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La carta dirigida al Instituto Nobel por el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura

El Instituto Croata Latinoamericano de Cultura, Buenos Aires, ha dirigido la carta al presidente del Instituto Nobel, de la que transcribimos el texto parcialmente abreviado:

Mr. Dr. August SHOW, Director del Instituto Nobel, 19, Dramenevin - OSLO

Buenos Aires, 2 de mayo de 1973.

"De nuestra mayor consideración:

"Existen ya varias iniciativas y propuestas concretas para distinguir con el Premio Nobel de la Paz al presidente de la Yugoslavia comunista Josip Broz Tito, dirigidas al Instituto de Su digna presidencia.

"Por absurdas que puedan resultar, tales iniciativas no nos sorprenden; las consideramos más bien un fenómeno casi normal de nuestro tiempo tan rico en contradicciones, desorientación ideológica y confusión de valores. En efecto, distinguir con el máximo galardón mundial para la paz a un hombre que, sin exageración, debe ser considerado como uno de los máximos causantes de muerte, dolor, lágrimas y discriminaciones de toda clase, estaría en la contradicción más perfecta con la noble intención del fundador de ese Instituto.

"El premio de paz, según el Reglamento del Instituto, debe otorgarse a la persona o la institución que más se destacaron en la labor por el acercamiento y la fraternización de los pueblos, por la disminución de los armamentos y la promoción de contactos y conferencias tendientes a asegurar la paz en el mundo.

"Analizando la actitud y la actividad de Tito a la luz de estos altos objetivos, encontramos su total incongruencia con la intención del fundador de Premio Nobel.

"Prescindiendo de la actividad revolucionaria comunista durante la última guerra mundial, cuando Tito se convirtió en uno de los principales culpables del fenómeno que Churchill describió como "la inmensa miseria humana", el actual presidente de la Yugoslavia comunista hizo recrudecer, en los últimos años, su régimen totalitario de tal manera y magnitud que aniquiló incluso los fundamentos mismos de la comprensión mutua y la fraternidad recíproca de los pueblos de Yugoslavia, convirtiéndola, según la opinión de los observadores más especializados de la realidad de aquel país, en el punto más crítico para la paz mundial. En efecto, desde el 1º de diciembre de 1971, cuando Tito efectuó una especie de golpe de Estado silencioso e inauguró el restablecimiento del "centralismo democrático", sinónimo de la dictadura proletaria en su peor edición stalinista, decenas de periódicos fueron suprimidos; periodistas reducidos a silencio, encarcelados o condenados. Otros tantos intelectuales de primera línea son víctimas de procesos arbitrarios, montados por orden de Tito quien indicó a los jueces que no deberían aferrarse a las leyes "como borrachos a la pared", siendo la voluntad del Partido únicamente decisiva, y quienes condenaron a decenas de intelectuales a largos años de prisión y la posterior inhabilitación para la actividad pública, también durante varios años; miles de estudiantes fueron arrestados, condenados o expulsados de la Universidad; la garantía legal contra la arbitrariedad policial fue derogada y las normas del procedimiento penal modificadas -reformatio in peius-; diputados nacionales -uso inaudito en la práctica parlamentaria- en el parlamento central de esta pseudo democracia fueron revocados por la simple voluntad totalitaria de Tito, mientras que la palabra y la autoridad decisivas fueron transferidas a la policía y el ejército.

"Este aspecto general de las medidas recientemente tomadas por el régimen de Tito, resultaría incompleto, si no señaláramos también su obvia discriminación nacional, asegurando la hegemonía servia en perjuicio de las demás nacionalidades y en primer término de los croatas. Dichas medidas de terror, por su número y su rigor, fueron aplicadas especialmente en Croacia, ahondando cada vez más el abismo existente entre el pueblo croata sometido y el servio que se arroga el derecho de dominación.

En consecuencia, si la labor por la fraternización y la paz entre los pueblos es la virtud previa para un premio internacional, este esfuerzo y la labor deben encontrar aplicación ante todo en el área de nuestra actividad y responsabilidad directas. Desde este punto de vista Tito merece antes un repudio que el premio internacional.

"En cuanto a su política de "neutralidad", debemos señalar que la misma tiene dos aspectos, ambos negativos en cuanto al premio que algunos pretenden se le otorgue.

"En el plano interno, la neutralidad de Yugoslavia debe asegurar a Tito el poder absoluto con evidentísimas connotaciones de la hegemonía servia. Las legítimas aspiraciones a la libertad e igualdad de los macedonios, albaneses, croatas, húngaros y de una parte considerable de los eslovenos, dentro de la "neutralidad" de Yugoslavia, quedan a merced del Partido, instrumento político de la hegemonía servía en el país. La neutralidad tiene como su único objetivo: delimitar un espacio y asegurar allí a un poder ilegítimo la posibilidad para una política totalitaria, absolutista, neofeudal y de gravísimas discriminaciones nacionales. La policía, el ejército y el Partido comunista constituyen la armazón del poder de Tito tan contrario a lo que bien conocemos como la libertad, la democracia, el derecho de autodeterminación y la paz social. Tito, pues, no es un neutralista o pacifista genuino y por el amor a la paz. ¡Todo lo contrario!

"Este es el primer aspecto del problema.

"En el plano internacional, las conferencias de paz con los "neutrales" sirven de pura propaganda comunista dirigida contra el mundo libre, especialmente contra los Estados Unidos...

"Las informaciones que cada vez más cobran relieve, concernientes a la benevolencia y las concesiones de Tito al ejército soviético en el Adriático, las conocidas amenazas de su ministro de guerra a Occidente y la colaboración económica creciente con el COMECON, que pronto atraerá a Yugoslavia al Pacto de Varsovia, constituyen otras tantas pruebas contra la supuesta neutralidad de Tito y de su deseo de la paz internacional. Su astuto apoyo a una de las partes del mundo en conflicto, precisamente a la que permanentemente pone en peligro al mundo libre, se ve así premiado por la propuesta de los soviéticos para que se le otorgue el premio de paz a Tito quien, hace poco, fue para los mismos. Nos hallamos ante un gran interrogante: ¿Cómo y por qué los soviéticos que varias veces prohibieron a sus propios conciudadanos, distinguidos con el premio Nobel, ir a recibirlo, y ahora proponen para este premio justamente a Tito? Pasternak y Solzenytzin* defienden valores morales más fundamentales de la humanidad en su ascenso milenario hacia una comunidad más justa y libre de todos los pueblos de la tierra. ¿y Tito? Está conculcando y suprimiendo los derechos más elementales y sagrados del hombre: opinar y libremente expresar su opinión. Por eso, su blanco especial son los escritores e intelectuales croatas que osaron discrepar con los métodos totalitarios de Tito y abogaron por la mayor liberalización del régimen y una reorganización de aquella comunidad en el sentido de aplicar el derecho de autodeterminación nacional. Su ensañamiento contra esas voces de libertad fue implacable. Veamos algunos ejemplos de estas novísimas víctimas de Tito que ahora están gozando "la paz carcelaria" por orden y voluntad del candidato para el premio Nobel de paz: Mirko Vidovic, nacido en 1940, poeta, ciudadano francés y padre de cinco hijos de corta edad, fue condenado en 1971 a 4 años de prisión. Después de 19 meses fue llevado otra vez ante el tribunal, elevándosele la pena de 4 a 6 años; Zlatko Tomicic, poeta, condenado en agosto de 1972 a 4 años y en abril de 1973 la pena fue elevada a 6 años; Vlado Gotovac, poeta y filósofo, fue condenado a 4 años; Marko Veselica, profesor universitario, economista y diputado nacional, a 7 años; Sime Djodan, escritor y profesor universitario, economista, a 6 años; Bruno Busic, periodista, a 2 años y medio; José Ivicevic, profesor universitario y publicista, a 4 años; Hrvoje Sosic, escritor y economista, a 2 años; los escritores A. Sekulic, B. Babic, J. Loncarevic y Vlatko Pavletic condenados de 2 a 5 años, respectivamente. Su crimen es el "crimen de opinión".

"Hacer, pues, discriminaciones entre naciones, potencias y bloques, dando crédito y apoyo a unos y negarlos a otros, no es una actitud neutral como tampoco sirve a la causa de la paz mundial. Tal actitud promueve la causa de las potencias comunistas, tendientes a la hegemonía mundial.

"Este es el segundo aspecto del problema que nos interesa. ¿Vale la pena examinar todo esto desde un punto de vista superior?

"En efecto, señor Director, Jacques Maritain, recientemente desaparecido, lamenta la división del mundo actual en dos grupos de maquiavelistas: los absolutos (políticos y potencias comunistas) y los atenuados (políticos y potencias del mundo libre). Sacando una conclusión lógica del hecho, dice: "Frente al maquiavelismo absoluto, los Estados democráticos... o continuarán usando de un maquiavelismo débil, exponiéndose a la destrucción desde afuera, o más bien se decidirán por un maquiavelismo absoluto, posible sólo a condición de someterse a la regla y el espíritu totalitarios y así se autodestruirán desde adentro. No sobrevivirán y no vencerán sino a condición de romper con el maquiavelismo de toda clase".

"Continuando esta idea, podemos agregar: si las propuestas y la eventual distinción de Tito con el premio de Nobel, están inspiradas por cualquier motivo maquiavélico -incitar las ambiciones "neutralistas" del dictador e impedir así su vuelco definitivo al bloque comunista- esta política fracasará rotundamente. Se la adopta a favor de un maquiavelista absoluto. La política dictatorial y hegemonista de Tito ha conducido a Yugoslavia al borde del abismo, cuando podemos decir únicamente, aterrados por su oscuridad,. "après lui, le déluge..." como lo dice acertadamente "L´Esprit" del mes de abril del año en curso.

"El Instituto Nobel no debe guiarse por estos motivos parciales y especulativos. La voluntad de su Fundador es clara: premiar a los que más promueven la causa común de la humanidad. Premiar a Tito significaría desconocer su caso o deliberadamente tergiversarlo por motivos de una política maquiavélica condenable. El triunfo maquiavélico en nuestra época puede traer sólo la destrucción de la civilización occidental. A la agresividad humillante del totalitarismo hay que oponer la justicia política, que no es otra cosa que el derecho de autodeterminación de los pueblos y la autodecisión de todos los hombres y de cada uno. Premiar a Tito, uno de los más cruentos maquiavelistas de nuestro tiempo -constituiría un nuevo aliento a las fuerzas de destrucción que carcomen ya al mundo libre desvirtuando a la vez los propósitos de Nobel con respecto a todos los pueblos amantes de la libertad y la paz. Pasado una vez este período de confusión de ideas y valores, cuando premiamos a los que izan la bandera de la libertad y la paz sobre vigías de sus campos de concentración (A. Camus) ¿qué dirán las generaciones venideras que habrán de juzgarnos de acuerdo con las informaciones más completas y con su espíritu más ecuánime?

"Por eso, en nombre de los socios de nuestro Instituto y la revista "Studia Croatica", patrocinada por el mismo, expresamos por la presente nuestro repudio y protestas más enérgicas contra todo el intento dirigido a otorgar el premio de paz a Tito, el opresor del pueblo croata más grande durante su historia milenaria...

"Creyendo cumplir así con nuestro deber de arrojar un poco de luz en los caminos por los que marchamos juntos, aguardamos con la esperanza que las voces de los patrocinantes de Tito serían desoídas y aprovechamos la oportunidad para saludar a Ud., señor Director, y a los señores integrantes de la Comisión Directiva del Instituto con nuestra consideración más distinguida".

Por el Instituto:

Dr. M. Rakovac, Secretario

Dr. F. Nevistic, Presidente