Límites muy estrechos para la autogestión yugoslava

Tihomir Radja

Un balance después de veintidós años de experimentos

Han pasado más de veintidós años desde que en Yugoslavia fue legalmente[1] introducida la autogestión obrera en las empresas y con que los comunistas yugoeslavos quisieron abandonar su socialismo estatal existente y pasar a una nueva forma de socialismo, es decir al socialismo de autogestión.

Las razones de esta reorganización tan radical fueron tanto de naturaleza económica como también y, más aún, política. El fracaso total de la economía integral de planificación, especialmente en el sector agropecuario, dictó inevitablemente un retorno parcial hacia la descentralización económica. Por otro lado, después de la ruptura con Stalin en 1948, la nueva situación política de Yugoslavia con el exterior exigía que el mismo sistema socio-político se alejara cuanto más del modelo soviético.

Después de la mencionada ley básica fueron formulándose gradualmente otras medidas legales con el propósito de extender la idea de la autogestión también a los demás sectores de la vida social, la que tenía que servir al país y al mundo entero como un modelo nuevo, más justo y más humano de la vida social.

En este sentido la autogestión yugoslava atrajo la atención de muchos centros en el mundo, señalándola como ejemplo digno de ser imitado también en otros lugares.

Mientras tanto, el curso real de la vida de la autogestión en Yugoslavia se desarrolló en otra dirección, chocando con contradicciones objetivas y esenciales que impidieron y están impidiendo hoy todavía que la autogestión se afirme como forma dominante de la vida social de Yugoslavia.

Así, por ejemplo, en el plan económico está la contradicción fundamental recientemente formulada por el periódico Vjesnik[2] de Zagreb, en los siguientes términos: "Estamos viviendo todavía en dos sistemas diferentes. Por un lado los obreros, en principio, administran las entradas, mientras por el otro, y esa es la realidad, la base de su desarrollo económico y social está en manos de otros".

Para mejor entender esta afirmación semioficial, es menester presentar gráficamente los datos globales relativos a la distribución de las entradas en 1971:

Distribución de las entradas en el sector social de economía (Año 1971 en millones de dinares)

 

56.433

Importe neto de salarios obreros

32.932

Impuestos del Estado

27.413

Pagos a los bancos

17.505

Amortizaciones

9.707

Ganancias netas de empresas

143.990

en total [3]

 

Para captar el verdadero alcance y el sentido de los números que acabamos de reproducir, son necesarios algunos comentarios y comparaciones:

a) Entradas de obreros y recaudaciones públicas

De esta tabla se desprende que a las entradas personales en 1971 correspondió el importe de 56.433 millones de nuevos dinares. Dividido entre 3,765.000 [4] de mano de obra empleada en el sector social, alcanza el importe de 15.254 dinares anualmente por persona o 1.255 dinares mensualmente[5]. Calculado en dólares y de acuerdo con la cotización oficial de un dólar por 17,5 dinares, cada uno de los trabajadores ganaba 72 dólares por mes.

En el mismo año por el concepto de los impuestos del Estado, en el mismo sector económico social se recaudaron 32.932 millones de dinares, mientras los bancos del Estado sacaron más 27.413 millones.

En consecuencia, el Estado y sus bancos sacaron del sector de la economía social (32.932 más 27.413, es decir, 60.345 millones de dinares) más que todos los trabajadores en conjunto (56.433 millones de dinares).

Una similar desproporción de la distribución de entradas de los productores sociales difícilmente se podría encontrar en otro país del mundo, exceptuando, quizás, a los países con sistema feudal.

Esta relación básica en la economía provocó el empleo masivo de los obreros yugoslavos en Alemania y en otros países de Europa occidental, donde el promedio de ganancias es 5-6 veces más alto que en Yugoslavia. Según cálculos, en el período entre 1966 y 1971, abandonaron por esta razón unos 800.000 obreros las empresas yugoslavas de autogestión y se emplearon en la industria "capitalista" de la Europa occidental.

Por otra parte, invocando la autogestión, el poder estatal no sólo no garantiza los salarios de los obreros, sino incluso ordena disminuirlos en las empresas que no puedan cubrir obligaciones con el Estado[6]. Dicha ley que debió entrar en vigencia el 1º de julio de 1972 fue postergada por "implicaciones sociales" [7] hasta el 19 de enero de 1973. No obstante, ya a fines del año pasado unos 500.000 obreros no recibieron sus salarios mensuales al terminar el mes, sino mucho más tarde[8].

b) La situación económico-material de las empresas

De acuerdo con los datos de la precedente tabla, es visible que a disposición libre de las empresas quedan 9.707 millones de dinares, es decir seis veces menos de lo que cobran el Estado y los bancos en conjunto. Si este importe lo dividimos por el número de las empresas en el sector social (economía estatizada) que fue, en el año 1971 de 11.641 [9] a cada una corresponderá un promedio de 834.000 de dinares para sus nuevas inversiones o sea, más o menos, unos 48.000 dólares, o sea, 15 dólares por cada uno de los trabajadores.

A la luz de estos datos, resulta claro que las decisiones relativas a la expansión ulterior de cada una de las empresas no se hacen dentro de las mismas y en el ámbito de sus facultades de autogestión, sino en los bancos y las instituciones del Estado. Por eso estaríamos autorizados para hablar aquí de dos clases de alienación del trabajador con respecto al fruto de su trabajo: una vez, tomado como individuo y la otra, como miembro de la empresa.

Además, las empresas yugoslavas de autogestión no disponen plenamente de tantos fondos de su amortización, indispensables para la renovación del capital básico de cada una, trátese de una empresa capitalista, socialista, comunista, de autogestión o de cualquier otra etiqueta posible. De acuerdo con los elementos señalados en la precedente tabla, el total de la acumulación en el sector de la economía social fue de 17.505 millones de dinares. Agregando a esto el mencionado importe de 9.707 millones de dinares del capital libre, el total para la reproducción ordinaria y la ampliada (se trata de los términos marxistas para reemplazar el capital gastado y las nuevas inversiones respectivamente) fue el siguiente en

1971:   17.505 millones de dinares (amortizaciones)

            y 9.707 millones de dinares (capital libre)

Total:   27.212 millones de dinares

Mientras tanto, de dicho importe (y las empresas están obligadas a depositarlo en los bancos) quedaron congelados en los bancos 14.165 millones[10], lo que quiere decir que el capital financiero está controlando no sólo todas las inversiones nuevas, sino también en buena parte de la amortización, es decir:

14.165            millones de dinares

dividido           9.707               millones de dinares

igual                4.458   millones de dinares

o sea 4.458 x 100 / 17.505 = 25,5%

De este cálculo elemental es evidente que el capital financiero decide en un 100% sobre todas las inversiones nuevas y en un 25 % la reproducción ordinaria, es decir, la amortización.

El Dr. H. Sosic llegó a resultados similares para los años anteriores y los publicó en su ya conocido libro Las Cuentas Claras[11], pero justamente por esta "osadía" hace ya diez meses que está en la cárcel, acusado de "contrarrevolucionario".

c) Bancos y autogestión

Para comprender el significado del capital financiero en la economía yugoeslava de autogestión, hace falta recordar que en ocasión de inaugurarse la reforma económica en 1965, la mayor parte de los fondos del Estado existentes en aquel momento fue transferida a un número de grandes bancos especializados. Así, por ejemplo, en 1971 los cuatro grandes bancos de Belgrado (Banco Yugoslavo de Inversión, el Banco de Belgrado; Jugobanco y Poljobanco (Banco Agrario) colocaron en la economía 117.000 millones de dinares, lo que resulta casi el 50 % de todos los medios bancarios de Yugoslavia. El primero entre ellos, o sea el Banco Yugoslavo de Inversiones, disponía en 1971 de un potencial crediticio de 45.015 millones de dinares, mientras la más grande empresa de Yugoslavia (la industria de la nafta de Zagreb, denominada "INA") en el mismo año realizó en su ejercicio anual la suma de 7.055 millones de dinares. Esta desproporción fundamental resulta más impresionante si sabemos que el movimiento promedio de las empresas yugoeslavas gira alrededor de unos 12 o 13 millones de dinares o sea unos 700.000 dólares.

Esta desproporción halla su expresión no sólo en la dominación completa de bancos sobre la política crediticia, de inversiones y de divisas, sino aún más en cuanto al tope de los intereses donde se llega hasta el 30 % y en ciertos casos hasta el 50 %, como en el caso del turismo[12].

Es de sumo interés saber que los grandes bancos están enlazados muy íntimamente con la administración federal de Belgrado, con el liderazgo partidario, la policía y el ejército, y esto es la causa de un nuevo conflicto, esta vez entre el centro federal y los de las repúblicas que, parcialmente, provocó en 1971 el conocido enfrentamiento entre los líderes de la república de Croacia y el centro del poder financiero-político en Belgrado.

Después de la liquidación de los federalistas liberales de Croacia en diciembre de 1971, poco a poco llegó el conflicto entre los centros del poder financiero de Belgrado y las fuerzas conservadoras que en este momento (octubre de 1972) están retomando el control sobre el Partido y la administración del Estado.(*)

Este último conflicto es muy complejo, pues se entrelazan en el mismo tanto antagonismos personales como un fuerte sentimiento de los elementos pro-soviéticos, apoyados especialmente en ciertos círculos en el ejército y alentados por los recientes créditos soviéticos que en total alcanzan unos 1,3 mil millones de dólares a cuenta de la colaboración económica.

Sea como fuere, el final de este conflicto no podrá terminar en beneficio de la clase obrera, al igual que de la autogestión. O quedará todo como fue hasta ahora o presenciaremos -lo que es más probable- una nueva estatización de la economía con fuertes dosis de neostalinismo.

Uno de los líderes del comunismo yugoslavo -Vladimir Bakaric declaró hace poco: "Quien decide sobre la ampliada reproducción (nuevas inversiones), domina la sociedad".[13] Es bien sabido que el Partido comunista nunca compartía el poder con otro poder cualquiera y que no tiene intención alguna de compartirlo tampoco con las empresas de autogestión en la economía y cederles "la reproducción ampliada", es decir el poder. Por lo demás, la experiencia total en el pasado de la autogestión demuestra, primero, que en los consejos de obreros dominan socios del Partido y, segundo, que ellos actúan continua y exclusivamente como tales y no en su calidad de productores inmediatos[14]. A pesar de que el VI Congreso partidario de 1952 resolvió, teóricamente, reducir el papel del Partido al de vanguardia ideológico-política, en la realidad el Partido se imponía como vanguardia, si no formal, por cierto, como administración efectiva de la autogestión en las empresas. En el futuro este hecho será todavía más firme, porque Tito en persona hizo abiertamente en la Segunda Conferencia de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia, efectuado en enero de 1972, la revisión del sexto Congreso y reintrodujo el "centralismo democrático y la dictadura del proletariado".

Cuando los comunistas progresistas de Croacia intentaron, después de la caída del jefe de policía Rankovic en 1966, introducir gradualmente la autogestión efectiva en la vida económica y social en general, sucumbieron definitivamente en el conflicto con fuerzas mucho más fuertes del ejército, de la policía política y de los conservadores partidarios con Tito al frente, sintiendo éstos que una similar orientación conduciría, más tarde o más temprano, al pluralismo político. La autogestión, si es realizable en su plenitud, no puede desarrollarse dentro del cuadro del monopolio político de cualquier partido que tenga el poder, especialmente si este partido es el comunista. La sociedad de autogestión podría realizarse más bien en una sociedad pluralista, altamente desarrollada, como lo es hoy la sociedad de Suecia por ejemplo y no en Yugoslavia donde faltan condiciones fundamentales, sin mencionar la ausencia de otros requisitos, indispensables para el desarrollo de la autogestión económica y social en general.

Suiza, octubre de 1972.

Traducido por FN.

 



[1] Se trata de la Ley Fundamental sobre la autogestión obrera en las empresas económicas del 28 de junio de 1950.

[2] Vjesnik, órgano de la Liga Socialista del Pueblo Trabajador de Croacia, del 7 de octubre de 1972, en el artículo "Sistema económico y enmiendas" (constitucionales). pág. 5

[3] Ver Ekonomska Politika, Belgrado, 4 de septiembre de 1972, pág. 22.

[4] Según O.C.D.E.: Yougoslavie, París, marzo 1972.

[5] En la Conferencia de Economistas de Yugoslavia, efectuada en diciembre (6 y 7) de 1971, el Dr. France Cerne proporcionó los elementos de acuerdo con los cuales el 30% de los obreros en Yugoslavia ganan mensualmente menos de 1.000 dinares. Ver: Ekonomska Politika, Be1grado, 10 de enero de 1972, pág. 25.

[6] Ver: La ley sobre la Contabilidad Social del mes de octubre de 1971.

[7] Ver: Ekonomska Politika, Belgrado, 25 de septiembre de 1972, pág. 20.

[8] Ver: Ekonomska Politika, Belgrado, 17 de enero de 1972, pág. 17.

[9] Ver: Ekonomska Politika, Belgrado, 4 de septiembre de 1972, pág. 110.

[10] Ver: Ekonomska Politika, Belgrado, 28 de agosto de 1972, pág. 18

[11] H. Sosic, Za ciste Racune (Las cuentas claras), Ed. de Matica Hrvatska, Zagreb, 1970, pág. 41. Ver también Studia Croatica, Nros. 40-31 de 1971, pág. 10-15 (J. Petricevic).

[12] Ver: H. Sosic, Op. cit., pág. 168.

* El autor alude a la obligada renuncia de Nikezic y L. Perovic, dos jerarcas supremos en la Liga Comunista de Servia hasta ahora.

[13] Vjesnik, 20 octubre de 1972, pág. 6.

[14] Ver: Problemes Economiques et Sociaux, Ed. La Documentacion Francaise, 16 de abril 1971, Nr. 68, pág. 28.