EL VIGESIMO ANIVERSARIO DE LA FUNDACION DEL INSTITUTO CROATA LATINOAMERICANO DE CULTURA Y DE LA PUBLICACION DE LA REVISTA STUDIA CROATICA

El 21 de noviembre de 1980, a las 19 horas, tuvo lugar en el Club Cultural Croata-Argentino en Buenos Aires, calle Benjamin Matienzo 2532, la conmemoración del vigésimo aniversario de la fundación del Instituto Croata Latinoamericano de Cultura y de la publicación continua de la revista STUDIA CROATICA, a la cual concurrieron numerosos invitados y amigos de la institución, tanto argentinos como croatas.

En ausencia del Dr. Francisco Nevistić, presidente del Instituto, hizo uso de la palabra el Dr. Milan Blažeković, quien se dirigió a los presentes en siguientes términos:

 

Veinte años transcurrieron desde aquel día en que un reducido grupo de intelectuales croatas decidió afrontar con palabra escrita la muy complicada realidad política y cultural del pueblo croata después de la Segunda guerra mundial, tanto en la Croacia misma, nuevamente incorporada al Estado yugoslavo, esta vez comunista, y el destino de dos millones de croatas diseminados por todos los países del mundo libre.

En efecto, este pequeño grupo de croatas ha fundado el Instituto Croata Latinoamericano de Cultura en la Ciudad de Buenos Aires, con el propósito principal de patrocinar una revista de estudios políticos y culturales. El primer número de la revista —con el título en latín STUDIA CROATICA— apareció en el mes de septiembre de 1960. A partir de ese primer número STUDIA CROATICA siguió apareciendo, como revista trimestral, hasta hoy en día sin interrupción.

Señoras y señores!

Veinte años de una actividad editora y político-cultural ininterrumpida, primordialmente dedicada a la publicación de una revista, parece ser motivo suficientemente justificado como para recordar las circunstancias políticas y sociales de la época en que se ha tomado la ya mencionada decisión, los objetivos que se pretendían alcanzar, y, al final, intentar al menos una somera evaluación de lo realizado. En breves palabras, al cabo de veinte años quizás corresponde efectuar una clase de rendición de cuentas tanto a nosotros mismos como a la comunidad de habla castellana a cuyos trescientos millones nos propusimos dirigirnos con la revista STUDIA CROATICA.

Es precisamente por ello —señoras y señores— que tengo el gran placer de saludarles y al mismo tiempo expresarles nuestro sincero agradecimiento por habernos honrado con vuestra grata presencia en este acto.

En especial quiero saludar muy cordialmente a nuestros amigos argentinos y a nuestros amigos de la colectividad eslovena aquí presentes, lo que hago en reemplazo del Presidente del Instituto y Director de la revista STUDIA CROATICA, Dr. Francisco Nevistić, quien se encuentra impedido por una intervención quirúrgica ocular a extenderles este saludo con palabras más adecuadas.

Ahora bien, recordemos la situación del pueblo croata en la patria y fuera de la mis-ma, dentro del cuadro de la política internacional que carácterizaba la época cuando nos habíamos decidido a salir con la revista STUDIA CROATICA. Volvamos brevemente nuestras miradas veinte años atrás. Corría el año 1959. Ya habían pasado más de diez años desde que la mayoría de los croatas —protagonistas del gran éxodo croata como consecuencia de la pérdida de la independencia nacional al terminar la Segunda guerra mundial— se habían establecido en los distintos países del mundo libre, que les ofreció trabajo y seguridad nacional y social. Este mundo de países libres, en los cuales muchos exiliados ya habían encontrado su segunda patria, estaba dispuesto a escuchar las graves quejas de sus nuevos conciudadanos respecto al implacable destino de su vieja patria y más aún a prestar atención a los justificados reclamos para un futuro más justo para ella.

Pero este mundo libre también fue y sigue siendo expuesto a veces por mera conveniencia política a absorber y hasta a creer las tergiversaciones difundidas a diario por las múltiples vías y medios de la propaganda oficial del gobierno comunista yugoslavo al igual que de los gobiernos afines del Sureste europeo.

Sin embargo, es este mundo libre él que nos brinda la libertad de oponer el desafío a los opresores comunistas en Croacia mediante la libertad de palabra y prensa.

Durante los primeros diez años de la posguerra, que se denominan como período de "Guerra fria" en la política internacional, los croatas en la República Argentina, y en otras partes del mundo libre, llevaban en su actividad política una vida cerrada o sea, dirigida casi exclusivamente hacia si mismos. La época de la "guerra fria" engendró la esperanza de convertirse en "caliente" y por ende se esperaba hallar una solución capaz de asegurar los valores occidentales constantemente preconizados: libertad individual y autodeterminación nacional, para todo el mundo y, por lo tanto, también para el pueblo croata.

Sin embargo, éstas siempre vagas pero forzosamente únicas esperanzas emperazon a disiparse con la paulatina transformación de la política de "guerra fria" en política de "coexistencia pacífica" entre los dos mundos: el occidental democrático y el oriental comunista. Más aún, Yugoslavia logró emanciparse del "bloque soviético", sin romper con él completamente, primero mediante su expulsión del Comintern en junio de 1948 y luego mediante la poderosa participación en la organización del "bloque de países no alineados", atrincherándose así detrás de la política pacifista del Tercer Mundo. Bregar por la paz mundial y al mismo tiempo por la propia seguridad era la única razón de Yugoslavia para su participación en este conglomerádo cie países sin ideología y política común.

La paz mundial y el sistema policial rígido e implacable fueron y siguen siendo los únicos guardianes de la unión de Yugoslavia como Estado multinacional contra las tendencias centrifugas de la mayoría de las naciones que la componen. Pues, los pueblos de la Yugoslavia comunista no tienen historia común, si descartamos los cuatro años de la llamada "guerra de liberación nacional de Yugoslavia" y veinticinco años de la historia reflejada en la vida personal y política de su ex presidente vitalicio, el mariscal Josip Broz-Tito.

Ese Estado tiene tan sólo un presente precario y ningún futuro en el sentido común de la palabra, puesto que debido a su posición y ubicación geopolítica depende completamente del equilibrio que en esa zona divisoria entre el Oriente y el Occidente mantienen, o toleran, las dos superpotencias del mundo: los Estados Unidos de América y la Unión Soviética, y ello desde la terminación de la última contienda mundial.

Conscientes de tal estado de cosas y tomando en cuenta otros factores determinantes del "status quo" en los Balcanes y por ende en Croacia, el grupo mencionado decidió cambiar la actividad política dirigida a los croatas por la actividad de apertura hacía el mundo que nos rodea, que debe conocernos como pueblo, como nación con sus derechos naturales basados en nuestra larga historia en la órbita de la cultura occidental europea. Para lograr este objetivo el medio más idóneo nos pareció la publicación de una revista con periodicidad trimestral o semestral dedicada a estudios políticos y culturales.

Ello fue posible gracias a varias circunstancias favorables: participación de algunos periodistas croatas de larga experiencia, solución de problemas financieros a cargo de dos participantes del grupo y el abnegado apoyo y dedicación de los restantes.

Así pues, como dije inicialmente, salió a fines del año 1960 el primer número de la revista STUDIA CROATICA que se presentó al público lector con las siguientes pa-labras:

"La presente publicación está destinada a la opinión pública de los países ibero-americanos, particularmente a quienes por su vocación o función tienen interés por el estudio de la situación imperante en la Europa Central y del Sur, zonas sometidas actualmente a la presión comunista. Es, esta publicación, auténtica expresión de los exiliados croatas, entre los que se cuentan no pocos intelectuales, víctimas de la persecución comunista. Impulsa a los iniciadores el deseo de informar al mundo libre sobre el acervo histórico-cultural de su vieja patria, sobre sus sufrimientos, los acontecimientos y la lucha que sobrelleva por la libertad y la independencia. Los mueve, a la par, el agradecimiento hacía las repúblicas americanas, en las que encontraron una nueva patria hospitalaria, lo que retribuyen comunicándoles sus experiencias con el comunismo, que hoy en día constituye el enemigo común en todo el mundo libre. Es posible ofrecer una resistencia exitosa en la defensa de las libertades individuales y nacionales y de la dignidad humana, contra la opresión comunista, única-mente si se conocen a fondo sus tácticas y sus fines".

Los Estatutos del Instituto Croata Latinoamericano de Cultura a su vez en su Artículo 2. definen sus fines de la siguiente manera:

"El objetivo de este Instituto es la difusión en la América Latina de la cultura croata en general e información sobre la realidad actual política, cultural y social de la nación croata en particular, como asimismo el estudio de los vínculos pasados y presentes entre los croatas y las naciones latinoamericanas, especialmente en lo que atañe a la República Argentina".

Ahora bien, habiéndo citado los objetivos formulados y fijados en aquel entonces cabe preguntar que es lo qué se realizó y de qué manera lo hemos realizado en el transcurso de estos veinte años?

En primer lugar me ocuparé de la revista STUDIA CROATICA por ser ella el objetivo y la tarea principal del Instituto Croata Latinoamericano de Cultura.

Los 77 números, aparecidos hasta el presente (35 volúmenes), totalizan unas cinco mil páginas en las cuales, además de los temas de carácter general, tratamos materias específicas croatas como ser: geografía, problemas etnográfico-sociológicos, historia y política croata, idioma croata y problemas lingüisticos, literatura y el arte croata, problemas religioso-eclesiásticos del pueblo croata, cultura croata en general, problemas económicos — naturalmente dentro de la política económica comunista yugoslava.

Los documentos publicados a lo largo de estos veinte años quedarán como testimonio perdurable de lo que acontecía en nuestra patria en lo político, cultural y económico bajo el régimen comunista yugoslavo como así también nuestras críticas, pro-testas y demás reacciones al mismo.

Desde el comienzo de nuestra labor y a lo largo de la misma pudimos contar con el apoyo y la colaboración no solo de colaboradores croatas de otras partes del mundo libre, sino también con la de los escritores, políticos, críticos y periodistas argentinos como Raúl Oscar Abdala, Narciso Carmona Binayán. Romualdo Brughetti, Martín Aberg Cobb, Adolfo Ruiz Diaz, Alejandro Dussaut, Alberto Carlos Erro, Augusto Eduardo García, Rodolfo N. Luque, José León Pagano, Julio Payró y otros, por lo cual les brindamos en esta oportunidad nuestra más sincera gratitud aunque para algunos de ellos ya post mortem.

También con sincero agradecimiento recordamos el inapreciable apoyo brindado por los señores Dr. Augusto Eduardo Garcia, ex Presidente del Consejo de la Organización de los Estados Americanos, presidente del Movimiento Argentino contra el comunismo y del Instituto Argentino de Defensa Jurídica de Occidente, Dr. Manuel V. Ordođez, presidente de la Asociación Argentina de Amigos de la Asamblea de las Naciones Cautivas Europeas, y Dr. Jorge Walter Perkins, presidente de la Asociación Argentina en pro de la Autodeterminación de los Pueblos, por haber aceptado auspiciar la presentación del libro "La Tragedia de Bleiburg — Documentos sobre las matanzas en masa de los croatas en Yugoslavia comunista en 1945", efectuada el 5 de diciembre de 1963 en esta Capital.

Es ésta la publicación más importante de la primera década de nuestra actividad periodistica que apareció como edición especial de la revista en forma de libro con prefacio del Dr. Augusto Eduardo García.

De un total de casi 400 páginas, más de 100 páginas son documentos y testimonios sobre las masacres de alrededor de 300.000 personas civiles y militares croatas y muchos miles de eslovenos, servios y montenegrinos, cometidas por los partizanos yugoslavos por orden del Partido comunista yugoslavo encabezado por Josip Broz Tito al terminar la guerra. Unas 60 páginas del libro son extensos resúmenes en castellano, alemán, francés, inglés y croata, facilitando así al lector respectivo una mejor orientación y manejo del libro. En la Introducción el Instituto Croata Latino-americano de Cultura define con las siguientes palabras su origen:

"Afanosos de que los pueblos latinoamericanos conozcan cabalmente el carácter liberticida del comunismo internacional, los editores y colaboradores de STUDIA CROATICA estimaron, que era su deber esclarecer a fondo y en forma documenta-da uno de los trágicos capítulos de la historia contemporánea croata, muy poco conocida en el exterior: las masacres en masa perpetradas por los comunistas yugoslavos a fines de la pasada guerra e inmediatamente después, comparables con los crímenes más horrendos contra la humanidad de todos los tiempos".

Sin embargo, "a causa de la lamentable situación internacional imperante", hasta ahora no prosperaron, y quien sabe si alguna vez prosperarán, las iniciativas "para que una comisión especial determine la responsabilidad por la extradición en masa de los patriotas procedentes de la Europa Centro-oriental, efectuada por funcionarios militares y civiles aliados, a los gobiernos comunistas que ordenaron la masacre colectiva de los repatriados." Al igual que el KATYN polaco con 10.000 víctimas, la Tragedia de Bleiburg del pueblo croata, el SUPER-KATYN croata, con 300.000 víctimas, sigue siendo silenciada por conveniencia de la política internacional. Mientras tanto, a este primer testimonio documentado sobre el katynismo yugoslavo —expresión sinónima al exterminio en masa— se suman otras publicaciones de igual tenor —en inglés y croata— como advertencia a todo el mundo de que sobre las fosas del katynismo yugoslavo jamás podrá erigirse un duradero Estado yugoslavo aceptado por los croatas.

Asimismo, consciente de la incuestionable importancia de Bosnia y Herzegovina en la historia del pueblo croata y de su trascendencia para el futuro de la nación croata, el Instituto ha decidido publicar otra edición especial de la revista STUDIA CROATICA con motivo del cincuentenario del atentado de Sarajevo y del quinto centenario de la caída de Bosnia bajo el dominio turco (1463). Así pues se publicó en 1965 una edición especial también en forma de libro con el título "Bosnia y Herzegovina — Aportes al esclarecimiento del origen de la Primera Guerra Mundial."

Se trata de un compendio de 330 páginas en las que —sin desmero de otros aportes—cabe mencionar especialmente el estudio del historiador croata y socio de honor de nuestro Instituto, profesor Dr. fray Dominik Mandić, intitulado "Bosnia y Herzegovina provincias croatas" y el estudio del periodista tragicamente desaparecido en 1971 y primer Director de la revista STUDIA CROATICA, Ivo Bogdan, intitulado "La cuestión de Bosnia y la Primera Guerra Mundial".

No quisiera extenderme demasiado sobre la tercera y hasta ahora última edición especial del Instituto Croata Latinoamericano de Cultura. Me refiero al libro "Croacia y su destino", con el prólogo magistral de Raúl Oscar Abdala publicado a fines de 1977. Sin embargo, desearía mencionar en esta oportunidad, que la idea de un compendio conciso y de tamaño reducido sobre la historia, cultura, ciencia y economía croata en idioma castellano estaba latente entre nosotros desde el primer día. Su realización se iba postergando debido a otras múltiples tareas y actividades del Instituto. No debemos olvidar que el Instituto desde su fundación y hasta el presente participó además en muchas actividades de la. colectividad croata tanto a nivel mundial como local y en varias oportunidades organizó conferencias de prensa o participó en ellas. Recordemos que ya en el año 1962 el Instituto participó activamente en la organización del primer Congreso Croata en Nueva York y que desde el año 1975 participa activamente en el Consejo Nacional Croata con sede en Nueva York. Tampoco debemos olvidar nuestro apoyo moral y material a los protagonistas de la "Primavera Croata" brúscamente suprimida en 1971, en Karageorgevo, por decisión de Josip Broz-Tito, lo que le valió la desaprobación y reprobación de todo el mundo libre. Los respectivos écos de la prensa mundial fueron resumidos y comentados por el Instituto en un opúsculo con el título "Croacia y la actual crisis de Yugoslavia".

A propósito de estas dos últimas publicaciones, y sin intención de menguar los méritos de las demás, corresponde reconocer el papel predominante del Director de la re-vista STUDIA CROATICA, Dr. Francisco Nevistić, no sólo como redactor, sino como autor de muchos capítulos del libro, y de todo el comentario del ya mencionado opúsculo. Cabe destacar aquí que a ambos directores, el fallecido Ivo Bogdan y al actual Dr. Francisco Nevistić les tocó la carga principal y por ende les corresponde el mérito.

Finalmente y como ejemplo de los trabajos de investigación histórica llevados a cabo en los distintos campos, mencionemos la labor del Instituto en la búsqueda de testimonios sobre el tratamiento de los aviadores aliados por parte de las autoridades del Estado Independiente de Croacia durante la Segunda guerra mundial, iniciativa y material que ayudó al joven investigador de história norteamericano, Michael McAdams, a publicar en enero de 1980 un libro bajo el título "Allied Prisoners of War in Croatia 1941-1945" (Los prisioneros de guerra aliados en Croacia 1941-1945), refutando las infundadas calumnias y tergiversaciones de la propaganda comunista yugoslava.

Todo esto que consideré digno de mención, si es que representa algo valioso y duradero, fue posible gracias a la libertad de expresión y de prensa que gozamos en este país, gracias a la colaboración de los argentinos, de los chilenos, venezolanos, españoles etc. y, por supuesto, de nuestros conacionales croatas.

Durante este largo camino muchos de ellos nos han abandonado para siempre: argentinos y croatas. Nuestro pequeño círculo interno se vió reducido por la desaparición, siempre prematura, de Srećko Karaman, escritor y poeta, Ivo Bogdan, escritor y periodista y primer director de STUDIA CROATICA Dr. Mateo Luketa, sacerdote y etnólogo, profesor Dr. fray Bonifacio Perović, sociólogo y filósofo. De nuestro círculo externo, o sea de los socios y colaboradores fuera de la República Argentina fallecieron prof. Dr. Dinko A.Tomašić, sociólogo, prof. Stjepan Ratković, geógrafo, prof. Dr. fray Dominik Mandić, historiador, prof. Dusan Zanko, filósofo, para nombrar tan sólo algunos, cuya colaboración y valiosos aportes reflejan páginas de la revista STUDIA CROATICA.

A todos ellos, argentinos y croatas, recordamos con gratitud y afecto.

Y, para concluir, intentemos —como dije inicialmente— una somera evaluación de lo realizado. Sin temor de caer en autoelogio, podemos afirmar con toda certeza que con este trabajo periodistico durante los veinte años transcurridos, hemos ganado, en primer lugar, muchos amigos personales conocedores del pueblo croata y de su lucha por su independencia nacional y soberanía estatal, tanto en el ambiente local, como en el internacional. Nuestras publicaciones que se reciben en las más impor tantes bibliotecas públicas y academias e institutos y universidades del mundo occidental y oriental, que se envían a los ministerios de relaciones exteriores de muchos países, a las embajadas extranjeras en esta capital, y a distinguidas personalidades de la política, cultura y economía del ámbito internacional — están al alcance de aquellos que de una u otra manera puedan necesitar información no oficial u ofisiosa. Tenemos pruebas de que tanto STUDIA CROATICA como las demás publicaciones nuestras han sido fuente de información y referencia para varios libros en los distintos países, lo que testimonia una vez más la universalidad del idioma castellano.

Los continuos pedidos de suscripción de todas partes del mundo corroboran el permanente interés en nuestra revista.

¿Pero hasta cuándo podrá seguir trabajando este grupo en esta institución? — se impone la ominosa pregunta, pues todo lo humano está sujeto a limitaciones naturales. Pues, como dice Jean Monnet, padre de la Comunidad Europea, en sus Memorias: "Ríen n'est possible sans les hommes, rien n'est durable sans les institutions" (Nada es posible sin hombres, nada es duradero sin instituciones). Aún tenemos hombres para hacer funcionar nuestra institución — esperemos que por muchos años más, a fin de completar lo planeado y aún no cumplido. Nosotros, empero, pertenecemos a la generación que se encuentra arraigada en "nuestro tiempo", o sea la vida y experiencia de los últimos cuarenta o cincuenta años. Nuevos tiempos requieren ineludiblemente nuevos métodos de acción, acorde con las necesidades y situaciones actuales y futuras en el mundo. Es por ello que somos seguidos por la nueva generación de croatas: argentinos croatas, o argentinos de origen croata. A ellos les incumbe buscar y aplicar nuevas formas de información sobre Croacia y los croatas, quizás a través de distintas sociedades argentinas de amigos de Croacia, para apoyar así los empeños conducentes a nuestra única meta: la independencia y soberanía de la nación croata.

Por nuestra parte, señoras y señores, transitaremos por las mismas sendas en persecución de los objetivos inicialmente fijados, con la ayuda de Dios y el apoyo de todos Ustedes. Muchas Gracias.

Acto seguido fue concedida la palabra al profesor señor Raúl Oscar Abdala, escritor y estudioso, ensayista y comentarista, quien a su vez dijo:

Hace alrededor de cinco años, un mediodía al volver a casa me llamó la atención, entre la correspondencia recibida, una revista de extraño título. En la tapa, de un suave crema-verdoso, se destacaban, en grandes caracteres blancos, las dos palabras del nombre: "STUDIA CROATICA" debajo de un escudo ajedrezado en cuadritos blancos y rojos. En la parte inferior, aparecía un mapa trazado con líneas blancas. La presentación gráfica, si no ostentosa, denotaba buen gusto, sentido del equilibrio: desde el punto de vista estrictamente material, la revista respiraba dignidad. Y como según ustedes saben muy bien, las cosas suelen penetrar en el espíritu antes por los ojos que por la ruta mental, debo decirles que aquella revista de extraño título se ganó de primera intención mi simpatía. Esto, a tal punto, que abandonando transitoriamente mi costumbre de reservar para más tarde, a veces para muchos días después, la inspección de ciertas publicaciones recién recibidas, de inmediato hice objeto a "Studia Croática" de una ojeada de reconocimiento. Bueno, amigos: les confieso que recibí una impresión resueltamente grata. Yo diría, para ser más exacto, grata y compleja al mismo tiempo, porque en esa impresión se mezclaban el trasunto de una buena calidad literaria —cosa infrecuente en voceros de instituciones—, la revelación de un mundo para mí hasta ese momento muy poco conocido como era el de los croatas, y por supuesto, la venturosa comprobación de que ese mundo, con el que yo acababa de mantener un contacto primerizo, estaba indisolublemente comprometido con una profesión de fe antitotalitaria. "Studia Croatica" y yo empezamos a ser amigos...

Recuerdo que ese mismo día despaché rápidamente la lectura de los artículos que por una u otra razón se me aparecían como más atractivos o provechosos. Pero también hice algo más, empujado por el deber moral: redacté el borrador de una carta a dirigir al Instituto Croata-Latinoamericano de Cultura, que un par de días después despaché junto con una colaboración firmada por mí.

Muy poco tiempo después recibí, con una conceptuosa nota del Instituto suscripta por el doctor Nevistić y el señor Rakovac, algunos ejemplares atrasados, a los que se fueron sumando los de edición posterior. Todo eso no hizo más que confirmar, profundizándola, aquella primera impresión favorable de que acabo de hablarles.

Hice luego más atentas lecturas del material, integrado por informaciones y datos serviciales, y por escritos medulosos, algunos de alto vuelo literario, sociológico y filosófico; y esas lecturas depositaron en mí la convicción de que "Studia Croática", tan decorosamente presentada y bien escrita, a todas luces tan excelentemente intencionada, representaba, con auténtico señorío, en esta parte del continente, las vivas inquietudes y los nobles impulsos espirituales de un pueblo tan inteligente como sensitivo, que con toda razón y todo derecho aspira a constituirse en calidad de nación independiente. Y que —agreguemos— sustenta tal aspiración con absoluta limpieza, sin identificarla con un patrioterismo barullero impregnado de racismo y xenofobia, patrioterismo que es, señores, la forma patológica del nacionalismo.

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Amigos: si existe una causa que merezca el calificativo de justa, es ésta por la que luchan, con tanto tesón como ardor, los croatas de Croacia y los croatas de la emigración. Según me parece ver, no se trata de un simple escozor del alma, de una agitación superficial de ánimos sugestionables que hoy quieren una cosa y mañana otra, sino de algo muy superior, y por eso más respetable y atendible: de lo que se trata es de que un pueblo que se siente dueño de una personalidad vigorosamente recortada, pretende, con todas las potencias de su espíritu y el empuje de una voluntad indomeñable, vivir de hecho y de derecho con arreglo a sus propias decisiones. Es que hay de por medio nada menos que el cumplimiento de un destino nacional, que si bien está claramente vislumbrado por los croatas desde más de mil años a la fecha, factores de diferente naturaleza vienen retrasando a través de las generaciones. Y éste retraso no ocasiona sólo la desgracia del propio pueblo croata —que se ve cruel-mente limitado en sus anhelos de vida independiente —sino también la del mundo de Occidente, herido en uno de sus miembros. Porque los croatas, amigos, integran ese mundo con la legitimidad que les acuerda una estrecha comunión de principios substanciales, una comunión en el sentir y el pensar, o lo que es lo mismo, en el estilo de vida. Y a la prueba me remito: los croatas sustentan, con plenitud y orgullo, la fe religiosa común a las colectividades de Occidente, y están animados por idéntico afán de libertad y democracia, por el mismo sentido activista y misionero, y, en fin, por igual idea acerca del carácter sagrado de los fueros individuales. Piensen ustedes que éste principio de la entidad individual como algo sagrado es el eje de la sublime doctrina de Jesús y el fundamento inconmovible de la filosofía liberal. Asi, en este orden de cosas, podemos afirmar que respecto de los croatas todo nos une y nada nos separa. Ellos son de los nuestros, como los franceses y los ingleses, como los italianos y los alemanes, como lo son los americanos del Norte, del Centro y del Sur que no han desertado de su luminosa tradición de dos mil años, y que se sienten orgullosos de su herencia greco-romana y cristiana.

Por esta razón, a ningún occidental —y por supuesto, a ningún argentinos —puede ser indiferente la existencia del pueblo croata y la lucha corajuda, tenaz, que ese pueblo tiene empeñada desde viejos tiempos por su incorporación definitiva al concierto de naciones soberanas.

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Y es aqui, precisamente, donde resalta la importancia difícilmente disimulable de la revista "Studia Croatica", cuyo vigésimo aniversario festejamos hoy. Croacia es, en la actualidad, y no por decisión de los croatas, desde luego, sino por obra de factores ajenos, comarca de un país llamado Yugoslavia, que es una reunión de razas y creencias y casi casi una Babel de idiomas. Tradicionalmente, los latinoamericanos la hemos ignorado, ocupada nuestra atención en problemas de entrecasa y orientados, por lo común, hacia otros puntos de la rosa de los vientos mundial. Pero ésto significa que ignorando las cáracterísticas de esa comunidad viril y gallarda —una comunidad, señores, que ha vertido su sangre, a lo largo de su historia, en ardiente defensa de su ser—, nos manteníamos a oscuras sobre las circunstancias realmente dramáticas a que ella se encuentra haciendo frente. Con ésto quiero sugerir a ustedes que los hombres de América Latina estábamos .en la imposibilidad de influir, si-quiera con nuestra solidaridad y nuestra simpatía, para que alguna vez el pueblo croata cristalice los magnos objetivos por los que lucha. Y bien: desde la aparición de "Studia Croatica", los latinoamericanos de determinados ámbitos políticos y culturales, sabemos bastante bien a que atenernos acerca de Croacia. Al menos esta es la experiencia que yo he recogido. No hay más que dar un vistazo a la colección de éste órgano publicitario, para advertir hasta qué punto y en qué amplia medida él contribuye a ese saber nuestro acerca de la hermosa tierra croata y sus gentes.

Puede decirse que toda la vida del pueblo croata —sus hazañas a través de las centurias; sus acontecimientos políticos más subrayables; las creaciones de su inspiración; sus expectativas de más acendrada nobleza; y, por supuesto, el pensamiento y la acción de algunas de sus figuras más representativas y egregias —se halla reflejada en las páginas de "Studia Croática" mediante noticias históricas, reverenciales apologías, documentos y exposiciones críticas revestidas de un valor incuestionable, muy especialmente para aquellos que pertenecen a ámbitos raciales en cierto modo distantes de aquel en que nacieron y se mueven los croatas.

De esta manera, a través de la sección titulada "Problemas de Cultura", los lectores latinoamericanos concretamos una ilustrativa toma de contacto con la literatura, la poesía y el arte de esta nación sufrida, de este pueblo que es nación de hecho pero aún no de derecho. Nos enteramos, para poner algunos pocos ejemplos, de los origines y características de la corriente artística a que dieron lugar los llamados "pinto-res ingenuos"; de la trayectoria de personalidades señeras en diversas actividades de la cultura, como el ingeniero Horvat, que ejerciera el rectorado de la Universidad de Zagreb; el escritor Dinko Tomasić —"un fiel patriota croata", como lo califica el señor Ante Kadić en un interesante artículo—; del músico Lovro Matacić; de poetas como Ivo Lendić; de Julio Klovic o Clovio, el delicado miniaturista que floreció en el siglo XVI, y acerca del cual "Studia Croatica" suministró valiosas precisiones. También supimos de determinados detalles relativos a la traducción al croata de nuestro máximo poema nacional, el "Martín Fierro", una verdadera proeza ejecutada hace pocos años por el señor Pero Tutavac; y, para no hacer demasiado extensa esta enumeración, nos hemos enterado de la inmigración croata en el sur de Chile, asi como de algunas de las más sobresalientes expresiones literarias registradas en ese activo núcleo humano.

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Deseo hacer especial referencia, en primer término, a los artículos e informaciones donde se da cuenta de la situación general de Yugoslavia y, por supuesto, de las peripecias por las que atraviesa Croacia bajo la agobiante dictadura comunista, una de las más sombrías, con las que ha tenido que habérselas en más de un milenio. Y digo que es una de las más sombrías, acaso no tanto por su manifiesta brutalidad, como porque en su morboso celo centralista, el comunismo implantado en Yugoslavia es un enemigo declarado de las nacionalidades. Y lo es en la misma medida que el comunismo del Kremlin, que desde la consolidación de la feroz autocracia stalinista viene ejercitando una calculada política de asfixia de culturas tan vigorosamente perfiladas como la ucrania y la armenia. Y bien: acerca de este aspecto, "Studia Croatica" suministra datos extraídos de muy buena fuente. Que mantienen al lector al tanto de los diversos medios de que se vale el nefasto régimen comunista para satisfacer su terco empeño de ahogar las libertades esenciales.

De ahogar libertades y de reprimir a toda costa los fuertes anhelos de independencia que calientan el corazón de la comunidad croata, a la que los déspotas del gobierno central saben dueña de un carácter y una sensibilidad diametralmente opuestos al ateísmo y a la filosofía materialista. En esta parte de su labor esclarecedora, "Studia Croatica" no se conforma con denunciar las extralimitaciones de aquel sistema de violencia y oprobio, sino que pone al sistema mismo bajo su hurgador microscopio a fin de analizarlo en su íntima textura, en sus supuestos folosóficos, políticos y económicos. Es asi como a esta revista tan diligente le debemos detenidos estudios sobre la situación política interna de Yugoslavia —de la cual muchas veces los diarios locales no se hacen eco o simplemente no se muestran sabedores—, o sobre el fugaz influjo ejercido hace unos años por los teóricos del marxismo yugoslavo en el régimen dictatorial del Perú, o sobre el discutido sistema de autogestión —un sistema cazabobos—, que según ustedes recordarán, tanto interés despertó en su hora, en los medios izquierdistas de to-do el mundo, deseosos de contar con un nuevo tipo de organización económica con suficiente solvencia para salvar al bolveviquismo de su creciente desprestigio.

Pero las denuncias y análisis a que me refiero, están complementados por artículos en que se examinan las singulares relaciones de Yugoslavia con la poderosa central moscovita y el influjo que los acontecimientos políticos sobrevenidos a partir de la terminación de la segunda guerra mundial ejercieron y ejercen todavía en el mantenimiento del ordenamiento marxista fundado por Tito. La consideración que esta revista hace de los problemas croatas y yugoslavos es, como podemos compro-bar, profunda y múltiple, y puede afirmarse que no deja cabos sueltos. Yo definiría a esta empresa como un servicio periodistico que, además de honesto, se encuentra animado por un ideal que el paso del tiempo no marchita.

La segunda referencia especial que deseo hacer ante ustedes, es acerca de los números extraordinarios lanzados por la infatigable dirección de "Studia Croatica". Son dos ediciones que han demandado un verdadero esfuerzo, detrás del cual se me ha ocurrido vislumbrar la presencia de algún generoso y patriótico Mecenas. Ambas me parecen excelentes desde todo punto de vista, sin exceptuar el de su pulcra presentación. Una de estas ediciones está consagrada a la tragedia de Bleiburg —que costó la vida de millares de Croatas —y la otra a Bosnia y Herzegovina. Dos revistas-libro de más de 300 páginas cada una, que obran como ilevantables testimonios para el esclarecimiento de lo que es el comunismo establecido por Tito y, asimismo, para el conocimiento a fondo de los episodios que fueron el detonante de la primera guerra mundial. Los dos trabajos están realizados con un orden, una prolijidad y una responsabilidad profesional que no vacilo en calificar de ejemplares. Todo aquel que se sienta curioso por conocer los respectivos temas allí desarrollados, será ganado, sin duda, por la evidencia de que el tratamiento es tan veraz y profundo como exhaustivo.

Debo hacer mención aparte de "Croacia y su Destino", que si bien constituye una edición de la revista "Studia Croática", es no ya una revista-libro, sino un libro con todas las de la ley. En esta obra —de la cual tuve el honor de haber redactado el prólogo—, están contemplados todos los aspectos de la vida de Croacia, desde el lejano período de los duques y reyes de la dinastía nacional. Hay allí historia, geografía, sociología, cultura literaria y artística, filosofía, economía y geopolítica, todo ello abordado con profundo conocimiento y elogiable claridad por un brillante elenco de colaboradores. Es un libro-simposio de incalculable valor para interiorizarse de la fascinante aventura vital de la vieja comunidad croata, y para simpatizar con ella.

***

Señores: Los argentinos debemos sentirnos satisfechos y honrados por que nuestra ciudad capital sea el asiento de esta revista modelo en su género, cuya misión abarca el vasto radio de Latinoamérica. Digo que debemos sentirnos honrados y satisfechos, no por mero prurito nacionalista, sino más bien porque entre la condición argentina y la valiente prédica de "Studia Croatica", existe un fuerte lazo de parentesco, una similitud que ante los ojos de cualquiera que sepa ver, expone una relación fraternal, es decir, en un nivel profundo, entre la emigración croata y nosotros.

En efecto: los argentinos hemos nacido al goce de la soberanía nacional, como fruto de una revolución que se propuso no únicamente independizarnos, sino también hacer de cada habitante un individuo libre. Por esta razón simpatizamos de to-do corazón, con toda el alma, con aquellos movimientos que, junto con la autodeterminación en el orden nacional, reconocen como meta la estructuración de un or-den institucional a cuyo amparo el individuo se encuentre en condiciones óptimas de saberse y sentirse libre, libre para ser el trazador de su propia ruta, para proclamar a la luz pública sus verdades, para construir su futuro y, en fin, para adorar a Dios según su pensamiento y su sentir.

Precisamente ésto es lo que, según me parece, constituye el móvil de los croatas que tan empeñosamente vienen luchando por su independencia. Ellos desean cristalizar de una vez su ideal de vida independiente no sólo para sacudir el yugo de un Belgrado que pretende arrasar la individualidad de un pueblo altivo, sino también para formar una nación cuyas bases institucionales, jurídicas, aseguren ese pleno desenvolvimiento de cada vida individual que, si nos fijamos bien, constituye la médula de la religión cristiana.

Asi, pues, que mis palabras en el acto de esta tarde, oficien a un mismo tiempo como prueba de una profunda solidaridad con la causa de los croatas libres, y como la formulación de un deseo y un vaticinio: que la celebración del vigésimo cumpleaños de "Studia Croatica" coincida con el comienzo de una etapa enderezada al logro de la ansiada y merecida independencia.

Después de haber dado lectura a varios telegramas y sendas cartas de felicitación de la ocasión, el Dr. M. Blažeković dió por finalizada la parte oficial de la reunión, invitando a los presentes de tomar parte en el vino de honor.

 

Redaccion

 

 

"STUDIA CROATICA" CUMPLE 20 AÑOS DE EXISTENCIA

 

Dicha revista con el presente volumen celebra 20 años de vida. En el Art. 3 de los estatutos del Instituto Croata Latinoamericano de Cultura, que la patrocina, se dice también:

... fomentará, patrocinará y publicará folletos, revistas, libros ... ". Unas 15.000 páginas de la revista confirman la seriedad de los hombres que se decidieron por esta ardua tarea. Innumerables son sacrificios materiales, morales e intelectuales que fueron aportados para tal fin. Concientes de muchas debilidades propias, no bostante nuestra conciencia es tranquila. Hemos cumplido con nuestro deber. Los libros "Tragedia de Bleiburg ", "Bosnia y Herzegovina", "Croacia y la actual crisis de Yugoslavia" y "Croacia y su destino" han encontrado un eco favorable en el mundo libre. Sin pompa exterior alguna, continuaremos trabajando, pues nuestra obligación, de carácter kantiano, y nuestro amor por la libertad del hombre y de nuestra patria están por el encima de conjeturas y situaciones momentaneas. Creemos en el constante progreso de la humanidad, donde un día habrá más derecho, más justicia, más fraternidad y más amor entre los hombres y los pueblos. Aportar un grano para tal ideal engendra satisfacción. Suponemos tener derecho a esta satisfacción. Eso nos basta a pesar de todos obstáculos y contrariedades con que nos enfrentamos.

!Agradecemos a todos los colaboradores y amigos que nos ayudaron y siguen ayudando!

 

 

 

Redacción, El vigésimo aniversario de la fundación del Instituto Croata Latinoamericano de Cultura y de la revista "Studia Croatica" (Discursos del dr. Milan Blazekovic y sr. Raúl Oscar Abdala), Volumen 78-79, año 1980, página 142-154.