POESIA CROATA MODERNA

VERSION CASTELLANA DE

PAVAO TIJAN y MARISOL DE CASTRO GIL, Madrid, España

 

Texto publicado en HRVATSKA REVIJA – LA REVISTA CROATA

Año V, Buenos Aires, Diciembre 1955 , Vol. 4 (20), pp. 331-336.

 

 

MI PATRIA

 

SILVIJE STRAHIMIR KRANJČEVIĆ (1865. -1908.)

 

YO tengo patria; sólo que aqui en el corazón la llevo

y sus montañas y sus llanos;

adonde extender este paraíso

suplico en vano al mundo

Y... ¡trago mi dolor!

 

Todo lo que la pisa, pisa mi corazón

Su vergüenza también es mi vergüenza;

De mi corazón quitan lo que a ella se llevan

y no pagan la deuda.

 

Y llevo esta deidad como amuleto milagroso,

como el último aliento de la vida;

Y si ella cayera bajo una garra destructora,

yo también caería inútilmente.

 

No tengo nada más; eso es lo que salvé

y en eso todo lo he salvado

que alguna vez la vida toda feliz me parecía

en fantásticos sueños juveniles.

 

A través del incendio que amenaza

con quemarme las alas

he sacado su imagen;

En mi corazón templo su pulso que se extingue

mientras beso su sombra.

 

También saqué a sus reyes, a sus banes magníficos

y saqué las cenizas de los antepasados,

montañas nunca holladas, florecientes jardines

y el suspirar del hada de los mares.

 

Yo tengo patria; sólo que la escondí en mi pecho;

tengo que huir del mundo;

en la corona de mis sueños ya lo ha hollado todo,

menos esta flor pura.

 

Y el mundo acecha, acecha, acecha...

Yo la abrazo en silencio

desvelado entre sueños;

me estremezco asustado,

tiendo las manos hasta ella:

¡oh sí, está aquí todavía!

 

El que no tiene libertad sueña con ella siempre

¡El sueño más hermoso!

También mi alma sediente la adora en ese sueño

y saludo su día.

 

En rincón solitario escucho sus clarines,

y contemplo el banquete de la coronación

y la vela guerra que se arroja

sobre la espuma murmurante

en medio de la mar.

 

Todo: la tierra floreciente, el mar inmenso

me santifica el pecho;

yo soy como una estrella:

en ella hablan tan sólo los espíritus

y... vago acá y allá.

 

Y sólo cuando con un grito

salga por el espacio con mi alma,

rugiré como un trueno:

IOh, miradla, radiante, estrellas asombradas,

es mi patria, la mía!

 

 

 

LA CAMPANA

 

ANTUN GUSTAV MATOS (1873. -1914.)

 

ESTA campana que solloza

como un titán, bajo un extraño cielo,

me trae a la memoria otra campana

cuando en el salmo del destino

deja oír su tañido

sobre la hosca miseria

de mi ciudad natal.

 

¡Llora, campana amiga,

tiende al dolor

que te acompaña vela negra!

¡Dame con tu badajo sobre el pecho

que se me parta el corazón, que estalle!

 

Silencio... calla la campana...

Los pensamientos queman... !¡Cuánto pesa

el arrepentimiento ante la noche!

Tinieblas... Estoy solo... ;Solo en el extranjero!

Sobre la frente, amada, arde tu beso...

 

¡No es nada!, ¡nervios flojos!

¡Animo, pensamiento, que la razón levante

la voluntad enferma,

que seas huracán, clarín, borrasca,

rebelión, compañero de águilas y tormentas

igual que la campana!

 

 

EN LA MINA

 

DRAGUTIN DOMJANIĆ (1875.- 1933.)

 

CRUZANDO el mar infiel, en la otra orilla,

senderos negros llevan hasta muertas honduras;

allí nace el carbón — y los millones,

y miles de hombres mueren sin recuerdo.

 

Tal vez estén podridas las vigas de madera,

o será por los gases venenosos,

y los esclavos blancos, otra vez sepultados

en un pozo profundo, juntos muertos y vivos.

 

No fue nada. En la bolsa bajaron los papeles.

Se abandonó la mina, el material es malo

y murieron los hombres; pero eran extranjeros,

la carga de los barcos de emigrantes.

 

Pero acudieron a salvar la mina,

a buscar los cadáveres,

para que no intoxiquen el ambiente;

en la más honda. galería

había un hombre muerto,

sin pasaporte, sin señal alguna.

 

Nadie supo su nombre ni su tierra,

¿Quién reconocería su cara destrozada?

Sin palabras los labios apretados:

los hizo enmudecer la muerte fria, horrenda.

 

Y las manos crispadas; una tiene la pica,

otra aprieta un saquito sobre su corazón:

¿sus ahorros serán, oro sangriento?

 

Sólo encontraron tierra,

un terrón de su patria.

Llegó el consul, el yanqui:

"Será croata —dijo-- son así en todas partes".

 

1909.

 

 

 

PALOMA

 

ANTUN BONIFAČIĆ (*1901.)

 

IR dejando la huella en cada rama

y con ala incansable

volar hacia Dios.

 

No cuidar

ni el rumor de las estrellas

ni el paso de las hormigas,

— blanco velero sin puerto —

y caer en Sus manos cálidas, paternales.

 

 

 

 

VEN AL MAR

 

SREČKO KARAMAN (*1909.)

 

DE madrugada, ven al mar

mientras  cogen los higos.

Te espero en el peñasco

de aquel pino encorvado,

donde gotea la resina

sobre la vieja piedra bañada por las olas.

 

Trae —porque eres mujer—

—¡melocotón jugoso

entre las hojas escondido! —

la alegría de manos juveniles,

la fe en la vida, el entusiasmo.

Hoy vibran en el aire las sonrisas.

 

Bajo la vela blanca, ven al barco,

el viento y el amor son nuestros dueños,

Navegaré contigo bajo los cielos claros

atravesando las azules aguas

en busca, lejos, de una tierra

donde maduran los racimos de oro,

donde la libertad florece.

 

 

 

SOBRE LA TRISTEZA DE MI MADRE

 

VINKO NIKOLIĆ (* 1912.)

 

NO iré, madre, hasta ti

en la sagrada Nochebuena

para besar tus ojos.

 

Que es mísero tu hijo;

sus ojos infantiles están llenos

de dolor y tristeza.

 

Y los hombres me roban

el corazón, la fe en el Niño,

el calor de mi pecho, el entusiasmo.

 

Pero tu hijo cree todavía

en el amor del Hijo de Dios,

en la bondad de las alturas.

 

Creo en tus ojos

cegados por el llanto,

que me arrancaron tantas lágrimas.

 

Creo en tus penas,

en tus cabellos plateados,

en tus manos cansadas.

 

Pero yo, madre, soy huérfano,

mendigo en una gran ciudad

que quiere por regalo el corazón.

 

Me atormenta el anhelo

por el sol de la blanca juventud

en la ciudad natal.

 

 

 

 

EX VOTO

 

VIKTOR VIDA (* 1913.)

 

LA luna sobre el mar.

Una rama en el pico de la paloma.

Brilla una gota de rocío

en el ala del grillo

muerto bajo un olivo.

 

En esta piedra duermen mis amigos.

Los mece el viento sur

entre las ramas de algarrobos,

sobre el mar que relumbra

entre corcho y cristales.

 

Pero no lloraré:

que brillen las palabras,

que vean a María

los ojos húmedos de llanto.

 

La estrella de la tarde

brilla para la juventud,

para la primavera

María viene a los pinos

Tan silenciosa como el aire

Cuando pasa entre vasos de cristal.

 

Cruzan el cielo las palomas.

 

En su mano la noche,

es su cara las rosas florecieron.

 

¡Perast, mi torre blanca!

 

 

 

 

 

ADVIENTO

VINKO KOS (1914. - 1945.)

 

SILENCIOSO el Adviento,

con el mismo silencio que se hace ante la nieve,

camina por el bosque

bajo ramas de místicos abetos.

 

¡Oh, si nuestra ansiedad pudiera detenerse

y caer todo el peso de los cuerpos cansados!

 

Por los arcos triunfales

que levantó nuestra pobreza,

quisiéramos entrar, grandes como los héroes

que, derramando sangre, no mancharon sus manos.

 

Quisiéramos soñar la Navidad

en una casa campesina,

y sentir el encanto de las misas de alba,

de su música.