
los economistas, pedir cambios radicales en la política, económica. Las últimas
manifestaciones de Bakaric (prominente figura comunista en Croacia), por
cierto, siguen un rumbo contrario, según lo veremos en adelante. Si los
gobernantes comunistas en Croacia prosiguen con esa política, asumen gran
responsabilidad de las graves consecuencias que se producirán.
Acotamos al margen que el estudio que reseñamos adolece
de un defecto. Juzga en forma sumaria y positiva la política agraria. Pese a la
buena cosecha en 1965 y 1966, la política, agraria es negativa, pues con
medidas discriminatorias y onerosos impuestos paralizó el sector privado, o sea
el 85% de la superficie cultivada y un porcentaje superior en la producción
ganadera. Huelga decir que el estudio se propuso, en primer lugar, hacer un
análisis global de la política económica y ex-traer las conclusiones
pertinentes.
IV. LA POSICION DEL PARTIDO FRENTE A LOS RESULTADOS Y LA
MARCHA ULTERIOR DE LA REFORMA. EL PARTIDO CONTRA LOS ECONOMISTAS
1. Las conclusiones de la octava reunión del Comité
Central de la Liga Comunista de Yugoeslavia
La octava reunión del CC de la Liga Comunista de
Yugoeslavia en última sesión del 23/1/1967, mantenida en Belgrado, se ocupó de
los problemas relacionados con la reforma. En base al informe introductorio y
las discusiones subsiguientes se redactaron las "Conclusiones" que
reflejan la posición de los dirigentes comunistas yugoeslavos respecto a los
resultados y la marcha posterior de la reforma. Las "Conclusiones"
sirven a la vez como directivas para el IX Congreso de la Liga Comunista de
Yugoeslavia.
El informe principal estuvo a cargo de Roman Albreht
quien dedicó la primera parte, la más importante, a criticar a los economistas.
También las "Conclusiones" contienen una severa crítica de los
economistas. Se refiere indudablemente al estudio del Instituto Económico de
Zagreb "Los problemas actuales de los cursos económicos... Albreht
presenta el análisis y la influencia de los economistas en estos términos:
"Muchas dudas, discusiones y observaciones críticas
provocaron en la opinión pública las tesis de ciertos economistas, quienes bajo
el disfraz de un análisis crítico de la marcha de la reforma trataron de
calificar la autogestión, a causa de su esencia social, como obstáculo para una
economía eficaz y racional, de contraponer artificiosamente el carácter
mercantil de la producción a la autogestión y la humanización de las relaciones
sociales, de contraponer la ciencia económica a la política económica".
A continuación Albreht censura a los economistas, entre
quienes figuran muchos comunistas, y también a Vjesnik, que reprodujo
extensos pasajes de su estudio y varios comentarios.
"Las divergencias que en estos momentos existen
entre las apreciaciones de ciertos economistas y la apreciación que sustenta el
Comité Central, la Asamblea Federal y otros órganos políticos y parlamentarios
provocan, más o menos, estas sugestiones : "Dadnos a nosotros, los
economistas, la posibilidad de arreglar las cosas y todos los problemas serán
solucionados sin dificultad alguna. Hay una sola condición: la sociedad y todos
sus miembros deben obedecernos. En los últimos meses pudimos oír y leer tales
sugestiones. Eso, ante todo, que ciertos economistas marginan totalmente dos
hechos importantes. El primer hecho es que la política es también una ciencia
definida, basada en los conocimientos de las ciencias; el segundo hecho es que
los conocimientos científicos concernientes a las relaciones sociales no pueden
aplicarse con decretos, sino que la lucha por su aplicación es una operación
social sumamente compleja. En esos esfuerzos el papel decisivo lo desempeña el
conocimiento y el sentido por las relaciones sociales, por las tendencias que
ocultan, por las fuerzas que llevan al progreso, etc.
"Precisamente por eso en las discusiones se
plantearon dos problemas fundamentales, vale decir dos sugestiones. El primero,
sería necesario apreciar con mayor sentido político el momento en que se toman
determinadas actitudes como también la publicidad que las acompaña.
¿Qué significa, digamos, cuando se publica un trabajo sobre la reforma en el
que su autor llega a la conclusión que en sus componentes esenciales difiere de
los conocimientos y acciones de la política económica? Y eso en el momento en
que en la realización de la reforma se hallan empeñadas todas las fuerzas
sociales creadoras hasta el último obrero y cuando a semejante trabajo se le da
amplia publicidad en un periódico de gran tiraje. Vale la pena considerar el valor
político de esa decisión. En segundo lugar, de los economistas comunistas,
igual que de los científicos y profesores, publicistas, etc., indefectiblemente
ha de exigirse que manifiesten cierto sentido político de responsabilidad
respecto al tiempo en que vivimos".
Esta crítica, y amenaza contra los economistas se
exteriorizó en forma más aguda en las "Conclusiones" de la octava
reunión del CC de la Liga Comunista de Yugoeslavia del 24/11/1967. Ese
fragmento reza:
"La Liga comunista basará, como siempre, su política
y su práctica en los resultados del pensamiento progresivo social y en las
investigaciones científicas. También en adelante luchará con el vigor de la
verdad científica, de argumentos y experiencias adquiridas en la autogestión
contra las tentativas de imponer, so pretexto de la ciencia, la concepción
conservadora, burocrática-estatista del desarrollo de la sociedad. Tales
intentos se manifiestan también al contraponer la autogestión a una economía
eficaz y racional, el carácter mercantil de la producción al auto-gobierno y la
humanización de Ias relaciones sociales, las ciencias económicas a la política
económica. La Liga Comunista espera de sus miembros y de los demás trabajadores
científicos progresistas que, partiendo de las posiciones del ulterior
desarrollo de la autogestión, lleven una intensa lucha ideológica contra estas
y semejantes tendencias".
Esta condena y amenaza es tanto más característica cuanto
que se refiere también a varios comunistas, quienes, como científicos y
especialistas, chocaron con el Partido y de hecho lo desobedecen. Chocaron la
ciencia y la conciencia con el totalitarismo partidario que recurre al
vocabulario de fuerza y policía, reconociendo la ciencia únicamente cuando le sirve
con sumisión. Unos 50 colaboradores y autores del estudio titulado "Los
problemas actuales de los cursos económicos y de la política económica de
Yugoeslavia" figuran ahora en el índice como el año pasado los firmantes
de la Declaración sobre la posición y denominación del idioma literario croata.
Se amplía y ahonda el conflicto entre los jerarcas y burócratas del Partido
comunista y los intelectuales y la ciencia. El cisma en el Partido es profundo
y las filas opositoras entre los comunistas croatas se fortalecieron
considerablemente.
Cabe preguntarse ahora, qué programa ofrece el Partido
para superar la crisis económica. Las "Conclusiones" aludidas
deberían constituir el nuevo programa de la reforma económica. Empero, en balde
buscaremos en ellas medidas concretas para eliminar las conocidas dificultades
en todos los sectores económicos. Estas "Conclusiones" rebosan de
frases trilladas sobre "la marcha ulterior de la autogestión", sobre
"una forma superior de las relaciones socio-económicas", sobre
"la organización racional del trabajo socialista", etc., sin aportar
ninguna solución concreta. Pese a la distribución del ingreso, de la política
de inversión, el sistema bancario, el desempleo, dificultades en la balanza de
pagos y la crisis en el comercio exterior, etc., lo que se atina a brindar son
frases usadas y generalizadas.
Leyendo ese documento, sin conocer la situación real, se
podría pensar que se trata de pequeñas y transitorias dificultades en el
proceso económico en Yugoeslavia. Las "Conclusiones" del Partido no
dejan ni vislumbrar una grave crisis económica que se manifiesta en la merma de
la producción industrial, en el crecimiento pasivo de la balanza de pagos, en
la aterradora desocupación, en la baja del nivel de vida, en el fracaso de la
política de inversiones y en la autogestión, etc. ¿Viven en las nubes los
dirigentes comunistas o creen que las dificultades las solucionará un milagro o
una fuerza mágica? "El milagro americano", que durante años y años
contribuía a resolver graves crisis económicas, desapareció del horizonte y con
la fuerza no se solucionan, por mucho tiempo, los elementales problemas
políticos y económicos.
El Partido asumió la posición más clara en sus
"Conclusiones" contra el análisis y las propuestas de los
economistas. Pero esa posición atenta contra el raciocinio, el método
científico y el progreso. Es la actitud de los nihilistas y tiranos. Es el
lenguaje de UDBA (policía secreta).
2. Tito y Bakaric acerca de la marcha futura de la
reforma
Tito se refirió varias veces a los éxitos y las tareas de
la reforma. Así en la llamada XX Conferencia jubilar de la organización de
Zagreb de la Liga Comunista de Croacia, habló extensamente sobre la reforma el
20/3/1968. Tito habló de "notables éxitos de la reforma", pero agregó
que no obstante habría que alcanzar "ciertos objetivos cualitativos y
esenciales de la reforma", entre la que cuenta, en primer lugar, la
reconstrucción y la modernización de la economía. Reconoce que faltan los
recursos necesarios que hay que sacar de las fuerzas propias y de los
"préstamos extranjeros". Enumera lo que habría que conseguir, como
por ejemplo el mejoramiento de la balanza de pagos, la creación de nuevos
puestos para unos "40-60.000 obreros especializados y otros jóvenes
técnicos diplomados". Repitió otras frases remanidas, pero pasó por encima
del fracaso en la descentralización de las inversiones como problema central de
la reforma, de la reducción de la producción indus-trial y del insuficiente
crecimiento del producto social y del ingreso nacional. Tampoco ese discurso
contiene medidas concretas para resolver la grave crisis económica. Pero empleó
palabras condenatorias contra los intelectuales y los especialistas económicos.
Al reprimir estas tendencias Tito es mucho más claro que en las medidas que
tomará respecto a la reforma. Aquí reproducimos su condena contra los
economistas (Vjesnik, 21/3/1968):
"Elaborando nuestras concepciones y realizando la
reforma social y económica, como asimismo en nuestra lucha por el desarrollo
creativo, debemos diferenciarnos claramente de nuestros adversarios
ideológicos, por lo demás poco numerosos, que con mala fe aprovechan nuestras
dificultades y debilidades para atacar el rumbo y el curso democrático de la
autogestión en el proceso social, quienes siembran confusión y dudas, quienes
son objetiva y a veces subjetivamente aliados del burocratismo y de las fuerzas
sociales retrógradas. Una lucha consecuente y decisiva por la realización del
curso socialista democrático y de autogestión en el desarrollo de nuestra
sociedad presupone y requiere una lucha ideológica y política, franca y
directa, contra todas las tendencias y corrientes que tienden a frenar nuestro
desarrollo y obstruyen el camino de los esfuerzos creativos de la gente
trabajadora. No permitiremos que en ningún sector de la vida social, ni
siquiera en ciencia y cultura, se afiancen y repitan monopolios de distintos
grupos y grupitos que actúan fuera de las estructuras de autogestión y de las
instituciones democráticas, pero contra la política, de la Liga comunista. La
represión de tales intentos y el desenmascaramiento de su sustancia constituye
una importante condición para el nuevo impulso de la creación científica,
cultural y artística".
En la misma conferencia habló también extensamente
Bakaric de la reforma. En su larga exposición lo más interesante es la
propuesta de no discutir mucho sobre la primera fase de la reforma sino centrar
la atención en torno al problema: "¿Qué debemos hacer y cómo para la etapa
siguiente?" Es muy cómodo pasar por alto graves problemas después que la
primera etapa fracasó. Bakaric no ofreció una propuesta nueva y concreta sino
que parafraseó frases y deseos trillados tantas veces. Pero esos deseos no se
concretaron y la situación económica empeoró. Sobre esa base no puede proseguir
la reforma. Además se quebró la confianza entre los comunistas en propio
Partido. Tito lo admitió en su discurso del 20/3/1968, calificándolo como gran
obstáculo para la marcha de la reforma. Los dirigentes viven separados de masa
societaria y obrera. Tito dijo: "Separados de los trabajadores, no ven los
verdaderos contenidos de la autogestión, la democracia, de la distribución
según rendimiento y de las relaciones socialistas".
El Partido no es capaz de resolver los problemas
económicos, y además, hoy, faltan los supuestos materiales para una
continuación exitosa de la reforma.
V. TRAS EL FRACASO DE LA REFORMA SE IMPONE LA NECESIDAD
DE UNA NUEVA SOLUCION POLITICA
La reforma en sus dos años y medio de aplicación fracasó
en los propósitos principales. La autogestión, el crecimiento del ingreso
nacional y del nivel de vida, la modernización de la economía, el aumento de la
producción industrial, la activación de la balanza de pagos y la incorporación
de la economía yugoeslava al mercado internacional, la convertibilidad del
dinar, dieron resultados negativos. Las condiciones para su logro empeoraron.
Como el Partido comunista y los poderes centrales en Belgrado insisten en su
política, los objetivos prefijados tampoco serán alcanzados en el futuro en las
mismas condiciones. Por ello, la reforma puede considerarse fracasada y
Yugoeslavia va al encuentro de una nueva y grave crisis económica.
Y no se trata sólo de la crisis económica. La reforma
económica perseguía grandes objetivos politicos, pues es una ineludible
consecuencia de la crisis del orden social y estatal de Yugoeslavia. La actual
crisis económica es sólo una etapa en el proceso político. Por tanto, su
solución debe buscarse en primer lugar en el terreno político y retornar a las
fuentes de esas dificultades. Conditio sine qua non para solucionar los
problemas fundamentales consiste en la eliminación consecuente del centralismo
y el establecimiento de la autonomía en las "repúblicas" y de la
libre decisión en la economía. Para lograrlo, es preciso implantar un sistema
democrático con la libertad de la organización y acción políticas, lo que
implica la supresión del monopolio de la Liga comunista, ya gastado e incapaz
de sostener, incluso por la fuerza, la intolerable situación política y económica.
Así se pone en tela de juicio toda la organización estatal y se plantea el
problema de la autodeterminación nacional.
Los dirigentes del Partido y del Estado se enfrentan con
esos problemas que condicionan la solución de los problemas económicos. En los
preparativos para el IX Congreso los dirigentes del Partido no abordan el quid
de los problemas económicos, y en cuanto del Partido no abordan
cos detrás de bastidores se rumorea de la inminente
reorganización estatal sobre la base "confederal". Tampoco esa
solución podría mejorar sustancialmente la situación, si no se los aborda en
forma franca y directa. Con mantener el monopolio político de la Liga comunista
e impedir el establecimiento del sistema democrático y de las libertades
políticas fundamentales ni siquiera la "confederación" podría superar
las dificultades.
La solución de todos los problemas que aquejan a
Yugoeslavia debe buscarse y esperarse de las propias fuerzas de los pueblos
involucrados. No es probable hoy una intervención desde afuera. Tito en los
últimos años se esfuerza por fortalecer sus vínculos con la Unión Soviética.
Las dificultades internas jugaron en la orientación prosoviética, en el plano
externo, un importante papel, pues Tito esperaba consolidar su posición interna
con la ayuda soviética. Sin embargo, el nuevo curso indica que Tito, en caso de
producirse conflictos internos, no podrá contar con la intervención soviética.
Lo evidencian no sólo los acontecimientos ocurridos en Checo-Eslovaquia
sino el novísimo curso en las relaciones soviético-yugoeslavas. La posición
tomada por el Kremlin respecto a las relaciones búlgaras en lo tocante a
Macedonia no favorece los intereses de Belgrado. Si bien ello no quiere decir
que la Unión Soviética, respalda las aspiraciones de Sofía a incorporarse la
Macedonia de Vardar y la Egéa, se nota que Moscú no considera la cuestión
macedonia como definitivamente arreglada. ¿Acaso la unificación de Macedonia en
un Estado con la ayuda soviética, facilitaría a Moscú la salida al
Mediterráneo? Por otra parte, la actitud asumida por la delegación yugoeslava
en la "Conferencia de los partidos progresistas de los países
mediterráneos", celebrada en Roma, evidenció que Yugoeslavia ahora se
opone a la presencia en el Mediterráneo no sólo de la VI Flota norteamericana
sino también de la flota soviética. Por consiguiente, aquí hay divergencias más
hondas entre la política soviética y la yugoeslava. En la guerra israelí-árabe
y hasta hace poco en ese sentido coincidían Belgrado y Moscú.
Brugg, Suiza, 24/4/1968.
ADOLFO RUÍZ DÍAZ
PARA mucha gente el trato con la pintura se resuelve y se
agota en una clasificación incansable. Un cuadro, un pintor son pretextos para
extraer un rótulo de la cabeza y adherirlo sin más trámite, con una suerte de
confianza mágica, al nombre y a la obra. Cumplida la filiación, puede pasarse a
otra cosa. Lo demás no importa. Estas simplificaciones ya no me indignan. Más
bien me admira la tenacidad de quienes fatigan durante años y años exposiciones
y museos para reiterar una operación tan aburrida. Dejo por ahora la reflexión
de esta conducta a los psicólogos y a los sociólogos. Las páginas que ahora
escribo no me autorizan a indagaciones de este porte. Todo lo que he dicho
hasta aquí tiene un propósito mucho más concreto. Creo, en efecto, sin insidias
y para fijar un punto de partida, que para los rotuladores de profesión la
pintura de Ducmelic —y muy en especial la que ahora se reproduce en este tomo—
debe resultar sobremanera incómoda.
Ducmelic pinta con una tranquila prescindencia de los
esquemas consabidos. Su desdén no es una denuncia ni una deliberada disidencia.
Es un hecho. No le preocupa colocarse al margen de grupo o corrientes, escuelas
o sectas. No hace profesión de insularidad o de anarquía. Precisamente por eso,
su obra nos ofrece un caudal de resonancias que sólo es posible captar,
comprender, valorar, aceptar o rechazar desde lo que ella misma dice y siempre
en estrictos términos de pintura. Contra lo que aconseja la retórica me he
arriesgado a anticipar lo más arduo y lo más importante. Pero, a fin de
cuentas, mejor así. En los últimos veinticinco años la pintura, con variable
decisión, busca compromisos de diversa índole. En parte como una reacción
contra las exageraciones de una pretendida pintura pura que prevalecieron en
las primeras décadas del siglo. En parte, lo cual está muy cerca de lo
anterior, como un modo de llegar a un público mucho más amplio y heteróclito
que el de tiempos que llamamos felices olvidando sus catástrofes y exaltando
las nuestras. Podría ampliarse el elenco de motivaciones. No hace falta. El
resultado es que la pintura tiende hoy a buscar sus justificaciones fuera de
ella. Contra la tónica vigente, la obra de Ducmelic, el sentido que orienta la
evolución de esta obra y, para insistir, con inequívoca precisión sus últimos
cuadros, está puesta a la convicción de que la pintura tiene un leguaje propio
e irreductible. Mediante este lenguaje puede recoger las más variadas
incitaciones y tomar parte en la despiadada incertidumbre que vivimos. Lo que
su pintura niega, sin postular en la negativa ninguna voluntad doctrinaria, es
que lo que un pintor dice debe encontrarlo en su pintura y desde problemas que
su pintura le plantea.
Esta autarquía pictórica no ha sido, por supuesto,
conseguida desde un primer momento. Uno de los puntos que habremos de tratar
con mayor cuidado es la ya mencionada evolución de la obra de Ducmelic y, en
particular, cómo habrá de entenderse esta biografía artística. Quede en pie desde
ahora que toda forzosa incursión, por exigencias de la palabra, en otros campos
presupone su arranque en la pintura y su último retorno y plenitud de
significación en ella. Una pintura de fuerza comunicativa nada común lleva a
pesar en las tentaciones y seducciones del lirismo. Una superstición heredada y
de la cual no ha acabado de librarse el espectador medio lo lleva a identificar
de entrada lo que el cuadro dice con una efusión de estados anímicos que
atribuye al pintor y que éste pone en la obra. Una vez más, la pintura de
Ducmelic desmiente esta clase de asimilaciones anticipadas. La pintura de
Ducmelic, del mismo modo que no acepta ser vehículo de ideologías o pasiones
dictadas desde fuera de ella, anteriores a ella en el contorno y profesadas sin
referencia a la pintura, tampoco cede a colocarse bajo los dictados de una
interioridad psicológica tomada como estímulo y exhibición, como un alma que se
pinta para que los demás la comprendan y compartan. La pintura de Ducmelic ha
de entenderse en cuanto obra, en cuanto realización
operada desde una visión o una técnica, y no como un contenido que ha buscado
su forma. Cuando un espectador reconoce en el cuadro de Ducmelic una
insustituible experiencia de sí mismo, tal revelación no le viene de percibir
emocionadamente la ilustración de un estado anímico o aun de un temple que
considera suyo. La comunicación que Ducmelic establece reside en que gracias al
cuadro el espectador participa de una organización que el cuadro y sólo el
cuadro podría ofrecerle. La pintura de Ducmelic no frecuenta sino muy
secundaria y prescindiblemente lo que la estética escolar y romántica del siglo
pasado llamaba, con candor indudable, el plano expresivo. Es, por el contrario,
un intento consecuente, trabajado, logrado a fuerza de lucidez técnica, de
pintura cósmica. En vez de buscar y adular lo que ya éramos ante de vivirlo, el
cuadro nos impone un mundo de pautas cuidadosamente calculadas. La vieja
oposición entre inteligencia y sensibilidad, entre espontaneidad y previsión
disciplinada queda abolida. Para recordar a Paul Valéry, la pintura de Ducmelic
no suscita por imitación emociones ya existentes sin él en la vida diaria de
cualquiera. Aspira a producir emociones sin modelo que el propio cuadro suscita
y sostiene por acto de presencia. Un mundo, en suma, que nos incluye en su
afirmación y que para ser captado obliga a nuestro ingreso a normas diferentes
de las transitadas por nuestros comportamientos habituales. Espléndidamente
sensorial a menudo, rico en sugestiones concretas, estos despliegues han de
pasar para manifestársenos por la inteligencia.
* * *
MI PRIMER conocimiento de Ducmelic y de su obra remonta a
1953. Eramos dos recién llegados a Mendoza y no sabíamos absolutamente nada uno
del otro. Nadie cumplió con la formalidad de presentarnos. El estaba pintando y
durante un buen rato apenas si cambiamos las palabras indispensables para
mantener la comodidad del silencio. Después, mientras secaba los pinceles,
iniciamos una conversación sobre cosas del oficio que nos preocupaban a ambos.
Desde entonces he asistido de cerca a las marchas de su obra y he escrito algo
sobre ella. He podido participar de algunas de las horas difíciles que componen
el destino de un pintor que quiere serlo de veras. Lo importante es que una
amistad empezaba en la pintura, se ha mantenido sin que la perjudicara la
inevitable intromisión de nuestras vidas diarias. Lo mucho que podría añadir
pertenece ya a la biografía y a las confidencias. Quiero, no obstante,
mencionar que hemos pasado muy buenos ratos juntos. Es un hombre que sabe
escuchar y que sabe conversar. Le gustan los libros y uno de los caminos para
aproximárseles es asomarse a su biblioteca. Solemos escuchar música juntos y
más de una vez se nos han pasado las horas sin darnos cuenta repitiendo en el
tocadiscos un coro litúrgico, una canción de su tierra, un cuarteto de Mozart.
Nunca acabaremos de saber si el camino que lleva a la
obra de arte es una inquisición de lo inédito o el rescate cada día renovado,
peleado y ahondado de lo que fue nuestra verdad inicial y que el paso del
tiempo encubre, deforma, pervierte, aniquila. El interrogante es capital
tratándose de Ducmelic. Su pintura no sólo es esencialmente culta sino que sería
inexplicable sin reconocer en ella el paso de la historia. Ducmelic viene de
una tierra de inagotables encrucijadas y dolorosas fronteras. La historia de su
tierra es el entrevero de muchas historias que se combinan y se desgarran, se
entrechocan y se matan, se fortifican y se rejuvenecen. Croacia es una de las
más intensas patrias posibles. Todos estos conflictos están en la pintura de
Ducmelic sin la menor concesión anecdótica. Resaltan con una suerte de
forzosidad que suprime las cronologías para darle una nobleza que me evoca a
ratos de lejanía épica y otros las premoniciones sin geografía de los sueños
que nacen en los momentos más luminosos y terribles de la vigilia. Ducmelic ha
extraído de su Croacia natal una versión que nos incluye a todos. Ni el menor
asomo documental, ni la menor trivialidad pintoresca. No ha conservado ni los
rostros ni los nombres. Esta Croacia es inseparable de los cuadros que ahora
tiene el lector a mano y que no han perdido lo mejor de su esplendor en las
reproducciones. Aunque ignora cuál es esa tierra que está presente en la
pintura, que se hace en ella, el lector reconocerá el sabor de los combates, la
acompasada marcha de los trabajos y los días, el mar inefable como la infancia
y siempre renovando sus orígenes. Está la última soledad del vencedor y la
última soledad del vencido.
Las figuras humanas que se afirman entre paisajes pétreos
y geometrías milenarias no son seres utópicos, personajes efímeros. Son
metáforas pictóricas de la destrucción empeñadas en llegar a la plenitud
existente. Tan fuerte es la superación de las contingencias aislables que este
mundo que Ducmelic construye parece venirnos de un futuro que surgirá cuando
cese el tiempo. La patria de la memoria se da en pintura descifrada en el
horror y la esperanza de un planeta que nos aguarda, cuyas leyes ignoramos, y
sin embargo patente en su misterioso advenimiento y quizás erguido frente a
nuestras ventanas si nos atreviéramos a abrirlas.
Pero todo esto de nada valdría si el protagonista de la
pintura no fuera la pintura misma. Hay que borrar de cuanto he dicho cualquier
contaminación literaria y transitar cuanto antes a los cuadros. Porque el orden
cósmico que Ducmelic concita está dicho sin el menor descuido simbolizante, sin
la menor adulación a las consabidas vulgarizaciones de los esoterismos de varia
índole que andan por la calle. La pintura de Ducmelic, su versión honda de las
raíces de su patria está construida desde la visión y la elaboración más
precisas. En especial, no reposa en un juego de figuraciones sino que éstas,
aquí está lo capital, son dichas desde la materia y mediante una ardua
exploración de ella. Se advierte ahora con más nitidez por qué me parecía
indispensable advertir desde un principio, corriendo el riesgo del exabrupto,
la condición autárquica de la pintura de ella y la violencia que implicaba
internarse en ella desde los instrumentos inadecuados que son las palabras. Se
advierte ahora, espero, la gravedad de advertir la ausencia de intenciones
doctrinarias, en la acepción más amplia, de esta pintura que contraría en su
veracidad a toda trasposición elocuente y que se aparte de cualquier programa.
A lo largo del tiempo, la reflexión estética ha señalado
una dialéctica fundamental cuya gravedad sólo se advierte cuando se penetra sin
interposición de vanas teorías el proceso de la elaboración artística. Los
términos de esta dialéctica son, para usar denominaciones latinas, el arte y la
naturaleza. Por un lado están las dotes del operante, esas capacidades que
ninguna adquisición podrá suplir en caso de ausencia. Por otra, lo que puede
adquirirse y cuya posesión exige el ejercicio ahincado, la disciplina. El
"arte" en este sentido se distingue de la mera habilidad adquirida
por experiencias reiteradas en que incluye como ingrediente esencial un saber,
una claridad dada no por la operación sin más sino por la reflexión
inteligente. Lo que distingue al "arte" o técnica, pues, no es tanto
la aptitud para producir algo determinado, sino la seguridad en el conocimiento
acerca, de qué es lo que se quiere hacer y la razón de cada uno de los pasos
para llegar a dicho resultado. De acuerdo con esta
concepción que suele llamarse clásica y que aparece formulada ya con notable
rigor por Aristóteles, el "arte" es ante todo producción inteligente.
Es, distintivamente, un saber, un alto modo de conocimiento organizado en un
cuerpo trasmisible de conceptos. Y aquí surge la dialéctica mencionada.
Ambos ingredientes, la naturaleza o fondo de capacidades
requiere para su realización del concurso del arte. Pero todos los saberes
adquiribles se quedan en mera ficción externa de arte cuando no se implantan en
una naturaleza adecuada, cuando su adquisición no viene solicitada por un
mandato de esa naturaleza que quiere realizarse. Apenas se exagera en el
proceso artístico el momento de la naturaleza y se llega a afirmar que bastan
las aptitudes para la realización de la obra, se advierte que el otro momento,
el saber adquirido por ejercicio reflexivo a lo largo del vivir del artista era
tan necesario como las dotes. Y, recíprocamente, cuando se quiere reducir la
obra de arte a un resultado del "arte" sin más, al ejercicio de una
técnica adquirible sin dotes personales e intransferibles, surge con igual
necesidad la referencia a esa capacidad que es de cada cual y que ausente hace
de las obras fabricaciones más o menos hábiles, más o menos valiosas en cuanto
tales, pero irremediablemente al margen del campo estético.
He querido repasar estas cuestiones de sabor
inevitablemente escolar para destacar un punto que la aparente familiaridad de
siglos con estas ideas suele pasar por alto. Conviene destaclarlo porque la
obra de Ducmelic lo suscita y lo plantea con una acuidad peligrosa y admirable.
La concepción clásica de la técnica en su acepción más
fecunda muestra que si bien hay una dialéctica entre las aptitudes personales y
la técnica que se adquiere, ésta última no es una adición al fondo personal,
algo así como un instrumento añadido a lo que ya se tenía y que es realmente lo
nuestro. Porque la técnica se adquiere, a su vez, gracias a una aptitud, una
capacidad o talento que ninguna técnica es capaz de suplir. Entre todas las
aptitudes que componen la personalidad de un artista está y en rango
descollante la aptitud técnica, tan suya, tan personal, tan espontánea y tan
insustituible como las otras. La oposición de técnica y espontaneidad
sobreviene cuando se malentiende lo que es la técnica. La oposición tan llevada
y traida resulta cuando la técnica no es técnica sino mero oficio. El oficio es
el ejercicio desviado de la técnica, la trivialización mecánica del arte
privado de su implantación profunda en la personalidad del artista. Si se
prefiere una fórmula más vivaz, el oficio erigido en papel de protagonista es
el manejo de medios sin conexión con reales problemas. Es arte sin vida. El
verdadero dramatismo de la dialéctica, que hemos traído al recuerdo consiste,
pues, en que al correr de la vida de un artista, cada una de sus operaciones
está amenazada de falsificación. Apenas desaparezcan los problemas que mueven
su pintura y que implican y ponen en movimiento la totalidad de ese hombre que
quiere ser el artista, este incurrirá en una falsificación no sólo de sus obras
sino de sí mismo. No sólo propondrá obras de arte aparentes y esencialmente
fraudulentas sino que él mismo quedará viciado de fraude en cuanto hombre — ya
su vida no será cabalmente suya. Por eso no está mal afirmar que el artista se
juega la vida en una de sus obras.
La cuestión que Ducmelic nos plantea es la del pintor
dotado de una extraordinaria aptitud técnica con un ejercicio sin pausa y
aclarada con un aprendizaje de la mejor tradición. Cada uno de sus cuadros
importa un riesgo máximo. El pintor hoy para subsistir debe afrontar la
despiadada exigencia de un mundo por la producción en masa. El paso al éxito se
abre hoy en medida abrumadora por la cantidad de obras que un artista puede
lanzar al mercado. La pregunta sin escapatorias que nos formula con el peso de
su labor constante un pintor como Ducmelic se concreta en una lucha entre las
facilidades de una técnica capaz de indefinidas proezas y de una vocación que
sabe con dolor y alegría que cada cuadro o es un problema que no admite
estratagemas o es un mero artefacto que se vende para colgarlo en las paredes.
Más de una vez, al asistir a su producción caudalosa, he
temido por la suerte de Ducmelic. Me he propuesto no incurrir en confidencias
biográficas y no me extenderé en relator los momentos de angustia que he
entrevisto a lo largo de una amistad de quince años. Basta la obra realizada,
desde el cuadro al esbozo más sumario, para responder a estos interrogantes.
Ducmelic ha sabido vencer las tentaciones. Nunca, en Ducmelic el dominio del
oficio sofoca el problema original del cuadro. Lo dicho hasta aquí ha tratado
de colocar esta autenticidad en su verdadero dramatismo. Al abarcar el conjunto
de su obra se advierte ya, y la advertencia se hará cada vez más precisa en el
futuro, que cada etapa que Ducmelic ha transitado lleva a la siguiente con una
probidad inquebrantada. Cuando una de las fases le anunciaba que podía
rebajarse a fabricación, cuando ya el oficio se bastaba a sí mismo, Ducmelic no
ha vacilado en suspender la tarea y ha buscado la purificación de una nueva vía
o, lo que es más admirable, ha suspendido el ejercicio de la pintura para
sumirse en la búsqueda de problemas. Suele señalarse en Ducmelic lo mucho que
ha pintado. Me interesaba ahora recordar que esa labor encierra pausas que él
se ha impuesto. Si lo admiro por lo que ha pintado, no lo admiro menos por su
valentía para dejar de pintar cuando creía que así lo requería su pintura.
Desde muy temprano tuvo Ducmelic en sus manos los
elementos para incurrir en los seductores fraudes del virtuosismo. Desde el
dibujo sumario hasta la obra largamente elaborada, la gratuidad diestra, la
felicidad no padecida estaba al acecho y prontas a pagar los gastos del
soborno. Ducmelic ha sabido dominar sus dotes. Y esto también en la medida en
que ha sabido aceptarlas. El culto a la falsa espontaneidad hoy bien cotizado
es, no quepa duda, uno de los modos más insidiosos de aparentar autenticidades.
En el temor de que se advierta la entrega a un oficio salido de sus aptitudes,
más de un artista se dedica a simular problemas operando contra lo que sus
capacidades o naturaleza le permiten. Esta distorsión de las dotes se hace en
vistas a fingir una tensión que es meramente, a lo sumo, psicológica, no
artística. Así como si un barítono quisiera comunicar sinceridad a su canto
poniéndose a cantar como soprano. Ducmelic ha sabido aceptar sus fatalidades.
Para poner un solo ejemplo, no ha rehuido esa cualidad del vigor manifestado
sin jadeos que es la elegancia. Tanto en el trazo de una soltura muscular capaz
de precisiones delicadísimas sin imponerse pautas de ninguna geometría como de
la belleza sensorial del color, Ducmelic ha arrostrado el reproche de los
falsos violentos. La ropa bien cortada no es menos viril que las exhibiciones
interesadas de los harapos del falso profeta. Le media voz no es menos recia
que las vociferaciones. Ducmelic se ha realizado y se realizará desde las
virtudes que le ha impuesto su destino.
Es costumbre al hablar de un pintor delimitar las etapas
de su trayectoria. Confieso que, en general, el procedimiento no me es
simpático. No tanto por su intención aclaratoria o ilustrativa, sino porque sus
fundamentos suelen quedar demasiado borrosos. Su principal defecto estriba en
presentar como situaciones definidas y definibles lo que sólo se comprende a la
luz de un proyecto o signo dinámico anterior y más decisivo que las presuntas
etapas. Sólo desde este proyecto total las divisiones pierden su incómodo
carácter de segmentos para mostrarnos lo que en rigor es una marcha unitaria
hacia una meta que el artista busca para ser él mismo. Para decirlo mejor, la
clave de este proceso es biográfica antes que estrictamente estética. Sea como
fuere, con las páginas que anteceden, no veo inconveniente en esbozar períodos
o fases en la obra de Ducmelic. He tratado ya de dilucidar lo que entiendo por
su modo de concebir la pintura y como ha puesto su vida a ella. Cuanto sigue ha
de leerse con obligada referencia a este contexto y aún así sin considerarlo
más allá de lo que autoriza una comodidad expositiva.
* * *
CUANDO DUCMELlC llega a la Argentina, 1949, ha dejado
atrás los titubeos del novicio. Es lo que suele llamarse un pintor formado: ha
empezado a decir lo suyo, ya su pintura se orienta a la apropiación personal de
los medios aprendidos. Estos han atravesado el ineludible balance que anuncia
los primeros pasos en la responsabilidad completa del propio camino. Su
aprendizaje ha sido intenso y rico. Ha visto mucho. Ha superado para siempre la
temible desproporción entre lo que se sabe por información y lo que realmente
se conoce. Este aprendizaje ha sido cumplido en uno de los lapsos más brutales
de la historia. Ducmelic pertenece a una generación europea que tuvo que
definir su vida personal en años en que ya parecía tarea superior a las fuerzas
humanas mantener la vida física. Una época que por razones de horror tendemos a
olvidar demasiado fácilmente y en que todos, cerca o lejos de las catástrofes,
sentimos que se nos derrumbaba cuanto creíamos más seguro y más querido. Su
pintura de los primeros años argentinos muestra inequívocamente las cicatrices
de estas peripecias, pero también una intensa convicción de haber sobrevivido a
ellas gracias a su fe en la pintura. No es cuestión de hacer frases. Pero en
hombres como Ducmelic, la pintura ha sido una salvación, una acentuación de la
vitalidad cuando casi todo hablaba de muerte.
Esta pintura de los primeros años argentinos prefiere una
gama baja aunque no sorda. Los pasajes son nítidos. La evidente aunque mesurada
inclinación expresionista está equilibrada por un aplomo arquitectónico donde
la materia adquiere importancias decisiva. Ya se perfila lo que será, en todo
momento, uno de los rasgos definitorios de Ducmelic: la afirmación del orden de
la corporalidad comprendida desde el movimiento. El trazo obedece con ágil
firmeza a la memoria. Ducmelic cuenta ya, como los pintores del Renacimiento,
con lo que André Lhote consideraba indispensable para la invención pictórica.
No necesita acudir al modelo sino como pauta correctiva y muy de tarde en
tarde. Ha llegado a la comprensión de los cuerpos en cuanto organizaciones y
puede permitirse un amplio juego de trasposiciones sin violentar lo que es una
figura humana, lo que es un caballo, lo que es un árbol o una roca. Ducmelic
inventa sus figuras y las aproxima a su estructura perceptible o analizable
hasta el punto justo en que el expresionismo podría volverse naturalidad y, de
seguir por esta vía, decidido y aburrido naturalismo. Un expresionismo
respetuoso de una realidad en lo que tiene de íntima presencia en cada una de
sus manifestaciones. El expresionismo se detiene cuando Ias formas podrían
trocarse en símbolos o ademanes de una situación del pintor antes que un orden
universal que gravita en cada componente. Encontramos en una solución concreta
lo que adelanté al principio cuando califiqué a Ducmelic de pintor cósmico.
Pero precisamente por estar interpretado en cuanto totalidad omnipresente, el
orden mismo y cuanto lo compone suprime cualquier veleidad de atenerse a los
datos inmediatos de la visión cotidiana. Ducmelic endereza ya su pintura a lo
que será una afirmación precisa en los cuadros que el lector encuentra en esta
revista. Si se entiende por realismo la aceptación de un orden que nos
trasciende y que no estamos en derecho de modificar según nuestro arbitrio,
Ducmelic exhibe en esta etapa el anuncio bien articulado de una vocación
realista. Pero entenderlo así supone precisamente una supresión metódica del
naturalismo, en primera instancia, y, en el plano más importante, una
corrección del expresionismo. en cuanto finalidad
autónoma. Vistos desde hoy, los cuadros de Ducmelic de la etapa que comentamos
responden, a un espíritu decididamente clásico. Imaginación y razón marchan de
acuerdo para que la obra sea un orden que, en cuanto tal, no refleja
pasivamente lo que la percepción usual ofrece. Pero en la construcción de este
orden, los seres y las cosas que la pintura propone guardan en relación con el
orbe pintado una forzosidad lècida de la misma índole que la que el pintor
reconoce y reverencia en el orden total o universo. De aquí que el orden del
cuadro, siendo como es estrictamente pictórico, se integra con el orden
universal y, en cuanto obra de la inteligencia, es un paso o esfuerzo para
comprenderlo. Cuando digo, insisto, es en esta primera etapa más una intención
que un logro, más un gesto hacia el futuro que una posesión sin quiebras. Pero la
salvedad subraya antes que debilita lo que hace Ducmelic hacia 1950 un pintor
definido. Ya está en marcha el proyecto que guía toda su pintura y que antes
que cualquier delimitación en etapas permite reconocerla.
En la instauración de este orden se destaca la función
que cumple la materia. Mejor dicho, la búsqueda con frecuencia obsesionante de
una transfiguración de los materiales para traducir una suerte de misterio
insoluble en la trama que sustenta las cosas y los seres. La unificación del
cuadro proviene en esta etapa más de esta materialidad que de la composición
espacial o de los acordes cromáticos. Estos son reducidos a un mínimo para
hacer valer con mayor relieve una combinatoria de espesores, densidades,
asperezas y frotes. La materia pintada es manejada con una franca intención
inquisitiva y aun temeraria. Se procura llevar al óleo por incorporación las
opacidades de la pintura al agua. Lo cual, a su vez, enriquece, complica y
diversifica el soporte en capas sucesivas. Así, Ducmelic suele separar los
diversos estratos con papeles pegados para obtener una superficie de apariencia
desconcertante. Sin embargo, este arduo proceso de elaboración, esta
trituración de las normales posibilidades de los pigmentos no constituyen una
finalidad última. No hay duda que tales heterodoxias cumplieron un papel
purificador. Son la eliminación de los últimos rastros de la escolaridad que,
para su comprensión definitiva, son puestos a prueba, negados, afrentados. Pero
de todos modos el cuadro no se reduce a poner en trance materiales: todavía al
menos no cabía predecir que Ducmelic se apartara de una visión en favor de una
elaboración de objetos. Hasta en los cuadros ignoro lo que pensará hoy Ducmelic
de ellos en que la primera impresión lleva a preguntarse cómo están hechos, en
que pasa a primer plano el proceso y por él parece exhibirse un resultado que
llama a nuevas manipulaciones, queda en pie el orden dominantemente visual, la
cualidad decididamente formal que los sostiene. Ducmelic, por vía de
contradicción, corrobora el acento inteligente y no sensual de su obra en esta
aventura de la sensualidad que aflora con harta frecuencia y hasta obsesiona a
ratos su etapa argentina.
Orden y materialización, aventura de taller y una última
prudencia que vigila, dicen, el sentido temporal del cuadro. Por un lado,
literalmente, Ducmelic acepta que el cuadro es tan efímero, tan destruible como
el mundo que acaba de salir de una etapa puesta a la destrucción. Por otra,
esta mezcla de materiales tiene algo del revolver entre las ruinas para salvar
entre los escombros algo que nos permita seguir viviendo y, dando un paso más,
preguntarse si todas estas destrucciones no ponen a la vista que hay una
instancia profunda incólume a las locuras de los hombres y capaz de salvarlos.
Si atendemos a la temática, si bien asoma de vez en cuando una imagen de
insinuado halago, una cara de mujer, una ondulación aereada de telas, un toque
de nubes o de hierbas, estos cuadros tan densos en su índole palpable están
tocados de una ambigüedad irreductible. En cuanto obras, en cuanto
actos, en cuanto pintura afirman una esperanza en la tarea y desde ella
la confianza en un orden que el mismo cuadro edifica en consonancia con lo que
existe. Pero estas decisiones no acaban de pagar una tensión de signo opuesto.
La tarea de pintar, el cuadro, el orden que ese cuadro reconoce y manifiesta,
son a la vez encubiertamente una suerte de amenaza, una insinuación de que el
paso de la ilusión forjada a la realidad indudable de-pende o de una gratuidad
de nuestras propias opciones o quizás de un don que a lo sumo cabe entrever
pero que apenas interrogado se nos escapa. Cabría así conjeturar si la pintura
de Ducmelic no vive en esta etapa de una raiz más religiosa que estética, si el
realismo que un análisis pictórico autorizó a atribuirles no consiste más bien
en una difusa angustia ante lo sagrado.
***
ENTRE LAS POSIBILIDADES de esta primera etapa se
discernía sin violencia, quizás más claramente en las témperas que en los
óleos, la no figuración que dominará en la obra de Ducmelic entre 1958 y 1965.
En este lapso, Ducmelic dijo lo suyo en un movimiento que atravesó en múltiples
variaciones, toda la pintura. La inquisición de procedimientos se despliega en
un esplendor de superficies y texturas llevadas, sin pérdida de vigor, a
luminosos refinamientos. Las tensiones se atenúan y crece una indudable alegría
en el manejo del color y de los espacios. La libertad y el rigor, el trabajo y
el juego se concilian en una producción que, comparada con la etapa anterior,
se distiende en la precisión cuidadosa de una fiesta. Como es inevitable
preferir, no vacilo en afirmar que dejando aparte toda valoración en esta etapa
de Ducmelic están los cuadros que más me emocionaron.
Sigo creyendo que aquí está la decidida entrada en la madurez de su obra.
La visión no figurativa no anula la materialización
organizada de los años anteriores. Ducmelic se alistó en el ala reflexiva de
este movimiento y una vez más no cedió a las improvisaciones, caprichos y
travesuras que a menudo lo distorsionaron. Por lo demás, el dato no sobra,
Ducmelic nunca, dejó de realizar figuraciones. Una y otra vertiente, en la
interioridad de su proceso y aun en sus resultados transcurrieron
no sólo sin oposiciones sino que se complementaron. Acaso podría señalarse que
más de un cuadro no figurativo es la versión de otro en que el problema ha
aparecido desde la figura.
Una suntuosa cualidad de bellos objetos. Ducmelic cambia
de gama maneja con particular placer el tono sobre tono en los fríos. Articula
enrejados y redes con una renovada gracia que hace pensar en ocasiones en la
música, con frecuencia en los tapices de su tierra o, también, en alusiones
vegetales y acuáticas. Hay un rescate de los recuerdos, un modo de decir cosas
que nos gustaron hace mucho tiempo sin representarlas, mostrándolas en los
sesgos de un color o de una trama, de una luz insólita que atraviesa los verdes
y los azules. El taller no descansa. Los procedimientos varían en sucesivos
ensayos. Particularmente feliz es la utilización de tintas de imprenta en
veladura sobre una base de óleo y la aplicación de materiales como el yeso,
diluido para variar los soportes. Pero la impresión que domina en contraste con
la etapa anterior es el triunfo de lo traslúcido y transparente sobre lo
pastoso, grave y opaco. Sin debilitarse en sus postulados, el oredn del cuadro
acepta y cultiva una visión luminosa contra la anterior preferencia a subrayar
lo impenetrable y terreno.
Se habló de un deslizamiento hacia lo decorativo. Nada
más cierto a condición de quitar al término el estúpido menosprecio que aun se
le impuye entre nosotros. Decoración, claro está, porque el cuadro está
construido con vistas a un contorno habitable: una casa, una habitación en que
se hacen horas de nuestra vida. Decorativo, porque el cuadro también aspira a
ser estimado como una cosa entre las cosas y acepta, cuando llega el caso,
pasar casi inadvertido, como un ingrediente en el orden que nos rodea y lo
rodea. Inadvertido pero no gratuito o prescindible. Su supresión pondría en
peligro la totalidad en que funciona y que quizás elegantemente gobierna. Sólo
la gran pintura puede asumir alternativamente papeles de protagonista o de una
voz en el coro. Su calidad se advierte en que el coro tiene que ser digno de
ella. Yo le preguntarla a quienes disminuyen la decoración frente a una
presunta pintura mayor si no corren el riesgo de quedarse demasiado solos y de
despoblar la mejor tradición de la pintura.
Por estas fechas, más bien hacia el final de su período
no figurativo, Ducmelic produce construcciones corpóreas. Se propendió, me
parece, a tomarlas un tanto a la ligera. Aparte de que me gustan mucho,
quisiera deshacer esta confusión de la gracia con la frivolidad o la
insignificancia. Lejos de constituir un intermedio o una diversión, estas invenciones
entre escultóricas y arquitectónicas son indispensables para descifrar uno de
los momentos más problemáticos de la carrera de Ducmelic.
Ducmelic no vaciló en trabajar estas construcciones con
todo el saber que le aconsejaba su pintura. La aparente entrega al juego y aún
lo que de juego tienen no les quita su carácter necesario en el desarrollo de
la obra entera del pintor ni menoscaba su valor de investigaciones estrictas.
Ducmelic, como en el pop art requisa los componentes en el contorno. Revuelve
viejos arcones de cosas en desuso, rescata pedazos de metal y de madera. Forja,
clava, tornea, ensaya pátinas. Trabajo sus construcciones hasta quitarle todo
rastro de acopios o ensamblamientos de materiales azarosamente recolectados. No
se entrega, como suele hacerlo la versión dominante del pop, al resuelto mal
gusto, al agresivo además antiartístico. En su cordialidad de juguetes
posibles, saben guardar las distancias. Tocarlas, sí. Pero de acuerdo con un
rito delicado y preciso. "A veces —escribí con motivo de una exposición—
admiten... el movimiento físico y hacen del cambio una duración organizada...
Mucho más cabría acerca de estas obras. Cabria preguntar, por ejemplo, si no
estamos frente a una de las mutaciones más arduas de nuestro tiempo: la
conquista de operaciones que ya no son ni escultura ni pintura y ya han dejado
de ser vacilantes acumulaciones viciadas de azar, meras cosas entre
cosas".
Las invenciones corpóreas de Ducmelic han surgido, me
parece, de la incitación hacia la visión desde múltiples ángulos que elabora su
etapa no figurativa. Son una consecuencia de la ruptura de la composición
"clásica", cerrada en sí misma y fundada en la autoridad matemática
de sus centros organizadores. La exigencia "clásica" de que el
espectador adopte el punto de vista único que el cuadro postula es puesta en
cuestión por una pintura que no representa nada explícitamente emparentado con
la experiencia diaria. El espectador no cuenta ya con una primera referencia o
punto de apoyo en su recuerdo. El cuadro le sale al encuentro obligándolo a
inventarse un modo de percibirlo, le impone la responsabilidad de una conducta
que, en primera instancia, al menos, el cuadro no le comunica. En resumen, que
el espacio del cuadro no representativo se nos aparece como una ruptura con el
espacio habitual o corriente, por un lado, y lo que hasta ahora se consideraba
espacio pictórico, por otra. Al no aludir de ningún modo a cosas que ya
conocemos, el espacio de la no figuración consiste en una imposibilidad de
actuar con él de acuerdo con nuestros hábitos. O, más precisamente, esta
imposibilidad proviene de que funciona más como una
cosa que como una imagen.
Que el cuadro no representara nada equivalía a romper con
algo más grave que gustos o convicciones estéticas. Lo que la no figuración
pedía era darse a los riesgos de nuevos esquemas de comportamiento que acaso
permitieran reingresar al campo estético y decidir si ese espacio era o no era
un cuadro, si valía o no como obra de arte. Más que no saber cómo mirar el
cuadro, envolvía al espectador medio el desconcierto de no saber hacer con eso
que desmentía la apariencia usual de la pintura : su
índole explícitamente imaginaria. La característica del espacio no figurativo
está en que para llegar a lo que despliega como imagen es indispensable hacerse
cargo primero de su inicial manifestación de cosa.
El propio pintor no queda excluido de estos
desconciertos. Los espacios que configura apuntan a sugerírsele también como
cosas, asoma en ellos al comás de la elaboración una posibilidad artística que
contradice la índole imaginaria. Es un llamado que articula con mayor o menor
energía el quebrantamiento de la imagen para intentar su desembozada
materialización corpórea. Lo que se proyectó como cuadro quiere ser
problemáticamente escultura. El espacio inventado descubre desde su intimidad
su posible implantación entre las cosas y el pintor afronta la disyuntiva de
dejar de serlo, sofocando una quizás honesta realización del espacio que ha
inventado o, por el contrario, aceptando el desafío, se pone a la obra corporal
y se interna en la escultura o en algo que habrá que llamar así para no
complicar la ambigua situación a que la pintura lo ha empujado.
Las invenciones de Ducmelic son un intento de salir de la
pintura desde la situación sumariamente bosquejada. Son su respuesta a los
problemas finales que su pintura no figurativa le planteaba, y, interpretando
el proceso desde sus ulterioridades, una solución pictórica, nueva lograda
desde fuera de la pintura en los términos consabidos. Las construcciones
cumplieron así una función catártica. Por lo que hace a la etapa informalista
significan su efectivo agotamiento. Son la consciente explotoración de la
última posibilidad que este orden le mostraba. Pero, a la luz del proceso
entero, son uno de los factores, a mi juicio, el más importante, que impulsan
el retorno a la figuración, su tercera y, hasta ahora última etapa. Lo más
patente de ella será, por lo demás, un anhelo de volúmenes, una franca
corporización de la mirada, una construcción de imágenes que no vacilan en
manifestársenos con franco ilusionismo táctil.
Las reproducciones que aquí se publican responden a una
inspiración aparentemente más próxima a la primera etapa que a la segunda. No
hay inconveniente en dar por válida esta primera impresión a condición de
puntualizar un par de salvedades. Por lo pronto, sería abusivo considerarla una
etapa en el mismo sentido que las anteriores. Basta lo que ya tenemos, sin
duda, para saber en sus amplios trazos a qué atenernos respecto de lo que
significa respecto del pasado, del proceso ya cumplido. Pero no olvidemos que
es una etapa abierta. Aun podemos juzgarla en su efectiva condición por el
sencillo motivo de que aun Ducmelic pareciera tener mucho que decir en ella.
Esta afinidad con la primera etapa no ha de confundirse con una reiteración o
un arrepentimiento. Lo que hay de coincidencia con el pasado se verifica
apoyado en otras experiencias, justificado por problemas que eran ajenos, en su
inflexión precisa, a la primera etapa. Lo que haya de retorno habrá de
comprenderse desde caminos nuevos.
La técnica, para empezar, es otra. No sé que abunden hoy
ejemplos equiparables de una artesanía tan perfectamente vigilada y sometida a
un estilo. Se trata de un espacio que desde formatos preferentemente menores se
despliega pictóricamente en amplitudes profundas de inquietante magnificencia.
Ducmelic adopta sin titubeos y hasta con una pizca de
descaro por una pintura con aires de museo. Obtiene una pintura resueltamente
lisa, maneja veladuras y barnices para llegar, a base de sucesivas
transparencias, a una superficie de consistencia vítrea, a una total spresión
de las exhibiciones externas de la materia en favor de una profundidad interior
donde el juego de valores ni siquiera se veda la incursión en el ilusionismo
refinado e inquietante. Dueña de sí, la pintura no teme dar entrada a elementos
reputados no hace mucho como decididamente corruptores. No teme incurrir en lo
que hace no muchos años se hubiera tachado sin apelación de literario o se hubiera
tratado de rescatar con el rótulo de surrealista. La solución está una vez más
en el equilibrio impecable con que estos ingredientes son puestos bajo los
dictados de un orden de intachable autenticidad pictórica. Así como en la
primera etapa el expresionismo era refrenado por el respeto a la consistencia
de las cosas y éstas asumían su existencia pintada en correlación con un orden
aceptado del universo, ahora Ducmelic procura incluir en este orden un mundo
edificado con vértigos rigurosos donde la propia semejanza de lo que vemos
acrecienta su independencia de la común manifestación de los seres y las cosas.
Es un mundo alucinado y alucinante logrado gracias a la exasperación de la
inteligencia. El propio ilusionismo que en ocasiones llega a los procedimientos
deliciosos y malsanos del trompe l´oeil no busca el engaño sino la más pura
exaltación de la pintura y lo pictórico ; un ilusionismo que en rigor no
pretende hacernos pasar por reales las entidades pintadas, sino, por el
contrario, de conferirles una realidad propia, de energía análogo a las
entidades a que estamos acostumbrados, pero que sólo existen en virtud de los
poderes del cuadro y desde éstos nos franquea el acceso a la posibilidad de
otras existencias. El realismo atribuido a la primera etapa se eleva a una
versión más compleja. Un mundo pictórico donde, en efecto, la condición humana
está presente en su integridad, pero una integridad que atiende menos a lo que
ya es que a lo posible, menos a lo que ya existe que a lo que podría ser si lo humano
se pusiera sin claudicaciones al desarrollo de todas las virtualidades de una
inteligencia que se impone sus exigencias para asimilarlas hacia indefinidades
variaciones. Un realismo que coincide en sus aspiraciones con la desvelada
combinatoria de Borges. Un mundo real como el de los cuentos de Ray Bradbury.
El oficio ya no se interroga a sí mismo. Actúa en una
técnica, reconoce la forzosidad de un estilo. Las tierras, los óxidos de
hierra, componen una base de ejecución y sistén que en la mostración final del
cuadro han perdido toda pesadez sin traicionar la densidad que necesitan las
transparencias. Los valores se diversifican en modelados y modulados. La
tonalidad parda tiene de resolverse en reflejos dorados, en un hervor o una
incandescencia.
La etapa no figurativa brilla en algunos azules, en el
toque fulgurante o sangriento de los rojos que desde las perspectivas
misteriosas o asomados a los macizos primeros planos
arquitectónicos o minerales concurren a una simultaneidad luminosa, a una
claridad que brota de los cuerpos y desde ellos se impone al contorno.
Toda obra en serio nos obliga a revisar nuestras ideas,
nuestros juicios y nuestros prejuicios. La obra de Ducmelic, ajena a
estridencias novedosas, pregunta por el porvenir de la pintura.
Nada más fácil que salir del paso con un certificado de
defunción. No compromete mayormente y permite saludar con júbilo, llegado el
momento, cualquier resurrección verdadera o ficticia, sincera o interesada.
Pero los funerales nos dejan con la pregunta a cuestas. Más honesto es
preguntarnos qué es lo que en la pintura justifica o alienta tales necrofilias
y cómo se ha venido a parar en posturas como las que proponen la destrucción
del arte como una salida.
La trayectoria de la pintura de Ducmelic nos ofrece en
escorzo y viva abreviatura lo que hoy queda en pie de una tradición que arranca
del Renacimiento. Ducmelic nos muestra, esto es lo más claro de su lección, que
los procedimientos que se han venido ejercitando en los últimos tres siglos no
han caducado en bloque. Su última etapa explora lo que aun puede decirse sin
cortar los lazos con el pasado, sin hacer profesión de adanismo o anarquía
histórica. Pero nos enseña, a la vez, que el sistema en que estos procedimientos
funcionaron ya no es cabalmente el nuestro. Sus cuadros de ahora exhiben con
insospechada nitidez que lo que ya no sirve de fundamento a la pintura es la
pretensión de conocimiento que la impulsó como una ilusión allá por el siglo
XV, que marcó los derroteros en los dos siglos siguientes y que, ya cargado de
reparos y sobresaltos, de nuevas ilusiones aun borrosas y de decepciones a
corto plazo, fue todavía suficiente para apuntalar una concepción de ja pintura
que no sólo fue compartida por Cézanne sino que se prolonga, hoy lo advertimos
bien, hasta los cubistas. Lo que ha venido ocurriendo y que es inocultable ya
en los finales del siglo pasado es que la pintura, en cuanto actitud para
descifrarnos la realidad, se ha ido volviendo anacrónica respecto de las
profundas modificaciones sufridas por nuestro contorno. Mientras a mediados del
XVII aun coincidia la realidad buscada por la pintura y lo que por realidad
entendían la filosofía y la ciencia, hoy ambas posturas parecen haber perdido
toda conexión válida.
La vinculación constituye, en el mejor de los casos, un
problema que cada pintor, sin otro apoyo que sus propias fuerzas —una tarea que
es más de clarividencia que de investigación— ha de plantearse. Entre los
atisbos de solución ofrecidos está la no figuración: una prescindencia de las
cosas existentes para construir cosas sin modelo o, con aun mayor osadía, dejar
que las materias se articulen por sí mismas restringiendo la técnica del
artista a seguir las indicaciones de sus materiales. Otro conato de vinculación
está en el op art. Dejar de lado programáticamente la expresión o lirismo para
colocar la pintura bajo la tutela de lo que científicamente se sabe de la
percepción y proponer así obras que con técnica científica sean matrices o
modelos de aplicaciones en escala multitudinaria. La obra salida del op art es,
en consecuencia, más afín con un aparato o, mejor, con los planos de ese aparto
que con un cuadro en el sentido en que lo pintaron Vermeer o Braque. La
individualidad única del cuadro, su condición irrepetible, queda abolida.
Podríamos examinar otras respuestas o entrevisiones. Podríamos, por ejemplo,
extendernos en la confusión que hoy reina entre los automatismos traducidos a
pintura y lo que podría ser una técnica. No es preciso demorarnos para
deslindar el denominador común de esta crisis que hoy es la pintura. La
fractura entre conocimiento por vía de la intuición artística y conocimiento
por vía de inquisición científica significa, ni más ni menos, que la idea de
belleza en tonto que interpretación de lo real como construcción armoniosa e
intuible, como armonía cerrada o conclusa nos es inasequible. ¿Significa esto
que bastará lo que la ciencia nos dice acerca, de lo real, bastará para vivir
sin necesidad ya de acudir al arte como otro asidero, como interpretación
indispensable para seguir viviendo de una manera más auténtica que la de meros
consumidores en una época obsesionada por la producción antes que por el
producto? ¿Será el destino del arte quedar entre uno de los tantos tranquilizantes
o estimulantes que fabrica a nuestra época?
No tomemos nada por definitivo. No atribuyamos
seguridades ni aún a la amenaza más pavorosa. Porque si de algo empieza a darse
cuenta el hombre medio es que de la ciencia y de la técnica sin más no puede vivirse.
Las rebeliones de varia laya que explotan por doquier brotan de esta convicción
cada día más insobornable. La asombrosa carrera de la ciencia tecnificada y
tecnificante agrava antes que alivia la situación que atravesamos. No por culpa
del conocimiento y de sus aplicaciones sino por haberlos malentendido en lo que
efectivamente son y pueden, por propio imperativo, proporcionaronos. La ciencia
actual, muy otra que la que nace con el Renacimiento, se asienta a su vez, en
cuanto operación humana, en la fragilidad más peligrosa. Las precisiones
admirables que acumula a diario recalcan que para que haya ciencia hay que
contr con bases que la ciencia no puede darnos ni darse a si misma. Una suerte
de aparto de relojería que se asienta en una delgada película que no garantiza
ninguna defensa contra la absorción de los abismos que recubre.
¿Será el destino de la pintura una multiplicable
superficialidad industrial para las horas vacías de hombres incapaces de
ilusiones que se hacen la ilusión de vivir sin ellas? ¿No habrá en la pintura
una posibilidad de bucear en el abismo y que desde las honduras nos diga la
verdad desde la grandeza de una profecía? Escucho estas preguntas mientras
vuelvo a mirar los cuadros de Ducmelic. Quien ahora me lea, vuelva cuanto antes
a los cuadros. Son ellos los que tienen la palabra sin peligros de fraseología.
No, importa que nos equivoquemos. No importan los disentimientos. En la pintura
de Ducmelic hay algo que ha tratado de redactar desde el convencimiento de que
la pintura debe emanciparse de la letra y aventurarse en el mar en que todos
naufragamos. La métafora viajera es insoslayable. Podremos llegar a las playas
en que se levantaron o se levantarán las nuevas ciudades?
Convoco líneas, cuerpos, colores. Un adolescente arcaico
junto al caballo de la leyenda me invita a los silencios donde la pintura dice
lo suyo. Pasa en un segundo mi vida y lo que quizás tendré que vivir y,
olvidándome de mí, me parece que están cerca mis inexplicables alegrías.
Ducmelic me trae la pintura. Heráclito cruza mi memoria: "EI fuego al
avanzar juzgará y condenará todo". La llamarada envuelve mis admiraciones,
mis razonamientos, mis escepticismos, mis saberes, mis preguntas. Los cuadros
están ahí. Miremos los cuadros.
Mendoza, 1968.
MARKO JAPUNDZIC
CON LAS GRANDES invasiones de los bárbaros en el siglo IV
y V la Panonia y la Dalmacia romana cambian su fisonomía. A fines del siglo V y
principios del VI, juntamente con la invasión de los Avaros, vinieron las
grandes masas de los eslavos, sometidos por los primeros, y casi al mismo
tiempo o un poco más tarde, llegaron con los godos, como sus aliados, siete
tribus croatas de origen álano-iranio. Estos últimos, empujados por los hunos, ocuparon,
en primer lugar, la región de los Cárpatos, después por el año 455 se
encuentran en la Mesia Inferior, y sometidos por los ostrogodos de Teodórico
(a. 479), toman parte, como sus aliados, en las incursiones de Teodórico en
Italia, permaneciendo como tropas fronterizas en la ya subyugada provincia
romana de Dalmacia.
Conviene señalar un hecho histórico, esto es, que en
Europa (quizás en todo el mundo) no existe ningún pueblo de raza pura; más
bien, todos los pueblos conforman una mezcla de diversas estirpes y muchas
veces de diversas razas. Basta recordar que el actual pueblo italiano es el
resultado de la mezcla de etruscos, romanos, godos, lombardos y de otros
elementos románicos, germanos y eslavos. Lo mismo sucede con la nación croata,
que es una mezcla de elementos álano-iranios, godos y eslavos con los restos de
los ilirios romanizados y otras poblaciones mediterráneas.
Los croatas de origen iranio trajeron ciertas
características de la arquitectura persa y otras particularidades, de las
cuales hablaremos adelante[97].
Es muy probable que los croatas de origen álano-iranio habían ya sido bautizados bajo los godos y eran de religión
arriana, como atestigua el historiador medieval Tomás Archidiácono de Spalato[98]
y solamente en su nueva patria abrazaron el catolicismo junto con los eslavos,
que fueron bautizados por los misioneros romanos, como opina el historiador
croata Šegvic[99].
En cambio, el historiador Sakac sostiene que los croatas
fueron bautizados sólo después de su llegada a Dalmacia.
Sea como sea, esto no nos interesa directamente. Lo
cierto es que el papa Juan IV, dálmata (640-642), manda a "sus legados a
Dalmacia para recuperar las reliquias de los santos mártires salonitanos y
dálmatas"; un poco más tarde los croatas hacen un pacto con el papa San
Agatón (678-681), prometiendo no atacar a Italia, y San Agatón compromete a su
vez la protección de la Santa Sede a los croatas.
El hecho es que en este tiempo los croatas eran ya
cristianos católicos, y desde ese período comienzan a. edificar las iglesias en
un estilo bastante propio, diverso del estilo románico que ya encontraron en
Dalmacia.
I. LAS FORMAS ORIGINALES DE LAS IGLESIAS
LAS ANTIGUAS iglesias croatas están construidas con
material muy simple, esto es, con la piedra sin labrar, y son muy interesantes
por los diversos tipos de plantas arquitectónicas.
Las hay de tipo longitudinal y circular. Todas las
antiguas iglesias croatas llevan el techo abovedado. Esta bóveda puede ser de
diverso tipo: semicilíndrica, cúpula, semicúpula y cruciforme. El ábside acusa
diversa forma y magnitud: forma circular, cuadrada, o el interior circular y el
exterior cuadrado.
La cúpula queda encerrada dentro de un cuadrado, o de un
tambor redondo u octogonal.
Unicamente nos interesan aquí las iglesias de planta circular,
puesto que sólo éstas tienen aquella forma peculiar considerada como
característica original croata. Esa característica consiste en que están
construidas, como dicen los arquitectos croatas, en planta
"trifoliada", "tetrafoliada, y "hexafoliada" (fig. 1,
2, 4, 6, 8), tienen la cúpula cónica (el llamado "éemer", del que
trataremos a continuación), y si la iglesia es de pie derecho cuadrado, el paso
de la forma cuadrada a la de cúpula se hace con penachos de trompa.
He aquí algunos ejemplo de las
antiguas iglesias croatas de planta trifoliada:
San Donato, en la isla de Krk (Veglia), es una pequeña
iglesia de planta trifoliada (fig. 1). El espacio central o pie derecho
(pedritto) es de forma cuadrada (3,80 x 4,50 m.); a los muros laterales se les
añade dos nichos cubiertos con semicúpula; el santuario tiene un nicho incluido
en un cuadrado y cubierto por semicúpula. El espacio de entrada es cuadrado y
cubierto de una bóveda cilíndrica. El espacio central o pie derecho [piedritto]
sostiene una cúpula cónica que tiene todas las características de los llamados
"cemeri" croatas, es decir: base, anillo y punta cónica. El paso de
la forma cuadrada a la cúpula se efectúa mediante los penachos de trompa
[pennacchi a tromba]. Esta pequeña iglesia fue construida a fines del siglo VII
o principios del VIII [100].
Otro ejemplo de iglesia trifoliada es la de San Crisógono
del siglo IX, en la isla de Krk, cerca de Glavotok (fig. 2 y 3). La parte
central o pie derecho [piedritto] es de forma cilíndrica o redonda. Sobre dicha
rotonda se apoyan tres nichos cubiertos por semicúpula y el espacio de ingreso
es de forma cuadrada, cubierto por una bóveda cilíndrica. Las dimensiones de
dicha iglesia son más bien reducidas. El diámetro central es de 5 m y el de los
nichos 2,50 m. Entre los nichos se encuentran cuatro pilastras que llevan los
arcos de "cemer" (en alemán, Gurten). En el punto de convergencia de
los arcos se forma un cuadrado cerrado con un artesonado.
La parte central está cubierta por una cúpula que tiene
las mismas características del "cemer": base, anillo y punta cónica.
A primera vista parece más bien una construcción central
del arte bizantino, y sin embargo, no es así. Esta iglesia, y más aun la de San
Donato (fig. 1), tienen un eje central del tipo de las iglesias basilicales, y
se caracteriza por el espacio de entrada, que no es ni vestíbulo, ni atrio, ni
la parte circular de las iglesias bizantinas[101].
De planta tetrafoliada es la iglesia de San Nicolás cerca
de Nin (Nona) (fig. 4 y 5). Esta iglesia, ya por sus dimensiones, ya por su
forma, es muy semejante a la de San Crisógono en la isla de Krk, vista ya
anteriormente. La única diferencia está en el espacio de entrada que de fuera
es cuadrado, y en el interior termina con un nicho cubierto por una semicúpula,
que con otros tres nichos forma el llamado tetrafolio. Afuera, además, sobre la
parte central, en tiempo de las guerras turcas, fue construida una cornisa de
almenas, pues la iglesia por su posición estratégica servía como torre de
observación militar. La época de la construcción data del siglo IX – X [102].
Otra iglesia de planta tetrafoliada es de Santa Cruz de
Nin (Nona). Precisamente ha sido esta iglesia la que ha dado origen a un gran
número de tratados y discusiones sobre un posible tipo original croata (fig.
6).
Esta pequeña iglesia fue construida por el príncipe
Godeslao en el siglo VIII, como se lee en el arquitrave del portal, y servía
como capilla del palacio del príncipe, desaparecido casi totalmente durante las
guerras turcas. Quedó sólo esta iglesia. Está edificada en parte sobre un
edificio previo al período romano, y por eso tiene un muro torcido.
El plano fundamental es de cruz. Los dos espacios
laterales, casi de la misma longitud (9,20 m) y ancho (9,00 m), se cruzan con
la nave central y allí donde se cruzan forman un pie derecho [piedritto] que
forma un tambor en el cual está encerrada la cúpula cónica. El paso de la forma
cuadrada a la cilíndrica se hace mediante penachos de trompa [103].
La iglesia de Santa Cruz no es de cruz griega, como se ha
pensado a menudo, sino que del punto de vista arquitectónico es un verdadero
tetrafolio, es decir las cuatro semicúpulas se insertan en torno a una cúpula
central; sólo estas semicúpulas están encerradas en el cuadrado y por esto
externamente la iglesia tiene forma de cruz [104].
De forma hexafoliada es la iglesia de La Santísima
Trinidad cerca de Split (Spalato), la cual se remonta al siglo X (fig. 8) [105].
La parte central tiene forma de rotonda y está circundada
de seis nichos más bajos que la rotonda central, que encerraba una cúpula, hoy
desaparecida. Los tres nichos sirven de ábside a los altares, mientras otros
tres de enfrente tienen una puerta de entrada.
II ALGUNAS TEORIAS SOBRE EL ORIGEN DE LAS ANTIGUAS
IGLESIAS CROATAS
COMO acota un arqueólogo croata, algunos estudiosos como
Etelberger, Freeman, Jakson, Hauser, Gelcich, y al principio el mismo Jelic en
su "Guía de Split", veían en estas iglesias un influjo del arte
bizantino, mientras los eruditos croatas advertían un especial estilo dálmata-croata [106].
Según Rivoira, el tipo de las iglesias cruciformes, con
cúpula de penachos de trompa fue introducido por maestros lombardos (magistri
comancini) en el año 1007 en el baptisterio de Galliano, y de allí derivó
este estilo en Dalmacia en el siglo XI [107].
Igualmente Monneret de Villard, según el cual los
maestros dálmatas lo deben todo a arquitectos lombardos, sin reflexionar mucho,
sitúa todos los edificios dálmatas en los que aparecen penachos de trompa en el
siglo XI, pues anteriormente a este período tampoco eran conocidos por los
arquitectos italianos, que fueron los maestros de aquellos dálmatas. También
Monneret de Villard ve en el baptisterio de Galiano (a. 1007) el prototipo de
estas iglesias y concluye que los maestros lombardos han creado bajo el influjo
de las construcciones de estilo bizantino, un estilo especial lombardo, que
tiene como característica la cúpula con penachos de trompa, y desde Lombardia
ese estilo penetra en Dalmacia[108].
Frey sustenta otra teoría, la llamada "teoría
paralela". Según éste, la arquitectura dálmata no es más que una imitación
de edificios en cuanto a su estilo y construcción muy desarrollados, pero con
una técnica primitiva.
En Bizancio se construye con ladrillos de forma regular y
por eso mismo pueden usarse penachos colgantes o esféricos. En Armenia y más
tarde en Dalmacia, construyen con piedra, por lo cual queda el único tipo
posible de penacho de trompa.
El penacho de trompa y la cúpula de cono son de tipo
oriental. Así como en Dalmacia después del siglo VIII no se puede hablar más
del influjo del Oriente, queda la única conclusión (según Frey) de que ese
fenómeno es puramente local, debido al único material disponible para las
construcciones[109].
A idéntica conclusión llega también Karaman, pero desde
otro punto de vista. Según Karaman un mismo tipo de construcción puede
encontrarse en diversas partes del mundo, cuando las circunstancias lo exigen.
Lo que podía hacer un maestro de la antigüedad, o lo que ha hecho un maestro en
el oriente asiático, igualmente podía hacerlo un maestro en Europa si se
hubieran dado idénticas circunstancias y necesidades. Por ello Karaman
pregunta: ¿Por qué el arte de construir ese tipo de formas semejantes debió
desarrollarse tan sólo en una parte del mundo y de allí extenderse a otras
regiones? [110].
Contra la opinión de Jelic en cuanto a un tipo autónomo,
y contra la opinión de Karaman y Frey de ciertos fenómenos paralelos, se opone
el arqueólogo servio Vasic.
La teoría de Vasic, contraria a la opinión de Jelic sobre
la iglesia de Santa Cruz de Nin, se basa no en las características de la
iglesia, sino en un plano imaginario. El no ve en el esquema de Santa Cruz ni
una cruz griega, como la veía Jelic, ni un tetrafolio, como sostiene Karaman, sino
una iglesia con tres naves. Como argumento de su teoría aduce la iglesia de
Santa Catalina en Pula, del siglo VI, la cual —según él—tendría tres naves,
cada una con su propio ábside y la de en medio con cúpula[111].
El prototipo de esta, Vasic la encuentra en Francia, como por ejemplo, en la
iglesia de Saint Jean de Verges del siglo XI.
Según la teoría de Vasic, ciertas iglesias están
flanqueadas por dos capillas, que sustituyen el crucero y cada una tiene su
propio ábside. La iglesia de Saint Jean formaría parte del mismo tipo de
aquella de Santa Cruz de Nin, con la diferencia de que a la Saint Jean le falta
la cúpula[112].
La razón de poner las capillas al lado de un edificio
central se debería a motivos estáticos, esto es que la presión de la cúpula y
el techo de la bóveda deben sostenerse en las paredes y precisamente para tal
sostén se ha previsto añadir las capillas laterales.
Todavía hay otro fenómeno. Muchas basílicas se han
formado reuniendo diversos edificios preexistentes en un único edificio. Este
fenómeno es muy frecuente en Asia Menor, donde alrededor de un
"martyrion" fueron edificadas diversas capillas e iglesias, más tarde
unidas en un único templo.
Por esto Vasic concluye: la iglesia de tipo oriental
penetra en Francia; de allí, en tiempo de Carlomagno, pasa a Istria y a través
de Istria a Dalmacia[113].
III ANÁLISIS CRITICO DE LAS
SUSODICHAS OPINIONES
ANTES de emitir un juicio crítico sobre las susodichas
opiniones, eche-mos una ojeada sobre los tipos semejantes de iglesias del siglo
V al IX en las tierras vecinas. El arquitecto italiano Cattaneo, en su obra
"L'architettura in Italia dal sec. VI al mille in circa", presenta
algunos ejemplos en Italia.
San Esteban de la Rotonda en Roma, del año 468-482, de
planta circular. Cattaneo dice que esta iglesia es de arte latino-bárbaro [114].
San Sátiro de Milán, del año 879, de planta cuadrada, con
tres ábsides. La cúpula octogonal y la parte de arriba son del siglo XIV [115].
La planta y la parte sobreelevada del baptisterio de
Biella es un cuadrado sobre el cual se alzan cuatro nichos de media cúpula
[palangana]. El cuadrado central está determinado por cuatro arcadas, que
sostienen una segunda serie de formas singularísimas, que dan la sensación
externamente de un octógono de lados iguales[116].
A todo lo dicho podemos añadir aún un ejemplo más, del
cual habla Diehl, a saber : la iglesia de San Marcos
de Rosano. Un cuadrado dividido por cuatro pilares que forman una cruz griega.
La parte central y las cuatro paredes laterales sostenien una cúpula. Las
ábsides en número de tres se encuentran todas en una parte [117].
En Francia: en este número [de iglesias] podría entrar la
iglesia de St. Germain des Près, que es un cuadrado dividido por dos naves
transversales que forman una cruz griega, terminando cada una en un ábside.
Igualmente la iglesia de Carlomagno en Aquisgrán:
Aix-la-Chapelle. Iglesia redonda en cuyo interior ocho pilastras forran un
octógono, y entre las pilastras ocho capillas o espacios[118].
Y ahora volvamos a examinar las diversas opiniones de los
escritores antes citados.
Monnneret de Villard, —quien, en sustancia, hace suya la
opinión de Rovoira, y por tanto la crítica de éste vale también para aquél—, no
conoce ni Krk, ni Dioclea. No admite que la planta de Santa Cruz haya sido
hecha bajo la influencia de los tipos de Asia Menor, como sostiene Jelic, y
arbitrariamente concluye que todos los edificios dálmatas son obra de maestros
lombardos que sufrieron el influjo de las vecinas construcciones bizantinas. Es
evidente que Monneret no conoce a los estudiosos contemporáneos (Strzygowski,
Diehl) y, además, para demostrar su tesis altera la cronología[119].
Partiendo de su punto de vista, esto es, que los maestros
dálmatas lo deben todo a los maestros lombardos, sin examinar mucho, sitúa los
edificios dálmatas, que tienen Ios penachos de trompa, en el siglo XI, va que
anteriormente no eran conocidos ni siquiera por los presuntos lombardos. Sin
embargo, los penachos de trompa se encuentran ya en los corredores de San
Donato en Zadar (Zara) que todos los escritores, incluso el mismo Monneret de
Villard, sitúan alrededor del año 805 [120].
Lo antedicho cabe aplicarlo aún con más razón a la
iglesia de Santa Catalina en Pula, que ya tiene la cúpula con penacho de
trompa, y es del siglo VI, por tanto cuatro siglos antes de que ese tipo de
cúpula aparezca en Lombardia.
Por la forma central, la cúpula y el techo abovedado,
frecuentemente se pensaba que los edificios dálmatas habrían sufrido el influjo
bizantino, y esto con mayor razón, por cuanto Dalmacia había estado, durante
algunos siglos, bajo la dominación bizantina. (El "tema dálmata", que
integraban islas y algunas ciudades, con pequeños intervalos, a partir de la
caída de Salónica hasta el siglo XI)[121].
Como actualmente se conocen bien las características del
tipo bizantino, esta opinión también ha sido descartada.
Pertenecen al tipo bizantino la forma de basílica con
cúpula (S. Sofía de Salónica), las iglesias con la cruz griega (Nea de Basilio
I), las iglesias con la cúpula sostenida por un octógono (Dafni), las iglesias
con santuario "a trioonca". Empero este mismo estilo es totalmente
desconocido en Dalmacia y en la arquitectura antigua croata[122].
Santa Cruz, considerada por muchos como cruz griega, en
realidad no lo es. Santa Cruz es un tetrafolio, es decir, tiene cuatro
semicúpulas, dispuestas en serie alrededor de la cúpula central, pero
encerradas en un muro cuadrado, y externamente la iglesia es cruciforme[123].
Con lo antedicho contestamos sin duda a Vasic. No se
puede hablar ni siquiera de un acoplamiento de tres naves, y por otra parte
basta dar una mirada a la iglesia para ver que se trata de dos edificios, que
vistos desde fuera, forman una cruz, mientras que desde dentro forman un
tetrafolio (fig. 6).
Vasic, con su modo de recomponer las cosas, ha demostrado
con evidencia que perseguía un fin que no es, ni mucho menos, el de hallar la
verdad.
Si queremos saber con certeza el origen de estas
iglesias, será necesario examinar todas las posibilidades.
En opinión del famoso arqueólogo polaco J. Strzygowski,
gran experto en arquitectura oriental, la misma catedral de Aquisgrán es una
mezcla de diversos tipos, en primer lugar helenísticos y
coptos; por tanto, no puede este ser el tipo original francés[124].
Por consiguiente, este tipo no debió necesariamente influir en las formas
dálmatas, sino más bien pudo llegar directamente a Dalmacia desde Oriente.
Pero como desde el siglo VIII no existen relaciones
directas, ni políticas ni culturales entre el lejano Oriente. y Dalmacia, será necesario excluir un influjo, directo del
Oriente.
En cuanto a Bizancio; su influjo político ha sido intenso
y directo durante ciertos períodos, mas no se registró en la arquitectura.
Jelic, escribiendo acerca de Santa Cruz de Nin, dice que
hasta la decadencia del siglo IX, ni los edificios de tipo bizantino, ni los de
tipo alpino usan la cúpula con cono colocada sobre los "penachos de
trompa". No se encuentra ejemplar alguno de este tipo durante el siglo VI
y VII sobre la ribera opuesta del Adriático y, por tanto, no hay necesidad de
buscarlo[125].
La consecuencia, según Jelic, será necesario buscar en
otro lugar tal ejemplar, y de hecho él lo encuentra en Persia, aunque sea en
forma indirecta.
Como ya hemos dicho, los antiguos croatas-álanos
arribaron de Persia, y a través de la actual Polonia, juntamente con los godos
y lombardos, se establecieron en Polonia y en Dalmacia romana, formando con los
antiguos habitantes y los eslavos, que llegaron casi contemporáneamente, una
nueva nación, trayendo consigo un propio tipo de pequeñas construcciones llamadas
"cemer".
Los más antiguos "cemer" sirvieron
evidentemente como tumbas, pero después para otros usos, y más frecuentemente
como cabañas pastoriles.
Los "cemer" son edificios de piedra, de
dimensiones más bien pequeñas, aunque se encuentran algunos más grandes. La
forma es generalmente redonda, y raras veces cuadrada. Las bases son anchas y
poco a poco se van estrechando terminando en una punta cónica. En la parte
externa, el paso de la base hacia la punta es indicado por diversos anillos
(fig. 10). El material es siempre la piedra basta, superpuesta, sin uso de
argamasa y, no obstante, estos edificios son muy secos porque no dejan pasar la
lluvia. La puerta es la mayoría de las veces tan baja que no se puede entrar
sin agacharse. Evidentemente no servían de habitación.
Cada "cemer" tiene tres partes esenciales: la
base, el anillo y la punta cónica.
Este modo de construir edificios tiene sus orígenes,
según parece, en Caldea. No sólo el palacio de Sarbistán fue construido con las
cúpulas elipsoides con material pequeño, sino que en cada cúpula se distinguen
exactamente tres partes: la base, el anillo y la punta cónica. Debido a que el
material constructivo no tenía argamasa, sino que simplemente se superponía,
cada arco necesariamente terminaba en punta.
Con el mismo sistema están construidos los nuraghi en
Cerdeña, pero en forma cónica y sin anillos. Son más grandes y servían de
habitación, templos o fortificaciones.
Se les parecen también los talayots de las islas
Baleares, y las specchie del sur de Italia.
Aunque semejantes en la construcción, se diferencian en
cuanto a la forma, y quizás tengan el mismo origen en Italia y en España donde
entraron a través de Africa, mientras que a Dalmacia llegaron directamente del
Oriente.
Del mismo modo son construidos los edificios de la
antigüedad griega en Nicena y en otros sitios los llamados tholos, pero con
piedras bien trabajadas y de dimensiones bastante grandes.
Respecto a los "temer" dálmatas, los hay de
diversas formas: de planta rectangular con bóveda en punta; de planta cuadrada
con cúpula elipsoide y de planta redonda con cúpula elipsoide.
Con planta cuadrada y cúpula cónica están construidas las
iglesias de San Donato en la isla de Krk y de Santa Cruz en Nin; con planta
redonda y con la misma cúpula las iglesias de San Crisógono en la isla de Krk,
San Nicolás en Nin y otras.
Este tipo de construcción duró desde el siglo VII al XI.
Desaparecida la dinastía nacional croata y con la llegada de numerosos
benedictinos extranjeros se introdujo el tipo basilical[126].
Junto a este tipo de construcción que los croatas
importaron de su antigua patria, no debemos olvidar los monumentos que
encontraron allí.
Puesto que este tipo de iglesias se encuentra
especialmente en el territorio comprendido entre Šibenik y Split, no se puede
dejar sin mención el majestuoso palacio de Diocleciano con mausoleo y templo,
que, según Strzygowski, fue construido por los mismos maestros a quienes se
debe el casi idéntico palacio imperial de Antioquía. El mismo autor dice
literalmente: "Están lejos aquellos tiempos en que, en el palacio de
Diocleciano en Split, se veía una degeneración del arte clásico, efusión de un
atrevido arbitrio, considerándolo por este motivo en la historia del arte con
fría indiferencia; y se reconoce el hecho, lleno de significado, que en Split,
por primera vez en Europa, se encuentra en la arquitectura aquel principio
informador que condujo al desarrollo del arte románico, por lo que hoy nos
preguntamos con creciente insistencia de dónde tomó Diocleciano los artistas
que trabajaban animados de aquel espíritu" [127].
El alemán F. Schneider opina que el palacio de
Diocleciano había sido construido bajo la influencia del arte griego, o bien
que era obra de los mismos maestros que erigieron para el emperador Diocleciano
su nueva residencia en Nicomedia en Propontide[128].
Strzygowski se opone a esta tesis, y después de un
detenido examen de los monumentos orientales en Mesopotamia y en Egipto, y
excluyendo otras hipótesis, llega a esta conclusión: "...la instalación de
Filipolis (la actual Sehehba), construida por Filipo Arabo (244-249): un arcado
de murallas cuadrangular con calles y columnastas que parten de las cuatro
puertas y confluyen a un tretapilón. Además de una marcada analogía con Split:
la cuarta calle corta el largo eje de un edificio adyacente junto al cruce,
delante del cual a la izquierda de la columnata, en una plaza, está el
Filipeón, un monumento de la familia imperial" [129].
Sin embargo, de la semejanza no cabe concluir que un
monumento depende, en cuanto al estilo, directamente de otro, ya que tanto el
uno como el otro palacio podrían depender de una tercera estructura, es decir,
de la de Antioquía.
Quien ha leído la descripción de Libanio (Libanius, or.
XI) del palacio de Antioquia, puede estar convencido de que el palacio de Split
se le parece mucho. Por eso Strzygowski concluye: "No poco de esto que se
llama románico y que, según la heredada opinión escolástica, se hace remontar a
Roma, tiene su origen aquí, en este rincón de Siria y de Asia Menor".
Compete a Split, más que a otras ciudades, el ser una de
las primeras etapas del arte oriental en su tránsito hacia el Occidente, y no
pertenecer, como lo había admitido el homónimo de nuestro festejado (Shneider),
al campo de las representaciones romanas; en este palacio el espíritu griego no
está al servicio de una idea romana, pues aunque lo que nos sorprende, de
manera casi imponente, en la ribera del Adriático, son las formas que tuvieron
origen de la unión de la Hélada con el Oriente, Roma no tiene cartas en el asunto[130].
CONCLUSION
POR FIN, basándonos en todo lo dicho, podemos sacar
algunas conclusiones prácticas. La forma cuadrada, con la característica cúpula
cónica colocada sobre penachos de trompa, es sin duda el mismo
"cemer" cuadrado mejor desarrollado; lo mismo debemos decir en lo que
respeta a la forma redonda. Ivekovic comparte la misma opinión[131].
En cuanto a los nichos, en vez de considerarlos con
Strzygowski como influjo del tipo de los antiguos templos paganos eslavos,
cuyas formas son bastante inciertas, sería mejor tomarlos como una feliz
combinación de las formas octogonales antiguas encontradas en su sitio, esto
es, como el mausoleo de Diocleciano con sus, más o menos, marcados nichos, y el
templo de Júpiter con las formas de "cemer que eran una parte peculiar de
construcción croata.
También en este último caso, las formas de las antiguas
iglesias croatas se deben considerar como un tipo original croata, porque
también esta forma es una combinación nueva, y no un mero plagio.
Strzygowski también es de la misma opinión, pues hablando
de la originalidad del arte croata, de este juicio: "...he intentado
confrontar la aparición de los croatas respecto a las artes figurativas con el
origen del antiguo arte griego. Este, así como el arte croata antes del año 1102
—antes que la Hélada desde la época de Alejandro se transformara en el nuevo
arte directo— tuvo durante varios siglos su propio desarrollo, que pertenece al
Norte y no al "antiguo" (al arte antiguo).
Nosotros dejamos escapar uno de los más importantes argumentos
de confrontación sobre el común suelo balcánico, si tomamos de modo superficial
el antiguo arte croata, y si creemos que los eslavos meridionales han tomado
este su arte primordial en el Mediterráneo, mientras lo importaron del Norte" [132].
Roma.
Los albaneses de Kosovo y Metohija quieren integrarse a Albania
EL descontento de la minoría albanesa en Yugoeslavia no
es de fecha reciente. Cundió en la Yugoeslavia de preguerra y no obstante
ciertas mejoras bulle también en la Yugoeslavia
actual. La causa de ese descontento se remonta a la fundación del estado de
Albania (28/11/1912) a causa de la Conferencia de Londres de 1913 que dio
término a las guerras balcánicas. Tras la ocupación de gran parte del
territorio albanés por Servia, Grecia y Montenegro, derrotada Turquía, los
albaneses junto con los macedonios se convirtieron en víctimas en primer lugar
del expansionismo de Servia que se anexó Kosovo y Metohija. De esa manera, con
la ayuda de Rusia y Francia, salió victoriosa en las guerras balcánicas contra
el Imperio otomano. Pero el agudo conflicto servio-albanés surgió a raiz de la
terminación de la guerra ruso-turca con la paz en San Stefano en 1878, que
adjudicó al reino de Servia y a Montenegro territorios en detrimento de los
albaneses. La unificación de los albaneses en un Estado desde hace más de 50
años es el problema nacional; la desean tanto los albaneses de Kosovo y Metohija
como Tirana, primero durante el Reino de Servia, luego de Yugoeslavia, como
ahora en la Yugoeslavia comunista. Hoy la posición albanesa es mucho más fuerte
que antes de la guerra por dos motivos: 1) El reconòcimiento oficial de la
minoría albanesa en Yugoeslavia, su restringida autonomía en el marco de la
República Socialista de Servia y un poco de poder los fortalecieron en tal
grado que en forma pública y organizada se levantan contra el dominio !servio y
en los tiempos recientes incluso reclaman su incorporación a la madre patria
Albania; 2) A causa de las demandas territoriales de Albania respecto a
Yugoeslavia, ninguna gran potencia acudirá en ayuda de Belgrado. En cambia,
Albania cuenta por lo menos con el respaldo moral, por ahora, de China Comunista
que, a través de Albania, trata de contrarrestar el poderío soviético en el
Mediterráneo y en la Europa suroriental, debilitando y corroyendo a la vez el
Estado del "herético" Tito. Precisamente en vista del apoyo chino, las
reinvidicaciones albanesas para incorporar Kosovo y Metohija cobran gran
significado. De ese modo Albania y China comunista conducen a Tito a un
callejón sin salida.
Desde el punto de vista yugoeslavo, los albaneses que
viven en continuidad territorial y en grupos casi compactos con su madre
patria, son considerados como minoría y según el término oficial yugoeslavo
como una "nacionalidad".
Según el censo oficial de la población de Yugoeslavia en
1961 vivían allí 915.000 albaneses o sea el 4,9% de la población total. Por
consiguiente, hoy esta cifra oscila alrededor de un millón, mientras que en
opinión de los círculos albaneses los datos estadísticos yugoeslavos serian
bajos, vale decir falsificados deliberadamente. Albania, de acuerdo a los datos
de la ONU[133]
contaba en 1965 alrededor de 1.900.000 habitantes, de modo que su población
actual puede estimarse en unos dos millones. Descontando las minorías en
Albania, puede tomarse que el número total de los albaneses asciende a unos
tres millones que en forma asaz compacta habitan en su territorio nacional,
cortado innaturalmente por la frontera estatal yugoeslava. Dada que un tercio
de los albaneses vive separado de su patria, esta división constituye un grave
problema nacional y no un problema de la minoría étnica tal como lo interpreta
Yugoeslavia.
El conflicto Tito-Hodza, pese a su fachada ideológica, en
el fondo deriva del problema nacional y de las aspiraciones naturales de los
albaneses a la unificación. De ahí persistentes ataques a Tito. En las demandas
nacionales fundamentales no difieren la oposición albanesa de Enver Hodza, amo
comunista de Albania. La larga campaña del régimen de Hodza contra Yugoeslavia
se suspendió sólo con motivo de la ocupación de Bohemia y Eslovaquia cuando
Tirana también temió la invasión militar soviética. Pero muy pronto se reanudó
esa campaña, cuando a juicio de los dirigentes albaneses pasó el peligro
soviético y porque China había prometido su apoyo político y militar en caso de
agresión soviética. Por idéntico motivo los albaneses de Kosovo y Metohija se
muestran sumamente activos. Para ellas era indeseable la breve tregua
determinada par los sucesos internacionales.
"El nacionalismo nihilista" albanés y "el nacionalismo imperialista y unitarista" servio en Kosovo y Metohija
La gravedad del conflicto servio-albanés se refleja
fehacientemente en el discurso, pronunciado por Veli Deva el 14/11/1968 en
Pristina en la X conferencia regional de la Liga comunista de Yugoeslavia de
Kosovo y Metohija. Veli Deva es el presidente del comité provincial de la Liga
comunista y, por ende, el vocero oficial de la "solución yugoeslava"
del problema albanés. Deva caracteriza al nacionalismo albanés en los
siguientes términos:
"Ciertas integrantes de la nacionalidad albanesa
denotan un nacionalismo nihilista y de la situación actual, incluso de las
dificultades objetivas, hacen responsable al sistema y al régimen socialista,
en primer lugar a los dirigentes que, presuntamente, no llevan una lucha
consecuente por la igualdad nacional... Por otra parte, entre los integrantes
de la nacionalidad servia se siente el nacionalismo con características
imperialistas y unitaristas. No admiten la urgencia de solucionar tantos
problemas para asegurar una igualdad más completa de los albaneses y los
turcos. Na hace mucho, respecto a la afirmación nacional de esas minorías,
considerada como amenazas la posición y a los derechos de los pueblos servio y
montenegrino, ese nacionalismo atacó también a la Liga comunista de Yugoeslavia
por conceder, presuntamente, demasiados derechos a los albaneses y los turcos" [134].
En las relaciones interestatales la demanda de los
albaneses de Kosovo y Metohija a favor de su independización y el conflicto
albanés-servio se reflejan, según la expresión del Veli Deva, en forma
peligrosa, a saber: "...Ciertas tareas para los comunistas de Kosovo y
Metohija derivan del hecho de que esas relaciones, tal como son, no deberían
existir entre dos vecinos, ligados por muchos factores. Tomando en cuenta los
intereses comunes —manifestó Deva—, nuestro país, sus dirigentes estatales y
políticos hicieron y hacen lo qué está a su alcance para no sólo normalizar Ias
relaciones yugoeslavo-albanesas sino promoverlas en provecho recíproco. La
suspensión de la propaganda antiyugoeslava en los órganos informativas
albaneses en los primeros meses tras la ocupación de Checo-Eslovaquia fue
acogida con satisfacción en esta provincia y en todo el país. Eso se consideró
como prueba de buena voluntad del gobierno albanés para mejorar las relaciones
con Yugoeslavia.
"Pero —siguió Deva— es preciso decir que estamos
decepcionados al notar en las últimas semanas nuevas agresiones y calumnias
contra nuestro sistema socioeconómico y político y contra nuestra política
exterior, contra los dirigentes estatales y políticos y, especialmente, contra
el compañero Tito. Imposibilitar las buenas relaciones entre vecinos y hacerlas
más tensas en ningún caso beneficia a la paz y la cooperación en los Balcanes,
y sobre todo no redunda en beneficio a corto ni a largo plazo de ambos paises y
sus pueblos".
Manifestaciones albanesas
Por ello no es extraño que el 27/11/1968 en víspera de la
fiesta nacional albanesa y del aniversario del levantamiento contra los turcos
bajo la égida del héroe nacional albanés Skenderbeg, en Pristina y en otras
tres localidades de Kosovo y Metohija —Urosevac, Gnjilan y Podujevo— hubo
manifestaciones organizadas contra el predominio y el régimen servios. Los
oradores en dichas manifestaciones, integradas mayormente por estudiantes y la
nueva generación, pedían, bajo las banderas albanesas, la proclamación de
Kosovo Metohija como república y su igualdad con las demás repúblicas que
integran la Yugoeslavia comunista. Incluso se demandó la integración a Albania[135].
En Pristina los manifestantes aclamaron a Enver Hodža, protestaron contra Veli
Deva y rompieron las vidrieras de casi todos los negocios con inscripciones
servias. El mismo corresponsal informa que la redacción del periódico servio
Jedinstvo fue demolida y también otros edificios. El corresponsal de National
Zeitung acota que en los últimos meses se produjeron manifestaciones de menor
proporción y slogans antiservios fueren pegados en las paredes. "Numerosos
servios que ocupaban altos cargos en la administración, empresas y
organizaciones de Kosmet, con frecuencia en forma desproporcional, a raíz de la
cada vez más tensa situación y sintiéndose inseguros, pidieron traslado".
Los servios tuvieron que hacer concesiones suprimiendo el actual nombre oficial
Skipetares (Siptami), reemplazándolo por albaneses, Además, los albaneses, al parecer,
conquistaron el derecho de enarbolar su bandera nacional, hasta ahora
prohibida, en las fiestas nacionales junto con la bandera yugoeslava. Sobre el
uso de la bandera albanesa Buchelí escribe: "Pero ya esta concesión
provocó choques con la policía: los albaneses nacionalistas izaban la bandera
albanesa —fondo rojo con el águila negra de las montañas albanesas— en sus
casas no sólo en las fiestas nacionales sino durante semanas e incluso la
portaban en las fiestas de casamiento".
La misma tarde del 27/11/68 Veli Deva, en nombre del
Partido comunista de Kosmet (Kosovo y Metohija), calificó a los manifestantes
como un grupo de enemigos empedernidos de Yugoeslavia al servicio de los
intereses extranjeros, y anunció una lucha sin cuartel contra todos los
chovinistas que quieren subvertir el sistema socialista y destruir la
"unidad y la fraternidad" de los pueblos de Kosmet. El consejo
ejecutivo provincial, es decir el gobierno provincial en el marco de la
república socialista Servia, la misma noche repudió también "las
manifestaciones dirigidas", apuntadas contra "el socialismo, la
autogestión y el orden constitucional de Yugoeslavia". El gobierno
provincial calificó las manifestaciones como una acción hostil, organizada - y
sincronizada. En otro comunicado del gobierno provincial se dice que los
agentes del servicio público en Pristina se vieron "obligados a recurrir a
la fuerza", que "había 10 agentes y 4 hombres heridos y un
manifestante perdió la vida", quedando lesionados alrededor de 40
personas.
Los días siguientes llovieron las protestas dirigidas de
distintas organizaciones albanesas de Kosovo y Metohija. Las protestas y
mítines de las organizaciones partidarias, obreras y juveniles, montones de
telegramas y acerbas declaraciones debían probar que tras los manifestantes no
estaban los albaneses sino que se trataba de un puñado de desesperados
incitados al servicio de terceros.
Hemos visto que el problema nacional albanés es de importancia capital para la subsistencia de Yugoeslavia, pues Tirana exige la partición del Estado de Yugoeslavia en sus partes integrantes. Las manifestaciones albanesas del 27/11/1968 son reflejo momentáneo del hondo descontento de la población de dicha región. Así lo interpretaron la prensa extranjera y los círculos políticos occidentales. Dada el severo régimen de la policía secreta (UDBA) no es fácil confeccionar transparentes, carteles, volantes, emitir declaraciones, pronunciar discursos en público en cuatro ciudades principales de la minoría albanesa sin el total apoyo y la participación espontánea de los habitantes. Una gran ola está moviéndose que puede provocar sacudidas y terremotos políticos en Yugoeslavia.
Activación de la política chino-albanesa contra la Unión Soviética y
Yugoeslavia
Las manifestaciones nacionales albanesas tuvieron efecto
durante la visita de una numerosa delegación militar china a Albania, lo que
les confiere una gran importancia internacional. Seguramente que la delegación
militar china no llegó por casualidad desde Pekín durante la fiesta nacional
albanesa, lo que envalentonó a Ios manifestantes de Kosovo y Metohija. La
delegación militar china fue encabezada por Huang Yung-sheng, jefe del estado
mayor, acompañado por el vicecomandante de las fuerzas aéreas y marítimas
chinas, amén de varios destacados funcionarios partidistas. Su visita
demostrativa sin duda alguna tuvo por finalidad advertir a Ios soviéticos en
caso de una agresión contra Albania, pero también significaba apoyo y respaldo
a Tirana en su conflicto con Yugoeslavia. La celebración de la fiesta nacional
albanesa, en compañía de los distinguidos huéspedes chinos, duró una se-mana
entera. Teniendo presente la ayuda prometida a Tirana por Mao Tse-tung, el jefe
del Estado Lin Piao y el primer ministro Chu En-lai en su telegrama de felicitación,
los políticos albaneses pudieron actuar enérgicamente contra la Unión
Soviética. Los círculos occidentales conjeturan que entre Pekín y Tirana fueron
firmados acuerdos secreto ssobre la ayuda militar china. El primer ministro de
Albania Shehu anunció cuantiosa ayuda económica china en las plantas
industriales y en créditos[136].
Se estima que los chinos construirán en Albania bases marítimas y plataformas
para cohetes. De esa manera, junto con los Estadas Unidos y la Unión Soviética,
China comunista aparecería como tercera potencia en el Mediterráneo. Por
supuesto, en proporciones militares modestas por ahora. Si se agrega que
durante la visita de la delegación china Shehu había declarado que Albania
desearía mantener relaciones diplomáticas con todos los estados, prescindiendo
de su sistema político y que al mismo tiempo China comunista manifiesta su
deseo de mejorar sus relaciones con Washington, cabe esperar entonces que Tito
y Moscú no tendrán tantas oportunidades para maniobrar en el campo de la política
internacional. Moscú ya reaccionó con encono a la declaración china y Tito
permanece muy reservado en cuanto a la actividad china por intermedio de
Albania, lo que se reflejó en su conferencia de prensa en Jajce el 30/11/1969.
Tito subestima los intereses vitales y demandas del
pueblo albanés
Es interesante observar cómo juzga Tito las
manifestaciones y demandas de los albaneses de Kosovo y Metohija. Preguntado
por el corresponsal del diario belgradense Politika, Tito contestó restando
importancia a las reclamaciones de los albaneses. El ve su problema en esta
forma:
"En cuanto a los sucesos en Kosovo y Metohija, creo que se dramatiza demasiado y que no es como algunos se imaginan. Sabíamos que allí había elementos reaccionarios que en el pasado, sobre todo durante la guerra, nos dieron mucho que hacer. Todavía existe allí el enemigo y por otra parte hay injerencias extranjeras. Par lo tanto, trátase de un grupo que incitó a una parte de estudiantes y jóvenes que rompían escaparates, lo que ocurre también en Occidente y casi en todos los países. Son pocos los países que no registraron casos análogos. ¿Por qué dramatizar ahora? Se probó que los dirigentes en Kosovo, integrados mayormente por albaneses y, naturalmente, por servios y montenegrinos, lograron poner fin a los incidentes. No por fuerza, sino explicando a la gente lo que estaba ocurriendo. Hoy la población repudia ese proceder. Hubo manifestaciones en las que el pueblo dijo que no iba a permitir que ciertos sujetos traben su desarrollo interior, a sea la destrucción de la unidad y la fraternidad en el territorio de la provincia autónoma. Kosovo y Metohija registraron en los últimos años grandes progresos gracias a la participación y la ayuda de las repúblicas más desarrolladas, incluso de la república de Servia. Por tanto, allí nada trágico sucedió. Ahora está todo terminado y creo que ya es tiempo de no exagerarlo"[137].
Para Tito, pues, con condenas preparadas y dirigidas el
problema albanés está borrado del orden del día, Es una "solución"
harto cómoda, significa pasar por encima de las demandas fundamentales e
intereses vitales del pueblo albanés. El problema
nacional albanés surgió en 1912 y hoy cobró actualidad debido a la insistente
demanda de Tirana por la unificación de todos los albaneses. Atacando el
"revisionismo" soviético y titoísta, con la ayuda de China comunista,
Tirana incorporó hábilmente el problema nacional albanés en la agenda política
mundial y lo agregó como anexo al conflicto ruso-chino, en el cual Tito a los
ojos de Pekín pertenece al bando soviético. De ese modo Albania cuenta con el
respaldo chino en sus aspiraciones nacionales y territoriales. Contra los
reclamas de Tirana para rectificar la frontera con Yugoeslavia bajo la tutela
de Pekín, Tito no puede esperar ayuda de nadie. El gobierno de Washington se
cuidará de provocar cualquier confilcto o roce con China no sólo con motivo de
la guerra vietnamita, que EE.UU. debe liquidar a la mayor brevedad, sino en
vista de la nueva fase de las relaciones chino-norteamericanas que tienden a
cierta colaboración, a la delimitación de las esferas de interés y al ingreso
chino a la ONU con el beneplácito del gobierno de Washigton.
El régimen de Tito tampoco puede contar con el apoyo
soviético en caso de conflicto abierto con Albania, no sólo debido a graves
implicaciones con China, sino también porque Moscú respalda la aspiraciones de
Sofía a Macedonia que, análogamente a las albanesas, propenden al
desmembramiento del Estado heterogéneo de Yugoeslavia. Así Yugoeslavia, a causa
de su "solución" del problema nacional y de constantes maniobras de
Tito en el campo internacional, se encuentra apretada entre dos grandes
potencias que amenazan su existencia.
Este callejón sin salida de la política de Tito lo ven
ahora también los círculos políticos occidentales. Así W. Staehelin,
corresponsal de Basler Nachrichten (3/12/ 1968), a raiz de las perturbaciones
albanesas en Kosmet escribió en su crónica titulada "Albania en el
fondo": "Eso ocurrió con motivo del 25° aniversario de la celebración
de la liberación yugoeslava. Era necesario, por consiguiente, que transcurriera
un cuarto de siglo para que Tito se percatara de que en su país hay minorías
oprimidas. Ahora Tito de la necesidad hace la virtud. ¿Le reporta eso algún
provecho? Tirana no tiene interés en pactar con Belgrado para no dar motivo a
la flota soviética para intervenir. Al optar por Moscú, seguramente no lo hizo
sólo por razones ideológicas sino teniendo en cuenta a los skipetares oprimidos
en Yugoeslavia..."
La próxima fase de la liberación nacional albanesa: La República de Kosovo y Metohija
Los albaneses de Kosovo y Metohija y el régimen de Enver Hodza, unidos en acción coordinada, no se dejarán dividir por Tito ni por los servios. De no producirse en breve conflictos armados en los Balcanes, lo que no debe excluirse, entonces deberá mejorar la situación política de los albaneses en Yugoeslavia y luego tendrá efecto la separación de la Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija de la República socialista de Servia y la constitución de la República de Kosovo y Metohija como séptima república de Yugoeslavia. Esas demandas fueron formuladas reiteradamente por los albaneses y terceros, y ahora en forma clamorosa durante las recientes manifestaciones públicas del 27/11/1968. Hace tiempo que está preparándose la nueva reforma de la constitución yugoeslava promulgada en 1963 y de ese ,problema se ocupará, por cierto, también el IX Congreso de la Liga de los comunistas de Yugoeslavia, que debería celebrarse en marzo de 1969. En esta oportunidad probablemente habrá ponencias para separar Voivodina de Servia y para proclamarla república. Estas demandas no son nuevas.
La creación de la República de Kosovo y Metohija hoy es
inevitable. Los servios harían bien en empezar desde ya a negociar con los
albaneses acerca de la situación de la minoría servia y otras minorías en
Kosovo y Metohija y no oponerse y combar-tir las justas demandas albanesas. Los
servios junto con Tito perderán esta batalla. Desde ya sería prudente tener en
cuenta la posterior incorporación de Kosovo y Metohija a Albania y pensar en la
suerte de las minorías nacionales bajo el poder de Tirana.
A renglón seguido consignamos algunos datos estadísticos
sobre Kosovo y Metohija. Según el censo de la población de Yugoeslavia de
31/3/1961, la Provincia Autónoma de Kosovo y Metohija contaba en total con
964.000 habitantes, de los cuales 647.000 son albaneses (67%), 227.000 servios
(24%). La minoría montenegrina registra 38.000 habitantes (3,9%) y la turca
26.000 (2,6%). La cifra de Ios croatas asciende allí a 7.000, de musulmanes a
8.000 y de "yugoeslavos indefinidos" a 5.000. Como ya queda dicho, el
total de los albaneses en Yugoeslavia importa 915.000, de los cuales 647.000
viven en Kosovo y Metohija y el resto desparramado por otras regiones. La mayor
minoría albanesa vive en Macedonia, 183.000, luego en la Servia propiamente
dicha, 51.000. La superficie de Kosovo y Metohija es de 10.887 km2 en
comparación con la de Montenegro de 13.812 km2, de la Servia propiamente dicha
de 55.968 km2, Voivodina de 21.506 km2, Bosnia y Hérzegovina 51.129 km2,
Croacia 55.538 km2, Eslovenia 20.251 km2 y la superficie total de Yugoeslavia
es 255.804 kilómetros cuadrados[138].
Brugg, Suiza, 1968.
Jure Petricevic
Con motivo de 500 aniversario de su muerte
AL CUMPLIRSE el 17 de enero de 1968 el 500 aniversario de
la muerte de Jorge Castriota Scanderbeg (Georgius Scanderbey), príncipe de
Albania y célebre guerrero, llamado "el último de los héroes de
Macedonia", colonias y centros albaneses en el mundo recordaron con
grandes festejos a su héroe nacional. El Vaticano se adhirió también a los
actos conmemorativos, por cuanto Jorge Castriota Scanderbeg fue, durante
veinticinco años, a mediados del siglo XV, uno de los pilares de la defensa de
la cristiandad occidental y en primer lugar de Italia contra las embestidas
turcas, papel que por la misma época desempeñó, en Croacia y Hungría, Juan
Hunyady. En la poesia épica popular croata Jorge Castriota Scanderbeg (Jure
Kastriotic) es una de las figuras centrales y el .protagonista: favorito. En su
tiempo fue considerado no sólo el héroe más grande de Europa sino el defensor
más firme de la civilización cristiana frente a la amenazadora y arrolladora
invasión de los osmanlíes.
Jorge Castriota nació en 1405, hijo de Juan Castriota,
uno de las príncipes epirotas sometido a los turcos, pese a su denodada
resistencia, Vencido y convertido en vasallo otomano, se vio obligado a enviar
a su hijo en rehenes a la corte del sultán Murad II en Adrianópolis, donde fue
educado en islamismo. Los turcos le cambiaron el nombre en Iskender
(Alejandro), agregándole el título nobiliario Scanderbeg. Apuesto, vigoroso,
inteligente y hábil en las artes políticas y castrenses, ascendió rápidamente y
a la edad de 19 años fue revestido del mandato de un sandjacato. Su valor, su
audacia y sus talentos militares le granjearon la confianza del sultán, quien
le dio el mando de varias expediciones. Muerto su padre, Scanderbeg en la
batalla cerca de NiŠ, librada en 1443, entre las tropas otomanas y cristianas,
se puso del lado del comandante cristiano Juan Hunyday, facilitándole la
victoria. Vuelve a Albania, subleva a sus compatriotas y en pocos meses, por un
golpe de mano atrevido, se apoderó de Kroia, capital de sus antiguos Estados
hereditarios, y de otros burgos y fortalezas, liberando a Albania y al Epiro
del yugo otomano. Abjuró solemnemente del islamismo, organizó el ejército,
sobre todo la caballería ligera, llamada "la guardia pretoriana" y fue
nombrado jefe de la Confederación de los señores del Espiro y comandante del
ejército el 19 de marzo de 1444.
Victorias sobre los turcos
El sultán Murad II envió 25.000 soldados escogidos entre
genízaros, capitaneadas por Ali Bajá para sofocar la insurrección albanesa.
Scanderbeg los esperó con 15.000 hombres en los pasos montañosos, riscos y
desfiladeros cerca, de Debar y, maniobrando hábilmente, el 29 de junio de 1444
derrotó a los invasores, que tuvieron 7.000 bajas. Su vida desde entonces fue
una serie de victorias sobre los musulmanes, quienes le apellidaron el diablo
blanco de la Valaquia, y los cristianos lo consideraron como segundo Alejandro
Magno, pues ambos eran oriundos de comarcas contiguas. Sin embargo, en sus
esfuerzos por consolidar el país tuvo que enfrentarse con la República de
Venecia, que en 1430 había suscripto un tratado de paz con el sultán, deseosa
de conservar sus posesiones costeras en Albania, sus emporios mercantiles y el
pingüe comercio con el Levante. Cansado ya de las intrigas venecianas, derrotó
al ejército de la República de San Marcos cerca de Skadar (Scutari) en 1448 y
poco después venció a su aliado Mustafá Bajá, capturándolo junto con 12 altos
oficiales y 2.000 soldados. Luego de esta doble victoria Venecia firmó la paz
con Scanderbeg el 4/10/1448, para burlarla meses después, volviendo a sus
viejas intrigas y provocaciones, sobre todo cuando Castriota se alió con el
Reino de Nápoles, rival de Venecia.
Scandebeg, héroe de Europa
A principio de 1450 el sultán Murad II, acompañado de su
hijo Mohamed, marchó sobre Albania con 100.000 soldados y puso sitio a Kroia,
capital de Scanderbeg. Ese ejército —el más poderoso en su época y casi igual
al ejército otomano que tres años después conquistará a Constantinopla— estaba
bien pertrechado y provisto de cañones de calibre hasta entonces desconocido.
Scanderbeg dejó 4.000 hombres en Kroia y con 8.000 saldadas se retiró a los
bosques y montañas vecinos, desde donde con incesantes incursiones, golpes de
mano y emboscadas acosaba a los sitiadores sin darles tregua ni de noche ni de
día. Tras cinco meses de cruento asedio y sin conquistar la ciudadela, Murad II
regresó a Adrianópolis, habiendo perdido 20.000 soldados.
Esta brillante victoria de Scanderbeg repercutió en toda
Europa y su protagonista fue glorificado como gran héroe y defensor de la
Cristiandad. El papa Nicolás V, el rey de Nápoles, Alfonso V, el duque de
Burgoña, el rey croata-húngaro y la república croata de Dubrovnik (Ragusa)
enviaron delegados especiales para felicitarlo por su resonante triunfo.
Varios voluntarios de Italia, Francia, Alemania e
Inglaterra llegaron a Albania para combatir a las órdenes de Scanderbeg. El
país se hallaba devastado y en ruinas, se necesitaba una ayuda substancial y
urgente. Como Europa estaba dividida y empeñada en querellas domésticas, poca
ayuda le suministró. Además, como el rey de Nápoles, Alfonso V, estaba en
franca oposición a los otomanos y a la República de Venecia, Scanderbeg firmó
con él un acuerdo de asistencia mutua el 26/3/1451 en Gaeta, Italia. Alfonso V,
no estaba en condiciones de enviarle toda la ayuda necesaria contra las nuevas
campañas, emprendidas por el sultán Mohamed II el Conquistador. En 1452,
Scanderbeg derrotó a dos ejércitos turcos. El 29 de mayo de 1453 los turcos se
apoderaron de Constantinopla, hecho que atemorizó al mundo occidental, pues
ahora el objetivo principal de Mohamed II era la conquista de Roma. El papa
Nicolás V hizo un dramático llamado al mundo cristiano, exhortándolo a unirse
en una cruzada contra los osmanlíes. El Occidente, no obstante, la situación
critica, permaneció dividido por múltiples rencillas y querellas; los monarcas
y gobernantes desoyeron la apelación papel, ocupados en sus intereses
mezquinos. La República de San Marcos fue la primera en negar su solidaridad y
en 1454 firmó un nuevo tratado de paz con el sultán.
"Para defender a Occidente y a la civilización
europea quedaron unicamente la pequeña Albania con Scandebeg y el Reino
húngaro-croata con Hunyady. Muerto Hunyady en 1456, Scanderbeg fue el único
combatiente cristiano contra los turcos. Desde entonces figurará en los planes
papales como el único jefe de una cruzada", comenta Ljubo Cuvalo en su
documentado artículo sobre Jorge Castriota Scanderbeg (Danica, 8/5/1968,
Chicago, EE.UU.), que nos sirvió de fuente principal para esbozar esta sucinta
semblanza del héroe albanés.
Fracasa la cruzada y nuevas embestidas turcas
El papa Calisto III empezó en 1457 a organizar la cruzada
contra los turcos y el papel principal lo desempeñaría Scanderbeg, a quien el
Papa confirió el título de "capitán general de la Santa Sede". Esta
acción fracasó debido a los intereses encontrados y la indiferencia religiosa
de los príncipes renacentistas. Pío II, sucesor de Calisto III, concertó en
1459 en Mantua la gran alianza de los monarcas y principes europeos. Incluso
Venecia estuvo dispuesta a adherírseles; mas, por último, la empresa fracasó,
Entre tanto, Scanderbeg tuvo que enfrentarse nuevamente con las tropas de
Mohamed II. Su mejor amigo y aliado Alfonso V murió en 1458 y su hijo Fernando
perdió la mayor parte de su reino a raiz de la sublevación de los barones
italianos cuyo propósito era llevar al trono de Nápoles al príncipe Renato de
la Casa Anjou. El rey Fernando incluso solicitó ayuda de Scanderbeg, quien, concertando
una tregua con los turcos, cruzó el Adriático con 3.000 aguerridos jinetes y
derrotó, uno tras otro, a los opositores de Fernando y restableció su reino.
Muy pronto tuvo que regresar a Albania y en 1462 puso en fuga a tres
expediciones militares otomanas, muy superiores a sus fuerzas.
Como secuela de 20 años de incesantes guerras, Albania
quedó devastada, arrasada y despoblada, los campos sin cultivar, la población
diezmada. Fracasados todos los intentos de organizar una cruzada, Scanderbeg se
vio obligado a firmar un tratado de paz con el sultán en Skoplje el 27 de abril
de 1463. Este tratado inquietó tanto al Papa como a la República de Venecia,
que presionaron para que Scanderbeg lo revocase, lo que éste, por último, hizo
y en agosto de 1463 se firmó un acuerdo entre Albania y Venecia contra los
osmanlíes. El papa Pío II proclamó oficialmente la cruzada y apeló a todos los
pueblos cristianos a unírsele. El ejército cristiano se concentraba en los
puertos italianos, pero por falta de unidad y de su organización no se embarcó
y al sobrevenir la muerte de Pío II, las tropas se dispersaron. Scanderbeg
siguió sólo en esa zona frente al poderoso sultán Mohamed II el Conquistador.
En el transcurso de 1464/65 —el período trágico y final
de la epopeya albanesa—el sultán envió varias expediciones contra Scanderbeg,
queriendo, costase lo que costase, derribar la última muralla que le impedía la
invasión de Italia. Los albaneses bajo el mando genial de su capitán
resistieron valientemente y en varias batallas sucesivas vencieron a los
otomanos, infligiéndoles ingentes pérdidas. Scanderbeg aprovechó a fondo la
topografía local y la conformación geográfica de su país, montañoso y boscoso,
Recurriendo a todos los ardides militares, maniobrando hábilmente supo, con su :pequeño ejército, derrotar al adversario fanatizado y
muy superior en número y en pertrechos militares. Por eso los turcos lo
apodaron el diablo blanco de la Valaquia y lo consideraron invencible como si
fuera un dios mitológico.
En agosto de 1464 el sultán Mohamed II encabezó sus
150.000 soldados ira conquistar a Kroia. Scanderbeg empleó la misma estrategia
y táctica que en 1450 contra Murad II. Dejó en la fortaleza una guarnición de
4.000 hombres y con el resto de sus tropas hostigaba y acosaba incesantemente a
los turcos. Maestro en emboscadas, golpes atrevidos y ataques por sorpresa (un
precedente de los guerrilleros modernos), atacaba los puntos flojos del
dispositivo otomano. Pasaban meses, las murallas defensivas exteriores
cedieron, pero la ciudadela de Kroia con su puñado de heroicos defensores
resistía. El enfurecido sultán ordenó devastar al país y degollar a sus
pobladores varones, llevando al cautiverio a mujeres y niños que luego serían
jenízaros. Dejando a 80.000 soldados al mando de Balabán Bajá para pro-seguir
el asedio, Mohamed II regresó con el resto y en el camino construyó, como base,
el fortín de Elbasan y tomó la ciudad' de Chidna donde se habían refugiado
20.000 mujeres, niños y ancianos, disponiendo que se les diera muerte a todos.
Balabán Bajá siguió con el asedio de Kroia, esperando que el hambre y la falta
de municiones obligarían a sus valientes defensores a
rendirse, En esta trágica situación, Scanderbeg se fue a Italia para solicitar
personalmente ayuda del Papa y del rey Fernando de Nápoles. Llegó a Roma el
12/12/1466 y fue recibido con grandes honores y aplaudido por los romanos. En
abril de 1467 volvió con una ayuda harto magra.
Los nuevos reclutas albaneses, reforzados por escasas
tropas venecianas, llegaban tan sólo a 13.000. Castriota, con ese ejército
derrotó primero a la nueva expedición turca que acudía en ayuda de Balabán Bajá
y luego en sangrienta batalla y con maniobras excepcionales, obligó a los
sitiadores de Kroia a huir. Esta dable derrota desconcertó al sultán Mohamed
II, decidido a conquistar toda la costa adriática e invadir a Italia. En julio
de 1467 reunió a todo su ejército y por tercera vez empezó a sitiar a Kroia. Al
mismo tiempo cerró los puertos albaneces para impedir la eventual ayuda de los
monarcas occidentales. Dispuso matar a todos los refugiados que se negaban a
abrazar el islamismo. Kroia, nuevamente, ofreció una resistencia heroica; el
sultán, encolerizado y humillado, tuvo que desistir de su campaña y en el
camino de regreso, en pos de venganza, sometió a fuego y acero a toda la
Albania central.
La muerte de Scanderbeg
El 17 de enero de 1468 murió Scanderbeg en Ljes, donde
había convocado a Ia Liga albanesa para consolidar la unión y arbitrar nuevos
recursos defensivos. Su repentina muerte causó estupor y pavor en toda Europa y
enlutó a su desafortunado pais, que tras hazañas heroicaa y esfuerzos sobrehumanas sucumbió ante el abrumador poderio otomano en
1478, al cabo de una extenuante resistencia en Kroia y Skadar. Albania se
convirtió en dominio turco, la mayor parte de su población abrazó eI islamismo,
y quedó estancada en todos los órdenes precisamente en la época en que en
Europa se iniciaba el movimiento renacentista, Más de 200.000 albaneses
abandonaron sus hogares y se dispersaron por varios paises, particularmente por
la Italia meridional, Calabria y Sicilia. La primera ola de los exilados ante
los embates turcos tuvo efecto en la tercera década del siglo XV y Llegó a
Apulia y Calabria. El segundo grupo de emigrados lo integraban los mercenarios
del rey Alfonso que le ayudaron en 1443 a conquistar Calabria, radicándose allí
y fundando varias colonias albanesas como Caraffa, Corfizzi, Cizzerie, etc.,
conservado hasta hoy su lengua, costumbre, trajes típicos, canciones populares,
etc. El tercer grupo de refugiados albaneses se trasladó a Italia caundo
Scanderbeg en 1461 acudió en ayuda del rep Fernando contra el condottierre
Giacomo Piccinino y como premio recibió la regencia de Apulia con los feudos
Monte S. Angelo y S. Giovanni di Rotondo. Juan, hijo de Scanderbeg, fue
nombrado en Nápoles duque de San Pietro en Galatini, mientras que los marqueses
d'Atripaldi, extinguido en 1873, descendían de Stanisa, hermano de Scanderbeg.
Décadas después igual suerte tocará a Croacia que, con
Hungría, defendió hasta las postrimerías del siglo XVIII a Europa de Ias
incursiones turcas. Millares de sus hijos emigraron y se radicaron en los
países vecinos. Hasta hoy en la región montailosa de Abruzzos, en el centro de
Italia, precisamente en Molise, se conservaron varias aldeas con pobladores
croatas, que además del italiano hablan el croata de su época y guardan muchas
viejas costumbres de su país de origen.
Para apreciar el papel que en su época desempeñó
Scanderbeg en la contención de la penetración otomana en Europa, basta recordar
que Mohamed II, tras la conquista de Albania, cruzó, sin grandes tropiezos, el
Adriático y conquistó a Otranto. Este desembarco del ejército turco en Italia
meridional causó pavor en toda Italia. El Papa se aprontaba a huir a Francia,
Por suerte, Mohamed II murió en mayo de 1481 sin realizar su sueño de
apoderarse de Roma. La lucha por el trono entre sus dos hijos debilitó el
empuje de la conquista otomana. Prevaleció Bayazito, quien no siguió la
política, expansionista en Europa con el ímpetu de su padre.
La figura de Jorge Castriota Scanderbeg sobresale en la
historia europea. Poetas, escritores, estadistas y militares lo consideraban
como uno de los más grandes héroes y estrategas de todos los tiempos. Paolo
Veronese, célebre pintor renacentista, perpetuó la hazaña de Scanderbeg en su
lienzo El asedio de Scutari, que se guarda en el palacio ducal de
Venecia. "El supera a todos los jefes militares, antiguos y modernos, en
la conducción de un pequeño ejército defensivo", escribió el general James
Wolfe, héroe de Québec. El estadista y pensador sir William Temple (siglo
XVIII) en su ensayo sobre "la virtud del heroismo", pone a Scanderbeg
entre los siete grandes conductores militares. El poeta francés P. Ronsard lo
llamó "gloria de su siglo", y el poeta norteamericano E. W.
Longfellow lo inmortalizó en uno de sus hermosos poemas titulado "El
regreso de Scanderbeg a Kroia". Voltaire opinaba que si los emperadores
bizantinos hubiesen luchado como Scanderbeg, el Imperio Oriental nunca hubiera
caído en poder turco.
Scanderbeg en la poesía popular croata
Como ya queda dicho, al mismo tiempo que Jorge Castriota
libraba incesantes luchas en su sector, los croatas oponían tenas resistencia a
la fuerza arrolladora del Imperio otomano, Cayó Albania en su poder, en 1463
cayó Bosnia y .poco años después Herzegovina y a lo largo del siglo XVI la
mayor parte de Croacia estaba invadida, pero no deblegada. La lucha prosiguió
hasta comienzos del siglo XIX, dejando imborrables huellas en la historia de
Croacia, porque en parte la lucha se libraba entre hermanos de distinto credo
religioso, cristianos unos, mahometanos otros. No es de extrañar, pues, que las
heroicas hazañas quedásen hondamente grabadas en la memoria del pueblo; que
luego las trasmitía, de generación en generación, en forma de poesía épica
popular; en versos decasílabos, tergiversando algunos hechos históricos,
magnificándolos o deformándolos, wino suele ocurrir.
El bardo, aedo y rapsoda croata Andrija (Andrés) Kacic
Miosic (1702-1760), en base a la poesía épica popular compuso su difundido
poemario La plática amena del pueblo croata (Razgovor ugodni naroda
slovinskoga), editado por primera vez en Venecia en 1756. Dicho poemario es una
crónica en verso y decasílabo y prosa, basado en la historia y en la tradición
popular, con todas las características, epitetos, adornos y elementos de la
poesía épica popular con tendencias románticas.
Este poemario, muy difundido, salvó del olvido popular a
muchas figuras históricas dándoles, ribetes legendarios, casi mitológicos. Un
ciclo entero está dedicado a las hazañas de Jorge Castriota Scanderbeg (Jure
Kastriotic), a su valentía, destreza y su sable invencible. Aún hoy muchos
campesinos croatas saben de memoria varias de esas poesías y las recitan,
acompañando su canto monótono con el instrumento monocorde típico llamado
guste. Reproducimos en versión castellana algunos de los versos
característicos, referidos al heroismo de Castriota y de Hunyady:
"Murad el sultán llora y suspira,
Murad el sultán llora y suspira,
Y maldice su mala suerte.
Con lágrimas amargas se queja
Ante sus capitanes y visires:
“Dos sables nos hacen cruel estrago,
Uno lo ciñe, orondo, Juan Hunyady,
El otro lo esgrime el príncipe Castriota.
Tanto nos cuesta arrebatárselos;
Imploremos al Dios poderoso
Nos proteja de esos leones,
Bravos dragones, truenos del cielo”.
Con esta nota queremos rendir homenaje al ilustre
defensor de la Europa occidental, la que, con amargura constatamos, nunca supo
aprovechar ni retribuir los enormes sacrificios que las naciones pequeñas como
Albania, Hungría y Croacia aportaron a su salvación, bienestar y progreso
cultural y económico, defendiendo sus fronteras orientales. El caso se repite
hoy: estas naciones están sometidas a la dictadura comunista y sus
padecimientos hallan escaso eco y poca comprensión en la opulenta y casi
indiferente sociedad occidental.
EL GOBERNADOR DE CALIFORNIA RONALD REAGAN, A PEDIDO DE LA
ASAMBLEA Y EL SENADO ESTATALES, PROCLAMÓ EL 10 DE ABRIL DE 1941 DIA DE LA
INDEPENDENCIA CROATA
A renglón seguido transcribimos los textos en su original
inglés y en versión castellana de la Resolución y Proclamación respectivas:
Por cuanto los Estados Unidos son la esperanza de las
naciones esclavizadas en el mundo dividido de hoy; y
por cuanto esas naciones miran a los Estados Unidos como
ciudadela de las libertades humanas, para conducirlas a la obtención de su
liberación e independencia en base del derecho de autodeterminación garantizado
en la Carta de las Naciones Unidas; y
por cuanto Croacia, una de las naciones esclavizadas, se
encuentra en el presente subyugada por la fuerza y el terror ejercidos por los
comunistas yugoeslavos; y
por cuanto la Yugoeslavia comunista ha ayudado recientemente
a la Unión Soviética a establecer un poder naval en el Meditarráneo, para
promover la expansión roja; y
por cuanto la Yugoeslavia comunista ha impedido la elección
de los representantes al Sabor y la nación croata ha sido privada de los
básicos derechos humanos de auto-determinación, elecciones libres, economía,
cultura,religión y aun del idioma; y
Por cuanto más de 150.000 americanos de origen croata
viven en California, participando en el desarrollo económico, cultural y
político del Golden State (Estado Dorado), manteniendo siempre su vigilancia
contra la agresión comunista, al compartir su conocimiento y experiencia; y
por cuanto el deseo de libertad e independencia por parte
de la abrumadora mayoría del pueblo de las naciones sometidas constituye un
poderoso disuasivo para la guerra y una de las mejores esperanzas para una
justa y duradera paz conjuntamente con estos potenciales aliados
norteamericanos; y
por cuanto cuadra que nosotros manifestemos claramente a
estos pueblos a través de medios apropiados y oficiales el histórico hecho de
que el pueblo del Estado de California comparte con ellos la aspiración de
recobrar su libertad e independencia; ahora, por lo tanto
LA ASAMBLEA DE ESTADO DE CALIFORNIA, CONCURRIENDO EL
SENADO, resuelve que los miembros urjan al Gobernador RONALD REAGAN para que
proclame el 10 de abril como EL DIA DE LA INDEPENDENCIA CROATA en todo Estado,
invitando a todos los ciudadanos para que exterioricen su renovada adhesión a
las justas aspiraciones de todos los pueblos a la independencia nacional y
libertad humana; y en tal sentido resuelve que el Jefe administrativo de la
Asamblea transmita una copia de esta resolución al Gobernador.
RESOLUCION DE LA ASAMBLEA CONCURRENTE N° 64
adoptada en la Asamblea el 14 de marzo de 1968.
Firmado:
JESSE
M. UNRUH
Presidente de la Asamblea
Da fe:
JAMES
D. DRISCOLL
Jefe administrativo de la Asamblea
RESOLUCION DE LA ASAMBLEA CONCURRENTE Nro. 64
adaptada en el Senado el 18 de marzo de 1968
Firmado:
ROBERT
H. FINCH
Presidente del Senado
Da fe:
J. A. BEEK
Secretario del Senado
DEPARTAMENTO EJECUTIVO ESTADO DE CALIFORNIA
PROCLAMA
Considerando que la nación croata ya desde los albores de
su historia en el siglo séptimo, ha tenido que luchar para preservar su
libertad e independencia y la búsqueda de procesos democráticos creó, hace más
de mil años, uno de los mis viejos cuerpos parlamentarios elegibles, el SABOR;
y
Considerando que Croacia se encuentra en la actualidad
subyugada por la fuerza y el terror ejercidos por Yugoeslavia, que ha
imposibilitado la elección de representantes al Sabor, y ha privado a los
croatas de los básicos derechos humanos de autodeterminación, de elecciones
libres, de la economía, cultura, religión y aun del idioma; y
Considemánđo que más 150.000 americanos
descendientes de los croatas viven en California, participando en el desarrollo
económico, cultural y político del Golden State (Estado de Oro), manteniendo
siempre su vigilancia contra la agresión comunista, al compartir su
conocimiento y experiencia;
POR ELLO, YO, RONALD REAGAN, GOBERNADOR DE CALIFORNIA,
proclamo por el presente documento el 10 de abril el DIA DE LA INDEPENDENCIA
CROATA, para honrar a esos californianos, invitando a todos los ciudadanos a
exteriorizar su renovada adhesión a las justas aspiraciones de todos los
pueblos a la independencia nacional y la libertad humana.
EN TESTIMONIO DE LO CUAL, aquí firmé e hice estampar el
gran sello del Estado de California el 4 del mes de abril del año mil
novecientos sesenta y ocho.
Firma:
RONALD REAGAN
Gobernador
Attest: (firma ilegible)
Secretario de Estado
Reseña de la composición social, nacional y por república
de la emigración económica yugoeslava
ZVONIMIR KOMARICA
El régimen imperante en Yugoeslavia, a pesar de su
organización formal de una Federación, dividida en seis repúblicas socialistas:
Croacia, Servia, Eslovenia, Bosnia Herzegovina, Montenegro y Macedonia, es un
régimen rigurosamente centralista, dirigido por el Partido comunista donde
predominan los servios persiguiendo una política imperialista y chovinista. De
ahí la opresión, nacional y da explotación econonómica de otras repúblicas,
especialmente de Croacia y Eslovenia como más desarrolladas. Este tipo de
"neocolonialismo" en el mismo seno de Europa y la discriminación no
sólo nacional sino también económica y cultural, obliga a los croatas y
eslovenos a emigrar.
Para que los lectores de Studia Croatica puedan
imaginarse la magnitud de las consecuencias negativas de este continuo emigrar
del pueblo croata, a continuación reproducimos en versión castellana el estudio
íntegro de Zvonimir Komarica, dedicado precisamente a este triste fenómeno. Z.
Komarica es un conocido comunista croata, especializado en las cuestiones
político-económicas. Este su trabajo fue publicado en los periódicos comunistas
croatas, pero no resultó de agrado a las autoridades de Belgrado. La verdad es
siempre amarga. Z. Komarica pertenece desde ya al grupo de dos comunistas
croatas relevados al segundo puesto de importancia (N. de la R.).
"No cabe duda alguna que la emigración de un crecido
número de obreros, campesinos y técnicos en busca de pan es un mal necesario y
una «solución» que para un pais como el nuestro no puede de modo alguno ser la
meta de una política a largo plazo.
Analizando este fenómeno debemos tener en cuenta el viejo
dicho: “quien no sabe exportar mercadería, exporta hombre”, como también la
constatación irreversible de que con ese “mal necesario” y la pérdida inherente
hacemos “el obsequio de capital humano” a los países más desarrollados,
obsequio que se distingue por crear nuevos valores.
Mientras existan naciones, existirán ciertos aspectos
fundamentales de la economia nacional. En dichas economias el hombre como
factor principal de la producción ocupa lugar destacado. Por ello, en un Estado
multinacional, organizado por esa razón en comunidades socio-políticas
—repúblicas— reviste gran importancia quién, en qué proporción y con qué papel
sufre la pérdida. Es normal que a la clase obrera de un pueblo no puede serle
indiferente qué porcentaje de sus hijos debe salir al extranjero en busca de
trabajo. El intrés activo de la clase obrera y el de sus organizaciones en los problemas
de la emigración externa es su obligación internacionalista y humanista.
A la cuestión de quién y cuánto pierde está intimamente
ligado el problema de quién y cuánto gana por esta modalidad del intercambio
exterior. Aqui en primer lugar se trata del ingreso de las divisas mediante las
remesas y giros de los obreros.
Hoy, viendo que, pese a las proclamaciones por parte de
las máximas instancias, la economía en 1967 y a principios de 1968 está gravada
con mayores tributos que en 1966 y faltan recursos para su modernización y la
reconstrucción, causa del estancamiento de la reforma económica, es preciso
extraer la conclusión pertinente y hacer el balance de este sector de nuestra
vida
Muchas enciclopedias, léxicos y estadísticas registran
que, entre los pueblos de Yugoeslavia, los croatas y Ios eslovenos acusan el
mayor número de emigrantes. Esta emigración económica (descontando los grupos
étnicos croatas y eslovenos radicados en Italia, Austria y Hungría) importa el
80% de los emigrados de Yugoeslavia a Ios países de ultramar y a determinados
países europeos.
Nuestra historia igual que la de varios países del
sureste europeo nos enseña que Ias migraciones son resultado de determinadas
condiciones. Aparte del «poder absorbente» de las economías más desarrolladas y
de los sueldos; atractivos, para las migraciones masivas coma las nuestras se
requieren dos condiciones: alta tasa del crecimiento vegetativo y el
subdesarrollo del territorio respectivo unido al desempleo. En la presente
exposición, entre otras cosas, veremos cuáles comunidades socio-políticas y en
qué medida cumplen con dichos presupuestos que en los estudios sobre las
migraciones masivas son tratados como «normalidad».
Es imposible dar una cifra exacta de los emigrantes
económicos de la República Socialista Federal de Yugoeslavia (en adelante en
forma abreviada: RSF de Yugoeslavia) y de sus seis (repúblicas», debido a la
falta de una estadística completa sobre el particular y debido al hecho de que
no podemos clasificar a dos categorias de emigrantes, aunque pequeñas, por sus
motivos específicos, como emigración exclusivamente económica. Trátase de los
emigrantes de Istria que van a Italia y los de Macedonia que se radican en
Turquía.
Sin embargo, las estimaciones y cálculos hechos en base a
nuestras estadísticas y las extranjeras y evidencias, nos permiten establecer
que actualmente hay en la Europa occidental 360.000 emigrados económicos de
Yugoeslavia como obreros a largo plazo o estacionales, deduciendo a los
(beneficiarios del tránsito burgués». Esta cifra involucra a la familia de los
obreros y a grupo que salió del país ilegalmente, sin documentos, y encontró
trabajo en los países de la Europa occidental. Hemos deducidos el número de los
que regresaron.
La composición social
Un cuadro real de la composición social de los trabajadores, técnicos y profesionales lo proporcionan los datos relativos al lugar donde trabajan. Dos encuestas realizadas (una con pregunta directa y otra por escrito) entre 2.500 interesados, mostraron que en 1967 la composición social de los ciudadanos yugoeslavos en cinco países de la Europa occidental sería la siguiente:
Obreros no especializados 58,2%
Obreros especializados 36,3%
Obreros. altamente especializados 5,0%
Sin respuesta 0,5%
El grueso de los trabajadores no especializados lo
constituyen los campesinos. Cumplen generalmente tareas rudas y auxiliares que
los obreros del país respectivo eluden. Los dos grupos restantes desempeñaban
en su patria tareas similares a las que desempeñan en el extranjero. Esta
estructura social de nuestros compatriotas, planteada en rasgos generales,
merecería un comentario extenso desde distintos puntos de vista. Nos
limitaremos a constatar que ningún país emigratorio acusa un porcentaje tan
alto de trabajadores especializados, con altos estudios o estudios
universitarios como SFR de Yugoeslavia. Esas dos
grupos constituyen el 41,3% del total de la emigración europea del territorio
de Yugoeslavia. Esa cifra arroja suficiente luz sobre el origen de esta
emigración. No cabe duda que los trabajadores especializados y con altos
estudias pueden proceder únicamente de las “repúblicas” más desarrolladas. Por
ello, es menester analizar la composición por repúblicas de nuestra emigración
económica en Europa.
La composición por repúblicas
Teniendo en cuenta los resultados de tres encuestas
efectuadas en 1966 y 1967, como asimismo los datos de los institutos de censo y
estadística de cada república, estamos en condiciones de dar una respuesta más
exacta a todas estas preguntas. Paralelamente consignamos el porcentaje de cada
república en la población total de la RSF de Yugoeslavia.
Participación de c/república en el total de obreros en
Europa |
Porciento de c/república en el total de habitantes de
Yugoeslavia (censo de 1961) |
|
RSF de Yugoeslavia: |
100 |
|
Bosnia y Herzegovina |
22,1% |
17,7% |
Montenegro |
0,2% |
2,55% |
Croacia |
50,1% |
22,4% |
Macedonia |
3,1% |
7,6% |
Eslovenia |
15,1% |
8,6% |
Servia |
9,4% |
41,2% |
Estos datos denotan también rasgos específicos. Mientras
de los demás países del sureste europeo las corrientes emigratorias fluyen de
las áreas menos desarrolla-das, en nuestro país ocurre lo contrario. Casi el
80% de nuestros ciudadanos emigró después de 1965. Vale decir tras dos décadas
de persistentes esfuerzos y sacrificios para desarrollar las zonas atrasadas.
En ese sentido, indudablemente, se lograron ciertos resultados. De ahí el hecho
de que actualmente las regiones menos desarrolladas en la RSF de Yugoeslavia
tienen un ingreso de 300 dólares por habitante. Lo normal sería esperar que las
razones primordiales para emigrar, o sea: magros salarios, desocupación y la
ambición de elevar el nivel de vida, hoy después de dos decenios (del sistema
comunista) afectan por partes iguales a todas las comunidades socio-políticas
de Yugoeslavia. Si algunas regiones fueron, antes de la primera y la segunda
guerra mundial, relegadas en lo económico, socio-político y en cuanto a la
política inversionista, y por ello tuvieron que emigrar en masa, el triunfo de
la revolución socialista debió eliminar las causas de ese estado de cosas. Si
surgen, por distintas razones, sería lógico incluirlas en los fenómenos
negativos, y combatir por todos los medios la emigración y en primer lugar allí
donde la migración es más cuantiosa y donde pone en peligro los intereses de la
comunidad. Visto desde otro ángulo, deberíamos tratar de que la carga de esta
migración sea compartida en forma equitativa por todas nuestras comunidades
socio-políticas.
La población de Bosnia y Herzegovina, de Croacia y
Eslovenia gravita principalmente hacia los países de habla alemana, es decir
hacia la República Federal Alemana y Austria. Hubo intentos de buscar razones
para tal orientación en motivos políticos. Sin embargo, resulta que los motivos
de esa canalización estriban, aparte del dinamismo económico de dichos países,
en razones prácticas, diríamos lingüísticas. Vale decir, los términos técnicos
de herramienta, equipos y materiales, sobre todo en la construcción, en croata
y esloveno son prestados del alemán. Prescindiendo de los motivos históricos
que hicieron que así fuera, ese conocimiento ayuda a los obreros a encontrar
con mayor facilidad trabajo y orientarse a la mayor breevdad. Es útil tanto al
trabajador como al empleador. Los musulmanes (croatas de religión islámica N.
de la R.) y los integrantes de la minoría servia, provenientes de dichas
repúblicas, son representados en forma proporcional a su numero.
La mayor carga recae sobre Croacia
Según hemos visto, nuestras repúblicas no están
representadas en forma proporcional e igual en los procesos migratorios
europeos. Una relación económico-política ideal, equitativa y verdaderamente
igual seria aquella en la que los porcentajes de emigradas de cada república fuera idéntico o por lo menos aproximativos a los
porcentajes en la población de la RSF de Yugoeslavia. Esgrimir argumentos
relacionados con la tradición, con la migraciones anteriores,
con la orientación más fácil debido a las relaciones existentes, podría
justificar cierto porcentaje de las corrientes migratorias de las rgpúbilcas
socialistas de Croacia y Eslovenia. Las verdaderas causas debemos buscarlos en
otra parte. Especialmente cuando se sabe que el 75% de los obreros salieron en
busca del trabajo en los últimos cuatro años. La tradición y los vínculos
familiares inciden en cierto grado en las migraciones a los paises de ultramar.
Si tomamos la participación equitativa en el “mal
necesario” y en las pérdidas, derivadas de la salida de hombres jóvenes,
vigorosos, a menudo especializados y con estudios, es interesante comparar las
cifras de los emigrantes en Europa con el número de los habitantes de cada
país. Los especialistas en los problemas emigratorios denominan esta relación,
expresada en porcentaje, “tasas migratorias”.
Tasas migratorias de los principales países de emigración a principio de
1967 nos dan el siguiente cuadro:
PAIS |
Número habitantes en 000 |
Número emigrados a Europa en 000 |
Tasa migratoria en porcientos |
Grecia |
8.500 |
250 |
2,94 |
Italia |
51.600 |
2.000 |
3,88 |
Yugoeslavia |
19.450 |
360 |
1,85 |
Portugal |
9.200 |
370 |
4,02 |
España |
31.600 |
600 |
1,90 |
Turquía |
31.100 |
196 |
0,63 |
Vista en relación con otros paises, la tasa migratoria de
la RSF de Yugoeslavia de 1,8% puede comprenderse, más no justificarse. Aquí, en
realidad, no radica el problema. Si la RSF de Yugoeslavia no fuera, según reza
su constitución, “la república federal de pueblos y nacionalidades libres e
iguales”, entonces podríamos hablar de las migraciones desde el punto de vista
de las implicaciones económico-demográfica. Si en Yugoeslavia existiera “la
unidad monólitica” de la clase trabajadora con la conciencia supranacional
yugoeslava de pertencer a una cultura, a un idioma, a una economia, entonces
los problemas de nuestras migraciones serian mucho más simples. Mas la realidad
es otra, guste o no. El censo de la población de 1961 evidenció que de los
18.549.000 habitantes, esos yugoeslavos ideales, nacionalmente indefinidos,
constituyen menos del 2%, o sea sólo 317.000. Este por ciento entre los
emigrados de la RSF de Yugoeslavia, empleados en los paises de la Europa
occidental, es todavía menor. Sobre este punto hablaremos más adelante.
Las tasas migratorias de las “repúblicas” yugoeslavas
REPUBLICA SOCIALISTA |
Número de habitantes |
Número emigrados a Europa |
Tasa migratoria |
Bosnia y Herzegovina |
3.594.000 |
79.560 |
2,21% |
Montenegro |
511.000 |
720 |
0,14% |
Croacia |
4.281.000 |
180.360 |
4,21% |
Macedonia |
1.505.000 |
11.160 |
0,74% |
Eslovenia |
1.647.000 |
54.360 |
3,30% |
Servia |
7.967.000 |
33.840 |
0,47% |
Como desde 1961 no se levantó el censo de la población,
hemos utilizado la estimación del Instituto Federal de estadistica que data de
mediados de 1965.
Si analizamos la tabla comparativa de las tasas
migratorias de nuestras repúblicas, debemos observar dos grupos.
El primer grupo lo integran las repúblicas cuya tasa
migratoria supera el 2%, a saber: Bosnia y Herzegovina, Croacia y Eslovenia. En
este grupo sobresale la República Socialista de Croacia con más del 2% con la
tasa migratoria en comparacián con la de Bosnia y Herzegovina, y con casi 1%
sobre la de Eslovenia.
El segundo grupo, cuya tasa migratoria es inferior al 1%
y oscila entre 0,14% y 0,74%, lo forman Montenegro, Macedonia y Servia. Aqui
esos porcientos son aproximados, podríamos decir iguales,
Si comparamos esos grupos en relación con las tasas
migratorias de los demás países del sureste europeo que cuentan con emigrados
económicos en Europa, nota-remos que la tasa migratoria de la República
Socialista de Croacia sobrepasa la de los países como Portugal e Italia. Estos
paííses en la última centuria estuvieron a la cabeza de ias migraciones
mundiales. Es obvio que hoy Croacia ocupa el primer lugar entre los paises
europeos respecto al número de los emigrantes en relación al número de
habitantes. Como no disponemos de datos sobre la tasa migratoria de México, no
podemos afirmar que esta tasa sea la más alta en el mundo.
Nos preguntamos, ¿cuáles son las razones para tan alto
porcentaje migratorio de Croacia y Eslovenia? Como razón principal de
emigración suele aducirse el crecimiento vegetativo en el país respectivo.
Empero, cuesta encontrar una respuesta satisfactoria en este campo, porque las
repúblicas con el más bajo crecimiento de la (población acusan la migración más
numerosa y viceversa. Los hechos demuestran que el crecimiento vegetativo
promedio en Croacia es 11,2, en Eslovenia 11,1, en Macedonia 16,2 y en
Montenegro 21,9 por mil, respectivamente.
Composión nacional de los emigrados
NACIONALIDADES |
migraciones europeas Porcentaje en el total las repúblicas de la RSF de
Yugoeslavia |
Porcentaje en el total de la población RSF de
Yugoeslavia y en 000 |
|
Montenegrinos |
0,8% |
3,10% |
514 |
Croatas |
64,2% |
23,20% |
4249 |
Yugoeslavia |
1,55% (5'9% en 1953) |
1,17% |
317 |
Húngaros |
1,3% |
2,72% |
504 |
Musulmanes |
1,7% |
5,25% |
973 |
Macedonios |
1,9% |
5,64% |
1046 |
Eslovenos |
14,8% |
8,55% |
1589 |
Servios |
23,0% |
42,10% |
7806 |
Skipetares |
0,90% |
4,94% |
915 |
Demás nacionalidades |
0,2% |
3,19% |
591 |
Los datos consignados hablan a las claras de la
desproporción de los pueblos y nacionalidades en las migraciones europeas de
trabajo. El porcentaje de los croatas en las migraciones es dos veces superior
a su porcentaje en la población de la RSF de Yugoeslavia, y el de los eslovenos
algo inferior a dos veces. En cuanto a los demás pueblos nacionales este
porcentaje es muy inferior a su porcentaje en la población total de
Yugoeslavia.
Como lo reflejan fielmente las tablas comparativas,
nuestras comunidades sociopoliticas —repúblicas socialistas— no participan en
forma equitativa en cuanto a la carga y la pérdida que para sus economías se
derivan de ias obligaciones impuestas en este momento por la reforma económica.
Los obreros croatas en Europa representan un capital de
más de 3.000 millones de dólares
Para estimar, por lo menos aproximadamente, esas
pérdidas, debemos servirnos de los conocimientos teóricos de otros países. Los
cálculos de las compañías de seguro y otras instituciones ea los países
desarrollados muestran que los “gastos de producción” de un hombre de 20 años
en promedio ascienden a 10.000 dólares. Si bien se trata de una estimación
aproximativa, sin exactitud científica, los especialistas italianos en la
materia la utilizan en sus estudios, lo que nos permitiremos aquí también.
Dos encuestas llevadas a cabo en cinco países europeos
reflejaron que el 3% de los emigrados tienen menos de 20 años. Eso significa
que podemos operar con la cifra de 349.200 personas cuyo valor per cápita es de
10.000 dólares.
Para la RSF de Yugoeslavia entera el valor del
"capital en forma humana" obsequiado importa 3.492.000.000 dólares.
Es la parte del precio con que pegamos la planificación
burocrático-centralista, la economia extensiva, la baja productividad y los bajos
salarios. Es la parte del precio con que pagamos hoy el atraso en la
reconstrucción y la modernización de varios sectores económicos.
La pérdida distribuida por repúblicas
REPUBLICA SOCIALISTA |
Número de Ios emigrandos mayores de 20 años |
Pérdida del capital humanoen US$ |
Bosnia y Herzegovina |
77.173 |
771.730.000 |
Montenegro |
698 |
6.980.000 |
Croacia |
174.949 |
1.749.490.000 |
Macedonia |
10.735 |
107.350.000 |
Eslovenia |
52.729 |
527.290.000 |
Servia |
32.824 |
328.240.000 |
Por consiguiente, según este cálculo teórico condicional,
el obsequio en (capital humano» que nuestras repúblicas hacen a las economías
de los países desarrollados de la Europa occidental no es pequeño. Debe tenerse
presente que para los paises de inmigración: Austria, Benelux, Francia,
República Federal Alemana, Suecia y Suiza ese capital no tiene carácter
condicional ni teórico sino práctico y tangible. Un análisis (Dr. Ivo Vinaki) ,probó que de los productos netos, creados por los obreros
de la RSF de Yugoeslavia en la Europa occidental, casi cuatro quintas partes, o
sea el 78% queda en el país respectivo. La retención de la parte leonina del
producto neto de los trabajadores, para cuya “producción” nada invirtieron, devela uno de los secretos del crecimiento
rápido y dinámico de todos los sectores económicos de los paises mencionados.
El Estado socialista explota a los obreros emigrados
Nuestros órganos estatistas y dirigistas, como asimismo
una parte de la prensa, consideran con frecuencia en forma unilateral el
beneficio de la comunidad que deriva de los emigrados. Satisfechos por la
reducción de los desocupados, a menudo destacan «el balance positivo de la
explotación invisible». En este balance suelen subrayar el aumento contante de
las - remesas obreras que de los 15 millones de dólares en 1957 ascendió a 121
millones en 1967. Para impresionar mejor, hacen comparación eon el ingreso de
las divisas procedente del turismo que en 1957 registró 9 millones -de dólares
y en -1967 cerca de 138 millones. Sí, eso -es verdad, pero se trata del anverso
de la medalla. De hecho, esos millones son “migajas” de los productos netos,
creados por nuestros obreros en el extranjero. En 1966 el rubro de las remesas
obreras representó sólo la décima parte del producto neto, creado por los
obreros de Yugoeslavia, ocupados en -dos trabajos temporarios» en la Europa
occidental. Considerando la composición nacional de los obreros emigrados, más
de la mitad del ingreso de divisas de las remesas obreras y de los emigrantes
llegan al territorio de la República Socialista de Croacia. Las remesas de los
emigrantes disminuyen cada año y las de los obreros, que gradualmente se van
convirtiendo en. (emigrantes», aumentan
constantemente. Su aumento no guarda relación con eI aumento del número de los
obreros, porque una parte de esos obreros no aguanta la soledad y se lleva a su
familia o la funda en el extranjero. Una encuesta, organizada por el Instituto
para migración y nacionalidades, registró que el 27,4% de los obreros no gira
remesas a sus familiares o no. las tienen en la RSF de Yugoeslavia.
Según estimaciones, hechas por. especialistas,
el ingreso de divisas provenientes de las remesas obreras, giradas al
territorio de cada república daría este cuadro aproximado:
RSF DE YUGOESLAVIA 100%
Bosnia y Herzegovina |
26.741.000 |
22,1% |
Montenegro |
242.000 |
0,2% |
Croacia |
60.621.000 |
50,1% |
Macedonia |
3.751.000 |
3,1% |
Eslovenia |
10.271.000 |
15,1% |
Servia |
11.347.000 |
9,4% |
Una suma, dos veces mayor, o sea cerca de 250.000.000 de
dólares nuestros ciudadanos la guardan depositada en los países occidentales
donde trabajan.
Los beneficios son absorbidos por el Fondo Federal de
Belgrado
En este sector contrasta vivamente el sistema
descentralizado de la educación y el sistema centralista de divisas. Como la
financiación de la educación y de las escuelas en el sistema vigente compete
exclusivamente a la respectiva comunidad socio-política —comuna, república—
sería normal que “los beneficios” que devengan los emigrados sean distribuidos
de modo que, por lo menos, en parte compensen los gastos de sus respectivas
comunidades socio-políticas. Esas demandas se plantean desde hace años, pero
sin éxito. Conforme al sistema de divisas y al régimen bancario, que pese a
todos los esfuerzos de los reformistas progresistas, siguen en vigencia, el
ingreso de divisas afluye al Fondo Federal de monedas extranjeras (con sede en
Belgrado, N. del a R.).
El sistema cambiario perjudica a los obreros
Si se toma en cuenta el hecho de que un dólar en los
mercados europeos de cambio vale aproximadamente 500 dinares viejos más que su
curso oficial, resulta que el Banco Nacional de la RSF de Yugoeslavia ganó
6.500.000 millones de dinares viejos, sin contar los gastos e impuestos de
cambio de 121 millones de dólares transferidos en 369.050.000 millones de
dinares viejos. Esos billones de dinares beneficiaron, por supuesto, a las
familias de los emigrados. Empero, cabe preguntar si estas sumas pueden ser la
única compesación a nuestra comunidad por la ingente pérdida «en capital
humano».
En 1967 al territorio de la RSF de Yugoeslavia fueron
girados aproximadamente 77 billones de viejos dinares. En esta suma, debido
sólo al diferente curso de cambio, el Banco Nacional «ganó» 3,310.000 millones
de viejos dinares.
Es de esperar que se produzcan cambios
positivos en el actual sistema de divisas, conservativo y centralista.
Con ello se crearían las condiciones para aumentar el ingreso de divisas,
provenientes de las remesas obreras, y para acrecentar también el número de las
cuentas en divisas extranjeras en nuestro país.
Pero, por ahora, lo más urgente es crear con todos los
recursos disponibles, incluyendo las remesas obreras, nuevas fuentes de trabajo
en las zonas en que este fenómeno negativo es más acuciante. Ello significaría
un notable aporte a aquellas medidas reformistas que persiguen la detención dei
trasvasamiento de la renta nacional en la economía. Eso facilitaría también
implantar una política desarrollista y operativa a largo plazo, posibilitaría
mayor ocupación y mejores salarios y, por último, un aprovechamiento eficiente
de los conocimientos y experiencias de los obreros.
La tasa migratoria de Croacia es la más alta en la RSF de
Yugoeslavia y en Europa no porque a los croatas les guste buscar trabajo en
otros .paises, sino porque, junto con otras razones, en los últimos tres años,
Croacia, de acuerdo a las exigencias de la reforma económica, tuvo que
restringir las inversiones".
Zagreb, Croacia, septiembre de 1968.
BERNARD GEORGE: L'OCCIDENT JOUE ET PERD LA YOUGOSLAVIE
DANS LA GUERRE, Editions de la Table Ronde, 1988, Collection: L'Histoire
Contemporaine, Revue et Corrigée, dirigée par Pacques Daurent et Gabriel
Jeantet, París.
Este libro ha sido escrito con todas las virtudes del
espíritu francés: la claridad de ideas, la elegancia del estilo y una
insuperable voluntad de objetividad. Herman Neubacher, plenipotenciario del
Tercer Reich para los asuntos económicos del sudeste europeo, se apresura el
dia 5 de abril de 1941 en un coche Mercedes por alcanzar cuanto antes el chalet
del generan rumano Ion Antonescu en las afueras do Bucarest. Ha recibido
encargo de Hitler de comunicarle al general su decisión de destruir a
Yugoeslavia. En el fondo del coche, pensativo, el diplomático germano repasa el
panorama político de toda Europa, especialmente de aquella parte de su sudeste.
El autor B. George, con una capacidad extraordinaria de síntesis, hace resaltar
los intereses opuestos de los actores del drama bélico en desarrollo y a
desarrollarse.
Bajo el impacto del éxito alemán y en la sombra del pacto
alemán-soviético todo aquel mundo quedó desorientado. Todos buscan orientarse
hacia Berlin. También Belgrado. El día 25 de marzo de 1941 Yugoeslavia adhiere
al "pacto de acero", firmado el 27 IX 1940 entre Alemania, Italia y
Japón. En aquel momento Alemania absorbe "más de la mitad del comercio
exterior" de Yugoeslavia. Además, en las previas conversaciones, Hitler
había prometido a los servios la ciudad de Salónica y garantizado la
neutralidad de Yugoeslavia. Esta decisión de Belgrado no pudieron impedirla ni
la intervención del rey de Inglaterra ni todas las amistades que tenía con el
occidente. Pero el cuerpo de los oficiales servios, descontento de no poder
realizar sus sueños de atacar a los italianos en Grecia y de someter a Albania
a su poder con la ayuda francesa (general Weygand), ejecutaron un golpe de
Estado, eliminando a la Regencia y proclamando al adolescente Pedro II rey de
Yugoeslavia.
El golpe impresionó a Hitler, haciendo peligrar su sueño
de retomar el papel director en aquella parte del mundo desempeñado antaño por
la Viena de los Habsburgo. Irritado por esta actitud servia, Hitler dio a
conocer e sus colaboradores políticos y militares la Instrucción Nro. 25, con
Ia cual ordenó Ia destrucción de Yugoeslavia el mismo dia de producirse el
golpe de Estado 25 de marzo de 1941.
En vista del inminente ataque a la Unión Soviética,
Hitler quiso destruir a Yugoeslavia con una acción fulminante, para impresionar
al adversario y para ne perder un tiempo tan necesario.
En este sentido Hitler tuvo el más completo éxito. La
ocupación del pais, dice el autor, fue posible porque "el ejército
yugoeslavo no pudo entender... y todavia menos poner en pie, un verdadero plan
de defensa a lo largo de sua fronteras desmesuradamente amplias, sin ningún
factor natural o de tradición". V. Dedijer, historiador oficial de Tito,
acusa a la burguesía y a la dinastia servias de haber traicionado los
verdaderos intereses "nacionales" y de "clase" del pueblo
yugoeslavo. Aparte de estas causas, el autor frances dice: "...se agrega
otra, sin du-da alguna la más grave. El Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos, ¡que doce años más tarde fue bautizado
Yugoeslavia! —creación multinacional del Trata-do de
Versalles-- no resistía la prueba de la guerra y la derrota. Todos los pueblos
agrupados bajo la denominación de "eslavos del sur", no veía en la
derrota del aparato servio una catástrofe sin remedio. Los eslovenos recibieron
bien a los alemanes y "las unidades enteras croatas, por el odio
tradicional a los servios, se negaron a cambatir "o se pasaron" al
enemigo" (pág. 38).
Desde este momento Hitler tuvo que dar alguna solución a
problemas e intereses tan complejos, que hasta entonces no ese hizo por falta
de comprensión, especialmente en cuanto a "la cuestión croata".
Al margen de la destrucción de Yugoeslavia, vale destacar
algunos momentos, subrayados por el autor, lo que, sin duda alguna, forma parte
de su intento de revision y corrección de la historia. V. Dedijer dice que
fueran muertas cerca de 3.000 personas en Belgrado por los ataques aéreos
alemanes, pero muchos quedaron bajo las ruinas. El historiador alemán W.
Gòerlitz aprecia el número de víctimas de 15 a 20:000, mientras el historiador
Alan Palmer dice que este número era de 17.000 personas. Bernard George agrega
su oprinión: "Este número palidece mucho ante los 135.000 muertos,
quemados vivos por el fósforo en Dresde los días 13 y 14 de febrero de 1945",
tomando esos datos del historiador inglés David Irving: La. Destrucción de
Dresde (En Hiroshinia hubo 71.000 muertos).
La Rusia de Stalin, que había firmado poco antes un pacto
de ayuda con Yugoeslavia, le dio la espalda en el momento del ataque alemán.
Stalin en persona, el día, 13 de abril de 1941, al ver en la estación
ferroviaria de Moscú al encargado militar alemán Hans von Krebs, lo palmeó en
los hombros diciendo: "Nosotros quedaremos siempre amigos, ¿verdad?"
En cuanto a la "leyenda" que Hitler había
creado a Croacia, vale no olvidar que en la Instrucción 26; con la cual Hitler
prevé la suerte del territorio yugoeslavo, no se menciona a Croacia para nada.
Este documento histórico desmiente sin remedio aquella leyenda sostenida por
los servios.
Al referirse a la cuestión croata en forma específica, el
autor reproduce las palabras de sorpresa del ex ministro federal de Austria y
ex oficial del ejército austro-húngaro H. Neubacher sobre la falta de
conocimiento geográfico de los Balcanes, por parte de Hitler y su ministro de
relaciones exteriores, al preguntarle si Croacia forma parte de los Balcanes.
Neubacher, quien comandaba una unidad croata en la primera guerra mundial,
conocía bien a Croacia y a Servia, lo que bien le autorizaba a decir que Croacia
no pertenece al mundo balcánico.
Hay un concepto de Balcanes —continúa B. George—,
geográfico y otro cultural-político. Esta distinción es la inseparablemente
ligada a las influencias oriental y occidental respectivamente. "Una de
las líneas divisorias interiores de Europa de carácter esencial es la línea
entre la zona de influencia occidental y la oriental". Así Hungría escapó
de los Balcanes, mientras Rumania, Bulgaria y Yugoeslavia no. Pero el caso de
Yugoesiavia, reciente creación, constituye un problema especial, Efectivamente,
Servia fue bizantina con el Imperio oriental, Croacia no. Servia sufrió el yugo
turco, Croacia no. Servia se hallaba fuera de los confines austrohúngaros,
Croacia no. Este fenómeno explica la existencia de un permanente desgarramento
del Estado yugoeslavo después de su creación (1918) y, en el centro de estos
problemas imposibles de resolver, se halla la cuestión croata" (pág. 44).
Para hacer comprender su tesis, por cierto correcta, el
autor expone un breve relato histórico-genético de la cuestión croata.
Yugoeslavia, según él, es una "peripecia de la historia" en un
sentido mucho más exacto que Bélgica, como había calificado su caso el general
de Gaulle: "Si bien existía un grupo étnico... denominado eslavos del sur:
los eslovenos, los croatas, los servios, los búlgaros, los macedonios (los
montenegrinos que son servios y los bosníacos que son croatas), nunca formaron
un Estado común". Al disolverse la doble monarquia austro-húngara, la
unificación en un Estado común de los eslovenos, croatas y servios "no era
de ninguna manera una consecuencia política que hubo de surgir por sí
misma...:" Este Estado '"debe su nacimiento a la voluntad de las
potencias vencedoras en 1918... Las diferencias culturales y de caracter que
existían, por cierto, entre los croatas, los servios y los eslovenos fueron un
factor contrario a la formación de un
Estado común". Hablando de la similitud, casi la identidad, de la
lengua croata y servia, el autor agrega: "...pero en el plano cultural,
estos dos pueblos están bien separados por aquellas líneas de separación que
nosotros en Europa invocamos: Ios croatas pertenecen al mundo occidental
latino, los servios al mundo oriental bizantino. Mientras los croatas siguen el
rito romano, los servios forman parte del mundo cristiano ortodoxo eslavo. Así
uno de los símbolos de tendencias culturales, divergentes, es que los croatas
usan la escritura latina y los servios los caracteres cirilicos. Estas
diferencias en el seno de sus mismas semejanzas, han hecho arraigar en ellos un
verdadero odio recíproco. Hubo entre unos y otros, especialmente entre los
croatas, espíritus superiores, que hacían esfuerzos para mitigarlo, pero sin
mayor éxito" (pág. 43 y 45).
En el siguiente pasaje del autor francés, que reproducimos,
hay una inexactitud y una verdad, las que especificaremos inmediatamente:
"Las croatas conservaron su independencia sólo por corto tiempo,
conseguida al principio del Medioevo. Las territorios,
que fueron cuna de la nación croata cayeron rápidamente bajo la soberanía de la
corona húngara. Dalmacia fue por largo tiempo una colonia veneciana. Bosnia y
Herzegovina quedaron turcas hasta 1878".
La verdad indiscutible es la enumeración exacta de los
territorios nacionales croatas, incluyendo las provincias de Bosnia y
Herzegovina. Lo inexacto es que Croacia perdió rápidamente su independencia.
Croacia permaneció soberana bajo sus propios reyes desde el siglo VIII hasta
1102, cuando concluyó con Hungría la "Unión personal". Los croatas
reconocían a los reyes húngaros, mientras conservaban la soberanía completa en
su propia casa. Tomando en consideración la estructura estatal de aquel
entonces —sin un aparato administrativo central, sin ejército estable y
centralizado, sin finanzas centrales—, los nobles feudales croatas, con el Ban
al frente en su calidad de prorex, gozaban realmente de una soberarnía
completa. Esta unión personal, durante los siglos del asedio turco y las
dificultades subsiguientes pérdida de Bosnia y Herzegovina, 4.000.000 de
croatas caídos en el campo de batalla y llevados a cautiverio—, iba
convirtiéndose paulatinamente en una unión cada vez más real. La defensa común
contra los turcos fue la causa principal. Por la misma razón, en el alío 1527
las dos naciones reconocieron la soberania del cetro austríaco. Los Habsburgos,
desde ese momento, asumen la función de íos organizadores más responsables de
la defensa contra la invasión otomana. Recién al disminuir este peligro y al
despertar la idea del nacionalismo moderno, empezaron los croatas y los
húngaros a distanciarse de Austria. Viena, a su vez, trataba de dar a esta
comunidad plurinacional el contenido y eI carácter austro-alemán. Este era el
momento de gran gravitación para los croatas y los húngaros en el sentido
austro-centrifugo. En las peripecias contradictorias del siglo XIX, los croatas
y los húngaros se habían separado completamente en 1848; volviendo nuevamente a
unirse con Austria en 1867 y 1868, respectivamente, para deshacerse por
completo aquella gran comunidad en el servicio de la cultura occidental y el
cristianismo en el año 1918. Es cierto, que los húngaros en 1867 y 1868 habían
conseguido un grado mayor de independencia que los croatas, pero sin que el
pueblo croata hubiese perdida la conciencia de sus derechos y el objetivo de su
lucha nacional. Croacia en aquel momento estaba todavía en el punto culminante
y más trágico de su historia, que denominamos el estado de "reliquiae
reliquiarum olim incliti regai Croatiae". Los turcos habían anexado a
Bosnia-Herzegovina, Venecia a Dalmacia y Austria a las sucesiones de Napoleón
junto con Dalmacia lo que había debilitado extremadamente al pueblo croata.
Es una ley inevitable de la historia humana que la
debilidad física y numérica se refleja también en la política. No obstante, los
croatas nunca perdieron completamente su soberanía hasta 1918. Por eso dice
bien el autor francés, aun cuando en perjuicio parcial nuestro, al formular:
"Bajo la corona de San Esteban, es decir en el cuadro de Hungría, Ios
croatas gozaban de cierta autonomía..." con lo que rectifica, pálidamente,
su aserción anterior sobre la pretendida "rápida pérdida" de nuestra
independencia. Los términos y conceptos aqui usados son bien diferentes y casi
inaplicables en aquel período y condiciones.
Un Estado, sin existencia legal
Tratando el problema de la formación del Estado
yugoeslavo de 1918, el autor capta acertadamente los hechos y hace adecuada su
interpretación. El llamado "Consejo del Pueblo" y los políticos
pro-yugoeslavos en Croacia en aquel momento fueron todo menos una
"representación democrática del pueblo croata". La unión con los
servios del 19 de diciembre de 1918, que realizaron estos hombres sin carácter
representativo, en realidad ejecutaron "un golpe de Estado" de
Croacia. "La masa del pueblo croata no se adhirió por nada a esta
decisión, conseguida por via muy poco democrática. El pueblo se encontró ante
un hecho consumado". Por protestar ahí cayeron las primeras víctimas
croatas por la independencia. "La Constitución llamada Vidovdan" que
elaborada sin que los representantes croatas aportaran para ello la menor
contribución. Recién 6 años después de la formación del nuevo reino... se
arriesgó llamar a elecciones generales. Su resultado hizo ver la falta absoluta
en Croacia de la idea de un Estado común, porque el partido que se le oponía
como un abierto adversario, fue un vencedor cabal en esta lucha electoral: el
Partido Campesino Republicano Croata, cuyo jefe era Esteban Radić. Este se
convirtió desde dicho momento en jefe legendario del nacionalismo croata. Los
diputados croatas quedaron fuera del parlamento de Belgrado para demostrar
claramente que ellos consideraban este nuevo Estado como un Estado sin
existencia legal" (pp. 48 y 49).
Las diferencias entre los dos pueblos fueron cada vez más
patentes. El conflicto venía agravándose. En 1925 fue asesinado por los
comunistas el ministro del interior servio M, Drašković. El gobierno
servio, so pretexto de la lucha contra el comunismo, decreta la llamada
"Obznana", una medida semilegislativa excepcional, dirigida
principalmente "contra el nacionalismo croata. "Los partidos y las
organizaciones nacionales croatas, abarcando aquí también a todas las
asociaciones de carácter confesional, fueron disueltas
como hostiles al Estado, aun cuando ellas... no tenían nada que ver con el
atentado. Sus dirigentes fueron arrestados". "Fue la intervención de
Francia y no estas medidas que impidió la guerra civil y la destrucción del
nuevo Estado. Radić, bajo la presión francesa, reconoció a la dinastía
servia de Karageorgevich y eliminó de la denominación de su partido el término
"republicano". El mismo fue nombrado ministro de educación nacional y
sus diputados fueron al parlamento servio. Pero no obstante la lucha continuó.
Así se produjo el 20 de junio de 1928 la catástrofe cargada de graves
consecuencias, una catástrofe sin precedentes en la historia del
parlamentarismo europeo. Durante una sesión de la «Skupština» (parlamento), el
diputado P. Račić disparó varios tiros contra Esteban Radić y
sus vecinos... Este atentado por un fanático servio, reabrió el abismo entre
los dos campos. Todos los diputados croatas abandonaron la Skupština de
Belgrado. Las palabras que pronunció Radić en su lecho de muerte «¡jamás a Belgrado!», fueron consideradas como su testamento
y como su orden de día, legado al pueblo croata en su totalidad" (pág.
50).
Después se instaló la "dictadura real"
(6.1.1929), a la cual el autor llama acertadamente "la dictadura
servia". Toda actividad política fue prohibida, los partidos políticos y
las organizaciones croatas disueltas. "Decidiéndose así por un centralismo
servio, el rey se quitó a si mismo toda la posibilidad de superar la crisis del
Estado, negociando y buscando con los croatas una vía de compromiso. Esta
decisión, por cierto, significó también para él la condena de muerte. Desde
este momento su liquidación fue cosa decidida. El nacionalismo croata alcanzó
el punto de su apogeo. Una fracción radical se constituyó, que sobrepasaba las
exigencias del partido campesino. Poco después del asesinato de Radić, el
doctor Ante Pavelić, abogado y diputado nacional croata, fundó la
organización secreta revolucionaria y nacionalista Ustaša, derivada de la
palabra que significa, rebelde, insurrectos" (pág. 50).
El autor inmediatamente destaca la actividad antiyugoeslava
de Pavelić, su huída al extranjero, previa organización de la Guardia
Nacional Civil y de la defensa de los rebeldes macedonios contra las
acusaciones de Belgrado, lo que le valió inapreciable amistad macedonia. Por
falta, dice el autor, de atentadores entre los croatas, fueron los macedonios,
que les prestaron a su hombre, quien mató a Alejandro
Karageorgievich y al ministro francés Barthou en 1934, En su exilio, dice el
autor, Pavelić buscaba únicamente atraer la atención mundial sobre el caso
croata, mientras Hungría e Italia tenían otros planes. Con el atentado
consiguió lo que buscaba. "En los países occidentales el crédito político
y económico de Yugoeslavia cayó a lo más bajo y en el extranjero se preguntaban
si Yugoeslavia se podría mantener" (pág. 53).
Aceptando la idea (de Meštrović, aun cuándo no lo
menciona) de que el rey Alejandro, sostén principal de la dictadura servia,
tenía la intención de volver a la vida constitucional democrática, concediendo
elecciones libres, la Regencia en efecto convocó al pueblo a las elecciones en
1935, en las que el jefe de la oposición, líder croata, sucesor de Radić
—el Dr. Maček— infligió al régimen una tremenda derrota moral. Así se
llegó al período 1938-39. En ese período Alemania había anexado a Austria,
Bohemia y Moravia, revelándose inútil la existencia de la Pequeña Entente, en
la que Yugoeslavia apoyaba su política exterior. "Por eso desde ahora los
dirigentes políticos yugo-eslavos intentan la reorientación política hacia
Alemania e Italia", de las cuales dependía en gran parte su seguridad.
"Los dirigentes croatas se vieron constreñidos a adoptar la misma
actitud" (pág. 55).
Al intentarlo, comprobaron que "la mayoría de los
que se interesaban por estas cuestiones eran serviófilos. La figura central era
el mismo Georing, quien en su visita a Belgrado fue muy calurosamente acogido y
agasajado. El organizador de estas recepciones lujosas era el cónsul general
alemán en Belgrado, Franz Neuhausen, Desde ese momento su palabra pesaba más en
el Ministerio de relaciones exteriores alemán que la del embajador Víctor von
Heeren. Los croatas encontraron cierta comprensión sólo en las filas del
servicio secreto, especialmente si se trataba de funcionarios del origen
austríaco,
La cuestión croata en el centro del interés
Cuando Hitler empezó a resolver el complejo problema
yugoeslavo, "cuya parte esencial la constituía la cuestión croata",
tenía; las manos atadas. Fue el Duce del fascismo italiano quien se consideraba
el primer interesado y autorizado a decir su palabra. Mussolini, en efecto,
intentará, por intermedio de dos agentes secretos, encontrar la solución con el
Dr. Maček, quien, tras vacilar, rechazó la oferta italiana como
inaceptable.. Pavelić, hallándose exilado en
Italia tuvo, según el autor, que aceptar las condiciones impuestas. Pero,
agrega más tarde: "Ciano afirmó... que Pavelić había prometido a
Italia que podría extender definitivamente su soberanía sobre toda la costa
(adriática) con excepción de algunas ciudades". Pavelić, por su
parte, declaró que nunca pensó en otra cosa que en una entrega temporaria de
algunos puntos de apoyo para la marina italiana" (págs. 57 y 58).
Sin investigar la realidad objetiva en este sentido, el
autor dice que justamente este diferendo fue la causa funesta de Ias relaciones
italo-croatas e italo-alemanas. Italia cometió grave error al desatar la guerra
en los Balcanes, buscando eliminar a su "aliado alemán". Por eso los
alemanes comprendieron que era de su interés tratar directamente con los
croatas. Después del fracaso italiano en Grecia, Yugoeslavia pasó a Ia esfera
alemana. El Duce y Ciano tuvieron que renunciar a Yugoeslavia desde el
encuentro en Oberzalberg (18 XI 1940) con Hitler "aun cuando nada se firmó
por escrito. Los alemanes pudieron aprovechar el momento y, en contacto con el
Dr. Maček, jefe del partido campesino croata, crear un Estado
independiente sin interferencia italiana, Pero Ribbentrop era contrario a tal
paso, que preconizaba Rosenberg, jefe de la política extranjera del partido
nacionalsocialista" (pág. 59).
Ribbentrop envía a Croacia al Dr. Edmund Veesenmayer,
quien trató directamente con S. Kvaternik, ex coronel austríaco y
representantes de Pavelić en Croacia. Después de haber descripto las
vicisitudes de estas tratativas, el autor francés dice lo que es sumamente
interesante: "En ausencia del Dr. Maček, la jefatura del partido
campesino croata en Zagreb vaciló un poco. No le quedó sino una, sola
alternativa: O pasar a Ia oposición y, contrariamente al deseo croata, no
participar en la restauración de un Estado independiente croata, o aceptar al
candidato, sobre el cual se habían entendido los alemanes y los italianos, es
decir sobre S. Kvaternik. Así, en una atmósfera de unanimidad entre los
croatas, como también entre los aliados alemanes e italianos, no sin reservas
mentales recíprocas, fue proclamado el nuevo Estado Independiente... el 10 de
abril de 1941" (pág. 60).
Pavelić y sus dificultades
El vacío político, creado por la desaparición de
Yugoeslavia, tuvo que llenarlo Pavelić con la organización del Estado
croata. En el penoso camino Pavelić encontró en seguida dos fechas
decisivas en su labor.
El 6 de mayo de 1941 Hitler prometió a Pavelić la
integridad del territorio croata, es decir: Bosnia y Herzegovina, Dalmacia y su
litoral, Sriem, Eslavonia y Zagorje. Los alemanes estacionarían en Croacia
solamente las tropas absolutamente necesarias para la guerra. Pero el 13 de
junio los italianos impusieron los Protocolos de Roma. Así, prácticamente,
Croacia fue repartida en dos zonas de ocupación, la alemana y la italiana. En
la zona italiana la soberanía croata fue reducida a cero. Los croatas vieron
que la intención italiana era anegar todo el litoral de Dalmacia con las islas
hasta Boka Kotorska. La proclamación de un príncipe italiano como rey de
Croacia impidió la unión personal con Italia. Italia anexó también una parte de
Eslovenia e Istria; Montenegro fue proclamado principado con unión personal con
Italia. Así "el sueño de Ciano sobre un eje transversal y de un Adriático
completamente italiano estaba casi al alcance de su mano" (pág. 68).
Hitler, por su parte, con la Instrucción N° 31 del 9 de
junio de 1941 proclamó todo ese espacio "Kriegschauplaz Süd-Est"
(teatro de guerra del sudeste). En Croacia fue nombrado el general Edmund
Glaise von Horstenau como "general alemán en Croacia" o
"comandante militar, munido de plenos poderes en Zagreb". Este
nombramiento fue recomendado por el general Keitel. Glaise era ex ministro y ex
coronel austro-húngaro..., "era un admirable conocedor de Servia y
Croacia". El aconsejó a Hitler, al tomar su nueva tarea: "Pocas
concesiones a los italianos, no permitir la dictadura de los ustaši en Croacia
y no administrar en formal militar y directa a Servia" (pág. 69). Nadie,
dice el autor francés, tomó en consideración estas sabias precauciones, la que
más tarde "provocó Ia guerra de todos contra todos".
Todos contra todos
Alemania llevó el grueso de sus fuerzas al ataque contra
Rusia soviética. No dedicó suficiente atención al desarme completo del resto
del ejército yugoeslavo. En Montenegro quedó un "depósito de armas
clandestinas de Ia antigua Yugoeslavia; se estrellaron unas contra otras las
facciones con una prodigiosa avidez de sangre" (pág. 77).
Para explicar este triste fenómeno, el autor francés
reproduce el relato del Dr. R. Ibbeken, encargado especial en el comando del
sudeste para el estudio de las condiciones de vida de los pueblos en aquella
región europea. El Tribunal aliado en Nuremberg lo había aceptado a propuesta
del abogado del mariscal de campo List como un testigo imparcial y calificado.
Su relato, si bien no es siempre feliz, resultó en todo caso muy interesante.
Preguntado sobre las relaciones entre la población y las
fuerzas de ocupación en Yugoeslavia, el Dr. Ibbeken separa el caso servio del
croata. En Servia hubo al principio calma y un estado de expectativa. Dos meses
más tarde empezaron los atentados y el sabotaje. El fenómeno, sorpresa para los
alemanes, apareció simultáneamente en diversas partes del país, Era el propia
List el primero, quien sospechaba de una fuerza oculta central que estaba
detrás. Seis meses más tarde se supo que el movimiento era de los chetniks
servios bajo el comando de D. Mihailović. Mas
éste no pudo centralizar las acciones. "Esta es una de las características
de las guerrillas balcánicas. Cada jefe militar balcánico está inspirado por
una oscura idea de poder convertirse un día en un verdadero jefe e imponer su propia ,política. Este es el gran mérito de Tito, quien
supo, él primero, con la ayuda de una ideología, apoyada al mismo tiempo en el
eslavismo y el comunismo, imponer en el terreno una verdadera organización de
conjunto", dijo textualmente (pág. 79).
Sobre el mismo problema en Croacia el Dr. Ibbdken dijo lo
siguiente: "Por fuerza era totalmente diferente. Y no podía ser de otra
manera, porque Croacia era un Estado independiente, en el cual oficialmente la
Wehrmacht no tuvo nada que decir... Nosotros no podíamos tener relaciones
directas con la población como en Servia. Croacia era un Estado independiente,
que no se hallaba bajo la autoridad de la Wehrmacht, sino bajo un régimen en
manos de los ustaši" (pág, 80).
Al pedírsele la caracterización de los ustaši, el Dr,
Ibbeken dijo que se trataba de un movimiento de liberación croata, pero que más
tarde se convirtió en "una especie de organización facista". En
cuanto a su método de combate dijo: "Los métodos eran típicamente
balcánicos, de los partizanos" (pág. 81). El Dr. Ibbeken manifestó que de
los ustaši se esperaba la organización del orden y ellos se convirtieron en un
factor anarquizante. Especialmente, siendo el órgano del gobierno croata,
impedían la intervención alemana en los excesos contra la población servia.
Entendemos perfectamente al Dr. Ibbeken por cuanto trató
de aliviar la responsabilidad de sus propios militares ante un foro
internacional de justicia. Por eso no queremos tocar más el asunto. Será
ilustrativo lo que agrega Bernard George en la nota del texto: "Es
necesario agregar que en Croacia hubo unidades policiales alemanas del SS - Gruppenführer
Kammerhofer, que obedecían solamente a la autoridad del mismísimo Himler"
(pág. 82).
Origen de los guerrilleros
La pregunta del Tribunal sobre tan amplia actividad de
los guerrilleros, el Dr. Ibbeken contestó: "Para dar una explicación
sociológica de su aparecer sobre la escena política de los Balcanes, tan
bruscamente y con fragor, es necesario repetir que la voluntad de combate fue
incitada por motivos religiosos, de donde ha tomado también su extraordinario carácter
fanático, Este fraccionamiento particularmente acentuado de los grupos de
guerrilleros, su modo de actuar sin orden y por propia iniciativa; esta
conducción de guerra hasta en las más pequeñas aldeas y en Ias altas montañas,
puede explicarse sólo por el carácter del mismo pueblo, Los Balcanes,
especialmente región central de Servia-Croacia... vivían y siguen viviendo
también actualmente de acuerdo a los principios de un orden patriarcal, es
decir, que la familia ahí es la verdadera célula política, en la cual el ser
humano está acostumbrado a vivir y pensar. La comunidad más pequeña allí
representa a la autoridad más importante que él conoce. La orden del jefe de la
familia, de un jefe de una "tribu" de unas cincuenta personas, es
sagrada. Semejante autoridad debe solamente decir, que mañana hay que arrojar
una roca al primer camión que pase, eso será suficiente para que al día
siguiente este atentada sea ejecutado... Los
guerrilleros se recrutaban en los Balcanes de entre una población, acostumbrada
a vivir en la idea de venganza de sangre. Casi se podría escribir la historia
de los Balcanes durante estos cinco últimos años y la de los últimos cinco
siglos, como la historia de venganza de sangre de uno o de otro lado"
(pág. 86). Destacando que esta "atomización" de fuerzas la había
superado únicamente Tito, el Dr. Ibbeken dice que este hecho no contribuyó a la
mitigación de los conflictos. Los acerbó todavía más, luchando por un lado con
los četniks, con los ustaši y con la Wehrmacht.
¿A qué escuela pertenecía esta población para dar tantos
francotiradores?, le preguntó al Dr. Ibbeken el Tribunal. Este contestó:
"Esta escuela es un producto de los siglos. A decir verdad, los
guerrilleros, tomados uno por uno, no tienen necesidad de escuela, La condición
de francotirador es allí una tradición. Ella se remonta a la época, en que
estos pueblos desgraciados estuvieron en la esclavitud de los turcos durante
siglos: la época en que se formó lo que se llamó hajduk. La tradición de este
hajduk está todavía viva en nuestros días en las canciones populares, heróicas,
en la literatura y en todas las concepciones políticas del hombre
balcánico" (pág. 87).
En cuanto a la extensión del movimiento de los
partisanos, el Dr. Ibbeken dijo: "Para ser guerrillero se necesitaba ante
todo armas. El hombre balcánico está habituado a poseer sus propias armas de
fuego o blanca El piensa, ante todo, cuándo penetran las tropas extranjeras, no
entregar las armas sino esconderlas todavía mejor. Es por eso que
inmediatamente, al finalizar la campaña, capitulando el ejército yugoeslavo, un
considerable número de armas fue diseminado en el país. Este era un juego de
niños para una población que vive en las aldeas aisladas, podría decirse
creadas a propósito para la guerra de guerrilas..." (pág. 87).
- A este relato el Dr. Ibbeken atribuye, expresamente,
carácter científico y no puramente personal.
Finalizando el capítulo "La guerra de todos contra
todos", Bernard George concluye: "La crueldad en el sudeste europeo
fue distribuida de la mejor manera en el mundo" (pág, 100). Pero a pesar
de todo y bajo la influencia de los historiadores W. Hagen, W. Goerlitz, de los
relatos alemanes militares y, especialmente, del Dr. Ibbeken y H. Neubachen,
que, podríamos decir, pertenece a los serviófilos, Bernard George hace suya la
opinión de ellos, de que Servia "humillada y amputada", representó en
aquel tiempo casi un factor de seguridad frente a la "turbulenta Croacia,
henchida de orgullo, de pasión de vengarse por una prolongada opresión y, es
necesario decirlo, de coraje" (pág. 100).
Antes de dar una apreciación critica de estas tesis,
queríamos reconocer públicamente nuestra gran deuda con el autor francés por
haber desmentido a C. Malaparte, de triste memoria, sobre el
"affaire" de un canasto, lleno de ojos humanos sobre el escritorio de
Pavelić. Bernard George, por falta de literatura, para caracterizar a la
personalidad de Pavelić, ha recurrido al libro Kaput de Malaparte, pero
con respecto a dicho detalle dice: "Ningún testigo serio, por cierto, dará
fe a esta leyenda sobre un canasto de ojos, que sobrepasa los desastres de
guerra. Hay que tener en cuenta el entusiasta lirismo mediterráneo, la
inevitable mentira de Ulises" (pág. 98).
Una tesis falsa sobre persecuciones
Los mencionados autores, como también Bernard George,
atribuyen a los croatas, especialmente a los ustaši, las persecuciones de los
servios por razones confesionales, "Ia guerra santa", lo que es
absolutamente inexacto, El Dr. Ibbeken dice lo mismo respecto al movimiento de
los guerrilleros, destacando y explicando al mismo tiempo el carácter fanático
de sus luchas, Aquí hay que decir: qui bene distinguit, bene docet. Hay
que distinguir entre los croatas y los servios, Los movimientos guerrilleros
eran movimientos servias. Primero los nacionalistas, de los cuales se puede
decir sin más que fueron guiados por su nacionalismo de carácter
servio-religioso-ortodoxo. Los partizanos comunistas, en su puro significado
marxista, estaban lejos de contaminaciones religiosos. Más tarde, unidos, se
mezclaron también el marxismo con el nacionalismo servio y el fanatismo
religioso por inercia. Los ustaši reaccionaban al fanatismo de los primeros
según el viejo dicho: entre los lobos hay que aullar.
Nos extraña la insinuación por parte de Bernard de que el
mismo cardenal Stepinac saludó "con entusiasmo" al resurgimiento del
Estado croata por motivos confesionales, "mezclados con política".
Bernard George ha dicho con acierto que el pueblo croata nunca reconoció a
Yugoeslavia como su legítimo poder, que luchó constantemente contra toda clase
de injusticias impuestas por Belgrado y que, en consecuencia, la independencia
el día 10 de abril de 1941 fue proclamada por "unanimidad del pueblo
croata". ¿Cuál pudo y hubo de ser la actitud del primer dignatario eclesiástico
del pueblo croata ante la unanimidad de su pueblo?
Las persecuciones de los ortodoxos no lo eran por ser
ortodoxos. Lo prueba suficientemente el hecho de que entre los colaboradores
más íntimos del Dr. Pavelić hubo ortodoxos. El general Dragojlov, a quien
Bernard George llama "artifice" de las fuerzas armadas croatas,
utilizando sus datos sobre el particular publicados en "Die Allgemeine
Sshweizerische -Militaerzeitschrïit" (Cahiers V-VII), era ortodoxo, como
también el general Gruić y el politico bosniaco Dr. Besarović. Casos
semejantes podríamos citar en todos los niveles de la sociedad croata. La lucha
se entabló entre los croatas —católicos, musulmanes y ortodoxos— por una parte,
y los servios ortodoxos por la otra. La razón del éxito y el secreto de Tito está aquí, en el antagonismo croata-servia. Para comprender
a fondo este fenómeno, hay que conocer bien las relaciones croato-servias.
Hace varias siglos, en efecto,
vive una minoria étnicamente diferente del pueblo croata, diseminada por todas
las latitudes de Croacia, especialmente en sus montañas. Esta población, de
religión ortodoxa, llevada por los turcos a Croacia o huida ante la invasión
turca, convivía armoniosamente con el pueblo croata, sirviendo con él también
"los confines militares" (organizados por los Habsburgo y extendidos
a través de toda Croacia) en la luccha contra los turcos y participando en
varias guerras europeas bajo el nombre croata. Recién en el siglo XIX, al
avanzar la idea del moderno nacionalismo, empezó sentirse servia. ¿Cómo se
realizó este proceso? La iglesia servia ortodoxa es una institución nacional.
En Servia, si uno quiere ser ortodoxo, debe ser al mismo tiempo servio, y
viceversa. Bajo el impacto de Ias intrigas húngaras, especialmente del Khuen
Herdevary y la propaganda gran servia (ver nuestra edición Bosnia y
Herzegovina), la población ortodoxa de Croacia empezó a distanciarse de su
patria Croacia y a servir los intereses extranjeros. Primero de los húngaros y
después de Servia. Divide et impera lo habían tomado por lema Budapest y
Belgrado. Servia enviaba a sus sacerdotes ortodoxos, maestros y dinero para
hacer propaganda servia, especialmente entre la población ortodoxa de Bosnia
(ver I. Meštrović: Uspomene na Ljude i Dogadjaje, Buenos Aires 1964).
Croacia, al contrario, no tiene iglesia nacional. Su catolicismo es una
religión universal, igual que el islam, que abrazaran, parcialmente, los
croatas en Bosnia-Herzegovina durante el dominio turco por más de 400 añas. Por
eso, los croatas católicos y musulmanes colaboran estrechamente en la
proclamación, la organización y la defensa de su patria Croacia. La mayoría,
absoluta de los ortodoxas, sintiéndose servios, le
dieron la espalda. Su objetivo principal era destruir a Croacia y someterla a
Servia y a Belgrado. Para ilustrar cuanto estamos diciendo, mencionaremos el
caso de S. Pribićević, líder de esta minoría ortodoxa servia en
Croacia. Ya en 1898 en un discurso, pronunciado en Zemun, ciudad croata, dijo
públicamente que para los servios en Croacia es decisiva la política de
Belgrado. Fieles a este lema, los servios en Croacia y Servia declararon en sus
periódicos —Srpski Književni Glasnik, en Servia y Srbobran en Croacia—1904
"la guerra de exterminio" al pueblo croata. A pesar de todos los
encubrimientas y suavizaciones por los que pasaron más tarde nuestras mutuas
relaciones, la política servia permaneció fiel a este propósito. La minoría
servia en Croacia, al servicio de Budapest, desde 1918 acepta el papel de
exponente de Belgrado y de instrumento de opresión de los croatas en su propia
casa. AI proclamarse la independencia croata en 1941, esta situación se terminó
y tuvo que terminarse.
Ahora bien, cuando Bernard George dice que la población
balcánica escondía las armas, no eran los croatas sino los servios quienes lo
hacían. Los servios en general y la minoría servia en Croacia en especial. El
ejército servio-yugoeslavo, en momento de su disolución, destruyó enteras
aldeas croatas —Mostar y sus alrededores, por ejemplo— y degollando su
población. Las armas escondidas por los servios de Croacia esperaban el momento
propicio para apuntar contra la independencia de Croacia. Fueron primero los
četníks, después los comunistas y finalmente ambos juntamente.
El pueblo croata se halló frente a esos agresires casi completamente
desarmado. En Croacia no hubo una sola fábrica de armas o municiones. Los
italianos no le permitían armarse. Los croatas no tenían, por lo menos en el
primer momento, ninguna razón para esconder las armas y atacar a Ias tropas
alemanas o italianas. Ellas, desde el punto de vista jurídico y político, no
eran las tropas de ocupación. ¿A quién y con qué armas pudieron entonces atacar
y perseguir?
Las fuerzas armadas croatas empezaron a organizarse
recién en julio de 1941. Ya las insurrecciones en Servia —de los četniks y
los comunistas— habían empezado. La primera unidad croata era "el
regimento 36 de infantería", enviado en seguida al frente soviético, donde
pereció ante Stalingrado, "cubriéndose de gloria", como la dice el
mismo autor francés.
En consecuencia, si los ortodoxos de Croacia hubieran
guardado lealtad para con su patria Croacia, nadie —menos criminales
individuales— hubiera tocado sus derechos de hombres y ciudadanos. Pero, como
dice el juez norteamericano Theodore Hoeke en el proceso contra el ministro
croata del Interior, Dr. Artuković, llevado a cabo el año 1959 en Los
Angeles, Norteamérica había recluido a sus ciudadanos de origen japonés en
campos de internación por el solo hecho de estallar la guerra entre los EE.UU.
y Japón, sin que hubiesen cometido acto alguno contra el orden interno de
América. ¿Cómo pudieron los croatas no luchar y, a veces, excederse contra
ciudadanos que durante largo tiempo fueren sus opresores, prepararon de
antemano las posiciones de ataque contra la eventual independencia de Croacia y
se sublevaron, cuando los croatas recién daban el primer paso a la organización
de su autoridades? No la religión ortodoxa, entonces,
sino los servios con armas fueron los verdaderos enemigos de los croatas; Si el
derecho de autodeterminación de los pueblos tiene algún valor, y los servios lo
negaron a los croatas en su propia tierra croata, organizando insurrecciones,
destrucciones y matanzas "en masa", ¿tuvieron los croa-tas que
presenciar esos atropellos con los brazos cruzados?
Los alemanes, aplicando represalias, según B. George, no
se mostraron menos crueles que los demás actores de esa tragedia, aun cuando
les concede el atenuante, de no ser los primeros en cometer crueldades. El
mismo atenuante merecen los croatas, tanta más cuanto que reaccionaron en legitima defensa. Nadie puede equiparar a los que defienden
sus derechos con los agresores. Si no, nos hallamos en un mundo sin criterios
firmes de lo justo y lo injusto, convirtiéndose en una jungla sin luz. Esta
debería ser la conclusión también de Bernard George y no la otra.
Los ocupadores italianos y su política
En cuanto a la política italiana, el autor acota:
"Hay que decir que la política italiana en Yugoeslavia fue totalmente sin
razón y que reforzaba indirectamente a los guerrilleros. No era posible
discernir una línea directriz en las medidas, tomadas sucesivamente por las
italianos, si no admitimos que ellas se referían constantemente a la idea de
ganar al aliado alemán para vengarse así del pueblo croata que mostraba pocas
simpatías por el "Imperio" fascista... "Por un régimen especial,
impuesto en la primera zona de la ocupación italiana, Dalmacia y los puertos
principales del Adriático fueron prácticamente anexados. La soberanía croata
sobre estos territorios fue solamente nominal. Además, ahí fueron estacionadas
numerosas divisiones italianas, en territorio de escasa productividad. Como
estas divisiones no recibían de Italia su aprovisionamiento, tuvieron que vivir
esencialmente de lo que había allí. Por eso se produjo una "grave escasez
de alimentos..." (pág. 131).
"La colaboración de las unidades italianas con los
guerrilleros fue muy lejos, tocando los límites de la traición a los intereses
de la alianza, prefiriendo tratar con los rebeldes que luchar contra ellos. A
medida que se prolongaba la guerra, pudo constatarse cada vez con mayor
evidencia la realidad de las tratativas entre las unidades italianas y los
guerrilleros comunistas sobre armas y municiones. Hasta se fijaron los precios
de armas (fusiles, cañones de campaña, etc.) de las cuales los partisanos
hacían uso constante" (pág. 133).
Concordando con W. Hagen, nuestro autor dice también lo siguiente, al referime a una ofensiva germano-croata-italiana contra los guerrilleros: "Roatta (comandante italiano) había comunicado al comando de enlace alemán, que la ofensiva italiana tendría lugar en dirección de Sarajevo. De repente, sin ninguna razón militar dejó sector de unos 80 a 100 km. al sur de la línea divi