Jure Petricevic: Nacionalnost stanovnistva Jugoslavije

Branko Kadic

(La nacionalidad de la población de Yugoslavia. Ed. Biblioteca de la Revista Croata, Munich- Barcelona 1973, pp. 63).

Jure Petricevic, destacado escritor croata de temas políticos y económicos, en el estudio del epígrafe somete a un exhaustivo examen y análisis los resultados provisionales del censo de la población y viviendas en Yugoslavia, realizado el 31 de marzo de 1971, tal como fueron publicados Boletín estadístico, Nº 727, en abril de 1971. Se consigna también la cantidad de personas ocupadas como trabajadores temporarios en los países de la Europa occidental. Según dicho censo el total de la población en Yugoslavia asciende a 20.504.516 personas, y los datos publicados revisten especial interés pues se refieren a la composición nacional de la población en cada república (excepto Eslovenia), en cada provincia y en cada comuna. En 1961 la población total de Yugoslavia sumaba 18.549.291, es decir que el crecimiento en 10 años es de alrededor de dos millones de personas, o sea el 10,5%, o el 1,1% anual.

Es sabido en todo el mundo que las estadísticas son muy elásticas y se prestan a distintas interpretaciones y conclusiones, siempre y cuando en su confección no se utilicen los criterios y métodos rigurosamente científicos y correctos. Yugoslavia es un Estado plurinacional donde predomina Servia, que tiende a absorber y asimilar a otros pueblos y minorías nacionales. Por ello hasta ahora todos los censos de la población. realizados tanto en la Yugoslavia monárquica, la de la preguerra, como la comunista actual, adolecen de graves fallas pues persiguen el mismo objetivo: abultar el número de los servios en sendas repúblicas y provincias en perjuicio de otras nacionalidades. En los censos anteriores (todos preparados y confeccionados en Belgrado en 1921, 1931, 1948, 1953 y 1961, respectivamente) se usaron distintos métodos y se aplicaron los más variados criterios para determinar la filiación nacional de la población. En Yugoslavia conviven distintas nacionalidades, que conservan sus idiomas, culturas y credos religiosos respectivos, a saber: los servios, los croatas, los eslovenos, los macedonios, los montenegrinos y numerosas minorías nacionales, tales como los albaneses, los húngaros, los italianos, los alemanes, los gitanos, los checos, los turcos, los eslovacos, los judíos y otros. En varios censos se podían declarar únicamente las nacionalidades servia, croata y eslovena.

Durante la liberación parcial que sobrevino tras la caída de Alejandro Rankovic en 1966, y hasta la forzosa destitución de los dirigentes comunistas croatas en diciembre de 1971, se realizó el censo que nos ocupa, usándose en él métodos y criterios más apropiados y correctos para determinar la filiación nacional de la población. Ese censo arrojó resultados nada gratos para la política imperialista servia, de modo que no fueron publicados en el Anuario estadístico, como sería lógico y natural.

Se infiere de los datos arrojados que ha fracasado en Kosovo y Metohija la política de servización seguida con los albaneses y en general con los musulmanes. En 1961 fue introducido el concepto musulmán para determinar la filiación étnico-nacional y sólo en el censo de la población de 1971 pudo ser utilizado por los interesados para definirse con cierta libertad. Bosnía y Herzegovina constituyen la manzana de la discordia entre croatas y servios, que se disputan estas provincias histórica y geográficamente croatas. En el nuevo censo, tampoco limpio de fraudes y falsificaciones los servios constituyen en dichas provincias el 37,2%, mientras que los croatas musulmanes y católicos llegan al 60,2%. No obstante la mayoría absoluta croata, casi la totalidad del poder político, civil, militar, policial y económico se halla en manos de los servos. Es un documento de primer orden y el fundamento demográfico y étnico que justifica las reivindicaciones croatas para que Bosnia y Herzegovina sean incorporadas a la República de Croacia.

Otro tanto ocurre con la minoría albanesa que vive en continuidad territorial con su madre patria, Albania. Según los datos oficiales, en 1961 había en Yugoslavia 914.733 albaneses, y diez años después 1.310.000, es decir, 395.267 personas más, lo que equivale a un incremente del 43% -el 4,3% anual-, crecimiento más que excesivo. Aquí se trata de falsificaciones y deformaciones anteriores en perjuicio de los albaneses. Según los expertos albaneses el número de sus connacionales que viven en Yugoslavia alcanzaría a dos millones.

También cabe hacer serias reservas en cuanto a la cantidad de los trabajadores temporarios croatas radicados en los países de la Europa occidental. Mientras el censo establece que su número al 31 de enero de 1971 llegaba a 224.722, otras fuentes fidedignas hablan de hasta 800.000 personas. Otra reserva que cabe formular se refiere al porcentaje de servios en Croacia y Bosnia-Herzegovina. Allí después de la guerra ocuparon en forma desproporcional cargos y puestos públicos los servios venidos de otras repúblicas. Tratase de intrusos en distintos sectores económicos, de funcionarios estatales, policiales, militares, empleados y técnicos. En el censo son tomados como población estable, y, de ese modo, aumentan el total de las minorías servías en dichas repúblicas. El autor coteja los cuatro últimos censos de los musulmanes, señalando sus resultados falseados y anormales, pues llegamos al absurdo de que su número aumentó "estadísticamente" de 1961 a 1971 en un 7,8% anual. Todo ello se debe a las medidas coloniales de opresión política, explotación económica, exterminio nacional y la forzosa erradicación que practica Belgrado en detrimento de los croatas, musulmanes y albaneses.

El autor reproduce también los cuadros estadísticos que reflejan la composición nacional por repúblicas, provincias y comunas. Se halla insertado, además, un valioso mapa geográfico-estadístico en dos colores que facilita el estudio de la población conforme con el criterio nacional.

Todo lector imparcial no podrá sino concluir que el aglomerado estatal de Yugoslavia no sirve a los intereses de los pueblos que lo integran y que es imperativo buscar otra solución y alternativa para asegurar la paz, la seguridad y la estabilidad en este punto neurálgico del sudeste europeo y del Adriático.