"The Reader's Digest": Incomprensibles vacilaciones ante la verdad

El historiador norteamericano C. Michael McAdams contesta a la mencionada publicación de su país

"The Reader's Digest", en su edición inglesa, publicó en diciembre de 1973, el artículo titulado "The Most Illegal of Illegals", conteniendo graves errores, inexactitudes e, incluso, calumnias que van en perjuicio del pueblo croata en general y de algunas de sus personalidades políticas. El historiador norteamericano, McAdams, advirtió al autor del mencionado artículo de la imposibilidad de sostener dichos errores, tanto desde el punto de vista de la verdad histórica como del de la moral profesional del periodismo. El señor McAdams presentó hechos concretos que refutan los errores y las falsas aseveraciones del periodista Nathan Adams, autor del denigrante artículo, solicitando a la vez, se publiquen en "The Reader's Digest" sus contraargumentos. A pesar de ello, en una carta privada dirigida a McAdams, el Director de "The Reader's Digest" le expresó su negativa, justificándolo con vaguedades e invocando presuntos resultados confirmatorios de la actitud del denigrante artículo, obtenidos por parte del departamento jurídico y de investigación de su revista.

Disconforme con la negativa, el historiador norteamericano envió una carta, originariamente preparada para "The Reader's Digest", a todos los periódicos y personalidades croatas que visiblemente participen de la vida pública en el exilio, para que la conozcan y hagan pública dicha negativa, extraña y contraria al espíritu y la tradición del periodismo libre, en especial en los Estados Unidos.

Debido a que "Studia Croatica" y el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura (Buenos Aires), han recibido las mismas "justificaciones" por parte del Director de "The Reader's Digest" al negarse publicar los del señor McAdams, tomando en consideración que los dos organismos croatas han contribuido, especialmente en algunos puntos de la controversia McAdams-"The Reader's Digest", facilitando al primero argumentos irrefutables -ver -notas 20 y 21 de la carta- y tratándose de verdades históricas tergiversadas que perjudican injustamente, con propósitos inconfesables, la integridad nacional, política y moral del pueblo croata, a continuación publicamos la versión castellana de la carta sin contestación del señor McAdams, para que nuestros lectores puedan formarse un juicio libre al respecto. (Nota de la Redac. de SC)

Aquí el texto:

Muy señores míos: En el número de diciembre del Reader's Digest se publicó un artículo, escrito por el Sr. Nathan M. Adams, bajo el título "Nuestra creciente ola de inmigrantes ilegales". Debido a mi escaso conocimiento del tema el artículo me parecía correcto y bien estudiado. Sin embargo, en la página 116 se incluía un apartado más pequeño, encuadrado e intitulado "El más ilegal de los ilegales", que contenía numerosos errores y que, sobre todo, se basaba muy poco en los hechos.

El 3 de diciembre de 1973 me dirigí a Uds., específicamente a la señora Julia Jeffrey. Intenté destacar algunas de las más obvias deficiencias del mencionado artículo y suministrar, en lo posible, la información correcta. También adjunté la lista completa de los americanos, prisioneros de guerra en Croacia a fines de la Segunda Guerra Mundial. Esperaba que los editores usaran dicha información con el fin de corregir el artículo y, por lo tanto, restaurar la validez del mismo. Pero, quizás, fui un tanto ingenuo en cuanto a mi concepción de la política editorial del Reader's Digest. Recibí tan sólo una contestación de vuestra Redacción en forma de una nota privada. En la misma se decía:

"Se lamenta su crítica del material editado. Sin embargo, previo a la publicación de "Nuestra creciente ola de inmigrantes ilegales" y del recuadro citado, ambos fueron cuidadosamente verificados por nuestros departamentos jurídico y de investigación, los cuales, creemos encontraron adecuados fundamentos para todas las aseveraciones basadas en hechos".

Me pareció un tanto divertido que se hubiera encontrado "fundamento adecuado" para las "aseveraciones basadas en hechos", en tanto que yo tenía dificultades en hallar tales aseveraciones en el artículo. Resultaba evidente que la redacción de su revista no tenía interés en corregir el artículo: como así también que previo a su publicación no se había efectuado ninguna investigación ni por parte del señor N. Adams, ni por grupo alguno que tuviera la osadía de denominarse "departamento de investigación". Es por ello que dirijo esta carta a diversas secciones de vuestra organización, como también a las partes interesadas, ajenas al personal del Reader's Digest.

Como es obvio por mi nombre, no soy croata ni tampoco estoy relacionado con ninguna organización croata. Jamás he visto al señor (Dr. Artukovic - aclaración del traductor) en cuestión en su artículo. Mi interés en el asunto responde puramente a la inquietud de lograr la exactitud histórica, en honor a la verdad.

Preparando mi futuro libro sobre las Fuerzas Armadas Croatas durante la Segunda Guerra Mundial, he estudiado durante dos años la historia croata moderna, si bien soy consciente de que muchos historiadores han dedicado su vida entera al estudio del pueblo croata. Efectivamente, el profesor John Prcela de Cleveland ha pasado la mayor parte de los últimos treinta años investigando un sólo acontecimiento de la historia del pueblo croata: las masacres de 1945 en Bleiburg. No importa cuán fructíferos sean estos historiadores, muchas de sus obras serán leídas solamente por otros historiadores o estudiosos. Por ello, es muy descorazonador ver que una publicación, que sostiene tener una circulación mensual de treinta millones de ejemplares, asuma tan negligente actitud en orden a la verdad histórica. La reputación, la importancia y la gran tirada de vuestra publicación les impone a Uds. una considerable responsabilidad y, especialmente, a vuestro personal de investigación para controlar que todo lo que se edite responda a la mayor exactitud y veracidad posibles. Por tanto, intentaré, una vez más, destacar algunas de las muchas inexactitudes y falsedades consignadas en el artículo del señor Adams.

El párrafo II, frase primera reza:

"En el cuartel general de la INS (Servicio de Inmigración y Nacionalización) en Los Angeles, se encuentra bajo llave y rotulado como "Secreto" el expediente de Andrija Artukovic, yugoslavo de 74 años, que vive ahora en Surfside, California".

Es lógica la conclusión acerca de que los expedientes estén bajo llave, como lo están muchas cosas en la actualidad. El Sr. Adams consideró, quizás, que al agregar el carácter de "secreto" al caso, ello lo colocaría en el mismo grupo del de Daniel Ellsberg al cual se le atribuye fama. Sea cual fuere la razón que tuvo para hacer tal aseveración, la verdad es que el caso del Dr. Artukovic es de dominio público y muchos americanos están familiarizados con todos sus aspectos. Pero si el señor Adams sinceramente creyó que el caso era secreto, ello podría explicar el motivo por el cual no se preocupó en efectuar ni la más elemental investigación al respecto.

Aunque nosotros tenemos tan sólo un doctor en el gobierno de los EE.UU., casi todos los miembros de cada uno de los gobiernos croatas, en los últimos tiempos, poseía un doctorado y, por tanto, no veo motivo alguno para que se prive al Dr. Artukovic de este título.

Las letras "C", "Ć" y "Č" son letras distintas, es decir, no intercambiables en el alfabeto croata. Por ello, escribir "Artukovic" es erróneo. Aunque algunas revistas no puedan reproducir estas letras, la evidencia de que Uds. tienen tal capacidad, está dada en la página 35 de la edición de Diciembre.

Finalmente, no existe la nacionalidad "yugoslava". El "yugoslavo" denota un tipo de ciudadanía tal como la "soviética". En el censo de Yugoslavia del 1971, el 1,3% de la población se registraba como "yugoslava". Estas son, en principio, las personas de nacionalidad mixta o incierta. Los restantes 98,7% pertenecen a una de las 25 naciones o minorías de Yugoslavia[1]. En caso de estar Uds. refiriéndose a la ciudadanía del Dr. Artukovic, continuarían en el error, pues él no es ciudadano yugoslavo. Aparte de estos puntos, vuestra primera frase parece estar basada en los hechos (o sea, edad y lugar de residencia)[2].

El párrafo II, frase segunda continúa:

"Durante la Segunda Guerra Mundial, él ha sido ministro de Justicia en el Estado títere de Croacia controlado por los nazis".

Aunque el término "ocupado por los Nazis" hubiese sido más acertado que "controlado", y la expresión "Estado títere" es un tanto dudosa, dado que Croacia declaró su independencia tomando por sorpresa a Alemania, representando, además, el gobierno menos obediente de los Balcanes, lo que más me interesa es el título "ministro de Justicia". En efecto, el Dr. Artukovic fue ministro de Justicia y Culto pero solamente durante el último período de la guerra. Desde el 16 de abril de 1941 hasta el 10 de octubre de 1942 fue Ministro del Interior. Fue por este período que el gobierno de Tito lo acusó de haber cometido varios crímenes, y no durante el ejercicio de sus funciones como ministro de Justicia y Culto[3]. Quizás sea esto sólo una inadvertencia, o quizás, el cargo de Ministro del Interior no suene suficientemente siniestro como para publicarlo.

El párrafo II, frase tercera dice:

"Los testigos y los investigadores de los crímenes de guerra sostienen que él contribuyó a la masacre sistemática de casi un millón de judíos y servios".

Esta aseveración es un vestigio de la época de postguerra, cuando se podía jugar con cifras tan ridículas logrando cierto éxito. La población total de Croacia, según el censo del año 1931 (el último antes de la guerra), superaba en algo los tres millones. En aquella época había 353 servios por cada millar de croatas (esta cifra corresponde a Croacia y Eslavonia). Si se incluye Bosnia y Herzegovina sería posible reunir un millón de servios. Sin embargo, hay que tener en cuenta dos hechos:

1) El Estado Croata reclamó, pero en ningún momento completó, su dominio sobre Bosnia y Herzegovina. Durante los primeros meses de la guerra gran parte de este territorio estaba en manos de los partisanos o cetniks (ver nota 3).

2) Los datos del censo demuestran un incremento de más de 39.000 servios entre 1931 y 1948[4]. Eso no quiere decir que no hubo persecución de judíos y servios en Croacia durante la guerra, sino que vuestras cifras tienen el obvio propósito de distorsionar más que informar. De hecho, hasta el gobierno de Tito, conocido como propenso a la exageración, jamás intentó sacar a relucir tales cifras.

Como en todas las zonas ocupadas por los alemanes, la Gestapo y el SD (Servicio de Seguridad) fueron activos en Croacia; así las víctimas entre los judíos y croatas (católicos y musulmanes fueron cuantiosas. Aunque los croatas habían dictado leyes racistas, por exigencia de los alemanes, hicieron poco por cumplirlas. Así es como en varias ocasiones el pueblo croata y sus leyes asistieron a los judíos. Una de esas leyes definía "ario" y "judío", de manera tal, que posibilitaba a centenares de judíos e hijos de matrimonios mixtos, a escapar de los nazis. Otra ley otorgaba ciudadanía a aquellos que se habían destacado por su servicio al Estado Croata[5]. La razón de tales medidas resulta obvia cuando se tiene presente el número de judíos que figuraban entre los líderes de Croacia y que la esposa del mariscal Kvaternik, jefe de las Fuerzas Armadas y el segundo Jefe del Estado, era judía. De paso, digamos que Kvaternik fue obligado por los alemanes a dimitir, debido a ello y a su pronunciada crítica a los nazis. Después de la guerra, por su actitud anti-nazi, fue recompensado por parte del mariscal Tito con la horca.

Quizás el más claro denunciante de la política racial nazi fue el arzobispo (más tarde cardenal) Aloisius Stepinac, de Zagreb. El gran líder croata Vladko Macek, fue tan anti-nazi y anti-ustasha, que pasó muchos años de la guerra en una u otra prisión, se refirió a la actitud del arzobispo con las siguientes palabras: "Sus prédicas contra la discriminación racial y el nazismo, propaladas en la catedral de Zagreb, durante la ocupación por las tropas de Hitler, han sido famosas" [6]. Los nazis lo amenazaron con ponerlo en prisión, pero el miedo a una revuelta abierta por parte del pueblo croata los hizo cambiar de opinión. Lo que los alemanes no consiguieron durante cuatro años -silenciar a Stepinac- Tito lo hizo inmediatamente -el cardenal pasó sus últimos días en la prisión comunista o confinado en su domicilio.

¿Cuántos judíos fueron deportados de Croacia y exterminados? El número, quizás, nunca se sabrá. La acusación del Tribunal de Nüremberg pone 70.000 como número para toda Yugoslavia[7]. Con alrededor del 30% de la población, como sostenía el gobierno croata (aunque jamás completamente dominaba), es posible que 20.000 judíos croatas perecieron durante la guerra. Es concebible que una parte de estas muertes haya sido causada por croatas ya sea al servicio del Estado Croata, ya sea a título individual. Sin embargo, es interesante hacer notar que el tribunal de Nüremberg imputa la culpa al gobierno alemán, en especial, a las organizaciones SS, SD y Gestapo [8].

La cuestión referida a la persecución de los servios es un asunto completamente diferente. A fin de comprender estos acontecimientos, primero se debe examinar la situación en la cual se encontraban los croatas. Croacia (debiera ser Yugoslavia, observ. del traductor), fue inmediatamente ocupada por las fuerzas alemanas, italianas, húngaras y búlgaras. En los años subsiguientes, a estas fuerzas se adhirieron las de los partisanos de Tito, los cetniks de Mihajlovic (servios realistas), cetniks de Nedic y la Guardia Nacional, los ustase de Pavelic, el ejército regular croata (Domobrani), los federalistas montenegrinos, la Guardia Blanca y Azul eslovena. y hasta un grupo de cosacos (cuerpo XV de caballería cosaca anti-soviética). Esto fue así, desde luego, antes de que se introdujeran las fuerzas regulares aliadas de los consejeros británicos y americanos y del Ejército Rojo. Durante la guerra cada una de estas fuerzas tuvieron que combatir a veces varias sino a todas estas fuerzas aquí involucradas. La pérdida total de vidas, durante la segunda guerra mundial, ha sido fijada por el gobierno de Tito en 1.700.000 almas de todas las nacionalidades, de todos los estados yugoeslavos[9]. Gran número de ellos eran servios; un número aún mayor eran no-servios, especialmente croatas.

Inmediatamente después de la invasión, las pandillas de los cetniks empezaron a atacar ciudades croatas. Estos grupos estaban constituidos por tropas del ejército royalista yugoeslavo que se encontraron en Croacia cuando dicho ejercito se disolvió frente a las fuerzas del Eje. Los días 13, 14 y 15 de abril de 1941 las aldeas Struge e llici fueron atacados por los cetniks. Casi inmediatamente, los campesinos croatas tomaron represalias contra la población local servia, actitud que continuó durante toda la guerra. Esta situación la resumió, quizás más claramente el Comisionado Hocke en su fallo en favor del Dr. Artukovic:

"Las pruebas han demostrado que algunas aldeas, donde el nuevo gobierno no pudo proporcionar protección, organizaron una milicia propia para su auto-defensa. Las unidades del nuevo gobierno entraban y tomaban poder para ser seguidamente desalojadas por las unidades de sus contrincantes.

Algunas aldeas pasaban varias veces por día, de una mano a la otra. Estos grupos no han sido siempre fuerzas armadas organizadas sino -en muchos casos- civiles comunes. Muchas vidas se perdieron" [10].

Miles de servios, conducidos por los partisanos y los cetniks invadieron Croacia durante la guerra. Ambos grupos lucharon con un total desprecio por la vida y la propiedad. Por el contrario en ningún momento entraron las fuerzas croatas en Servia. De hecho, con excepción de aquellos croatas utilizados como carne de cañón para el ejército alemán en el frente ruso, los croatas lucharon solamente en su propia tierra y en defensa de la misma.

Durante la segunda guerra mundial muchos servios fueron deportados de Croacia; muchos fueron enviados a Servia; otros se fueron a campos alemanes de trabajo. Fue deber del gobierno croata el procurar que se cumplieran esas deportaciones. No dudo que el Dr. Artukovic, como ministro, haya tenido que ver en estos acontecimientos. Aunque el gobierno croata sabía que la población servia representaba una amenaza para la seguridad interna de la nación, es interesante notar que la orden de deportar a los servios no se originó en el seno del gobierno croata. Según el Tribunal de Nüremberg en la embajada alemana tuvo lugar una conferencia presidida por el ministro alemán de Zagreb, Siegfried Kasche,

"... en la cual se decidió evacuar a los eslovenos a Croacia y Servia y a los servios de Croacia a Servia. Esta decisión resulta del telegrama del Ministerio de Asuntos Extranjeros, Nº 389, de fecha 31 de Mayo de 1941" [11].

Esta aseveración demuestra dos cosas: 1) La colonización de los croatas, eslovenos y servios fue ordenada por el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, y 2) que el gobierno croata tuvo poco que decir en tales acontecimientos. La única potencia en los Balcanes capaz de ejecutar tales medidas fue Alemania. Solamente Alemania pudo emitir órdenes tan amplias. Von Ribbentrop reconoció en la instrucción que tales órdenes tuvieron origen en su despacho[12]. Estas órdenes a menudo tuvieron más efecto en la población croata que en la servia. Durante la guerra 300.000 croatas fueron deportados como mano de obra esclava a Alemania, y millares más incorporados en las fuerzas armadas alemanas para alimentar la máquina bélica alemana. Jamás he visto cifras aproximándose a los 100.000 servios, deportados o encarcelados.

El 29 de Enero de 1942 el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos ordenó el primer traslado de los ciudadanos americanos de origen japonés. La orden Ejecutiva (término americano por "Decreto") Nº 9066 siguió el 19 de Febrero[13] y los primeros campos de concentración de América fueron constituidos mediante Orden Ejecutiva 9102[14]. En algunas regiones, como Terminal Island, cerca de mi casa, se les había dado a los ciudadanos americanos veinticuatro horas para vender o desprenderse de todas sus pertenencias, empaquetar y salir de sus propias casas[15]. En total 106.925 japoneses americanos fueron despachados a campos en lugares tales como Topaz, Utah y Rivers, Arizona[16]. Quizás el más fanático bregador del encarcelamiento de ciudadanos americanos, debido a su raza, fue el Fiscal del Estado de California, Earl Warren[17]. El señor Warren siguió luego su carrera para ser nombrado Presidente de la Suprema Corte y prestaba servicio en ese carácter, cuando esa corte trató el asunto del Dr. Artukovic[18]. Que sea de mi conocimiento, el Reader's Digest jamás había reclamado proceso contra el señor Warren por los crímenes de guerra.

Finalmente, antes de dejar el párrafo II, frase tercera, quisiera pedir al Sr. N. Adams y al Reader's Digest tener a bien el nombrar a los mencionados "testigos e investigadores de los crímenes de guerra". Eso sería interesante, puesto que durante ocho años de estar tratando de obtener la extradición del Dr. Artukovic, el gobierno yugoslavo no ha sido capaz de presentar al tribunal un sólo testigo vivo. En realidad la falta de sustancialidad del testimonio yugoslavo ha sido una de las diversas razones por las cuales los tribunales dictaminaron en favor del Dr. Artukovic. El Comisionado judicial afirmó:

"Todas las pruebas presentadas por el querellante, están en forma narrativa. Las declaraciones juradas las firmaron los declarantes, pero, muy evidentemente, no contienen sus propias palabras. Ellas son conclusiones de alguien, referentes a lo que abarcó el testimonio". "El mismo lenguaje se va repitiendo en las declaraciones juradas... Tengo muy serias dudas que ello pueda ser coincidencia" "... Hasta no tengo las palabras de los testigos para juzgar su significado, o si las respuestas habían sido influenciadas por las preguntas. A mí me han presentado las conclusiones de alguien acerca de lo que fueron los testimonios. Esto es una prueba muy incierta a la que se puede atribuir poco crédito".

"El acusado presentó testigos vivos quienes fueron sometidos a un riguroso interrogatorio. En ciertos casos, los testigos vivos declararon que los testigos del querellante no decían la verdad. No se había intentado rechazar estos testimonios. El querellante no propuso a testigos de rechazo y tampoco pidió plazo para asegurar pruebas de descargo. Los testigos vivos estaban en Estados Unidos y sin miedo, sin insinuación y sin compulsión de declarar en falso. La historia indica que ese no pudo haber sido el caso en Yugoslavia, en la época cuando fueron tomadas las declaraciones"[19].

En cuanto a los "investigadores de crímenes de guerra", dudo que Ud. pueda nombrar a uno que no fuera miembro de la UDBA (Policía política popular). A pesar de ello, espero ver esos nombres que, estoy seguro, Ud. presentará, ya que esta información ha sido "cuidadosamente comprobada por nuestro departamento de investigación y departamento legal".

Pasemos al párrafo II, frase 4:

"Y, según el testimonio de un jefe del espionaje americano en los Balcanes durante la segunda guerra mundial, él (referido al Dr. Artukovic) también aprobó las órdenes que enviaron al paredón decenas de aviadores americanos capturados."

Aunque hay varias aseveraciones en disputa, ésta es quizás la más absurda y ridícula de todo el artículo.

Primero, naturalmente, quisiera conocer el nombre y la posición del mencionado Jefe del Servicio de Inteligencia. De este punto resulta evidente que la única razón por la que los llamados hechos se atribuyen a otros, es la de proteger al señor Adams y al Reader's Digest. Es, sin duda, "la obra" de su "departamento legal", mencionado en su primera carta.

"Decenas" indicaría, creo, por lo menos 24 aviadores. Mientras en toda Croacia hubo probablemente menos de 100 aviadores americanos tomados prisioneros durante la guerra, este número representaría un cuarto del total. Nómbrelos, por favor. Si no puede nombrarlos a todos, quizás la mitad; la tercera parte si es posible. Estoy seguro que Ud. puede dar los nombres de estos hombres y la fuente de su información. Su primera carta me ha convencido de ello. A fin de ayudarle, he agregado los nombres y las direcciones de cada uno de los aviadores americanos retenidos en Zagreb al fin de la guerra. Estoy seguro que ellos recordarán a alguno de sus compañeros que fuera llevado al paredón. Con la lista está la copia de la carta del Coronel Paul E Harden -su nombre también está en la lista de los prisioneros de guerra-. Desgraciadamente, parece que el coronel Harden está "mal informado" acerca del tratamiento del que fueron partícipes él y sus compañeros oficiales por parte de los croatas. Quizás, debería leer su publicación para informarse mejor".

La foto que menciona el coronel Harden representa una docena de aviadores americanos. Con ellos está el padre Benkovic, americano de nacimiento pero de ascendencia croata quien estudiaba en Croacia al estallar la guerra; la baronesa Nikolic y su sobrina. El motivo por el cual los aviadores están con la baronesa es que vivían en su mansión[20]. Aunque el lugar había sido guardado por los veteranos miembros de la guardia nacional, la baronesa consideraba a los aviadores sus huéspedes y los trataba como tales. Los aviadores americanos recibieron los mejores alimentos y medicamentos disponibles. Los que estaban enfermos fueron tratados en los mejores hospitales de Zagreb. Al mismo tiempo el soldado croata sólo pudo esperar la escueta provisión en las estaciones de primeros auxilios de campo.

Unos tres meses antes de finalizar la guerra, el general de aviación Rubcic se ocupó de que doce aviadores americanos recibieran entrenamiento para el uso de aviones croatas. Después de esta familiarización 14 americanos y un oficial de enlace volaron vía Zadar. Esta acción fue emprendida como tentativa para convencer a las fuerzas aliadas de desembarcar en la costa dálmata y salvar a Croacia del Ejército Rojo[21]. Sin embargo, los croatas no sabían que los señores Roosevelt, Churchill y Stalin ya se habían repartido a Europa con mucho beneficio para la Unión Soviética.

Muchos americanos ofrecieron sus servicios a los croatas a fin de tratar de salvar sus tropas del Ejército Ruso. El teniente americano, Edward J. Benkoski, con los oficiales británicos Rodney Woods y John Gray intentaron negociar en favor de los croatas. Un oficial americano acompañó a los oficiales croatas en las negociaciones de Bleiburg para impedir que sus compatriotas fueran devueltos a Yugoeslavia y a la muerte segura en manos de los partisanos. Es innecesario decir que cada uno de estos hombres pudo haber retornado a su casa en el momento de cruzar las líneas aliadas. En cambio, ellos prefirieron ayudar a sus captores. Tales amistades no se traban con paredones.

Una de las razones del buen trato dado a los americanos es que el pueblo croata se sintió y sigue sintiéndose muy apegado al pueblo de los Estados Unidos. En aquel tiempo América tenía una población croata de más de 600.000 habitantes. Hoy esta cifra se acerca a los 900.000[22]. En relación a la densidad de poblaciones de Croacia eso significaba que practicamente cada habitante croata tenía algún amigo o familiar en América. En segundo término, el gobierno croata jamás dudó quién iba a ganar la guerra. Esta es la razón por la cual pidieron y se prepararon para una invasión Americana de Dalmacia. En 1943, el coronel croata, Ivan Babic, voló a Italia, ocupada por los Americanos, para persuadirles que tal invasión no encontraría resistencia de parte de las fuerzas croatas y que las mismas establecerían una cabecera de puente para ellos[23]. Se esperaba que con el desembarque americano Croacia se salvara tanto de los alemanes como de los rusos.

El padre Benkovic fue nombrado capellán de los aviadores capturados cuyo tratamiento describió:

"A pesar de los constantes bombardeos americanos, los croatas no sentían odio hacia ellos pues, de una manera fatalística, los consideraban necesarios... He visto cuán bien trató el pueblo a mis cautivos compatriotas conducidos en Mostar, hasta les ofrecían a los aviadores americanos los pocos cigarrillos que poseían, así también me pedían, como americano, hacer conocer a mis compatriotas la esperanza de liberación que tenían puesta en ellos"[24].

En las últimas dos semanas hablé personalmente y por teléfono con varios americanos que fueron capturados en Croacia como así también con sus captores. Todos ellos corroboraron la información arriba reproducida. Nadie recuerda caso alguno de maltrato aplicado a prisioneros americanos. Demás está decir que tampoco hubo mención de americanos fusilados.

Debo suponer que estas ficticias aseveraciones aparecieron en el artículo por alguna de las siguientes razones. La primera alternativa consistiría en aceptar que el señor Adams incluyó estos falsos datos con el único propósito de engañar a sus lectores y seguir calumniando al Dr. Artukovic. La otra conclusión posible es que el Sr. Adams verdaderamente recibió tal información y que fue bastante ingenuo como para creerla. Dado que considero al Sr. N. Adams persona honesta, he investigado esta última posibilidad. Un americano que fue co-piloto de un bombardero, y que ahora vive en San Diego, confirmó, que antes de haber sido abatido sobre Croacia, le habían informado, que los aviadores capturados por fuerzas no-germanas podrían ser fusilados, dado que muchas veces no se contaba con prisiones normales para recluir a los prisioneros de guerra. Esta información, naturalmente, ha sido proporcionada por los partisanos. Dicho sea de paso, éstos a menudo canjeaban a los alemanes prisioneros americanos por partisanos. Tales circunstancias pudieron haber sido la fuente de la información errónea del Sr. Adams. No obstante, resulta inconcebible que escritor alguno use los avisos del servicio de información de 1943-1945 para recabar datos sobre tal asunto. Pasaron treinta años en los cuales pudo reunirse conocimiento acerca de lo que realmente ocurrió frente a lo que pudo haber ocurrido.

Párrafo III, frase 1:

"Para escapar a los juicios de crímenes de guerra de Nuremberg..."

En este caso no veo la segunda alternativa. Esta aseveración es una franca mentira. Con toda probabilidad se quiso agregar un poco de emoción al artículo como lo fue el uso de la palabra "secreto" en el segundo párrafo. Y con toda probabilidad se ha hecho esto sabiendo que era un completo invento.

El juicio de Nüremberg duró casi un año (14 de noviembre 1945 hasta el 1 de octubre 1946). En el curso del juicio millares de documentos se presentaron y centenares de testigos hablaron. Los procedimientos y los documentos del juicio abarcan 43 volúmenes con un promedio de 700 páginas cada uno. En todas estas millares de páginas y meses de declaraciones el nombre de Artukovic no aparece ni una sola vez. El Dr. Artukovic no ha sido buscado, mencionado o aludido de ninguna manera antes o durante los juicios. Siendo que muchos de los mencionados no han sido más que soldados del ejército alemán, es raro que omitieron a un "criminal tal" como el que describió Ud. en su artículo. La única mención de la participación croata en crímenes de guerra es la atribuida a los miembros de la 7ma. División SS, "Prinz Eugen" [25]. Esta división estaba formada por los alemanes étnicos o "Volksdeutsche" quienes fueron reclutados en Croacia. El Dr. Artukovic, como miles de otros funcionarios y oficiales croatas, desde el cartero local hasta el sacerdote anticomunista, han sido acusados de crímenes de guerra solamente por parte del gobierno comunista de Tito.

El resto de su artículo se ocupa, por lo general de manera tergiversada y perversa de la intentada extradición del Dr. Artukovic. Para explorar estas inexactitudes en detalle se necesitaría la inclusión de la trascripción de los autos desde 1951 hasta 1959. No obstante, destacaré algunos de los principales puntos de interés.

El Reader's Digest quiere hacer creer a sus lectores que el Dr. Artukovic se quedó en el país desde 1951 hasta 1959 usando algún ardid legislativo. Desconozco lo que haya hecho o dejado de hacer el diputado Utt con respecto al Dr. Artukovic. La razón, sin embargo, por la cual el proceso duró tanto es que el gobierno yugoslavo llevó el caso hasta la Corte Suprema. En Julio de 1952 se dictaminó que no existía tratado sobre extradición entre Estados Unidos y Yugoslavia. Después de casi dos años el gobierno yugoslavo salió con un oscuro tratado de 1902 entre los Estados Unidos y el Reino de Servia (entonces conocido como Servia), para justificar su tratativa. En Abril de 1956 el Juzgado de distrito decidió que el acusado no podía ser entregado por extradición por ser reclamado por razones políticas (exclusión específica en el tratado). Finalmente, el 10 de marzo de 1958 la Suprema Corte de Estados Unidos confirmó la decisión del Juzgado de Distrito y ordenó audiencia por ante el Comisionado de EE.UU. en Los Angeles[26]. El gobierno yugoslavo necesitó seis años para buscar o crear suficiente documentación para someter al juzgado. El Comisionado Hocke manifestó:

"No puedo condonar la acción del querellante por retardar hasta junio de 1958 la entrega de estos documentos adicionales. Los documentos por sí mismos indican que habían sido obtenidos a principios del año 1952"[27].

Su artículo quiere significar que la única razón por la cual el Dr. Artukovic no había sido entregado en extradición, fue que sus crímenes eran "políticos". Eso es una mala interpretación total del fallo del Juzgado. El Juzgado, verdaderamente, dictó en el Artículo IV lo siguiente

"Que los crímenes de la enmendada demanda de extradición son de carácter político y que bajo el Art. VI del tratado, la extradición no tiene cabida" [28].

Lástima que el Sr. Adams no consideró que valía la pena incluir la decisión mencionada en el Art. III:

"Que el querellante no probó con pruebas suficientes y competentes que existe motivo razonable y probable para considerar al acusado culpable de cualquiera de los crímenes imputados en la enmendada demanda por extradición" [29].

Una interpretación tan selectiva y parcial de los hechos, no puede ser atribuida a un error o inadvertencia. El Sr. Adams, alteró y distorsionó el sentido de las decisiones del Juzgado de Distrito de los EE.UU., a fin de ajustarlas a sus propios fines. Tal actitud es para mí, a la vez inexplicable e injustificable. El Comisionado Hocke sintetizó su sentir, respecto a este caso, con estas palabras:

"Espero no vivir para ver el día en que una persona tenga que responder por un crimen, sea en los tribunales de California o de los Estados Unidos, en base a pruebas tales como las presentadas en este caso, por el querellante"[30].

Es lamentable que todos hayamos vivido el día en que un hombre, tras ser exonerado en el tribunal, sin embargo, pudo ser acusado de nuevo, procesado y condenado por un escritor que, sin duda alguna, ignora totalmente todos y cada uno de los hechos relevantes del caso.

Con la publicación del artículo "El más ilegal de los ilegales" el Reader's Digest incurrió en daños considerables que debe subsanar. En mi opinión Uds. le deben una disculpa al Dr. Artukovic por la injusticia cometida en contra de su dignidad, a cada uno de los 950.000 croatas que viven en Estados Unidos y Canadá una retracción; y a sus 30 millones de lectores, Uds. les deben la verdad. Sinceramente espero que el Reader's Digest se decida a cumplir con estas obligaciones.

Atentamente:

C. Michael McAdams, historiador;

Adjuntos: Fotocopia reducida de la carta del coronel Paul E. Harden. USAF y de la lista de nombres y direcciones de prisioneros de guerra en Zagreb, Croacia, en marzo de 1945.

10 April 1967

Dr. Milan Blazekovic, President

Instituto Croata Latinoamericano de Cultura

Carlos Pellegrini 743 P.3 of. l8

Buenos Aires,

Rep. of Argentina

Dear Dr. Blazekovic:

I apologize for the extended time period which has elapsed since your letter was written. Your letter finally reached me approximately a month ago. However, it was mislaid and I was able to locate it only this past week.

Though I was not present at the time your enclosed picture was taken, I recognize the majority of those individuals reflected thereon.

It is a fact that in my association with the Croatian people and authorities, their actions were exemplary and adhered to International Law. Within their resources and facilities, the Croatian people provided timely and competent assistance to the United States Armd Forces personnel during the period of World War II.

If I can be of further assistance, please advise.

Sincerely,

Paul E. Harden, Lt Colonel, USAF

6 Marian Drive Newburgh,

New York 1255O

Reproducimos la versión castellana de esta carta:

Estimado Dr. Blazekovic:

Pido excusa por tan prolongado tiempo que pasó desde que fue escrita su carta. La misma llegó aproximadamente hace un mes. Sin embargo se me había extraviado y pude ubicarla recién la semana pasada.

Si bien yo no estuve presente en el momento cuando fue tomada la fotografía que Ud. me envía, reconozco a la mayoría de las personas que figuran en ella.

Es un hecho que, en mi contacto con el pueblo y las autoridades croatas, sus actitudes fueron ejemplares y de acuerdo con el derecho internacional. Dentro de sus recursos y posibilidades, el pueblo croata proporcionó, durante la segunda guerra mundial, al personal de las fuerzas armadas americanas una oportuna y adecuada asistencia.

Si le puedo ser útil en el futuro, hágamelo saber. Sinceramente

Paul E. Harden. Tte coronel,

USA (Fuerza aérea)

6 Marion Drive

Newburgh, New York 12550.

 

 



[1] Ekonomska Politika (Belgrado) 22 de mayo de 1972.

[2] Estados Unidos de América, ex rel. Branko Karadzole. Cónsul General de la República Popular Federal de Yugoslavia, querellante vs. Andrija Artukovic, defensor, Docket No. 9 - Caso No. 283, (Los Angeles, Corte de Distrito de los Estados Unidos, Distrito Sur de California, División Central) 15 de enero de 1959. (En adelante Karazdole vs. Artukovic), "Memorandum de Opinión" Párrafo 4.

[3] Jugoslavija u drugom svetskom ratu, (Belgrado: Interpress 1967) pág. 65. ("Yugoslavia durante la Segunda Guerra Mundial", una historia oficial autorizada por la República Federal Popular).

[4] Rev. Krunoslav Draganovic, "Países croatas a la luz de las estadísticas", en La Nación Croata. A. F. Bonifacic & C. S. Mihanovich, ed., (Chicago: Cultural Publishing Center: 1955) pág. 369.

[5] El texto completo de todas las leyes croatas aparece en la publicación oficial del gobierno croata Narodne Novine, 1941-1945, series que existen en UCLA y UCB bibliotecas (fJ337 A149 Doc.).

[6] Vladko Macek, In the Struggle for Freedom, (Univ. Park, Pa.: Pa. State Univ. Press: 1957), pág. 233.

[7] Secretaría del Tribunal, Juicio de los principales criminales de guerra (Nuremberg: International Military Tribunal: 1947), Vol. I, pág. 67.

[8] Ibid., pág. 27.

[9] Jugoslavija u drugom svetskom ratu, op. cit., pág. 212.

[10] Karadzole vs. Artukovic, op. cit., "Defensa Afirmativa" para 7.

[11] Secretaría del Tribunal, op. cit., Vol. X, pág. 433.

[12] Ibid., pág. 434.

[13] Cary McWilliams, Prejuicio, (Boston: Little, Brown: 1944), pig. 108.

[14] Ibid., pág. 154.

[15] Ibid., pág. 129.

[16] L. Bloom & R. Reimer, Remoción y Retorno, (Berkeley: UC Press: 1949), p. 38

[17] Cary McWilliams, op. cit., pág. 118.

[18] Karadzole vs. Artukovic, op. cit., párrafo 21.

[19] Ibid., "Probable causa...", párrafos 15 hasta 21.

[20] La foto y la información extensiva respecto de los prisioneros de guerra americanos, han sido suministrados por el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura, Carlos Pellegrini 743, piso 3, of. 1, Buenos Aires, Argentina.

[21] Evento que primero me relató el Dr. Milan Blazekovic el 20 de agosto de 1973 y que fue confirmado por el ex-prisionero de guerra R. H. Jahries de San Diego, California, el 9 de enero de 1974.

[22] G. J. Prpic Ph. D., Los inmigrantes croatas en América. (Nueva York: Biblioteca Filosófica: 1971), pág. 451.

[23] Ivan Babic, "Historia Militar" en Croacia, País, Pueblo, Cultura, F. H. Eterovich & C. Spalatin, ed., (Toronto: Univ. de Toronto, Editora: 1964), Vol. I, pág. 157.

[24] T. Benkovic, O.F.M., La tragedia de una Nación, pág. 31. (El padre Benkovic vive actualmente en Chicago.)

[25] Secretariado del Tribunal, op. cit., Vol XX, pág. 400.

[26] Karadzole vs. Artukovic, op. cit., párrafo 21.

[27] Ibid., "Mociones", párrafo 10.

[28] Ibid., "Los Hechos", párrafo (Artículo) IV.

[29] Ibid., "Los Hechos" párrafo (Artículo) III. (En énfasis es mío.)

[30] Ibid., "Probable causa..." párrafo 30.