"El espíritu democrático" de la República de Poljica

Ante Kadic

Nunca pensé escribir sobre las relaciones socio-jurídicas en la Antigua Poljica. Lo hago animado por varios amigos y organizadores del simposio internacional, en el que se discutía sobre la comunidad familiar (zadruga), entre los sureslavos y los pueblos balcánicos, pidiéndome que les refiriera algo sobre la república campesina de Poljica, pues sabían (por haberles contado) que yo había nacido en las estribaciones meridionales del Mosor, en la Poljica marítima (parroquia Jesenice). Si bien me sacaron de mi aldea natal de Krug, plácida y tranquila, cuando tenía diez años para enviarme al liceo de Split, donde se iniciara sin querer mi inquieta trayectoria, hasta hoy me siento hondamente unido al hogar paterno y a mis coterráneos.

El presente trabajo lo dividiré en dos partes: En la primera parte me referiré a las opiniones vertidas por ciertos especialistas, rusos en primer término, referentes al ordenamiento social de la república de Poljica destacando que no era una región utópica -aunque Poljica fue un refugio bastante ideal frente a la realidad bélica balcánica y la tiranía reinante- pues sus habitantes eran hombres de su época cuando imperaba la desigualdad social. En la segunda parte describiré la vida de mi familia antes de trasladarse a la costa misma del mar Adriático (Mali Rat), mientras todavía vivíamos bastante tranquilos en la tierra de nuestros antepasados. Al trasladarnos a la costa por los años veinte, nuestra vida comunitaria, ya sacudida por la actividad comercial de mi padre y de mis tíos, sin mayores desgarramientos, se extinguió totalmente.

I

Los dos documentos jurídico-sociales más importantes de la historia medieval de Croacia son el Código de Vinodol y el Estatuto de Poljica. El Código de Vinodol (1288- fue impuesto por el príncipe feudal a sus súbditos, mientras que el Estatuto de Poljica (1440) contiene un conjunto de usos y costumbres, vigentes en las primitivas comunidades aldeanas, amén de nuevas disposiciones tomadas generalmente de mutuo acuerdo entre los señores y el pueblo.

El Estatuto de Poljica, escrito en bosancica (caracteres bosniacos), escritura que prevaleció por mucho tiempo en Poljica y en otras partes de Dalmacia, redactado en el dialecto cakavski-stokavski, fue publicado hasta ahora varias veces: primero por Matija Mesic, luego por Vatroslav Jagic, Mate Tentor, Stipe Kastelan y por último por Zvonimir Junkovic, quien lo vertió también al idioma croata moderno[1]; el Estatuto está también traducido al alemán y al ruso[2]. Acerca del mismo existe una literatura abundante[3]. Me referiré especialmente a los estudios de los especialistas rusos por cuanto ellos, más que otros, analizan el ordenamiento interno de Poljica, si bien a veces se esfuerzan por ajustar ciertos artículos del Estatuto a sus teorías apriorísticas.

Tan pronto fue publicado el Estatuto de Poljica (Mesic 1859)[4] los estudiosos quedaron sorprendidos por los términos afines de los croatas de Dalmacia y los de "Ruska pravda"; sobre todo les interesaba la palabra "vrv" (en ruso "verv") y fue F. Leontovic el primero en tratar de explicarla (1867) como una comunidad familiar, identificándola con la cooperativa (zadruga)[5]. Al año publicó (1868) en Odesa[6] un libro procurando reconstruir un cuadro general de la estructura social de los antiguos eslavos y dedicó especial atención a la propiedad comunitaria de la tierra, a las asambleas y a la elegibilidad del príncipe (jefe). Afirmó que de Poljica cabe decir "que ellos, al igual que los eslavos de los tiempos de Procopio, no estaban sometidos a un gobernante sino que desde el principio vivían bajo un gobierno popular". Sostuvo, además, que en Poljica "hasta entonces se gobernaba conforme a los principios antiguos de las cooperativas (Zadruga) eslavas sin el más mínimo signo de división entre la autoridad comunal y el príncipe. En Poljica, la comuna con su asamblea y sus Jefes (entre los que se contaba también el gran príncipe) fue el principal factor social". Leontovic embelleció aún más este idílico esquema, alejándolo de la realidad cuando concluyó que "los de Poljica, en el curso de largos siglos. se habían compenetrado con su comunidad, sus intereses y necesidades, habiéndose fundido tanto su vida con aquellas costumbres, pues tan exiguos fueron los aportes ajenos, que los siglos subsiguientes a la época del Estatuto no registraron casi ningún movimiento en la vida social de Poljica" [7].

Contra semejante interpretación de Leontovic quien, inspirado por los criterios eslavófilos prevalecientes entonces, veía en el Estatuto la encarnación de la justicia y el orden democrático entre los antiguos eslavos, reaccionó enérgicamente el académico ruso B. Grekov en su extenso libro sobre Poljica (1951). Este sostuvo, con acierto, que en Poljica no reinaba una comunidad ideal, pero exageró, buscando en el Estatuto pruebas de que ya entonces en Poljica (igual que en Vinodol) existía únicamente la relación feudal entre el señor y el pueblo.

Atacando a Leontovic, Grekov advirtió qué aquél explicaba equivocadamente ya el primer artículo del Estatuto ("La primera Ley de Poljica es aceptar al príncipe nombrado por los señores, fiel a ellos y de agrado a los de Poljica"); Leontovic leía: "aceptar al príncipe nombrado por los señores", es decir los nobles venecianos de Split, como si figurara "aceptar al señor príncipe", y creía que la segunda parte "fiel al señor" es decir al duque de Venecia significaba "fiel a Dios", concluyendo que "la función del gran príncipe desde antaño había tenido en Poljica el carácter de un cargo electivo"[8]. Grekov criticó especialmente a Leontovic por ver vida comunitaria allí, donde ya no existía: "En Poljica de los siglos XV-XVI, indudablemente, hubo una sociedad feudal y ya no en su fase inicial... En el sistema feudal no cabe la igualdad"[9]. Todo el libro de Grekov está en contradicción con los puntos de vista de Leontovic y por consiguiente su opinión acerca de la comunidad de Poljica difiere de la de Leontovic: "La aldea-comuna de Poljica es una organización bastante compleja, o con más exactitud, abigarrada; allí se dan los residuos del pasado vivo únicamente en los recuerdos, unos en vías de extinción, otros ya muertos, mezclados con los atisbos del nuevo sistema con perspectivas hacia el futuro... Sin duda alguna, estamos en presencia de la evolución, ya muy adelantada, del sistema genealógico"[10].

Ambos libros de Grekov, que tratan acerca de la organización socio-jurídica de la Croacia marítima en el medioevo, uno en torno al código de Vinodol (1948) y el otro concerniente a Poljica, fueron criticados acerbamente por los estudiosos croatas y también por otros. Marko Kostrencic y Miho Barada probaron que Grekov desconocía "los rasgos más elementales de la evolución de la historia croata" [11], de modo que su trabajo sobre el Código de Vinodol es un desacierto, mientras que Zvonimir Junkovic y Juraj Marusic señalaron su desconocimiento e incomprensión de la situación específica de Poljica[12]. Junkovic sostuvo que a Grekov "no le interesaba dar una traducción fiel, sino un comentario libre, cuyo objetivo era servir como ilustración de conclusiones a las que el autor había arribado en su estudio. Desgraciadamente, muy a menudo, ese comentario no concordaba con lo que había querido expresar el legislador de Poljica[13].

Aunque otros historiadores, juristas, tratadistas y etnólogos rusos escribieron sobre el sistema social en la Croacia medieval, mencionando siempre a Poljica, la mayor atención la merece el prestigioso académico M. Alekseev quien en su estudio sobre "Las fuentes eslavas de la Utopía de Tomás Moro"[14], sostuvo la opinión de que Poljica con su Estatuto habría sido uno de los modelos, a partir de los cuales, Moro construyó su esquema del país utópico.

Cabe aquí subrayar que Alekseev, quien acepta las críticas de Grekov contra Leontovic, se aproxima más a éste que a Grekov en su interpretación de las costumbres y leyes de Poljica. Alekseev opina que el espíritu del sistema social democrático, tal como lo aplicaban los antiguos eslavos, se conservó en Poljica "hasta tiempos recientes", cosa que se manifiesta particularmente en la elección del gran príncipe, del jefe del ejército, del procurador y del fiscal comunal. Todas estas funciones pudieron servir a Moro, mientras escribía acerca de la elección "de filarcas, sifograntas o tranibores" y en torno a la celebración de las asambleas populares[15].

Alekseev, quien no sólo vio la similitud entre la obra de Moro y las instituciones de Poljica, sino que expuso la hipótesis según la cual Moro, que no viajó a Poljica, ni se adentró por medio de lecturas en su ambiente patriarcal, había podido saber algo de los habitantes de esas montañas inaccesibles que defendían sus posesiones sin tratar de engrandecerlas.

Amigo de Moro fue Sebastián Giustiniani, embajador veneciano en Londres (enero 1515 hasta octubre 1519); Moro en su carta a Erasmo (septiembre de 1516) expresó que Giustiniani le gustaba por ser hombre honrado y de buenos modales[16], mientras que el embajador comunicó al gobierno de Venecia (en febrero de 1518) que Moro era un hombre inteligente, virtuoso y más allegado a él que cualquier otro inglés[17]. Como pudieron haberse conocido un año antes de la publicación de Utopía (1516), no es improbable (piensa Alekseev) que Giustiniani le hubiera contado a Moro donde había estado antes de llegar a Inglaterra.

Giustiniani fue nombrado (1512) principal regidor veneciano en Dalmacia; eran tiempos convulsionados cuando los isleños de Hvar guiados por Matija Ivanic, se alzaron contra los nobles, de modo que el regidor obligó también a los de Poljica a prestarle ayuda para reprimir el alzamiento. Acaso el hecho de reclamar Ivanic que se le garantizara la misma autoridad que al príncipe de Poljica, indujo a Giustiniani a interesarse por las costumbres de sus aliados bélicos de Poljica.

Alekseev reproduce también el alfabeto de los Utopistas de Moro y lo compara con la escritura glagolítica que utilizaban los sacerdotes de Poljica en los oficios religiosos. Si bien cuesta afirmar que esas dos escrituras nada tienen en común, sin embargo, a primera vista, el alfabeto Utopista parece diferir del glagolítico.

Alekseev observa que no es necesario que todos sus argumentos sean igualmente convincentes y que cada detalle del código consuetudinario de Poljica corresponda al sistema de Utopía. Lo esencial es lo siguiente: pudo haberle contado algo a Moro su amigo Giustiniani acerca de la organización patriarcal de Poljica, que fuera capaz de encender su fantasía en torno a la construcción del cuadro de los Utopistas. No niega que también otras fuentes, como por ejemplo la descripción de Tácito de los antiguos germanos o los informes de Américo Vespucio sobre las tribus aborígenes brasileñas, hubiesen influido en el curioso creador, pero cree, sin embargo, que Moro encontró en los sureslavos de su tiempo, uno de los ejemplos más apropiados para su Utopía[18].

Ante todo ese vínculo entre Moro y Poljica, por intermedio de Giustiniani, no nos parece convincente. Giustiniani pasó sólo escasos meses en Dalmacia, en una expedición punitiva, donde actuó en forma poco diplomática y muy cruel. Es el principal responsable que no se llegara al acuerdo prometido entre los nobles y el pueblo de Hvar. La gente escribió a Venecia en términos desfavorables respecto del cruel regidor y por algún tiempo cayó en desgracia[19]. Inesperadamente fue nombrado embajador en Inglaterra cuando F. Donato, designado anteriormente, enfermó repentinamente[20].

Giustiniani no tuvo ningún vínculo especial con Poljica. Según el acuerdo de 1444, Poljica debía combatir gratuitamente a favor de Venecia en el área entre el río Cetina, el Krka y Livno, y fuera de este territorio, en caso de reclutamiento, los soldados tenían derecho al sueldo y al botín[21]. Cuando estaban listos para atacar desde Bol en Brac, al mando de Giustiniani, a Vrboska en Hvar, se produjeron desavenencias entre el regidor y los soldados de Poljica que luego fueron enviados a casa[22].

El gobernador veneciano favorecía a la clase privilegiada y no pudo despertar entusiasmo en la comuna de Poljica. Si Giustiniani hubiese evidenciado la más mínima inclinación hacia la justicia social, su misión hubiera tenido éxito, pero tras su partida la situación en Hvar empeoró.

Por otra parte, y es éste un aspecto muy importante, Moro escribió la segunda parte de su Utopía antes de 1515 o ese mismo año, mientras que, integrando una delegación, residía en Flandes desde mayo hasta el fin del año. Resulta muy improbable que lo que pudo haber contado Giustiniani (llegado en enero) hubiese podido tener influencia tan decisiva en Moro[23]. Es más probable la opinión de conscientes biógrafos de Moro, según los cuales el segundo libro de Utopía fue escrito tras largas lecturas y reflexiones.

Nos toca ahora indagar lo esencial de Utopía y ver si en el Estatuto de Poljica encontramos algo que nos obligue a reconocer una particular analogía entre el sistema de Poljica y el de los Utopistas.

Aunque es evidente en qué los Utopistas difieren de la sociedad inglesa de aquel entonces, hay muchas interpretaciones contradictorias en torno de lo que quiso lograr Moro al escribir su Utopía. Mientras ciertos autores marxistas, desde K. Kautsky hasta V. Volgin (a quien Alekseev cita mucho) ven en Moro a un crítico del joven capitalismo y a un profeta del socialismo y comunismo modernos; otros opinan (por ejemplo R. O. Sullivan y E. Surtz) que Utopía es principalmente una obra religiosa y filosófica, mientras unos terceros (R. Chambers y D. Bevington) aprecian sobre todo su valor literario y satírico; hay también quienes afirman (por ej. R. Ames) que Moro atacó únicamente al feudalismo decadente y no al capitalismo que se encontraba en la fase inicial[24].

No cabe duda que Moro conoció de primera mano los restos de la sociedad feudal inglesa, pero también entrevió las consecuencias del capitalismo que, aunque en la fase incipiente, sacaba a los campesinos de sus tierras, los obligaba a guerrear y cuando se convertían en inválidos y pobres, a veces totalmente desamparados, vagabundos y asaltantes, los trataba sin consideración alguna y recurría a medidas punitivas. Además de conocer la realidad inglesa, Moro estaba familiarizado con los escritores antiguos como Platón, Aristóteles, San Agustín y con otros que trataron el orden estatal y social. Más que ningún otro influyó en él su maestro y amigo Erasmo, quien le dedicara su Elogio a la Estulticia, ironizando acremente a los poderosos seculares y eclesiásticos.

En el final de la primera parte del libro, pintando las tristes condiciones de vida de las clases pobres, Moro condena enérgicamente la propiedad privada. Aunque en este punto está bajo la influencia de la Biblia, de Aristóteles y Erasmo, resulta más claro, sistemático y categórico que todos sus predecesores. Moro coincide con Platón quien rehusó dictaminar leyes para aquellos que se negaron a la participación de todos los ciudadanos en pie de igualdad en todos los bienes. Constata que "allí donde existe la propiedad privada, donde todo se mide con el dinero, no reina la Justicia y no puede haber progreso" [25]. Tras destacar que los ricos suelen ser hombres deshonestos e inútiles, y los pobres modestos y útiles a la sociedad, recalca que "la abolición de la propiedad privada es el único medio para la justa distribución de los bienes[26]. Aunque admite que podrían dictarse disposiciones legales para limitar el poder del gobernante y el volumen de su hacienda, concluye que esas serían tan sólo medidas provisionales ya que "no hay esperanza que la sociedad vuelva a un estado sano mientras en ella impere la propiedad privada" [27].

Entre los Utopistas no hay propiedad privada y por eso es posible la vida comunitaria.

En rasgos sintéticos me referiré a esa comunidad utópica de Moro, que hace más al "koljoz" burocrático comunista que a la cooperativa patriarcal eslava.

Cada ciudad, escribe Moro, tiene su determinado campo; los ciudadanos no quieren ampliar su casa pues se consideran más cultivadores que propietarios. En el campo, en los lugares adecuados, hay casas provistas de equipos e implementos agrícolas. En ellas habitan los que vienen turnándose en el trabajo del campo. Cada familia rústica cuenta por lo menos con cuarenta miembros, entre hombres y mujeres. Al frente están el jefe y la ama de casa, personas serias y experimentadas. Para treinta comunidades en conjunto hay un filarca. Luego de haber pasado en el campo dos años, de cada comunidad vuelven veinte hombres a la ciudad. Los reemplaza un número igual proveniente de la ciudad. A éstos les enseñan los miembros que ya han pasado por lo menos un año en el campo y conocen las faenas agrícolas... [28]

Si bien existen ciertas semejanzas aparentes entre la Utopía y el ordenamiento social de Poljica, las "comunidades" de Moro, en su esencia, difieren de la realidad de Poljica.

En Poljica la población, previamente a la dominación austríaca (1815), se dividía en: nobles y pueblo. El prestigio de la pertenencia clasista era tan grande que algunos se empeñaban mucho por probar que procedían de los señores bosníacos o húngaros[29]. Si bien en las asambleas en torno a ciertas cuestiones importantes decidían todos los habitantes de Poljica, sin embargo muchas ordenanzas fueron votadas solamente por los nobles. Todos los cargos públicos de importancia, empezando por el gran príncipe y el jefe del ejército hasta el fiscal solían estar cubiertos por los nobles. Unicamente en algunas aldeas (Srinjine, Podstrana, Jesenice, Duce) los jefes aldeanos, independientemente de los nobles, administraban los asuntos corrientes del pueblo y participaban con los nobles en la elección de los supremos órganos de Poljica[30].

En Poljica la justicia (según el Estatuto) no era igual para todos. Se preveían para las mismas infracciones penas distintas para los nobles y para los que no lo eran. Si un subordinado insultara a su amo, se le cortaba la lengua y si le levantara la mano, le cortaban la diestra. Marusic concluye con toda la razón: "Semejante estado está muy lejos de ser un idilio" [31].

Puesto que Poljica, en la época de la promulgación del Estatuto, no era una sociedad puramente feudal, ni exenta tampoco de las influencias del orden feudal[32], nos encontramos con la doble propiedad: la comunitaria y la privada. Aunque al principio la propiedad comunitaria era más extensa y abarcaba toda la tribu y la gran familia, luego (si todavía existía). se limitaba a algunas familias más cercanas[33].

Ello se desprende claramente de los artículos del Estatuto en los cuales se habla de la "herencia" y de su participación. En el artículo 49a leemos que "quien posee la vieja herencia, legada por sus antepasados, debe cultivarla y disfrutarla y vivir de ella. No es honroso derrocharla y consumirla sin gran necesidad, sino que debe dejarla tal cual la heredó".

Por lo tanto, uno no podía gastar la herencia, legada por sus antepasados si no estaba muy necesitado. Además, esta vieja herencia podía repartirse no sólo entre familiares lejanos sino entre los hermanos, pues in fine del característico artículo 33 leemos:

"Mientras los hermanos y otros copartícipes no repartan la herencia, todo les es común, tanto lo bueno como lo malo, las deudas y los créditos: todo les es común hasta que se repartan. Cuando lo hacen, entonces a cada uno le corresponde su parte".

Con este artículo sobre la repartición se define en forma indirecta la comunidad de Poljica: mientras viven conjuntamente, los partícipes de la comunidad, lo tienen todo en común; nadie tiene sus inmuebles. Este artículo expresa a la vez la diferencia entre esta comunidad y Utopía. pues admite que quienes están unidos con vínculo sanguíneo o hasta entonces compartieron lo bueno y lo malo, pueden repartir los bienes comunes y empezar a trabajar su tierra[34].

En Poljica, pues, existía la propiedad privada (a menudo pequeños "campitos", de ahí el nombre de Poljica) que gradualmente ocupó el lugar de la propiedad comunitaria (ésta en los siglos posteriores se limitó principalmente al campo de pastoreo y a bosques). Es comprensible pues que unos tuviesen más campo que otros; la mayoría de los siervos, por razones económicas, estaban obligados a trabajar la tierra de los nobles y no nobles privilegiados teniendo que dar a los dueños determinado tributo. Los "Vlasici" eran pastores a sueldo en las vertientes superiores de Mosor[35].

Pues no cabe ni hablar de una comunidad en Poljica como la de los Hechos Apostólicos o Utopía, donde todo era común. Los habitantes de Poljica no eran ni fanáticos religiosos ni utopistas de Moro, sino hombres de carne y hueso que se esforzaban mucho para poder decir: eso es mío y lo dejo a mis hijos como "herencia". La conciencia de la propiedad privada era tan desarrollada que los vecinos tuvieron que cuidar mucho para que su gallina, cerdo u otro animal no franquearan la tapia ajena e hicieran el más mínimo daño en la huerta o en el viñedo. Muchas disposiciones del Estatuto se relacionan con estos problemas de propiedad. Por ejemplo, en el artículo 53-54 se dice que "sorprendida en el viñedo la gallina paga con su cabeza; hay que matarla y comerla. Cuando picotea alrededor de la casa ajena, uno puede matarla... Cuando una gallina hace daño en la huerta o en el viñedo, entonces el dueño, denunciándolo, puede matar y comer una, aunque hayan sido varias. Si entre ellas hay un gallo, entonces debe matar a otra gallina y dejar al gallo".

Sí bien hasta ahora he enumerado las razones por las cuales Poljica no pudo ser el modelo para Utopía, de lo expuesto resulta obvio que en Poljica había más libertad y democracia que en otras comunas dálmatas. Mientras en otras partes los venecianos detentaban realmente el poder, aquí se contentaban con la dependencia política y el tributo y no tocaban los viejos privilegios de los habitantes de Poljica. Según el primer artículo del Estatuto, el duque de Venecia podía aprobar o no la elección del gran príncipe, pero los habitantes de Poljica trataron, siempre que pudieron, de disminuir o eliminar totalmente la ingerencia de Venecia en la elección de sus poderes supremos. Si bien al principio "elegían" a su príncipe entre los nobles de Split, luego lo eligieron únicamente entre sus nobles[36], y en su elección participaron también los jefes de cada aldea, escogidos por el pueblo el día de San Jorge.

Toda la población tomaba parte en las asambleas en las que se decidía acerca de la guerra o de la paz, en torno a las relaciones con otros países y en general sobre las cuestiones capitales. Así se lee en los arts. 23-25 repetidas veces casi la misma fórmula: "Decidieron unánimemente todos los habitantes de Poljica y ordenaron a todos los nobles, siervos y pastores... Decidieron los habitantes de Poljica reunidos, todos los nobles y la comuna entera de Poljica...".

Con razón cabe destacar el hecho de que en Poljica no hubo conflictos de clase. Ello se debe en parte al hecho de estar Poljica siempre rodeada por poderosos enemigos, ya sea turcos o venecianos, de modo que únicamente en concordia podían conservar cierta independencia. Además. aunque al principio los "didici" destacaban su nobleza bosníaca y más tarde los "vlastela" su nobleza húngara, gradualmente se igualaron con el pueblo. No debe olvidarse que los habitantes de Poljica, en su conjunto, carecían de mayor instrucción y no hubo diferencias entre las supuestas clases superiores e inferiores, ni en la construcción de las casas, ni en la conducta, ni el porte ni en la mentalidad. Todavía recuerdo un dicho, oído en mi niñez, cuando algún vecino preguntaba por el jefe de la aldea y le contestaban: "Está en la bodega, remendando zapatillas".

En Poljica un siervo podía liberarse de la dependencia de su amo. Así lo preveía el artículo 89, que empieza con estas palabras: "Cuando el siervo piensa dejar al dueño..." y termina con esta declaración: "El hombre puede huir del mal si es posible" [37].

También estaba previsto para que un siervo liberado pudiese aumentar su campo a expensas de parte del bosque y campo de pastoreo comunes. Ese importante artículo 59, antifeudal, expresa al principio: "Cuando ocurre que alguna aldea quiere repartir entre sus integrantes un bosque, o campo de pastoreo, es decir, cuando no quieren más o no pueden conservarlos en comunidad o apacentar allí sus rebaños..."; si ocurriera que el campo de un siervo lindara con el terreno comunitario que iba a distribuirse, entonces éste participaba en la repartición con los demás. Es característica esta disposición, pues destaca dos actitudes típicas del "espíritu democrático" de Poljica, o sea "que todo el mundo pueda vivir, pues nada de lo que existe hoy ha existido desde siempre". Eso quiere decir que el Estatuto reconocía que la justicia de la vida es más fuerte que las leyes escritas, las que deben ajustarse a los tiempos[38].

En la comunidad campesina de Poljica, donde no había esclavos, los pobres se habían agrupado en el Consejo de Pobres, que en las asambleas actuaba en forma coincidente y como contrapeso a los más poderosos[39].

Por consiguiente, si bien Poljica no era un país utópico, aunque también allí el sistema feudal con la propiedad privada se impuso poco a poco, la configuración montañosa de esta región hizo que Poljica constituyera como una especie de fortaleza, siendo los campesinos conscientes que su república (principado, comuna, parroquia) junto con el Estatuto era su mejor protector. En aquellos tiempos feudales, con razón, se enorgullecían de sus privilegios.

II

El mariscal Marmont, quien abolió la independencia de Poljica (1807) dice en sus Memorias acerca de las montañas de Poljica y del carácter indómito de sus habitantes: "El principado de Poljica, ubicado en hermosos y altos valles, carece de caminos transitables y es fácil de defender. El aislamiento de esta región, unido al deseo de sus habitantes de no someterse a nadie, constituye, sin duda alguna, la razón por la cual los venecianos les concedieron varios privilegios: no pagaban impuesto alguno, eran sus propios amos, designaban a sus jefes y entre ellos no había ni soldados ni marinos. Nosotros quisimos quitarles esos privilegios y se rebelaron. Mirando este rincón del mundo, llegamos a la conclusión que su gobierno era bueno: no hay nada más cuidado que sus cultivos, ni nada más hermoso que sus aldeas" [40].

Aunque los franceses abolieron la república de Poljica y el gobierno austriaco cambió en muchos aspectos su manera de vida, Poljica seguía viviendo bastante retirada en las estribaciones de la montaña de Mosor. Esos altiplanos que favorecieron la creación de su república independiente. y a lo largo de los siglos constituyeron la protección natural frente al conquistador turco, contribuyeron también a que se conservara (hasta el término de la primera conflagración mundial) el espíritu de parentesco entre sus habitantes y se mantuviera, hasta cierto punto, la comunidad aldeana.

Por cierto, la carretera que bordea la costa fue construida en 1856 y un poco más tarde un barco empezó a transportar a los pasajeros de Split a Omis. Sin embargo, pocos aldeanos de Jesenice y Duce iban a Split o bajaban a la costa para bañarse o para remar en bote. Cuando se instaló la fábrica en Dugi Rat (1911), los campesinos más pobres buscaron trabajo en ella, no para convertirse en obreros profesionales, sino para ganar algún dinero para adquirir un nuevo campo, reparar la casa y pagar deudas. Había que verlos como por la noche volvían, con el paso acelerado, a sus hogares, como si algo los empujara, como si se sintieran inseguros fuera de su casa paterna.

Recientemente hojeé, con toda atención, dos estudios sobre los habitantes de sendas parroquias de Poljica. Contienen apellidos de principios del siglo XVIII y fin del XIX y en ambos casos pude verificar que en su mayoría corresponden a familias que conocí en mi niñez[41].

Como más o menos toda Poljica, así también mi pueblo natal, era una sociedad cerrada. Todos eran nativos, croatas y católicos; no había ningún integrante de otra religión o nacionalidad. Sin embargo se decía (con mayor exactitud se rumoreaba) que algunos en los "tiempos viejos" habían llegado de Bosnia como musulmanes, pero hacía también mucho tiempo que se habían integrado con los demás, de modo que ellos también visitaban los altares y encendían velas ante los santos[42].

Los aldeanos solían elegir a sus futuras esposas entre las jóvenes de la misma parroquia. Si alguno desposaba a una joven nativa de alguna de las aldeas ubicadas al otro lado del monte, a más de una hora de camino, todo el pueblo comentaba acerca de ella.

Las mujeres debían conocer los antecedentes familiares de los novios: económicos, morales e incluso de salud, lo cual era difícil de averiguar, si no se encontraban con otras comadres en la misma iglesia que pasaban revista a los vivos y a los muertos. Se cuidaba mucho de que se casaran parientes cercanos o lejanos. En estos casos, el sacerdote solicitaba un permiso especial del Papa.

Sin embargo, todos estábamos unidos por algún vínculo consanguíneo y cuando iba por los pueblos vecinos, siempre alguien me decía "primo o pariente", teniendo que visitar su casa para tomar algo. En esos momentos sonsacaban de mí quién era el novio de mis tías y las mujeres se sorprendían como mis familiares podían estar contentos si mis tías podían encontrar mejor partido que un Zemunik o Brnicevic. Luego seguía su comentario: "Hasta ahora les servían y en adelante les servirán ellas; eso, hijito mío, es desmontar un caballo para montar en un burro".

Como en los demás pueblos, así también en el nuestro, había gran diferencia entre los campesinos ricos y pobres. Había quienes vivían en casuchas de piedra tosca, en las que soplaba el viento, mientras otros vivían en hermosas casas con techos de tejas y dormían en mullidas camas. Había "casas" en las que se vivía en la abundancia, al mismo tiempo que en otras ya en otoño les faltaba comida y bebida[43]. Se consideraban verdaderos potentados quienes poseían extensos viñedos, olivares y huertas de ciruelos. Algunos aldeanos (como mi padre y mis tíos) comerciaban con el vino y las guindas, abriendo tascas en Rijeka y Trieste, mientras que otros vendían carne, harina, paños, sal, café y otros artículos.

Había campesinos que no tenían campo propio y trabajaban el de los más ricos y en otoño les traían la quinta o sexta parte del fruto. Otros trabajaban como peones en los viñedos y el patrón los alimentaba, y si procedían de un pueblo alejado les daba también albergue. Al terminar el trabajo, les pagaba. A veces, eran campesinos en buena situación que necesitaban con urgencia dinero contante y sonante para comprar alguna vaca, caballo o para ensanchar su campo.

En las casas más ricas había sirvientes y sirvientas. A veces, las muchachas se empleaban para ganar algo antes de casarse y los muchachos de Poljica superior para aprender cómo se administra un campo. Había quienes se quedaban el resto de su vida con su patrón; solían ser solterones y eran respetados y tratados como miembros de la familia. Si el padre moría y quedaban sólo jóvenes o mujeres, ocurría entonces, que el sirviente, por algún tiempo, administraba la casa y el campo.

Aunque teníamos varias casas y cada familia vivía en la suya todos comíamos en la misma cocina y bodega donde se guardaba el vino, el aguardiente y el aceite que nos eran comunes. Salvo los enfermos nadie comía por separado. Mi madre, siendo esposa del hermano mayor, era ama de casa; había adquirido tanto prestigio que mi abuelo Stipe la respetaba más que a sus hijos. Ella constituía los pilares de la casa. Todas las decisiones más importantes se tomaban alrededor del hogar. En ese momento a los niños nos enviaban a la cama, y los mayores se sentaban en los bancos, mientras las mujeres miraban desde su rincón si faltaba vino en las jarras o si el fuego se estaba extinguiendo en el hogar.

La casa de mi abuelo, que considerábamos común y en la cual nos reuníamos con motivo de todas las fiestas (Navidad, Pascua, cuando había huéspedes, casamiento, bautismo, bendición de la casa o velorios), estaba construida de piedra maciza, tenía una pesada puerta, reforzada con hierro y junto a ella había una tronera para apoyo de armas. Esto era nuestra casa "madre", resto de los tiempos turcos. En medio de nuestro patio había una "torre" de varios pisos, entonces abandonada totalmente, pues no había más turcos y no era necesario vigilar del piso alto si iban a irrumpir de algún lado.

Todos los aldeanos con nuestro apellido vivían cerca de nuestras casas. No había familia con este apellido en otro villorrio. Todos estábamos reunidos como pollitos alrededor de la gallina. Cuando los de Poljica pronunciaban nuestro apellido, sabían que se trataba de una vieja familia que vive en Krug, algo más arriba de la iglesia.

La conciencia comunitaria era tan arraigada que cuando los de la aldea Krug comenzaron a trasladarse a la costa, se establecían allí donde ya había algunos que tuviesen su apellido y construían casas una junto a la otra. A veces, hubieran podido edificarlas en un lugar más apropiado, pero no quisieron alejarse de sus consanguíneos. Si bien carecían del hogar común, les quedaba la nostalgia por lo antiguo o el temor de no volar demasiado lejos de su nido, pues ay del hombre solitario cuando se encuentra necesitado o viejo.

De las familias numerosas, allí por los años ochenta del siglo pasado, los varones empezaron a emigrar al continente americano, esperando siempre volver algún día. De América llamaban a sus lugareños. En las fiestas se reunían alrededor de corderos asados y rememoraban su vieja patria; vivían en el extranjero, pero su espíritu estaba con sus pueblos lejanos. Estaban orgullosos de sus pueblos natales, de modo que embellecían el pasado y la realidad de Poljica.

Poljica no era un paraíso terrenal; había muchas regiones estériles y en verano se esperaba la lluvia como al maná del cielo. La Poljica inferior y media tenían campos más fértiles que la superior[44]. En la Poljica superior se ocupaban algo más de ganadería, aunque en las laderas de la Poljica inferior las ovejas y las cabras pacían en un bosque común. Los campesinos trabajaban principalmente la tierra. El campo para ellos era igual que la casa; en él pasaban todo el día. Era gran vergüenza si alguien se veía obligado a vender una porción del viñedo. Antes de morir algunos decían: "Si no he adquirido nada, tampoco he derrochado mi herencia paterna". Al campo lo cuidaban como a la pupila de sus ojos, lo vigilaban, y observaban la uva como la madre a su bebé. En las huertas había sabrosas hortalizas, verduras y frutas; en las terrazas y ventanas las mujeres colocaban macetas y macetones con flores. Si bien las fuentes de agua no eran frecuentes, se cuidaba mucho la limpieza. Los campesinos eran sanos y bien plantados. Cuando se decía "habitante de Poljica", era algo que enorgullecía e indicaba que el hombre era esbelto y laborioso, retoño de vieja familia, íntimamente unida a sus parientes y a su pueblo.

En mi juventud la Poljica inferior estaba en la fase transitoria de la sociedad patriarcal a la turística y obrera que ahora prevaleció totalmente. En tanto que antes en Mali Rat todo olía a vino, toneles y tinajas, pues el vino se transportaba a Trieste, ahora allí hay un barrio superpoblado, con muchas viviendas de hormigón armado. Más arriba se extienden los viñedos abandonados y Krug es una ruina. A Krug se va sólo los domingos, de excursión, y bajo frondosas hayas la gente evoca los buenos tiempos pasados, cuando todo estaba prefijado, hasta el último detalle, por el "respetable" Estatuto, al que todos obedecían por igual.

Bloomington, Indiana, USA

(Tradujo al castellano: B. K.)

 



[1] Poljicki Zbornik, tomo I, a cargo de F. Brnicevic, D. lvanisevic, Jure Kastelan, Zagreb, 1968, 32-103.

[2] B. D. Grekov. Polica- opit izucenia obstestennih otnosenii v- Police XV-XVIl vv. Moscú, 1951, págs. 211-307; el mismo autor, Die Altkroatische Republik Poljica, a cargo de E. Donnert, Berlín, 1961, págs. 183-279; Tomo Matic Statut der Poljica, en Wiss. Mitt. aus Bosnien und der Herzegowina (Viena), XII 1912, 329-96.

[3] F. Brnicevic, "Gradja za bibliografiju Poljica", Poljicki Zbornik. I, págs 267-286.

[4] Mesic, Poljicki Statut, Arhiv za povjestnicu jugoslavensku (Zagreb), tomo V, 1859, 225-318.

[5] F. Leontovic, "0 znacenii vervi po Russkoi pravde i poklickom statutu". Zurnal Min. Nar. Prosv., 1867; cfr. Ivan Bozic, "Vrv u Poljickom statutu". Zbornik Filozofskog Fakulteta u Beogradu, vol. IV-1, 1956. 89-112.

[6] F. Leontovic, Drevnee horvato-dalmatskoe zakonodatel'stvo. Odesa. 1868.

[7] Idem, op. cit. 75-76; cfr. M. P. Alekseev, "Slavianskie istocniki Utopii Tomasa Mora", Iz istorii angliskoi literaturi, Moscú-Leningrado, 1960, 112-114.

[8] Grekov, Polica, pág. 126.

[9] Idem, 181.

[10] Idem, 87.

[11] M. Barada, Hrvatski vlasteoski feudalizam, Zagreb 1952, p. 10; M. Kostrencic, "Vinodolski zakon", Historijski Zbornik, II - 1949, 151.

[12] J. Marusic, "O agrarno-pravnim pitanjima i drustvenom uredjenju Poljica", Poljicki Zborník, 1, 181-182.

[13] Z. Junkovic, "Biljeske uz tekst i prijevod Poljickog statuta". Poljicki Zbornik, I, 106.

[14] M. P. Aleksev, Iz istorii angliskoi literaturi, págs. 40-134.

[15] Idem, o. c., 113.

[16] "Plane delectat me; videtur enim honestissimus et rerum humanarum peritissimus ac iam divinarum cognitioni deditissimus" (P. S. Allen. Opus epistolarum Des. Erasmi Roterodami, vol. II, Londres, 1910, 339); cfr. R. W. Chambers, Thomas More, Londres, 1935, pág. 171.

[17] Sebastian Giustiniani, Four Years at the Court of Henry VIII. R. Brown, Londres, 1854, II, 162.

[18] M. P. Alekseev, Iz istorii angliskoi literaturi, págs. 115-116.

[19] Cfr. J. Sidak, Enciklopedija Jugoslavije, tomo IV, Zagreb 1960. 402-403;

[20] R. Brown, "The Giustinian Family", Prólogo al Seb. Giustinian, Four Years at the Court of Henry VIII, I. 25-26.

[21] M. Sunjic, Dalmacija u XV Stoljecu, Sarajevo, 1967, págs. 67-68.

[22] R. Brown, Prólogo de Giustiniani Four Years, I,. 24.

[23] "Sebastian Giustinian... was know to More by the time that the manuscript of Utopia was dispatched to Erasmus" (St. Thomas More, Complete Works, tomo IV: Utopia, a cargo de E. Surtz y J. Hexter, New Haven, 1965. Introducción, CLXXII). F. M. Nichols, explicando la carta de Moro del 3 de septiembre de 1516, dice que Giustiniani lo había conocido recientemente (The Epistles of Erasmus, tomo II, Londres, 1904, 391). El manuscrito de Utopía fue enviado a Erasmo junto con esa carta.

[24] Cfr. Ligeia Galagher, More's Utopia and its Critics. Chicago, 1964.

[25] St. Thomas More, Utopia, a cargo de E. Surtz, New Haven. 1964, págs. 52-53; Complete Works, IV, 103-105.

[26] Idem, Utopia, pág. 53; Complete Works, IV, 104-105

[27] Idem, Utopia, pág. 54; Complete Works, IV, 113-115.

[28] Idem, Utopia, págs. 61-62; Complete Works, IV, 113-115.

[29] S. Kastelan, Povjesni ulomci iz bivse slobodne opcine-republike Poljica, Split, pág. 47; F. Culinovic, Drzavnopravna historija jugoslavenskih zemalja, Zagreb, 1961, pág. 182.

[30] F. Culinovic, o. cit., 182.

[31] J. Marusic, "O agrarno-pravnim pitanjima i drustvenom uredjenju Poljica". Poljicki Zbornik, I, 183.

[32] F. Culinovic. Drzavnopravna historija jugoslavenskih zemalja, pág. 192.

[33] Idem, 181.

[34] M. Kostrencic, "Poljica" Enciklopedija Jugoslavije, tomo VI, Zagreb, 1965, pág. 534.

[35] En los documentos posteriores ya no se mencionan "Vlasi" (cfr. Culinovic, o. cit., 184).

[36] M. Kostrencic, "Poljica", Enciklopedija Jugoslavije, tomo IV, 533.

[37] J. Marusic, "O agrarno-pravnim pitanjima i druztvenom uredjenju Poljica", Politicki Zbornik, I, 183-184.

[38] Idem, 186.

[39] Idem, Op. cit., pág. 193.

[40] "Rien de plus soigné que leur culture, rien de plus joli que leur villages" (A. F. Marmont, Mémoires, tomo III, Paris. 1857, 49).

[41] F. Ivanisevic, Poljica, Zbornik za narodni zivot i obicaje juznih Slavena, tomo IX-2, Zagreb. 1904, 224-226; B. Zelic-Bucan, "Obiteljska prezimena u Poljicima 1725. godine" Poljicki Zbornik, I, 231-236.

[42] F. Ivanisevic, Poljica, Zbornik za narodni zivot..., IX-2, 285-288.

[43] Idem, IX-2, 263-278.

[44] I. Rubic, "Poljica- geografska studija", Poljicki Zbornik, I, 25-26.