STUDIA CROATICA
Año XXVI – Octubre – Diciembre 1985 - Vol. 99
La controversia político-nacional entre los inmigrantes croatas de Magallanes (1896-1918)
Pero Tutavac Bilić - In memoriam
Crónicas - glosas - comentarios
Solemne conclusión del Año Internacional de la Juventud en Croacia
Reflexiones del presidente Ronald Reagan en torno al pueblo croata
La lengua propia — uno de los derechos humanos fundamentales
Branko Kadić: Exposición de Zdravko Dučmelić - Oleos y esculturas
Argentina: dos generaciones de la misma estirpe
Aurelio (Zlatko) Tanodi: empeño sin pausa
Juan (Ivo) Rojnica: realizaciones y esfuerzos validos para varias vidas
Festival folklórico "Nuestras Raíces"
Canadá: Fundación de Estudios Croata-Canadienses
Estados Unidos de Norteamérica: Los inmigrantes croatas en Estados Unidos en defensa de su idioma
Suecia: Maniobras "balcánicas" de Belgrado
En defensa de los derechos humanos
La Navidad en Croacia es día laborable
Presos politicos en hospitales psiquiátricos
Carta Encíclica "Slavorum Apostoli" del Sumo Pontífice Juan Pablo II
Arnold J. Toynbee — La Europa de Hitler
Yugoslavia no logra detener el resurgimiento islámico
El barril de pólvora con la mecha encendida
Exposición retrospectiva de Lily Garafulić
Raíz e historia de las palabras
Vjekoslav Vrančić: "Branili smo državu - Uspomene, Osvrti, Doživljaji"
Malkica Dugeč: "Zemlja moja - nebo moje"
En el XXV Aniversario de la revista Studia Croatica
0990101
Con motivo del centésimo quincuagésimo aniversario de la publicación del poema "Horvatska Domovina" (Patria Croata) de Antonio Mihanović
Vinko
Nikolić, Barcelona, España
En cierta oportunidad un
periódico francés llevó a cabo una encuesta en torno a esta pregunta: ¿Cuál es
el verso más bello de la poesía francesa? Y fue la Marsellesa, el himno
francés, el que obtuvo el mayor número de votos.
De realizarse una encuesta
similar entre los croatas seguramente nadie dudaría en señalar como verso más
hermoso de nuestra poesía al primer verso del himno nacional croata,
"Hermosa Patria Nuestra", ya que éste reúne tanta belleza en su
simplicidad y tan profundo contenido que conmueve a todo corazón croata.
Es un tanto curiosa la suerte
del himno nacional croata. Fue escrito hace ya mucho tiempo, allá por el año
1835, pero en ese entonces nadie —y menos aún su autor, el poeta Antun
Mihanović— imaginaba que ese poema, titulado "Horvatska
Domovina" (Patria Croata), pudiera algún día convertirse en la pieza
poética croata más sagrada, en el himno nacional. Su propio autor parece no
haber tenido verdadera conciencia de la belleza y valor de su obra, y menos aún
de su significado, circunstancia por la cual la firmó tan sólo con sus
iniciales. Por aquel entonces, cuando apareció esta poesía estaban muy en boga
las canciones patrióticas y marciales, gozando de gran popularidad, entre
otras, la conocida creación de Ljudevit Gaj "¡Aún Croacia está de
pie!" No obstante esto, la escrita por Mihanović mereció el máximo
honor a que un poema puede aspirar en una nación, el de convertirse en su himno
nacional.
Esta poesía posee en sí un poder
maravilloso, como si hubiese surgido de su propia tierra y no de la pluma de un
mortal. A través de ella nos dirigen su palabra nuestros ancestros, todo
nuestro pasado, nuestros héroes y mártires, como si hubieran insuflado en sus
versos toda la belleza de nuestro terruño, toda nuestra admiración y amor que
profesamos hacia esta muy hermosa tierra.
Varios poetas croatas
compusieron poesías con la finalidad de crear un himno nacional como por
ejemplo Petar Preradović con sus obras "Nuestra Tierra" y
"Viva Dios" y Hugo Badalić con su "Himno Croata". Esas
poesías son vigorosas desde el punto de vista poético y patriótico, muy
logradas y bellas, llenas de contenido, idiomáticamente pulcras, rítmicamente
mesuradas, y cuentan además con hermosos arreglos musicales, ,pero en el camino
recóndito del destino la poesía de Mihanović se impuso y venció a mejores
poetas y compositores pues "ninguna de ellas supo expresar tan espontánea
e impremeditadamente todo aquello que más tarde sería de crucial importancia
para un siglo entero de la vida nacional croata"[1],
ninguna de ellas logró condensar con tanta sencillez poética, musical y de
contenido tanta abundancia de sentimientos, admiración, respeto y amor para con
nuestra tierra y su gente. Ninguna de ellas pudo despertar tantos cálidos y
vibrantes sentimientos que constituyen preciosas pruebas de que los croatas
aman a su pueblo hasta el último latido de su corazón.
El autor del
Himno Nacional Croata
Antun Mihanović
Petropoljski nació en Zagreb el 10 de junio de 1796. Allí frecuentó la escuela
primaria como así también la secundaria. Luego cursó filosofía pero deseaba,
sin embargo, seguir la carrera militar. Final-mente en 1811, se fue a Viena
para estudiar Derecho. En dicha ciudad pronto se incorporó al movimiento
patriótico croata, cooperando en sus actividades. En 1815 Mihanović
regresa a Zagreb donde en 1817 concluye sus estudios de Derecho. Luego se
dirige a Padua donde vive un tiempo y después a Venecia, dedicándose en ambas
ciudades a trabajos literarios.
En Padua descubre el manuscrito
del canto épico "Osman" del poeta croata del siglo XVII oriundo de
Dubrovnik, Ivan Gundulić. Desde Padua dirige una carta abierta redactada
en latín y croata a los "amigos de la ciencia y del idioma nacional"
invitándolos a suscribirse a la publicación del "Osman". Ese año
ingresa también como auditor en las fuerzas armadas sin por ello abandonar su
trabajo literario. Se dedica en especial a la filología comparada escribiendo,
entre otros, un tratado en alemán sobre las semejanzas entre el sánscrito y las
lenguas eslavas.
En 1826 Mihanović abandona
el ejército entreteniéndose un tiempo en Budapest y Rijeka. En esta última
ciudad se inicia en la carrera administrativa siendo nombrado secretario de
gobierno (1826-1837); en 1827 es elegido representante de Rijeka ante la Dieta
húngaro-croata de Požun. En Rijeka Mihanović se une al círculo de
patriotas croatas "ilirios" desarrollando una intensa actividad
literaria. De toda su obra en este campo sólo la poesía "Horvatska
Domovina (Patria Croata) le aseguró la inmortalidad en su pueblo. Esta poesía
fue publicada en el periódico "Danica", Nro. 10, del 14 de marzo de
1835. Es importante destacar que este poema de Mihanović fue la primera
colaboración publicada en dicho periódico con la nueva ortografía croata (štokavica)
elaborada por el propio Ljudevit Gaj, fundador del citado periódico. De esta
forma, este poema se convirtió no sólo en simbolo de la unidad
político-espiritual sino también de la unidad idiomático-cultural de los
croatas de todas las provincias.
En 1836 fue nombrado cónsul en
Salónica y luego en Trapesunto, Esmirna, Estambul y al parecer también en
Odesa. Cuando en 1843 estuvo en el Monte Santo de Athos (Calcídica), descubrió
el Evangelio Zoográfico, una escritura paleoeslava dei siglo décimo. En los
lugares donde estuvo, Mihanović se dedicó a recolectar viejas escrituras
encontrándose gran cantidad de sus hallazgos en la Academia de Zagreb. En 1853
Mihanović se retira enfermo a la región de Zagorje pero ya al año
siguiente desempeña funciones diplomáticas en Bucarest. En 1858 se jubila como
consejero ministerial para fijar su residencia en Novi Dvori, en Zagorje, cerca
del pueblo de Klanjec, donde muere el 14 de noviembre de 1861.
La poesía de
Mihanović ocupa un lugar de preeminencia
El poema de Mihanović se
hizo popular cuando Josip Runjanin compuso la música para su ejecución vocal.
Cabe destacar que Runjanin no fue un músico profesional. Nació en la ciudad de
Vinkovci en 1821 y siguió la carrera militar prestando servicios como oficial
del ejército en diversos destinos, llegando al grado de coronel. Es notable que
la música del futuro himno croata la compusiera a temprana edad, en 1840,
siendo aún cadete en Glina y no imaginando ni remotamente el destino
trascendental de su inspiración juvenil[2].
Los conjuntos corales croatas
ejecutaban en sus conciertos la música de Runjanin sobre las palabras de
Mihanović a la par de otras canciones en boga. Lijepa naša Domovina fue
ejecutada por primera vez en Glina, luego en Petrinja y después en otras
localidades croatas. De esta manera fue ampliándose el círculo de sus
conocedores y admiradores. Cada vez con mayor frecuencia la cantaban en
oportunidad de festividades e incluso la escuchaba el público quitándose el
sombrero y con especial unción destacando con ello la particularidad y
trascendencia de esta canción.
El poema de Mihanović fue
convirtiéndose así por consenso popular en nuestra canción sagrada. Tanto
agradó al alma del pueblo croata la letra de esa poesía como así también su
cálida y majestuosa melodía que fue Ilevada desde Glina a todos los rincones de
Croacia.
Hermoso fue el destino de la
canción Mihanović-Runjanin. Querida y sagrada, flameaba como nuestra
insignia tricolor sobre nuestra Patria. El pueblo la había acogido ya como su
canción mientras que los expertos aún seguían buscando un himno patrio
encomendando a poetas y compositores su letra y música con lo cual de hecho
descartaban la poesía de Mihanović.
Pero su destino —ya intuido—
flotaba sobre Croacia como un blanco rayo luminoso que constantemente cobraba
mayor intensidad. Esta canción se mantuvo siempre vigorosa por su firmeza
interior. No se dejó desplazar pues era el anismo pueblo quien sentia que era
la canción buscada. Ella reunía en una indestructible armonía de amor a todo el
pueblo, desde los confines de Croacia, desde nuestros ríos hasta nuestro
hermoso mar. Cual un arco embelesado, labrada con lágrimas y sangre, bañada en
áureos rayos, de nuestras esperanzas y de nuestra fe, brillaba ella coma un
arca iris radiante bajo el cielo croata. Ella, cual un signo oculto de
revelación, por sí sola y en contra de todos los expertos en la materia, fue
ocupando el sitial de la canción sagrada del país croata. Recién hace 94 años
fue elevada oficialmente a la categoría de himno nacional croata reconociéndosele
con ello el honor que hasta ese entonces ya detentaba. Ello aconteció el día de
la Natividad de la Virgen María, 8 de setiembre de 1891.
La canción
Mihanović-Runjanin es declarada himno nacional
En ocasión de la exposición pecuaria y forestal de 1891, realizada en la ciudad de Zagreb, la Federación Coral Croata llevó a cabo en los jardines de la "Feria de Zagreb" su concierto matinal. Participaron de dicho evento alrededor de sesenta sociedades corales con unos 700 cantantes. En el programa se hallaban varias composiciones y como principal figuraba la canción de Zajc-Badalić, "Himno Croata". La letra de Badalić fue preparada, al igual que la música de Zajc, con la finalidad de que fuese aceptada como himno nacional. El público presente —cerca de unas 600 personas— la aclamó con beneplácito pero no halló en ella lo que el alma del pueblo croata esperaba de su himno. Por tal motivo los organizadores fueron agregando otras canciones como por ejemplo la conocida "Despuntó la aurora". Entre estas el coro ejecutó también la canción de Mihanović-Runjanin. Fue entonces cuando el público se incorporó y la acogió espontáneamente. Fue ésta la voz del pueblo croata, la voz de sus aldeas y ciudades, la cual a través de este público la proclamó unánimemente como himno nacional croata. Fue ella la expresión más cabal del espíritu nacional croata que ama con admiración a su bella Patria, en ella el pensamiento de la Patria se vuelve sagrado fiemo una oración que ya de antes el pueblo cantaba con piadosa unción. El pueblo sintió en los versos de Mihanović la presencia de ese estrecho vinculo que une a la tierra y al hombre. Esta, sin el hombre, es un desierto, y aquel sin ella, es un vagabundo.
Resulta significativo el hecho
de que a propuesta de los croatas de Dalmacia, fuera aceptado y oficialmente
confirmado este fallo del pueblo. Fue otra prueba del vivo y sincero
sentimiento patriótico de la gente de esa entrañable provincia marítima. Fue
una confirmación más de que la Croacia dálmata se halla ligada por el destino a
su querida y única tierra, que el soberbio monte Velebit no separa sino liga,
junta, unifica, en amor y sacrificio, a la Patria común y única de los croatas.
Belleza y
trascendencia del Himno Nacional Croata
Mihanović escribió esta
poesía volcando en ella su admiración por la hermosura de su tierra natal, su
respeto para con sus mártires, su expresión de júbilo por su gloria, su pasado
y sus próceres; la concibió como oración por su dicha y su futuro. El
comprendió qué significa para esta Patria el compesino y su terruño
entretejiendolos bellamente, ligándolos y uniéndolos. Debe haber sido un
instante divino aquel en el que Mihanović realizó su obra por cuanto sus
dos estrofas, la primera y la última, constituyen dos piezas clásicas de la
literatura croata. Estas dos estrofas sobresalen nítidamente del marco un tanto
rutinario de las demás. Mientras éstas ocupan un nivel muy bajo en la poesía
del renacimiento nacional croata, las dos citadas son ejemplares; en ellas se
halla todo reunido y condensado en apretada síntesis. Ellas aparecen como
revelación, como bella inspiración poética, impregnadas de sangre, adornadas de
bellezas. De ellas irradia un sentimiento patriótico embriagador, de suerte que
escuchándolas nadie puede sustraerse a una bonda emoción. Ellas conmueven
nuestros sentimientos más hermosos y recónditos. No es pues por azar que se
canten estas dos estrofas como Himno Nacional Croata, ricas de denso contenido
y fruto artístico del vigor creativo más depurado de su autor quien, sin ser un
verdadero poeta, expresó en un rapto de inspiración y entusiasmo patrióticos,
en solamente dieciséis versos, todo lo esencial de nuestra Patria. Con el
correr del tiempo y la evolución política e idiomática algunas palabras de
estos versos fueron modificadas, algunas agregadas —como ocurre en los casos de
la poesía popular—conservándose siempre intactos la expresión artística y el
sentido original del poema de Mihanović.
En los primeros ocho versos, el
poeta, embelesado por la hermosura de su Patria, rinde homenaje a la tierra
heroica y expresa el orgullo por la gloria de sus ancestros; en los versos de
la segunda estrofa se dirige a nuestros ríos que con sus cauces turbios,
pesados, densos y frecuentemente ensangrentados marcan desde siglos los
confines de Croacia. Ellos fluyen hacia tierras lejanas en su interminable
curso y es por ello que el autor les pide que por donde pasen o confluyan
atestigüen, al igual que nuestro mar azul, el amor del hombre croata por su
Patria, amor inagotable que perdurará para siempre
"Mientras el sol irradie sus surcos,
Y los robles mezca el viento,
Mientras a sus muertos guarden las tumbas
Mientras el corazón le palpite!"
Ese amor por su tierra, el orgullo por su pasado, esa indestructible fidelidad —expresados tan sencilla y espontáneamente en los versos y en la música— fue lo que hizo que en el curso de los años el canto de Mihanović-Runjanin traspasara los límites de un himno formal y se convirtiera en una auténtica fuente de fe y esperanza de todo un pueblo en lucha por su libertad. Sin recalcar un programa nacional los versos de Mihanović se han compenetrado perfectamente con el ambiente, la vida y el estado de ánimo del pueblo croata a partir de las primeras décadas del siglo pasado. Habiendo sido despedazado su territorio nacional, diezmada su población en las guerras seculares, amenazada su existencia, el pueblo croata en "los restos de los restos. del una vez glorioso reino" se aferraba a sí mismo, a las raíces ocultas que brotarían algún día con fuerzas renovadoras. El arma más fuerte del pueblo croata fue y sigue siendo su amor y su arraigo a la tierra, a su pasado glorioso, a su ser nacional.
El poeta, el compositor y el pueblo
encontraron un idioma común. Si el pueblo croata hubiese realizado su
independencia en el siglo pasado el himno croata, a pesar de toda su belleza
expresiva, no hubiese probablemente logrado jamás ese carácter de inspiración
nacional casi místico. Fueron los años de largas luchas —que no han terminado
aún— los que confirieron ese timbre particular a este Canto Supremo. La
prohibición de su himno nacional por el régimen dictatorial de la Yugoslavia
monárquica confrontada con la fuerza indoblegable del pueblo croata, condujo a
su consagración definitiva. El amor y la fidelidad a su tierra y a su patria
que resuenan en las estrofas de su himno se han erigido en su arma más poderosa
y la más temida por sus opresores.
A pesar de que hoy el himno
croata está formalmente reconocido por la Constitución de la llamada República
Socialista de Croacia, los usurpadores del poder siguen temiéndole al percibir
en las nobles y pacíficas estrofas y en los solemnes sones del himno nacional
croata el canto revolucionario a la libertad —meta que no se menciona en los
versos ni con una sola palabra pero que resuena con tremenda fuerza en el
conjunto de su mensaje patriótico hallando eco en lo más hondo de los corazones
croatas sin distinción de credos politicos.
Por eso —¡qué paradoja!— este
canto simple casi bucólico sigue siendo temido hasta hoy por los enemigos del
pueblo croata. Hace tan sólo un año, en ocasión del Congreso Eucarístico
Nacional en Marija Bistrica —el último de los festejos con motivo de los 1300
años de cristianización de los croatas—una de las principales preocupaciones
del gobierno fue la de tratar de conseguir que los organizadores del acto
evitaran que se cantara el himno croata. Esta exigencia, expresada en muchas
oportunidades anteriores, y a veces en forma amenazante, sólo logró incentivar
el sentir nacional. En Marija Bistrica lo confirmaron espontáneamente medio
millón de voces al cantar al unísono y con más fervor que nunca su himno
nacional — el canto de fidelidad, promesa y esperanza de todo el pueblo croata.
0990201
Mateo
Martinić Beroš, Punta Arenas, Chile
INTRODUCCION
La masiva presencia croata
(dálmata) en la región de Magallanes (Chile) se ha singularizado históricamente
por dos características: una, inicial, referida a su cuantía numérica,
considerada en relación con otros aportes inmigratorios de origen europeo
arribados al antiguo territorio de colonización, principalmente durante el
lapso 1890-1914; y otra, sobreviniente, como es la importancia social,
económica y cultural derivada de la presencia y actividad de los inmigrantes y
su descendencia chilena en el desarrollo ulterior de Magallanes.
Para comprender lo aseverado,
basta tener presente que los croatas han conformado aproximadamente la mitad
del total de los inmigrantes europeos llegados a la región meridional chilena.
Ello a su tiempo ha significado una participación de tal aporte sanguíneo en la
sociedad magallánica actual, probablemente no inferior a un cuarto de la misma.
Pero se dio asimismo una
característica que habría de resultar exclusiva de este contingente
inmigratorio y que hasta el presente no ha sido considerada debidamente y que,
por lo mismo, permanece virtualmente desconocida, aún para la propia
descendencia. Se trata de la controversia que por razones político-nacionales
hubo de surgir y desarrollarse en el seno de la inmigración, a partir de los
años finales del siglo XIX y hasta pasada la primera mitad de los años diez, o
mejor, hasta la conclusión de la Gran Guerra Europea, de la que derivaría la
unión de los pueblos eslavo-meridionales en un nuevo estado, como fuera el
Reino de los Servios, Croatas y Elovenos, antecesor de la actual República
Federativa de Yugoslavia.
Conviene puntualizar además, que
la controversia hubo de preocupar en particular a una elite entre los
inmigrantes, naturalmente aquellos que poseían un mayor nivel cultural. La gran
masa dispensó a los sentimientos e ideas en pugna una simpatía pasiva, lo que no
obstó a que en general y hacia el fin del período en consideración, todos,
quien más quien menos, acabaran por adoptar una de las dos tendencias que
habrían de predominar.
LA FUNDACION DE LA SOCIEDAD
AUSTRIACA DE SOCORROS MUTUOS
Al promediar la década final del
siglo XIX, el contingente inmigratorio croata en Magallanes se componía de tres
y medio centenares de individuos[3].
Es sabido asimismo que el caudal migratorio era incesante, con lo que aquella
corriente no dejaba de incrementarse visiblemente. Ello significa que para
entonces había una base grupal suficiente como para despertar el afán gregario
e intentar la formación de una mancomunidad mutual, destinada a entregar una
posibilidad cierta de protección a los trabajadores que conformaban la gran mayoría
de los croatas.
A medidos de 1896, en el café de
propiedad de Antonio Miličić, en Punta Arenas, había como era
habitual en un día cualquiera un buen número de parroquianos, la mayoría
dálmatas, entre ellos Natalio B. Kosović, Elías Ilić, Alejandro Radulović
y Vicente Litrica. Durante el transcurso de la animada conversación que sobre
distintos tópicos sostenían, Kosović planteó la necesidad de formar una
fraternidad de ayuda mutua para asistir a los connacionales enfermos o
necesitados. Es del caso señalar que para entonces los portugueses, españoles e
italianos radicados en Magallanes habían constituido sus propias organizaciones
mutuales y que, además, desde 1893 existía una entidad similar pero de carácter
cosmopolita.
La iniciativa de Kosović
fue acogida con entusiasmo por los participantes y habiéndose difundido
rápidamente la noticia entre otros inmigrantes dálmatas, a los pocos días se
hizo una reunión con el único propósito de considerar la idea, acordándose la
creación de una sociedad de beneficencia, lo que en efecto tuvo ocurrencia el 4
de septiembre de 1896.
Viene al caso mencionar que ya
durante la reunión preparatoria se manifestó una circunstancia que pronto
habría de perturbar el consenso societario. Ocurrió que cupo dirigir el debate
a Pedro Pasinović, uno de los hombres con mayor ilustración entre los
inmigrantes, y al hacerlo se dirigió a los reunidos en idioma italiano, lo que
motivó una interpelación de los dálmatas presentes. Ante ello Pasinović
argumentó que obraba de tal manera en obsequio de los pocos asistentes que no
hablaban la lengua croata.
Luego se discutió la pertenencia
a la entidad y, por consiguiente, la denominación que había de llevar la misma.
A pesar de la abrumadora mayoría de dálmatas entre los concurrentes y de su opinión
en el sentido de que la misma llevase la denominación eslava, se impuso la
austríaca, por razón de que había algunos pocos —una minoría ínfima— que no
eran de origen croata, y porque todos cuantos habrían de incorporarse a la
sociedad debían tener la calidad de súbditos del Rey Francisco José de
Habsburgo.
En la disconformidad abierta o
soterrada de muchos sobre tan importante asunto, estaría desde un comienzo el
germen de futuras disensiones y discordias [4]
[5].
Es comprensible la molestia de
la enorme mayoría de los socios, pues aunque reconocían ser súbditos de la
corona de Austria, no era menos cierto que su raza era eslava, y su lengua y
cultura eran croatas, por lo que su sentimiento de nacionalidad era
indesmentible y vigoroso. La circunstancia conocida para la Dalmacia natal,
tierra de origen de prácticamente la totalidad de ellos, en donde el gobierno
real de Viena había impuesto el idioma italiano con carácter de oficial,
carecía de toda validez y vigencia en un territorio extraño y libre como lo era,
para el caso, el chileno.
La resistencia consiguiente no
hubo de cesar, por ésa y otras razones, según avanzó el tiempo; y quienes en su
momento la encabezaron, como fue el caso de Juan Sekul y Andrés Stambuk, fueron
expulsados de la institución. Ello motivó que el 9 de octubre de 1900, 36
socios se dirigieron al directorio peticionando una asamblea general para
tratar el asunto, que estimaban de la mayor seriedad y trascendencia.
La agitación interna cundió
entonces, formándose bandos pro y antidirectorio, lo que a su vez condujo a la
renuncia del secretario Andrés Juričić y de otros directores que
compartían la opinión disidente, situación que a su tiempo acarreó la del
propio presidente, Mateo Pasinović. En vano fue que se procurase dar
satisfacción reglamentaria a los descontentos, ofreciéndose incluso la
aceptación de la lengua croata para uso en las sesiones y documentos, pues la
discordia interna asumió para entonces la característica de un hecho
irreversible que preanunciaba la división.
En la sociedad habrían de
permanecer finalmente aquellos que podían ser tenidos por súbditos leales de Su
Majestad Francisco José: una masa apreciable de inmigrantes dálmatas, gente
sencilla y buena, que sin haber renegado jamás de su raza, lengua, religión y
cultura, tampoco llegaría a conmoverse especialmente ante los llamados del
nacionalismo exultante de la dirigencia de la otra parte considerable de la
inmigración.
LA BIBLIOTECA CROATA
Entre tanto así había venido
ocurriendo, el nacionalismo croata había cobrado renovado vigor en Magallanes,
nutrido sin duda con el arribo masivo de nuevos inmigrantes, de manera tal que
acabó por encontrar apropiada expresión por intermedio de la espontánea
decisión de algunos espíritus patriotas, en el sentido de dar forma a una
entidad de carácter eminentemente cultural, destinada a servir de centro de
propagación de ideas y de servicio social.
De ese modo el 2 de abril de
1899 nacía la Hrvatska Čitaonica (Biblioteca o Salón Croata de Lectura),
que habría de ser la primera institución en su género nacida en el seno de la
inmigración croata en la América ibérica y a la que el historiador Lucas
Bonačić calificaría como "lucero del eslavismo".
Entre sus fundadores han de
mencionarse a Andrés Juričić, su primer presidente, y Juan Sekul,
Simón Paravić, Jerónimo Martinić y Nicolás Stambuk, quienes fueron
sus compañeros en el directorio.
No obstante su breve existencia,
apenas un año, esta entidad logró desarrollar alguna labor cultural, que le hizo
ganar el merecimiento de ser considerada como el vocero institucional precursor
del croatismo magallánico.
LA SOCIEDAD CROATA DE
BENEFICENCIA
Ante la crisis que sacudía a la
Sociedad Austríaca, hubo quienes definitivamente insatisfechos con su conducción
optaron por retirarse de ella, llevando la intención manifiesta de dar vida a
otra institución congénere, con notorio carácter eslavo. En efecto, un grupo
encabezado por Francisco Tomsić, Juan Sekul, Andrés Stambuk, Bartolo
Poduje, Juan Ursić, Juan Spanić y Juan Turina, entre varios más, el
día 28 de noviembre de 1900 echaba las bases de la nueva entidad mutual que
pasó a llamarse Hrvatsko Dobrotvorno Društvo (Sociedad Croata de Beneficencia) [6].
La condición indesmentidamente
croata que la misma había de tener derivaría no sólo de su precisa
identificación, como del empleo del idioma y atributos nacionales[7],sino
y especialmente porque ella, más allá de sus fines propios, habría de
constituirse con los años en el núcleo aglutinante primero, y en el centro
difusor después, del nacionalismo croata magallánico.
Expresión cabal del sentimiento
colectivo de los asociados eran las elocuentes frases contenidas en la memoria
del segundo año institucional, leído por Jorge Jordán en sesión del 14 de
diciembre de 1902 y que vale transcribir:
Podemos enorgullecemos de la
fundación de la Sociedad Croata de Beneficencia. Fuimos los primeros
iniciadores del movimiento para que no se nos llame y conozca de austríacos,
sino que por nuestro legítimo nombre de croatas, por nacionalidad y por lengua.
Afirmo sin equivocarme que aún somos inconscientes de la obra realizada.
Croacia, queridos hermanos, nos es querida, pero esto no basta, y más que nunca
tenemos que ser por Croacia y el nombre croata. No permitamos que nadie ofenda
nuestra sagrada causa. Con veneración tenemos que exaltar nuestro idioma
croata. Adornemos y embellezcamos nuestras casas, únicamente con nuestro
querido tricolor croata. Asá demostraremos a todo el mundo nuestros
sentimientos croatas, y ser hijos dignos de la tierra que tantos hombres dignos
dio a Europa durante los pasados siglos, y que hoy yace bajo el despotismo
austro-húngaro. Procuremos con nuestras fuerzas libertar de la esclavitud a
nuestra querida patria croata[8].
LA COMPAÑIA DE BOMBEROS ESLAVA
Una secuela tardía de aquella
disputa intestina austro-croata había de registrarse poco más de un año después
de la fundación de la Sociedad Croata de Beneficencia, con la creación de una
compañía de bomberos integrada únicamente por voluntarios originarios de
tierras eslavas y que tuviesen además la calidad de súbditos de la monarquía
dual.
La iniciativa hubo de tenerla
Miguel Kačić, en noviembre de 1901, quien para ello solicitó al
directorio de la Sociedad Austríaca la autorización para realizar en el local
social la reunión informativa del caso. Esta, en efecto, tuvo ocurrencia el día
19 de enero de 1902, con la asistencia de 29 inmigrantes, todos dálmatas. Allí
se aprobó ampliamente la iniciativa de Kačić y se acordó citar a la
sesión fundacional que fue fijada para el dia 6 del mismo mes.
Con tal fecha y bajo el auspicio
de la Sociedad Austríaca de Socorros Mutuos, se fundó la que se denominó Cuarta
Compañía de Bomberos Voluntarios Austríaca, y cuyos primeros dirigentes fueron
Miguel Kaić, Lorenzo Miloš, Bartolo Poduje, David Dragičević,
Juan Marović y Andrés Juričić.
Es evidente que el nombre
elegido no debió ser de general aceptación, tanto que ya en abril,
Juričić, a la sazón investido con el cargo de capitán, propuso en
sesión del día 10 que el nombre institucional se mutara a Slavjansko
Dobrovoljno Vatrogasno Društvo (Compañía Eslava de Bomberos Voluntarios). Sin
embargo, como tal petición no concitó por entonces una aceptación unánime, fue
desechada. Juričić, no obstante su fracaso, continuó empeñado en su
propósito llevando adelante una campaña de convencimiento de carácter
patriótico. En ese ambiente se realizó una nueva asamblea social el día 4 de
mayo, ocasión en que y con general aceptación se adoptó la variante
denominativa propuesta por el tenaz Andrés Juričić.
El adjetivo
"Slavjansko", no obstante su aceptación, satisfacía a medias el
espíritu nacionalista de la mayoría de los voluntarios y su aceptación por
entonces debía tomarse como una concesión hacia quienes podían molestarse con
la denominación croata. A pesar de tal circunstancia, cabe consignar que desde
un comienzo las actas sociales se llevaron en lengua croata y que el saludo
adoptado era Bog i Hrvati (Dios y los Croatas). Con ello el espíritu
nacionalista de los voluntarios pareció contentarse por entonces, y se inició
sin mayores problemas internos una tranquila y firme evolución institucional.
FUENTES INSPIRADORAS DEL
CROATISMO EN MAGALLANES
Para comprender el proceso
anímico que se desarrollaba en el seno de la inmigración eslavo-meridional, en
especial de la radicada en Punta Arenas, cabe recordar cuál era la situación
que para la época, inicio del siglo XX, existía en las tierras madres croatas.
A partir de la cuarta década de
la centuria precedente y como tardío reflejo de la Revolución Francesa,
reavivado por los movimientos políticos y sociales de 1848 en Europa central,
había surgido en Dalmacia el Ilirismo, como fuerza ideológica inspiradora de
recuperación nacional entre los eslavos occidentales del Sur, y del que habría
de derivar el denominado Renacimiento Croata, a la manera del Risorgimento
Italiano contemporáneo.
El despertar de la adormilada
conciencia nacional croata se inició con Ljudevit Gaj (1809-1872), padre del
ilirismo. Bajo la inspiración de sus ideas adquirió forma un movimiento que
paulatinamente fue imponiendo el uso generalizado de la lengua croata, por
sobre el empleo de dialectos locales y lenguas foráneas, a partir de lo cual
tuvieron un notable desenvolvimiento la literatura y la lírica croatas, como
expresiones de un renacimiento espiritual que identificaba a la cultura
nacional de antiquísimo arraigo. En lo político el sueño de Gaj estaba en la
organización de un estado que aglutinara a todos los pueblos
eslavo-meridionales a la sazón dispersos y sujetos bajo distintas soberanías
(Austria, Hungría, Servia, Imperio Otomano). Pero este ideal romántico no
conseguiría prosperar ante el rechazo que obtuvo por parte de los servios, de
los eslovenos y de parte del propio pueblo croata.
Entre tanto, la revolución de
1848 en Austria hizo de las tropas croatas un factor decisivo en la afirmación
de la monarquía y de la permanencia de Hungría en el imperio, participación
histórica que despertó, como nunca antes había sucedido, las esperanzas en
muchos patriotas en cuanto a la resurrección de la personalidad política
nacional croata, mediante la unificación de todas las tierras históricas de tal
origen, en el contexto de una federación en el viejo imperio de los Habsburgo.
Así, el valor y la sangre croatas sostuvieron el poder de Viena, permitiendo la
derrota de la insurrección húngara. Pero aquel sueño de una Croacia rediviva
hubo de verse frustrado por la ingratitud del joven monarca Francisco José.
Tal era la situación cuando
comenzó a surgir la figura admirable de un gran pensador y patriota croata*,
Ante Starčević, quien con claridad y entereza defendió desde el
parlamento de Zagreb (Sabor) y aun en la misma Viena, los derechos inalienables
del pueblo al que pertenecía. En torno a su persona y bajo su inspiración hubo de
formarse el Partido del Derecho, en donde hallaría expresión
filosófico-política cabal el nacionalismo croata o croatismo, que se fortaleció
en la lucha contra el hegemonismo húngaro.
Las ideas de Starčević,
que se afirmarían y difundirían entre 1861 y su muerte, ocurrida en 1896,
tenían como fundamento la recuperación de la identidad nacional croata a través
de la unificación de las regiones históricas y el desarrollo renovador de la
vieja cultura, para luego superar el legitimismo (lealtad a la dinastía real) —
una vez que se perdiera la confianza en Viena—y buscar la construcción final de
un estado nacional de corte democrático y liberal, a tono con la evolución
política de Europa occidental.
A partir de 1870 sin embargo
hubo de surgirle al nacionalismo croata una suerte de adversario ideológico,
cuando el ilustre obispo de Djakovo, monseñor Josip Juraj Strossmayer, recogió
la vieja bandera romática del ilirismo de Gaj y renovando su ideario proclamó
cómo objetivo fundamental la unión política de todos los pueblos de raigambre
eslava meridional: el Yugoslavismo [9].
Las ideas de Strossmayer
hubieron de ganar entusiastas adeptos en Dalmacia, conquistando inclusive a
dirigentes como Frano Supilo y Ante Trumbić, alcalde de Split, que había
adherido con fuerza a la tesis de Starčević. Ello explicará más tarde el vigor del
ideario yugoslavista entre la juventud instruida de Dalmacia, que se
desparramaría con la emigración.
No obstante la difusión que
alcanzaría su filosofía, la fría acogida que a la misma dispensarían los
servios, hizo que Strossmayer recapacitara un tanto y concluyera por
encontrarse con Starčević[10].
De tal modo cobró forma concreta, en 1894, la unidad de la oposición croata al
régimen gobernante en el imperio Austro-Húngaro, proclamando coma aspiración
inmediata la unión de las tierras históricas croatas en un estado común, pero
dentro del esquema político del imperio de los Habsburgo.
En ese ambiente de vigoroso
renacimiento del espíritu y la cultura nacionales, y de controversia respecto
de los medios para hallar una solución práctica para la suprema aspiración de
la reconstitución de la patria croata —sentimiento que anidaba por largos ocho
siglos en lo recónditd del alma popular—, se había nutrido la inteligencia y la
intelectualidad. que en los sentimientos y en las voces de tantos inmigrantes
tendría un lejano eco en las tierras americanas.
Así considerada la situación,
con el despertar del siglo XX, podían advertirse dos tendencias o posiciones
entre los inmigrantes de Magallanes. Una, la legitimista o austrianista, oue
aparentemente comprometía a una mayoría, teniendo en cuenta el número de
adherentes dálmatas con que contaba la Sociedad Austríaca de Secorros Mutuos, y
que podía ser definida como una simple, y de hecho no reflexiva, aceptación por
los mas del estado de cosas imperante en la madre patria; y de deliberada
adhesión al dominio austrohúngaro, en sólo contados individuos. La otra, la
nacionalista croata, que progresivamente concitaba el respaldo patriótico de la
masa inmigrante y que virtualmente monopolizaba a la "intelligentsia"
de tal contingente.
LA PUGNA POR LA
REPRESENTATIVIDAD DE LOS INMIGRANTES, ENTRE LAS SOCIEDADES MUTUALES AUSTRIACA Y
CROATA
Las disensiones políticas que
agitaban a la inmigración dálmata-crosta en el Territorio de Magallanes,
habrían de tomar estado público durante 1903, cuando las correspondientes
entidades societarias procuraron ganarse la simpatía y el reconocimiento por
parte del primer reppresentante diplomático de Austria-Hungría ante la
República de Chile[11].
Había de por medio una cuestión
de prestigio ante la sociedad local, en particular ante la propia colonia
residente, y ante las propias autoridades territoriales. De allí que la
Sociedad Croata de Beneficencia consideró adelantarse a su rival en la
correspondiente presentación, en cuanto a la designación de un agente consular
para la atención de las variadas necesidades de los inmigrantes[12].
En efecto, con fecha 19 de abril
y en comunicación suscrita por Juan Sekul, presidente; Jorge Jordan, secretario,
y Juan Turina, tesorero; y dirigida al conde Leonardo Starzénski, Ministro de
Austria-Hungría, se expresaba en parte:
Su Excelencia, como fieles
súbditos de la Monarquía austro-húngara, la cual hoy en día V.E. tiene el honor
de representar en esta República, y en nombre de un mil quinientos ciudadanos
nuestros, los cuales hablan el idioma croata, y radicados aquí en este extremo
sur del Universo, venimos pidiendo justicia, la cual nos pertenece por Dios y
por las leyes de AustriaHungría, para
que cuanto antes le sea posible a V.E. se sirva nombrar un cónsul en esta
ciudad, el cual además de representar el Estado de que somos súbditos, también
defendería nuestros intereses de las contingencias del porvenir.
Han pasado veinte años desde que
principiaron a pisar estas playas nuestros croatas, habiendo permanecido hasta
hoy como un barco sin timón.
Muchas veces nos hemos dirigido
a nuestros diputados en Viena, para que se nos nombre un cónsul, pero siempre
ha sido en vano. Hoy día todas nuestras esperanzas están puestas en V.E., para
que nuestra solicitud sea oída, y que se nos nombre un cónsul, designación que
debería recaer en la persona de un hombre justo y honorable de nuestra
nacionalidad croata, haciendo honor a Austria-Hungría, y que además nos podamos
entender en nuestro idioma croata[13].
Es de hacer notar que el
espíritu patriótico que animaba a los peticionarios no estaba tanto en la
respetuosa exigencia de la parte final del segundo párrafo transcrito, cuando
en la advocación de saludo final: "Que Dios guarde Su Majestad, nuestro
buen Rey Croata Francisco José 1ro. y a su representante Conde Leonardo
Starzénski". De modo tan elegante como sutil se recordaba al diplomático
la precisa vinculación de su soberano con la tierra croata.
La respuesta, como correspondía
a la de un personaje ducho en el oficio, contenía el beneplácito del ministro
por los saludos y votos, además de hacer suya la aspiración representada. Para
ello se adelantó a solicitar el envío de los antecedentes de los posibles
candidatos al consulado imperial y real en Punta Arenas.
De tal manera iban Ias cosas,
cuando los legitimistas austríacos, que se habían mostrado lerdos en su
correspondiente expresión de adhesión a Starzénski, se enteraron de aquel
intercambio epistolar y determinaron manifestar con la mayor premura su
fidelidad. El 27 de mayo de ese afio 1903 era cursada una nota al representante
imperial y real, en la que los firmantes se condolían por el apresurado
reconocimiento que aquél hiciera de la entidad croata congénere.
Los que suscriben —señalaban—,
miembros del directorio de la Sociedad Austríaca de Socorros Mutuos, nos
permitimos hacer presente a V.E. el profundo desengaño que hemos experimentado
al ver que V.E. se ha dirigido al Directorio de la Sociedad Croata de
Beneficencia, a fin de obtener datos sobre las personas que pudieran asumir la
representación de nuestra patria en este territorio.
Esta extrañeza será justificada
ante la opinión de V.E., cuando sepa que la sociedad a que pertenecen, es la
única genuina representante de la colonia austriaca, como lo dice claramente su
título social.
Creemos de nuestro derecho hacer
presente a V.E. que la Sociedad Austríaca fue la iniciadora de la colonia;
organismo existente desde el año 1896, y siguiendo una marcha de prosperidad
notable, merced a los esfuerzos de sus 280 socios. logra a la fecha poseer un
capital de reserva de 10.000 pesos moneda chilena. Los beneficios que esta
sociedad ha aportado a los que se han visto obligados a recurrir a su protección,
están de manifiesto y son bien reconocidos, sin negar a la Sociedad Croata, de
muy posterior organización, sus méritos. Creemos que no es ella la llamada a
representar nuestra colectividad, pues deseamos la unidad del gran imperio a
que pertenecemos, que hace una distinción hiriendo a los fieles súbditos
austríacos.
Estas razones nos obligan a
protestar respetuosamente ante V.E. de cualquier dato que represente a nuestra
más conveniente representación en este territorio, pudiera ser enviado por esa
sociedad[14].
Esta comunicación fue seguida un
par de semanas después por una solicitud dirigida a Starzénski, y que era del
siguiente tenor:
Los abajo firmantes, fieles
súbditos de S.M. el Emperador de Austria-Hungría, al mismo tiempo que protestan
contra la aseveración hecha al digno representante de ese imperio en Chile, por
la Sociedad !Croata de S.M., al decir que sólo existe la colonia croata en
Punta Arenas, exhortan al señor Ministro que, para el nombramiento de un
representante en ésta, se atenga a la indicación de persona que considere apta
el Directorio de la Sociedad Austríaca, por ser esta corporación la que más
méritos reúne, por su antigüedad, personería y liberalidad de fines sociales[15].
En su respuesta el diplomático
cuidó de herir susceptibilidades, evitando pronunciarse en favor de una u otra
sociedad, y, respecto del nombramiento consular, planteó la conveniencia de una
proposición formulada de común acuerdo.
Conocido como era el grado de
animosidad entre los grupos dirigentes de ambas entidades, tal sugerencia no
habría de tener probabilidad alguna de éxito. Por el contrario, los
filoaustríacos se apuraron en hacer saber al ministro la imposibilidad de
acordar con la sociedad croata, pues conocido es el espíritu revolucionario y
separatista que abrigan los naturales de la provincia de Croacia y que lo ponen
de manifiesto siempre aún por la prensa, como lo prueba la existencia del
diario "Sloboda" en este país, todo esto en contraposición del ánimo
de la mayoría de súbditos de S.M. el Emperador, que afirmativamente es de 90%
en ésta[16].
Para entender la referencia a
"Sloboda", es menester consignar que este periódico, fundado en
Antofagasta en marzo de 1902 por Juan Karstulović, y que rápidamente
comenzó a circular entre los inmigrantes radicados en distintos puntos de
Chile, había asumido una posición de exaltación del nacionalismo croata,
propugnando directamente la independencia del antiguo reino.
El malestar evidente con que
sería recibido el periódico entre los legitimistas, hubo de concitar animosidad
en contra de su corresponsal en Punta Arenas, Andrés Juričić, al
punto de expulsársele de la Sociedad Austríaca en la que el mismo se había
mantenido.
Con tales antecedentes, era
natural que el conde Starzénski se inclinara a dar el reconocimiento a dicha
entidad y acogiera su proposición para la representación consular. Esta recayó
en José Pasinović, ilustrado comerciante originario de Boka Kotorska.
En una y otra materias, pues, el
legitimismo austríaco en Magallanes había ganado la partida. Pero tal triunfo
tendría el carácter de pírrico, pues en definitiva sus consecuencias locales,
añadidas a otras circunstancias externas, habrían de contribuir a la
vigorización y difusión del croatismo en la colectividad dálmata residente.
LOS SUCESOS DE 1903 A 1909 EN
CROACIA Y SU REPERCUSION EN MAGALLANES
Pese a todo, lo ocurrido en el
seno de la colonia dálmata de Magallanes parecía, a marzo de 1903, una simple
disención intestina sin mayor relevancia. Pero la misma hubo de cobrar fuerza e
importancia, una vez que se difundieron entre los inmigrantes las noticias
francamente inquietantes que procedían de la lejana patria y que daban cuenta
del levantamiento croata anti-húngaro de 1903.
La torpe y ciega política
conjunta de Viena y Budapest respecto de Croacia, lejos de aplacar el legítimo
malestar del grueso de la población, no había hecho más que exacerbarlo. Los
reclamos autonómicos, que se hacían considerando la unidad del imperio, y la
justísima aspiración por la auto-determinación de la nación croata, fueron
ignorados o burlados una y otra vez, provocando un levantamiento popular en
distintas partes de Croacia (Eslavonia) sometidas a la tutela magiar, y que fue
brutalmente repelido.
Fue entonces que las
diputaciones croatas de Dalmacia e Istria ante el Parlamento de Viena,
demandaron a Francisco José su intervención como rey croata, pero
infructuosamente. Como bien ha señalado Prvislav Weissenberger, tal desatino
del monarca contribuiría a la larga a la radicalización del nacionalismo croata
(1968:25).
La numerosa colonia croata de
Magallanes fue la primera en Chile que conoció las informaciones sobre los
sucesos comentados, y las reacciones de pesar y condena no se hicieron esperar
en su seno. La bandera nacional fue izada a media asta en el frontis de la sede
de la Sociedad Croata de Beneficencia, en expresión de duelo por las víctimas
de la represión húngara. Por otra parte, una comisión ad hoc tuvo a su cargo la
recolección de dinero para concurrir en ayuda de los deudos de los caídos en
las jornadas de protesta; y, en su oportunidad, se llamó a los inmigrantes a
abstenerse de celebrar el natalicio del Emperador, el 18 de agosto,
solidarizándose así con demostraciones semejantes de repudio puestas en
práctica por otras comunidades distribuidas en la zona norte de Chile.
Las actitudes de reprobación de
los nacionalistas croatas magallánicos, con todo no llegaron al grado de
vehemencia y aún de violencia que se registraría después entre los inmigrantes
de Antofagasta.
Pero la cosa no había de quedar
en lo señalado, pues una nueva muestra de la reacción local ante los oprobiosos
sucesos de Croacia, se tuvo en la decisión adoptada en asamblea del 25 de
octubre de ese año por la Cuarta Compañía de Bomberos, en el sentido de pasar a
denominarse Hrvatsko, sin eufemismos.
Al calor de la efervescencia
patriótica, meses después germinaron nuevas organizaciones croatas en Punta
Arenas.
La primera fue Hrvatsko
Tamburaško Društvo "Tomislav" (Sociedad Estudiantina Croata
"Tomislav"), fundada el 22 de mayo de 1904 bajo la inspiración del
profesor Pedro Gasić hacía poco llegado al Territorio de Magallanes. Sus
fines eran los de promover el cultivo de la música, el canto y la poesía,
además de fomentar los sentimientos patrióticos, todo ello pira servir como
órgano de expresión y difusión de la cultura croata en el medio regional, para
propios y extraños[17].
Un propósito semejante, a más del cultivo del arte escénico, condujo a la
creación durante aquel mismo año del Hrvatsko Omladinsko Dramatsko Društvo
(Centro Dramático Juvenil Croata). Por fin, viene al caso consignar la
aparición, el 19 de marzo de 1905, del semanario Male Novine (Pequeño
Noticiero), fundado por el ya citado Gasić, quien desde entonces y para lo
futuro pasaría a ser uno de los inspiradores intelectuales del croatismo
magallánico, cuya creciente consolidación era cosa manifiesta.
De tal modo marchaban las cosas
al promediar la primera década del siglo. La situación, podría afirmarse, había
quedado en una suerte de status quo. El legitimismo, concentrado en su bastión
de la Sociedad Austríaca, disponiendo de la representación consular y de una
cuota más bien escasa de adherentes fervorosos. El nacionalismo croata,
afirmado en sus distintas organizaciones societarias emergía vigoroso, ganando
progresiva popularidad en el interior de la inmigración.
Por aquel tiempo comenzaron a
jugar un papel interesante en la consolidación de las posiciones conocidas, las
noticias que regularmente procedían de otros dos centros importantes de concentración
de inmigrantes croatas, como eran Antofagasta y Rosario, importante ciudad
argentina; sin dejar de lado, por supuesto, las informaciones que se recibían
de Dalmacia y Croacia.
De allí precisamente provino la noticia que daba cuenta del acuerdo denominado "Resolución de Rijeka", establecido por la dirigencia dálmata croata como parte de un pacto político convenido con la oposición húngara al gobierno imperial de Viena, en cuya virtud ésta aceptaba el respeto al compromiso croata-húngaro de 1868 (que había establecido el estatuto regulador de las relaciones recíprocas, sobre la base histórica del Pacta Conventa de 1102). Ello a cambio del apoyo por parte de los representantes dálmatas y croatas ante los parlamentos de Viena y Zagreb, respectivamente, a las posiciones de la oposición húngara[18].
Dicho acuerdo fue seguido y
complementado tiempo después por otro, conocido como "Resolución de
Zadar" por la ciudad dálmata donde fue suscripto, en virtud del cual la
minoría servia residente en Croacia apoyaría, a través de su dirigencia
política, a la referida oposición húngara, a cambio del compromiso de ésta en
cuanto a conseguir mayor libertad para la nación croata, en cuyo seno los
servios tendrían completa igualdad de derechos como los mismos hijos de aquélla.
Esta circunstancia que se
presentaba auspiciosa para el porvenir y que parecía asegurar la posibilidad de
un entendimiento armonioso de mutuo provecho, se perdió lamentablemente durante
las primeras semanas de 1906, cuando, la oposición magiar logró entenderse con
el gobierno de Viena, acuerdo del que derivó la incorporación del viejo líder
liberal Ferenc Kossuth, inspirador de aquel movimiento, y, como consecuencia,
la postergación sine die del proyecto de elecciones universales que habría de
proporcionar una base apropiada para la reacomodación política de las
nacionalidades en el interior del Imperio, y al que los húngaros se oponían
decididamente, por cuanto implicaba una amenaza cierta a su hegemonía.
La frustración que acarreó
aquella efímera esperanza, favoreció la tesis de una minoría que reclamaba la
adopción de definiciones radicales, abiertamente separatistas. De tal modo pudo
conseguirse el entendimiento político croata-servio (en el interior de
Croacia), que preanunciaba el futuro auge de la idea yugoslavista. Los signos
del tiempo, entonces, señalaban una marcha sin retorno hacia posiciones
francamente radicales.
Entre la diápora croata en el
mundo, particularmente en las dos Américas, aquellos sucesos contribuyeron a
catalizar el sentimiento patriótico, de manera tal que, en distinto grado y con
variantes locales, fueron afirmándose corrientes cada vez más definidas de
opinión, paulatinamente favorable al reclamo nacionalista extremo.
Antofagasta, el importante
puerto del Norte chileno, y lugar de radicación de un apreciable contingente de
croatas de Dalmacia, fue uno de los centros de más temprana efervescencia
política y su influencia consiguiente se extendería sobre otros núcleos
cercanos; también más allá de las fronteras chilenas, sobre grupos establecidos
en Bolivia y Argentina y, ya por supuesto, alcanzaría hasta la remota Punta
Arenas, en el estrecho de Magallanes.
Aqui encontraría eco el
pensamiento de los croatas de Antofagasta, que se divulgaba principalmente por
intermedio de "Sloboda". Cundía entonces el fervor patriótico en un
amplio sector de la colonia residente y que se expresaba de variada manera:
desde simples conversaciones de café, hasta improvisadas charlas o
disertaciones en asambleas o incluso en espontáneos debates; en la difusión de
oleografías conmemorativas de sucesos históricos, tales como las que
representaban la coronación de Tomislav, primer rey croata y el sínodo epicopal
convocado por Zvonimir; o bien una alegoria relativa al Renacimiento Croata o,
por fin, retratos de personalidades como Ivan Gundulić, el general José
Jelačić, Starčević y Strossmayer. También con la
presentación de dramas heroicos y la difusión de canciones e himnos de
contenido patriótico, entre ellos la sentida Lijepa Naša Domovina[19].
En este ambiente de profundo
sentimiento nacional, surgió en el inicio de la primavera de 1907 la idea de
constituir una entidad matriz, Dom (Hogar), bajo cuyo alero habrían de
cobijarse todas las instituciones preexistentes, inclusive la Sociedad
Austriaca de Socorros Mutuos. La interesante idea provino de Pedro Hrdalo,
Jorge Jordan, Juan Trutanić y Esteban Livačić.
La reunión fundacional fue
celebrada el 28 de setiembre y en ella se acordó la creación del Jugoslavenski
Dom (Hogar Yugoslavo). La denominación debe sorprender, tanto por lo prematuro
del uso del adjetivo, cuya connotación politica era manifiesta, cuanto porque
entre los fundadores se contaban hombres como Hrdalo y José Pasinović,
conocidos como austrianistas o legitimistas. A falta de otra explicación que
satisfaga, ha de tomarse la aceptación que hicieron del nombre como muestra de
tolerancia para con los principios político-nacionalistas croatas.
Es del caso destacar que en la
gestación y organización de esta nueva entidad social participaron varios otros
destacados personeros del grupo legitimista, lo que revela que a pesar de las
diferencias, el trato armónico recíproco era posible, circunstancia que pone de
relieve la voluntad fraternal .superior que inspiraba a los participantes.
Naturalmente, quisiéramos o no,
los sentimientos croatistas, yugoslavistas o legitimistas, debieron sin embargo
aflorar y constituir fuente de divergencias, a las que habría de atribuirse el
fracaso de la iniciativa cuando la misma estaba en germen. Con todo había sido
un meritorio esfuerzo precursor, pues los tiempos no estaban maduros para un
proyecto semejante.
Por la misma época aparecería un
nuevo periódico en Punta Arenas, ostentando el sugestivo nombre de Domovina (La
Patria) y que debía convertirse desde un comienzo en el vocero de inquietudes
nacionales.
Entre tanto las noticias
procedentes de Europa eran ciertamente para preocupar, pues anticipaban una
crisis en el entendimiento eslavo-austromagiar, que habría de influir en el
devenir de los acontecimientos en los Balkanes.
La tensión había comenzado en la
Croacia propiamente dicha, sujeta a la férula húngara. El lamentable gobierno
del ban (virrey) impuesto por Budapest acarreó el malestar de los
representantes de la oposición en el Parlamento de Zagreb y que interpretaban a
la mayoría abrumadora del pueblo croata. Como consecuencia de la tirantez
sobreviniente, el ban había disuelto el Parlamento el 12 de diciembre de 1907.
Las acusaciones de los representantes populares eran serias: violación grave y
reiterada de la constitución, lo que implicaba el quebrantamiento del acuerdo
húngaro-croata.
En tal caldeado ambiente se
convocó a nuevas elecciones parlamentarias para febrero de 1908, consulta en la
que el oficialismo pro-húngaro sufrió una derrota severísima. Ante lo ocurrido.
Francisco fosé, llamado naturalmente a servir de árbitro en la contienda
política, dispuso por decreto del 13 de marzo la clausura del Sabor. Frente a
tal actitud real los parlamentarios de la opositora coalición croata-servia
respondieron con el llamado "Manifiesto de Marzo" (20-III-08) por el
que proclamaban el derecho inalienable a la autodeterminación del pueblo croata
y la unidad entre los pueblos hermanos de sangre eslava y lengua común.
La respuesta de la autoridad
real impuesta, fue condigna de la inveterada y obstinada ceguera de la
monarquía dual para enfrentar un problema que de suyo era delicado y ahora
además candente: gobierno absoluto y atrabiliario, represión de las libertades
públicas y atropello de la autonomía de la Universidad de Zagreb, foco de la
intelectualidad nacionalista.
La juventud universitaria croata
viendo atropellados los derechos fundamentales de su alma mater, determinó
emigrar hacia otros centros de estudios superiores como Praga y Viena, llevando
consigo el fermento de una disconformidad irreversible para con el régimen
gobernante.
Tal era de difícil la situación
cuando el gobierno austro-húngaro decidió la anexión de las históricas regiones
croatas de Bosnia y Herzegovina (octubre de 1908). Una acción semejante que
debía haber sido recibida con alborozo por la nación croata por cuanto
significaba la liberación definitiva de aquellas seculares tierras
cristiano-occidentales irredentas, que hasta 1878 habían estado bajo el
vasallaje turco, se vio ensombrecida por la decisión imperial de mantener esos
territorios como un condominio austro-húngaro, en vez de incorporarios —como
correspondía por derecho histórico— a Croacia. Así, innecesariamente se
agravió, y en forma profunda, el sentimiento nacional croata, además de
molestarse de paso al Reino de Servia que también tenía aspiraciones sobre
aquellas viejas tierras eslavas.
Para rematar tanto dislate se
fraguó el discutido y fraudulento proceso en contra de algunos personeros de la
oposición croata-servia, bajo la acusación de haberse puesto en convivencia con
el gobierno extranjero de Belgrado y contra los intereses del imperio. Fue el
tristemente famoso proceso de Agram (denominación austríaca para Zagreb), que
lejos de conseguir sus objetivos, logró en cambio concitar el repudio
internacional y contribuyó a consolidar la unión de los croatas de la diáspora
migratoria, en torno al ideario que inequívocamente se orientaba al
yugoslavismo.
En vano algunos escasos
estadistas y politicos en Viena, entre los cuales habría estado el archiduque
Francisco Fernando, heredero del trono, aconsejarían moderación al gobierno
dual, a fin de no extremar la tensión en Croacia, que de antihúngara se iba
convirtiendo en antiaustríaca y antiimperial. Para los moderados, la única opción
que quizás restaba, en el contexto de la conservación del imperio, era el
reconocimiento de un status de igualdad a los eslavos, con respecto a los
alemanes y magiares, y la reorganización de sus naciones integrantes en una
gran federación.
Cabe imaginar cómo se fueron
recibiendo en Punta Arenas una tras otra tan importantes informaciones, las que
luego eran comentadas y debatidas con la característica vehemencia eslava en
grupos y reuniones. Ha de suponerse también que durante tal proceso, la
reflexión y el convencimiento habrían de ir imponiendo paulatinamente una
visible orientación hacia la tesis yugoslavista, en desmedro de la otrora
fuerte opinión croatista. Sería un cambio lento pero finalmente irreversible.
Así las cosas, a fines de 1908
arribaba a Punta Arenas, como inmigrante, el médico Mateo Benčur, eslovaco
de nacimiento pero con larga práctica profesional y residencia en la isla
dálmata de Brač, donde había contraído matrimonio con Petronila
Didolić, hija de una respetable familia de Selca. Benčur era un
hombre de inteligencia superior y vasta cultura, que pronto habría de
destacarse y hacerse respetar en el seno de las entidades croatas por su gran
calidad humana y por su prudencia. Como pensador, Benčur era un convencido
eslavista; sus ideas lo situaban entonces en el ideario político de
Starčević. Su saber y la claridad conceptual que poseía harían del
mismo un factor indudable de moderación y armonía, de manifiesta influencia
sobre el núcleo intelectual croata de Magallanes y sobre la masa común de los
inmigrantes.*
Apropiada expresión del
sentimiento que entonces y a raíz de tantos acontecimientos debía conmover a
buena parte de la inmigración, hubo de tenerse en la proclama distribuida en
Punta Arenas el 23 de octubre de 1909 y dirigida a Ios croatas, servios y demás
eslavos (sic) de Magallanes [20],
a propósito del mentado proceso de Zagreb, y de cuyo texto viene al caso
transcribir algunos párrafos expresivos:
Hermanos,
A nosotros los eslavos de la
monarquía de los Habsburgos, a pesar de ser desde antaño sus más fuertes
pilares, se nos vislumbra un trágico porvenir, debido a la prepotencia de
tudescos y magyares, que tratan de destruirnos.
El trireino de Croacia,
Eslavonia y Dalmacia, y luego las recientemente anexadas provincias de Bosnia y
Herzegovina, existen para nosotros sola-mente en el papel. Estos, antes libres
restos de nuestra gloriosa y antigua patria, se han convertido realmente en
lugares intencionales de procesos políticas.
En la capital de Croacia, la culta
Zagreb, acaba de terminar en estos últimos días, un odioso proceso en el que
fueron condenados muchos de nuestros dignos hermanas servios, verdaderos
mártires y defensores de nuestro nombre eslavo y de la libertad nacional.
¿Y por qué todo esto?
Desde algún tiempo, servios y
croatas se dan cuenta que son unos mismos y un solo pueblo con doe nombres, y
que interrumpiendo su lucha fratricida, se tendieron cordialmente las manos de
la reconciliación, para obrar juntamente en el campo de la cultura y la economía
nacional, y para que a nuestro pueblo amanezcan días mejores.
Esta sincera y fraternal unión,
llegó a alarmar a alemanes y húngaros, y como trataran de la ocupación de
Bosnia y Herzegovina, comenzaron a obrar violentamente para reducirlos por la
fuerza, ya que no podían hacerlo benignamente.
(...) Desde este suelo libre de
nuestra segunda patria, desde la gloriosa República de Chile, en la que gozamos
de libertad y de la hospitalidad de sus hijos, desde esta tierra regada por la
sangre de sus mártires, triunfantes de la tiranía, demostraremos que somas
hijos dignos de nuestros inmortales antepasados, y protestemos contra este
moderno vandalismo del siglo XX [21].
Suscribían este encendido
documento, entre otros Juan Sekul, Mateo Benčur, Pedro Hrdalo, Jerónimo
Martinić, Andrés Juričić, Vladimir Perović, Pedro
Gasić, Simón Juan Paravić, Agustín Denegri y Jorge Jordan.
La proclama tenía por objeto
convocar a los croatas magallánicos a una asamblea para debatir la situación.
La misma se efectuó al día siguiente, con una concurrencia masiva de
inmigrantes, nunca antes registrada en acto social eslavo alguno, a los cuales
se dirigieron Juan Sekul, Vladimir Perović y Jorge Jordan para explicar
las motivaciones de la reunión, cargadas de sentimiento patriótico.
La asamblea culminó aprobándose
por aclamación un voto público del siguiente tenor:
1ro. Los croatas y servios (sic)
residentes en Punta Arenas, Chile, reunidos hoy en gran asamblea pública,
protestan solemnemente en contra de la injusta sentencia y de los procedimientos
en el así llamado proceso por supuesta alta traición, en Zagreb, y saludan
cordialmente a los injustamente condenados hermanos servios.
2do. Convencidos que croatas y
servios son un mismo pueblo, y que solamente en su acción conjunta reside la
salvación de nuestro pueblo, concuerdan con ella y aprueban la obra de la
Coalición Croato-Servia, deseando que cuanto antes le sea posible eliminar de
Croacia a sus sanguinarios enemigos internos y externos[22].
Este voto de acuerdo fue
divulgado hacia el exterior a través de la agencia de noticias Havas y remitido
especialmente al combativo periódico Materiniska Riječ, de Rosario.
No obstante el fervor patriótico que estos actos y sucesos consiguieron despertar entre muchos croatas residentes, la moderación proseguía siendo la norma reguladora en la convivencia cotidiana de los inmigrantes, aunque sus sentimientos respecto de la materia de que se trata fueran encontrados. Inclusive, unos y otros concurrieron a recibir y festejar a personalidades austriacas que visitaron Punta Arenas hacia 1910. Tal conducta por parte de los croatas imbuidos del patriotismo era posible, por cuanto si de una parte afirmaban con decisión la personalidad y derechos de la patria lejana, y consecuentemente protestaban por la tirania húngara, tolerada por Viena; por otra se reconocían como šúbditos respetuosos de la doble monarquía.
Este espíritu de moderación y
conciliación también había inspirado la redenominación del antiguo periódico
"Domovina" (que había sido dirigido por Casić, de postura
francamente radical) a Novo Doba (Nueva Epoca), ahora bajo la dirección
de Juan Trutanić, su nuevo propietario (1910). En el nuevo plan editorial
este vocero había partido llamando a la unificación de las sociedades mutuales,
bajo la sola denominación eslava.
A esta campaña vino a sumarse
después una recomendación semejante por parte del periódico Progonjena
Materinska Riječ, de Rosario, órgano que inclusive patrocinaba la
integración bajo el nombre Hrvatsko-Slavensko Pripomoćno Društvo (Sociedad
de Beneficencia Croata-Eslava). Pero la unificación no llegaria a producirse
atendidas las opuestas posiciones ideológicas de los dirigentes.
Por aquel tiempo el objetivo
central del croatismo moderado, esto es la solución del problema nacional
croata en el contexto del imperio de los Habsburgo, seguía contando con el
apoyo de la intelectualidad croata residente. Lo prueba el extenso artículo
"Austria-Hungría y el Federalismo" firmado por Lucas
Bonačić y publicado por "Domovina" en su edición del 18 de setiembre
de 1910. En él su autor propugnaba al indicado sistema de gobierno interior y
organización estatal, como el único posible para armonizar las contradicciones
nacionales en el interior dei imperio y, de tal manera, para salvar su unidad.
Así se daban las cosas, cuando
un nuevo cambio en "Novo Doba" (1911) llevó a la dirección a
Bonačić, quien para entonces ya insinuaba una postura
filoyugoslavista, quien hubo de contar con la colaboración de Miroslav
Tartaglia, figura notable del núcleo radicalizante. Bajo la nueva dirección el
periódico puntarenense sostuvo un amistoso debate con el periódico rosarino Zajednica,
que había pasado a reemplazar al agresivo "Materinska Riječ", en
el contexto de la moderación que parecía inspirar al croatismo militante.
Esta circunstancia condujo a la
dirigencia de las instituciones croatas entonces existentes, a convocar a una
reunión amplia, a realizarse el 12 de julio de 1911, para el efecto de
considerar la fundación de un nuevo periódico que interpretara a cabalidad los
sentimientos y aspiraciones de los inmigrantes radicados en Magallanes, pero
que al propio tiempo fuese un vocero del croatismo en América del Sur. El
doctor Benčur al dirigirse a los concurrentes a la asamblea tuvo conceptos
que entendemos no sólo reflejaban su propio pensamiento, sino el de la
generalidad de la intelectualidad croata.
El vocerq oue se quería fundar,
señaló con claridad el ilustrado médico, estaría al servicio de nuestro
espíritu nacional croata y podría convertirse en órgano no solamente de la
colonia croata de Punta Arenas sino de toda nuestra emigración en la América
dei Sur. Punta Arenas se con irla así en centro del despertar nacional, en
momentos cuando ha dejado de salir "Materinska Riječ" que tan
bien nos representara, y en momentos que nos imponemos de la desconfianza que
se despierta alrededor de "Zajednica", en Rosario de Santa Fe. No
solamente que representaría nuestros intereses sino que congregaría a su
rededor a todos nuestros hermanos eslavos, especialmente a los sureslavos, y en
primer lugar a los servios con los que aspiramos por la unificación.
Luego, precisando sus
sentimientos e ideas, añadió:
El periódico defendería los
mismos derechos por los que está aspirando nuestra patria y que por derecho
natural le corresponde y que tiene que conquistar de sus opresores. Croacia es
un reino autónomo con gobierno y parlamento propios; pero, señores, ella no es
tan independiente como lo son Servia y Rumania, sino que forma parte del
imperio austro-húngaro. Por eso tenemos que estimar a nuestro rey como a
nuestro legítimo soberano por ser a la vez Rey de Croacia. Tenemos que
estimarlo porque no podemos arstraernos a esta obligación. Esto no nos
perjudica y no impide que defendemos nuestros legítimos derechos y los de
nuestra patria. El periódico tendría que estar por encima de todos nuestros
conflictos. Como la existencia de la periódicos no nos reporta más que
desunión, y como esto ya lo estamos experimentando, el proyecto evitaría este
mal. Estas son nuestras ideas respecto al proyecto que tenemos que debatir y
resolver[23].
Puesta en consideración la
moción y como hubo quienes estimaran que su filosofía implicaría una adhesión
irrestricta hacia Austria, controvirtieron tal aspecto, recordando antiguos
agravios de los Habsburgo hacia la nación croata, todo ello aunque concordaban
los impugnadores con la idea general.
Jorge Jordan, otro de los
portavoces indiscutidos del nacionalismo, defendió a su turno la postura de
Benčur, expresando que sus palabras debían entenderse como las propias de
un hombre de insospechables ideas liberales, que exponía que era nuestro deber
estimar a nuestro rey, sin que esto sirviera de motivo para renunciar a
nuestros derechos. Agregaba que nosotros no podríamos llegar a la independencia
por la revolución porque las utopías eran utopías. Solamente
constitucionalmente se podría conquistar nuestros derechos y la libertad.
Tenemos que buscar nuestra
unificación y de las tierras croatas, dentro de la monarquía austro-húngara,
cuyos derechos nos pertenecen y defiendan las leyes. Es imposible concebir
nuestra libertad por otros métodos. Este nuestro periódico tendría que estar
dirigido a todo lo que no sea justo y ser dirigido contra el gobierno y sus
órganos. Así tendrían que ser interpretadas las palabras del doctor Mateo
Benčur[24].
Aclarando finalmente sus
conceptos, el médico filántropo precisaría aún más:
Dije que tendríamos que respetar
a nuestro soberano como a nuestro rey croata. A esto nos obliga el deber y la moral,
pero esto no es un impedimento para que no aspiremos a la liberación y
unificación de nuestras tierras y de ser fieles a nuestros derechos y que los
mismos se nos otorguen y respeten. Muchos no han entendido ni comprendido mis
palabras. Nuestro periódico escribiría contra todo aquello que significara
injusticia y contra los gobiernos que intentaran en contra de nuestros
derechos. Esto sería una parte del programa de nuestro periódico.
Si nuestros gobiernos son malos,
en primer lugar sabre nosotros mismos recae la culpa. Nosotros somos los que
elegimos a nuestros representantes cuya mayoría formaría gobiernos. No es
nuestro rey el que forma los gobiernos sino la mayoría parlamentaria. El rey
tiene tanta influencia en la formación de los gobiernos como la podría tener el
Presidente de la República de Chile sobre el Congreso. Siempre estuve en
oposición a los gobiernos y las ilegalidades y no he sido influenciado de
ninguna parte. Les puedo declarar que por haber sido opuesto a los gobiernos me
he inclinado a venir a América[25].
La iniciativa de los dirigentes
de las instituciones croatas fue finalmente aprobada por la mayoría de los
reunidos. De tal modo "Novo Doba" cesó en su publicación con el
término de aquel mes de julio. Pronto fue reemplazado por un renacido
"Domovina", cuyo tono estuvo acorde con la moderación ambiente.
Quienes postulaban una posición
más extrema, disconformes a su vez con la línea de "Novo Doba", a la
que tenían por semejante a la de "Zajednica", determinaron crear a su
turno otro periódico que fuera el reflejo de sus ideas radicales. Este fue Dom,
que fundado y dirigido por Pedro Gasić, apareció por ese tiempo
atribuyéndose la condición de portavoz de una rara Hrvatska Pučka Narodna
Omladina u Magallanes (Juventud Nacional Popular Croata en Magallanes), nacido,
así lo afirmaba, para combatir las tendencias austrianistas en Sudamérica
(léase "Zajednica"). Su vida periodística con todo habría de ser
efímera, pues dejó de publicarse en 1912.
LA TRANSICION: DEL CROATISMO AL
YUGOSLAVISMO
La actividad societaria en el
interior de la inmigración croata en Punta Arenas en tanto, mostraba por
aquellos alias iniciales de la década de 1910 un renovado dinamismo.
De tal modo, en abril de 1911
había revivido la Hrvatska Čitaonica, por iniciativa del incansable Andrés
Juričić, antiguo animador intelectual y cultural. Al año siguiente,
el 27 de setiembre surgía el Hrvatski Sportski Klub "Sokol",
inspirado en los objetivos deportivos, espirituales y principios eslavistas del
movimiento Sokol, común a los pueblos occidentales de tal procedencia. De allí
su pronta afiliación al Hrvatski Sokolski Savez (Unión del Sokol Croata) de
Zagreb. En contemporaneidad con esa iniciativa tan loable como necesaria para
la juventud croata, se registró un nuevo intento por dar vida al Hrvatski Dom,
como entidad superior aglutinadora de las instituciones nacidas de la
fecundidad societaria de la inmigración local, pero que tampoco entonces llegó
a prosperar. Recién año y medio más tarde, el 13 de marzo de 1914, la voluntad
común daría vigencia al sostenido anhelo del Hogar Croata. teniendo a Jorge
Jordan como presidente fundador.
Así las cosas, la tensión que
existía entre los estados balcánicos cristianos y el decadente imperio otomano,
desembocó en un conflicto armado (noviembre de 1912). La guerra consiguió
despetar un vivísimo espíritu de solidaridad sureslava en favor de los reinos
de Servia y Montenegro entre los croatas dispersos por el mundo.
Este sentimiento fraternal se
expresó de partida en el ánimo de colaboración con la Cruz Roja
Servio-Montenegrina, con el propósito de contribuir a su humanitaria misión en
el teatro de la guerra. Pero especialmente el conflicto sirvió para reavivar el
adormilado vigor del croatismo local magallánico, pues dándose por descontado
–como en efecto ocurrió– una victoria cristiana sobre los turcos, se esperaba
la emergencia de una Servia fortalecida y prestigiada, que tanto pudiese asumir
el movimiento de la esperada unificación sureslava, cuanto contribuir a
consolidar la situación de los eslavas meridionales y el cambio de faz de los
eslavos del imperio de los Habsburgo, según lo había manifestado Mateo
Benčur en reunión de las entidades croatas realizada por aquellos días.[26]
Pero la obstinación ciega del
hegemonismo magiar en Croacia, con la tolerancia del gobierno de Viena,
proseguía por entonces con su política de presión, sin advertir que el tiempo
para enmendarla se reducía angustiosamente.
Sin embargo, en Magallanes,
todavía hasta los patriotas radicales parecían esperar el milagro a través de
la desfalleciente idea federalista.
En una conferencia pública
pronunciada el 5 de abril de 1914 por inquieto intelectual que era Lucas
Bonačić, bajo el título de "La Cuestión Austro-Húngara",
expresaria un sentimiento que todavía era general.
La monarquía austro-húngara,
había afirmado, no es una nación de población compacta, sino un núcleo
heterogéneo y centrífugo de muchas razas yuxtapuestas, cuyas tendencias de
oposición han sido puestas bajo un sistema centralizador e imperialista, que no
corresponde ni satisface sus principios nacionales. Por lo mismo
Austria-Hungría está condenada a ser única y exclusivamente una confederación.
El federalismo aseguraría todas las aspiraciones, satisfacerla todos los
derechos y contribuiría a la solución de todas los problemas de la cuestión
austro-húngara.
En el federalismo hallaría
también solución la cuestión croata, que tan hondamente perturba el
funcionamiento regular del sistema reinante. Para los croatas, les sería
indiferente que dentro del cuadro de la monarquía de los Habsburgos, se hallen
dentro del trialismo o del federalismo; lo esencial es que lleguen hasta la
unificación de la Patria Croata. El federalismo satisface todos los deseos y
asegura eficazmente todos los derechos.
La política antieslava que hoy
caracteriza el sistema del dualismo, cesaría como por encanto en el
federalismo, en su política interior y exterior, porque habría desaparecido
también su causa inmediata, es decir la preponderancia y la hegemonía de dos
razas. Austria-Hungría dejaría de ser una nación avasalladora e imperialista,
porque para ello hay que poseer la unidad de la conciencia nacional. Lo que es
hoy posible en Alemania, es imposible en la monarquía habsburguesa.
El federalismo debería por
consiguiente ser saludado como una cormbinación feliz y principio de grandes
resultados, y que traería la pacificación y correspondería plenamente a las
tendencias históricas y la democracia. Se habría resuelto un gran problema, el
problema político y social de la Europa Central, haciéndose honor y justicia a
la justicia[27].
No obstante lo aseverado,
Bonačić advertía que al fin el federalismo sería una etapa,
importantísima de suyo, mas no la meta. Por ello, creía indispensable precisar
que, si se llegara en la Monarquía hasta la expresión completa de un
federalismo, éste seria solamente un período de transición, en la ley de la
evolución y la cristalización de las sociedades y de los pueblos. El principio
democrático impone que la idea nacional alcance su mayor desarrollo, mientras
que el proceso natural de las cosas vaya alcanzando la meta del
perfeccionamiento humano.
Austria-Hungría tarde o temprano
está condenada a la desaparición. Esa tendencia que lleva a los pueblos hacia
su unidad nacional con sus respectivas agrupaciones étnicas; elementos a que
los liga el parentesco de la raza, tiene que ir cumpliéndose como ley universal
que gobierna el mundo, mientras haya organización social basada en el Estado.
Esto no es solamente una
aspiración política; es una inclinación de la naturaleza, en oposición al
principio de conquista y predominio. Y así, por inclinación de esta ley, los
diversos grupos de la monarquía se unirán a los suyos. Los croatas,
correspondiendo al llamado de esta ley, celebrarán su unidad nacional con los
servios, como celebran hoy su comunión del espíritu y la cultura, para formar
la agrupación eslavomeridional y los anhelos del renacimiento del abismo, y así
veríamos resucitada la Yugoeslavia que un siglo fuera la esperanza más viva de
los ilirios. Este proceso se produce en los Balcanes, después de siglos de
cautiverio.[28]
Pero los disparos homicidas de
Sarajevo aventarían para siempre toda esperanza de reacción .en Viena y
Budapest, y conducirían, a muy poco andar, al croatismo magallánico, como a
toda la migración eslava, hacia un abierto yugoslavismo.
Si la serie de acontecimientos
que siguieron al atentado y que originarían la Gran Guerra, conmoverían a
Europa y a la humanidad entera, cuanto más debieron influir en el sentimiento
de la diáspora croata.
Hubo de ser aquel aciago período
un tiempo de definiciones, pues el estallido del conflicto austro-servio hubo
de obligar a tomar partido por uno de los dos bandos, y en general a expretsar
simpatías por los imperios centrales o por la Entente. La abrumadora mayoría de
los croatas desperdigados por el mundo, tanto en Magallanes Como en otras
partes, hubo de ver entonces —desde su propia óptica— a la guerra que se
iniciaba como un enfrentamiento entre el germano-magiarismo y el eslavismo.
Pero la definición en el caso de
los croatas magallánicos no fue por cierto inmediata, ya que entre el 28 de
junio de 1914, fecha del atentado que costara la vida al heredero del trono
imperial de Austria-Hungría, y la proclamación pública de su adhesión a la
causa servia, debió mediar un lapso de indecisión a modo de espera sobre el
desarrollo de los acontecimientos europeos.
Tienen explicación de esa manera
las palabras de Benčur, presidente del Hrvatski Dom y Hrvatski Savez,
pronunciadas durante el curso de una importante reunión realizada el 27 de
agosto, a la que concurrieron todos los dirigentes de las instituciones
croatas, y que fuera convocada por la Sociedad Croata de Beneficencia para
considerar la creación de un comité de apoyo humanitario a los combatientes
serviomontenegrinos.
El prudente Benčur aconsejó
entonces moderación, en espera del curso de los sucesos en el Viejo Mundo,
recordando que por Austria-Hungría habrían de luchar obligadamente muchos
croatas, a los que por cierto no podía considerárseles como enemigos. Pero sus
palabras fueron entonces replicadas con vehemencia por Miroslav Tartaglia,
quien de esa manera interpretó a la mayoría de los concurrentes. En verdad no
había de resultar fácil en aquellos días moderar el entusiasmo de cuantos
propugnaban la fraternidad sureslava y que con su verbo inflamado lograban
tocar la fibra más recóndita del corazón croata.
Así nació el Odbor
Srbskog-Crnogorskog Crvenog Krsta i Siročadi Domovini (Comité de la Cruz
Roja Servio-Montenegrina y Huérfanos de la Patria), primera organización
surgida del seno de la inmigración croata de Punta Arenas, con carácter de
fruto inicial del yugoslavismo militante.
Es necesario consignar también
que el legitimismo, agrupado en la Sociedad Austríaca, había adoptado con
anticipación (6 de agosto) la determinación de abrir una suscripción voluntaria
entre los asociados, en favor de la Cruz Roja Austro-Húngara. Fue entonces
manifiesta la separación de las simpatías hacia los beligerantes entre hermanos
de la misma nación croata. Con ello sólo pudo ahondarse la divergencia, ya
irreconciliable, entre los bandos croatas de Magallanes. Sin embargo, a la
larga, tal actitud habría de ocasionar el retiro voluntario, o incluso la
expulsión de algunos socios, por razón de su íntima disconformidad con el
estado de cosas internas en dicha entidad mutual.
LA ECLOSION DEL YUGOSLAVISMO
Las semanas que siguieron fueron
de expectación para todos, pues se aguardaba conocer la actitud de los
dirigentes nacionales en Croacia y Dalmacia, y la orientación que por
consecuencia habría de darse al movimiento croatista. Así se supo de la
emigración de los respetados líderes Frano Supilo, Ante Trumbić y otros
más, y sobre su actuación ulterior referida a la concertación de un
planteamiento político común para toda la emigración sureslava repartida por el
mundo, especialmente para los croatas. Tal planteamiento resumía el propósito
fundamental de conseguir la separación de las tierras y pueblos de origen
croata, y su integración en un nuevo estado conjuntamente con servios,
montenegrinos y eslovenos. Para luchar por tal trascendente objetivo se
organizó en Paris el Comité Yugoslavo, en el .que se incorporaron los máximos
dirigentes del nacionalismo croata y representantes de la minoría servia que
habitaba en Croacia. Su primera actividad, por consecuencia, hubo de ser la de
propaganda en los centros de principal nucleamiento de la diáspora migratoria,
Estados Unidos y América del Sur.
Al calor del entusiasmo que
despertaría ese propósito, comenzó a producirse la franca definición por parte
de los nacionalistas croatas de Magallanes en favor del yugoslavismo, y la
vigorización de este movimiento. De ese modo, el 27 de diciembre de aquel
aciago año de 1914 se creaba la Gospojinsko Društvo "Hrvatska žena"
(Sociedad de Damas "La Mujer Croata"), que más tarde habria de
transformarse en el Odbor Jugoslavenske Narodne Obrane "Katarina
Zrinski" (Comité de la Defensa Nacional Yugoslava "Catalina
Zrinski").
El año 1915 fue, como cabía
esperarlo, un período de intensa propaganda yugoslavista entre los inmigrantes
de Punta Arenas, los que, si falta hacía, recibían una fuerte influencia de los
grupos de Antofagasta y Valparaíso. Sus principales portavoces, Tartaglia,
Slavko Brnčić y Pedro Gasić realizaban una intensa y constante
labor de difusión y convencimiento mediante charlas y conferencias. El
incansable Gasić había fundado mucho tiempo antes la Jugoslavenska Škola,
en cuya denominación ha de verse una muestra más de su inquebrantable posición
unionista eslava.
A fines de ese año, los
yugoslavistas más fervorosos (Jordan, Bonačić, Antonio Jovanović
y Pedro Marangunić, entre otros) consiguieron la creación del Comité
"Dalmacia" de la Defensa Nacional Yugoslava (Jugoslavenska Narodna
Obrana Ogranak "Dalmacija"). Una de sus primeras actividades fue la
de nominar a los delegados al Congreso Yugoslavo de Sudamérica, convocado por
la dirigencia croata de Antofagasta, y que habría de realizarse en el próximo
enero de 1916. Fueron elegidos para llevar la representación de Magallanes,
Jorge Jordan, presidente provisional del Comité, y el periodista Lucas
Bonačić.
El Congreso de Antofagasta
(21-24 de enero), como cabía esperarlo habría de tener una influencia decisiva
en la evolución del movimiento yugoslavista sudamericano y mundial, al concitar
la adhesión de la mayoría de la inmigración a la idea de la unidad sureslava en
la postguerra. Bajo la inspiración de sus acuerdos se fortaleció la actividad
de propaganda patriótica y apoyo solidario del Comité "Dalmacia", que
a contar de mayo pasó a ser presidido por el respetado Mateo Benčur. La
labor de difusión entre otros núcleos de inmigrantes desperdigados en el
territorio austral, significó a poco andar la creación de filiales o subcomités
en Puerto Santa Cruz y San Julián (Patagonia argentina) y en Porvenir (Tierra
del Fuego). Otra consecuencia de esta renovada actividad fue la transformación,
una vez más, del periódico "Domovina", en vocero oficial del Comité
"Dalmacia", ahora bajo la denominación Jugoslavenska Domovina.
Los legitimistas entre tanto
daban localmente el deplorable espectáculo, para los nacionalistas, de
colaborar con el enemigo austro-germano. De ese modo se les veía contribuir con
erogaciones para la Cruz Roja Austro-Alemana, o participar en kermesses y bazares
para reunir fondos destinados a la misma; o suscribirse sus organizaciones
(Sociedad y Centro austríacos) a periódicos comprometidos con la causa de los
imperios centrales. Así era natural que se produjeran, como en verdad ocurrió,
continuas deserciones en sus filas; y que la odiosidad entre los bandos
condujera a un suceso lamentable, como fuera el atentado en contra de Juan
Lica, que le produjera la muerte (1917), y que se atribuyó a elementos
exaltados del legitimismo.
Cuando concluía aquel año 1916 el
Comité "Dalmacia" de la Defensa Nacional Yugoslava convocó a una
reunión general que tuvo ocurrencia el 30 de diciembre, con el exclusivo objeto
de protestar por la coronación de Carlos de Habsburgo, sucesor de Francisco
José, como rey húngaro y croata, acto que precisamente sucedía en la misma
fecha en Budapest.
En el discurso más importante de
la asamblea, a cargo de Benčur, éste hizo énfasis en que los soberanos
croatas sólo podían ser reyes pertenecientes a la dinastía nacional
Karageorgević, coronados en Zagreb. Como conclusión de la reunión
contestataria, la asamblea acordó desconocer al monarca Habsburgo y proclamó su
fidelidad a Pedro Karageorgević, soberano de Servia, a quien se tenía por
futuro rey de todos los eslavos meridionales.
Transcurrieron los meses y entre
tanto la situación parecía irse desmejorando en general para los beligerantes
imperios alemán y austrohúngaro, no obstante el derrumbe del frente ruso a
comienzos de 1917. En tales circunstancias y cuando el mundo conoció las
razones por las cuales Estados Unidos había decidido entrar a la guerra por el
lado de los países de la Entente, una de las cuales estaba en el reconocimiento
a las autodeterminaciones nacionales una vez que llegara la paz, los diputados
croatas, eslovenos y servios que representaban a sus respectivas regiones en el
Parlamento de Viena, reclamaron del gobierno imperial la constitución de un
estado que agrupara a Ias nacionalidades eslavomeridionales, aunque comprendido
en los términos políticos del imperio habsburgués (Declaración de Mayo).
Semejante aspiración, una vez
que se hizo pública, sirvió para vencer la resistencia de Servia a la idea
yugoslava y la llevó a dar su reconocimiento al Comité Yugoslavo, establecido
en Londres. Realizadas las negociaciones de rigor y establecidas las
concordancias políticas, Ante Trumbić, por el Comité, y Nikola Pašić,
primer ministro de Servia, suscribieron el 2 de julio de 1917 la denominada
"Declaración de Corfú", por la isla griega donde tuvo lugar el
encuentro de ambos líderes, que habría de sentar la base político-juridica
sobre la que se fundamentaria el futuro estado nacional de los Servios, Croatas
y Eslovenos.
Antes todavía de dicho
acontecimiento, pero ya en el espíritu que materializaría el acuerdo
Trumbić-Pašić, las federaciones sokolistas de América del Norte y
Sudamérica habían conseguido de la abrumadora mayoría de sus entidades
integrantes, la suscripción de sendas declaraciones de apoyo en favor de la
liberación de los pueblos eslavos del Sur y su ulterior unificación en un
estado nacional soberano. La declaración correspondiente a Sudamérica, fue
firmada simultáneamente por los Sokoles croatas de Punta Arenas y Antofagasta
el día 5 de julio.
Eran ésas, jornadas de triunfo
para el yugoslavismo, que los croatas dispersos por el mundo había convertido
en su razón suprema de lucha para la concreción de las más acariciadas ideas de
renacimiento nacional.
Los acontecimientos que
siguieron durante el resto dei año 1917 y en 1918 son por demás conocidos: el
derrumbe estrepitoso del imperio austro-húngaro, más que las insuperables
contradicciones internas que por la fuerza de las armas aliadas, circunstancia
histórica que, en lo que concernía a Ios eslavos del Sur, condujo el 29 de septiembre
de 1918 a la proclamación en Zagreb, la capital croata, del Estado Yugoslavo,
cuyo Consejo Nacional de Gobierno acordaría dos meses después la unión con
Servia, proclamándose oficialmente el día 19 de diciembre la institución del
Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos.
CONSECUENCIAS REGIONALES
Teniendo en consideración el
objeto de este estudio, no corresponde hacer referencia a las circunstancias en
que se produjo históricamente la integración de los pueblos sureslavos y sus
consecuencias hasta nuestros días. Si, en cambio, procede exponer y analizar,
siquiera de modo somero, las consecuencias que regionalmente derivarían de la
unión eslavomeridional.
Desde luego, en lo humano, y
salvo situaciones personales de carácter excepcional en que la malquerencia
persistiría, las manos hermanas se tendieron generosas para la reconciliación,
con pronto olvido de antiguas diferencias. Unicamente se mantendría hasta el
presente la separación de las instituciones mutuales, por razón de porfiada
independencia en el caso de la Sociedad Dálmata, denominación que adoptó la
antigua austríaca en 1919.
Pero, cosa singular, la
aceptación ardorosa que de la idea yugoslavista se hiciera por parte de los
inmigrantes croatas de Magallanes, condujo después de 1918 a una adhesión ciega
al nuevo gentilicio nacional, como referencia de procedencia, con abandono
total de aquel del propipo origen. De tal a apera, los inmigrantes de
Magallanes pasaron a ser, para si y para Ios extraños, no más croatas o
dálmatas, sino simple y exclusivamente "yugoslavos". Se ha dado de ese
modo un caso rarísimo, pues en la propia Dalmacia de la que eran originarios
prácticamente la totalidad de los inmigrantes arribados al Sur de Chile, la
población desde 1918 hasta el presente ha seguido sintiéndose e identificándose
como croata.
Procurando encontrar una
explicación para tan extraña metamorfosis, que hubo de conllevar una renuncia a
su identidad nacional (croata) difícil de entender, sólo atinamos a conjeturar
que ello pudo arrancar del sentido peyorativo con que los inmigrantes tomaron la
denominación "austriacos", con que por muchos años se les
identificara.
En efecto, el rechazo que
íntimamente expresaron los inmigrantes por tal calificación, que recién
llegaron a conocer cuando se radicaron en América, pues en sus tierras natales
eran sola y sencillamente dálmatas o croatas, aunque politicamente fueran
súbditos de Austria, se expresó después públicamente. El adjetivo gentilicio
"austríaco", de tal manera, pudo ser tomado —y en el hecho
ciertamente lo fue— como una identificación ofensiva y rebajante para su
condición racial eslava. De allí que el triunfo del yugoslavismo y la
consiguiente creación del estado nacional sureslavo, les entregaron a los
inmigrantes croatas la oportunidad feliz para sacudirse de una vez y para
siempre aquel odioso y molesto calificativo. Y así pasaron a ser simplemente
yugoslavos.
Pero más allá de la metamorfosis
gentilicia, los antiguos fervientes nacionalistas croatas se fueron
desentendiendo de las ingratas y conflictivas situaciones que se fueron dando
en toda Croacia, una vez que Servia, olvidando el compromiso histórico de
Corfú, buscó imponer su hegemonía política sobre aquélla y otras naciones
sureslavas incluidas en el nuevo reino.
Esta prescindencia o
indiferencia, explicable tal vez en el caso de los hijos chilenos, para quienes
aquellos sucesos podían aparecer como extraños, podria entenderse en los viejos
migrantes como consecuencia de la tenaz prédica porfiadamente yugoslavista que
habrian de mantener entre las dos guerras mundiales hombres como Lucas
Bonačić, Mateo Domić y Pedro Marangunić, por señalar sólo a
los principales voceros[29].
Ellos, con tenacidad, a través de charlas, conferencias, artículos de prensa y
en la fecunda vida societaria, acabaron por imponer la denominación yugoslava
como identificatoria para el apreciable contingente originalmente croata
radicado en el Sur de Chile.
FUENTES DE CONSULTA
a) Inéditas
Bonačić Dorić,
Lucas: "Cuarta parte y final de la Historia de los Yugoslavos en
Magallanes" (Manuscrito mecanografiado). Archivo Instituto de la
Patagonia, Punta Arenas.
Sociedad Austríaca de Socorros
Mutuos de Punta Arenas: Libro de Actas (20 setiembre 1904 - 12 de mayo 1918).
Archivo Instituto de la Patagonia, Punta Arenas.
b) Impresa Libros y artículos en
revistas
BONAČIĆ DORIĆ,
LUCAS: 1939-1946. "Historia de los Yugoslavos en Magallanes".
Imprenta La Nacional, Punta Arenas.
GOETZ, WALTER y otros: 1953.
"HISTORIA UNIVERSAL". Tomo IX "El sistema de los estados
mundiales" y tomo X "La época del imperialismo". Espasa-Calpe,
Madrid.
INSTITUTO CROATA-LATINOAMERICANO
DE CULTURA: 1977. "Croacia y su destino". Buenos Aires.
KORSKY, IVO: 1985. "El mito
yugoslavo, fundamento de Yugoslavia". Studía Croatica, Vol.
XXVI:20-39. Buenos Aires.
MARTINIĆ B., MATEO: 1978.
"La inmigración yugoslava en Magallanes". Imprenta Hersaprint. Punta
Arenas.
— 1981. "Sociedad y Cultura
en Magallanes (1890-1920). Anales del Instituto de la Patagonia, Vol.
14:45-94. Punta Arenas.
SFORZA, CARLO: 1939.
"Pašić o la unión de los Yugoslavos". Ediciones Ercilla, Santiago
de Chile.
WEISSENBERGER R., PRVISLAV: 1965. "El destino de los pueblos de la cuenca del Danubio". Anales
de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Pontificia
Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile.
— 1967. "Relaciones entre
Austria-Hungria y Chile. Parte Primera: Año 1900' Id. id.
— 1968. "Relaciones entre
Austria-Hungría y Chile. Parte Segunda: La Misión del Conde Starzenski, primer
ministro de Austria-Hungría en Chile (1903-1904)". Id. id.
Diarios y periódicos
"EL COMERCIO", Punta
Arenas, año 1903; "JADRAN", Organo de la Defensa Nacional Yugoslava,
Buenos Aires, número extraordinario 2 de diciembre de 1916; "JUGOSLAVENSKI
GLASNIK", Chile, enero de 1960.
0990301
El 9 de octubre de 1985 falleció
en Buenos Aires Pero Tutavac Bilić nacido el 9 de julio de 1913 en
Dančanje, Croacia. Con su inesperada muerte la diáspora croata pierde a un
gran idealista y luchador, un infatigable y abnegado promotor cultural.
Ya en Croacia se dedicaba al
periodismo y en la Argentina, adonde llegó después de la Segunda Guerra
Mundial, se dedica casi exclusivamente a investigaciones lingüísticas.
Escribió artículos y estudios en
los diarios croatas y argentinos. También fue colaborador de nuestra revista Studia
Croatica.
Editó periódicos y revistas en idioma croata: Napridak (El Adelanto, Mendoza 1954) y Svitlenik (El Faro. Buenos Aires 1968) y entre otras cosas publicó el trabajo titulado: Hrvatski jezik nad ponorom (El idioma croata ante el abismo, Buenos Aires 1963) y poco después: Pravopis hrvatskog jezika (Ortografía croata. Buenos Aires 1971) y el libro Sedam pečata hrvatske novistnice (Siete sellos de la historia croata, Buenos Aires, 1984).
En el año 1976 Pero Tutavac
Bilić publicó la primera traducción al idioma croata dei poema cumbre da
la poesía gauchesca Martín Fierro de José Hernández. Con esta traducción
Tutavac Bilić demostró ser un excelente traductor y conocedor de la poesía
popular épica croata, en especial de decasílabo lo que confirió el ritmo adecuado,
la belleza y armonía interior del original a la traducción.
Por iniciativa de Pero Tutavac
Bilić fue constituida en 1981 la Asociación de los traductores de Martín
Fierro, de la cual fue secretario.
La primera traducción de Martín
Fierro al idioma croata realizada por Tutavac fue presentada el 20 de julio de
1977 por José Isaacson, destacado poeta y presidente del Centro Argentino del
PEN Club. Su alocución terminó el señor Isaacson con estas palabras:
"Felicitamos a Pero Tutavac
por la ardua tarea que ha emprendido como 'homenaje a la Obra Mayor de la
Literatura Argentina' y en nombre de los escritores argentinos le expreso mi
agradecimiento porque nuestro Poema Máximo pueda ser leído en lengua
croata..."
"Croatas amigos: Muchas
gracias por esta nueva versión de Martín Fierro. Desde hoy nuestro gaucho recio
y viril cabalga sobre la ancha y acogedora pampa de la Lengua Croata."
0990401
El Año Mundial de la Juventud
proclamado por las Naciones Unidas y auspiciado por el Vaticano fue clausurado
solemnemente por la juventud católica croata en Zagreb su ciudad capital los
días 26 y 27 de octubre del año en curso.
El creciente fervor religioso de
la juventud croata está entrelazado con el sentir nacional reprimido que se
exterioriza en forma cada vez más abierta en los encuentros juveniles.
Por ello, no obstante el
carácter religioso del referido encuentro masivo de los jóvenes el gobierno
junto con los órganos policiales y autoridades locales, tomaron todos los
recaudos a su alcance para frustrar su concreción.
Con anterioridad al encuentro
anunciado el arzobispo de Zagreb, cardenal F. Kuharić, fue advertido
oficialmente que el gobierno veria con desagrado un encuentro de los jóvenes
católicos a nivel nacional en Croacia, si bien un encuentro similar de los
jóvenes eslovenos tuvo efecto poco tiempo antes y sin mayores inconvenientes.
Sin embargo, pese a las presiones y amenazas el cardenal Kuharić se
mantuvo firme en su decisión. Las obstrucciones y trabas de toda índole,
"previsibles e imprevisibles" no faltaron, según lo sonsigna el
semanario Glas Koncila (La Voz del Concilio, órgano de la archidiócesis de
Zagreb) del 3 de noviembre de 1985, ilustrando su reportaje con las fotos que
muestran el interior de la catedral y la amplia plaza a su frente totalmente
repletos de jóvenes.
El modo de presión
"imprevisible" fue "la nota del gobierno croata", dirigida
al cardenal Kuharić. En todas las ciudades de la "República Socialista
de Croacia" y de la "República Socialista de Bosnia y
Herzegovina" los párrocos y capellanes fueron citados por las autoridades
locales tratando de amedrentarlos para que los jóvenes desistiesen de su viaje
a Zagreb y haciéndolos personalmente "responsables de las consecuencias
por posibles incidentes nacionalistas".
Hubo, por supuesto,
"dificultades previsibles". Todos los autobuses cancelaron de golpe
sus servicios, contratados y abonados con antelación. También fueron canceladas
todas las reservaciones hoteleras. Los párrocos no pudieron comprar pasajes
ferroviarios colectivos. Por último ,para el fine de la semana se"palada,
los profesores en toda Croacia y Bosnia-Herzegovina adrede organizaron
excursiones escolares para separar el mayor número de alumnos e impedir su
traslado al encuentro juvenil de Zagreb.
Pese a todos esos inconvenientes
el encuentro tuvo pleno éxito. Más de 15.000 jóvenes se reunieron y asistieron
al oficio religioso en la histórica Catedral de San Esteban (unos 5.000 caben
dentro del templo y más de 10.000 restantes se ubicaron en la amplia plaza
frente a la Catedral).
Los jóvenes presentes se
sintieron conmovidos por el mensaje que les dirigió el Papa Juan Pablo II,
cuyos pasajes salientes pasamos a transcribir en versión castellana:
"Fundados en la fe en Jesús
Cristo que el pueblo croata abrazó hace trece siglos, primero entre todos los
eslavos, todos vosotros sois llamados hoy, queridos jóvenes, a testimoniar sin
miedo por Cristo ante sus coetáneos en todas las cuestiones vitales, abogando a
la vez por la edificación de un mundo mejor. Vuestra generación es la que debe
trasmitir la fe cristiana al tercer milenio junto con los valores perdurables
de vuestras culturas...".
"Este Año Internacional de
los Jóvenes, al que las Naciones Unidas asignaron el tema 'Coparticipación -
Desarrollo - Paz', quiere llamar la atención de los jóvenes de todo el mundo
que una sociedad justa y un mundo mejor se construyen sólo cuando en ello
participe activamente cada miembro y cuando al mismo tiempo se elimine toda
forma de discriminación...".
"La civilización del amor,
ideal al Dual deben orientarse todos vuestros esfuerzos cristianos... se
realiza trabajando por la paz, sirviéndose de la verdad, tratando de vencer las
divisiones, de fomentar la comprensión y la tolerancia recíprocas, superando
escisiones históricas mediante una exposición objetiva y verdadera de los
acontecimientos históricos, con el perdón y la reconciliación cristianos y
también, mis queridos jóvenes, respetando la dignidad de cada hombre y sus
derechos inherentes, como asimismo respetando el derecho de cada pueblo a su
identidad, su cultura y sus tradiciones...".
"Compartiendo las raíces
cristianas comunes con las naciones europeas.. . vosotros, jóvenes católicos,
por vivir en un punto de encuentro del Oriente y del Occidente, en contacto con
diversos pueblos y culturas, en un estado como es Yugoslavia, multinacional y
pluriconfesional, estais llamados especialmente a promover, con plena
conciencia de vuestra identidad religiosa, cultural y nacional, el diálogo con
los cristianos de otras confesiones, con los musulmanes y con los que no
creen...".
"Y, por último, envío mis
saludos cordiales a todos los jóvenes de otras naciones y nacionalidades que
con vosotros conviven en Yugoslavia, a los jóvenes cristianos ortodoxos, a los
musulmanes, a los jóvenes de otros credos y convicciones como también a los que
no creen. Junto con vuestros amigos y connacionales católicos, en un respeto
sincero y recíproco de la identidad nacional y religiosa de cada uno...
construyan vuestra coexistencia común en una confianza, comprensión y
tolerancia mutuas, y respetando la dignidad humana y los derechos individuales
y nacionales, siempre abiertos a la gran comunidad de los pueblos de Europa y
de todo el mundo...".
Después del mensaje papal el
arzobispo de Zagreb, cardenal Francisco Kuharić, subrayó, entre otros
conceptos, en su homilía pronunciada al 27-X-1985:
"...Si amamos a Dios con
todo nuestro corazón y nuestra alma, entonces necesariamente amamos también al
prójimo con todo nuestro corazón; queremos a la patria, a nuestro pueblo y a
todos los pueblos y hombres. El amor excluye todo odio como el día excluye la
noche. Unicamente semejante amor es remedio contra todo odio y todo odio
proviene del mal...
Jesús Cristo va hasta el final
en su exigencia de amor y ordena a sus fieles: 'Yo os digo: Amen al enemigo,
recen por los que os persiguen para que seals hijos de vuestro Padre que está
en los cielos'."
A su vez el arzobispo de Split, F. Franić, en su alocución destacó: "No tenemos que pelear sobre si Dios existe o no. ¡Todos estamos contestes de que existe el pueblo! ¡Existe el pueblo croata y por lo tanto es la obligación común de todos trabajar por él!".
Como se colige, pese a todas las
presiones —concluye su despacho La Voz de Concilio— pese a la presencia
provocativa de los contingentes policiales, uniformados y en civil, durante
esos días ni en Croacia ni en Bosnia, ni en Zagreb, lugar del encuentro
nacional de la juventud, se registró un solo "incidente
cleronacionalista". Los jóvenes con sus chales amarillos, emblema del
encuentro, iban de una iglesia a otra, viajaban en los medios públicos de
locomoción, se trasladaban a dormir a los hogares hospitalarios de los ciudadanos
de Zagreb que, atentos, les ofrecieron sus casas, sin provocar el más mínimo
incidente.
Claro, el régimen de Belgrado,
que está pisoteando los derechos y libertades individuales y nacionales del
pueblo croata y de otros pueblos com-ponentes de Yugoslavia, teme incluso los
encuentros de la juventud de carácter religioso, auspiciados por las Naciones
Unidas y el Vaticano como prenda de "coparticipación del desarrollo y de
la paz".
0990501
El cardenal Franjo Kuharić,
arzobispo de Zagreb y metropolitano de Croacia, invitado por la Comunidad
Católica Croata (Hrvatska Katolíčka Zajednica) de Norteamérica y Canadá,
presidió los días 7 y 8 de setiembre último los festejos del XV aniversario de la
consagración de dos altares croatas en el santuario mariano nacional
norteamericano de la Inmaculada Concepción en Washington. Al mismo tiempo los
católicos, oriundos de Croacia y sus descendientes, residentes en EE.UU. y
Canadá —cuyo número oscila alrededor de 2.000.000— dieron término con dichos
actos a la celebración de 13 siglos de la cristianización de sus antepasados.
Hace 15 años, el 17-10-1970, el
mismo alto dignatario eclesiástico había consagrado en el majestuoso santuario
mariano de la Inmaculada Concepción de Washington dos altares, levantados por
la colectividad croata de EE.UU. y Canadá, uno en honor de Nuestra Señora de
Bistrica y el otro en homenaje a la Reina Celestial de Croacia.
A los numerosos peregrinos les
llegó, entre otros, un conceptuoso saludo del Presidente Reagan, cuyo texto
reproducimos a renglón seguido:
"Me complace poder dar mi
bienvenida a todos los participantes de la peregrinación anual de la Comunidad
Católica Croata. Saludo con respecto al cardenal Franjo Kuharić, arzobispo
de la histórica sede de Zagreb. Quienes estudian la historia de nuestra
civilización, advertirán con qué denuedo defendió ese pequeño pueblo cristiano
en medio de los Balcanes su herencia y su subsistencia ante las agresiones
provenientes del Oriente y del Occidente.
El pueblo croata sufrió, pero
jamás perdió esperanza y valor, y sobre todo no perdió su fe. Durante más de
mil años los croatas nos vienen dando el ejemplo cómo hay que sobrevivir y
perseverar."
0990601
Del siglo XX se suele decir que
es el "siglo de los derechos" (the age of rights). Uno de los
componentes básicos del hombre y de la vida humana son "los derechos
lingüísticos" que integran los "derechos humanos", pertinentes a
todas las personas. A cada comunidad etnolingüística le asiste el derecho de
defender y fomentar su idioma, por cuanto el idioma constituye el símbolo de
esa comunidad e instrumento indispensable de cada integrante de dicho grupo.
En Yugoslavia multinacional y
multilingüística, el pueblo dominante, el servio, bajo la máscara falaz de la
"fraternidad y unidad" y al amparo de una teoría cientificamente
insostenible sobre dos "variantes del idioma servio-croata", impone
por fuerza su "variante", practicando de ese modo la peor
discriminación que pueda imaginarse y cometiendo "el genocidio
cultural" contra la identidad nacional de los croatas.
Brian Weinstein en su libro The
Civic Tongue: Political Consequence of Language Choices (La lengua cívica:
Consecuencias políticas de las selecciones lingüísticas, Nueva York-Londres,
Longmans, 1983) pone de relieve los deberes de cada uno para con su país, ya
que sin la nación serían imposibles expresiones o manifestaciones de los
derechos individuales.
"Planificar el idioma
equivale a planificar la vida de una nación: cuidar el idioma, conservarlo y
fomentarlo es igual que cuidar, proteger y mejorar al pueblo" (Cfr. Joshua
Fishman en La norme linguistique, p. 386, Paris, Le Robert, 1983). Cada pueblo
tiene derecho a vivir y ese derecho nadie le puede negar. Ahora bien, un pueblo
vive y subsiste, en primer lugar, a través de su idioma, por cuanto un pueblo
"sin su idioma es un pueblo sin alma", tal como ante el Parlamento
Europeo en Estrasburgo lo expresó alegóricamente en galés en octubre de 1981 el
diputado europeo Ivor Richard (cendl heb iaith, cendl heb galon). Esta opinión
es compartida por la gran parte de los europeos y de los países democráticos
europeos.
El Parlamento Europeo con sede en
Estrasburgo adoptó en su reunión de octubre de 1981 una resolución sobre la
protección del derecho de todas Ias lenguas y culturas europeas,
particularmente en la educación, los medios masivos de comunicación y en la
vida pública y social. Esa resolución fue respaldada también por el delegado de
Suecia y acatándola el gobierno sueco pasó a la aplicación de sus principios.
Ya en 1982 la Dirección Suprema de Educación sueca (Skolövestyrelsen) propuso
entre otros temas la compilación e impresión de un diccionario sueco-croata
para uso de los inmigrantes de esa nacionalidad.
Acaba de imprimirse el referido
diccionario sueco-croata (Svensk-Kroatiskt lexicon.) como obra conjunta de
lexicógrafos suecos y croatas. La revisión de la parte croata del glosario
estuvo a cargo de los miembros del Instituto de Filología y Folklore de Zagreb,
Božidar Fink, P. Šimunović y A. Šojat. Una treintena de especialistas
colaboró en la compilación del diccionario en cuestión, lo que prueba la
seriedad con que las autoridades suecas pertinentes acometieron la tarea
emprendida.
El formato es 165x240 mm, es
decir gran in octavo. Consta de 568 páginas más 64 ilustraciones. Puesto que
está destinado a los inmigrantes croatas en Suecia, trata en primer lugar el
material léxico del idioma hablado. El diccionario explica también las
palabras, locuciones y expresiones más corrientes en sueco. Fueron
seleccionadas del material lexicográfico actual para reflejar fielmente la
realidad lingüística de la Suecia de hoy.
El glosario comprende 17.000
términos, de los que alrededor de 1000 son administrativos, mientras que las
frases incluidas ilustran el uso y la aplicación de algunas palabras en su
contexto hablado. Un sistema fonético muy accesible indica cómo se pronuncian y
acentúan las palabras suecas.
Los equivalentes croatas de las
palabras suecas fueron compilados por el Departamento de las Lenguas Eslavas en
Upsala (letras A-L) y por la Sección Lingüística del Instituto para las
Cuestiones de Inmigrantes en Norrkoping (letras M-W), mientras que la revisión
del material lexicográfico fue efectuada por los lingüistas de Suecia y
Croacia.
La hermosa composición en la
contratapa con motivos populares croatas se debe al pintor Vladimir
Pavlinić. Tanto el trabajo lexicográfico como la diagramación y la
presentación gráfica son más que esmerados.
Catorce años después de la quema
de la nueva edición de la Ortografía Croata (con motivo de la supresión
violenta en 1971 del movimiento emancipador conocido con la denominación La
Primavera Croata, a pedido de la clase dirigente comunista-servia). se publicó
en Estocolmo el diccionario bilingüe sueco-croata. Hace trece años, para
compensar la "quema vandálica" de la Ortografía croata en Zagreb, se
imprimió en Londres su nueva edición, difundida clandestinamente en número
restringido en Croacia y libremente en las numerosas y nutridas colonias
croatas en los cinco continentes. Lo que no se puede en la patria ocupada,
podemos en el mundo libre. Lo que se nos saca en la Yugoslavia totalitaria, se
nos restituye en la Suecia democrática. El gobierno sueco reconoció a la
pequeña colectividad croata, integrada por alrededor de 20.000 inmigrantes, lo
que las autoridades yugoslavas niegan al pueblo croata entero, el derecho a su
idioma propio.
Mientras que en todo el mundo
sigue el proceso de descolonización y se reconoce como indiscutibles los
derechos lingüísticos de cada individuo y de cada pueblo, en Yugoslavia,
mediante una colonización interna de Croacia, intentan negar esos mismos
derechos al pueblo croata. Mientras en todo el mundo se celebran congresos y
simposios sobre los derechos lingüísticos de los pueblos, en la oscuridad
totalitaria yugoslava los órganos oficialistas se ensañan y persiguen a los
lingüistas y escritores croatas, sabiendo que no les pueden contestar en
Yugoslavia por falta de otro derecho humano fundamental, el derecho de réplica.
Pero esta respuesta llegó de
Estocolmo. Una respuesta clara, directa y exacta: el pueblo croata existe y
tiene derecho a su idioma nacional.
Danijel Develja
Traducción: B . K.
(Nova Hrvatska, 21-1983,
Londres)
0990701
Un escritor croata en 1900
Con el título y el subtítulo del
epígrafe se realizó del 3 al 8 de diciembre de 1984 en la Biblioteca de la
Sorbona, París, una interesante exposición de 75 documentos entre cartas,
manuscritos, dibujos, diseños, retratos, litografías, fotografías, libros con
dedicatoria de sus autores, 'souvenir' parisienses de dicha época, amén de
obras literarias de A.G. Matoš, sus reiteradas ediciones y estudios y comentarios.
Antun Gustav Matoš (1873-1914),
sobresaliente prosista y lírico croata, pertenece a la línea de los escritores
que, siguiendo la tradición de hombres de letras y de cultura de Croacia,
abrevaron principalmente en las fuentes galas y admiraron la cultura y el
espíritu libertario francés. No fue el primero ni el último. En lo político fue
discípulo de Ante Starčević, Padre de la Patria —que abrazó el
ideario de libertad y derechos nacionales e individuales fraguados en Francia.
Remontándonos en el tiempo
deberíamos mencionar decenas de escritores célebres que dan testimonio de su
comunicación espiritual con los escritores franceses. Entre ellos uno de los
más brillantes y elocuentes fue Marc Bruére, hijo del cónsul de Francia en
Dubrovnik a fines del siglo XVIII quien se "enamoró de la más poética de
las ciudades croatas" a punta de adoptar su lengua y consagrarse como un
destacado poeta croata bajo el nombre de Marko Bruerović.
Poco tiempo después de la muerte
de Matoš, su discípulo Agustín Ujević, sin duda uno de los poetas modernos
y de todos los tiempos croatas más vigorosos, profundos y estimados, renovó el
entusiasmo de su maestro viviendo una experiencia similar en París, ciudad que
ambos consideraron como fuente inapreciable de la cultura moderna y como su
segunda patria espiritual.
Empero, Matoš fue el primero en
captar toda la importancia de contactos y vínculos literarios (y
extraliterarios) entre Francia y Croacia, lazos éstos a la vez antiguos,
numerosos e intensos. Fue él quien supo darles una dimensión espiritual y
elevarlos a un rango de nuevos valores, de adhesiones durables y de notables
afinidades. Pese a las dificultades y obstáculos que tuvo que superar y
sostenido por un lado por la intensidad de su ideal, y descartando todo tipo de
idolatría, Matoš, basándose en la experiencia de sus predecesores y merced a la
originalidad de su talento, francamente construyó el más sólido e imponente de
los puentes entre la cultura francesa y croata. Por ese puente debieron pasar,
obligatoriamente, todos los que vinieron después de él como tendrían que
hacerlo los que en el futuro sigan sus pasos. El "primer
baudelaireiano", según se lo califica en la crítica literaria croata,
Matoš hizo conocer al público croata, de una manera sistemática y exhaustiva,
no sólo los valores de la poesía francesa moderna sino también los valores
clásicos del arte francés y de la cultura francesa. Algunos de sus ensayos y
estudios sobre los temas de Francia se hallan entre las mejores páginas de la
crítica croata en general.
Al mismo tiempo Matoš actuó en
forma inversa, es decir trató de difundir entre los lectores franceses los
movimientos políticos y literarios vigentes en la Croacia de entonces. Los
testimonios de ese esfuerzo son por una parte su correspondencia con Maurice
Toussaint y por la otra sus artículos para la revista L'Oeuvre d'Art
International, aparecidos en 1902 y 1903 bajo la rúbrica "Cartas de
Croacia".
La referida exposición fue
preparada con motivo del septuagésimo aniversario del fallecimiento de A.G.
Matoš y entre otros documentos expuestos debemos destacar: Agradecimiento de
Filippo Tommaso Marinetti (1878-1944) a Matoš por el artículo que consagró al
futurismo, con la carta en francés y la primera colección de la poesía
futurista (Milán, 1912) que Marinetti dedicó a Matoš: "A. G. Matoš
combatiendo por la liberación nacional y el acercamiento franco-croata",
extracto de la correspondencia entre Matoš y Maurice Toussaint, secretario de
M. Barrès y redactor de la revista política Les Marches de l'Est (1912); André
Rouveyre, Carcasses divines, Paris, Jean Bose, 1907, libro dedicado por el
autor a Matoš; Maurice Toussaint, Blenod-les-Toul, Nancy, 1908, dedicado a
Matoš por el autor; Maurice Barrès,, Adieu a Morèas, París, 1910, dedicado a
Matoš por su autor; Maurice Barrés, Amori et dolori sacrum. La mort en Venise,
París, 1912, con dedicación del autor a Matoš; I poeti futuristi, con la
proclama de F.T. Marinetti, Milán, 1912, dedicado por Marinetti a Matoš;
Itinéraire de París a Jérusalem, escrito por Julien, doméstico de M. de
Chateaubriand. Con introducción y notas de Edouard Champion, Paris, 1904,
dedicado por Champion a Matoš; Pour nos Églises. Discurso pronunciado en la
Cámara de Diputados por Maurice Barrés. L'Echo de Paris, 1911, dedicado por el
autor a Matoš; André Rouveyre, Ise Gynécée, libro precedido por una glosa de
Remy de Gourmont, Paris, Mercure de France, 1909, dedicado a Matoš por el
autor; André Rouveyre y A.C. Matoš en París en 1900. Diseño mostrando a Matoš
de paseo con A. Rouveyre en París durante la Exposición Universal de 1900; es
una litografía original de Rouveyre. El diseño fue reproducido por primera vez
en Suvremenik (El Contemporáneo, revista cultural de Zagreb) para ilustrar el
artículo de Rouveyre titulado "Recuerdos fragmentarios de Antun Gustav
Matoš en París" (1926) ; folletín de Matoš al comienzo del año 1900 con la
perspectiva de erección del monumento a Baudelaire. El monumento fue inaugurado
el 22-10-1902.
Los datos precedentes son
extraídos del catálogo ilustrado por Dubravko Jelčić y Božidar
Petrač, quienes prepararon también la exposición que fue organizada con
los auspicios de la Academia Sureslava de Ciencias y Artes de Zagreb, la
Biblioteca nacional y universitaria de Zagreb, la Universidad de Paris (Sorbona),
la Biblioteca A.G. Matoš y la Biblioteca de la Sorbona.
0990801
Durante el mes de setiembre
último Zdravko Dučmelić realizó su exposición bianual en la
prestigiosa sala porteña Wildenstein como uno de sus artistas preferidos desde
1966. La muestra dei epígrafe constituye un nuevo y significativo eslabón en el
arduo y constante crecimiento y renovación creadora del artista. La visión del
mundo de Dučmelić, obviamente, ha cambiado desde su primera muestra
en Buenos Aires efectuada en la desaparecida galería Müller en 1950, donde los
temas predominantes —recuerdos vivenciales del éxodo y holocausto del pueblo
croata al término de la segunda conflagración mundial, conocido como la Tragedia
de Bleiburg, de la que fue testigo ocular y uno de los pocos
sobrevivientes— eran desgarrantes, pesimistas y desesperanzados, hasta la
presente exposición de motivos y temas "atemporales".
El pintor, nacido y educado en
Croacia, con fructíferas etapas en Roma y Madrid, llegó a la Argentina en 1949
y muy pronto se consubstancio con el Nuevo Mundo y superando los horrores y
miserias de la guerra, a través de sinuosos laberintos y de una técnica
paciente y depurada llega a los límites donde el pasado remoto se confunde con
un futuro aún más lejano, con la infinitud y la eternidad. Sus paisajes
imaginarios y oníricos o escenarios petrificados en su inmovilidad y
transparencia, sus ruinas de piedras y polvo, pobladas a veces por tigres y
leones, igual que sus figuras inmóviles, extáticas, asexuadas y a veces
hieráticas, sabre todo su autorretrato, parecen emerger de tiempos inmemoriales
y de un ambiente lunar, inmerso en un silencio crepuscular absoluto.
Este nuevo ascenso en la madurez
creativa, la paleta enriquecida en colores tenues, apenas sugeridos, o su
gráfica de trazo superpuestos, fueron advertidos por todos los críticos de
artes plásticas de Buenos Aires, cuyos juicios y observaciones salientes
pasamos a transcribir.
Rafael Squirru, bajo el título:
"Dučmelić y los enigmas de la imaginación" (La Nación,
21-9-1985) subraya:
"Sus ciudades, construcciones, ruinas o laberintos, como se prefiera llamarlas, así como sus esculturas zoomórficas o de abstracciones antropomórficas, nos hacen viajar al más remoto de los pasados, a la más antigua de las metrópolis o de la memoria que queda de ellas... Nuestras sensaciones y sentimientos se producen a partir de estos logros de pincel o de la mano y no a la inversa; se trata de observaciones que podrian emular a Huysmans inspirándose en la Salomé de Gustavo Moreau. Y esta comparación quizá sea menos casual de lo pretendido, porque Dučmelić en cierto modo se emparenta más con aquellos grandes simbolistas que con los estados oníricos del surrealismo de nuestro siglo...
Albino Dieguez Videla (La
Prensa, 15-9-1985) en su nota titulada "Apogeo de la temporada"
comenta:
"Sólo otro pintor nacional
tiene la forma de conmovernos como Zdravko Dučmelić; se trata de
Roberto Aizemberg. Ambos poseen ese algo más que se le pide al arte, ese algo
más indefinible que está en su esencia y la trasciende. Dučmelić
presenta en Wildenstein un admirable conjunto de pinturas y esculturas; éstas
son de marcada tendencia surrealista en algunos casos y en otros ofrecen un
carácter totémico, de formas severas de rico simbolismo... Inspirado en algunos
cuentos de Borges, Dučmelić no ilustra obras ajenas sino que crea su
propia literatura — por ,medio de la plástica... Sus paisajes de buscado
sincronismo colorista nos traen a la memoria las visiones fantásticas de
Momper, son las metáforas de este maestro, que es un hombre del siglo XX, que
adopta una actitud de tal —alejado de cualquier eclecticismo—, aunque en 61
convergen técnicas pictóricas clásicas y mitos ancentrales".
César Magrini (El Cronista
Comercial, 26-9-1985), en su recorrido por las galerías de Buenos Aires, lo
evoca en los términos siguientes:
"Entro en Wildenstein
(Córdoba 618) y automáticamente el diámetro de mis pupilas se adapta a la luz
que hay allí dentro; en pocos instantes deberán adaptarse a otra, muy
particular y sugestiva. La de los cuadros de Zdravko Dučmelić. Fría,
inmemorial, a la que no tardo en reconocer. Es la misma —si lo sabré yo— que
baña las mesetas, los valles, las llanuras, rugosas, del insomnio. Nunca
cumbres o laderas. Horizontalidad, gris verdosa, del no dormir. Del no soñar
tampoco, aunque ésta parezca ser la escarpada geografía de los sueños. Mujeres
que brotan desde la raíz del tiempo, como si fueran los recuerdos del recuerdo.
Paisajes duros, con caballos y con leopardos, esculpidos en la incansable piel
de la memoria. Murmullos violáceos, dichos en una cerrada lengua extranjera. Un
creador solitario y taciturno, que hace sonar su propia música, impenetrable a
la mudanza de los días. La hermosura desnuda, frontal, aterradora. ¿Es éste
sólo un pintor? No convoca, a cada gesto suyo, los remolinos del misterio,
apaciguándolos de inmediato? La pintura de Dučmelić se ve pero
también se oye. Están en ella esos silencios, cósmicos, de los que habla Pascal
cuando se refiere a la infinitud de la que venimos, y a la que inexorablemente
nos encaminamos. Se va metiendo dentro de uno como un río extrañamente salvaje
y reparador. Deja sin palabras. Porque tal vez las palabras, frente a cuadros
así —otra vez las insoslayables cuestiones de uno y de otro lenguaje— sean
totalmente superfluas, por completo olvidables".
Elba Pérez (Tiempo Argentino,
18-9-85, reproduce dos cuadros y una escultura), habla de las visiones y
laberintos que Zdravko Dučmelić comparte con Borges y comenta:
"Dučmelić
resuelve estas visiones con la nitidez de un dibujo implacable en su justeza.
Este subyace en la pintura, en su fundamento, y es a partir de esa norma que la
monocromía sutilmente matizada construye la imagen. La técnica del pintor evoca
a los maestros flamencos y renacentistas pues tiene de ellos la luz que baña la
totalidad, la unidad compositiva, el rigor de la composición y una pericia de
la factura realmente prodigiosa. En su caso, el lenguaje empleado es
imprescindible para sostener la atmósfera trascendente de la imagen.
En idéntico rango se mantiene su
gráfica. Dučmelić opera con el grafito a modo de buril, superponiendo
tramas que construyen el modelado —casi de bajo relieve— de los volúmenes,
trazando sus personajes de forma pura y clásica. En algunos casos la técnica
mixta (témpera y tintas) caldea soterradamente el dibujo. Pero
Dučmelić se interna ahora en la escultura —como lo prueban los
pequeños bronces que acompañan su muestra en Wildenstein. Decididamente
abstractos, sugieren el testimonio tangible de esas formaciones rocosas que
imagina para sus laberintos".
Argentinisches Tageblatt (14-9-85) en la nota referida a las pinturas y esculturas de Dučmelić, firmada por Bl., recuerda su primera exposición en Buenos Aires y sus intensos colores, estructuras vigorosas y de un rigor acabado y destaca su aporte a la pintura contemporánea argentina. "Sus composiciones son formas exactamente construidas que a menudo se asemejan a paisajes lunares. Constituyen configuraciones masivas ordenadas rigurosamente desde el punto. de vista estético... Su estilo y su manera de expresarse, así como la poesía de sus pinturas son inconfundibles y únicos... Una serie de más bien pequeños bronces acompaña la muestra. Esculturas de formas escogidas con libertad,'no despojadas del influjo del experimento cubista. En su obstinación completan la obra pictórica del artista, que como siempre merece la atención de todos los amigos del arte auténtico".
Thelia Conrad de Behar (Buenos
Aires Herald, 22-9-1985) destaca, entre otros conceptos elogiosos, que desde
hace tiempo no habíamos visto una exposición, integrada por cuadros totalmente
nuevos de Z. Dučmelić. "Dučmelić también ilustró los
poemas de Jorge Luis Borges. Colaboraron en forma más que armoniosa. La
presente exposición de dibujos, cuadros y esculturas en bronces circulares
llena la entera Galería Wildenstein... Particularmente en Europa, Lejano
Oriente y en Sudamérica adquirió un renombre bien merecido. Esta importantísima
muestra pictórica es una de las mejores de este año".
Eduardo Baliari, crítico
artístico de El Economista (20-9-1985), pone énfasis en la breve serie
de esculturas expuestas, definiéndolas como "piezas de metal, generalmente
perfiladas, de escasas dimensiones, a las que parece estar confiada la revelación
de un mensaje por sus enigmáticas representaciones, más allá de la vida, más
acá de la muerte... Y en las visiones pétreas o en el hieratismo de sus figuras
—sus inolvidables perfiles de mujer— la realidad permanece coma a disposición
de la ráfaga que los anime... Una cuidadosa técnica, sutil y exacta, disimula
una de las grandes virtudes de este artista que confía a ella la sabiduría
olvidada en la pintura de hoy".
Merece destacarse que cada
comentario que hemos resumido en los párrafos precedentes viene ilustrado por
la reproducción de un cuadro o bronce del artista.
La fructífera trayectoria de
Dučmelić pasa ahora por una nueva fase creadora y lejos de estancarse
cobra nuevas dimensiones y remozadas formas de expresión, siempre con fidelidad
al ostinato rigore, al rigor obstinado, lema de Leonardo da Vinci, siempre
actual y siempre imprescindible si se quiere producir obras imperecederas.
0990901
Después de la Segunda Guerra
Mundial la Argentina abrió las puertas a numerosos croatas que abandonaron su
país por motivos políticos, buscando la residencia en los países del mundo
libre. Estos seres perseguidos y desterrados contribuyeron a enriquecer en
corto tiempo a los países que los recibieron con su trabajo fecundo
—intelectual o manual— y con los hijos que nacieron de ellos en los países
adoptivos, aportando al nuevo ambiente los valores morales y culturales de su
raíz étnica.
En la sección Croatas en el
Mundo prestamos atención a las manifestaciones y actividades preponderantemente
colectivas de los grupos croatas diseminados por el mundo; sin embargo cabe
destacar también a sus representantes sobresalientes.
En esta nota nos referimos al
profesor dr. Aurelio Tanodi y Juan Rojnica, pertenecientes a la generación de
los refugiados de posguerra y al lic. Nicolás José Ivandić de la
generación de los hijos de éstos.
Con ese título lo presenta Mundo
Archivistico, Informativo mensual independiente, Lima, en su número 19 de
setiembre de 1984, dedicado enteramente al dr. Tanodi, en los siguientes
términos:
"Con el mismo entusiasmo y
alegría de las celebraciones familiares recordamos el setenta aniversario del
doctor Aurelio Tanodi y hacemos propicia la oportunidad para reconocer y
agradecer a viva voz su fecunda obra en favor de los estudios históricos,
archivísticos, paleográficos y diplomáticos de América Latina.
Don Aurelio, hijo de Tomás
Tanodi y Juana Rozić, nació en la localidad de Hum, cerca de Zagreb,
capital de la república de Croacia, el 19 de setiembre de 1914. Europeo por
origen y formación, el destino quiso que sin perder ese rasgo fundamental de su
vida se convirtiera en un genuino hombre del Nuevo Mundo a fuerza de espíritu y
de trabajo. Hace 36 años cruzó el Atlántico en un barco de refugiados y se
afincó en la Argentina, país hospitalario que le brindó su ciudadanía en 1952 y
al cual correspondió con decisivos aportes intelectuales, docentes y laborales.
La trascendencia de sus múltiples esfuerzos y preocupaciones cubrió muy pronto
gran parte del continente, definiendo para siempre su alargado gentilicio:
croata-argentino-latinoamericano.
Su presencia entre nosotros es
verdaderamente providencial. Con ojos de baquiano probó terreno firme y al
descubrir los posibles caminos del desarrollo archivístico latinoamericano, los
anduvo a paso seguro hasta darle el sentido y la madurez que necesitaba. Para
ello eligió la vía educativa lato sensu ( clases, conferencias, asesoramientos,
publicaciones, consejos). Hizo de la Escuela de Archiveros y del Centro
Interamericano de Desarrollo de Archivos, ambos salidos de sus manos en
Córdoba, el cuartel general de su muy intensa actividad. Hoy las cosas son
diferentes gracias a la notable influencia que ejerció a través de un auténtico
magisterio profesional y humano. Tantas veces dio pauta con un ejemplo, con un
gesto, con una palabra... y sigue dándola.
Con esta edición-homenaje al
doctor Tanodi, en la que se incluye una admirable nota autobiográfica suya, Mundo
Archivístico quiere destacar de su extraordinaria personalidad las cualidades
que le distinguen como gran archivero, maestro y señor."
Lamentamos que por razones de
espacio no podemos reproducir—enteramente esta realmente "admirable nota
autobiográfica". Nos limitaremos a determinados pasajes que ilustran su
figura como hombre e investigador, y el destino que lo llevó a la Argentina, su
nueva patria.
"Mi carrera profesional
encaminada hacia la investigación histórica y los archivos se decidió en el
último año de mis estudios secundarios, que cursé en la tranquila y provinciana
ciudad de Varaždin, cercana a la capital de Croacia, Zagreb, de larga tradición
histórica, que posee un relativamente rico archivo municipal.
Durante los estudios de la
carrera de Historia en la Facultad de Filosofía (1933-37) me vinculé
especialmente con el profesor Mijo Barada, catedrático de Ciencias Auxiliares
de la Historia (Paleografía latina, Diplomática y Cronología) y de Historia
Medieval Croata. Terminados los estudios, en 1938 empecé a trabajar en el
Archivo Municipal de Varaždin, en la sección de documentos medievales,
preparando su transcripción y publicación, y dictaba clases en el colegio
clásico de los Padres Franciscanos. Por iniciativa y gestión del doctor Barada
pasé en 1940 al Archivo Nacional Croata de Zagreb, donde desempeñé la función
de encargado de la sección de documentos medievales, sin descuidar las
actividades generales de este importante archivo. A pesar del torbellino de la
Segunda Guerra Mundial que en 1941 se precipitó sobre mi patria nativa, la
mayor parte de mi tiempo pude dedicarla a labores archivísticas e
investigaciones paleográficas, diplomáticas e históricas, efectuar inspecciones
a varios archivos del país, pre-parar publicaciones y obtener el grado de
Doctor en Filosofía, especialidad de Historia. En 1945 Barada me propuso como
su sucesor en la cátedra de Ciencias Auxiliares de la Historia, que yo pensaba
ampliar a los estudios de archivologia y vincular la citada cátedra, para la
cual fui elegido por las autoridades de la Facultad de Filosofía, con el
Archivo Nacional Croata. Sin embargo, la situación postbélica cambió el rumbo
de mi vida.
Por no compartir la exclusividad
político-ideológica del nuevo gobierno, dejé mi patria nativa, mi esposa e
hija, mi profesión, todo el entorno de mi juventud, y una fría noche de
noviembre de 1945 crucé la frontera austríaca arriesgando la vida. Esperaba
encontrarme para el resto de mis andanzas por el mundo con sistemas
democráticos basados en la libertad. ¿Realidad, ilusiones? Llevé conmigo dos
fundamentos, la fe —firme y constante— y la vocación —firme pero expuesta a los
vaivenes y embates de fuerza mayor—.
Empezó la segunda fase de mi
vida profesional de grandes oscilaciones.
Mi primer contacto con occidente
fue memorable. Me metieron en la cárcel por haber pasado ilegalmente la
frontera. Pero fue por pocos días. Me fui a la ciudad de Graz, donde las
fuerzas de ocupación inglesas dis-ponían de un campamento estudiantil para los
refugiados de los países de oriente. Allí me inscribí en la Facultad de Derecho
de la Universidad, donde puse atención en estudios de Introducción al Derecho y
de Derecho Municipal de la Edad Media. Tomé contacto con la cátedra de
Paleografía en la Facultad de Filosofía y con el Archivo Provincial de Estiria,
con el fin de realizar una investigación sobre los documentos medievales.
Durante mis viajes por Austria visité algunos archivos. En Graz me surgió la
idea de coleccionar documentos relacionados con los refugiados croatas y de formar
un archivo de migrantes croatas. De Graz pasé a Salzburg, donde encontré a un
conocido padre franciscano, quien fue profesor en el Colegio Franciscano de
Varaždin. Le expuse la idea del archivo, la que le gustó mucho y ya empezamos a
reunir algunos documentos. Me propuso la gestión de emplearme en el Archivo
Arquidiocesano, que necesitaba refuerzos de especialistas en documentos
medievales, pero mi nuevo camino se dirigió a Roma, por intervención de otro
franciscano que vino de Italia y consideraba que podía prestar servicio en la
Universidad Pontificia Antonianum de los Padres Franciscanos, cuyo rector era
un croata, el Dr. Carlos Balić, famoso mariólogo y especialista en la
filosofía de Duns Scoto.
Una noche de febrero de 1947
crucé, con ayuda de un fraile tirolés, las gélidas alturas nevadas del paso de
Brenero, esquivando las fuerzas fronterizas austríacas e italianas. En Roma,
fray Balić me contrató para hacer el catálogo de una biblioteca que compró
la Universidad de un lingüista italiano, que contenía muchos libros en lenguas
eslavas. Al mismo tiempo, ayudaba a Balić en la transcripción de
fotocopias de unos códices del siglo XIII. Me quedó un buen margen de tiempo
para cursar, en el año lectivo 1947-1948, archivología en el Archivo Secreto Vaticano
y bibliotecología en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Cuando terminé el
catálogo, realicé en las bibliotecas romanas una investigación sobre la
repercusión de la revolución de 1848 en Croacia; entonces se conmemoraba el
centenario de la misma y preparé un libro que no pudo imprimirse por falta de
fondos económicos. En Roma expuse la idea de creación de un archivo de
emigración croata que tuvo buena acogida, pero no hubo medios para concretarla.
Balić quiso que me quedara en Roma como especialista para los documentos
relacionados con los pueblos eslavos en el Archivo Secreto Vaticano o en el
Archivo Franciscano, pero no prosperó su intento de realizarlo. Cerradas las
puertas allí y en la necesidad de ganarme el pan y ayudar económicamente a la
familia, que permanecía en Zagreb, nuedaron las puertas abiertas de Argentina,
cuyo gobierno facilitó, único en el mundo por entonces, la recepción de grandes
contingentes croatas. Me dirigí a Grugliasco, cerca de Torino, donde una parte
de un manicomio se utilizó para los refugiados en tránsito hacia América via
Génova. Allí concluyó mi peregrinaje europeo, que empezó en una cárcel
austríaca y terminó en un manicomio italiano...
En Italia tuve una nueva
experiencia vital. De origen eslavo, inclinado un poco a la melancolía, tímido
pero no exento de energía y decisión, experimenté la mentalidad germánica de
orden, responsabilidad, trabajo sistemático que me dieron algunos profesores de
origen alemán y la estadía en Austria. En Italia me familiarice con la
mentalidad latina que me impresionó por su intuición, agilidad, calor humano,
inclusive la improvisación y me sirvió para la mejor adaptación en el ambiente
argentino latinoamericano.
Dejé Italia con el nuevo dolor
por lo que dejaba y con renovada esperanza en el futuro.
Agosto de 1948. Un buque de
transporte de tropas norteamericanas, puesto a disposición de la Cruz Roja,
entra en el puerto de Buenos Aires.
Intenté como primer paso
realizar los planes de crear un archivo de la vieja emigración croata bastante
numerosa en Argentina, Chile y Estados Unidos, reforzada ahora con los nuevos
refugiados. No hubo medios económicos.
A fines de 1948 llegó Balić
a Buenos Aires, donde organizó un gran congreso mariológico. Habló con el
ministro Ivanisevich, de origen croata de Dalmacia, quien le prometió el empleo
profesional para unos 3 ó 4 profesores, entre ellos incluida mi persona, pero
pronto se olvidó de la promesa. Traté de vincularme con el Archivo General de
la Nación, carrera de Historia de la Universidad, Biblioteca Nacional y otras
bibliotecas. La respuesta fue unísona: lo lamentamos. Había que buscar
cualquier ocupación. Hice un curso elemental de contabilidad en la Academia
Pittman, que me vino bien después en Comodoro Rivadavia. Entré en una fábrica
de tejidos como obrero. Día tras día, semana tras semana, durante ocho horas
continuas había que des-enchufar todo pensamiento y enchufar la atención
exclusiva a las máquinas. No resistió el cerebro contaminado de estudios e
ideas. Debía abandonar la fábrica y decidí dejar la capital porteña.
En Comodoro Rivadavia
necesitaban mano de obra física y administrativa. Encontré vínculos con una
empresa constructora que me empleó como jefe de personal en grandes obras que
ejecutaban allí. Me dirigí al sur patagónico, difamado de ser tierra de soledad
con un clima inhóspito. No importaba. El almanaque mostraba el mes de noviembre
de 1949.
Me vinculé con el Instituto
Superior de Estudios Patagónicos, cuyo presidente el Dr. Federico Escalada,
médico y antropólogo de indígenas en la Patagonia, me dio en mano la
reproducción del repartimiento de indios que hizo Juan de Garay en 1582 al
fundar la dudad de Buenos Aires. Publiqué un artículo sobre el repartimiento
que cambió mi destino. En Comodoro Rivadavia concebí la formación de un archivo
con características de un repositorio de documentos de interés histórico, que
reuniera también el material audiovisual a producirse por las entrevistas a las
personalidades y simples pobladores, pero con mi alejamiento no se concretó.
Allí, al recibir en 1952 la carta de ciudadanía argentina, en uno de mis
solitarios paseos por las áridas latitudes patagónicas. me arrodillé y besé la
tierra. A este beso lo tomé como el signo del noviazgo espiritual con mi nueva
patria adoptiva, libre y emotivamente aceptada, incrustada en el mosaico de los
países de tradición hispana en el suelo americano. Me sentía hijo de dos
patrias, la nativa fielmente querida; a esta fidelidad la consideraba como
prenda para ser fiel a la adoptiva.
Mientras tanto, en otra parte de
Argentina, el Dr. Carlos A. Luque Columbres logró introducir la paleografía y
la diplomática en los planes de estudio de la carrera de Historia en la
Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. En
su calidad de decano buscó en vano en Buenos Aires un profesor dispuesto a
asumir la nueva cátedra y, en base al artículo arriba citado, me invitó para
llenar el vacío. Así, en junio de 1953 me incorporé a la famosa Universidad y,
en un abrazo definitivo con la prestigiosa institución. Poco después llegó de
Zagreb mi familia. Así empezó la tercera y definitiva fase de mi vocación...
".
Manuel Vázquez en el Anuario
Interamericano de Archivos, vol. IX-X, pp. 271-306, Córdoba 1982-83, dedica a
nuestro distinguido connacional un estudio titulado "Homenaje
Bibliográfico".
Ese trabajo que comprende 36
páginas y que agrupa los datos bibliográficos de las numerosas obras del dr.
Tanodi, libros, artículos, informes y escritos inéditos ("Pienso que no
hay tópico de Archivología que no haya sido tratado por el Dr. Tanodi"),
nos proporciona una imagen cabal de su extraordinaria labor que trasciende la
Cátedra de Paleografía y Diplomática y de la Historia de la Edad Media de la
Universidad Nacional de Córdoba y se proyecta en el vasto campo de toda Latinoamérica,
labor del investiga-dor, pedagogo, consejero y organizador, alcanzando también
a Europa y los países del Oriente en sus incansables viajes de exploraciones,
de investigador científico, profesor visitante, participante de los simposios
internacionales,
"Al crear la Escuela de
Archiveros —dice Vázquez—, tuvo que ser profesor y autor, además de formador.
La literatura archivística era entonces mucho más escasa y, en lengua española,
casi inexistente" ... "Antes de su llegada a la Argentina, ya tenía estudios
diplomáticos escritos en su lengua croata natal. En Córdoba aplicó sus
profundos conocimientos y el diplomatista español José Joaquín Real Díaz, en
Sevilla, comentó así su obra diplomática. Dice este autor que esta especialidad
en general y sobre todo en el área de los documentos coloniales
hispanoamericanos que él llama 'Documentos indianos', son campos vírgenes
'donde sólo encontramos al meritísimo profesor argentino Dr. Tanodi, auténtico
pionero de los estudios diplomáticos indianos' ... ".
La última distinción del dr.
Tanodi —el motivo reciente de esta nota—fue la adjudicación del título
"Doctor Philosophiae Honoris Causa" por la Universidad de Colonia de
la República Federal de Alemania en reconocimiento de sus méritos en investigación
histórica en los campos de paleo-grafía, diplomática y archivística y por su
contribución al estrechamiento de lazos entre la Universidad Nacional de
Córdoba y la Universidad de Colonia.
Este alto honor le fue conferido
oficialmente en una ceremonia que tuvo lugar en la Universidad Nacional de
Córdoba el 26 de abril de este año y en la que hicieron uso de la palabra el
rector de la Universidad, Dr. Mario A. Piantoni; el vicerrector y decano de la
Facultad de Filosofía y Humanidades, profesor Carlos A. Segreti y el cónsul de
la República Federal de Alemania en Córdoba, Hugo M. Fehrenbach.
Esta frase, empleada por una
publicación croata comentando su septuagésimo aniversario, define realmente muy
bien la compleja personalidad de Juan Rojnica en la que se entrelazan un
eminente empresario, industrial, hombre político, escritor y, sobre todo, el
incansable luchador y abnegado patriota croata.
Juan Rojnica nació el 20 de
agosto de 1915 en Cista, Croacia, en el seno de una numerosa familia croata.
Radicado a Dubrovnik, se destacó ya en su juventud por su actuación patriótica
que intensificó en los momentos más graves de la lucha del pueblo croata por su
independencia, durante la Segunda Guerra Mundial. En circunstancias sumamente
dramáticas, en 1945, se salvó en el holocausto croata junto con su familia, sin
saber por un tiempo el destino de su mujer e hijita de un mes de edad.
En 1947 se radicó en la Argentina. Instalado en Buenos Aires se incorporó muy pronto a la actividad política y cultural de los croatas exiliados, al mismo tiempo que ha continuado con la actividad comercial que había iniciado ya en su país de origen, extendida ahora al ramo de la industria textil. En largos años de labor ardua, sacrificada y de notable responsabilidad llegó a desarrollar uno de los más prestigiosos establecimientos textiles del tejido de punto en la Argentina, Puloverfin S.A., actualmente fabricante de prestigiosas marcas internacionales y exportador, principalmente a los Estados Unidos de América. Su planta industrial se integra con establecimientos de hiladería y de tintorería, Ivolana S.A., formando un circuito de producción autónoma y comnetitiva en el mercado interno y externo.
El éxito industrial le permitió
a Rojnica financiar muchas actividades de los croatas en el exilio. El fue el
principal iniciador de la revista Studia Croatica y su principal
financista desde su fundación hasta el presente.
Su actividad industrial se
complementa desde un principio con la actividad social, política y cultural.
Escribió dos libros de sus memorias titulados: Susreti i Doživljaji
(Encuentros y vivencias), ed. de la Revista Croata, Barcelona 1969 y 1983, 856
pp., que abarcan los acontecimientos y su actuación en Croacia y en el exilio
entre los años 1938 v 1975. (Ver reseñas en Studia Croatica, Nro. 36-37.
1970; Nro. 92-93 v N9 94-95, 1984).
Como croata y ciudadano
argentino Rojnica se ha compenetrado íntimamente con el ambiente argentino, al
que siente como su patria adoptiva. Apreciado por sus numerosos amigos
argentinos supo siempre informarles y despertar en ellos las simpatías por la
causa noble y justa del pueblo croata. A su vez, apreciando en la misma medida
a la Nación Argentina y a sus ilustres próceres quiso instar a sus compatriotas
a que conozcan mejor su historia y a la vez poner de relieve los aportes de los
emigrantes croatas y sus descendientes a la Argentina. El resultado de esta
inquietud fue el tercer libro de Rojnica, publicado en 1974: Prikaz povijesti
Argentine i doprinos Hrvata (Panorama de la historia argentina y el aporte
croata), pp. 269, que de hecho constituye el primer compendio de la historia
argentina escrito en croata. (Vea Studia Croatica, N9 54-55, 1974).
Rojnica es miembro de varias asocivciones
argentinas y croatas, como ser: La Asociación Católica de Empresarios (ACDE),
Rotary Club Internacional, Club Cultural Croata Argentino, Instituto Croata
Latinoamericano de Cultura, en el que se desempeña como vicepresidente y es
miembro de la Redacción de Studia Croatica.
En ocasión de su septuagésimo
aniversario fue agasajado en una reunión de amigos realizada el 19 de octubre
en el Club Cultural Croata Argentino en Buenos Aires. En esta oportunidad fue
saludado por el rev. Lino Pedišić, director espiritual de los croatas
católicos en la Argentina, el prof. Tonko Gazzari, presidente del Club Cultural
Croata Argentino y el dr. Radovan Latković, presidente del Instituto
Croata Latinoamericano de Cultura y director de Studia Croatica, quienes
destacaron en su brindis diversas facetas de la múltiple, abnegada y exitosa
actuación del homenajeado Juan Rojnica.
Lic. Nicolás José Ivandić: una promesa
A diferencia de los dos croatas-argentinos mencionados precedentemente, el joven Ivandić nació en la Argentina. Pero por su sangre y su formación familiar siente apego y afinidad hacia la patria de sus progenitores, quienes, como tantos otros croatas, tuvieron que abandonar, en 1945, su país ante el dilema: la esclavitud o la libertad.
Nicolás José, hijo del ing. José
Ivadić y Mira Vesel, nació el ,15 de julio de 1959 en Buenos Aires. Cursó
los estudios primarios y secundarios en el "Instituto Pestalozzi",
colegio alemán de doble escolaridad, donde evidenció aplicación y disciplina
además de inclinación hacia varias asignaturas. Recibe el "Trofeo
Pestalozzi al mejor bachiller" y el "Premio Federico Alemán"
como mejor alumno en alemán.
En virtud de un intercambio de estudiantes secundarios con la República Federal de Alemania en 1977 asistió durante seis meses al "Hölty Gymnasium" en Celle, lo que le permitió en los recesos escolares conocer además de Alemania, varios otros países de Europa, incluyendo Croacia.
Sus múltiples inquietudes van
desde el deporte (certificados y medallas por pruebas de penthatlon) hasta la
música a la que se dedica intensamente como alumno regular en el
"Instituto Santa Ana", al par de sus estudios universitarios, y en
1983 obtiene el título de profesor nacional de música, especializado en piano.
Asimismo estudia a fondo el
inglés y obtiene en 1985, entre los centenares de alumnos, el más alto puntaje
en los exámenes de GMAT (Graduate Management Admission Test) y TOEFL (Test of
English as a Foreing Language). Estas pruebas de validez internacional tienen
por objeto evaluar las habilidades lingüísticas y lógico-matemáticas necesarias
para comenzar estudios de postgrado en management y los conocimientos del
idioma inglés de aquellas personas cuya lengua materna no es el inglés.
El mismo año obtiene también su
titulo universitario. El diploma otorgado por la Pontificia Universidad
Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires, indica su máximo éxito
logrado hasta el presente: "Nicolás José Ivandić ha obtenido el más
alto promedio de su promoción durante sus estudios de Licenciado en Ciencias
Políticas (Especialización en Relaciones Internacionales). Por ello, el Consejo
Superior le otorga la Medalla de Oro. Dado en Buenos Aires, a 2 dias de julio
del Año del Señor 1985".
Esos promedios distinguidos le
valieron la beca para proseguir durante dos años los estudios de postgrado,
master en economía y dirección de empresas en el Instituto de Estudios
Superiores de Empresa (IESE) de la Universidad de Navarra de Barcelona. En
España lo acompaña su flamante esposa Gabriela Ababa que se dedica a los
estudios de biología.
Se vislumbra pues una nueva
generación de croatas-argentinos que, estamos seguros, tenderá un sólido y
ancho puente de relaciones entre la Argentina, su patria nativa y Croacia,
patria de sus padres.
RL
0991001
El 20 de octubre de 1985 tuvo efecto en el Auditorio Belgrano de Buenos Aires, el 4to. Festival Folklórico Nuestras Raices, organizado por la Agrupación Folklórica de Colectividades del Este Europeo, que actualmente integran cinco conjuntos, a saber: el croata, el húngaro, el lituano, el polaco y el ucraniano.
La referida agrupación fue
constituida en 1982 con el objeto de hacer conocer en su conjunto y en su
diversidad el riquísimo folklore de sus naciones de origen y al mismo tiempo
hermanar a los jóvenes integrantes de las colectividades involucradas.
Participó con singular éxito el
conjunto de danzas croatas La Primavera, perteneciente a la Asociación de
Estudiantes Católicos Croatas y dirigido por Željka Hasenay, de fina
sensibilidad artística. Dicho conjunto danzante fue acompañado por el gruro de
cuerdas Bosna, que actúa desde hace más de 12 años bajo la experimentada y
entusiasta conducción de Darko Mažuranić, completado últimamente por el
prometedor grupo vocal Klapa.
Todos los conjuntos nacionales
actuaron ataviados en sus coloridos trajes típicos. Con respecto al repertorio
croata especial entusiasmo suscitó la ejecución de drmež, una movida danza que
expresa la vitalidad y la alegría del milenario pueblo croata, de svatovac, ronda
vivaz y briosa, característica de las fiestas nupciales como asimismo de Me
preguntan de qué pueblo soy, baile popular acompañado por el canto.
El desbordado entusiasmo del
auditorio, totalmente llenado, se tradujo en un aplauso prolongado y ovaciones
espontáneas.
0991101
Los representantes de escuelas,
parroquias, asociaciones culturales e instituciones de carácter social,
comercial y empresario de la colectividad croata en Canadá, reunidos el
20-4-1985 en Mississauga, convinieron sentar fundamentos de la Fundación de
Estudios Croata-Canadienses. El primer paso consiste en abrir una cátedra para
los estudios precitados. La comisión, creada ad-hoc, analizó las condiciones
presentadas por varias universidades canadienses y optó por la de York,
Toronto, una moderna y dinámica casa de altos estudios con más de 30 mil
alumnos y con posibilidades para casi todas las disciplinas y asignaturas.
Como año tras año se acrecienta
el número de estudiantes de ascendencia croata, una cátedra, dedicada a los
estudios croatas, brindará amplias posibilidades a las nuevas generaciones en
cuanto al estudio en el nivel universitario del idioma, letras, migraciones,
historia y economía de Croacia, amen de otros tópicos.
La flamante fundación hace su
primer llamado a mecenas, sociedades, entidades e instituciones de las colonias
croatas en Canadá y América para que aporten su apoyo moral y material a esta
noble y prometedora iniciativa.
Enviar consultas, propuestas y
correspondencia en general a:
THE CROATIAN - CANADIAN STUDIES
FOUNDATION
50 Alder Street North
SUDBURY,
Ontario,
Canadá, P3C 4J8
0991201
Como hemos subrayado reiteradas veces
en las páginas de esta revista la clase del pueblo servio en la Yugoslavia
plurinacional y plurilingiiística, en su política imperialista, tanto durante
el régimen monárquico anterior y el comunista actual, ambos de carácter
totalitario, con pequeñas diferencias, trata de absorber y diluir la identidad
nacional croata. Para conseguirlo, impone su idioma, diferente del croata si
bien ambos pertenecen al grupo lingüístico eslavo, con fuertes similitudes
morfológicas, semánticas y fonéticas. Empero, la política granservia de
Belgrado persigue el mismo propósito, lo que se refleja en todas las
instituciones internacionales y en los organismos de varios estados con
proyección y destino para los pueblos integrantes de Yugoslavia, como es la
agencia radiofónica estadounidense La Voice of America (La Voz de América).
Reproducimos a continuación la nota dirigida el 13-6-85 por el presidente y
secretario de Hrvatska Bratska Zajednica (La Comunidad Fraternal Croata)
dirigida a Edward Mainland, Jefe de la División Europa de "La Voz de
América" sobre el tema de marras. Cabe poner de relieve aquí que dicha
entidad constituye la más fuerte organización de casi tres millones de croatas
y sus descendientes radicados en los Estados Unidos y Canadá.
13 de junio de 1985
"Estimado Sr. Mainland:
Llegó el momento de decir la
verdad sobre el servicio yugoslavo de La Voz de América, desde hace muchos años
discriminatorio en cuanto al pueblo e idioma croatas de nuestra digna herencia,
por tratarse de un idioma bien definido que no puede confundirse con el servio
que es también un idioma independiente y digno de todo respeto.
Ultimamente hemos advertido que
dicha discriminación se está convirtiendo en una burda ofensa al pueblo croata
y sus intereses ai que esas emisiones están destinadas...
Nada tenemos en contra del
personal mixto, pero desde que en 1944 fue creado el Buró servio-croata, la
mayor atención se dedica al idioma, actividades, cultura, etc., servias, lo que
no condice con las demás nacionalidades que conviven en Yugoslavia que, por
supuesto, respetan a su país, pero apreciarían sin duda alguna si los Estados
Unidos tomarian en cuenta su idioma, lo que es, en substancia, la finalidad de
este programa de La Voz de América.
Por eso le rogamos revisar esta
situación y procurar corregir todas Ias desigualdades y distorsiones
relacionadas con los inmigrantes croatas en América y en cuanto al pueblo
croata que vive en Yugoslavia se le asegure que América está interesada en su
bienestar por tratarse de un pueblo de ricas tradiciones y elevada dignidad, en
lugar de calumniar a su país.
Esperarnos que preste atención
especial a este problema y tome las medidas positivas y conducentes para que en
el programa para Croacia de La Voz de América no trabaje sólo un periodista
locutor croata (mientras que los restantes son 9 servios y 4 eslovenos, N. de
la R.) y que habrá más igualdad con respecto a las emisiones destinadas al
pueblo croata...
Solicitamos la igualdad en este
asunto y si no hay respuesta en un plazo razonable, nos veremos obligados a
plantear este problema ante el Congreso con el fin de no ver más humillado
nuestro idioma croata por algunos grupos enemigos que quieren borrar la lengua
croata de la faz de la tierra.
Los socios de nuestra
institución por sus estatutos deben cuidar el honorable idioma croata que no
debe ser falseado, distorsionado ni descartado por quienes trabajan sólo por
intereses internos propios.
Hrvatska Bratska Zajednica (La
Comunidad Fraternal Croata) es una sociedad de socorros mutuos, autorizada a
operar en 27 estados de Norteamérica y seis provincias de Canadá, integrada por
más de 100.000 socios. Al mismo tiempo representa la organización mutualista
más numerosa entre los inmigrantes provenientes del área sureslava y sus socios
fomentan las costumbres, tradiciones e idioma croatas."
Bernard M. Luketich, Presidente
John P. Plea, Secretario
* * *
Seis días después, el 19 de
junio, Sr. Patrick E. Nieburg, Director Regional de la La Voz de América,
contestó la carta de la Comunidad Fraternal Croata, informando a su presidente
que desde el 1 de agosto del corriente año, en atención al reclamo interpuesto,
el programa de La Voz de América en el idioma croata será reforzado con cuatro
periodistas locutores croatas.
0991301
La Alianza de asociaciones
croatas en Suecia organizó a fines de octubre pasado en Olofstrôm un variado
festival cultural y deportivo, en el que participó también la entidad Kroatia
de Oslo, capital de Noruega. El programa resultó muy atractivo y constó de
danzas y canciones populares, recitales musicales y poéticos, y con un partido
de fútbol.
La concurrencia era numerosa,
pues además de los obreros croatas, radicados en Suecia, asistieron los
lugareños con destacadas figuras de la vida política y cultural suecas. La
huésped de honor era Gunnel Liljegen, diputada nacional por el partido
conservador y activo miembro de la Comisión en pro de la Salvación de Ivan
Dragičević, obrero metalúrgico croata, radicado en Olofstrôm desde
hace quince años y cuya familia lo está esperando hace más de 18 meses, ya que
fue retenido y encarcelado en Yugoslavia sin motivo alguno cuando fue a ver a
sus padres.
Este caso, agregado a otros
atropellos y abusos, cometidos por las autoridades yugoslavas contra la colonia
croata radicada en Suecia, despertó viva reacción tanto de la opinión pública
como de sociedades de la defensa de los derechos humanos.
En vísperas del aludido festival
Marjan Oblak, embajador yugoslavo en Estocolmo, presionó en forma improcedente
a Ulf Adelsohn, presidente del partido conservador y otros funcionarios
diplomáticos y consulares yugoslavos trataron de impedir la asistencia de
figuras políticas suecas al referido acto y su difusión en los medios masivos
de comunicación. Por supuesto, tratándose de un país genuinamente democrático,
esas intrigas y maniobras de la diplomacia de Belgrado consiguieron efectos
bien contrarios y dieron pauta a la opinión pública de los métodos sinuosos y
"balcánicos" a que recurre el régimen totalitario comunista en su denigración
y persecución de los croatas, que sólo anhelan ver a su país libre e
independiente.
Con ese motivo la diputada
nacional Gunnel Liljegren declaró que "el procedimiento de las autoridades
yugoslavas con Ivan Dragičević equivale al terrorismo que practica el
régimen yugoslavo".
0991401
Desde hace cuarenta años, por
primera vez en su historia milenaria, los croatas católicos desde el siglo VII —igual
que otros cristianos, ortodoxos y protestantes— no pueden festejar dignamente
su tradicional fiesta religiosa, por prohibirlo el gobierno comunista
yugoslavo, implantado en 1945.
Mientras que Polonia, país
perteneciente al Pacto de Varsovia, ha declarado la Navidad como el día no
laborable, el régimen yugoslavo sigue engañando hábilmente al mundo libre
fingiendo un régimen socialista de tendencia "liberal", mientras que
viola sistemáticamente los más elementales derechos humanos.
0991501
En el Código Penal yugoslavo
está vigente el art. 63 que reza (inciso 3) : "El que comete un hecho
punible en un estado de anormalidad (irresponsabilidad) o de una normalidad
disminuida el tribunal requerirá obligatoriamente su tratamiento psiquiátrico y
su internación en un instituto de salud mental si verifica que es peligroso
para terceros y que para obviar ese peligro resultan necesarios su tratamiento
e internación en tal instituto".
El 2 de setiembre de 1985 un
grupo de 25 belgradenses, fundadores de la organización humanitaria Akcija
(Acción) para protegerse de los abusos de la psiquiatría con fines políticos y
otros en Yugoslavia, dirigió un llamado a la Presidencia de la República
Federativa Socialista de Yugoslavia para que se libere inmediatamente de los
pabellones psiquiátricos carcelarios a los presos politicos Vlado Perišić,
croata, y Bajram Ajeti, albanés de Kosovo.
En la documentación
respaldatoria del grupo Acción, liderado por Tomislav Krsmanović y apoyado
por un número considerable de disidentes servios y algunos croatas, se citan
otros presos políticos, mentalmente sanos y recluidos en los hospitales
psiquiátricos. Entre ellos figuran Božidar Boričić, Djorje
Šimičić, Stevan Poznić y otros.
Empero, los casos más
conmovedores son los de Bajram Ajeti y Vlado Perišić. Bajram Ajeti, nacido
en Podujevo en 1954, fue condenado según el diario "Politika" del
20-V-85, como "miembro", o mejor dicho como secretario del grupo
enemigo denominado "el Grupo marxista-leninista de Kosovo". El
tribunal dictó enseguida "la medida de seguridad del tratamiento
obligatorio en un hospital neuropsiquiátrico de tipo cerrado por tiempo
indeterminado", puesto que "padece de esquizofrenia paranóica".
Desde entonces se halla en la sección psiquiátrica del hospital, sito en la
calle Bačvanska 14, Belgrado. -
Vlado Perišić, nacido hace
32 años en Šibenik, Croacia meridional, tuvo la "desgracia" de haber
hecho tatuar en su antebrazo el escudo croata. Por ese motivo, sobre todo
durante los meses de verano, con frecuencia fue citado e interrogado por la
policía de Šibenik. Le prohibieron aparecer en los balnearios y playas y cuando
una vez declaró en la estación de milicianos que no podía, sin correr grave
riesgo, eliminar el escudo tatuado, le contestaron que "debía amputar el
brazo".
Como no pudo encontrar trabajo
en Šibenik, en 1979 se fue a Alemania donde tenía parientes. Recordando las
molestias sufridas envió a la policía de Šibenik una copia del periódico Nova
Hrvatska (que se publica en Londres), con una carta anónima en la cual
denostaba a sus perseguidores. Un día le informaron falsamente que su padre
estaba moribundo.
Vlado Perišić tomó el
primer avión para Zagreb, donde fue detenido y trasladado a la prisión del
distrito de Šibenik. Seis meses pasó en la celda solitaria, torturado con
sadismo. Los guardias le sacaron en invierno la yacija y la manta, de modo que
durante meses se acostaba en el suelo de la celda sin calefacción. Durante la
instrucción los guardias borrachos lo despertaban y pegaban. Una vez le
desgarraron la ropa y le daban "porrazos educativos" en el cuerpo
desnudo hasta que le brotó la sangre y se desmayara. Luego le derramaron agua
fría para que recobrase el conocimiento.
El juez de instrucción Veljko
Cvijetić buscaba los cargos que le podría imputar. En ausencia de otro
hecho reconocido, salvo el envío postal del periódico a la policía, lo acusó de
que "durante su estadía en Alemania se conectó con un número determinado
de personas no identificadas que actúa activamente contra la República
Federativa Socialista de Yugoslavia y se reúnen en torno del centro pro-ustasha
católico Leopold Mandić en Friedrichshafen, Bodensee".
En dicha localidad no existe
semejante "centro pro-ustasha Leopold Mandić" sino una misión
católica y una iglesia para los croatas católicos que transitoriamente trabajan
alli. Le imputaron también que "el motivo principal" de su salida del
país en abril de 1979 era "festejar en Austria el cumpleaños de Adolfo
Hitler".
Terminado el procedimiento
instructivo y formulada la acusación el Tribunal de Distrito de Šibenik mandó a
Perišić al examen psiquiátrico al Instituto Penal y Correccional y Mental
Šimunska de Zagreb. En la celda solitaria del hospital debe tomar fuertes
psicofármacos como ser "Tavor", "Frazinel",
"Nozinal" de 100 a 200 mg, etc. Los psiquiatras de ese establecimiento
varias veces le aplicaron choques eléctricos en la cabeza. Después, el Dr. Ivan
Košuljandić, jefe del departamento psiquiátrico de dicho penal, devuelve
al acusado Perišić al Tribunal de Šibenik con el diagnóstico siguiente:
"El acusado padece de psicosis endógena esquizofrénica manifestada en
forma alucinante-paranoica con escasa probabilidad de curación, de modo que se
recomienda prosigan su internación y tratamiento en el hospital psiquiátrico de
la penitenciaria por cuanto hay peligro de que repita el hecho".
Así fue. El juzgado de Distrito
de Šibenik condenó en octubre de 1982 a Vlado Perišić por los hechos
delictuosos previstos en los artículos 133 y 157 (propaganda hostil y lesión
del prestigio de Yugoslavia) "a la medida de seguridad de internación y
tratamiento ilimitados en un instituto psiquiátrico de perfil cerrado".
Cuando nuevamente fue llevado al
penal Šimunska, Vlado Perišić pidió sacerdote para confesarse. En lugar de
llamar a sacerdote el centinela, apodado Acan, lo molió a puñetazos en el plexo
y estómago.
La Corte Suprema de Croacia
anuló a fines de 1982 el fallo de la primera instancia y devolvió el expediente
para nuevo proceso "pues encuentra que no existen elementos probatorios de
hechos delictuosos imputados, apenas cabe hablar de indicios que podrían
influir en la comisión eventual de delitos. Por ello, al no existir el hecho
delictuoso, no procede dictaminar medidas de seguridad de internación y tratamiento
ilimitados".
En la audiencia general repetida
el Tribunal de Distrito de Šibenik declara a Perišić culpable y nuevamente
dicta la medida de seguridad de internación y tratamiento ilimitados. El
juzgado de segunda instancia anula también este fallo, pero el Tribunal de
Distrito justifica su sentencia en base al diagnóstico del "perito"
judicial, del cual no desiste.
Vlado Perišić fue
trasladado el 24-1-1984 al hospital psiquiátrico Popovača, sector
judicial-carcelario. Desde entonces, a quienes se interesan por su salud,
algunos empleados contestan: "No revuelvan el caso de Vlado Perišić.
Está en Popovača. ¡Allí está su lugar... !".
Por tener tatuado el escudo
croata y por enviar innocuamente por correo el periódico Nova Hrvatska.
¿Cuántos parecidos a Perišić están encarcelados e internados en hospitales
de enfermedades mentales en Croacia?
Guido
Saganić (Nova Hrvatska, 19/1985, Londres)
0991601
A los obispos, sacerdotes, familias
religiosas y a todos los fieles cristianos en memoria de la obra evangelizadora
de los Santos Cirilo y Metodio después de once siglos.
Se reproducen sendos fragmentos
de la Encíclica del epígrafe, "la más personal por su tono y contenido de
las cuatro publicadas hasta hoy por Juan Pablo II y uno de los documentos más
abiertos y constructivos de su Pontificado" (Corriere della Sera,
3-7-1985), transcriptos de L'Osservatore Romano del 14-7-1985, edición semanal
en lengua española.
Venerables, hermanos, amadísimos
hijos: ¡Salud y bendición apostólica!
I. Introducción
Los Apóstoles de los Eslavos,
Santos Cirilo y Metodio, permanecen en la memoria de la Iglesia junto a la gran
obra de evangelización que realizaron. Se puede afirmar más bien que su recuerdo
se ha hecho particularment vivo y actual en nuestros días.
Al considerar la veneración,
plena de gratitud de la que los Santos hermanos de Salónica (la antigua
Tesalónica) gozan desde hace siglos, especialmente en las naciones eslavas, y
recordando la inestimable contribución dada por ellos a la obra del anuncio del
Evangelio en aquellos pueblos y, al mismo tiempo, en la causa de la
reconciliación, de la convivencia amistosa, del desarrollo humano y del respeto
a la dignidad intrínseca de cada nación con la Carta Apostólica Egregiae
Virtutis[30] del 31 de
diciembre de 1980, proclamé a los Santos Cirilo y Metodio Copatronos de Europa.
Continué así la linea trazada por mis predecesores y, de modo particular, por
León XIII, quien hace alga más de 100 años, el 30 de setiembre de 1880,
extendió a toda la Iglesia el culto de los dos Santos con la Carta Encíclica
Grande munus[31], y por
Pablo VI, quien, con la Carta Apostólica Pacis nuntius[32],
proclamó a San Benito Patrón de Europa, el 24 de octubre de 1964.
El documento de hace cinco años
quería avivar la conciencia ante estos solemnes actos de la Iglesia e intentaba
llamar la atención de los cristianos y de todos los hombres de buena voluntad,
que buscan el bien, la concordia y la unidad de Europa, a la actualidad siempre
viva de las eminentes figuras de Benito, de Cirilo y Metodio, como modelos
concretos y ayuda espiritual para los cristianos de nuestra época y,
especialmente, para las naciones del continente europeo, que, desde hace ya
tiempo, sobre todo gracias a la oración y a la labor de estos Santos, se han
arraigado consciente y originalmente en la Iglesia y en la tradición cristiana.
La publicación de mi citada
Carta Apostólica, el año 1980, inspirada por la firme esperanza de una
superación gradual en Europa y en el mundo de todo aquello que divide a las
Iglesias, a las naciones y a los pueblos, se referia a tres circunstancias, que
constituyeron objeto de mi oración y reflexión. La primera fue el XI centenario
de la Carta Pontificia Industriae tuae[33],
mediante la cual Juan VIII, en el año 880, aprobó el uso de la lengua eslava en
la liturgia traducida por los dos Santos hermanos. La segunda estaba
representada por el primer centenario de la ya mencionada Carta Encíclica
Grande munus. La tercera fue el comienzo, precisamente el año 1980, del feliz y
prometedor diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas
en la Isla de Patmos.
II. Referencia biográfica
Siguiendo el ejemplo ofrecido
por la Carta Grande munus, deseo recordar la vida de San Metodio, sin omitir
por esto las vicisitudes –que tan íntimamente le están unidas– de su hermano
San Cirilo. Esto lo haré a grandes rasgos, dejando a la investigación histórica
las precisiones y las discusiones sobre los puntos más concretos.
La ciudad que vio nacer a los
dos Santos hermanos, es la actual Salónica, que en el siglo IX era un
importante centro de vida comercial y política en el Imperio bizantino y
ocupaba un lugar de notable importancia en la vida intelectual y social de
aquella región de los Balcanes. Al estar situada en la frontera de los
territorios eslavos, tenía por lo tanto un nombre eslavo: Solun.
Metodio era el hermano mayor y
verosímilmente su nombre de pila era Miguel. Nace entre los años 815 y 820.
Menor que él Constantino —posteriormente más conocido con el nombre religioso
de Cirilo— vino al mundo el año 827 u 828. Su padre era un alto funcionario de
la administración imperial. La situación social de la familia abría a los dos
hermanos una similar carrera, que, por lo demás. Metodio emprendió, alcanzando
el cargo de arconte, o sea. de gobernador en una de las provincias fronterizas,
en la que vivían muchos eslavos. Sin embargo hacia el año 840 la abandona para
retirarse a uno de los monasterios situados en la falda del monte Olimpo —en Bitinia—,
conocido entonces baio el nombre de Sagrada Montaña.
El hecho que debía decidir
totalmente el curso de su vida, fue la petición hecha por el Príncipe Rastislao
de la Gran Moravia al Emperador Miguel III, para que enviara a sus pueblos
"un obispo y maestro..., que fuera capaz de explicarles la verdadera fe
cristiana en su lengua" [34].
Son elegidos los Santos Cirilo y
Metodio, que rápidamente aceptan la misión. Seguidamente se ponen en viaje y
llegan a la Gran Moravia —un Estado formado entonces por diversos pueblos
eslavos de Europa Central, encrucijada de las influencias recíprocas entre
Oriente y Occidente —probablemente hacia el año 863 comenzando en aquellos
pueblos la misión, a la que ambos se dedican durante el resto de su vida,
pasada entre viajes, privaciones, sufrimientos, hostilidades y persecuciones,
que en el caso de Metodio llegan hasta una cruel prisión. Soportan todo ello
con una gran fe y firme esperanza en Dios. En efecto, se habían preparado bien
a la tarea que les había sido encomendada; Llevaban consigo los textos de la
Sagrada Escritura indispensables para la celebración de la sagrada liturgia,
preparados y traducidos por ellos mismos a la lengua paleo-eslava y escritos
con un nuevo alfabeto, elaborado por Constantino Filósofo y perfectamente
adaptado a los sonidos de tal lengua. La actividad misionera de los dos
hermanos estuvo acompañada por un éxito notable, pero también por las
comprensibles dificultades que la precedente e inicial cristianización, llevada
por las Iglesias latinas lindantes, ponían a los nuevos misioneros.
Después de unos tres años, en el
viaje a Roma se detienen en Panonia, donde el Príncipe eslavo Kocel —huido del
importante centro civil y religioso de Nitra— les ofrece una hospitalaria
acogida. Desde aquí, algunos meses más tarde, continúan el viaje a Roma en
compañía de sus discípulos, para quienes desean conseguir las órdenes sagradas.
Su itinerario pasa por Venecia, donde son sometidas a público debate las
premisas innovadoras de la misión que están realizando. En Roma el Papa Adriano
II, que ha sucedido mientras tanto a Nicolás I, les acoge con mucha
benevolencia. Aprueba los libros litúrgicos eslavos, que ordena depositar sobre
el altar de la iglesia de Santa María ad Praesepe, llamada en la actualidad Santa
María la Mayor, y dispone que sus discípulos sean ordenados sacerdotes. Esta
fase de sus trabajos se concluye de un modo muy favorable, Metodio, sin
embargo, debe continuar solo la etapa sucesiva, pues su hermano menor,
gravemente enfermo, apenas consigue emitir los votos religiosos y vestir el
hábito monacal, pues muere poco tiempo después el 14 de febrero del 869 en
Roma.
San Metodio fue fiel a las
palabras que Cirilo le había dicho en su lecho de muerte: "He aquí,
hermano, que hemos compartido la misma suerte ahondando el arado en el mismo
surco; yo caigo ahora sobre el campo al término de mi jornada. Tu amas mucho
—lo sé— tu Montaña; sin embargo, por la Montaña no abandones tu trabajo de
enseñanza. En verdad, ¿dónde puedes salvarte mejor?" [35].
Consagrado obispo para el
territorio de la antigua diócesis de Panonia y nombrado Legado Pontificio
"ad gentes" para los pueblos eslavos, toma el titulo eclesiástico de
la restaurada sede episcopal de Sirmio. La actividad apostólica de Metodio se
ve, sin embargo, interrumpida a consecuencia de complicaciones
político-religiosas que culminan con su encarcelamiento por un periodo de dos
años, bajo la acusación de haber invadido una jurisdicción episcopal ajena. Es
liberado sólo gracias a una intervención personal del Papa Juan VIII.
Finalmente, también el nuevo Soberano de la Gran Moravia, el Príncipe
Svatopluk, se muestra contrario a la acción de Metodio, oponiéndose a la
liturgia eslava e insinuando en Roma ciertas dudas sobre la ortodoxia del nuevo
arzobispo. El año 880 Metodio es llamado ad Limina Apostolorum, para
presentar una vez más toda la cuestión personalmente a Juan VIII. En Roma, una
vez absuelto de todas las acusaciones, obtiene del Papa la publicación de la
bula Industrias tuae[36]
que, por lo menos en lo fundamental, restituía las prerrogativas reconocidas a
la liturgia en lengua eslava por su predecesor Adriano II.
Análogo reconocimiento de
perfecta legitimidad y ortodoxia obtiene Metodio de parte del Emperador
bizantino y del Patriarca Focio, en aquel momento en plena comunión con la Sede
de Roma, cuando va a Constantinopla el año 881 u 882. Dedica los últimos años
de su vida sobre todo a ulteriores traducciones de la Sagrada Escritura y de
los libros litúrgicos, de las obras de los Padres de la Iglesia y también de
una recopilación de las leyes eclesiásticas y civiles bizantinas, conocida bajo
el nombre de Nomocanon. Preocupado por la supervivencia de la obra que
había comenzado, designa como sucesor a su discípulo Gorazd. Muere el 6 de
abril del año 885 al servicio de la Iglesia instaurada en los pueblos eslavos.
La acción previsora, la doctrina
profunda y ortodoxa, el equilibrio, la lealtad, el celo apostólico, la
magnanimidad intrépida le granjearon el reconocimiento y la confianza de
Pontífices Romanos, de Patriarcas Constantinopolitanos, de Emperadores
bizantinos y de diversos Príncipes de los nuevos pueblos eslavos. Por todo
ello, Metodio llegó a ser el guía y el pastor legítimo de la Iglesia, que en
aquella época se arraigaba en aquellas naciones y es unánimemente venerado,
junto con su hermano Constantino, como el heraldo del Evangelio y el maestro
"de parte de Dios y del Santo Apóstol Pedro" [37]
y como fundamento de la unidad plena entre las Iglesias de reciente fundación y
las más antiguas.
En honor a la verdad, la obra de
los Santos hermanos, después de la muerte de Metodio, sufrió una grave crisis,
y la persecución contra sus discípulos se agudizó de tal modo, que se vieron
obligados a abandonar su campo misional; no obstante esto, su siembra evangélica
no cesó de producir frutos y su actitud pastoral, preocupada por llevar la
verdad revelada a nuevos pueblos —respetando en todo momento su peculiaridad
cultural—, sigue siendo un modelo vivo para la Iglesia y para los misioneros de
todas las épocas.
III. Heraldos del Evangelio
Los hermanos Cirilo y Metodio,
bizantinos de cultura, supieron hacerse apóstoles de los eslavos en el pleno
sentido de la palabra.
La vida eslava de "Metodio
recoge con estas palabras la petición, hecha por el Príncipe Rastislao al Emperador
Miguel a través de sus enviados: "Han llegado hasta nosotros numerosos
maestros cristianos de Italia, de Grecia y de Alemania, que nos instruyen de
diversas maneras. Pero nosotros los eslavos... no tenemos a nadie que nos guíe
a la verdad y nos instruya de un modo comprensible[38].
Entonces es cuando Constantino y Metodio fueron invitados a partir. Su
respuesta profundamente cristiana a la invitación, en esta circunstancia y en
todas las demás ocasiones, está expresada admirablemente en las palabras dirigidas
por Constatino al Emperador: "A pesar de estar cansado y físicamente
débil, iré con alegría a aquel país" [39];
"Yo marcho con alegría por la fe cristiana"[40].
Precisamente por tal motivo consideraron
una cosa normal tomar una posición clara en todos los conflictos, que entonces
perturbaban las sociedades eslavas en vías de organización, asumiendo como
suyas las dificultades y los problemas, inevitables en unos pueblos que
defendían la propia identidad bajo la presión militar y cultural del nuevo
Imperio romano-germánico, e intentaban rechazar aquellas formas de vida que
consideraban extrañas. Era a la vez el comienzo de unas divergencias más
profundas, destinadas desgraciadamente a acrecentarse, entre la cristianadad
oriental y la occidental, y los dos Santos misioneros se encontraron
personalmente implicados en ellas, pero supieron mantener siempre una recta
ortodoxia y una atención coherente, tanto al depósito de la tradición como a
las novedades del estilo de vida, propias de los pueblos evangelizados. A
menudo las situaciones de contraste se impusieron con toda su ambigua y
dolorosa complejidad; pero no por esto Constantino y Metodio intentaron
apartarse de la prueba: la incomprensión, la manifiesta mala fe y, en el caso
de Metodio, incluso las cadenas, aceptadas por amor de Cristo, no consiguieron
hacer desistir a ninguno de los dos del tenaz propósito de ayudar y de servir a
la justa causa de los pueblos eslavos y a la unidad de la Iglesia universal.
Este fue el precio que debieron pagar por la causa de la difusión del
Evangelio, por la empresa misionera, por la búsqueda esforzada de nuevas formas
de vida y de vías eficaces con el fin de hacer llegar la Buena Nueva a las
naciones eslavas que se estaban formando.
En la perspectiva de la
evangelización —como indican sus biografías—, los dos Santos hermanos se
dedicaron a la difícil tarea de traducir los textos de la Sagrada Escritura,
conocidos por ellos en griego, a la lengua de aquella estirpe eslava que se
había establecido hasta los confines de su región y de su ciudad natal.
Sirviéndose del conocimiento de la propia lengua griega y de la propia cultura
para esta obra ardua y singular, se prefijaron el cometido de comprender y
penetrar la lengua, las costumbres y tradiciones propias de los pueblos
eslavos, interpretando fielmente las aspiraciones y valores humanos que en
ellos subsistían y se expresaban.
Anteriormente, Constantino y sus
colaboradores se habían preocupado en crear un nuevo alfabeto, para que las
verdades que había que anunciar y explicar pudieran ser escritas en la lengua
eslava y resultaran de ese modo plenamente comprensibles y asimilables por sus
destinatarios. Fue un esfuerzo verdaderamente digno de su espíritu misionero el
de aprender la lengua y la mentalidad de los pueblos nuevos, a los que debían
llevar la fe, como fue también ejemplar la determinación de asimilar y hacer
propias todas las exigencias y aspiraciones de los pueblos eslavos.
La perfecta comunión en el amor
preserva a la Iglesia de cualquier forma de particularismo o de exclusivismo
étnico o de prejuicio racial, así como de cualquier orgullo nacionalista. Tal
comunión debe elevar y sublimar todo legítimo sentimiento puramente natural del
corazón humano.
IV. Implantaron la Iglesia de
Dios
Pero la característica que, de
manera especial, deseo subrayar en la conducta tenida por los apóstoles de los
eslavos, Cirilo y Metodio, es su modo pacifico de edificar la Iglesia, guiados
por su visión de la Iglesia una, santa y universal.
Aunque los cristianos eslavos,
más que otros, consideran de buen grado a los Santos hermanos como
"eslavos de corazón", éstos sin embargo siguen siendo hombres de
cultura helénica y de formación bizantina, es decir, hombres que pertenecen en
todo a la tradición del Oriente cristiano, tanto civil como eclesiástico.
Ya en sus tiempos las
diferencias entre Constantinopla y Roma habían empezado a perfilarse como
pretexto de desunión, aunque la deplorable ecisión entre las dos partes de la
misma cristiandad estaba aún lejana. Los evangelizadores y maestros de los
eslavos se prepararon para ir a la Gran Moravia, llenos de toda la riqueza de
la tradición y de la experiencia religiosa que caracterizaba el cristianismo
oriental y que encontraba un reflejo peculiar en la enseñanza teológica y en la
celebración de la sagrada liturgia.
Dado que desde ya hacía tiempo
todos los oficios sagrados se celebraban en lengua griega en todas las Iglesias
dentro de los confines del Imperio bizantino, las tradiciones propias de muchas
Iglesias nacionales de Oriente —como la georgiana y la siríaca— que en el
servicio divino usaban la lengua de su pueblo, eran bien conocidas a la cultura
superior de Constantinopla y, especialmente, a Constantino Filósofo, gracias a los
estudios y a los contactos repetidos que había tenido con cristianos de
aquellas Iglesias, tanto en la capital como en el curso de sus viajes.
Ambos hermanos, conscientes de
la antigüedad y de la legitimidad de estas sagradas tradiciones, no tuvieron pues
miedo de usar la lengua eslava en la liturgia, haciendo de ella un instrumento
eficaz para acercar las verdades divinas a cuantos hablaban en esa lengua. Lo
hicieron con una conciencia ajena a todo espíritu de superioridad o de dominio,
por amor a la justicia y con evidente celo apostólico hacia unos pueblos que se
estaban desarrollando.
El cristianismo occidental,
después de las migraciones de los pueblos nuevos, había amalgamado los grupos
étnicos llegados con las poblaciones latinas residentes, extendiendo a todos,
con la intención de unirlos, la lengua, la liturgia y la cultura latinas
transmitidas por la Iglesia de Roma. De la uniformidad así conseguida, se
originaba en aquellas sociedades relativamente jóvenes y en plena expansión un
sentimiento de fuerza y compactibilidad, que contribuía tanto a su unión más
estrecha, como a su afirmación más enérgica en Europa. Se puede comprender cómo
en esta situación toda diversidad fuera entendida a veces como amenaza a su
unidad todavía in fieri, y cómo pudiera resultar grande la tentación de
eliminarla recurriendo a formas de coacción.
Habiendo iniciado su misión por
mandato de Constantinopla, ellos buscaron, en un cierto sentido, que la misma
fuese confirmada dirigiéndose a la Sede Apostólica de Roma, centro visible de
la unidad de la Iglesia[41]
(21). De este modo, movidos por el sentido de su universalidad, edificaron la
Iglesia como Iglesia una, santa, católica y apostólica. Esto se deduce, de la
forma más transparente y explícita, de todo su comportamiento. Puede decirse
que la invocación de Jesús en la oración sacerdotal —ut unum sint[42]
— representa su lema misionero según las palabras del Salmista: "Alabad a
Yavé las gentes todas, alabadle todos los pueblos"[43].
Para nosotros, hombres de hoy, su apostolado posee también la elocuencia de una
llamada ecuménica: es una invitación a reconstruir, en la paz de la
reconciliación, la unidad que fue gravemente resquebrajada en tiempos
posteriores a los Santos Cirilo y Metodio y, en primerísimo lugar, la unidad
entre Oriente y Occidente.
La convicción de los Santos
hermanos de Salónica, según los cuales cada Iglesia local está llamada a
enriquecer con sus propios dones el "pleroma" católico, estaba en
perfecta armonía con su intuición evangélica de que las diferentes condiciones
de vida de cada Iglesia cristiana nunca pueden justificar desacuerdos,
discordias, rupturas en la profesión de la única fe y en la práctica de la
caridad.
V. Sentido católico de la
Iglesia
Sabemos que el Concilio Vaticano
II hace veinte años, tuvo como objetivo principal el de despertar la
autoconciencia de la Iglesia y, mediante su renovación interior, darle un nuevo
impulso misionero en el anuncio del eterno mensaje de salvación, de paz y de
recíproca concordia entre los pueblos y naciones, por encima de todas las
fronteras que todavía dividen nuestro planeta destinado, por voluntad de Dios
creador y redentor, a ser morada común para toda la humanidad. Las amenazas,
que en nuestros días se ciernen sobre el mundo, no pueden hacer olvidar la
profética intuición del Papa Juan XXIII, que convocó el Concilio con la
intención y convicción de que con él se podría preparar e iniciar un periodo de
primavera y resurgimiento en la vida de la Iglesia.
Podemos afirmar con toda
tranquilidad que una visión así, tradicional y a la vez muy actual, de la
catolicidad de la Iglesia —sentida como una sinfonía de las diversas liturgias
en todas las lenguas del mundo, unidas a una única liturgia, o como un coro
armonioso que, sostenido por las voces de inmensas multitudes de hombres, se
eleva según innumerables modulaciones, timbres y acordes para la alabanza de
Dios, desde cualquier punto de nuestro globo, en cada momento de la historia—,
corresponde de modo particular a la visión teológica y pastoral que inspiró la
obra apostólica y misionera de Constantino Filósofo y de Metodio, y favoreció
su misión entre las naciones eslavas.
En Venecia, ante los
representantes de la cultura eclesiástica que, apegados a un concepto más bien
angosto de la realidad eclesial, eran contrarios a esta visión, San Cirilo la
defendió con valentía, indicando el hecho de que muchos pueblos habían
introducido ya en el pasado y poseían una liturgia escrita y celebrada en su
propia lengua como "los armenios, persas, abasgos, georgianos, sugdos,
godos, avares, tirsos, jázaros, árabes, coptos, sirianos y otros muchos" [44].
La catolicidad de la Iglesia se
manifiesta también en la corresponsabilidad activa y en la colaboración
generosa de todos en favor del bien común. La Iglesia realiza en todas partes
su propia universalidad acogiendo, uniendo y elevando en el modo en que le es
propio y con solicitud maternal, todo valor humano auténtico. Al mismo tiempo,
ella se afana, en cualquier área geográfica y en cualquier situación histórica,
en ganar para Dios a cada hombre y a todos los hombres, para unirlos entre sí y
con Él en su verdad y en su amor.
Cada hombre, cada nación, cada
cultura y civilización tienen una función propia que desarrollar y un puesto
propio en el misterioso plan de Dios y en la historia universal de la
salvación. Este era el modo de pensar de los dos Santos hermanos: Dios
"clemente y compasivo[45],
esperando que todos los hombres se arrepientan, para que todos sean salvos y
vengan al conocimiento de la verdad... [46]
no permite que el género humano sucumba a la debilidad y perezca, cayendo en la
tentación del enemigo, sino que. en todos los años y tiempos no cesa de
concedernos una gracia múltiple, desde el origen hasta hoy, del mismo modo:
antes, por medio de los patriarcas y de los padres y, después de ellos, por
medio de los profetas; y más tarde por medio de los apóstoles y de los
mártires, de los hombres justos y de los doctores, que Él escogió de en medio
de esta vida tempestuosa"[47].
El mensaje evangélico, que los
Santos Cirilo y Metodio tradujeron para los pueblos eslavos, recogiendo
sabiamente del tesoro de la Iglesia "cosas antiguas y nuevas" [48],
fue transmitido mediante el anuncio y la catequesis en conformidad con las
verdades eternas y adaptándolo, al mismo tiempo, a la situación histórica
concreta. Gracias a los esfuerzos misioneros de ambos Santos, los pueblos
eslavos pudieron, por primera vez, tomar conciencia de su propia vocación y
participar en el designio eterno de salvación del mundo. Con esto reconocían
también el propio papel en favor de toda la historia de la humanidad creada por
Dios Padre, redimida por el Hijo Salvador e iluminada por el Espíritu Santo.
Gracias a este anuncio, aprobado en su tiempo por las autoridades de la Iglesia
—los Obispos de Roma y los Patriarcas de Constantinopla— los eslavos pudieron
sentirse, junto con las otras naciones de la tierra, descendientes y herederos
de la promesa hecha por Dios a Abrahám[49].
De este modo, y gracias a la organización eclesiástica creada por San Metodio y
a la conciencia de la propia identidad cristiana, ellos ocuparon el lugar que
les estaba destinado en la Iglesia, establecida también ya en aquella parte de
Europa.
VI. Evangelio y cultura
Los hermanos de Salónica eran
herederos no sólo de la fe, sino también de la cultura de la antigua Grecia,
continuada por Bizancio. Todos saben la importancia que esta herencia tiene
para toda la cultura universal. En la obra de evangelización que ellos llevaron
a cabo como pioneros en los territorios habitados por los pueblos eslavos, está
contenido, al mismo tiempo, un modelo de lo que hoy lleva el nombre de
"inculturación"— encarnación del Evangelio en Ias culturas
autóctonas— y, a la vez, la introducción de éstas en la vida de la Iglesia.
Al encarnarse el Evangelio en la
peculiar cultura de los pueblos que evangelizaban, los Santos Cirilo y Metodio
tuvieron un mérito particular en la formación y desarrollo de aquella misma
cultura, o mejor, de muchas culturas. En efecto, todas las culturas de las
naciones eslavas deben el propio "comienzo" o desarrollo a la obra de
los hermanos de Salónica. Ellos, con la creación, original y genial, de un
alfabeto para la lengua eslava, dieron una contribución fundamental a la
cultura y a la literatura de todas las naciones eslavas.
Además, la traducción de los libros
sagrados realizada por Cirilo y Metodio, junto con sus discípulos, confirió
capacidad y dignidad cultural a la lengua litúrgica paleo-eslava, que vino a
ser durante largos siglos no sólo la lengua eclesiástica, sino también la
oficial y literaria, e incluso la lengua común de las clases más cultas en la
mayor parte de las naciones eslavas y, en concreto, de todos los eslavos de
rito oriental. Dicha lengua se usaba también en la Iglesia de la Santa Cruz, de
Cracovia, en la que se habían establecido los benedictinos eslavos. Aquí se
publicaron los primeros libros litúrgicos impresos en esta lengua. Hasta el día
de hoy es ésta la lengua usada en la liturgia bizantina de las Iglesias
orientales eslavas de rito constantinopolitano, tanto católicas como ortodoxas,
en Europa Oriental y Sudoriental, así como en diversos países de Europa
Occidental; es tambión usada en la liturgia romana de los católicos de Croacia.
En el desarrollo histórico de
los eslavos de rito oriental, dicha lengua tuvo un papel similar al de la
lengua latina en Occidente; además, ella se ha conservado durante largo tiempo
—en parte hasta el siglo XIX— y ha ejercido un influjo mucho más directo en la
formación de las lenguas nativas literarias gracias a la estrecha relación de
parentesco con ellas.
Estos méritos en favor de la
cultura de todos los pueblos y de todas las naciones eslavas, hacen que la obra
de evangelización realizada por los Santos Cirilo y Metodio esté, en cierto
sentido, constantemente presente en la historia y en la vida de estos pueblos y
de estas naciones.
VII. Significado e irradiación
del milenio cristiano en el mundo eslavo
La actividad
apostólico-misionera de los Santos Cirilo y Metodio, que se sitúa en la segunda
mitad del siglo IX, puede considerarse como la primera evangelización efectiva
de los eslavos.
Entre los eslavos de la
península Balcánica, la solicitud de los Santos hermanos fructificó de modo aún
más visible. Gracias a su apostolado, se consolidó el cristianismo, radicado
desde hacia tiempo en Croacia.
Justamente, por tanto, los
Santos Cirilo y Metodio fueron muy pronto reconocidos por la familia de los
pueblos eslavos como padres, tanto de su cristianismo como de su cultura. En
muchos de los territorios ya mencionados, si bien habían sido visitados por diversos
misioneros, la mayoría de la población eslava conservaba, todavía en el siglo
IX, costumbres y creencias paganas. Solamente en el terreno cultivado por
nuestros Santos, o al menos preparado por ellos para su cultivo, el
cristianismo entró de modo definitivo en la historia de los eslavos durante el
siglo siguiente.
Su obra constituye una
contribución eminente para la formación de las comunes raíces cristianas de
Europa; raíces que, por su solidez y vitalidad, constituyen uno de los más
firmes puntos de referencia del que no puede prescindir todo intento serio por
recomponer de modo nuevo y actual la uni-dad del continente.
Después de once siglos de
cristianismo entre los eslavos, constatamos que el legado de los hermanos de
Salónica es y sigue siendo para dichos pueblos más profundo y serio que
cualquier división. Ambas tradiciones cristianas —la oriental, que viene de
Constatinopla, y la occidental, que viene de Roma— surgieron en el seno de la
única Iglesia, aunque sobre el entramado de culturas diversas y con una óptica
distinta respecto a los mismos problemas. Tal diversidad, cuando sea bien
comprendido su origen y convenientemente ponderados su valor y significado, no
hará sino enriquecer tanto la cultura de Europa como su tradición religiosa, y
convertirse de esta manera, en una base adecuada para su deseada renovación
espiritual.
Cirilo y Metodio son como los
eslabones de unión, o como un puente espiritual, entre la tradición oriental y la
occidental, que confluyen en la única gran tradición de la Iglesia universal.
Para nosotros son paladines y a la vez patronos en el esfuerzo ecuménico de las
Iglesias hermanas de Oriente y Occidente para volver a encontrar, mediante el
diálogo y la oración, la unidad visible en la comunión perfecta y total:
"unión que —como dije durante mi visita a Bari— no es absorción ni tampoco
fusión" [50]. La unidad
es el encuentro en la verdad y en el amor que nos han sido dados por el
Espíritu. Cirilo y Metodio, en su personalidad y en su obra, son figuras que
despierten en todos los cristianos una gran "nostalgia por la unión"
y por la unidad entre las dos Iglesias hermanas de Oriente y Occidente[51].
Para la plena catolicidad, cada nación y cada cultura tienen un papel propio
que desarrollar en el plan universal de salvación. Cada tradición particular,
cada Iglesia local, debe permanecer abierta y atenta a Ias otras Iglesias y
tradiciones y, al mismo tiempo, a la comunión universal y católica; si
permaneciese cerrada en sí misma, correría el peligro de empobrecerse también
ella.
En la actuación del propio
carisma, Cirilo y Metodio dieron una contribución decisiva a la construcción de
Europa, no sólo en la comunión religiosa cristiana, sino también con miras a su
unión civil y cultural. Ni aún hoy existe otra vía para superar las tensiones y
reparar las rupturas y antagonismos existentes, tanto en Europa como en el
mundo, los cuales amenazan con provocar una espantosa destrucción de vida y de
valores. Ser cristiano en nuestro tiempo significa ser artifice de comunión en
la Iglesia y en la sociedad. A tal fin ayudan un espíritu abierto hacia los
hermanos, la mutua comprensión y la prontitud en la cooperación mediante un
generoso inter-cambio de los bienes culturales y espirituales.
En efecto, una de las
aspiraciones fundamentales de la humanidad actual es la de volver a encontrar
la unidad y la comunión para una vida verdaderamente digna del hombre a nivel
mundial. La Iglesia, consciente de ser signo y sacramento universal de
salvación y de unidad del género humano, está dispuesta a desempeñar este deber
suyo, "que las condiciones de nuestra época hacen más urgente", para
que "todos los hombres, que hoy están más íntimamente unidos por múltiples
vínculos sociales, técnicos y culturales, consigan también la unidad completa
en Cristo"[52].
VIII. Conclusión
Conviene, por tanto, que toda la
Iglesia celebre con solemnidad y alegria los once siglos transcurridos desde la
conclusión de la obra apostólica del primer arzobispo ordenado en Roma para los
pueblos eslavos, Metodio, y de su hermano Cirilo, al recordar el ingreso de
estos pueblos en la escena de la historia de la salvación y en el número de las
naciones europeas que, desde los siglos precedentes, habían acogido el mensaje
evangélico. Todos pueden comprender con qué profundo gozo desea participar en
esta celebración el primer hijo de la estirpe eslava, llamado, después de casi
dos milenios, a ocupar la sede episcopal de San Pedro en esta ciudad de Roma.
Toda la Iglesia te da gracias a
Ti, que llamaste a las naciones eslavas a la comunión de la fe por la herencia
y por la contribución dada al patrimonio universal. Te da gracias por esto, de
modo particular, el Papa de origen eslavo. Que esta contribución no cese jamás
de enriquecer a la Iglesia, al continente europeo y al mundo entero. Que no se
debilite en Europa y en el mundo de hoy. Que no falte en la conciencia de
nuestros contemporáneos. Deseamos acoger íntegramente todo aquello que, de
original y válido, las naciones eslavas han dado y siguen dando al patrimonio
espiritual de la Iglesia y de la humanidad. Toda la Iglesia, consciente de su
riqueza común, profesa su solidaridad espiritual con ellos y reafirma su propia
responsabilidad hacia el Evangelio, por la obra de salvación que es llamada a
realizar también hoy en todo el mundo, hasta los confines de la tierra. Es
indispensable remontarse al pasado para comprender, bajo su luz, la realidad
actual y vislumbrar el mañana. La misión de la Iglesia, en efecto, está siempre
grientada y encaminada con indefectible esperanza hacia el futuro.
A todos vosotros, amadísimos
hermanos, mi bendición apostólica. Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 2 de
junio, solemnidad de la Santísima Trinidad, del año 1985, VII de mi
pontificado.
0991701
Acotaciones con motivo de su
nueva edición en español
A principios del año en curso
(1985) apareció en el mercado de libros en Buenos Aires una nueva edición del
libro del epígrafe. Decimos que se trata de una nueva edición aunque este hecho
no se desprende de la página que normalmente refleja datos bibliográficos. Por
ello, al lector inadvertido esta obra puede parecer de reciente data y ello
tanto más por cuanto trae una bibliografía de obras de Toynbee en traducción al
castellano publicadas recientemente (entre 1969 y 1981), y una bibliografía de
obras sobre la Segunda Guerra Mundial también de fecha reciente (p. 19-20). En
realidad se trata de una reedición hecha por SARPE de Madrid de la primera
edición española de la obra La Europa de Hitler, impresa en 1955 por la
editorial AHR (León XIII, 24), Barcelona.
La Europa de Hitler no es una
obra directa y exclusivamente escrita por Arnold J. Toynbee, aunque se le
atribuye la autoria en la portada. Más bien ella "es el trabajo de una
serie de historiadores, coordinados por Arnold J. Toynbee, entre los que se
destacan Verónica M. Toynbee, Patricia Harvey, Katharine Duff, Elisabeth
Wiskemann, James Parker, sir Desmond Morton, el vizconde Chilston y Sidney
Lowery", según se dice en la nota sobre Arnold J. Toynbee, en la cual se
menciona la fecha de su natalicio (14-4-1889) pero no de su muerte (22-10-1975)
! Todo parece apuntar a que el lector obtenga la impresión de que aquí se trata
de una obra recientemente escrita. Lo nuevo en esta edición es que fue
publicada en un solo tomo, mientras que la edición española del año 1955 ha
sido publicada en dos tomos. Además, en la presente edición están omitidas
todas las notas y referencias, privando así al lector de la información
bibliográfica útil para la evaluación de distintas aseveraciones dudosas u
objetables de la obra.
El motivo de volver nuevamente
sobre este tópico estriba en el hecho que la misma —o sea la nueva edición— fue
recomendada por las autoridades universitarias de Buenos Aires a los
estudiantes de la historia como libro de referencia. Este hecho impone la
necesidad de formular algunas observaciones pues esta obra, en cuanto a Croacia
se refiere, adolece de insuficiencias y errores que reclaman corrección o
aclaración. Ya en 1963, al referirse a la edición del año 1955, el director de
la revista Studia Croatica, el finado Ivo Bogdan, escribió: "...en el
libro 'Hitler's Europe', redactado con la ayuda de todo un equipo de
colaboradores, en capítulo dedicado a Croacia (La Europa de Hitler, Barcelona,
1955, vol. II, pp. 289-74) publica (i.e. A. Toynbee), mayormente, un montón de
datos y slogans, tomados del arsenal de la propaganda de guerra
servio-comunista". (Véase: La Tragedia de Bleiburg - Documentos sobre
las matanzas colectivas de los croatas en la Yugoslavia comunista en 1945;
Edición especial de Studia Croatica, Buenos Aires, 1963, p. 71). Es
lamentable pues que después de treinta años esta nueva edición repite las
mismas formulaciones dudosas y aseveraciones erróneas como si en el ínterin no
se hubiera publicado ninguna obra histórica o de otra índole que justificara
algunas rectificaciones en una nueva edición. Al escribir estos juicios nos
referimos, por supuesto, al párrafo titulado "El Estado 'Independiente' de
Croacia" (p. 437-440) con el cual comienza el capítulo "La Yugoslavia
desmembrada" (p. 437-451).
A continuación trataremos de
corregir las aberraciones más obvias que se formulan en ese capítulo en
relación con la creación y la existencia del Estado Independiente de Croacia
durante la guerra 1941-1945.
Dicho capítulo comienza
diciendo: "Antes de mediados de abril de 1941, el famoso terrorista Ante
Pavelić fue nombrado Jefe, o Poglavnik, de un hipertrofiado Estado
fascista croata que pronto había de incluir toda Bosnia, con Syrmia, hasta
cerca de Belgrado, mientras perdía la mayor parte de Dalmacia". Al
respecto valga el siguiente comentario.
El Dr. Ante Pavelić,
diputado nacional por la capital de Croacia, Zagreb, en el parlamento de Belgrado
1927-1929, y fundador de la Organización Revolucionaria Croata Ustaša (1929),
asumió la jefatura del Estado Independiente de Croacia por derecho propio como
Poglavnik (jefe) de la mencionada organización Usćaša, en cuyo nombre el
coronel Slavko Kvaternik proclamó el Estado Independiente de Croacia por la
radio de Zagreb, el 10 de abril de 1941. Por lo tanto, el Dr. Ante Pavelić
no fue nombrado jefe del nuevo Estado croata por nadie extraño, como lo parecen
insinuar los autores de este capítulo. La calificación de Pavelić como
"terrorista" depende mayormente de la posición que uno asume en el
problema de calificación de asesinato de un tirano o dictador, o sea, si el
regicidio es un acto terrorišta o no lo es. Los servias, por ejemplo,
consideran el asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo, el
28-64914, un acto patriótico, por lo cual instalaron un museo en Sarajevo en
memoria de su autor Gavrilo Princip y sus compañeros. Los croatas, en cambio,
consideraban el atentado de Marsella (9-10-1934), contra el rey dictador
Alejandro I. como un acto de necesidad política conducente a la liberación
nacional. Sin embargo, es menester destacarlo, que durante toda la existencia
del Estado Independiente de Croacia jamás se había escrito sobre ese regicidio.
Los autores del capítulo en discusión evidentemente hicieron suya la opinión de
los servios y de la opinión pública en algunos países occidentales de la época
Por ello, toda discusión al respecto resulta superflua.
No es así, sin embargo, con
respecto a la aseveración de que Pavelić "fue nombrado Jefe... de un
hipertrofiado Estado fascista croata" por haber incluido "toda
Bosnia, con Syrmia", poniendo así en duda el carácter croata de estos
territorios. El Estado Independiente de Croacia abarcaba las siguientes partes
constitutivas del territorio étnica e históricamente croata: Croacia
propiamente dicha, Eslavonia con Srijem (Syrmium), Bosnia y Herzegovina y una
parte de Dalmacia, debiendo ceder (1941-1943) a Italia la otra parte que los
Aliados, mediante Pacto de Londres del 26-4-1915, prometieron a Italia en
compensación o precio por la declaración de guerra a las Potencias Centrales de
las cuales hasta entonces formaba parte. Si Bosnia y Herzegovina no son
provincias croatas, cabe la pregunta: ¿De quién son?
A fin de facilitar la respuesta,
mencionemos tan sólo los siguientes datos históricos.
Durante las migraciones de
pueblos los croatas poblaron Bosnia y Herzegovina y siguen viviendo en ellas
permanentemente. Bajo el duque (dux) Trpimir (845-864) y luego bajo el rey
(rex) Tomislav (910-928) y sus sucesores Bosnia formaba parte del reino croata
que se extendía desde el Mar Adriático hasta el río Drina que ya en 395 el
emperador Teodosio fijó como línea demarcatoria entre el Imperio Romano
Oriental y el Occidental. Desde la llegada de los croatas a las orillas del
Adriático, donde fundaron su Estado, hasta mediados del siglo. XV cuando cayó
bajo el dominio otomano, Bosnia formaba parte, de uno u otro modo del ente
estatal croata, siendo uno el reino de Bosnia a los fines del siglo XIV. Bosnia
jamás formó parte de Servia, con excepción de un lapso de doce años (949-960)
cuando el župan (comes) servio Časlav, aprovechando desórdenes internos en
Croacia, ocupó Bosnia y otras regiones croatas hasta los ríos Vrbas y Cetina.
Ni siquiera el imperio de Dušan (1331-1355), el más poderoso y capaz monarca
servio (Serborum et Graecorum imperator - 1346), jamás había incorporado a
Bosnia de aquel entonces dentro de sus fronteras. Existen innumerables
documentos históricos que dan prueba de la conciencia y sentimiento nacionales
croatas tanto de los católicos como también de los musulmanes en Bosnia y
Herzegovina en el pasado y en el presente[53].
En cuanto a Srijem (Syrmia) hay
que recordar que recién desde 1946 esta región pertenece a Vojvodina y como tal
a la República Socialista de Servia. Hasta entonces Srijem perteneció al Reino
triuno de Croacia, Eslavonia y Dalmacia, salvo períodos en que en el pasado
pertenecía a Hungría, o Turquía, o cuando se hallaba bajo la administración
imperial austríaca de 1849 al 1861. De 1861 al 1918 Srijem constituía župania
srijemska' (comitatus syrmiensis) y como tal parte de Croacia.
Aparte de estos errores
fundamentales este capítulo contiene varias aseveraciones de menor envergadura
que requieren aclaración o rectificación.
Hablando de la formación del
primer gobierno croata los autores dicen que el dr. Andrija Artuković
"había estado complicado en los preparativos del asesinato del Rey
Alejandro en 1934". Es cierto que Artuković, como uno de los
sospechosos en la organización del atentado, fue extraditado de Londres a
Belgrado a pedido del gobierno francés. Sin embargo, también es cierto que
Artuković ha sido absuelto de toda culpa en el proceso que se llevó a cabo
en la primavera de 1936 y que fue devuelto a Londres donde vivía.
La frase: "...la ficción de
una recuperada independencia croata, después de mil años de servidumbre. obtuvo
inevitablemente aplausos" revela el total desconocimiento de los autores
del capitulo de la historia constitucional de Croacia. Si bien había épocas
durante la milenaria historia croata en que estaban infringidos los poderes del
Sabor (dieta, parlamento) y del Ban (prorex, virrey) croata como pilares de la
constitución de la Croacia feudal, es una aberración imperdonable calificar los
mil años de la historia croata como años de "servidumbre". Los
croatas elegían a sus reyes libremente de acuerdo a sus intereses vitales.
Políticamente no se puede hablar de servidumbre de Croacia en la cual se vivía
como en el resto de los países europeos, salvo en las regiones de Croacia bajo
la cambiable dominación turca.
No es correcto sostener que
"el 24 de enero de 1942 el Poglavnik creó un Consejo de Estado croata
...". Lo que hizo el Dr. Pavelić el 24-1-1942 fue convocar por
decreto para el 23-2-1942 el Sabor (parlamento) croata, suspendido el
29-10-1918. Evidentemente los autores del capítulo confundieron el Sabor con el
Consejo de Estado creado en octubre de 1942 para facilitar la labor
legislativa.
El penoso fenómeno de la
exterminación mutua entre servios (četniks) y croatas (ustaša) durante la
guerra los autores la ligan indebidamente con el aún más penoso problema de los
judíos en el nuevo Estado, obligado, en Ias circunstancias reinantes, a dictar
la legislación racial impuesta. A pesar de ello es históricamente erróneo
afirmar: "...los servios de Bosnia y los judíos, en todos los lugares
donde pudieron ser encontrados, fueron víctimas de la furia desenfrenada de los
salvajes pretorianos de Pavelić". Hubo muchos excesos contra los
funcionarios y dirigentes servios en las primeras semanas del clima
revolucionario de la existencia del nuevo Estado. Pero —como regla— ningún
servio fue ultimado por el solo hecho de ser servio, menos aún por ser judío.
Las pocas excepciones de esa regla fueron castigadas por las autoridades
gubernamentales. Es sabido que la jefatura militar croata comprendía a varios
generales y oficiles ortodoxos y que un ministro en el gobierno croata era un
servio de Bosnia (Dr. Sava Besarović). También es conocido que las esposas
de varios miembros de la conducción política croata (la del mariscal Kvaternik,
del Dr. M. Žanić, del prof. I. Oršanić, etc.) eran judías o de origen
judío, lo que explica porqué en las altas esferas políticas la legislación racial
había sido recibida a regañadientes y porqué la misma fue provista de varias
excepciones. Por fin cabe destacar que era judío el Dr. Josip Frank, jefe del
Partido Croata de Derecho, cuyo fundador ha sido el gran liberal y demócrata,
el Dr. Ante Starčević (1823-1896), reconocido por el pueblo croata
como Padre de la Patria. Los seguidores de Starčević, bajo el
liderazgo de Frank, recibieron el apodo "frankovci"
("frankistas") y eran ellos los que jugaban el papel predominante en
la política del Estado Independiente de Croacia. Es por ello que en la historia
moderna croata jamás se dio el antisemitismo.
También adolece de inexactitud
la frase: "Resultaba irónico que, en la primavera de 1942, el Poglavnik
estableciese una Iglesia Ortodoxa Croata, con el fin de controlar más
rígidamente a los servios que habían sobrevivido a las matanzas". Aquí no
hay ironía alguna, sino el desconocimiento de las verdaderas causas de la
creación de la Iglesia Ortodoxa Croata en reemplazo de la Iglesia Ortodoxa
Servia. Los ortodoxos en Croacia no han sido solamente los servios, sino
también los croatas, rusos, ucranianos, macedonios y montenegrinos. Pero la
razón principal era el hecho de que las iglesias ortodoxas son nacionales,
motivo por el cual en el Estado croata la Iglesia Ortodoxa debía denominarse
croata y no servia.
Tampoco es correcta la
aseveración: "Más tarde, después de una serie de acuerdos que culminaron
en junio de 1942, cuando los ustaša se pusieron abiertamente de acuerdo con los
Četnicis, aumentaron los sentimientos croatas contra Pavelić".
Lo correcto es exactamente lo contrario! El pueblo croata aceptaba con alivio
los acuerdos de no agresión mutua entre las autoridades croatas en distintas
zonas de Croacia con los comandantes regionales de las unidades de los
četniks servios, quienes mediante acuerdos reconocían el Estado croata y
se comprometían a combatir a los partisanos comunistas. El acuerdo del
19-6-1942 no ha sido firmado con los četniks, sino con el general italiano
Mario Roatta, comandante de Supersloda (Comando Supremo Slovenia-Dalmacia), en
Zagreb, que entre otros asuntos de índole militar, policial, administrativa y
de comunicaciones, también regularizaba el uso y el comportamiento de las
unidades de la "milicia anticomunista" (Milizia volontaria
anticomunista), o sea, los četniks armados y aprovisionados por el
ejército italiano en su zona de guarnición en el territorio croata. En base al
mencionado acuerdo de Zagreb las comisiones especiales croatas estaban
autorizadas a negociar con los comandantes individuales de los četniks en
las zonas sublevadas. Recién en 1945 hubo contactos entre el gobierno croata y
el general Draža Mihajlović, supremo comandante de los četniks
servios y ministro de defensa del gobierno yugoslavo en Londres, con el fin de
coordinar la acción contra los comunistas.
Por fin cabe referirnos a las
denigrantes acotaciones respecto al valor militar y la lealtad hacia el Estado
croata del ejército regular croata —domobrani— al que los autores denominan
"Guardia Interior". En efecto, escriben: "Esto (i.e. la requisa
de la cosecha) hizo tambalearse la lealtad de la Guardia Interior
(Domobranstvo) que, con excepción de los oficiales ustaša, no había dado
señales de entusiasmo desde los primeros momentos; nunca se pudo confiar en
ella para luchar contra los partisanos; cuando fue enviado al frente oriental,
no se portó bien". Respecto a estas afirmaciones debemos observar que un
ejército compuesto de reclutas (domobranstvo) siempre evidencia menor entusiasmo
combativo que las unidades integradas por voluntarios (ustaša). Además, los
domobrani no estaban comandados por los oficiales ustaša, sino por sus propios
oficiales. No obstante y descontando pocos casos de defección de sus oficiales,
los domobrani lucharon denodadamente contra los partisanos y los četniks,
pues éstos combatían por la Yugoslavia comunista, o la monarquía
respectivamente, si bien pudieron impunemente cambiar de bando. Si fuera así
como escriben los autores, ¿cómo se explica que unos ciento treinta mil
domobrani no se rindieron, en mayo de 1945, a los partisanos, sino, siguiendo
las directivas del gobierno croata, se rindieron al VIII Ejército británico?
Este, sin embargo, no aceptó su rendición, y violando las convenciones
internacionales, los desarmó y entregó al ejército comunista de Tito para ser
masacrados en forma inmediata o durante marchas de muerte. De este terrible fin
del ejército croata a manos de los comunistas yugoslavos, los autores pretenden
no saber nada. Así es, pues, cuando sólo los vencedores escriben la historia!
Milan
Blažeković
0991801
Con el título del epígrafe ARAB
NEWS, uno de los principales diarios en inglés de Arabia Saudita, publica el 9
de setiembre último el despacho de su corresponsal y colaborador Kerim Reis,
buen conocedor de la situación política y religiosa imperante en el sureste
europeo. Transcribimos a continuación sus puntos salientes:
"El joven iman (sacerdote)
Mustafa Spahić conducía un día las oraciones de los escolares primarias
cuando irrumpió la policía y se lo llevó. Luego fue condenado por "la
propaganda hostil" y todavía se encuentra encarcelado. Es cosa que con
frecuencia ocurre ahora en Yugoslavia cuando el régimen comunista decidió
ensañarse nuevamente con la comunidad musulmana.
En Yugoslavia viven más
musulmanes que en cualquier otro país europeo. Cada quinto habitante de ese
estado multinacional pertenece al Islam. Se trata de hijos de los aborígenes
croatas y albaneses que abrazaron el islam durante los 500 años cuando sus
tierras formaban parte del imperio otomano.
Todavía hoy y con gran orgullo
ponen de relieve a sus prohombres, poetas, constructores, generales y
estadistas que durante siglos dieron al mundo islámico. Hoy los musulmanes
croatas están concentrados en Bosnia, una de las repúblicas federativas de
Yugoslavia...
Recientemente asistimos a la
renovación del islam en Yugoslavia. En general, se debe esa reforma a la
juventud. A principios de los años 70 muchos musulmanes se fueron al extranjero
a trabajar o estudiar. Al volver, no trajeron plata sino también el deseo de
merecer otro trato en casa. Uno de los signos de esa renovación y de la nueva
conciencia fortalecida son centenares de nuevas mezquitas y escuelas religiosas
que surgen por doquier donde haya nucleos musulmanes. Gracias a la ayuda de
ciertos estados musulmanes en 1978 fue reabierta la facultad teológica islámica
y Medresa (colegio) femenino en Sarajevo, cerrados por el gobierno comunista en
1945.
Pero las nuevas mezquitas se
convirtieron en foco de nuevos conflictos. El gobierno sostiene que
"exceden las necesidades" de la comunidad musulmana y que ese hecho
"puede generar dificultades políticas". No hace mucho un funcionario de
Belgrado advirtió que "todo edificio religioso, levantado sin el debido
permiso sencillamente será demolido...
Por su parte los musulmanes
temen que el estado consiga lo mismo, pero de otra manera, y dan como ejemplo
el caso de la nueva mezquita de Zagreb, capital de Croacia. Tras largos años de
peticiones y debido en primer lugar a la presión ejercida por las naciones
musulmanas sobre el gobierno yugoslavo, fue otorgado el permiso de construir
una nueva mezquita en lugar de la anterior, convertida en museo. Pero, justamente
antes de terminarse su construcción quedó gravísimamente dañada en un incendio
asaz sospechose. Luego, los funcionarios gubernamentales demoran su reparación,
sosteniendo que la mezquita es más amplia de lo necesario. Los musulmanes de
Zagreb temen ahora que el régimen nunca permitirá su habilitación.
Uno de los frutos de la nueva
conciencia islámica es el reclamo de los iguales derechos para los musulmanes
que para otros ciudadanos. Los musulmanes se preguntan a menudo por qué no
están proporcionalmente representados en la administración, la economía y las
fuerzas armadas. Traen a colación el caso de Bosnia, pues el grupo étnico
servio favorecido facilita más de cuatro veces empleados al gobierno federal
que la comunidad musulmana croata, si bien esas dos comunidades confesionales
casi se igualan numéricamente. Para eso dan ejemplo del Estado Independiente de
Croacia, de corta duración durante la Segunda Guerra Mundial, cuando a los
musulmanes se los trataba a pie de igualdad, como ciudadanos totalmente
iguales.
Los musulmanes se hallan en el
escalón más bajo de la escala económica. En Kosovo el desempleo es dos veces
mayor del promedio estatal. El ingreso per rápita, a su vez, es dos veces menor
que en la vecina Servia.
Las autoridades tratan especialmente
de impedir el acceso al Corán. Un estudiante árabe que cursó sus estudios en
Yugoslavia, me contó que pudo ingresar al país sólo un ejemplar del Corán, que
fue registrado en la aduana y descargado del registro cuando salió del país. En
1984, en Sarajevo las autoridades requisaron y destruyeron todas las copias de
una gramática árabe por haber descubierto en ella un inspector estatal unas
pocas líneas extraídas del Corán.
Los jefes religiosos e
intelectuales se han convertido en blanco especial de la persecución oficial
contra la comunidad musulmana. Alija Izetbegović —musulmán croata de
Sarajevo— fue condenado a prisión hasta 1993. Fue acusado de "propaganda
hostil" y de "la idea panislámica". Es autor de la Declaración
islámica, que de hecho es un ensayo filosófico en el cual se invitan los
musulmanes a cumplir con su religión. Sin embargo, el gobierno interpretó el
repudio de todas las dictaduras que hace la Declaración como una critica
especial del marxismo...
Belgrado fue sorprendida con los
llamados del extranjero en los que se pidió el cese de la violación de los
derechos humanos de los musulmanes en Yugoslavia. Los funcionarios
gubernamentales lo calificaron como "injerencia foránea en los asuntos
internos de Yugoslavia" y atacaron con virulencia a la Liga Mundial
Musulmana, al Consejo Islámico Mundial y Amnesty International. El gobierno de
Belgrado es muy sensible, por razones económicas, a qué actitud toman los
estados islámicos. Los contratos de construcción y la venta de armamentos en el
Medio Oriente aporta a Yugoslavia centenares de millones de dólares anualmente.
El petróleo y la ayuda procedente del Medio Oriente, contribuyen a que se
mantenga la economía yugoslava, gravemente hipotecada.
Es prematuro predecir de qué
modo el gobierno yugoslavo piensa resolver lo que denomina "el problema
musulmán Hasta ahora no hay indicios de que modificará sus procederes. Pero,
cuanto más dura esta crisis, más difícil será resolverla- y de ese modo la
comunidad musulmana se enajenará aún más. De hecho, según manifestó un
dirigente musulmán, la pregunta más frecuente que hacen los creyentes
musulmanes cuando formulan "fetva" (consulta a mufti) es:
"¿Deben los musulmanes en caso de guerra en general defender a
Yugoslavia?".
* * *
Como repercusión del comentario
precedente ARAB NEWS (25-10-85, p. 6) publicó la siguiente carta de Javed Ahmad
(Omán):
"El reciente artículo del
Sr. Kerim Reis sobre el Islam en Yugoslavia es muy informativo. Mi hermano
estudió en Yugoslavia y confirmó todo lo que publicaron acerca de ese pais. Me
extraña que no cunda alerta en el mundo islámico en vista de esta triste
situación".
0991901
El semanario italiano L'EXPRESSO
en su número del 1-9-1985 publicó un extenso reportaje sobre la Yugoslavia
actual, titulado "El servio en escenario" y con el subtitulo
"Bajo los golpes de la crisis económica y del nacionalismo empezó a
desmoronarse el edificio constitucional frágil, construido por Tito para
asegurar el equilibrio entre sus repúblicas constitutivas". Prescindiendo
de ciertas inexactitudes y ligeras conclusiones, el articulo reviste
importancia por salir en Italia, donde la opinión pública conoce muy poco
acerca de la situación imperante en el pais vecino. Por ello, transcribimos, en
versión castellana, los extractos más salientes del referido reportaje.
El estado trata de recordar a
sus 23 millones de súbditos que en los próximos meses estará sometido a una
operación radical que hará peligrar la coexistencia, no siempre pacifica, de
las seis repúblicas y dos provincias autónomas que lo integran. Por esa razón
se reunió en Belgrado "la nueva clase" —según la denomina Milovan
Djilas— y en un cónclave secreto decidió —como alguien la definió con
eufemismo— el destino de Yugoslavia.
¿De que se trata, en realidad?
Para comprenderlo hace falta
seguir con atención el hilo de los últimos acontecimientos. El 19 de julio se
reunió el Comité Central del Partido Comunista Yugoslavo. Hay "mucha sopa
pasada de punto"; en el Congreso hay varias leyes que esperan su
aprobación y promulgación. La primera tendría que definir con mayor precisión
cuáles son las zonas subdesarrolladas. ¿Quién necesita más la ayuda? Kosovo,
por supuesto, este eterno foco estacionario en la cola de la Federación. Pero,
¿por qué no también Macedonia, Montenegro, determinadas zonas de Bosnia e
incluso de Servia?
El segundo problema estriba en
cómo repartir la torta de las divisas extranjeras? Croacia y Eslovenia, gracias
al turismo, las tienen en abundancia, pero se niegan a entregarlas a los
organismos centrales. Qué egoismo, sostienen los delegados de las demás
repúblicas; es fácil para comerciantes, hoteleros y dueños de restaurantes
croatas y eslovenos em-bolsar divisas fuertes y olvidarse que para ello
contribuyeron también sus vecinos (El periodista italiano da crédito con
ingenuidad a esos argumentos. desconociendo que el gobierno central de
Belgrado, de una u otra manera, se apropia del 90% de divisas, ganadas por las
dos repúblicas más industriosas y desarrolladas: Croacia y Eslovenia. N. de la
R.)
Luego se plantean problemas
cruciales: aplicar nuevos métodos en la planificación. Yugoslavia, en opinión
de su cúspide partidaria y estatal, perdió el compás. Cada república y cada
provincia autónoma tiene su propio sistema de precios, impuestos, sueldos y
salarios, jubilaciones y ayuda social. Una parcelación salvaje y rígida hace
imposible cualquier forma de planificación razonable. Bueno, eso son cuentos
viejos. Pero el 22 de julio estalló una nueva "bomba" más enervante
todavía.
Ese día la presidencia federal
de la Alianza Comunista hizo público un informe que conmovió a todos los
funcionarios. "La Presidencia", dícese en dicho informe, "evalúa
que la situación en la República Socialista de Servia, pese a los resultados
logrados, empeoró debido a las diferencias político-administrativas y a las
interpretaciones opuestas de la Constitución. La presidencia recalcó que esos
conflictos y diferencias pue-den solucionarse sólo en virtud de los documentos
partidarios y constitucionales de 1974".
¡La questión servia! ¡Qué
espectro viejo emerge en nuestra memoria! Para un cronista actual resulta
des-agradable enfrentarse nuevamente con ese viejo problema, que indagaban
renombrados corresponsales europeos, que hace más de cincuenta años hacían
combinaciones en los hoteles belgradenses tratando de atar cabo con rabo en
esas complicadas intrigas y conjuraciones del ámbito servio y balcánico.
Sin embargo, si hoy queremos
comprender qué es lo que pasa en la galaxia de los sureslavos, es indispensable
comenzar por Servia ...
La Apuesta de 1974: Todo empezó
en 1974 con la implantación de una reforma bizantina constitucional la más
intrincada de nuestros días. En la cumbre de la pirámide se encontró una
presidencia colegiada de ocho miembros en representación de las seis repúblicas
y dos provincias autónomas que a su vez elige al titular de la Federación por
el término de un año. El mismo sistema rige para el gobierno, la Alianza
Comunista y todos los cargos electivos. Una sagacidad muy ocurrente,
aparentemente perfecta, detrás de la cual subyacen casi todos los infortunios
actuales de Yugoslavia.
Gran Servia: Con la muerte de
Tito y la agravación de la crisis económica la faraónica pirámide institucional
empezó a crujir. Las criticas se tornan cada vez más clamorosas... No es de
extrañar que reapareciera también la llamada cuestión servia. Este problema
resurge debido a la situación de hecho y a los reclamos nacionalistas. La
situación de hecho consiste en que desde la promulgación de la Constitución de
1974 en Yugoslavia ya nada es yugoslavo...
La cenicienta en ataque: En ese
momento Servia que se considena madre y padre de la Nación empieza a
reaccionar. Servia, arguyen, se transformó en cenicienta de la Federación.
En el .papel, tomando en
consideración Kosovo y Voivodina, Servia es la república más importante con
nueve millones y medio de habitantes... De hecho, Kosovo y Voivodina son
provincias autónomas, con gobierno y planificación propios. En Kosovo, fértil y
nacionalista, el éxodo de servios está en curso... A quienes sustentan que
sería bueno que Kosovo y Voivodina se convierten, también formalmente, en
repúblicas, contestan al unísono, tanto los "liberales" como los
"centralistas" servias que no debería ni pensarse en ello. Sin
Voivodina, y sobre todo sin Kosovo, Servia no puede existir. Allí está el
santuario de la ortodoxia, allí se libraron los combates por la independencia,
allí están acumulados los recuerdos y sentimientos comunes...
¿Una nueva Constitución? Tocar
la Constitución, me dicen en Zagreb y Belgrado, significaría meterse en un
barril con la mecha ya encendida. Están en juego intereses que no afectan sólo
a Servia que nuevamente quiere ser el centro de la Federación... Se trata
incluso del edificio acrobático, construido por Tito y Kardelj. Podría
volatilizarse. Hay gente que habla en Croacia de una Yugoslavia simplificada,
de un estado en el que Montenegro y Voivodina desaparecerían como unidades
federales; Bosnia-Herzegovina sería integrada a Croacia, y Kosovo quedaría
librado a su destino.
Por supuesto son sueños,
combinaciones político-geográficas que hacen los nacionalistas croatas más
enfervorizados. Sin embargo, ¿hay posibilidad de introducir una nueva
Constitución ¿Qué hacer? Los mecanismos de la autogestión fallan en cada
instancia. La inflación y la escasez de alimentos básicos crean un descontento
creciente. Con ese descontento nacen nuevos nacionalismos y autonomismos
enardecidos que Tito, en los últimos años, quiso erradicar de cuajo.
0992001
Un colaborador nuestro nos ha
enviado estos días el comentario de epígrafe, publicado en EL MERCURIO de
Santiago de Chile el 24 de abril de 1980. Dada su actualidad pese a cinco años
transcurridos, lo reproducimos íntegro.
"Ante la inminencia del
reemplazo del Mariscal Tito, la pregunta universal es si Yugoslavia continuará
siendo una nación unida e independiente o si sobrevendrá su división o, lo que
es peor su ocupación y anexión por parte de la URSS.
Quien retroceda en la historia
has-ta llegar al Imperio Austro-Húngaro y su derrumbe en la guerra de
1914-1918, tendrá presente que Yugoslavia nació, en el fondo, de la
desintegración de ese Imperio y pasó, por el Tratado de Versalles. a constituir
un mosaico arbitrario y forzado de diferentes nacionalidades. La situación no
mejoró en la Segunda Guerra Mundial, en que la Unión Soviética convenció a los
aliados de que debía mantenerse como nación independiente, tal como estaba,
preocupándose subrepticiamente de socavar la monarquía para poner a la cabeza
de ese país al guerrillero Josip Broz.
Son seis las naciones o
repúblicas eslavas que integran Yugoslavia y en ellas se incluyen dos amplias
mino-rías nacionales, la de los albaneses y la de los húngaros. Los idiomas que
se hablan en el territorio son cuatro eslavos diferentes, y se emplean dos
alfabetos, el latino y el cirílico, aparte de que la población profesa las más
diferentes religiones, desde la musulmana o islámica hasta la ortodoxa y la
católica.
Por lo mismo, y reduciendo el
problema a sus términos más esenciales, hay a lo menos dos grandes sectores
dentro de Yugoslavia: el de cultura latina y el de cultura bizantina. El
primero lo forman los eslovenos y los croatas, inclinados y asimilados al
Occidente, y el segundo los servios, montenegrinos y macedonios. Los servios
son los más numerosos, siguiéndoles los croatas, eslovenos, macedonios y
montenegrinos en orden decreciente. Como el Gobierno está en manos de los
servios, hacia los cuales sienten aversión estos otros, las pugnas internas son
continuas y puede decirse que Yugoslavia vive en un estado de sofocación
política, por la dictadura de Tito, su Ejército —en su mayoría servio—, y su
policía secreta.
No es extraño, en consecuencia,
que hayan continuos choques y la unidad y la paz de superficie se mantengan
sólo por el rigor del centralismo de Belgrado. Incluso el Partido Comunista
yugoslavo se encuentra dividido según sus agrupaciones nacionales, de manera
que los comunistas que no son servios protestan por el excesivo poder de
Belgrado y proclaman que la consigna oficial de la Liga de Comunistas
"Hermandad y Unidad", no pasa de ser una expresión retórica, vacía de
contenido.
A lo dicho se agrega la
explotación económica de que son objeto los croatas y eslovenos, pues las repúblicas
referidas son las más ricas en recursos y de más vigoroso desarrollo económico,
justamente por su psicología y formación occidentales, lo que aprovecha
Belgrado, o sea, Servia, para alimentar sus gastos. Por esto el centralismo de
Tito las ha gravado con los impuestos más pesados y las obliga a remitir una
parte considerable de sus ingresos a los bancos de Belgrado o directamente al
Gobierno central. Es frecuente leer y oir a croatas y eslovenos la afirmación
de que su desarrollo económico se halla bloqueado por la dictadura servia.
Añadamos a esto que es precisamente la región croata-eslovena la que atrae
mayores masas turísticas, que producen buenas divisas, fenómeno que también
aprovecha el Gobierno central.
Esta situación provoca una
continua emigración desde Croacia y Bosnia Herzegovina hacia Europa occidental
o a ultramar, hecho que viene a explicar por qué también Yugoslavia recibe un
flujo de remesas del extranjero, provenientes de recursos que los residentes
fuera de sus fronteras y que trabajan y ganan buenas remuneraciones envían a
sus familias. Igual ocurre con los eslovenos, que sufren de despoblación, y se
suman a las acusaciones contra Belgrado de ser el eje de una burocracia
"centralista y arbitrariamente unitarista", que instiga a expatriarse
para disminuir la masa de opositores, que se agrega a la croata.
Como si lo anterior no fuera
suficiente, se agrega el problema lingüístico o idiomático. Los croatas
reclaman la igualdad lingüística, para que se reconozca en su territorio el uso
de su idioma en el mismo plano que los servios, los eslovenos o los macedonios,
protestando contra el acuerdo artificial de Novi Sad, que en 1954 creó la
ficción de un idioma "unitario", que sería el servio. Además, los
croatas reclaman su derecho a un nacionalismo, a una cultura y a un modo de ser
propios, junto al de ejercer sin hostilidades ni opresiones el culto católico.
Hay, pues, un grave problema
interno en Yugoslavia, disimulado por la dictadura de Tito, cuya ausencia
pondrá de nuevo en evidencia las pugnas de los distintos sectores o núcleos
culturales y raciales que la integran.
El descontento alcanza sobre
todo a las juventudes y la Universidad de Zagreb, en Croacia, es el bastión de
la protesta contra la dictadura titoista.
Por eso Tito, en su flexibilidad
acrobática, se vio obligado a crear una presidencia colectiva, que mezcla en
una misma mesa a las distintas tendencias, con hábil predominio de los adictos
a su gobierno, pero que es sólo un disfraz de las tensiones y desacuerdos
internos."
0992101
L'OSSERVATORE ROMANO, edición
semanal en lengua española, del 6 de octubre de 1985, publica la siguiente
nota:
"La Santa Sede se adhirió
desde un principio a la iniciativa del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo
de celebrar en 1985 el Año Europeo de la Música, con motivo del III centenario
de Bach, Haendel y Scarlatti, no sólo para poner de relieve el papel que la
música ejerce actualmente en la sociedad, sino también y sobre todo para
subrayar el valor espiritual, religioso y litúrgico de la música. En realidad,
toda la música europea proviene de una misma fuente: el canto gregoriano, que
es el canto "propio de la liturgia romana" y que durante siglos ha
constituido un eficaz lazo de unión para Europa. Para este Año Europeo de la
Música la Santa Sede designó un Comité especial presidido por mons. Doménico
Bartolucci, maestro director perpetuo de la Capilla Sixtina, y compuesto por
miembros de diversas naciones. Este Comité ha realizado numerosas inicativas,
que han culminado los días pasados con el Congreso internacional de las
"Scholae Cantorum" y que reunió en Roma a veinte mil cantores
procedentes de 24 países.
Inauguró el Congreso el cardenal
Augustin Mayer, o.s.b., Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el
día 26 de septiembre. El día 28 intervino en las sesiones el Secretario Papal,
cardenal Agostino Casaroli, que pronunció una alocución. El Congreso se
clausuró con la Misa del Papa en la basílica de San Pedro el 29 de
setiembre."
Al final, de su homilía que
pronunció durante la concelebración eucarística Juan Pablo II se dirigió a los
croatas presentes diciendo:
"¡Sean alabados Jesús y
María! Saludo de corazón a los representantes de la "Schola Cantorum"
de Croacia. Sé cuánto ama el pueblo croata la música y cómo incluso el pueblo
sencillo participa en la música sacra durante la Santa Misa y las otras
devociones cristianas. Además existe allí la costumbre de que los campe-sinos
croatas acompañen el trabajo de sus campiñas con bellísimas canciones marianas,
que son numerosísimas, y así dan gloria al Señor con el trabajo y la
plegaria-canción. Seguid así también en el futuro.
A vosotros aquí presentes y a
todos los nue han quedado en casa el Papa imparte de corazón su bendición
apostólica."
0992201
En la última entrega de Studia
Croatica nos hemos referido marginalmente a la exposición retrospectiva de
la escultora chilena de origen croata Lily Garafulić, realizada en el
Instituto Cultural de Las Condes. Disponiendo de comentarios, referencias y
juicios que esa retrospectiva mereció a los críticos de artes plásticas
chilenos, a continuación transcribimos sendos conceptos y juicios, lamentando
que las razones de espacio no nos permiten ser más extensos.
Sonia Quintana, en el suplemento
Artes y Letras del diario EL MERCURIO de 22-9-85, en su glosa "Lily
Garafulić, Monumento a la Solidez" destaca que la retrospectiva que
presenta "responde, en primer lugar, al concepto de imponente. Las 60
obras expuestas hablan de su existencia dedicada a la escultura, de su oficio
riguroso, de su infinito vuelo traducido en piezas de mármol, piedra, madera o
metales".
"Mujer de principios y
pasiones, de voluntad granítica y generosidad sin medida. Artista de talento y
esfuerzo, Lily Garafulić es capaz de provocar toda suerte de impresiones,
pero jamás indiferencia. Reconoce haber heredado de sus ancestros los ojos
intensamente azules, las facciones europeas y por sobre todo la
perseverancia".
Gema Swinburn, en su ensayo
titulado Azules 70 (REVISTA DEL DOMINGO, 25-8-85) y acompañado por varias
esculturas, trabajos y fotografías de la septuagenaria artista igual que la
nota precedente, precisa que sus padres eran oriundos de Croacia, que nació en
Antofagasta en 1914, la menor de nueve hermanos, que en su infancia aprendió el
idioma de sus progenitores y también en la escuela primaria, donde su cuñado
era director y que en su hogar se mantenían las tradiciones y costumbres
ancestrales.
Para Garafulić es el
volumen lo que más cuenta, pero también le encanta Pevsner. quien no busca
volumen, sino las relaciones en el espacio.
Entre los años 1940 y 1945 la
motivan las cabezas y los bustos. Muestra un gusto por la sencillez, el
refinamiento y la pureza de los rasgos faciales. "Monumentalidad"
significa también fuerza interna de la obra. Cierra esta primera etapa con los
16 profetas en cemento para la cúpula de la basílica de Lourdes de Santiago de
Chile, proyectada y dirigida por su hermano arquitecto Andrés.
Del viaje que efectuó en 1960 a
la Isla de Pascua, de aquella poderosa naturaleza y los anonoliticos moai, de
Ia desolación, el silencio y la aproximación a la vida primitiva y rústica nace
la serie de esculturas, los Aku-Aku, los espíritus del hombre, del silencio, de
la noche del andrógeno... Atrás quedan los retratos, aparece un profundo
sentido de abstracción, estudia las formas orgánicas. La estremece la conquista
espacial y aparece la serie de las lunas. Parecen revelar la cara nocturna de
la luna que aparece y desaparece en medió de las nubes. Son bloques cerrados,
compactos y macizos.
Luego, la temática sigue cambiando.
Nacen los signos idiogramáticas. Estilizados, puros, pulcros, austeros. Surgen
de distintos párrafos de una Biblia. Más de mil idiomas se comunican.
Alexander Calder, el famoso
escultor estadounidense, se sentia loco por ella. Para demostrárselo le enviaba
sus mensajes: móviles con servilleta de papel.
Al critico Waldemar Sommer dicha
retrospectiva le merece el mejor concepto, pues "permite seguir con toda
claridad la evolución de uno de los escultores fundamentales de las artes
visuales chilenas, Lily Garafulić. Cada una de las etapas que constituye
ese desarrollo atestigua, además la coherencia creadora, un nivel singularmente
parejo de calidad estética". Tras la fase inicial, vemos la búsqueda de
las esencias formales, con Brancusi como norte inicial que se convierte en el
intermediario que interpreta su visión del hombre. Sin embargo, la personalidad
poderosa de la autora sabe obtener vibraciones de inequívoco aliento visceral
desde muy adentro del volumen abstracto. Pasando por las etapas de los totems
de Aku Aku y las dinámicas variaciones "lunares", con o sin trabajo
de textura, últimamente surgen signos que recuerdan antiguas civilizaciones
orientales. La síntesis racional hace, entonces, del Oriente enigmático forma
impregnada con claridades de Occidente. A través de la producción última de L.
Garafulić, mármoles blancos resuelven cuestionamientos de antaño".
0992301
EL MERCURIO (11-9-1985) comunica
que Juan Karzulović (de origen croata, Nota de S.C.) fue designado nuevo
Decano subrogante de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (Ingeniería)
de la Universidad de Chile.
0992401
Transcribimos la parte de la
glosa "De unas cosas y otras" publicada en LA NACION de Buenos Aires
del 16-8-85, referente al origen de las palabras en conexión con el vocablo
corbata:
"Pasemos ahora a otro
vocablo: corbata, nombre de la famosa prenda de vestir tan apreciada por unos y
tan detestada por otros, mamarracho convencional y molesto o atuendo de
distinción según el punto de vista desde el cual se la mire, viene a nuestro
idioma del italiano corvatta, es decir, croata, perteneciente a Croacia.
Los soldados de caballería de esa región se ponían la prenda alrededor del
cuello (más o menos lo que hoy designamos con los términos bufanda, chal o el
galicismo echarpe).
El uso de la bufanda croata se habría introducido en 1636, en tiempos de las guerras de Alemania. Primero sirvió para designar a los mismos croatas y luego, en Francia, a los mercenarios empleados por Luis XIII y Luis XIV, que estableció el regimiento de la Royal-Cravate.
El término se internacionalizó
(español corbata, italiano cravatta, francés cravate, inglés cravat, alemán
Krawatte), pero mucho más se extendió en todo el mundo el uso de la prenda, que
parece además querer eternizarse."
0992501
(Defendimos el Estado -
Recuerdos, Reseñas, Acontecimientos vividos). En dos tomos. Edición de la
Biblioteca de la Revista Croata, Munich-Barcelona, 1985, pp. 370 y 484
respectivamente, con ilustraciones.
La aparición de la obra del
doctor Vjekoslav Vrančić coincidió con la apertura de la Feria
Internacional de Libros en Francfort del Meno, Alemania Federal, que tuvo lugar
del 9 al 14 de octubre del año en curso. El interés por esta obra lo justifica
y explica por sí la personalidad de su autor. En efecto, el autor es uno de los
últimos testigos oculares entre altos funcionarios del Estado Independiente de
Croacia, de los acontecimientos ocurridos desde el mes de abril de 1941 hasta
mayo de 1945. Se trata, pues, de las memorias de un sobreviviente de los
dramáticos sucesos políticos y militares durante el lapso de cuatro años de la
existencia del Estado croata, en cuyo servicio y defensa, como por lo demás lo
hizo la mayoria del pueblo croata, empeñó todo su saber y energía. De ahí el
título "Defendimos el Estado"; de ahí también el período de las
memorias y su limitación temporal hasta el año 1945.
Debido a su volumen la obra —que
consiste en tres partes— fue publicada simultáneamente en dos tomos. El primer
tomo abarca las dos primeras partes, o sea: Recuerdas de la niñez y juventud y
Reseñas de factores extranacionales en la formación del Estado Independiente de
Croacia, mientras que el segundo tomo comprende la tercera parte:
Acontecimientos vividos.
La primera y la tercera parte
revisten carácter personal, Ia segunda, en cambio, es de carácter un tanto
impersonal. La presente reseña se ocupará tan sólo del primer tomo, o sea, de
las dos primeras partes de la obra.
En el Prefacio el autor explica
que al ver que todos los dias hay menos testigos de la guerra defensiva croata,
ha decidido aprovechar los últimos años de su vida para la anotación
sistemática de sus recuerdos personales, corroborándolos con documentos y otros
testimonios fehacientes. Cumplido este propósito, el autor entrega su libro al
público croata con doble intención: por una parte, como testimonio, y por la
otra, como rendición de cuenta del cumplimiento de las tareas que le había
encomendado la conducción del Estado Independiente de Croacia (en adelante:
EIC). El autor agrega que el libro, por su contenido, no toca todos los
sectores de la actividad pública croata de la época, por ser concebido
"como aporte parcial a la historia del EIC".
La primera parte —Recuerdos de
la niñez y juventud— comprende la primem etapa de su vida en la patria. su
estadía en la América del Sud y sus estudios en Viena. Con un estilo narrativo
vivaz y cautivante describe en esta primera parte el curso de su vida como
tiempo de su formación personal en las circunstancias políticas y sociales de
aquel tiempo, que reseña con objetividad y conocimiento pormenorizado.
A causa del atentado de Sarajevo
en 1914 y del comienzo de la guerra en la frontera con Montenegro, dejan de
funcionar las escuelas y el joven Vrančić, muchacho de once años,
empieza a trabajar en el Registro civil de Gacko. Tras la muerte de su padre,
la familia se traslada a Mostar, donde, como anteriormente en Gacko, mantiene
relaciones amistosas no solamente con los jóvenes croatas católicos, sino también
con los ortodoxos y musulmanes de su edad, conociendo así desde su temprana
edad la idiosincrasia de estos componentes étnicos y religiosos de la población
de Herzegovina, lo que le será de mucha utilidad en su vida posterior. En la
Congregación Mariana en Mostar, donde cursa la escuela comercial, conoce al dr.
fray Dominik Mandić, quien con el tiempo llegará a ser uno de los más
grandes historiadores croatas. También aquí conoció, entre otros, a Andrija
Artuković, uno de los hombres políticos croatas con el cual más tarde
cooperará como integrante del gobierno croata. Durante sus estudios en la
Escuela de Comercio de Sarajevo llega a conocer a Krunoslav Draganović,
quien más tarde, como sacerdote, colaborará en el rescate y la repatriación de
los soldados croatas en el ejército yugoslavo y hechos prisioneros de guerra
después de la breve guerra con el Tercer Reich. En el ínterin, durante las
vacaciones, trabaja en la Casa Central de las cooperativas campesinas croatas
en Bosnia y Herzegovina, de Mostar. entrando así en contacto con los diriren*es
políticos del Partido Republicano Campesino Croata, especialmente con Nicolás
Preka, más tarde ministro de Salud Pública y Política Social, quien le será de
gran ayuda en su futura vida. De vuelta a Mostar, luego de terminar con notas
máximas los estudios en la Escuela comercial superior en Sarajevo, gana un
concurso para el cargo de contador en la Oficina regional de seguridad social.
Este cargo y el cargo de director suplente de la misma Oficina, lo desempeña
hasta 1929 cuando, debido a la dictadura real, se traslada a América del Sud,
siguiendo la corriente de emigración generalizada entre los croatas. Antes de
pasar a relatar su partida al ultramar, el autor incluye el capítulo sabre la
personalidad de Esteban Radić con el título "Esteban Radić en
defensa del derecho estatal croata".
En Amsterdam se embarca para
Sudamérica y desembarca en Montevideo, Uruguay, puesto que en aquel entonces
éste era el único país de inmigración. Aquí, debido a la dolencia de garganta,
concurre al consultorio del doctor Arturo Lussich, conociendo así al hijo del
renombrado Felipe Lussich, quien por deseo de su padre trataba gratis a los
inmigrantes croatas. Luego describe sus recuerdos de la pequeña colonia croata
en Montevideo y sus primeros empleos, terminando con el telegrama de Nicolás
Preka (entonces ministro de Salud Pública y Seguridad Social en el gabinete del
general Pedro Živković) por el cual le ofrece el puesto de jefe de la
Delegación de migraciones para América del Sud con sede en Buenos Aires y bajo
la jurisdicción directa del Ministerio de Seguridad Social. Aconsejado por sus
amigos. Vrančić acepta el puesto y el 9 de julio de 1930 desembarca
en Buenos Aires.
En los siguientes capítulos el
autor narra sus impresiones y Ia situación política y social de la Argentina.
habla de la Embajada yugoslava y su personal, especialmente del correcto
embajador Dr. Milorad Stražnicky, quien en 1941 ofrecerá su colaboración al
EIC, y de la organización de su Delegación y sus funciones principales. En
cumplimiento de sus funciones —especialmente en lo tocante a la organización de
la repatriación de los inmigrantes croatas afectados por la crisis económica
mundial —viaja Vrančić a Chile (Santiago, Antofagasta, Valparaiso),
donde conoce a don Pascual Baburrizza (Paško Baburica) oriundo de la isla
Koločep, cerca de Dubrovnik. Son emocionantes las descripciones del autor
de las condiciones de vida de los croatas en Chile, donde se los conoce como
austriacos o yugoslavos. En ese contexto Vrančić se refiere
extensamente a las relaciones entre Chile, Bolivia y Perú. De vuelta a Buenos
Aires, tiene lugar su primer encuentro con él, en aquel entonces joven Dr.
Branko Jelić (28-2-1905-31-5-1972), uno de los destacados integrantes de
la emigración política croata. Al Dr. Jelić como también al profesor Ivan
Žuvanić e ingeniero Marion Kolusi con su Boletín "Croacia",
dedica Vrančić varias páginas llenas de información valiosísima,
aportando así datos a la historia de la inmigración croata en la República Argentina.
Con el cambio de carteras en el
gobierno de Belgrado (Nicolás Preka pasa a ser Ministro de Obras Públicas)
cambió también la suerte de Vrančić en Buenos Aires, donde su
actividad politica entre los inmigrantes croatas se tomó con el tiempo bastante
notoria. En efecto, a mediados de agosto de 1931 el nuevo embajador, el barón
Dr. Ivan Švegel, le da a conocer el telegrama del nuevo ministro de Seguridad
Social, por el cual se le traslada a Zagreb, al Comisariato de Migraciones.
Pero, Vrančić decide no volver a la patria por dos motivos: primero,
porque había denuncias en su contra por sus contactos con la emigración croata,
y - luego, porque quiere seguir estudiando en Francfort, Alemania. Branko
Jelić le aconseja que se vaya a Viena por ser más barata y conveniente
para el estudio, prometiéndole además ponerlo en contacto con los líderes de la
emigración política croata en esa ciudad. "Opté por Viena y con ello abri
un surco para el resto de mi vida" —concluye el autor y pasa a relatar, en
la tercera sección, su estadía y sus estudios en Viena a partir del mes de
setiembre de 1931 hasta mediados de julio de 1936, cuando, luego de la
promoción en la Escuela de Comercio Internacional (Hochschule für Welthandel),
regresa a Croacia.
En Viena, naturalmente,
enseguida toma contacto con el coronel Ivo Perčević y por su
intermedio con José (Joža) Milković y Lucas Fertilio, quienes después
desempeñarán altos cargos en el Estado croata. En Graz, durante las vacaciones
veraniegas, conoce al ex coronel del Estado Mayor austro-húngaro Esteban
(Stevo) Duić, uno de los más conspicuos exiliados políticos croatas en
Austria, quien fue asesinado en 1934 por la policía secreta yugoslava en
Karlovy Vary Checoeslovaquia. A la memoria de Duić el autor dedica un capítulo
entero. En Viena se encuentra con Mladen Lorković, quien luego será
ministro de relaciones exteriores del EIC, y con muchas otras personas como,
por ejemplo, Alfred Bergman, conocido comunista, y Novica Kraljević, uno
de los lideres de los četniks servios, quienes terminarán trágicamente
durante la Segunda Guerra Mundial. El vencimiento de su pasaporte obliga a
Vrančić a efectuar una breve visita a la patria con el propósito de
regularizar su prórroga. Con humor y con dramatismo describe el autor esa
estadía en la patria que termina con pleno éxito. De vuelta en Viena, en otoño
de 1934, Vrančić describe el clima de incertidumbre política en
virtud del asesinato del presidente de Austria, el Dr. Engelbert Dollfuss, y
luego del rey Alejandro I de Yugoslavia, en Marsella. Después de haber rendido
los últimos exámenes Vrančić trabaja un breve lapso como empleado,
primero en Viena y luego en Zagreb. Gracias a las circunstancias favorables
regresa a Viena y en 1936 logra el título de doctor de ciencias económicas.
"En ese momento me sentí de veras feliz. Ante todo, con ello había
terminado aquella parte de mi turbulenta vida que desde mi niñez estaba
obsesionada con el insaciable y, a veces, inasequible deseo. Ahora puedo decir,
cumplí con mi deber" —concluye el autor sus recuerdos de la juventud.
En octubre de 1936 llega el Dr.
Vrančić a Zagreb y empieza a trabajar, primero, un breve lapso en el
Banco Yugoslavo, y luego en la empresa "Juganil s. en c.". En 1941
comenzará una nueva época en su vida, que describirá en la tercera parte de su
obra — Acontecimientos vividos. A fin de evitar en esa tercera parte largas
explicaciones de los sucesos políticos y militares, el Dr. Vrančić ha
reseñado en la segunda parte los acontecimientos y circunstancias más sobresalientes
en que fue creado el EIC y en que había que conducirlo no obstante el hecho que
los croatas, como nación, no habían participado en la generación de aquellas
situaciones en el mundo ni tampoco las habían siempre deseado. Al respecto el
autor escribe en el Prefacio: "El Estado Independiente de Croacia, su
conducción estatal, política y militar se han encontrado en un determinado
marco histórico, producido por las circunstancias europeas de aquel tiempo,
dentro del cual nos cupo necesariamente actuar, luchar y trabajar por amor a la
independencia nacional y con miras al futuro del pueblo croata".
La segunda parte — Reseñas de
factores extranacionales en la formación del Estado Independiente de Croacia
— comienza con el relato de los acontecimientos vividos en marzo de 1941 cuando
se encontraba en uno de sus viajes de inspección en Bosnia y Herzegovina. En
Mostar lo sorprende la noticia del 25-3-1941 de la adhesión de Yugoslavia al
Pacto Tripartito. Un amigo servio le aconseja volver enseguida a su casa puesto
que ese hecho significaba la guerra. De regreso a Zagreb, en Visoko —un día
viernes—un conocido le explica que todos los musulmanes se hallan en las
mezquitas, rezando por la victoria alemana. "Y no solamente en Visoko,
sino en toda Bosnia los musulmanes piden a Dios que Alemania los libere de
Servia", le dijo el interlocutor. Esta disposición anímica le corroboraban
también otros amigos musulmanes en Visoko. Como complemento al capítulo
anterior, Vrančić explica la creación del Pacto Tripartito, firmado
en Berlín el 27-9-1940 entre Alemania, Italia y Japón, con referencia especial
al empeño de Hitler de que Yugoslavia se adhiera a ese convenio internacional.
Hitler lo logra el 25-3-1941 pero sólo por 24 horas, ya que en la noche del 26
y 27 de marzo se produce el así llamado "putch de Belgrado" que
termina en la destitución del gobierno de Cvetković-Maček, en la
declaración de mayoría de edad del rey Pedro II y la expulsión a Grecia del
lugarteniente príncipe Pablo.
En el tercer y el cuarto
capítulo el autor describe los eventos que culminaron en la proclamación de la
independencia de Croacia, el 10 de abril de 1941. Las tentativas del Dr. Vladko
Maček, presidente del Partido Campesino Croata y vicepresidente del nuevo
gobierno yugoslavo bajo la presidencia del general Dušan Simović, han
fracasado; el 6 de abril Belgrado fue bombardeada y Yugoslavia invadida por el
ejército alemán; los regimientos croatas en Bjelovar se sublevan el 8 de abril;
el día 10 de abril el coronel Slavko Kvaternik proclama por la radio Zagreb la
independencia de Croacia y luego se dio lectura de la declaración del Dr.
Maček al pueblo croata, instándolo a acatar las órdenes del nuevo gobierno
y mantener el orden. A las 17.45 horas entran en Zagreb las tropas alemanas
aclamadas por la ciudadanía. Todos estos hechos los presenta el autor, testigo
ocular por lo demás, en todos sus detalles y con las referencias a los
documentos y testimonios, establecïendo con exactitud la cronología de los
sucesoš, especialmente de la hora de la proclamación de la independencia y de
la entrada de las fuerzas armadas alemanas en la ciudad de Zagreb.
En el capítulo quinto — Croacia
entre el 27 de marzo y el 15 de abril de 1941 (o sea, entre el putch de
Belgrado y el reconocimiento del EIC)— el autor presenta en forma pormenorizada
y documentada el desarrollo de las acciones políticas del Dr. Maček
tendientes a salvar el Estado yugoslavo de la guerra y de su desintegración,
mientras que la otra corriente del pensamiento político croata consideraba su
deber patriótico aprovechar el conflicto diplomático y la amenaza bélica para
separarse de Servia y restablecer Estado propio. Es de notar que los alemanes
estaban empeñados en convencer al Dr. Maček no ir a Belgrado y no formar
parte del nuevo gobierno, sugeriéndole a la vez que él proclame la
independencia de Croacia. El Dr. Maček declinó la sugerencia pues
consideraba que la separación sugerida sería posible solamente mediante la
guerra; él ,en cambio, quería evitarla a toda costa. El autor analiza también
las instrucciones de Hitler del 12-4-1941 sobre el próximo desmembramiento de
Yugoslavia dejando a los croatas que resuelvan solos con sus vecinos el
problema de los futuros límites de su Estado.
El siguiente capitulo trata el
problema del reconocimiento internacional del EIC. El Estado croata fue
recòñocido explicitamente por nueve países europeos y tres asiáticos, a saber:
Hungría (10-4-1941), Alemania, Italia y Eslovaquia (15-4-1941), Bulgaria
(21-4-1941), Rumania (6-5-1941), Japón (7-6-1941), España (27-6-1941), Finlandia
(2-7-1941), Dinamarca (10-7-1941), Manchuria (2-8-1941) y Tailandia
(27-4-1943). Por su parte el EIC reconoció a China nacionalista (1-7-1941), a
Burma (7-8-1943), a Azad Hind (India libre, el 20-11-1943), y a la República de
Filipinas (16-10-1943). Las relaciones de facto mantuvo el EIC con el Vaticano,
Francia y Suiza. Sin embargo. el reconocimiento por parte de Italia y Alemania
no ha sido una cosa simple. De la documentación presentada se desprende las
gestiones de las dos potencias ten-dientes a encontrar la fórmula coincidente
de reconocimiento. La misma insistencia de Mussolini de que la respectiva
fórmula debe mencionar que los futuros límites tendrán que negociarse "en
un intercambio libre de opiniones", demuestra que no existió; el
compromiso previo por parte del Dr. A. Pavelić para ceder a Italia partes
del territorio croata.
La fórmula del reconocimiento
del Estado de Croacia no fue la única dificultad entre los dos aliados en el
territorio croata durante las operaciones contra Yugoslavia. Existió también el
problema de la línea demarcatoria táctica durante dichas operaciones y la
politico-militar después de las mismas entre las fuerzas armadas alemanas e
italianas en el territorio croata. El autor presenta con gran prolijidad el
trazado de esta línea y sus cambios entre los ejércitos del Eje, que en
definitiva constituyeron dos regiones, o zonas: primero de ocupación y luego de
guarnición (después del 18-5-1941) . Recién el día 7-5-1941 habían concluido su
labor las comisiones italoalemanas de delimitación estableciendo el limite
definitivo.
Después del reconocimiento por
parte de Italia y Alemania el problema más serio fue el de fijar las fronteras.
La delimitación con Alemania, Hungría y Servia no representaban mayores
inconvenientes. No fue así con Italia. Ya en la reunión de ministros de
relaciones exteriores de Alemania e Italia, que tuvo lugar en Viena el 21 y 22
de abril de 1941, el conde Ciano rečlamaba para Italia la totalidad de
Dalmacia y la unión personal de Croacia con Italia. Ribbentrop dejó a Italia
las manos libres respecto de la delimitación de fronteras con Croacia a la cual
aconsejó negociaciones directas con Roma. Ante esta situación Croacia se
enfrentó con el dilema histórico: no negociar, y perder todo; negociar y salvar
el Estado con menos pérdidas posibles. El Dr. Pavelić, como negociador
principal, optó por salvar el Estado. A fin de aclarar las relaciones entre
Croacia e Italia, el autor recurre a la reseña de estas relaciones desde el año
1927, cuando el Dr. Pavelić tomó el primer contacto con los italianos,
luego a través de los contactos del Dr. Maček con Ciano en mayo de 1939
por intermedio de una interpósita persona y siguiendo con del Dr. Pavelić
el 3-11-1940 personalmente, hasta el 29 de marzo y el 11 de abril de 1941,
cuando Pavelić se encontró con Mussolini. Luego relata extensamente las
conversaciones Ciano-Pavelić en Ljubljana (25-4-1941), analizando
minuciosamente todos los testimonios de los cuales es fácil deducir que no
existió compromiso previo alguno por parte del Dr. Pavelić respecto de las
exigencias italianas, puesto que recién ahora los italianos piden en forma de
ultimatum concesiones inaceptables: ceder toda la costa dálmata y del Litoral
en el norte, o retener la salida al mar en el Litoral en una extensión de 30 km
y entrar con Italia y Albania en la unión personal, dinástica, aduanera y
monetaria! Las conversaciones en Ljubljana fracasaron, continuando luego por
vía diplomática en Zagreb y Monfalcone y concluyeron con la firma de tres
tratados en Roma, el 18 de mayo de 1941.
En el capítulo noveno el autor
analiza los tres tratados y los compara con los proyectos y exigencias
italianas durante las negociaciones. Estos instrumentos interestatales son:
Tratado sobre la determinación de los límites entre el Reino de Croacia y el
Reino de Italia; Acuerdo sobre las cuestiones de índole militar concernientes a
la zona litoral adriática: Tratado de garantía y de colaboración entre el Reino
de Croacia y el Reino de Italia y el Protocolo final. Al respecto hay que
mencionar que por Decreto-Ley del 15-5-1941 fue establecida la Corona del rey
Zvonimir (último rey croata 1076-1089) como símbolo de la soberanía del Estado
Independiente de Croacia y que en virtud de ello el jefe del Estado croata
solicitó al rey Víctor Manuel, el 18-5-1941, previo a la firma de los tratados
en Roma, designe a un miembro de la Casa de Saboya como rey de Croacia. La
designación recayó en la persona de Aimone de Saboya-Aosta duque de Spoleto.
Con la firma de los mencionados tratados Croacia perdió el 50 por ciento de su
costa adriática pero conservó su independencia constitucional con respecto a
Italia.
Entre las demás delimitaciones a
las cuales el autor se refiere en el capítulo décimo, la con el Tercer Reich no
presentó dificultades, fijándose la línea que separa a Croacia de la provincia
de Estiria como frontera. No fue así con Hungría. El problema surgió debido a
la ocupación (16-4-1941) y posterior incorporación (17-12-1941) por parte de
Hungría de la región de Medjimurje, en 99 por ciento croata. Mientras se había
fijado la frontera a lo largo de los ríos Drava y Danubio, la de Medjimurje
(entre los ríos Mura y Drava en el noroeste de Croacia) turbada las buenas
relaciones entre Croacia y Hungría, quedando sin solución durante toda la
guerra.
La frontera oriental con Servia
fue fijada por Decreto-Ley del 7-6-1941 del gobierno croata, de acuerdo con el
gobierno alemán. El curso de la frontera coincide con el que existía entre
Bosnia y Servia con el agregado que todas las islas en el río Drina pretenecen
a Croacia.
La fijación de la frontera con
la Provincia de Ljubljana incorporada a Italia, ha sido un acto unilateral por
parte del rey Víctor Manuel III mediante el Decreto-Ley del 3 de mayo de 1941
que fue comunicado al gobierno croata el 3.7.1941 para su conocimiento. La
línea fronteriza fue trazada en dos lugares en detrimento de Croacia que jamás
logró la rectificación reclamada. La frontera con Montenegro fue fijada
mediante un tratado firmado en Zagreb recién el 27 de octubre de 1941 entre los
apoderados croatas e italianos, pues el gobierno croata no aceptaba condiciones
previas (la aceptación del proyecto italiano de Estatuto para Split) para la
firma de dicho tratado de delimitación con Montenegro.
En uno de los capítulos anteriores
el autor esclareció las causas y los alcances de la fijación de la línea
demarcatoria italo-germana en el territorio croata. Por razones imprevistas, y
contrario a las expectativas de estas fuerzas de guarnición ítalo-alemanas
serían pronto retiradas, las fuerzas armadas italianas se quedaron en Croacia
hasta la capitulación del mariscal Badoglio (8-9-43) y las alemanas hasta el
fin de la guerra (7-5-45). El último capítulo está dedicado a datos detallados
sobre el estacionamiento. las actividades y el estado numérico de las fuerzas
armadas alemanas e italianas en Croacia. Las estimaciones sobre el número de
soldados italianos en el territorio croata oscila entre 150 y 300 mil hombres,
siendo la cifra menor la más probahle, según el autor.
La abundancia de datos, de documentos detalles, generalmente desconocidos oue contiene la segunda parte del primer tomo de la obra del Dr. Vrančić hace de la misma un valioso manual político-histórico tan necesario en la literatura política y memorial croata. En uno de los próximos números de STUDIA CROATICA reseñaremos el segundo tomo de la obra.
Milan Blažeković
0992601
tomo XXIV, 1983, Nueva York, pp.
216.
El presente tomo del Journal
of Croatian Studies (Revista de los Estudios Croatas) anuario publicado en
inglés por la Croatian Academy of America, está dedicado casi en su totalidad
al centenario del nacimiento del consagrado escultor Ivan Meštrović.
Forma, pues, un libro de 216 páginas que contiene aportes del mismo escultor,
artículos y estudios de nueve colaboradores, varias ilustraciones y 37
reproducciones de obras escultórico-arquitectónicas de Meštrović en papel
adecuado.
Ivan Meštrović,
"fenómeno escultórico del siglo XX" (Auguste Rodin) nació en 1883 en
Vrpolje, Croacia, y murió en 1962 en South Bend, Indiana, EE.UU.
La Academia Croata de América
hizo un esfuerzo excepcional que la honra, al reunir en su anuario valioso
material y testimonios sobre la vida y la obra del gran creador en su etapa norteamericana.
El libro, objeto de la presente
reseña, viene encabezado por el ensayo de Meštrović sobre Michelangelo a
quien define como "uno de los progenitores característicos del hombre
moderno que bregó con todo su organismo, con huesos, carne y nervios, con sus
dudas y su fe, para poder llegar a Dios y convencerse de que el Hombre no es
más que un fragmento de la Eternidad".
A continuación se pueden leer
las reflexiones del último gran maestro en nuestro sigle que trató de modo
soberbio, en una incomparable serie de tallas de madera —la Pasión y la Muerte
de Jesucristo— acerca del arte religioso que Meštrović formuló el
11-4-1954 en Windsor, Ontario, Canadá con motivo de habérsele otorgado el
"Christian Culture Award" (Premio de la cultura cristiana).
Aquí procede subrayar múltiples
talentos de Ivan Meštrović, pues aparte de sus obras plásticas, descolló
como escritor y dejó varios cuentos y poemas, inspirados en motivos, leyendas y
la poesía popular de Croacia y escritos siguiendo la métrica y el ritmo de esa
poesía épica popular. Como muestra Journal reproduce su Plática del anciano
Milovan con el pueblo en original y la versión inglesa, en traducción excelente
de Antun Nizeteo y Marvin Tatum.
Michael Mulnix se refiere a la
etapa vienesa de Ivan Meštrović, a sus años de formación y estudios,
peripecias y lenta ambientación a la Viena del fin de siglo, a sus años de
Academia, sus encuentros con la Secesión, Gustav Klimt, Bücklin, A. Rodin, el
arquitecto Otto Wagner y su empeño por buscar su propio estilo, su propio
camino. Mulnix resume su trabajo con los siguientes términos: "La grandeza
y la tragedia de Ivan Meštrović estriba en el hecho de que procede de una
nación pequeña, šu grandeza y su tragedia están en sus obras como conjunto. Su
vida entera, sublimada con todos los elementos positivos y negativos, fue una
urgencia concentrada en la búsqueda de su propia forma de expresión espacial y
totalmente diferente de cualquier otra, sea entre sus contemporáneos o
precursores".
Laurence Schmeckbier, profesor
de Bellas Artes en la Universidad de Syracuse, EE.UU., y autor de una sesuda
monografía Ivan Meštrović, Sculptor & Patriot (Syracuse University
Press, 1959), comenta el segmento de la vida y obra de Meštrović después
de su radicación en Estados Unidos, en 1946, donde fue bienvenido y honrado con
una exposición retrospectiva individual en el Museo Metropolitano de Nueva
York, hecho sin precedentes en vida de un artista. Actualmente, dos centros
principales de influencia del arte mese troviciano y colecciones mayores de sus
obras en América se hallan en las Universidades de Syracuse y de Notre Dame
donde dictó cátedra. Su grandioso proyecto de monumento al Holocausto de los
judíos no llegó a concretarse todavía debido a desacuerdos internos de los
patrocinadores.
L. Schmeckbier puntualiza en su
interesante comentario: "Hoy, al repasar los 16 años de carrera de
Meštrović transcurridos en América y los 20 años desde su muerte, cabe
admitir que él fue uno de aquellos que, como Thomas Mann, eran sobrevivientes
de una era más noble, que el Nuevo Mundo y la cultura revolucionaria de la
segunda mitad del siglo XX no saben qué hacer con las ideas y la opera de
Meštrović, el Fenómeno".
Dean A. Porter, curador de
colecciones, director del Museo de Arte Snite, organizador de exposiciones de
Meštrović en 1974 y 1983 y autor de sus catálogos. en Nueces Observaciones
sabre I. Meštrović publica datos interesantes y pormenores desconocidos,
juicios y detalles valiosos referentes en primer lugar a la etapa norteamericana
del escultor y a las obras realizadas en ese periodo.
Ante Kadić, profesor y
crítico de literaturas sureslavas, presenta "el perfil literario de Ivan
Meštrović" analizando sus poesías épicas com-puestas en décimas,
baladas y endecasílabos de la poesía popular, sus cuentos, incluidos en la
colección Ludi Mile (Mile el Chiflado, Zagreb, 1970) y su relato inédito de
carácter autobiográfico Fuego y cenizas. Asimismo hace referencia al drama
inédito Aleksandar y a las cualidades literarias de sus memorias en las que nara
sus encuentros y reminiscencias de hombres y sucesos políticos sur-eslavos
desde el comienzo de este siglo y hasta 1947.
Joseph E. O'Connor, profesor de
historia en la Universidad de Springfield, Ohio —está preparando una biografía
de I.M.— trata de penetrar en el mundo íntimo de este creador en acción casi
constante, hombre por demás reservado y en sus aspectos personales casi
introvertido y ensimismado, y evoca el amor platónico que experimentó el
maestro para con Ružena Zatkova-Kroščinsky, esposa del diplomático ruso en
Roma en 1912, según las memorias de Meštrović, escritas alrededor de
1949-1950, cuando ya se aproximaba a sus 60 años.
Bogdan Raditsa, escritor y
periodista exiliado croata, destaca la notable contribución de Ivan
Meštrović a la formación del Reino de los Servios, Croatas y Eslovenos en
1918 y concluye: "Murió convencido de que la nación croata ha alcanzado el
grado de madurez necesario para ingresar en la comunidad de estados independientes
y que, realmente, logrará su independencia y soberanía política y nacional. La
Croacia de Meštrović halló su expresión más noble al insistir en el
principio de Pravica, la Justicia. Los croatas siempre lucha-ron y sufrieron
por la justicia. El centenario del nacimiento de Meštrović brindará una
oportunidad tanto a los croatas que viven en Croacia como a los dispersos por
el mundo en diáspora, para exteriorizar su adhesión a la Justicia y a la
Libertad".
Cristóbal Spalatin, profesor de
lenguas modernas, relata sus contactos y recuerdos personales con Meštrović
tanto en Roma como en los Estados Unidos y en su colaboración con
Meštrović como traductor, por cuanto el artista, sin ser afiliado a
partido politico alguno, sriempre se ocupó en forma intensiva y activa de los
sucesos politićos de su país de origen.
Matthew Meštrović, hijo del escultor, escribe sobre la "experiencia americana" de su padre, sus exposiciones en Norteamérica empezando por la primera en Brooklyn Museum en 1924, sus vínculos artísticos, in-fluencias y repercusiones en la prensa. Por otra parte, da testimonio presencial y fidedigno sobre su vida familiar, sus sentimientos paternales y su enfrentamiento con los infortunios familiares y la misma muerte, datos y pormenores éstos muy valiosos para futuro biógrafo con pretensión de presentar un cuadro completo de su vida y sus obras.
Merece que destaquemos la poesía
titulada Meštrović compuesta por May Lewis en 1924 con motivo de la
primera muestra del escultor en Nueva York.
Karlo Mirth, editor del boletín Croatia
Press (desde 1947) y codirector del Journal of Croatian Studies publica
extensos extractos de sus memorias y correspondencia con I. Meštrović,
iniciada en 1948. Resultan sumamente interesantes numerosos episodios,
comentarios, encuentros y opiniones de Meštrović, relatados en recuerdos
referidos que, sin duda, servirán a estudiosos e historiadores para formar un
cuadro verídico y exhaustivo de una personalidad tan compleja y sobresaliente
como lo era la de Ivan Meštrović, interesado no solamente en lo que pasa
en el mundo artístico, sino también y más aún en lo que acontece en su patria
lejana Croacia.
En síntesis, Journal contiene
datos, detalles, juicios y testimonios suficientes como para componer una
imagen asaz completa de los años que I. Meštrović pasó en los Estados
Unidos y las obras que ejecutó en ese periodo.
Además, el anuario reproduce un
retrato en bronce de I. Meštrović, esculpido por Malvina Hoffman en 1966
(se conserva en el Museo de Brooklyn, N.Y.), la portada y la primera página del
Catálogo de la exposición de I.M. en 1924 en Brooklyn Museum, el fácsimil de
una carta manuscrita del escultor y su firma, nómina de las colecciones de
Meštrović que se hallan en Baton Rouge, Louisiana, recopilada por Kathleen
Orillion.
Además del material relativo a
I. Meštrović, Journal publica documentos recopilados y sistematizados por
Ivo Omrčanin, relacionados con las negociaciones llevadas a cabo por Ivan
Šubašić, último primer ministro del gobierno real yugoslavo, exiliado en
Londres, con Tito y Stalin durante octubre y noviembre de 1944.
El anuario Journal of Croatian
Studies concluye su tomo, correspondiente al año 1983, informando acerca del
simposio sobre Juraj Križanić, celebrado en Zagreb del 1 al 4 de setiembre
de 1983. Se presentaron trabajos de 65 especialistas, procedentes de 12 países.
Por último. siguen informaciones concernientes a la actividad de la Academia
Croata de América y notas sobre los colaboradores del presente volumen.
Branko
Kadić
0992701
(Tierra mía - cielo mío). Ed. Biblioteca
de la Revista Croata. Ciclo: Los poetas croatas. Munich-Barcelona, 1984, pp.
120.
La destrucción brutal de la
Primavera croata en 1971 por parte del presidente Tito, tuvo varias
consecuencias nefastas para la nación croata, siendo una de ellas la fuga de
centenares de jóvenes- intelectuales y talentos croatas al mundo libre. Entre
esos se encuentra la poetisa Malkica Dugeč, joven profesora del idioma
croata y las literaturas sureslavas. Nació en Zavidovići, Bosnia, en 1936,
curso sus estudios en la Facultad de filosofía en Zagreb, continuando su
carrera docente en Donji Miholjac, Eslavonia. En el ínterin, conoció a Croacia
meridional, o sea Dalmacia y el Litoral croata, abrazando así en su amor patrio
a todas las tierras croatas, a Croacia entera.
Sus prinçras poesías aparecieron
en la revista colegial "Polet" (Impetu), en 1952, y en 1953 en
"Student-ski List" (Gaceta Estudiantil). En 1960, publicó en
Slavonska Požega su primer libro de poesías con el título "Perlas coloradas".
Desconocemos los temas, la motivación y el contenido de esta primera colección
de poesías de Malkica Dugeč. Sin embargo, colegimos del epílogo de la
presente antología, escrito por el profesor Vinko Nikolić, que aquella
poesía refleja la profunda e íntima sensibilidad de su creadora engendrada en
las horribles vivencias de la posguerra en Sarajevo a la edad de nueve años.
Con este rasgo tan pro-pio de su sensible alma, Malkica Dugeč comienza su
primer libro de poesías en el exilio. En efecto, el primer ciclo —el de los cinco
en total— que titula "El hombre común", la autora convierte en versos
su autobiografia: su aspecto personal, su infancia y adolescencia abroquelados
y reprimidos en cuanto al sentimiento nacional croata, ya que su
exteriorización está mal vista, y a su amor ("Fue en otoño", dedicada
a su marido). Con una composición en prosa, denominada "Autorretrato de
mis ojos", concluye este primer ciclo intitulado: El hombre común.
Los siguientes tres ciclos,
denominados: A un paso de Croacia; Sobre el pedregal ajeno, y Tojadillas de
eternidad, contienen la poesía lírica que refleja la hondamente sentida
nostalgia de la patria croata denegada. Ahora bien, todas estas poesías, con
muy pocas excepciones, se relacionan de una u otra manera con Croacia, sin
transformarse por ello en la poesía patriótica ya superada en la expresión
poética moderna. El exilio forzoso y prolongado, sin ninguna esperanza de un
próximo retorno al terruño patrio, inspira y nutre la añoranza y la melancolía
de la poetisa, expresadas no solamente en sus versos sino también en sus
poesías en prosa, como por ejemplo las tituladas ¡Croacia habla!, Tan sólo a un
paso de Croacia; Defendiendo a Croacia; Apocalipsis del Amor, y ¡Por la Croacia
eterna!, que agrupó en el último ciclo con el título de la última creación
poética.
El lenguaje de Malkica
Dugeč es el idioma literario croata decantado, con la casi total ausencia
de expresiones foráneas o internacionales, regionalismos o provincialismos. La
excepción en este sentido la constituyen dos pequeñas y amenas poesías
compuestas en dos distintas formas populares del idioma croata: una en el
dialecto kajkavski ("Por teléfeno desde el exterior") y la otra en el
dialecto čakaoski ("La carta del exterior"), según el pronombre
interrogativo "kaj" y "ča" (¿qué?) que caracterizan
esos dialectos.
En su epilogo a la obra poética de Malkica Dugeč, Vinko Nikolić compara su poesía con la poesía de otra poetisa croata, Sida Košutić (+ 1965), y señala que Malkica Dugeč continúa ahora allí donde terminó Nada Kesterčanek (+ 1971), hasta entonces la única poetisa croata en exilio. El mensaje principal de su poesía es el anuncio de la libertad y un llamamiento a sus connacionales a dirigir sus pasos hacia esa meta —¡pues estamos a un paso de Croacia!.
Milan
Blažeković
0992801
VERBO — Revista española de
formación cívica y de educación cultural — publica en su número 237-238
(julio-agosto-septiembre 1985), en la sección Información Bibliográfica, la
nota del epígrafe que reproducimos íntegramente.
"La aparición del volumen
94-95 de Studia Croatica (Revista trimestral de Estudios Políticos y
Culturales, editada por el Instituto Croata-Latinoamericano en Buenos Aires)
marca su feliz XXV aniversario.
Un cuarto de siglo de vida
editorial ininterrumpida significa ya de por sí mucho, y si, además, se tienen
en cuenta las condiciones y circunstancias en que nació y tuvo que sostenerse
esta revista, junto con las enhorabuenas se merece la debida admiración.
La Revista Studia Croatica
nació en Buenos Aires allá por los años 1959-1960 como fruto de la iniciativa
de un grupo de intelectuales y empresarios croatas sobrevivientes del trágico
final del Estado Croata, quienes después de la Segunda Guerra Mundial
encontraron una nueva patria en la lejana y acogedora Argentina. Tal como
consta en el primer número de la revista, su propósito fue el de
"explicar, afirmar y difundir la verdad sobre Croacia, borrada
prácticamente del mapa político, aunque poseía y posee los atributos de una
nación merecedora de ser tenida en cuenta y ocupar un digno lugar entre las
demás naciones del mundo". Y ahora, al cumplirse los veinticinco años de Studia
Croatica, sus iniciadores pueden constatar con satisfacción que han
cumplido debidamente con lo prometido. Ello ha sido posible gracias a la
conjunción de varios factores: Sus tres directores sucesivos pertenecían a una
generación de distinguidos intelectuales quienes, además de su saber y tesón,
estaban imbuidos de un gran amor a la verdad. Estos hombres de amplias miras
han abierto las páginas de la revista a otros tantos colaboradores, quienes
—preocupados por el pasado, presente y porvenir de Croacia— iban aportando
desde su experiencia una visión dinámica de los aconteceres. Lo más selecto de
la numerosa emigración croata esparcida por ambas Américas, por Europa y
Australia, tenían en las páginas de esta revista un lugar para la libre
manifestación de sus inquietudes culturales. La independencia total de la
revista, sin sujeción a grupo alguno, y subvencionada tan sólo con las
generosas aportaciones de algunos mecenas y las cuotas de sus suscriptores,
supuso y supone la mejor garantía de su libertad, otro de los factores
decisivos para el éxito de esta valiosa publicación.
Bajo el patrocinio de los
editores de la revista se publicaron obras de un valor histárico especial, como
"La tragedia de Bleiburg", "Bosnia y Herzegovina", etc. La
primera de Ias obras mencionadas narra Ias espeluznantes peripecias y final
dantesco de un nutrido grupo de militares y civiles croatas huidos al Occidente
y, ¡firmado ya el armisticio!, entregados (luego) a los milicianos-esbirros de
Tito y por éstos masacrados en su gran mayoría. Este crimen de lesa humanidad,
que supuso una horrenda muerte para más de 200.000 hombres, mujeres y niños,
fue siempre taimadamente ocultado por Tito y sus gerifaltes. El prólogo a esta
documentada obra se debe a la pluma del doctor Eduardo Augusto Garcia, antiguo
presidente del Consejo de la Organización de los Estados Americanos, dato que
avala y confirma el significado e interés internacionales que ha despertado. En
la segunda de las obras mencionadas se presenta un análisis histórico-político
de la provincia croata de Bosnia-Herzegovina, de los móviles y del trasfondo
del magnicidio de Sarajevo, cual preludio de la Primera Guerra Mundial, etc.
Desde la perspectiva de unos hombres estudiosos e interesados en los acontecimientos históricos, sobre todo eúropeos y, en particular de aquella parte tan pérfida y violentamente amputada del Occidente libre, las aportaciones de Studia Croatica son de un interés innegable. Como voz libre de la Croacia oprimida que es, la Revista Studia Croatica constituye una fuente de orientación y una contribución a la causa de la auténtica paz, por lo que, además de su valor propio, adquiere valor a nivel universal en pro de la verdad. La Yugoslavia actual con su rígido y costosísimo aparato propagandístico, pretende ofrecer al mundo una imagen distorsionada y deformada de una supuesta "felicidad" de unos pueblos "contentos". La realidad es muy distinta, y uno tiene la obligación de dar con ella, conocerla y darla a conocer. Y para esto la Revista Studia Croatica es una de las fuentes primordiales. Sumemos, pues, a nuestra calurosa felicitación por su XXV aniversario también nuestro apoyo moral a ese esfuerzo noble de unos hombres dedicados a la tarea de decir la verdad sobre Croacia, defenderla y difundirla.
Proporciona una gran
satisfacción poder leer nombres nuevos, de colaboradores jóvenes que van
incorporándose a tan digna labor. Las nuevas generaciones croatas en ambas
Américas, en Europa y Australia, ponen así manos a la obra y empresa de sus
mayores, que éstos —en circunstancias y condiciones mucho más arduas— habían
iniciado en su día. Esos jóvenes, hombres de gran prestigio profesional ya, han
contraído una deuda: la deuda con la verdad. Y están emplazados a no abandonar
lo que tanto sacrificio ha costado y tanto bien había hecho."
Gabriel Alferez
[1] Ljubomir
Maraković, descollante crítico literario entre las dos guerras mundiales.
[2] El actual arreglo vocal
e instrumental del Himno Nacional Croata sobre la música de Runjanin fue
realizado en 1941 por el renombrado compositor croata Jakov Gotovac.
[3] El censo de la
República del año 1895 dio al Territorio de Magallanes 5.170 habitantes, de los
que 3.312 eran chilenos y 1.858 extranjeros (19,32%), de los que únicamente 35
no eran europeos. Del total de extranjeros, 359 (6,9%), fueron censados como
súbditos austro-húngaros, identificación gentilicia que comprendía
prácticamente en su totalidad a individuos de origen croata (dálmata).
[4] La situación descripta
molestó a Kosović, el propulsor de la iniciativa, quien no ingresó a la
nueva sociedad mutual.
[5] Del total de 249 socios
ingresados a la Sociedad Austriaca de Socorros Mutuos entre 1896 y 1900
inclusive, sólo 13 eran presumiblemente de nacionalidad no croata, es decir,
menos del 5%.
[6] Los socios fundadores
fueron 34, y al final de 1900 ya se contaban 127 inscriptos en el registro
institucional (80 miembros con carácter de fundadores, 46 socios regulares y
uno honorario).
[7] Las insignias
institucionales eran el estandarte tricolor croata y el escudo del trireino de
Croacia, Dalmacia y Eslavonia.
[8] Lucas Bonačić
D., "Historia de los Yugoslavos en Magallanes. Su vida y su cultura".
tomo III, p. 15.
[9] De jug, sur.
[10] Para entonces la
dirigencia política de Servia aceptaba la unidad eslavo-meridional únicamente
bajo la concepción hegemónica del predominio de aquel estado sobre los futuros
integrantes (Granservismo).
[11] El Imperio
Austro-Húngaro carecía hasta el año indicado de un representante acreditado en
forma permanente cerca del gobierno de Santiago. Para entonces la estabilidad
política y el desarrollo económico que exhibía Chile, le habían ganado un
creciente prestigio. Tal circunstancia, como la de la apreciable presencia de
inmigrates súbditos de la monarquía habsburguesa, habían movido al gobierno
dual a considerar la concertación de relaciones regulares con la república del Pacífico
Sur.
[12] Para aquel tiempo la
población croata en Magallanes podía estimarse en un millar de personas.
[13] Prvislav Weissenberger,
"Relaciones entre Austria-Hungria y Chile. Parte segunda: I La misión del Conde
Starzénski Primer Ministro de Austria-Hungría en Chile (19031911). Apartado de Anales de la Facultad de Filosofía y
Ciencias de la Educación 1968), Pontificia Universidad Católica de Chile, pág.
17; y "E1 Comercio", Punta Arenas, 4 de junio de 1903.
[14] Id., p. 19.
[15] Bonačić, op. cit., tomo III, p. 57.
[16] Id., p. 58.
[17] Esta organizacién
musical fue la primera en su género surgida en la inmigración croata en
Sudamérica.
[18] Para evitar
confusiones, ha de recordarse que siendo parte de una sola nación histórica,
los croatas de Dalmacia eran súbditos de la corona real de Austria desde 1797
(salvo el lapso napoleónico entre 1806-1814). Por otra parte Croacia como reino
asociado ya desde 1102 (Pacta Conventa) formaba parte de la corona húngara de
San Esteban. Ahora bien, aunque una y otra coronas se reunían en la persona de
Francisco José, los negocios internos del imperio se hacían en forma separada
por los gobiernos de Viena (Cisleithania) y Budapest (Transleithania), según
correspondiera, de acuerdo con el compromiso austrohúngaro de 1867, que dio
origen a la doble monarquía danubiana.
[19] "Nuestra Hermosa
Patria", himno nacional croata.
* N. de la R. Mateo
Benčur como escritor usaba el seudónimo Martin Kukučin. Ver Studia
Croatica, No 82-83 (1981), p. 168-175: Esteban Polakovich: La soledad étnica en
la obra de Martin Kukučin - La suerte de los croatas en Punta Arenas.
[20] En verdad no había
virtualmente entonces más que croatas entre los eslavos de Magallanes; de allí
que la mención de "servios y demás eslavos" aparece única-mente como
efecfista.
[21] Bonačić, op. cit., III: 165-166.
[22] Id., III: 176-177.
[23] Lucas Bonačić
Dorić, "Cuarta parte y final de la Historia de los Yugoslavos en
Magallanes", manuscrito inédito, pág. 223. Archivo Instituto de la
Patagonia, Punta Arenas.
[24] Id. pág. 224.
[25] Id. pág. 224.
[26] Ibid., pág. 381.
[27] Ibid., pág. 348.
[28] Ibid., pág. 349.
[29] Inclusive los antiguos
símbolos nacionales croatas, otrora tan queridos y defendidos, fueron quitados
y olvidados durante la euforia yugoslavista de los años siguientes a 1918-20.
De esta suerte de iconoclastia ni siquiera se libró el escudo histórico del
antiguo reino de Croacia, Dalmacia y Eslavonia que coronaba como mojinete el
edificio del Hogar Croata de Punta Arenas.
[30] Juan Pablo II, Carta
Apostólica Egregiae virtutis, 31 de diciembre de 1980; AAS 73, 1981, págs.
258-282.
[31] León XIII, Carta
Encíclica Grande menus, 30 de setiembre de 1880; Leonas XIII Pont. Max. Acta,
II, pógs. 125-137; cf. también Pio XI, Carta Quod S. Ciryllum, 13 de febrero de
1927, a los arzobispos y obispos del Reino de los Servios-Croatas-Eslovenos y
de la República Checoslovaca: AAS 18, 1927, págs. 93-96; Juan XXIII, Carta
Apostólica Magnifici eoeatus, 11 de mayo de 1963, a los obispos de las naciones
eslavas: AAS 55, 1963, págs. 434-439; Pablo VI, Carta Apostólica Antiquae
nobilitatis, 2 de febrero de 1989, con ocasión del XI centenario de la muerte
de San Cirilo: AAS 61, 1969, págs. 137-149.
[32] Pablo VI, Carta
apostólica Pacts muntius, 24 de octubre de 1964: AAS 56, 1964, págs. 965-967.
[33] Cf. Magnae Moraviae
Fontes Historici, t. III, Brno 1968, págs. 197-208.
[34] Cf. Vita Constantini
XIV, 2-4; Constantinus et Methodius Thessalonicenses, Fontes, recensuerunt et
illustraverunt, Fr. Grivec et Fr. Tomsic, Radovi Staroslavenskog Instituta Knjiga
4, Zagreb 1960, págs. 199.
[35] Vita Methodii VI, 2-3: ed. eft, pág. 22.5.
[36] Cf. Magnae Moraviae
Fontes Historiei, t. III, Brno 1969, págs. 197-208.
[37] Cf. Vita Methodii VIII,
1-2: ed. cit., pág. 225.
[38] Vita Methodii V, 2: ed.
cit., pág. 223.
[39] Vita Constantini XIV,
9: ed. cit., pág. 200.
[40] Ib., VI, 7: ed .cit.,
pág. 179.
[41] Los sucesores del Papa
Nicolas I, aunque preocupados por las informaciones contradictorias que
llegaban sobre la doctrina y la actuación de Cirilo y Metodio, en el encuentro
directo con ellos dieron plena razón a los dos hermanos. Las prohibiciones o
las limitaciones en el uso de la nueva liturgia eslava deben atribuirse más
bien a la presión de las circunstancias, a las mudables relaciones políticas y
a la necesidad de mantener la concordia.
[42] In 17, 21 s.
[43] Sal 117/116, 1.
[44] Vita Constantini XVI,
8: ed. cit., pág. 205.
[45] Cf. Sal 112/111, 4; Il 2, 13.
[46] Cf. I Tim 2, 4.
[47] Vita Constantini I, 1:
ed. cit., pág. 189.
[48] Cf. Mt 13, 52.
[49] Cf. Gén 15, 1-21.
[50] Juan Pablo II, Discurso
en el encuentro ecuménico en la basílica de San Nicolás de Bari, Italia, 26 de
febrero de 1984, 2: L'Osservatore Romano, edit. en lengua española, 11 de marzo
de 1984, pág. 19.
[51] Ib., pág. 19.
[52] Conc. Ecum. Vatic. II,
Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, 1.
[53] Para mayores detalles respecto a la pertenencia de B. y
H. —la actual República Socialista de Bosnia y Herzegovina— véase la edición
especial de la revista Studia Croatica: "Bosnia y Herzegovina — Aportes al
esclarecimiento del origen de la Primera Guerra Mundial", Buenos Aires,
1965.